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NÁUFRAGOS por yaonita

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Notas del capitulo:

Hola ^^

 

Y llegamos al capítulo cincuenta ^^

 

Sabremos quién es ese morenazo llamado Tristán, lo conoceremos un poquito mejor ^^ También veremos todo lo que tuvo que pasar Alex en estos tres meses y como Tristán le ayudó ^^

 

¿Será su novio o no lo será?

 

Seguro que os morís de ganas por saberlo así que no os entretengo más XD Espero que os guste ^^

 

Un beso

 

Yaonita

50. ¿No vas a luchar por mí?

(Alex)

Estaba en la cocina intentando preparar algo para desayunar, ese era uno de los problemas de trabajar de noche que me levantaba casi a la hora de comer. Estaba esperando a que Tristán acabara de ducharse para ir yo a la ducha.

- ¿Qué estas preparando Alex? Huele delicioso – Apareció por la puerta de la cocina.

- Un poco de desayuno, nada especial – Le quité importancia – ¿Has acabado de la ducha?

- Sí, puedes ir cuando quieras – Confirmó, se estaba secando el pelo con una toalla.

- Acabaré primero el desayuno y luego iré – Total, no tenía nada que hacer hasta la noche que me tocaba volver al trabajo, no tenía ninguna prisa.

Entonces oí como llamaban a la puerta, era raro pues a esa hora no acostumbrábamos a recibir visitas, no al menos sin avisar.

- Tristán, están llamando ¿Puedes abrir tú? Es que no puedo dejar la cocina – No quería que se me quemara lo que estaba haciendo.

- Déjalo amorcito, ya voy yo – Odiaba que me llamara así y lo hacía para fastidiar – ¡Alex amorcito un pivon ha venido a verte! – Oí que gritaba al poco rato. ¿Un pivon? Aunque había hecho alguna que otra amistad en tres meses ninguna era lo suficientemente buena como para que vinieran a buscarme a casa, no sabía quién podía ser. Solté lo que tenía en las manos y apagué el fuego, luego me dirigí a la puerta curioso por quien podría ser.

- ¿Quién es? No esperaba a nadie – Me asomé a la puerta y me quedé petrificado al ver quien estaba al otro lado – ¡Toni!

- ¡Hola Alex! Siento molestar no sabía que tenías compañía – No me lo podía creer, después de tres meses sin saber nada de él, aparecía y eso era lo único que se le ocurría decir. Noté como bajaba la cabeza apenado. Después de tanto tratar de olvidarle ahora lo tenía delante de mí y mi corazón saltaba de mi pecho sin remedio.

- Me siento ignorado – Interrumpió Tristán después de varios minutos de silencio. Decidí aprovechar la situación para tomarle un poco el pelo a Toni por todo el daño que me había hecho pasar.

- Lo siento Tristán, te presento a mi ex novio – Le señalé – Toni… te presento a Tristán… mi novio – La expresión de Toni fue de absoluta sorpresa, por un momento me sentí mal por lo que le estaba haciendo sentir, pero entonces recordaba lo mal que lo había pasado aquella noche en su casa cuando no quiso venirse conmigo, y entonces pensé que se lo merecía.

- ¡Pues que os vaya bien! – Exclamó molesto al tiempo que se daba la vuelta para marcharse, me pareció notar que estaba a punto de llorar, quizás me estaba pasando.

¿Y se iba a ir así como así?

Después de todo ¿Ni siquiera iba a luchar un poquito por mí?

Recordé todo lo que había tenido que pasar hasta ese preciso momento en que lo tenía ante mí como si nada hubiera pasado, habían sido días muy duros y me había costado mucho aguantarme las ganas de llamarle, pero no podía hacerlo estaba demasiado dolido, él debía dar el primer paso.

