Yugi ingreso en la cámara dorada en donde estaba escrito de Atem en jeroglíficos, se paro en el centro de aquel lugar, tomo aire profundamente y estaba a punto de gritarle al faraón que iba hacer padre, cuando se escucho una voz poderosa lo detuvo.
- Detente- dice una voz desconocida pero confiable.
- ¿Quién eres? Y ¿Por qué quieres que me detenga?- pregunta el ojivioleta mas asustado que preocupado por aquella voz.
- Soy Ra y te eh detenido por que antes que le digas aquella novedad a mi hijo Atem debes cumplir una misión- dice el dios del sol con tono autoritario.
- ¿Cuál?- pregunta el tricolor confundido.
- Deberás viajar al antiguo Egipto, en donde cambiaras de cuerpo que tiene por el de una princesa que logre enamorar al faraón o sea que él se te declare y te pida matrimonio, el cual aceptaras y en la noche de bodas, antes de que intimiden, le dirás toda la verdad e incluso le podrás contar sobre el bebe que llevas en tu vientre ¿Alguna duda?
- Si, dos ¿Cómo podre convertirme en una princesa? Y ¿Cómo podre llegar al antiguo Egipto?
- Pues abre ese cofre- Yugi lo abre a la vez que se percata que dentro de este, ahí un collar de perlas de oro y justo en la parte del centro tiene la forma de un dragón- ahora ponte esa joya y piensa fuertemente en ser una chica
El pequeño tricolor, tomo aquel collar, se lo puso en el cuello, cerró sus ojos y pensó con todas sus fuerzas ser una chica. En ese ínstate la joya brillo con una intensidad que toda aquella cámara se ilumino por completo por unos segundos hasta que termino aquel brillo, regresando a todo a lo normalidad menos a Yugi.
Antes que el ojivioleta pudiera abrir sus ojos, es transportado por los poderes de Ra al antiguo Egipto, apareciendo justo en frente del rio Nilo. El pequeño tricolor aun con sus ojos cerrados siente una tibia brisa que no había sentido ante lo que provoco que abriera sus ojos dándose cuenta que ya no estaba en la cámara sino en el desierto y no solo eso sino que también se sorprende al verse reflejado en el rio dado que ya no era el mismo.
Sus cabellos puntiagudos ahora eran lisos, cayendo de sus hombros hasta media espalda, su piel paso de ser blanca a morena y sus ojos cambiaron de violetas a rojos claro. Su vestimenta era un vestido de seda blanco, este comenzaba en los hombros con forma de tirantes los cuales que llevaban hasta un poco más arriba del pecho dándole paso a un escote en v, el cual iba por delante y por detrás, lo cual permitía mostrar la línea de los senos y un poco la línea de la espalda. Después de aquel el escote, el vestido seguía largo hasta los tobillos que permitía cubrir la parte frontal y la de atrás, excepto las laterales dado que al comenzar el muslo el vestido tenía un corte en forma de triangulo que comenzaba en ambos muslos hasta los pies.
(Nota: quise describir lo mejor posible el vestido, pero si no se entiende aquí les dejo una imagen para que vean como es https://scontent-a-mia.xx.fbcdn.net/hphotos-prn2/t1/1780629_610520105688359_677547274_n.png )
Además en su cabeza llevaba una tiara de oro que era igual a la de Atem solo que al medio no estaba el ojo de horus sino una estrella de color esmeralda, en sus orejas llevaba puestos dos aros de oro en forma de soles, en su cuello el collar que le paso Ra y en sus brazos y piernas brazaletes de oro.
Después que Yugi saliera de su transe de sorpresa, se encamino al pueblo, al llegar este caminaba tranquilamente mirando todo a su alrededor hasta que sin querer una chica loca que venía corriendo lo choco de un solo golpe que hizo que ambos cayeran al suelo.
- ¿Se encuentra bien alteza?- pregunta la chica preocupada a la vez que le da mano para levantarse, la cual el tricolor toma para pararse del suelo.
- Si y ¿Cómo sabe que soy de la realeza?- cuestiona Yugi con curiosidad.
- Por su tiara y permítame presentarme mi nombre es Mana- responde la morena con una sonrisa llena de emoción.
- Mucho gusto Mana, mi nombre es Yuki
- El gusto es todo mío
- Disculpa ¿Sabes cómo llegar al castillo del faraón?- pregunta el ojivioleta con un toque de arto interés.
- Claro que si, de hecho vivo allí- responde Mana con alegría.
- ¿Podrías llevarme?- cuestiona el tricolor con algo ansiedad pero lo disimula muy bien con una sonrisa.
- Si, sígame
Antes de irse al castillo, Mana aprovecho de darle un tour por todo al pueblo a Yugi hasta que por fin llegaron al palacio real en donde la aprendiz de hechicera le dio otro recorrido guiado por todo el castillo hasta que llegaron a la sala del trono, en donde tocaron antes de entrar después de escuchar el típico pase, amabas entraron e hicieron reverencia ante el faraón. Quien a ver a la princesa levantarse después de la reverencia lo dejo con los ojos abiertos como platos y con la boca abierta ante tal belleza dado que ella era realmente hermosa.
Atem estuvo en ese estado por varios minutos así esta que una toz falsa de Shimon lo saco de su estado por lo que se puso serio y dispuesto a saber todo sobre aquella desconocida que ahora estaba en frente suyo.
- Bienvenida a mi castillo, alteza- dice el rey seriamente pero en sus ojos se notaba alegría.
- Le agradezco que me haya recibido mi faraón – menciona Yugi con una dulce sonrisa.
- Me haría el honor de escuchar su nombre- le pide Atem a la vez que la mira a los ojos.
- Mi nombre es Yuki- responde el tricolor menor mirando fijamente al monarca.
- Es un bello nombre
- Pues gracias por el cumplido
- ¿A qué debo su visita a mi humilde palacio?-cuestiona el faraón con interés y curiosidad.
- He venido a conocer a este lugar porque siempre me ha llamado la atención- contesta el ojivioleta mintiendo rápidamente dado que no podía decirle la verdad.
- Comprendo, ¿Tiene donde quedarse?-pregunta Atem con intriga.
- Lamentablemente aun no eh conseguido nada-responde Yugi bajando un poco la mirada.
- Entonces quédese aquí, como mi invitada de honor-dice el faraón con tono de orden.
- Acepto encantada
- Bien- se levanta del trono- yo mismo la escoltare a sus aposentos
Ambos tricolores se fueron de aquella sala hasta la habitación de huéspedes en donde ambos se despidieron con un beso en la mejilla dado que desde mañana en adelante, Yugi tendría que poner todas sus cartas en juego para enamorar al rey de Egipto.
CONTINUARA