9. Hacer pública nuestra relación.
(Zen)
Después de que Toni nos pillara salí corriendo detrás de él, quería hablar con él antes de que se lo contara a nadie. Vi como subía hacia la parte de arriba y le seguí, seguramente estaba buscando a su novio para hablar con él de lo que había visto.
Una vez arriba volví a localizarlo, estaba mirando alrededor buscando a alguien con la mirada. Decidí acercarme a él en ese momento.
- Toni tenemos que hablar – Le dije nada más llegar donde estaba.
- No tenemos nada de qué hablar Zen, eres libre de acostarte con quien quieras – Le quitó importancia.
- Ya, pero sé que os lo tendría que haber contado antes y lo siento – Me disculpé.
- No te niego que no me molesta que no nos lo hayas contado Zen, somos tus amigos y tendrías que confiar en nosotros, pero entiendo que es decisión tuya – Me miró con algo de tristeza – Si no confías en nosotros lo entiendo.
- No es eso Toni – Rebatí – Claro que confío en vosotros, como tú has dicho sois mis amigos. Pero aún no es una relación consolidada y no quería hacerla pública hasta estar completamente seguro. No es fácil Toni.
- ¿Desde cuándo estas con él Zen? – Preguntó con curiosidad.
- Algo más de dos meses – Admití.
- Pues yo lo veo más que consolidado – Comentó con una pequeña sonrisa – Tengo que admitir que me ha sorprendido, no os imaginaba juntos, pero me gusta la pareja que hacéis.
- No digas eso que vas a conseguir que me ponga rojo – Ya me había sonrojado.
- Es verdad Zen – Comenzó – El es un tío estupendo, además de que no está nada mal, y tú te mereces por fin a alguien bueno en tú vida, si realmente te gusta no deberías esconderlo. Sé lo duro que es esconderse cuando amas a una persona y no puedes hacerlo público, no pases tú por ello ni le hagas pasar a él por algo así – Estábamos hablando en un rincón dónde la música no sonaba tan fuerte, muy cerca él uno del otro para no tener que chillar para poder oírnos, habíamos creado nuestra propia burbuja de tranquilidad.
- Lo sé Toni, claro que lo sé, pero tú conoces mi pasado, sabes lo que sufrí con Cristian por confiarme demasiado y lanzarme al vacio, no quiero volver a pasar por lo mismo, no ahora – Debatí.
- Pero él no es como Cristian, no te va a hacer daño – Rebatió.
- Eso no puedes saberlo Toni, ni yo tampoco puedo estar seguro, tú no conociste a Cristian él tampoco parecía capaz de hacerme daño – Dije casi para mi mismo – Y no sé si podría volver a pasar por algo parecido.
- Tampoco te estoy diciendo que lo dejes todo por él, solo te estoy diciendo que no deberías escondérselo a tus amigos, y menos cuando también son amigos suyos – A veces parecía que Toni era el inmaduro y que Alex era el más maduro en su relación, pero en momentos como estos sabía perfectamente que decir, era muy revelador hablar con él – Por lo menos díselo a los demás, que no anden investigando a tus espaldas con quien te estás enrollando – Se rió – Si hasta el despendolado de Tristán anda haciendo apuestas de con quién estas.
- Será desgraciado, ya verás cuando lo agarre – Dije molesto, aunque en el interior me reía pensando que era algo muy típico de él.
- Anda no seas tonto y no te escondas – Me abrazó con cariño – Tienes derecho a ser feliz Zen, no le pongas frenos a tu felicidad.
- Gracias Toni – Le devolví el abrazo – Hablaré con él y se lo diremos al resto.
- Es lo mejor – Me sonrió al romper el abrazo – Por cierto, dime una cosa ¿Qué tal es en la cama? Siempre he tenido curiosidad, como se le ve tan serio – Se rió.
- Parece serio pero en el sexo es una bestia – No pude evitar sonrojarme por lo que había dicho.
- Estas coladito – Se rió de nuevo – Nunca te había visto así.
- …l hace que me sienta así, me hace sentir especial, a su lado me siento importante y no alguien más – Confesé.
- Sabes, hablas como yo hablo de Alex – Me sonrió – Eso significa que estas muy enamorado.
- Y eso me da miedo – Reconocí.
- Te entiendo, pero de nada sirve tenerle miedo a algo que no sabes si va a pasar – Me alentó – Disfruta el día a día Zen, que cada día que pierdes por culpa del miedo es un día que nunca volverás a recuperar y un día perdido de felicidad.
- ¿Alguna vez te han dicho que eres muy sabio? – Le sonreí.
- Anda vamos, debemos volver al trabajo – Le quito importancia a mis palabras.