Cuando tres meses atrás llegué a la ciudad sin prácticamente nada, apenas me había llevado algunas cosas y los pocos ahorros que tenía, me sentí muy asustado. Estaba solo en una ciudad enorme, sin nadie a quien poder acudir y sin nadie a mi lado para pasar los malos momentos. Me encontré en la estación de autobuses sin saber que hacer o hacia dónde ir, todo había sido tan repentino que ni siquiera había pensado que haría una vez aquí.

Estaba muy cansado así que pensé que lo mejor sería buscar un sitio donde descansar y luego ya decidiría. Busqué una pensión barata, no sabía cuánto tiempo me tendría que quedar allí hasta que encontrara un trabajo así que no podía gastar mucho. Lamentablemente no podía hacer uso de mi tarjeta de crédito, en el caso de que mi padre no la hubiera anulado, si la usaba acabarían encontrándome, así que solo disponía del poco efectivo que tenía.

Los sucesivos días, fueron un ir y venir por las calles buscando trabajo, leyendo periódicos con ofertas laborables o cumplimentando currículos allá donde hubiera alguna vacante, por desgracia no estaba teniendo suerte, al ser menor de edad todavía, muchos se echaban para atrás.

A la poca fortuna encontrando trabajo se unía la tristeza de echar de menos a Toni en todo momento, cualquier cosa que viera me recordaba a él. Estuve muchas veces a punto de llamarle, pero estaba tan enfadado con él que me retenía a mí mismo. Entendía su postura, sabía lo mucho que Toni necesitaba a su familia, pero me dolía mucho que no se hubiera querido venir conmigo, pensaba que quizás no me amaba lo suficiente.

A las dos semanas más o menos de estar buscando trabajo, y cuando ya estaba desesperado ocurrió algo inesperado. Estaba en una cafetería tomando un café y leyendo las ofertas de empleo cuando alguien se sentó en mi mesa.

- ¿Molesto? – Preguntó un chico que había aparecido de la nada. Pero se sentó sin esperar respuesta alguna. Era un chico de pelo moreno y con unos ojos azules muy intensos, bastante alto y con un cuerpo muy bien definido, era realmente guapo no se podía negar.

- Supongo que no – Comenté al ver como se había sentado igualmente, parecía bastante descarado.

- Perdona que te moleste pero es que no me gusta tomar café solo y mis amigos me han abandonado – Sonrió – Además cuando veo a un chico guapo no puedo evitar conocerlo – ¿Estaba intentando ligar conmigo?

- Vaya… eres muy directo ¿No? – Estaba bastante sorprendido y no sabía que decir - ¿Y si no hubiera sido gay?

- Lo eres ¿No? – Volvió a sonreírme – Tengo el típico radar gay, los huelo a distancia aunque no se les note mucho jajaja.

- Lo soy – Reconocí – Pero ahora mismo no me interesa nada, no deberías perder el tiempo conmigo – Aún seguía pensando y amando a Toni, no podía fijarme en nadie más.

- Es una pena – Me miró con coquetería – Pero no importa, ya te he dicho que no me gusta estar solo ¿Puedo al menos hacerte compañía no?

- Por supuesto – Le sonreí – Soy Alex – Me presenté.

- Tristán – Nos dimos la mano – ¿Eres nuevo por aquí? – Preguntó – A un chico como tú lo tendría fichado.

- En realidad llevo dos semanas aquí, me hospedo en una pensión un par de calles más abajo – Confirmé – Como ves estoy buscando trabajo y piso – Le enseñé el periódico que estaba mirando antes de que él se sentara – Aunque lo segundo sin lo primero va a ser difícil – Me entristecí.

- Pues creo que hoy es tu día de suerte – Me sonrió – Creo poder ayudarte con lo del trabajo y mi compañero de piso se marchó hace unos días así que tengo una habitación libre, si no te importa convivir conmigo y ver pasar a desconocidos noche si, noche también te la puedo ofrecer.

- ¿En serio? – Me emocioné.

- Lo del trabajo no depende solo de mí, pero con tu físico no creo que tengas problemas – Me miró de arriba abajo haciéndome sentir algo incomodo – Y lo de la habitación es una oferta en pie, compartimos gastos y listo. Si quieres luego te enseño el piso y decides.

