Han transcurrido dos largos meses desde que Atem conoció a la princesa Yuki quien ha dedicado todo su valioso en tiempo en conquistar al faraón de miles de maneras. Las cuales al poco tiempo daban resultado dado que cuando el tricolor mayor miraba a la noble este se sonrojaba o cuando conversaba con ella, el se ponía tan nervioso que llegaba hasta tartamudear.
Estos pequeños hábitos de enamoramiento eran muy notables para Yugi quien se sentía complacido por su buen trabajo. Mientras que Atem se sentía muy extraño con estas nuevas sensaciones que sentía cuando tenía a la princesa cerca por lo que pensó que tal vez se había enfermado por lo que le ordeno a sus sabios que lo revisaran pero estos le dijeron que estaba completamente sano.
El faraón se alegro al saber que estaba bien de salud, sin embargo aun seguía angustiado por aquellas sanaciones tan raras que había tenido últimamente y el no estaría tranquilo hasta no tener una respuesta, por lo que tomo la decisión de preguntarle a su mejor amigo Mahad quizás el tenia la repuesta a sus preguntas.
Así que esa mañana Atem salió de su recamara directamente hacia la sala del trono en donde se sentó y mando a uno de sus guardias a llamar al guardián de la sortija del milenio, quien acudo inmediatamente al llamado del rey.
- Me mando a llamar su majestad –dice el recién llegado a la sala del trono haciendo una reverencia.
- Así es Mahad
- ¿En qué le puedo servir?-pregunta el dueño de la sortija del milenio con cortesía.
- Pues veras últimamente, he estado sintiendo cosas muy extrañas, cuando estoy cerca de la princesa Yuki-responde Atem comenzando a sonrojarse con tal solo nombrar a la noble.
- ¿Qué es lo que siente?
- Pues me sonrojo tan solo con verla o cuando hablamos me pongo muy nerviosos e incluso en las noches- se sonroja- he tenido sueños prohibidos con ella, ¿Por qué me está pasando esto?
- Es porque usted esta enamorado mi faraón –contesta Mahad sonriendo feliz ya que estaba muy contento porque su mejor amigo al fin había conocido el amor.
- -sorprendido- ¿Lo dices en serio?
- Claro que si
- - sonrojado y mirando sus pies-¿Crees que sería conveniente que le dijera esto la princesa?
- Si
- -se levanta decido- Entonces lo hare hoy mismo, que preparen dos caballos inmediatamente
- Como usted ordene
Mahad se retira dejando al faraón solo quien comienza pensar en la mejor forma de declarases a Yugi hasta que por fin lo consigue, sale de la sala del trono hacia la caballerizas en donde ya lo esperaba la princesa con una bella sonrisa, la cual hizo sonrojar al tricolor mayor y subirse de un salto a su caballo para comenzar con la cabalgata.
Yugi no dijo nada solo se subió a su caballo y siguió a Atem hasta el rio Nilo, en donde los dos bajaron y se sentaron en silencio hasta que el rey lo rompió a la vez que toma las manos de la princesa para verla a los ojos.
- Yuki hay algo que necesito decirle- dice el faraón mirándola a los ojos.
- ¿Qué es mi faraón? – pregunta Yugi con curiosidad e inocencia.
- Estoy enamorado de usted por favor le suplico que sea mi esposa –responde Atem en forma de suplica.
- Yo también lo amo y acepto ser su esposa-
El tricolor mayor se acerca a la princesa y la besa dulcemente en los labios sellando de esta manera su declaración de amor. Al terminar aquel beso, los dos se vuelven a subir a sus respectivos caballos para regresar al castillo, en donde les contaron a todos sobre la noticia por la cual todos se alegraron e inmediatamente comenzaron a preparar los preparativos de la gran boda real.
Ha transcurrido una semana desde que Atem le propuso matrimonio a Yugi, quien se encontraba en una de las habitaciones reales vistiéndose un vestido de seda blanco idéntico al de Mana solo que los bordes del cuello y la falda llevaba una cinta dorada. Al estar listo se sentó en la cama para que las esclavas peinaran su cabello haciendo una tresna que llegaba un poco mas debajo de los hombros, al terminar con el pelo de la princesa, las criadas la maquillaron y le pusieron sus joyas, para después retirarse de la recamara.