Juntos nos dispusimos a volver a bajar para seguir con nuestro trabajo, ya nos habíamos escaqueado bastante por hoy. Había decidido contárselo a todos antes de que cada uno se fuera a su casa, cuando cerráramos, pero antes debía preguntarle a él si le parecía bien.
- Toni ahora voy a la barra, tengo que hacer una cosa antes – Le pedí antes de bajar.
- Ve, no hay problema – Se despidió.
Y yo me dirigí al sitio donde sabía que muy probablemente le encontraría, allí era donde se escondía cuando no quería ser visto, y seguramente que después de lo del almacén no quería que nadie le molestara.
- ¿Cariño, molesto? – Llamé a la puerta y entré sin esperar respuesta.
- Sabes que tú nunca molestas pequeño – Como imaginé estaba sentado en su mesa.
- Sabes que no me gusta que me llames pequeño – Protesté poniendo morritos.
- ¿Prefieres que te llame esclavo? – Se rió.
- Tonto – Protesté de nuevo – Si vas a burlarte de mí se acabaron los jueguecitos sexuales.
- No, eso no, sabes lo que me gustan – Se levantó y vino hacia mí corriendo para pedirme perdón – Además aún no te has disfrazado de gatito y es mi mayor fantasía sexual.
- Si yo fuera tu gatito ¿Tú que serias? – Le seguí el juego coquetamente.
- Obvio, tú tigre – Y comenzó a reírse, para luego cogerme de la cintura y acercarme a él – Un tigre devorando al gatito más lindo – Y me besó, con fuerza y posesión, como solo él sabía a hacer.
- Ahora no cariño, no he venido a eso – Con mucha fuerza de voluntad me separé de él – He hablado con Toni de lo que vio.
- Si, ya vi que estabais hablando y no quise interrumpiros, parecía una conversación muy íntima – Alzo una ceja interrogante. Note que se había puesto algo celoso.
- Estábamos quedando para esta noche, le dije que te despistaría, él despistaría a Alex y nos veríamos para follar – Me burlé de sus celos.
- Que gracioso – Dijo con sarcasmo.
- Es que si vieras lo ridículos que son tus celos – Me reí.
- Está bien, lo admito, me puse celoso – Reconoció con un gesto de resignación muy gracioso – Pero es que Toni es tan guapo, y se os veía tan bien juntos.
- Tú también eres guapo y recuerda que estoy contigo – Le clavé mi dedo en su pecho para darle más énfasis a mis palabras – Toni solo es un buen amigo.
- Lo sé y lo siento – Volvió a acercarse a mí – Y dime ¿Qué tal fue la charla?
- Muy bien, la verdad es que es un encanto – De nuevo pude notar un gesto de disgusto – Me convenció para que lo hiciéramos público y le dije que se lo contaría al resto al cerrar.
- Toni siempre me ha caído bien, es un chico muy listo – Ahora se río orgulloso – Podemos hacerlo ahora no hace falta esperar a cerrar.
- Prefiero que estemos tranquilos y no rodeados de chicos salidos cuando se lo digamos – Comenté como si fuera lo más obvio.
- Pues que sea al cerrar – Aceptó – Ahora vuelve al trabajo antes de que no pueda evitar tirarme sobre ti para devorarte de nuevo – Me dio un piquito y volvió a su mesa – Y recuérdame que le suba el sueldo a Toni.
- Que morro tienes – Me reí y comencé a salir de su despacho.
Ahora sí, mucho más tranquilo que antes, me dispuse a bajar y seguir con mi trabajo. Cuando llegará la hora de cerrar y estuviéramos solos, haríamos publica nuestra relación. Ahora solo faltaba ver las reacciones de los chicos ante la noticia.
(Kiel)
Estaba sentado sobre unas cajas del almacén, con la ropa medio quitada y en una postura la mar de incomoda, pero nada de eso importaba si a cambio obtenía el placer que estaba sintiendo ahora mismo.
- Ahhhh… Tris… ahí… sigue… ahhhh – Después de meterme en el almacén todo había ido muy rápido, Tristán se abalanzó sobre mí y comenzamos a besarnos y quitarnos la ropa mutuamente.
- Ahhh… nene… eres increíble – Tristán me penetraba de manera imponente, yo a duras penas conseguía aguantarme sobre las cajas, luchando por mantener el equilibrio al mismo tiempo que luchaba contra la ropa que me estorbaba.
- ¡Dios…si…ahhhh! – No me preocupaba que nos oyeran desde fuera pues la música estaba muy alta, pero aunque me hubiera preocupado tampoco podía aguantarme los gemidos, el placer era demasiado intenso – Sigue… ahhh… ahí – Llevaba rato acertando una y otra vez en ese punto tan maravillo que me hacía perder el sentido.