- Me parece bien – Empezaba a ver la luz al final del túnel – ¿Y qué trabajo es?

- Verás… trabajo por la noche en un pub gay – Me informó – Pero es un sitio muy legal ehhh, no es nada sórdido ni nada parecido. Mi jefe es un buen tío y está buscando chicos guapos para camareros, la verdad es que cada vez va más gente y solo somos dos. No es que la paga sea excesiva, pero se gana mucho con las propinas si sabes montártelo bien. Si quieres esta noche ven conmigo y te presento a mi jefe.

- Muchas gracias – Agradecí. La verdad es que no se me había pasado por la cabeza trabajar en un sitio así, pero no había otra cosa.

Esa misma tarde me llevo a conocer el piso. Era un estudio con dos habitaciones, bastante amplio la verdad. Cuando llegué me sorprendí al ver que una parte del salón estaba con parqué y había unos espejos enormes en las paredes, fue así como descubrí que mi nuevo amigo Tristán estaba estudiando baile contemporáneo e iba a un conservatorio en la ciudad. Nada más ver el piso y el precio supe que debía irme a vivir allí.

Recogí mis cosas de la pensión en la que había estado las últimas dos semanas y me instalé en el que iba a ser mi nuevo hogar.

Una vez instalado llamé a la única persona con la que había estado en contacto para darle mi nuevo teléfono donde podría localizarme, solo había hablado con él una vez justo el día después de irme y quedé en que le llamaría en cuando tuviera noticias.

- ¡Mierda Alex! ¿Podías haberme llamado antes no? – Fueron sus primeras palabras.

- Lo siento Marc, pero hasta hoy no me he instalado y no tenía un teléfono para llamarte – Me disculpé.

- ¿Y cuando piensas comprarte un móvil? – Preguntó molesto.

- Cuando consiga trabajo, no todos somos ricos como tú – Me burlé.

- ¡Vale, vale! ¿Y dime, como te va? – Preguntó obviando mis burlas.

- Pues por eso llamaba tengo noticias – Dije emocionado – He conseguido un piso compartido y creo que puedo conseguir un trabajo pero aún no es seguro. He conocido a un chico muy majo que me está ayudando.

- ¿Y es guapo? – Me interrumpió.

- Pues sí, bastante – Reconocí – ¿Pero qué tiene que ver eso?

- A ver Alex, te recuerdo que ahora estas soltero y si puedes darle una alegría al cuerpo mejor que mejor ¿No? – Dijo con picardía.

- Marc, sabes que eso no me interesa por ahora – Aseguré apenado – Aún pienso en él.

- Ya, ya – Le quito importancia – Pero no debes estar toda la vida sufriendo por algo que no ha funcionado Alex, debes seguir con tú vida.

- Lo sé Marc, pero no sé, supongo que en el fondo sigo guardando esperanzas – Afirmé – ¿Y cómo esta él?

- Bueno… – Parecía que había algo que no quería contarme.

- ¿Marc? – Insistí.

- Veras es que… ha estado enfermo, se ha tirado una semana en el hospital – Confesó.

- ¿Qué? ¿Qué le pasó? ¿Está bien ahora? ¿Por qué no me lo dijiste antes? – Hice una pregunta tras otra.

- Pues lo que oyes, parece ser que tuvo un ataque por el estrés y quedó en un estado catatónico, no reaccionaba a ningún estimulo, ni comía, ni hablaba, nada. Ahora está bien, ya está en casa, pero según me comentó Guille se está medicando. Yo me enteré el día después de hablar contigo y no te dije nada porque te recuerdo que no tenía forma de comunicarme contigo –Contestó a todas mis preguntas una detrás de otra.

- ¿Crees que debería ir a verle? – Cuestioné finalmente entristecido. Toni había estado enfermo y yo no había estado a su lado.

- Sería hacerte más daño a ti mismo Alex – Aseguró algo apenado – Debes comenzar a replantearte el olvidarte de él e intentar conocer a otro chico.