El pequeño tricolor al estar completado, sale de aquella habitación siendo escoltado por Seth hasta la sala del trono en donde seria la ceremonia. Mientras que el faraón quien vestía como siempre, se gira al ver llegar a su futura esposa quedando pasmado al verla tan hermosa, tuvo que usar todo su auto control para evitar lanzarse encima de ella y comérsela a besos.
Yugi llego al lado de Atem, lo tomo de la mano y ambos miraron al sacerdote quien comenzaría que la sagrada ceremonia de la boda real.
- Hijos de Ra nos hemos reunido aquí para llevar a cabo la boda entre nuestro faraón Atem y la princesa de tierras lejanas Yuki, ¿Si alguien se opone a esta ceremonia? que hable ahora o calle para siempre- nadie dijo nada-bien, faraón Atem ¿Acepta a la princesa Yuki como su esposa?
- Si, acepto
- Princesa Yuki, ¿Acepta al faraón Atem como su esposo?
- Si, acepto
- Con el poder que se me ha otorgado, yo los declaro faraón y faraona, pueden besarse
Ambos novios acercan sus labios y se dan un dulce beso, mientras que todos los demás aplauden felices por la nueva pareja de Egipto.
Al terminar el beso, la pareja se fue de ese lugar para irse a sus aposentos. Al ingresar en estos, el tricolor mayor toma en sus brazos a su esposa para recostarla en la cama con suavidad y luego de hacerlo, se pone sobre ella para empezar a besarla pero la princesa lo detiene.
- ¿Qué sucede? ¿Está nerviosa?- pregunta el rey mirando a los ojos a su mujer.
- No, es eso, sino que yo no soy quien crees que soy – responde la reina con seriedad a la ve z que corresponde con la misma mirada.
- Entonces ¿Quién eres?- pregunta Atem curioso, mientras que Yugi toca el collar deseando ser el mismo otra vez provocando que un luz cegadora invadiera todo el cuarto hasta que esa luz termino y al haber acabado hizo que el rey abriera sus ojos dado que los habría cerrado por la luz y se sorprende al ver que tenía enfrente de el-¿Eres tu Yugi?
- Sí, soy yo
- ¿Por qué no me dijiste la verdad desde un principio?-pregunta el faraón algo dolido porque su mejor amigo le había mentido de esa manera.
- Te lo explicare pero no me interrumpas- responde Yugi mirando con suplica a los ojos al tricolor mayor.
- De acuerdo
- Dos meses después que me entregue a ti, comencé a sentirme muy mal por lo que fue al médico y me dijo que estaba esperando un bebe o sea un hijo tuyo- Atem abre los ojos sorprendido ante la noticia pero decide no decir nada hasta que su aibou terminara de contar la verdad- Luego de haberme enterado de la verdad, tome la decisión de ir a tumba y decírtelo pero Ra me detuvo y me dio la misión de enamorarte como una mujer para que te casaras conmigo y en la noche de boda decirte toda la verdad
- Ya veo
- ¿Estás molesto conmigo?-cuestiona el ojivioleta con miedo.
- No, dado que conozco las misiones de Ra y sé que son difícil de comprender pero todas terminan con un buen fin- responde el faraón a la vez que suspira con tranquilidad.
- Me alegra que pienses así
- -sonríe- Ahora que se la verdad, te prometo que te hare muy feliz tanto a ti como a nuestro hijo
- Pero…-es callado por uno de los dedos de Atem.
- Yugi debo confesarte de que he te amado antes de venirme para acá pero nunca tuve la oportunidad de confesártelo – confiesa el tricolor mayor algo sonrojado sin dejar de ver los ojos de su amor.
- ¿En serio?
- Si, te amo Yugi incluso más que a Yuki
- Atem- dice el pequeño tricolor mirando con ternura a su Mou hitori ni boku.
Ambos se abrazan, besan y acarician el vientre del tricolor menor en donde estaba creciendo el fruto del amor de ambos.