- ¿Te gusta nene? – Su voz sonaba poseída por el deseo, los dos estábamos ardiendo de placer. Comenzó a acompañar sus profundas embestidas con sacudidas a mi polla, la cual había rodeado con su mano.
- Si… ahhh – Al final decidí sujetarme a él para mantener mi equilibrio, así que le rodeé con mis brazos por el cuello y con una de mis piernas me apresé a su cintura.
- Pronto… ahhh – Me agarró del pelo para apartarme y poder apoderarse de mi cuello con su boca, entonces comenzó a dejar pequeñas mordías que me volvían aún más loco. Me daban pequeños escalofríos cada vez que notaba el frío de su piercing en mi cuello.
- Y yo… ahhh… Tris… ahhhhhh – Y ambos nos corrimos a la vez. Al momento de correrme arañé su espalda sin poder evitarlo, había sido uno de los orgasmos más intensos de toda mi vida.
- Dios mío nene ha sido increíble – Dijo casi sin respiración.
- Si – Estaba sin habla, no podía decir mucho más.
- Pero debemos volver al trabajo o al final nos van a pillar – Se separó de mí para comenzar a vestirse y mi cuerpo de golpe se enfrío dándome escalofríos.
- No sería la primera vez que te pillan ¿No? – Dije algo molesto al imaginarme a la cantidad de chicos que se habría follado en este mismo almacén.
- La verdad es que me han pillado unas cuantas veces – Se rió – Pero si me pillaran contigo sería diferente, se supone que solo somos amigos, no pararían de hacernos preguntas molestas.
- Supongo – Comenté con desgana al tiempo que seguía vistiéndome.
- Te he dicho alguna vez que me encanta tu culo – Me sorprendió abrazándome por la espalda y susurrándome esas palabras al oído.
- A mí me encantaría probar el tuyo – Tanteé el terreno. Hasta ahora nos habíamos acostado dos veces, y las dos veces yo había sido el pasivo, nunca habíamos hablado de roles y no tenía ni idea de si Tristán era solo activo o también le gustaba ser pasivo.
- Mi culito es muy selectivo, quizás algún día tengas suerte pero tendrás que currártelo – Me guiñó el ojo y salió del almacén dejándome con la palabra en la boca ¡Maldito Tristán!
Salí detrás de él algo molesto por el plantón, debía seguir con mi trabajo, bastante me había escaqueado ya. Sentía un runrún en mi interior, un runrún que no me dejaba estar del todo satisfecho, pero no quise hacerle caso, ya se me pasaría.
(Zen)
Estábamos a punto de cerrar, la noche había sido un tanto extraña, primero por la pillada de Toni y la charla de después, y ahora que estábamos a punto de cerrar veía caras raras por todos lados. Tristán como era habitual había estado coqueteando con un chico, eso no era raro, lo raro era ver a Kiel mirarlo casi con odio, por momentos incluso pensé que saltaría sobre él a cortarle la yugular.
Cuando el último cliente salió y Roberto cerró las puertas pensé que era el momento perfecto para hacer pública nuestra relación, así que decidí llamar la atención de los chicos que estaban acabando de recoger las cosas para poder irse.
- Chicos ¿Podéis venir un momento? Tengo algo que comentaros – Llamé su atención.
- Que sea rápido Zencito que tengo una cita – Comentó Tristán, que como siempre me molestaba con lo de Zencito por ser el más bajito de todos.
- Si ve rápido, no vaya a quedarte hoy sin follar el Don Juan – Atacó un Kiel molesto. Definitivamente algo andaba mal con esos dos.
- ¿Qué pasa Zen? Me estas preocupando – Se acercó Alex preocupado, me sorprendió que Toni no le hubiera contado nada y le agradecí interiormente por darme la oportunidad de decírselo yo mismo.
- No es nada malo no os preocupéis – Los tranquilicé – Roberto y yo os queríamos comentar algo – Roberto que sabía lo que iba a hacer, se había puesto a mi lado para apoyarme – Quería que supierais que Roberto y yo estamos juntos – Le cogí la mano para sujetarla con fuerza – Llevamos algo más de dos meses viéndonos y creo que ya es hora de avanzar un poquito más – Roberto me sonrió con orgullo.
- ¿Te estás follando al viejo? – Tristán comenzó a reírse a carcajadas.
- ¡Viejo lo serás tú cacho desgraciado! – Protestó Roberto – Sólo tengo treinta y seis años listillo.
- ¿Pero aún se te para? – Siguió con la broma Tristán, los demás solo observábamos rezando para que Roberto no acabará dándole una paliza a Tristán.
- ¿Quieres que te lo demuestre, pequeño mequetrefe? – Alzó una ceja interrogante.
