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Avaricia. por Seiken

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Avaricia.

Capitulo 17.

Había sido derrotado, él, Mum-Ra el inmortal, el siempre vivo, quien se llevo la victoria el día que Tygus perdido la vida, una de las victorias al menos, la otra fue una retirada temporal, por un león, nada menos que el descendiente de su enemigo.

Mum-Ra se daba cuenta que ese cachorro no tenía las habilidades necesarias para alcanzar la victoria, ese joven tigre por muy hermoso que fuera sólo era la envoltura de uno de los fragmentos del que debió ser su legitimo comandante.

Siempre pensó que ese león sería más fácil de manejar no que una vez arrebatado su amante planearía una rebelión en su contra, aunque debía admitir que su espíritu y sus ansias por venganza eran parecidas a las suyas.

Mum-Ra era una criatura que tenía el poder y los conocimientos para recuperar aquello que se le fue robado, tomar venganza de aquellos que pensaban podían derrotarlo con tanta facilidad.

Con cada paso que daba en su dirección podía sentir la fuerte energía que anteriormente yacía dormida latiendo, buscando una fuerza que le complementara, como lo hacía cuando aun tenía vida su hermoso cuerpo.

Como si la mera presencia de Leo lo hubiera despertado cuando él no pudo lograrlo con su magia negra una vez que fue liberado, ese felino se negaba a dejar el lado de su amante, sin importar cuantos siglos transcurrieran.

Mum-Ra, utilizando la prisión delicada y decrepita que era su cuerpo se limito a observar la energía azul desprenderse de su fuente, parecían llamas cubriendo una reliquia de otras épocas.

Que había sido como todas las reliquias de épocas pasadas olvidada, sí acaso Leo cuando estaba vivo hubiera comprendido un poco más de magia se daría cuenta que cometió un segundo error mortal, una segunda traición contra su amado.

Pero su ignorancia le daba la oportunidad de cobrar lo que era suyo, porque ni en la vida ni en la muerte podrían estar juntos, no, de eso se encargaría él.

Flash Back.

Leo abrazo el cuerpo de su amante con fuerza, cerrando los ojos, hundiéndose en su cabello y en su esencia, intentando hacer durar ese último instante eternamente.

Tratando de imaginarse lo que habría sido de haber nacido en un mundo libre, tener la facultad de vivir su vida como quisieron, poder estar juntos sin temor a ser vistos.

Por un momento quiso atacar a Rezard, no tenía derecho a destruir todo por lo que había luchado, no cuando tenía la forma de liberar el alma de su amado con un solo movimiento de su espada, cortando la piedra de forma de luna.

Pero no, creyó que sería mucho más seguro hacerlo una vez que Mum-Ra hubiera sido destruido y por esperar le había perdido para siempre.

Shen y Rezard abandonaron la habitación sin pronunciar ningún sonido, eso era mejor, de lo contrario no podría mantener la poca cordura que tenía.

Lo amaba y lo perdió, eso era todo en lo que podía pensar en ese momento.

Panthera le dio algunos momentos para que llorara la pérdida de su amor, sin embargo, no podían permanecer por más tiempo en ese pasillo, tenían que huir, utilizar las capsulas de escape o cualquier medio en sus manos para lograrlo.

Cuando creyó que ya había sido suficiente coloco una mano en su hombro informándole con seriedad, dándole a entender que de una u otra forma salvaría su vida. — Leo, es hora de partir.

Leo al principio no comprendió que la nave de Mum-Ra se precipitaba contra la superficie de un planeta desconocido, que dentro de poco no habría tiempo de abandonarle y respondió, sin dejar de mirar la expresión tranquila de su amante. — Pero Tygus… no puedo dejarlo aquí.

Panthera le insistió colocando una mano en su mejilla, obligándolo a mirarla, a prestarle atención. — Tygus está muerto, de nada servirá que tú mueras a su lado, tenemos que irnos.

Leo comenzó a temblar, lloraba y no sabía desde cuando lo hacía, solo le dijo a Panthera, la inquebrantable guerrera, el otro amor de su vida. — Le prometí que lo salvaría, le dije que…

Panthera jalándolo en su dirección, logrando que soltara su cuerpo le dijo, besando sus labios, cerrando los ojos con pesar al darse cuenta que si bien Leo le amaba jamás lo haría como amaba a Tygus. — Lo amaste, lo liberaste… ¿Qué más podrías darle?

Leo sabía que Tygus habría querido que quemaran su cuerpo, que destruyeran el envase de su alma, ese era uno de los complicados rituales de su especie, aun así no había tiempo y tal vez el choque haría el trabajo. — Adiós Tygus.

Ambos partieron dejando el cuerpo del capitán en el suelo, sin honores ni ceremonias, esperando que la muerte fuera mucho más benigna de lo que fue la vida.

Y tal vez lo habría sido, sí su alma hubiera logrado llegar al otro mundo, si tan siquiera hubiera podido ingresar en el libro del augurio en donde podría unirse a su amado eternamente.

No obstante el destino fue burlado.

Dos soldados leales a Mum-Ra, aun vestidos con su armadura negra se acercaron al cuerpo del capitán cuando este fue abandonado, ellos como muchos otros lo hicieron darían su vida cumpliendo órdenes.

Estos dos gatos eran sacerdotes e ignorando que la nave tocaba la atmosfera del planeta, que debían huir para salvar su vida cargaron el cuerpo del capitán llevándolo a una sala mortuoria de la que pocos tenían conocimiento.

Esa cámara mortuoria tenía un sarcófago conectado a una serie de tubos que estaban conectados al mismo tiempo con una maquinaria que mezclaba la tecnología y la magia, con el afán de torcer las leyes de la vida y la muerte.

Los felinos introdujeron el cuerpo de Tygus en el sarcófago con lentitud, temiendo las represalias que vendrían si tan siquiera cometían un error, esperando el momento en el cual Mum-Ra se levantaría y premiaría su esfuerzo.

El sarcófago al sentir su preciada carga comenzó a cerrarse con lentitud, dejando atrapado el cuerpo del capitán en su interior, cuya alma atada a su cuerpo mortal no podría ser libre hasta que este fuera destruido.

Flash Back.

Mum-Ra se acerco al sarcófago del cual manaba una energía azul para verificar que su preciada carga aun estuviera en su lugar.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Habían pasado algunos días desde que Leo le hiciera ver la magnitud de sus errores, lo mucho que dañaba a Tygra con ese trato indiferente, que su hermano seguía vivo y que era mejor tenerlo consigo a verlo en los brazos de Grune o de Mum-Ra.

Tygra yacía recostado junto a él, sus ojos cerrados, durmiendo plácidamente con una sonrisa en su rostro.

No tenían comida ni refugio, mucho menos una pista de adonde debían llegar, pero por lo menos estaban juntos y eso era lo que importaba, o por lo menos eso era lo que se decía a si mismo cada día.

Tygra parecía feliz al despertar, si no veías sus ojos casi podías creer que era el mismo tigre de siempre, no era tan competitivo pero seguía siendo un miembro muy útil de su grupo.

