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Desde siempre tú © por Charly D

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Notas del capitulo:

Nuevo episodio, nos acercamos lentamente al final, espero sea de su agrado... ¡A leer se ha dicho!

Con la cara volteada Diego aguantaba las ganas de gritarle en la cara a ese hombre todo el desprecio que él también sentía por su presencia.

-¡Esto me lo vas a pagar muy caro maldito!- sin embargo y con la fuerza que la caracterizaba desde pequeño Bruno empujó a su padre para evitar que volviera a golpear a su amado

-¡Nunca se te vuelva a ocurrir ponerle una mano encima porque te juro que se me olvidará que eres  mi padre!- anteponiéndose a Diego, Bruno sacaba la casta para defenderlo

-¿Te enfrentarías a mí, tu padre por tu amadito?- iracundo el hombre preguntaba entre dientes

-Tú lo has dicho, mi amado, y te juro que por él soy capaz de todo- con los ojos cristalizados le respondió el joven

-Vaya, veo que lo has convertido muy bien Dieguito- el mencionado asomaba los ojos por detrás de la espalda de Bruno- No perdiste el tiempo pese a mis advertencias-

-Yo… yo no hice nada, nunca lo…- hablaba De Aragón pero el hombre furibundo lo silenció

-¡Cállate maldito! No te he dado permiso de hablar- la respiración del mayor era pausada y se notaba a leguas que intentaba por todos los medios guardar el control- Nunca me agradó tu amistad para con mi hijo, el único que tuve y lo convertiste en un marica como tú-

-¡Basta de insultos! No te permito…- el hijo iba a terminar su advertencia pero un fuerte golpe lo derribó impidiendo que pudiera hablar

-¡Yo no te permito que me hables así! En esta casa y en tu vida mando yo, y por eso mismo vas a dejar a este mariquita- Diego se iba a acercar para levantarlo pero fue tomado violentamente de los cabellos- ¿Adónde vas? ¡Deja a mi hijo!-

-¡Aaaaaah!- un grito de dolor por la violencia con la que era tratado se escuchó

-¡Déjalo padre!-

-Te advertí que no te metieras con mi hijo, te lo advertí- sin hacer caso de su hijo le hablaba con un tono furioso a su preso

-Y no se olvide que yo no soy Bruno, y yo sí puedo hacer esto- sin dar más tiempo a pensar, Diego hizo la cabeza hacia atrás fuertemente golpeando la nariz del hombre que lo sostenía por el cabello- Y no le voy a permitir que me vuelva a tocar, no por ser marica, como usted dice, debo ser una niñita débil- al padre de su futuro novio sangraba por las fosas nasales

-Te atreviste… - el hombre enfureció más

-No olvide que usted se atrevió primero- le respondió

-¿Pero qué ocurre aquí? Los gritos se oyen en la entrada…- la madre de Bruno llegó y vio la escena, su hijo tirado, Diego frente a su marido y éste sangrando- ¡Por todos los cielos! Bruno que ocurre- la mujer se acercó al esposo y le revisaba la nariz

-Este marica ha pervertido a tu hijo, llegó diciendo que lo ama- ella de inmediato volteo a ver a su hijo, éste era ayudado por Diego a levantarse.

-¿Es eso cierto?- con incredulidad cuestionó

-Es cierto, amo a Diego-

-¡Cállate! No repitas eso en mi casa- a gritos el hombre volvió a hablar

-Cálmate Bruno- con la respiración agitada la mujer se dirigió enseguida a su primogénito- Será mejor que regreses más tarde, por ahora las cosas no están tranquilas hijo, necesitamos hablar largo y tendido…-

-No, si se larga con él marica que no regrese- con dureza advirtió el mayor

-Pues que así sea, voy por mis cosas-

-Ah no, todo lo compré yo, todo es mío, si te vas te largas con lo llevas puesto, de sobra está decirte que tus tarjetas las cancelaré ¿verdad?-

-Eso lo sé padre- con el mismo todo duro contestó

-Eso no Bruno, escúchame bien, es mi hijo, y no voy a permitir que lo eches de nuestra casa-

-No mamá, ya no discutas, tiene razón, en esta casa manda él y si decide que me vaya es lo mejor-

-Pero hijo, esta también es tu casa- al borde de las lágrimas la mujer quería hacerlo entrar en razón

-No madre, la condición para quedarme es que deje a Diego y no pienso hacerlo, te amo, no lo olvides- la besó en la mejilla y sin dirigirle la palabra a su padre camino con Diego al lado rumbo a la salida

-Cuando cruces esa puerta te olvidas que tienes padre- el hombre le gritó

-Cuando cruce esta puerta, solo tendré madre- le contestó y acto seguido salió de ahí.

 

Diego sabía que Bruno sufría, por ello una vez afuera lo abrazó fuertemente, sin palabras que pudieran echar a perder el momento lloró con él, el silencio fue empático y dio consuelo a un corazón que sufría una gran pérdida, la familia, con la que siempre había contado y vivido se resquebrajó en cuestión de minutos, nada sería lo mismo, de sobre lo sabía.