- Supongo que la Viagra hace milagros – Siguió riéndose – ¿Así que el amante misterioso de Zen eras tú? Jamás lo hubiera imaginado.
- Roberto me da todo lo que necesito en todos los sentidos, estoy más que satisfecho – Intervine al fin.
- Si tú lo dices Zencito, te creo – Aseguró Tristán – Pero si algún día te cansas del viejo ven a verme – Me guiñó un ojo.
- Arrggggg, cállate ya o te echo a patadas – Se rió Roberto – Yo a mí pequeño lo tengo más que contento.
- No entiendo muy bien que está pasando – Le susurró Kiel a Toni que estaba a mi lado – Como es que Roberto no se enfada con Tristán.
- Roberto le quiere mucho y le conoce demasiado, sabe que solo esta bromeando, si hubiera sido otro puedo asegurarte que ya tendría un ojo morado – Le contestó con una sonrisa en la cara. No pude evitar celarme un poco, sabía que para Roberto, Tristán era muy importante y que le quería mucho, nunca supe muy bien como se conocieron, pero siempre sospeché que se habían acostado y eso me ponía muy celoso.
- Zen me alegro mucho por los dos – Se pronunció Alex – Hacéis muy buena pareja.
- Gracias – Le agradecí algo sonrojado – Aún llevamos poco tiempo pero quiero que esto funcione.
- Debo admitir que me he sorprendido – Admitió Alex.
- Dímelo a mí que los pillé en el almacén – Resopló Toni.
- ¿Cómo? , ¿Tú lo sabías? – Preguntó sorprendido Alex.
- No lo sabía, pero los pillé antes en el almacén justo después de enrollarse – Se rió Toni.
- No me lo recuerdes – Me reí yo también.
- ¿Cómo? O sea que os enrolláis en el almacén, eso no es justo Roberto cuando me pillas a mí me echas una pedazo de bronca que pa qué, y tú andas enrollándote allí con Zencito. No es justo – Protestó de manera graciosa Tristán.
- Yo soy el jefe y puedo hacer lo que me de la gana – Le devolvió Roberto.
- Bueno chicos solo era eso, quería que lo supierais antes vosotros que sois nuestros amigos, ahora ya no nos esconderemos – Finalicé cogiendo a Roberto de la mano.
Y al fin nos despedimos todos, ahora ya lo sabían ya no tenía porque esconder mi relación con Roberto. Aunque he de reconocer que esta situación me daba algo de miedo, avanzar en la relación me daba pánico y no estaba seguro de que todo saliera bien.
Una vez recogido el local, todos comenzaron a marcharse, Alex y Toni se fueron juntos a su casa, Tristán con ese chico con el que había quedado y Kiel se marchó solo algo cabizbajo. Yo me quedé finalmente a solas con Roberto.
- ¿Ha salido todo bien verdad? – Me acerqué poco a poco a Roberto y le abracé.
- Perfecto – Sonrió y me besó – Pero qué esperabas, son nuestros amigos.
- No sé, pensé que no lo aceptarían, al fin y al cabo tú eres el jefe y yo un empleado más – Comenté mis miedos.
- No seas tonto, eso no importa, somos amigos, lo de jefe y empleado no va con nosotros y lo sabes – Volvió a besarme – Yo si tenía miedo de algo, era de que nos juzgaran por la diferencia de edad, casi podría ser tu padre – Se entristeció.
- No digas tonterías, tengo veintiún años y tú treinta y seis, solo nos llevamos quince años – Le sonreí – Además de que estas estupendo y no se nota la diferencia de edad.
- Si que se nota Zen, la gente nos mirara raro – Se abrazo con fuerza a mí.
- Pues que miren como quieran, a mi no me importa y eso es lo que vale – Le besé para hacerle entender que le quería, tuviera la edad que tuviera – Te quiero Rober.
- Yo también te quiero pequeño – Volvimos a besarnos – Ahora será mejor que cerremos esto y nos vallamos a casa, hoy te quiero desnudito y en mi cama – Sonrió.
- ¿Me demostraras que no necesitas Viagra como dice el tonto de Tristán? – Pregunté pícaramente.
- Eso ya lo sabes, pero te demostraré que no tengo problemas en tenerla parada durante toda la noche – Susurró con una sonrisa en los labios.
Acabamos de cerrar el local y nos fuimos juntos a su casa, estaba muy contento y quería celebrarlo esta noche con él como era debido. Solo llevábamos dos meses, y tenía miedo de avanzar lo reconozco, pero si de algo estaba seguro era de lo bien que me sentía con Roberto y de lo mucho que le quería.
De momento eso era lo único que importaba y no debía pensar más allá, luego el futuro diría que nos deparaba esta relación que recién empezaba a afianzarse.
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