Enseñándole algunas cosas a los mellizos, brindándole ayuda a Panthro con el nulo conocimiento que poseía de la tecnología y una vez que el asunto de Cheetara parecía arreglado, que le había convencido que no lo mandaría lejos por estar con ella, Tygra era amable con ella.

Casi era como tener a Tygra de regreso con él, aunque su hermano jamás fue tan amoroso ni tan complaciente.

Solamente Panthro se atrevía a arruinar su momento perfecto, diciéndole, al ver que ya no lo hacía detenerse cada vez que intentaba mostrarle afecto en público, que parecía contento con la perspectiva de tenerlo con el de esa forma. — Te das cuenta que aun así tenemos que buscar una forma de liberarlo del hechizo.

Lion-O al escucharle decir aquellas palabras le respondió, rodeando los hombros de Tygra con su brazo. — Si, lo sé.

Panthro le dijo entonces, sin estar seguro que era mejor, el rechazo que Lion-O mostro la primera semana o el encanto que mostraba esta segunda, aunque si debía ser sincero Tygra parecía complacido con su atención. — Te ves demasiado contento contigo mismo Lion-O…

Lion-O sabia a lo que se refería Panthro, pero como no estarlo, su hermano estaba vivo, con él, para Tygra no existía nadie más en el mundo, tenia de alguna extraña manera lo que siempre quiso. — Mi hermano está vivo, seguro, conmigo… ¿Por qué no debería estarlo?

Panthro le respondió molesto recordándole que ese no era el comportamiento de Tygra. — Ese no es tu hermano y lo sabes…

Lion-O asintió, ese no era Tygra y cuando lo recuperara tendría que darle muchas explicaciones, no obstante, mientras tanto cumpliría con lo que le pidieron, cuidaría de él cada segundo que fuera víctima de ese hechizo. — Tygra me necesita, no puedo simplemente mandarlo lejos o ignorarlo…

Tygra despertó al escucharlo levantar la voz y en vez de preguntarles que estaba pasando le dijo a Lion-O, reacomodándose en sus piernas. — Hola…

Lion-O le sonrió y después de colocar un beso en la frente de Tygra le respondió. — Hola… ¿Dormiste bien?

Tygra asintió, ignorando por completo a Panthro, quien le informo a Lion-O. — Estamos cerca de un pueblo, tal vez podamos conseguirle ropa nueva.

Lion-O le respondió en ese momento. — Tienes razón, esa armadura tiene que irse.

Panthro no discutiría de ese problema con Tygra despierto y sin despedirse partió, ingresando en el interior del tanque felino, dejando a los dos hermanos a solas.

Lion-O cuando por fin los dejaron solos le comento a Tygra, quien parecía haber encontrado un punto muy cómodo sobre sus piernas. — Mañana iremos al pueblo tú y yo solos para buscarte una armadura nueva, no será como la que perdiste pero tampoco será esta.

Tygra le respondió entonces mirándolo a los ojos, confundido por la molestia que sentía con su ropa. — Como tu digas Lion-O…

Lion-O asintió cerrando los ojos, mañana seria un día muy cansado y el primero dentro de una población, estaba nervioso con llevar a Tygra al pueblo pero ya no soportaba que trajera puesta esa indigna ropa de color oscuro.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

El alma de Tygus llamaba a Leo aun presa como lo estaba de su magia negra.

Su cuerpo seguía intacto, tan hermoso como el del pasado y tan muerto como lo estaba cuando le encerraron en el sarcófago.

Pareciera que un fragmento del alma de su capitán, el mismo que se negaba a olvidar a Leo aun bajo el influjo del collar había escapado, tomando residencia en uno de los recién nacidos de su clan.

El cual como era de esperarse tuvo crías y estas a su vez tuvieron descendencia, hasta que los padres del príncipe que había logrado escapar de sus manos habían nacido.

Tygra era fuerte, su espíritu tenía una afinidad mágica con el alma de su capitán, forjadas de la misma esencia, tanto así que por un momento se confundió, olvido sus planes tan meticulosamente forjados para poder poseer ese cuerpo joven.

Que reconocería su energía vital cuando llegara el momento.

Un momento que se acercaba y le orillaba a actuar de manera imprudente, debía capturar al príncipe y llevarlo a su pirámide, sólo así podría traspasar su vida al cuerpo de Tygus.

Creyó que al ser el receptor del hechizo del collar de media luna podría ordenarle al príncipe simplemente que tomara su lugar en el momento adecuado, sin embargo, ese tigre tuvo suerte y ayuda.

Traerlo de regreso sería fácil, solo necesitaba la clase de energía que Tygra poseía, el trozo faltante del alma de su capitán y el collar para hacerlo obedecer sus órdenes.

Mum-Ra toco el sarcófago con su mano desnuda, el cual como si lo rechazara descargo un poco de energía, una pequeña e ínfima chispa que logro su objetivo, quemando las yemas de los dedos de la aberración milenaria.

La momia alejo su mano del sarcófago pronunciando. — Así que me rechazas… Tygus.

En el interior del sarcófago el cuerpo sin vida del capitán seguía siendo tan joven como el día en el cual perdido la vida, sólo su alma había despertado al sentir a Leo la primera vez que este se comunico con su antepasado.

Llamándole sin poder alcanzarle, esperando el día que por fin pudieran estar juntos, sin importar cuantos siglos más pasaran.

Mum-Ra se dio la media vuelta y decidió, porque Grune sería incapaz de traerle a su príncipe, llamar a Slithe, ordenarle capturar a Tygra, llevarlo ante él.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Tygra caminaba a un lado de Lion-O, su mirada fija en sus alrededores buscando cualquier clase de amenaza que pusiera su vida en peligro ganándose algunas miradas desconfiadas.

Tres encapuchados y dos niños no eran cosa de todos los días, que esos encapuchados fueran Thunderianos lo era menos, ya que la caída de su ciudad había sido una noticia que se corrió rápidamente.

Dentro de poco tiempo no solo eran una civilización perdida, sino también una raza en extinción.

Los dos niños no eran ajenos a las miradas desconfiadas o calculadoras de algunos de los habitantes, pero actuaban disimuladamente, llevaban demasiado tiempo sin ver un pueblo y esta era la primera ocasión que tenían tres adultos cuidando de ellos.

No era que lo necesitaran pero siempre era útil hacerlo.

Cheetara comenzaba a pensar que buscar la armadura no era tan buena idea, dentro de poco los atacarían y tendrían que salir de ese pueblo tan rápido como entraron.

Tygra estaba tenso, listo para actuar a la primera provocación o la primera orden, lo que pasara primero.

Lion-O comenzaba a darse cuenta que lo mejor era comprar la armadura, las provisiones y después partir de ese lugar tan rápido como pudieran hacerlo.

Al ver que Tygra estaba demasiado tenso sujeto su mano con delicadeza diciéndole. — Relájate, todo saldrá bien.

Tygra asintió pero no pudo relajarse, sus reflejos de guerrero estaban demasiado excitados para poder lograrlo y se había dado cuenta que tres personas los seguían, así como dos o tal vez tres encapuchados en las azoteas de los edificios. — Nos siguen…

Lion-O le respondió casi inmediatamente deteniéndose en la armería. — Lo sé, pero tal vez sean ladrones o simples curiosos.