- Pero aún le amo y…

- Pero él no está contigo – Interrumpió.

- Tienes razón – Reconocí apenado.

- A ver Alex… Toni es un buen chico, yo le apreció como amigo, y lamento mucho que lo vuestro no haya funcionado, pero ahora estáis separados y si no tienes intención de esperarle, o mantener una relación a distancia lo mejor será que lo dejes ir – Comentó.

- Toni quería una relación a distancia pero yo no quise – Quizás me había equivocado, eso era algo que llevaba pensando desde que me fui – Creía que no podría superar algo así, tenerle tan lejos y no poder tocarle, iba a ser muy duro Marc.

- Y preferiste no poder tocarle nunca más – Resumió Marc.

- Me equivoqué Marc – Reconocí – Pero ahora no puedo volver a tras, me siento dolido de que le resultara tan fácil dejarme ir.

- Tan fácil no le resultó Alex, recuerda que ha estado enfermo – Increpó Marc – Ahora lo que debes hacer es pensar en el asunto y dejar pasar el tiempo a ver qué pasa, quizás si intentas olvidarle y salir con otros chicos descubrirás si realmente puedes pasar de él o si vuelves y le suplicas que vuelva contigo.

- Supongo que lo pensaré Marc – Aseguré.

- Está bien, ahora que tengo tu teléfono iremos hablando ¿Vale? – Me gustaba tener a alguien en quien poder confiar y con quien poder hablar. No es que no confiara en mis otros amigos, pero prefería no meterlos en líos de momento. Quizás más adelante, cuando todo se hubiera calmado les llamaría.

- Ok Marc, vamos hablando – Nos despedimos.

Estuve dándole muchas vueltas a lo que habíamos hablado, debía intentar olvidar a Toni como fuera, él nunca se vendría conmigo y dejaría a su familia, está demasiado unido a ella. Pero me iba a resultar tan difícil, yo amaba a Toni y de eso estaba seguro, me remordía un poco la conciencia por no ir a visitarle sabiendo que había estado enfermo, pero no podía hacerlo, si volvía a verlo me sería imposible volver a marcharme y mi padre acabaría encontrándome. Al menos sabía que ya estaba bien y podía sentirme más tranquilo, iría llamando a Marc para saber cómo iba.

Al poco rato de haber hablado con Marc, Tristán me dijo que había hablado con su jefe y que quería verme esta noche, con un poco de suerte conseguiría trabajo.

Por la noche le acompañé y conocí el que sería mi nuevo lugar de trabajo. El pub se llamaba Open Mind y por fuera parecía un pub normal y corriente, pero nada más entrar podías notar que era especial. A pesar de que tenía lo típico de cualquier pub, una barra, algunas mesas con sofás, columnas brillantes, etc., los enormes murales que adornaban las paredes evidenciaban a que público estaba destinado. En ellos se podían ver imágenes de chicos besándose o en posturas la mar de provocativas, luego más adelante pude ver también como en una gran pantalla que había al fondo de la pista se emitían videos bastante provocativos de chicos con chicos.

Cuando entre al local aún estaba vacío, según me dijo Tristán abrirían una media hora más tarde.

- ¿Tú debes ser el amigo de Tristán? – Un hombre de unos treintaicinco años, castaño y con ojos negros se acercaba a mí sonriente – Eres tan guapo como él decía.

- Soy Alex – Me presenté – Y gracias por el cumplido.

- Sólo digo la verdad – Afirmó – Yo soy Roberto. No sé si Tristán te ha comentado en qué consiste el trabajo – Me acompañó hasta la barra, donde nos sentamos en unos taburetes.

- Más o menos – Aseguré.

- Como habrás podido ver, este es un local de ambiente – Señaló lo evidente – Comenzó siendo un local discreto pero cada vez viene más gente. Camareros guapos y simpáticos, buena música y algún que otro bailecito animan mucho al público.