 

 

 

 

 

 

 

En una prestigiada cafetería Donato platicaba cómodamente con el instrumento perfecto de su venganza…

-Así que todo eso pasó, vaya, desde siempre ese Diego ha sido un zorrito, no sé porque no me sorprende- comentó luego de escuchar el relato de Natalia

-Él tiene mucha culpa de lo que hoy día soy, mucha-

-No es tan denigrante ser empleada departamental o ¿sí?- con cierto sarcasmo le preguntó  

-Es denigrante lo que he vivido por no haber conseguido que Bruno se quedara conmigo, él me hubiera salvado de muchas cosas-

-¿Qué te hace pensar eso querida?- dio un sorbo a su taza de café

-Porque Bruno es un hombre de palabra, y yo tenía el truco perfecto  para hacerlo quedar conmigo-

-¿Y en todo eso hay algo parecido a un bebé?- con astucia adivinó cuál iba a ser el plan que la muchacha tenía trazado.

-Sí, pero ya no tuve oportunidad, ese maldito se atravesó antes de que lo lograra-

-Bueno, pero… dime una cosa, si tuvieras la oportunidad de conseguir eso que querías ¿lo harías?- la miró con malicia, esa respuesta le interesaba mucho

-¿A qué te refieres?- sin comprenderlo aún, Natalia pidió una explicación más extensa

-Sí, mira, si hoy día pudieras amarrar a Bruno con un hijo ¿estarías dispuesta a hacerlo?- sonriendo maléficamente preguntó.

-Sí, por dos razones, una por salir de esta maldita miseria y dos, por darle un buen escarmiento al mariquita de Diego- con desprecio se refirió a su eterno rival.

-Me parece que estás en tu justa razón, y solo por eso yo voy a ayudarte-

-Tampoco soy tonta, sé que esto también lo haces por ti- le respondió

-Vaya, con que no eres tan apacible como en la tienda- sonrió al escuchar la respuesta de la mujer.

-No me queda de otra, si deseo tener un poco de dinero debo ser atenta y amable aunque  haya a veces gente que no soporte.-

-Espero que yo sea personas de las que sí soportas- comentó el hombre

-Tu si me simpatizas Donato, hablo en general, sabes qué hay de todo tipo de personas-

-Eso es cierto, pero sea como sea, si quieres un hijo con Bruno, yo te he de ayudar, un poco por ti, un poco por mí, un poco por ambos, querida- sonrío, apareció ese gesto que tan bien le sale cuando las cosas marchan a su favor, buscaba un arma letal, la encontró en el lugar que menos hubiera imaginado, y vaya que sería letal.

 

 

 

 

 

Ya era tarde, luego de pasar el día juntos haciéndose compañía en silencio o intercambiando esporádicamente palabras, Diego y Bruno llegaron a la casa del primero. Abrieron la puerta y Erick se encontraba en la sala platicando con Nora. Al verlos el corazón de la mujer dio un tumbo, con solo mirarlos sabía que algo no andaba bien, guardó silencio esperando que ellos dijeran algo.

-Hijo, se demoraron mucho, ¿todo bien?- Erick preguntó sin saber aún lo que había ocurrido. Ninguno contestó, Baláustegui levantó el rostro y les ofreció la más falsa de sus sonrisas.

Sin poderlo evitar, Nora se puso de pie y lo abrazó, Erick los miraba, esa mujer pese a no tener hijos, poseía un enorme instinto maternal que le ayudaba a saber cuando algo andaba mal con las personas que amaba, instinto que se desarrollaba especialmente con Diego, sin embargo ahora lo mostraba con el amigo del hijo de su novio.

-Calma, todo va a estar bien, calma- el chico soltó un par de lágrimas, ese día fue muy duro para él. Diego también los miraba en silencio.

-Yo… yo no pienso ceder, no quiero, no voy a ceder- habló al hombro de la mujer

-Y no lo harás, de eso estoy segura, siempre has sido un niño muy valiente- le contestó ella, a veces hay situaciones que se mejoran con un cálido y curativo abrazo.

 

Luego de unas horas, las cosas se tranquilizaban, Erick estaba molesto por el maltrato que su hijo sufrió…

-Ya papá, no pasó a mayores, la verdad se me defender, y afortunadamente no pasó más nada-

-Pero ese cretino me las ha de pagar- dijo sin tener en cuenta que ese cretino era el padre el novio de su hijo

-Papá…- mencionó Diego intentando hacer que su padre tuviera cuidado con sus comentarios

-Perdona Bruno, pero tu padre si se extralimitó-

-No se preocupe, yo lo sé-

-¿Entonces puede quedarse aquí? No tiene a donde más ir- Diego preguntó a su padre, quien mantenía sujeta la mano de Nora

-Por supuesto, sabes que eres bienvenido en esta casa hijo, solo que no permitiré que duerman en el mismo cuarto, no es que desconfíe de ustedes, pero será mejor que los mantenga alejados por lo pronto.- dicho comentario desató las risas, al parecer la situación iba mejorando aunque algo no muy bueno se avecinaba.

 

 

Varios días después, Bruno salía de la facultad para ir por Diego a la suya, aún no eran novios oficiales pero ya poco faltaba para ello, por tal motivo aún no le comentaba a ninguno de sus amigos el paso que daría. Caminaba rumbo al estacionamiento para manejar el coche de Diego cuando inesperadamente chocó con una mujer…

-Disculpa… no te vi- el musculoso chico la ayudó a incorporase, no se cayó pero si la empujó un poco

-Descuida, yo no me fije, caminaba sin precaución… lo lamento…- Natalia comenzaba la desenredar la madeja de la desolación y la venganza…

Notas finales:

Gracias por su paciencia y lecturas  =D


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