Cheetara también había notado la presencia de las sombras que se mantenían algunos metros a sus espaldas, y sujetando su arma solo por si acaso le insto a Lion-O. — Sera mejor que se apresuren con eso, no creo que sean simples curiosos.

Wilykit y Wilykat al escucharla le preguntaron. — ¿Por qué nos siguen?

Cheetara les respondió fijando su mirada en tres individuos en una azotea vecina, a unos cuantos metros de distancia. — No lo sé…

Wilykit trato de observar el mismo sitio que Cheetara veía con tanto esmero diciéndole. — Tal vez no les gusten los Thunderianos…

Cheetara asintió, había muchas formas de huir de los problemas, uno de ellos era ignorar a quienes parecían necesitar ayuda y seguramente cinco Thunderianos tan lejos de las ruinas traerían problemas consigo.

En el interior de la tienda Lion-O le dijo al armero colocando una mano en el mostrador. — Necesito una armadura para él.

El armero, una criatura de ojos amarillos con largas orejas al ver a Tygra le respondió. — ¿Qué hay de malo con la que trae puesta?

Tygra permaneció a su lado en silencio, observando algunas de las piezas que vendía pero sin atreverse a moverse o mirarlas un poco más de cerca.

El armero que había sido un esclavista reconoció esa actitud, aunque era gracioso, jamás había visto a un thunderiano con esa mirada o esa apariencia, era como si se tratara de un maniquí.

Lion-O le respondió un poco molesto, esperando que esa extraña criatura no hiciera más preguntas. — No me gusta y va a cambiarla.

El armero al escuchar esa respuesta le dijo dándose la vuelta, entrando en la bodega para buscar algo del tamaño de Tygra. — Supongo que ese color no le queda a su piel…

Lion-O apretó los dientes al escuchar esa respuesta, pero no dijo nada, porque esa armadura no tenía nada de malo en realidad, solo los recuerdos y el mero hecho que Grune se la había dado a su hermano cuando lo secuestro. — No sabía que los Thunderianos tuvieran esclavos…

Lion-O al principio no supo si había escuchado bien y le pregunto arqueando una ceja. — ¿Qué dijiste?

El armero fingiendo inocencia le dijo saliendo un poco del cuarto para poder observar a Tygra un poco mejor. — Dije que no sabía que los Thunderianos usaran esa clase de ropa.

Lion-O le respondió fijando su vista en la oscuridad de ese cuarto, aguzando su oído. — No la usamos…

El armero comenzó a encontrar algunas piezas de armadura pronunciando entre dientes. — ¿Dónde diablos lo conseguiste?

Lion-O le pregunto nuevamente al no escuchar con claridad lo que le dijo el armero. — ¿Qué?

El armero dejando algunas piezas de metal que combinaban con algo de tela doblada le respondió con una sonrisa cordial que no alcanzaban sus ojos. — Donde consiguieron eso, el atuendo…

Lion-O le respondió sintiendo como un escalofríos recorría su espalda, como si ese hombre supiera la realidad del control que tenia sobre su hermano. — No es de tu incumbencia…

El armero que había sacado de su bodega tres o cuatro atuendos diferentes comenzó a medir el pecho, los brazos y la altura de Tygra, verificando si alguna de las armaduras le quedaba o si tenía que buscar algunas otras. — ¿Quién es él?

Lion-O respondió, tal vez demasiado rápido, sintiéndose súbitamente demasiado culpable al haber llevado a Tygra a cambiar su armadura solamente porque a él no le gustaba verla. — Es mi hermano…

El armero haciendo algunas anotaciones reviso los paquetes diciendo entre dientes. — Mentiroso…

Lion-O dándose la vuelta al haber escuchado esa palabra estaba a punto de exigirle que guardara silencio cuando la criatura le mostro una armadura de color oscuro que antes había servido para un tirador, un ballestero, pero ahora no era más que una herramienta empolvándose. — Aquí esta…

Lion-O estaba a punto de pagarle cuando el armero le dijo. — Quiero esa armadura a cambio de esta chatarra, así que guárdate tus monedas.

Lion-O asintió y cubriendo a Tygra con su capa le ordeno simplemente. — Cámbiate de ropa Tygra.

El armero sentándose detrás de su barra le comento a Lion-O con demasiada tranquilidad, casi como si estuviera hablando del clima. — No todos los días se ve un esclavo tan hermoso como ese caminando en las calles de este pueblo y si fuera tu me lo llevaría lejos antes de que te maten y a él lo liberen de tu precioso cuidado.

Lion-O dejo de sostener la capa que protegía a Tygra de la mirada del curioso armero, dio la media vuelta y le pregunto. — ¿De qué diablos estás hablando?

El armero no veía a Tygra con lujuria, solo como si se tratase de un curioso mueble, una pieza de fornitura que no había visto en mucho tiempo. — Este pueblo era un fuerte de esclavistas no hace mucho, tal vez unos veinte años… aquí podías encontrar cualquier clase de exótica belleza, casi no había Thunderianos pero los había… y hasta el mismo Conquistador venía aquí a menudo a vender mercancía…

Lion-O no supo si atacar a ese hombre o alejarse de ese pueblo tan rápido como pudieran, no podía permitir que se llevaran a Tygra, sin importar que se trataran de personas con buenas intensiones. — Pero hace unos veinte años los esclavos se liberaron y mataron a todos los esclavistas, yo les ayude, les dije quien era cada uno de ellos a cambio de mi libertad… por eso se reconocer a un esclavo, aunque sea uno tan bien cuidado como este que tienes aquí.

Lion-O intento justificarse al mismo tiempo que Tygra terminaba de ponerse la tela de la armadura y comenzaba a colocar cada una de las piezas de metal que iban sobre esta. — El no es un esclavo…

El armero le dijo recibiendo con gusto la armadura Thunderiana, la cual se veía estaba hecha con las mejores telas, piel de un gato de nieve y una aleación que no había visto en mucho tiempo. — Yo no te culpo muchacho… no es como si eso fuera malo, son solo negocios pero cuando tu estas del otro lado de la transacción no lo ves de esa forma…

Tygra termino de vestirse y estaba a su lado, cruzando sus brazos, mirando fijamente al armero que finalizo. — Así que lo mejor es que tomes a tu propiedad y te largues de aquí.

Lion-O salió acompaño de Tygra, sintiéndose sucio nuevamente, no creía que tratara a su hermano como un esclavo, pero aun así el no podía decidir por sí mismo que era aquello que deseaba.

Cheetara los vio de reojo preguntándole a Lion-O. — ¿Qué ocurre?

Lion-O al ver a las cinco personas que los seguían de cerca le dijo a Cheetara, dejando que Tygra lo tomara del brazo para después seguir con su camino por las provisiones. — Nada, vayamos por las provisiones y después larguémonos de aquí.

Wilykit al ver la armadura nueva de Tygra le comento con los brazos a sus espaldas. — Te ves bien con eso puesto Tygra.

Wilykat continúo diciéndole con los brazos detrás de la cabeza. — Sí, es mejor que lo que te dio Grune para vestir.

Tygra asintió, no era su ropa verde, pero por lo menos cubría un poco más su cuerpo y ya no le recordaba a su antiguo amo, así que les respondió. — Cualquier cosa sería mejor que la anterior… gracias Lion-O.