- ¿Bailecito? – La idea de ponerme a bailar ante un montón de chicos salidos no me animaba mucho la verdad.

- A ver, no es obligatorio, no es una discoteca con gogos ni nada parecido – Le resto importancia – Pero es importante que los clientes estén contentos ya que gran parte de vuestro sueldo depende de las propinas, Tristán y Zen que son los dos camareros que hay ahora mismo, de vez en cuando se animan y suben a la barra para animar a los clientes. Lo importante es luchar por llevarse las mejores propinas.

- Ya veo – Había que luchar con todo para ganarse más dinero.

- Incluso muchas noches se quitan las camisetas a última hora – Comentó – Pero como ya te he dicho no es obligatorio ¿Has trabajado alguna vez de camarero?

- En realidad no – Dije apenado.

- No importa, Tristán te ayudará a aprender rápidamente – Aseguró.

- Eso quiere decir que ¿Tengo el trabajo? – Me emocioné.

- Por supuesto – Sonrió – Además de guapo pareces simpático y apañado estoy seguro de que encajaras perfectamente. De hecho puedes empezar hoy mismo si quieres.

Y esa misma noche comencé. El trabajo era sencillo, había que servir lo que los clientes te pedían, cuando pedían combinado y cosas más complicadas al principio me costó, pero pronto me convertí en un perfecto barman. He de decir que Tristán me ayudó mucho en todo momento.

Las primeras noches se me hicieron muy duras, entre que acababa muy tarde de trabajar y que tenía que soportar algún que otro intento de ligue más que descarado, acababa agotado. Luego me acostumbré e incluso jugué con la atracción que sentían los clientes por mí para coquetearles y conseguir buenas propinas, tal y como me había enseñado Tristán.

De vez en cuando y para animar a los clientes nos quitábamos la camiseta, otras veces subíamos a la barra a bailar de manera sexi, no había nada que excitara a un hombre gay que ver a dos chicos guapos bailando de manera sexi, y eso lo aprovechábamos a la perfección Tristán y yo.

He de decir que fueron días bastante divertidos y por momentos Tristán conseguía hacerme olvidar a Toni, se había convertido en un buen amigo. Lamentablemente Toni seguía incrustado en mi corazón y a menudo caía en una pequeña depresión.

- Alex amorcito deberías despejarte un poco, aquel tío bueno de allí no para de mirarte, lígatelo y olvídate de todo – Era uno de esos días en que no paraba de pensar en él, y Tristán al que ya le había contado toda la historia se dio cuenta.

- No puedo, no estoy de humor – Zanjé el asunto – ¡Y te he dicho mil veces que no me llames amorcito! – Sabía que me molestaba y por eso me llamaba así.

- Uy uy uy que el gatito saca las garras – Bromeó - Imagino que estarás pensando en quien yo creo y de ahí tu mal humor– Comentó – Y lo mejor que puedes hacer para sacártelo de la cabeza es enrollarte con otro tío, hay mucho peces en el mar Alex.

- ¿Tú crees? – Puede que tuviera razón, que hasta que no diera un paso más para olvidarme de Toni no lo superaría.

- Por supuesto – Aseguró – Y aquél morenazo de allí es el candidato perfecto para un polvo sin compromiso – Dijo señalando a un chico moreno y de ojos color miel que no había parado de mirarme y coquetear conmigo en toda la noche. La verdad es que era un chico bastante guapo, eso no se podía negar.

- ¿Debería ir a hablar con él? – Pregunté dudoso.

- Ya estas tardando – Se rió Tristán – Adelante, yo te cubro.

Y me dirigí hacía el chico completamente decido a olvidarme por completo de Toni y todo lo que habíamos vivido juntos. Tristán tenía razón, no podía pasarme toda la vida pensando en un amor frustrado, por mucho que yo aún lo amara con todas mis fuerzas.

Tristán había sido todo un apoyo en estos meses. Al principió me costó mucho acostumbrarme a sus locuras, era un chico bastante raro y alocado, pero en el fondo era un chico con mucho corazón, por más que intentará esconderlo a los demás.