La siguiente parada fue un puesto de víveres en donde entregaron una lista con lo que necesitaban, en donde esperaron para que la amable señora que lo atendía empacara todas las provisiones que necesitaban.

Cheetara se alejo un poco con los mellizos, quienes insistieron en sentarse unos momentos a la sombra de un árbol.

Lion-O espero por los víveres, acompañado de Tygra, quien simplemente se limitaba a observar su nueva armadura, desenfundar y enfundar su pistola tan rápido como podía, probablemente practicando con ella.

Repentinamente dos de las sombras se acercaron a ellos y con una simple señal evitaron que la mujer de mediana edad le entregara sus provisiones, preguntándole a Lion-O. — ¿Qué es lo que están haciendo cinco Thunderianos aquí?

Quien hablaba era un anciano, probablemente el líder de las personas que los estaban siguiendo, a sus espaldas había otro hombre de la edad de Panthro y las tres sombras que estaban agazapadas en los techos. — Están demasiado lejos de casa.

Lion-O al verle no sintió ninguna clase de molestia ni de amenaza por lo que le respondió, colocando una mano en el mango de su espada, solo por si acaso. — Yo soy Lion-O, señor de los Thundercats, venimos aquí por una armadura para mi hermano y provisiones.

El anciano al ver a Tygra le respondió señalándolo. — Curiosa mirada la que tiene tu “hermano” señor de los Thundercats…

Tygra al escuchar que hablaban de él pregunto caminando un solo paso en dirección de Lion-O, casi como si estuviera buscando pelea. — ¿Necesitas algo Lion-O?

Lion-O colocando una mano en el pecho de Tygra le dijo sonriendo en su dirección, tratando de tranquilizarlo al ver que su mano buscaba su pistola y su látigo. — No, ellos no quieren dañarnos.

El anciano le respondió entonces fijando su vista en el collar que colgaba alrededor del cuello de Tygra. — ¿Cómo sabes que no queremos dañarlos?

Lion-O le respondió inmediatamente. — El armero me conto todo…

El anciano entonces le dijo, apretando los dientes, nunca había estado conforme con la decisión de dejarle vivir. — Entonces te conto que la esclavitud está prohibida en esta aldea, que los esclavistas pagan su error con su vida.

Lion-O le dijo en ese momento, escuchando como Tygra pronunciaba entre dientes algunas palabras. — Ese no es ningún problema porque yo no soy uno de ellos.

El anciano cuya raza era desconocida le pregunto a Tygra, señalando el collar que colgaba de su cuello. — ¿Es eso cierto?

Tygra no respondió al principio y después, observando cómo Lion-O asentía con un movimiento de su cabeza dijo. — Sí, no soy su esclavo, soy su hermano y Lion-O cuida de mí, aunque mi deber y honor es servirle a la corona de Thundera.

El anciano de piel azul, orejas puntiagudas y ojos amarillos intento arrebatarle el collar a Tygra, recibiendo una descarga que lo derribo al suelo, dentro de poco tiempo las sombras que los vigilaban habían desaparecido. — Tygra…

Tygra se levanto del suelo al mismo tiempo que lo hacia el chacal de edad madura, ayudado por tres jóvenes de razas demasiado diferentes entre sí. — He escuchado historias de esa piedra… y será mejor que me digas la verdad joven león o no saldrán con vida de este pueblo.

Esa era una amenaza sin valor porque el chacal sabía tan bien como Lion-O, que tres Thunderianos podían abrirse paso en ese pueblo si así lo deseaban y que en el sagrado código de Thundera la esclavitud era condenada fuertemente. — Ya te dije mi nombre, el suyo es Tygra, es el primer hijo de Claudius, fue adoptado y no se la historia detrás de eso.

El chacal asintió dándole la espalda, caminando en dirección de una choza, indicándole a la mujer de edad madura que le entregara al joven león las provisiones, después de todo, ella necesitaba ganarse la vida.

En el interior de la choza había varios pergaminos, libros y dibujos de tecnología, así como el símbolo de la cresta de Shen, información que parecía que Leo le otorgaba poco a poco. — Continua.

Lion-O se sentó frente al chacal, Tygra se quedo parado a su lado, con los brazos cruzados, mirando fijamente el rostro del anciano, como si de alguna manera le fuera familiar. — Ella se llama Cheetara, es el último clérigo que queda con vida, los niños Wilykit y Wilykat, yo soy Lion-O y el Tygra… yo soy el rey de Thundera, mi hermano el príncipe.

El chacal parecía intrigado por la historia que le contaba, como fueron separados, como encontró a su hermano inconsciente a punto de ser esclavizado por la misma criatura de la que hablaban sus leyendas, la que destruyo su hogar.

Cuando finalizo rascaba su barbilla de manera meditabunda, como si creyera cada una de sus palabras pero aun así fueran demasiado difíciles de aceptar. — Siento mucho tu sufrimiento príncipe Lion-O… y lo que dices concuerda con lo que han traído los vientos de otros lugares… un cierto vagabundo que me entrego mi espada.

Lion-O estaba a punto de pronunciar el nombre del vagabundo cuando repentinamente el chacal lo silencio con un movimiento de su mano. — Así que las leyendas son ciertas… Mum-Ra existe.

Lion-O asintió dándose cuenta que no solo había obedecido las palabras del chacal, que su propia lengua se negaba a moverse, parecía magia aquello que lo evitaba. — Sí tuviera la fuerza advertiría del peligro a los míos, pero no puedo viajar tanto con estos antiguos huesos… lo que sí puedo hacer Lion-O es decirte algo de ese collar.

Lion-O cuando por fin pudo hablar le pregunto. — Créeme, se cómo trabaja esa cosa…

El chacal le respondió en ese momento rascándose la cabeza. — Me decía mi abuela que éramos descendientes directos del Gran Shen, que el presencio la fuerza de Mum-Ra en persona.

Levantándose de su asiento, colocando sus manos detrás de su espalda continuó diciéndole, recordando una historia en especial, una que pensó era demasiado trágica. — Se dice que cuando Mum-Ra fue derrotado la primera vez Shen presencio una injusticia que no pudo remediar…

Tygra pronuncio en ese momento recordando algunas de los sueños que había tenido antes de escapar, que aun tenia. — Asesinaron a Tygus…

El chacal asintió diciéndole a Lion-O. — Así es, el comandante thunderiano conocía una forma de salvar a su amado pero por temor a fallar no quiso usarla… perdiéndolo para siempre.

Lion-O sujetando la mano de Tygra con cuidado escucho como le decían con pesar, respirando hondo, señalándole a los tres jóvenes de razas diferentes que los dejaran ir. — Si conociera la forma te la diría, lamentablemente el thunderiano se fue con ella…

Lion-O sabía quién era ese thunderiano y cuando tuviera la oportunidad le exigiría algunas respuestas, mientras tanto aceptaría la amable orden del anciano que los quería fuera de su pueblo. — Muchas gracias por todo.

Tygra lo siguió preguntándose que había que agradecerle a ese anciano, para él solo había sido una distracción y la información que le dieron no era tan importante como para que Lion-O sonriera como si conociera el significado de la vida eterna.

Cheetara al verlos salir por fin pudo respirar tranquila, los dos mellizos tomaron a Tygra de amabas manos preguntándole si estaba bien, si le habían hecho algo malo, el joven guerrero al escucharles sonrió diciéndoles. — Lion-O me cuida, no permitiría que me lastimaran jamás.

Lion-O le dijo a Cheetara, respondiendo su pregunta silenciosa, escuchando como los mellizos platicaban animadamente con Tygra, todo ese tiempo jalándolo de las manos en dirección de donde sabían que estaba el tanque felino. — Existe una forma de liberarlo… Tygra puede ser libre del hechizo.

Aquella era la mejor noticia que había escuchado jamás, tanto así que ignoro que los mellizos una vez alejados del pueblo se detuvieron cerca de un pequeño arrollo, el cual dotaba de agua a la comunidad.

Los dos tomaron a Tygra de las muñecas y comenzaron a jalarlo cada quien para un lado diferente, intentando ganarse su atención.

Tygra lo único que hacía era sonreír resistiendo la inexistente fuerza de los niños, ignorando una pequeña piedra en su camino, la cual como si se tratase de una burla a su felicidad lo derribo.

Repentinamente el sonido de un grito apagado de Wilykit los alerto y pudieron ver como Tygra perdía el equilibrio y caía en el pequeño lago, empapando su nueva ropa, mojando su piel y un poco a los mellizos.

Lion-O corrió en dirección de Tygra, quien por un momento permaneció en el agua, su rostro, manos y parte de su pecho estaban fuera de ella, mirándolo fijamente, como si lo invitara al agua para poder bañarse con él.

Su mirada no fue desconocida para Cheetara quien le dijo a Lion-O, al ver que Tygra salía del agua de un solo movimiento, con una gracia tal que por un momento pensó que estaba hecho de la misma agua de la cual salía. — Creo que los dejaremos a solas… para que Tygra pueda secarse…

Los mellizos compartieron miradas y después asintieron siguiendo de cerca a Cheetara, dejando a solas a Lion-O, con un muy mojado Tygra, quien rodeaba su cuello con ambos brazos diciéndole al oído. — Ya que estamos solos Lion-O… por qué no te ayudo con esta armadura tuya…

Lion-O se separo al principio del cuerpo caliente de Tygra, debía ayudarle a salir del agua no pensar en una manera de quitarle la ropa, mucho menos en lo que harían una vez que ya no tuvieran dicha ropa. — Espera, Cheetara dijo que debíamos secarte…

Tygra deteniendo cualquier clase de movimiento, permitiendo que Lion-O lo ayudara a salir del agua cuya temperatura era demasiado agradable para ser una molestia le respondió. — Sí Lion-O…

Lion-O realmente no comprendía porque Cheetara se había marchado dejándolo a solas con Tygra, era lo que menos necesitaba en ese momento y lo que había deseado por más noches de las que recordaba. — Espero que regresen con algo para secarte.

Tygra ignoro esa queja y comenzó a quitarse la armadura recién adquirida, advirtiendo que Lion-O intentaba no mirarlo y por lo mismo no se dio cuenta que intentaba secarse hasta que la mitad de su armadura cayó al suelo.

Lion-O sentía que sus mejillas se pintaban de color rojo al ver que Tygra comenzaba a desnudarse. — ¿Qué estás haciendo?

Tygra le respondió inmediatamente tratando de escurrir un poco del agua que había en su cabello, al mismo tiempo que con su mano libre desabrochaba sus pantalones, todo ese tiempo mirando a su hermano de manera seductora. — Secándome.

Lion-O al escuchar esa respuesta sacudió de su mente y libido de cualquier clase de duda que tuviera y se acerco a Tygra, recogiendo las piezas de su ropa que debían secarse, colgándolas en las ramas de un árbol continuo para que les diera el sol.

Al mismo tiempo que unos pantalones mojados le caían encima y un tigre le decía sin mucha vergüenza, rodeándolo por la espalda. — Tú también deberías secarte… Lion-O.

Lion-O retrocedió varios pasos, había un dejo de su hermano en esa voz que le hizo estremecerse, Tygra al verle camino varios pasos para preguntarle, restregando su mejilla mojada contra la suya. — A menos que tengas otros planes…

Lion-O quitándose inmediatamente la capa de viaje la coloco alrededor de los hombros de Tygra, diciéndole abochornado, sintiendo que si sus mejillas podían estar más calientes dentro de poco se prenderían en fuego. — Cúbrete…

Tygra le obedeció un poco a regañadientes, seguía manteniendo esa clase de sonrisa que solamente significaban problemas, la conocía bastante bien porque en más ocasiones de las que quería admitir era él quien la mostraba. — Como tu digas Lion-O…

Lion-O al ver que ni siquiera intentaba secarse, que se mantenía en medio del camino con su capa de viaje, escurriendo agua del cabello y varias partes del cuerpo se acerco a Tygra diciéndole. — Déjame ayudarte…

Tygra asintió y permitió que las manos de Lion-O recorrieran su cuerpo por encima de la capa en un intento por llevarse la mayor parte del agua, el joven león sin embargo, aunque sabía que no debía excitarse no podía hacer otra cosa.

Sentir los músculos firmes de Tygra debajo de su capa con sus manos, percibir la forma en la que le miraba y de vez en cuando escuchar un gemido proveniente de sus labios era más de lo que podía resistir.

Dentro de poco su libido comenzó a pensar por cuenta propia, pensamientos nada puros sobre como continuar ese tiempo a solas otorgado por Cheetara, antes de que Panthro llegara como un chaperón a evitar que tocara el dulce cuerpo de su hermano.

Tygra al ver su reacción sonrió y se agacho dejando caer la capa de viaje, diciéndole sosteniéndolo por los muslos. — Déjame ahora cuidar de ti Lion-O…

Lion-O quiso retroceder varios pasos, ordenarle a Tygra que se detuviera pero le fue imposible, mucho más cuando su hermano llevo sus manos a su cinturón removiéndolo con suma rapidez. — Tygra…

Tygra le respondió abriendo su pantalón de un solo movimiento, riéndose entre dientes al ver su expresión, sus mejillas que aparentemente si podían verse aun más rojas.

Sus pantalones cayeron un poco más, quedándose a la mitad de sus muslos, los que Tygra acaricio con sus manos diciéndole. — No te pongas nervioso… sé lo que hago.

Lion-O al ver la expresión de Tygra jadeo anticipando los movimientos de Tygra, quien llevo la punta de su lengua a la cabeza de su hombría, lamiéndola una vez, apenas tocándolo.

Tygra al escuchar el jadeo de Lion-O se acerco un poco más a él y comenzó a masajear las nalgas del león con sus dos manos al mismo tiempo que con su lengua le daba lamidas a su hombría.

Lion-O intento llamar a toda su fuerza de voluntad, decirle a Tygra que se detuviera, pero sus ojos eran hipnóticos así como los movimientos de su lengua, que recorría de arriba hacia abajo su sexo.

Tygra al escuchar los gemidos de Lion-O abandono sus nalgas e hincándose en el suelo comenzó a masajear el saco de sus testículos, moviéndolo entre sus dedos con suavidad, escuchando nuevos placenteros sonidos provenientes de sus labios.