Era muy alocado, pero no la típica loca gay aunque muchos algunas veces lo pensaran, a él le gustaba que otros lo vieran así pero no lo era para nada. Tristán solo vivía el día a día y solo pensaba en disfrutar de la vida sin pensar en el futuro o en nada más que no fuera él mismo. Pero eso sí, cuando veía a alguien que necesitaba ayuda, no dudaba en ofrecerse para ayudar. Eso al principio me sorprendió ¿Como un egoísta vividor y que presume de ello, acaba convirtiéndose en poco más que mi ángel salvador? La respuesta estaba clara, por algún motivo Tristán no quería que los demás conocieran su verdadera forma de ser, y por eso muchas veces exageraba su papel para que todos creyeran que era un loco insensible que solo pensaba en follar. Pero no lo era y yo lo sabía.

Sí, era cierto que cada noche se llevaba a un chico diferente a la cama, y que era difícil que repitiera dos veces con el mismo, según él para evitar encoñamientos innecesarios. No quería comprometerse con nadie, no creía en el amor solo en el sexo, pero esa era su fachada yo estaba convencido de que algún día llegaría el chico que le hiciera cambiar, y que él, muy en el fondo lo deseaba. No era tan superficial como muchos creían.

Una mano se paseaba por mi cintura, mis labios estaban siendo poseídos por otros labios que no eran los deseados, una lengua desconocida se abrió paso en mi boca. Pocas palabras habían sido necesarias para acabar en un rincón oscuro del pub arrinconado en la pared por el moreno de la barra, me estaba dejando llevar e intentaba silenciar con todas mis fuerzas esa vocecita en mi interior que me decía que lo que estaba haciendo no estaba bien. Todo era tan diferente… las sensaciones que estaba sintiendo, sin llegar a ser desagradables, no tenían nada que ver con la electricidad que recorría todo mi cuerpo cuando besaba a Toni, todo se sentía tan extraño…

No pude evitarlo, mi alma gritaba con fuerza en mi interior completamente destrozada, empujé a aquél chico con todas mis fuerzas y salí corriendo y llorando. Jamás me sentiría con nadie como con Toni, todo mi ser estaba impregnado de su aroma, del tacto de su piel, de sus labios, necesitaba con todas mis fuerzas verle, estar a su lado, sentirle una vez más. Pero no podía ser, él se había ido y debía aprender a vivir con este dolor por siempre.

Me había costado mucho aceptar eso, y ahora que lo tenía más o menos asumido se presentaba ante mí.

Tan hermoso, a pesar de las ojeras o la cara de cansancio, tan rematadamente atrayente.

Y ahora se iba así, sin luchar ni un poquito por mí ¿Tan poco me amaba?

- ¡Mierda Toni! ¿Ni siquiera vas a luchar un poquito por mí? – Dije finalmente antes de que desapareciera para siempre.

***








Notas finales:

¿Qué os pareció Tristán?

 

Espero que os haya caído un poquito mejor, porque si os digo un secreto creo que Tristán se convertirá en el protagonista de mi próxima historia ^^

 

¿Qué os parece el nuevo trabajo de Alex? ¿Os lo imaginabais de camarero en un pub gay? XD

 

Y por último ¿Creéis que Toni luchará por Alex?

 

He de decir que estoy inmersa en la escritura del próximo capítulo el que será el último sin contar el epilogo, me está dando un poco de penita acabar la historia voy a echar mucho de menos a nuestros chicos :( Aunque creo que he encontrado la forma de ir sabiendo de ellos, ya os contaré ;)

 

Una vez más agradecer sus comentarios a Ushio, Ana, Mei, Orenjiyuu, Anna, Insonio, Yuko y dos anónimos que no he podido saber sus nombres ^^ Y también gracias a todo el mundo por leer, estoy muy contenta no me había dado cuenta de que habíamos superado las 30.000 lecturas. Gracias  ^^

 

Un beso

 

Yaonita

 

 


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