Las piernas de Lion-O ya no pudieron sostenerlo y cayó al suelo de sentón, mirando como Tygra se reía entre dientes para proseguir con sus caricias, esta vez agazapado entre sus piernas.

Lion-O intento separarlo de su cuerpo nuevamente colocando sus manos en los hombros de Tygra, quien relajando su garganta introdujo su hombría de un solo movimiento en su boca.

Lion-O jadeando cerró los ojos, llevando una mano a su cabeza sosteniéndose de su propio cabello, al mismo tiempo que escuchaba como Tygra ronroneaba al escucharlo gemir como lo hacía.

La cabeza de Tygra subía y bajaba a un ritmo cada vez mayor acompañando al movimiento de sus manos, todo esto recibiendo una orquesta de gemidos del menor, quien se limitaba a sentir la húmeda cueva de su hermano rodear su hombría.

Repentinamente Tygra se detuvo recuperando un poco la respiración, observando la expresión sorprendida y abochornada del menor, quien esperaba seguir recibiendo tan maravillosas caricias.

Tygra gateo en su dirección y se detuvo cuando lo tuvo apresado entre sus piernas, de pronto tomo una de las manos de Lion-O diciéndole. — Esto también te gustara…

Lion-O quiso decirle que se detuviera, que ya era suficiente, pero su hermano lo beso en los labios con ardor, haciendo que se probara a él mismo, introduciendo su lengua dentro de su boca.

Tygra llevo la mano de Lion-O a sus nalgas, animándolo a que lo acariciara, diciéndole. — Por favor…

Lion-O al principio no comprendió que era aquello que deseaba que hiciera y repentinamente se dio cuenta cuando Tygra de alguna manera que no alcanzaba a comprender introdujo uno de sus propios dedos en su interior.

Gimiendo al sentir la extraña sensación Lion-O vio la expresión de Tygra, quien le dijo. — Te necesito…

Lion-O mordiéndose los labios comenzó a introducir el primer dedo en el interior del cuerpo de su hermano, quien se aferro a su cuerpo, cerrando los ojos, gimiendo su placer en su oído. — Otro…

Lion-O obedeció al mayor e introdujo un segundo dedo escuchando que los gemidos de Tygra aumentaban de volumen, hizo lo mismo con el tercero, nadie que no estuviera disfrutando de aquellas sensaciones podía fingir tan bien.

Recordándose que Tygra no podía fingir lo que sentía sonrió al escuchar los sonidos que podía obtener de su hermano, quien se limitaba a gemir, de vez en cuando arqueando su espalda un poco más.

Lion-O jamás había hecho eso pero suponía que lo que estaba haciendo le agradaba a Tygra, puesto que su hermano permitía que continuara, introduciendo sus dedos, metiéndolos y sacándolos un poco, hasta que alcanzaron un ritmo que parecía ser perfecto a sus oídos.

Tygra se detuvo nuevamente diciéndole al oído, dándole la oportunidad para detener esa locura. — Espera un poco más…

Lion-O se relamió los labios, la idea de detener a su hermano se había borrado de su mente, lo único que deseaba era poder continuar con esa maravillosa experiencia.

Tygra besos sus labios con ternura diciéndole. — Eres hermoso… Lion-O.

Lion-O beso los labios de Tygra con pasión, acariciando sus caderas con sus manos, aferrándose a su cuerpo, sintiendo como el tigre comenzaba a empalarse a él mismo en su erección, gimiendo con cada nuevo movimiento.

Lion-O no quiso contenerse y le ayudo a su hermano moviendo sus caderas, jadeando al sentir la suave calidez de su cuerpo, fundirse en su aroma, por fin estaba borrando las marcas que Grune dejo en su piel.

El león no pensaba en nada más que reclamarlo como suyo, eso era todo lo que deseaba, era todo lo que necesitaba y cuando por fin ya no pudo introducirse más en ese cuerpo, cuando por fin lo había llenado por completo pronuncio. — Eres mío…

Tygra le miro con una expresión incomprensible y después sus ojos brillaron, una hermosa sonrisa se dibujo en sus labios, así como pronuncio. — Soy tuyo… Lion-O.

Lion-O sonrió y comenzó a moverse en el interior de Tygra, quien lo acompaño con el movimiento de sus caderas, aferrándose a sus hombros, arqueando su espalda para permitir que las estocadas fueran todavía más profundas. — Sí…

El joven león se perdió en los sensuales movimientos de su hermano, en el vaivén de sus caderas y en los sonidos proferidos de sus labios, Tygra era la viva imagen de la sensualidad: hermoso, fuerte, sumiso. — Mío… tú eres mío…

Todo lo que cualquiera desearía en un amante y era todo suyo, como siempre quiso y jamás se permitió admitirlo.

Aquellos eran los momentos más hermosos de su vida, se sentía completo, feliz, como si estuvieran hechos para estar juntos y entregarse en las dulces aguas de la pasión, fundirse en uno solo.

Tygra se derramo en su pecho y él en su interior, por algunos segundos permanecieron inmóviles, sintiendo las oleadas del orgasmo que les hicieron ver manchas de colores, que aceleraron su pulso y les robo la respiración.

Tygra fue el primero en moverse, recostándose a su lado y recargándose sobre su pecho cerró los ojos para sumirse en un sueño profundo, Lion-O pronto le siguió, rodeando los hombros del tigre con sus brazos, negándose a dejarlo ir.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Panthro al ver que no regresaban los dos hermanos abandono el trabajo que estaba realizando en el tanque felino y le pregunto a la clérigo, quien parecía dolida y sobretodo molesta. — ¿Dónde están?

Cheetara le respondió recargándose en el tanque felino, fijando su vista en alguna parte detrás de su hombro. — En el bosque… pensé que era buena idea darles un poco de tiempo a solas.

Panthro le pregunto entonces observando algunas de las provisiones que habían traído, de las cuales los mellizos intentaban robarse algunos frutos. — ¿Crees que fue una buena idea?

Cheetara cerrando los ojos, suspirando le respondió. — Tan buena como intentar separarlos…

Panthro se rasco la cabeza en ese momento, pensando en ir a buscarlos, pero dándose cuenta que lo mejor era dejarlos solos, no tenían derecho de interferir, no cuando de una u otra forma los dos hermanos continuaban buscándose. — Lo siento.

Cheetara estaba a punto de negar cualquier clase de afirmación que Panthro hubiera hecho, cuando este le dijo, con mucha seriedad. — No soy tonto, se lo que sientes por el príncipe, es bastante obvio.

El clérigo asintió, era obvió lo que ella sentía por Lion-O, pero mucho más innegable que su rey solo sentía amor y pasión por su hermano, que nunca tuvo una oportunidad. — Sí, pero no puedo interponerme entre ellos… no es justo para ninguno de los dos, mucho menos para mí.

Panthro guardo silencio, si supiera que palabras decirle para reconfortarla las diría, pero no era un poeta, era un guerrero y un mecánico, sus palabras distaban mucho de ser reconfortantes por lo que simplemente no dijo nada.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Lion-O despertó un poco antes que Tygra quien seguía rodeando su cuerpo con sus brazos, respirando hondamente, ya era de noche, habían permanecido todo el día fuera, ignorando la existencia de los demás.

Tygra al sentir que se movía le pregunto aun con los ojos cerrados. — ¿Tenemos que irnos?

Lion-O asintió separándose de los brazos de Tygra, buscando su ropa, entregándole al tigre la suya observando cómo su hermano se limpiaba algunas partes de su cuerpo e imitándolo borraron las pruebas de su unión.

Al llegar al campamento los mellizos y Cheetara dormían en el interior del tanque, sólo Panthro los esperaba frente a la fogata, parecía molesto, Lion-O podría jurar que dentro de poco seria reprendido por su ausencia.

Panthro al verlos llegar les pregunto relativamente molesto. — ¿Por qué se tardaron tanto?

Lion-O se sentó frente a la fogata diciéndole a Panthro, recibiendo a Tygra, quien se sentó a sus pies recargando su cabeza en su muslo izquierdo. — Nos quedamos dormidos…

No le estaba mintiendo, tampoco tenía porque explicarle sus acciones, él era el rey, el señor de los Thundercats y lo que estaba haciendo no era inmoral.

El general no era ningún muchacho ingenuo y sabía exactamente por qué estuvieron tanto tiempo lejos, aunque eso no era de su incumbencia si debía cerciorarse que su misión no hubiera sido relegada. — Sólo espero que nuestra misión no sea relegada por esto…

Lion-O le respondió en ese momento, acariciando la cabeza de Tygra con su mano izquierda, retando al general a decirle que no tocara a su hermano o que tal vez se detuviera. — Tygra necesita que yo lo cuide…

Panthro al ver que Lion-O parecía mucho más interesado en las rayas de la cabeza de su hermano y en el ligero ronroneo que pronunciaba, le dijo, aceptando el reto del monarca. — O tú necesitas que su atención esté enfocada en ti… creo que es eso lo que siempre deseaste.

Aquello le cayó como un balde de agua fría, borrando la ilusión que se había formado, que solamente estaba haciendo lo correcto para proteger a su hermano, olvidando que nadie podía protegerlo de él mismo.

Ese armero creyó que se trataba de un esclavista, los esclavos liberados también lo hicieron, fue una suerte que no los retuvieran, tal vez lo hicieron porque sabían un poco del collar o tal vez, por que el mantener a alguno de ellos era peligroso.

Podrían atraer a las fuerzas de Mum-Ra quienes devastarían su pueblo.

Lion-O deteniéndose un instante le dijo a Panthro, quien tenía los ojos ligeramente cerrados, sus labios torcidos en una mueca burlona. — No es verdad.

Panthro al escucharle decir eso le dijo, recordando muchas ocasiones en las cuales Lion-O intentaba ganarse la atención de Tygra, creyendo que tal vez la maldición le estaba dando el poder que deseaba, un poder que podría torcer el corazón del más puro de los hombres. — Por fin lo tienes para ti Lion-O… felicidades probaste que no eres mejor que Grune…

Lion-O se levanto alertando a Tygra, quien le miro confundido, ajeno a la discusión que ocurría frente a él. — Sólo lo estas cuidando… estoy seguro que Grune se dijo lo mismo, que solo estaba protegiendo a Tygra de sus propios deseos… pero lo salvaste… solo que me pregunto ¿Quién lo cuida de ti?

El joven león cerró los ojos presa de pánico, de odio a sí mismo, Panthro tenía razón, no debió caer, no cuando pudo ordenarle que se detuviera, cuando Tygra hubiera obedecido sus órdenes sin hacer preguntas. — Nadie…

Lion-O comenzó a retroceder varios pasos, debía proteger a Tygra de sí mismo, no importando que ocurriera y recordando la poca información obtenida de los labios del chacal sabía a quién podía acudir en busca de respuestas.

Tygra al ver que Lion-O se alejaba de prisa, dando unos cuantos pasos rápidos al principio para después comenzar a correr en dirección del oscuro bosque intento seguirlo.

Panthro al ver que Tygra intentaba seguir a su hermano hizo lo que pensó era lo único que lo detendría, lo sujeto del brazo izquierdo y después le dio un golpe en la cabeza con el dorso de la mano.

Tygra cayó al suelo inconsciente, Panthro al verle le llamo a Cheetara diciéndole. — Creo que lo mejor es meterlo en el tanque.

Cheetara le pregunto ayudándole a cargar a Tygra al interior del tanque. — ¿Qué ocurrió? ¿Qué hiciste?

Panthro simplemente respondió, cumpliendo con su promesa a Claudius, esperando quitarle la pena de la culpabilidad a Lion-O, solo el gran rugido sabía que haría el muchacho una vez que se diera cuenta de lo que estaba haciendo. — Sólo meterles un poco de sentido común… esto no es correcto.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Una vez a solas Lion-O se recargo en un árbol recordando lo que había pasado, reviviéndolo en su teatro mental una y otra vez, pudo decirle que se detuviera en más de una ocasión, pero no lo hizo porque pensaba que eso era lo que Tygra deseaba.

Sin embargo, el hechizo le evitaba realizar cualquier clase de acto por su propia voluntad, Tygra era su esclavo, era su propiedad y lo dijo, lo pronuncio en más de una ocasión.

Panthro tenía razón, había sido un error y jamás debía repetirse, aunque muriera por tenerlo entre sus brazos, si bien cada célula de su cuerpo ya lo extrañara no debía ceder ante sus propios deseos.

Lion-O no se dio cuenta cuando había perdido el control y temía que llegado el momento no tendría la fuerza para resistirse, era demasiado para él, lo peor de todo era que pensaba que Tygra lo disfruto tanto como él, que su hermano había regresado a sus brazos.

Repentinamente una voz le dijo intentando hacerlo sentir mejor. — No deberías pensar en eso…

Lion-O se dio la media vuelta para ver a Leo, el espíritu de color azul le miraba desde su lugar en ese círculo brillante, su expresión era mucho más serena que la última vez que le vio. — ¿Tu?

Leo al escuchar esa pregunta le respondió acercándose al joven león que a pesar de ser solo energía intento golpear el rostro de su antepasado diciéndole. — ¡Deja de jugar con mi mente!

Leo esquivo varios de los golpes con facilidad, dejando que algunos cuantos impactaran contra su cuerpo esperando así que la energía atrapada en el interior de Lion-O se disipara. — ¿Qué es lo que ganas con esto? ¿Qué esperas lograr? ¿Qué Tygra me odie? ¿Qué jamás pueda recuperarlo?

Cuando la energía del joven león se gasto y parecía había perdido la necesidad de desahogarse Leo le respondió con demasiada tranquilidad, como si aquello que hicieron hubiera sido el fruto de un acto consensuado. — Lo único que intento es ayudarte a recuperarlo…

Lion-O le pregunto en ese momento escuchando la falsedad de sus palabras. — ¿Por qué no me dijiste que existe una forma de recuperarlo? ¿Por qué tú no pudiste usarla?

La mirada de Leo cambio momentáneamente, sus ojos se pintaron de color rojo y la energía que emanaba de su cuerpo los rodeó a ambos al mismo tiempo que le decía, su voz temblando por la furia que sentía. — ¿Crees que no me he preguntado eso mismo? ¿Qué no me doy cuenta que si lo hubiera liberado tal vez jamás habría necesitado de ustedes dos para reunirnos? ¡Sí eso crees Lion-O, no entiendes nada!

Lion-O estuvo a punto de interrumpirlo cuando el espíritu, un poco más tranquilo pronuncio. — ¡Tenía que estar seguro!

Leo comenzó a dar vueltas en el aire, recordando como muchos otros le habían hecho pensar que por fin recuperaría el alma de su amado, que podrían encontrarse nuevamente. — ¡No ves que no podía darte esa información!

El aire comenzó a llenarse de una desesperación tal que Lion-O sentía que su corazón estaba llorando en empatía con el de Leo. — ¡Que solo un error te costaría la vida de tu amado!

Leo lo ignoraba sumido en el pasado, en una larga condena que había aceptado sólo por la efímera oportunidad de volverle a ver, pronunciando con tanto dolor que Lion-O se dio cuenta que su sufrimiento era pasajero, haciéndolo agradecer a cualquier deidad que estuviera de su lado. — Ha habido tantos fracasos, tantas muertes innecesarias… y todo porque… para reunirnos… no, eso no es justo pero yo empecé esto y nunca terminara hasta que estemos juntos, pero con forme van pasando las generaciones me voy consumiendo, él se va perdiendo en la memoria de sus recipientes…

Leo le indico entonces recuperando la calma y perdiendo un poco de la esperanza. — ¡Jamás encontrare a Tygus! ¡Nunca!

Lion-O se acerco a Leo y tratando de ganarse su atención le repitió, esta vez con más seguridad, sintiendo pena por el alma de su antepasado, sin embargo, enfocándose en la supuesta forma de liberar a Tygra de su prisión. — Leo… dime, por favor…

Leo fijo sus ojos en los suyos y le respondió, a punto de perder el control de esa dimensión, alejando a Lion-O de la respuesta que buscaba. — No lo entiendes… no… entiendes.

Lion-O forzando a Leo a fijarse en él le repitió. — Por favor… tengo que recuperarlo… dime.

Leo controlando su energía, el dolor que lo carcomía hasta perder la razón le respondió, cerrando los ojos, tratando de recordar los momentos felices que tuvo a su lado. — Sólo tienes una oportunidad, si fallas lo mataras y si lo logras… sí lo logras aun así tendrás que lidiar con las consecuencias de la maldición.

Lion-O asintió ansioso por recuperar a su hermano. — Y de lo que ocurrió antes… aun así estas seguro… ¿Quieres arriesgarte tanto?

Lion-O le respondió sin temor a las consecuencias de sus acciones, su única meta era recuperar a Tygra, escucharlo decirle que lo odiada, que lo amaba, que era una vergüenza, lo que fuera con tal de que fuera el mismo, no esa sombra de su hermano. — No tengo otra opción… no quiero perderlo.

Leo al escuchar esa respuesta parecía arrepentido, aun así le dijo, recordando la información que él mismo temió utilizar, creyendo que nunca se perdonaría el haberle arrebatado su vida por culpa de su ineptitud. — La piedra de guerra… sí cortas la joya con la piedra de guerra lo recuperaras…

Lion-O sonrió al escuchar esas palabras, creyendo que sería muy fácil recuperar a Tygra. — ¿Eso es todo?

Leo en ese momento lo tomo de ambos brazos diciéndole. — ¡No lo entiendes! Sí te equivocas lo mataras, sí tu amor no es suficiente igual lo mataras… sí tu afán por poseerle es mayor, la joya caerá pero no lo recuperaras…

Lion-O asintió, era realmente cruel saber que había una forma de recuperarlo pero que esta podía matarlo o robárselo por siempre. — Fue por eso que dudaste… por eso esperaste… para asegurarte de que Tygus no pereciera.

Leo alejándolo de su dimensión con violencia, con un solo gesto le respondió hundiéndose en su propia desesperación. — ¡Vete! Déjame solo…

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Lion-O tenía la respuesta que necesitaba y sabía que si se tardaba en realizar lo que se debía hacer dudaría como lo hizo Leo, porque tal vez sería mucho mejor tenerlo protegido que siendo libre.

Sin embargo, su hermano no se merecía esa clase de condena y corriendo en dirección del tanque felino esquivo la mirada sorprendida de Cheetara, quien para su profundo agrado opto por ignorarle.

Lion-O se detuvo enfrente de la compuerta, respiro hondo y pronuncio. — Tygra ven…

Tygra hacia pocas horas acababa de recuperar la conciencia y durante todo ese tiempo había caminado de un lado a otro en el interior del tanque felino, ganándose las miradas sorprendidas de los mellizos, quienes se limitaban a observarle de reojo.

Al escuchar la voz de su hermano le obedeció inmediatamente tratando de rodear su cuerpo con sus brazos.

Lion-O lo detuvo y le pregunto. — Respóndeme con sinceridad… ¿Confías en mi? ¿Después de todo lo que ha pasado confías en mí?

Tygra le respondió besándolo en los labios, sonriéndole. — Sí… claro que sí.

Lion-O asintió, debían alejarse antes de que Panthro los descubriera y tomando a Tygra de la mano le ordeno, caminando en dirección de un claro. — Sígueme…

Tygra lo siguió, su mirada perdida y al mismo tiempo fija en la suya. — Quédate aquí… por favor no te muevas…

Tygra asintió con una sonrisa en sus labios, obedeciendo sus órdenes, escuchando como los demás se habían dado cuenta de su partida, que pronto llegarían y evitarían que Lion-O hiciera lo que tanto le apremiaba.

Lion-O invoco el poder de la espada del augurio y observando a Tygra pronuncio. — Por favor… que esto funcione.

Sólo había una oportunidad para cortar esa joya, solo un movimiento y su hermano perdería la vida, Lion-O lo sabía pero aun así no se podía permitir dudar en un momento como ese y escuchando los gritos de los demás, ignorándolos como hacía con su temor dio un golpe con su espada a la altura del cuello de Tygra esperando que el hechizo fuera roto.

Cheetara cubrió los ojos de los niños al darse cuenta de lo que ocurría, lo que Lion-O estaba haciendo, Panthro se detuvo en seco, abriendo y cerrando la boca como si se tratase de un pescado.

Al mismo tiempo el cuerpo de Tygra caía en el suelo por la fuerza del impacto perdiéndose en un abismo oscuro del que tal vez jamás despertaría.

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Oficialmente esta historia se ha vuelto un Lion-o/Tygra…

Oficialmente y con solo un voto en contra Grune tendrá primero al príncipe.

Oficialmente con 5 votos en contra Lion-O no buscara consuelo con Cheetara.

Oficialmente con 4 votos a favor de Lion-O, Tygra lo vio primero…

Oficialmente con una aplastante unanimidad Lion-O ha caído bajo los encantos de Tygra.

Otra pregunta: Que pareja les gusta más, la de Lion-O/Tygra, Leo/Tygus u otra.

También les pido que vayan y voten en el poll, en mi página de usuario de fanfiction net, me harán la persona más feliz del mundo.


Saludos.

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