11. Sentimientos y dudas.
(Kiel)
Iba caminando por los pasillos del departamento de danza, había quedado allí con Tristán para ir al centro comercial en el que teníamos que encontrarnos con los chicos para cenar, y luego ir a trabajar juntos. Era viernes y la gente estaba ensayando como loca para la preselección de la próxima semana, solo quedaban siete días y había que ponerse las pilas.
Yo había estado ensayando con un compañero con el que haría un dúo, él cantando y yo tocando el piano. Ahora, cansado de ensayar y contento por cómo iba evolucionando la actuación, iba a buscar a Tristán que también estaba ensayando su número, del cual no tenía ni idea de lo que era.
Hacía ya un mes que había conocido a Luis, y desde entonces Tristán y yo nos habíamos distanciado un poco, más bien él se había distanciado de mí. Si bien seguíamos siendo amigos, ya no me buscaba como antes, desaparecía durante días en los que no sabía nada de él y luego aparecía como si nada.
No se me volvió a insinuar ni una sola vez, y yo, sinceramente me alegraba de ello. No es que hubiera dejado de gustarme, cada vez que lo veía se removía algo en mi interior, pero precisamente por eso, porque sabía que si se me insinuaba no podría resistirme, me alegraba de que no lo hiciera.
Y es que había decidido intentarlo con Luis, no es que tuviéramos nada serio, pero últimamente nos estábamos viendo bastante y me sentía muy a gusto con él. Era tan diferente a Tristán, Luis si quería una relación seria era yo el que ponía el freno, cuando estaba conmigo solo me veía a mí, ya podía pasar míster universo que él solo tenía ojos para mí, me trataba como a un rey y me tenía en un altar.
Es verdad que eso a veces también podía resultar algo empalagoso y agobiante, pero era mejor que ser ignorado a la que pasara una bragueta por delante.
Llegué a la sala donde Tristán me dijo que estaría y oí que estaba la música puesta de fondo, así que imaginé que seguían ensayando. Entré sin hacer mucho ruido para no interrumpir el ensayo y me quedé observando apoyado en la puerta tras cerrar.
Tristán estaba bailando una pieza de contemporáneo con una chica muy guapa y delgada, era la primera vez que le veía bailar contemporáneo puro. Por una razón o por otra hasta ese momento le había visto bailar varias veces, pero siempre otros estilos diferentes, nunca contemporáneo.
Me sorprendió muchísimo verlo, mostraba unos sentimientos que jamás pensé que tuviera en su interior, y los movimientos eran tan ágiles y con tanta flexibilidad, que se me antojaban imposibles de realizar por alguien que no estuviera altamente preparado. Se me puso la piel de gallina, me estaba transmitiendo tanto con un simple baile.
Había más gente observando, con diferentes grados de admiración, sin duda Tristán era uno de los mejores en lo suyo y ahora entendía mejor el porqué.
La chica parecía que estuviera flotando entre sus brazos, seguían la música con total concentración y los sentimientos se sentían a flor de piel, hacían movimientos completamente compenetrados al tiempo que se iban pasando lo que parecía un collar, y de alguna manera, la coreografía te atraía de manera brutal. Por un momento no me pude creer que ese fuera el mismo Tristán, frío y a veces insensible, que conocía, no lo veía capaz de mostrar tantos sentimientos, pero tampoco podía creer que un sentimiento así se pudiera fingir.
Lamentablemente la música acabo y ellos finalizaron el baile con un beso apasionado, por momentos tuve unos enormes celos de la bailarina a pesar de saber que Tristán era gay y que ella no tenía ninguna posibilidad con él. Al acabar consiguieron montones de aplausos, y una gran ovación de los que habíamos podido admirar una pieza tan hermosa.
- Tristán seguro que ganáis con esta pieza, es estupenda y la bailáis genial – Le alagó un chico delgado de pelo rubio y ojos azules, no sabría decir su edad pero parecía muy joven e inspiraba ternura.
- Gracias Santi, a ver si tenemos suerte – Le sonrió Tristán. Tristán no solía sonreír de esa manera a la gente así que imagine que para él, ese chico era algo especial.
- Hola Kiel, deja que me duche y ahora vengo – Dijo sin más emoción al verme, se despidió de todos y desapareció por una puerta que imaginé que llevaba a las duchas. Nunca había estado en el departamento de danza, así que no sabía muy bien como era.
Cuando se fue, pude oír cantidad de cotilleos de la gente que había estado mirando, todo el mundo opinaba que Tristán era muy bueno y que con esa pieza no tendría rival en la preselección.
También había comentarios maliciosos que tenían toda la pinta de ser resultado de la envidia, y entonces comprendí porque Tristán siempre decía que entre los bailarines jamás podría haber una buena amistad, todos eran muy competitivos y podían llegar a ser muy traicioneros. La chica que había bailado con él, estaba despotricando, diciendo que estaba harta de la actitud de Tristán y que no le gustaba que siempre se adjudicara todo el merito, jamás pensé que se llevaran tan mal, bailando parecían tener mucha conexión.
“A Shawn lo que le pasa es que le ha sentado mal el rechazo”
Oí que comentaban algunos con risas.
“Aún no se ha enterado de que a Tristán le van los chicos”
Se reía otro.
“Bueno, con Melisa no le importo mucho que tuviera tetas”
Saltó un tercero a carcajadas.
¿Melisa? Vaya, también se acostaba con chicas, parece ser que Tristán en el sexo no le dice a nada que no.
A penas tuve que esperar quince minutos, oyendo comentarios varios y de todo tipo, para que Tristán apareciera ante mí perfectamente duchado y arreglado.
- Siento haberte hecho esperar Kiel, se me alargó el ensayo – Comentó nada más llegar a mi altura.
- No te preocupes, estaba entretenido – Le quité importancia – Por cierto, impresionante la coreo.
- ¿La has visto? – Preguntó emocionado.
- No toda pero casi – Comenté – No sabía que fueras tan bueno, me has dejado impresionado.
- Ya sabes que cuando yo hago algo, me gusta hacerlo bien – Me guiñó un ojo presumiendo.
- No cambiaras nunca – Me reí.
Fuimos al centro comercial a pasar el rato con los chicos, esta vez también se había apuntado Zen, que se había separado un poquito de Roberto, al que últimamente no dejaba ni a sol ni a sombra.
Nos lo pasamos muy bien, mirando tiendas, probándonos ropa, mirando discos, todo lo que se suele hacer en un centro comercial vaya. En un momento dado nos quedamos a solas Toni y yo, los demás habían entrado en una tienda que a nosotros no nos interesaba y habíamos decidido esperarles fuera.
- ¿Qué tal te va con Luis? – Preguntó nada más quedarnos solos.
- Ahí estamos, ni para adelante ni para atrás – Confesé.
- ¿Te gusta de verdad? – Sabía que tarde o temprano me haría esa pregunta, pero yo aún no estaba preparado para contestarla con total sinceridad.
- No lo sé – Reconocí.
- Kiel – Susurró con pena – Si aún sigues enamorado de Tristán no deberías darle falsas esperanzas a Luis, él es un buen chico y no se merece que le hagas sufrir.
- Lo sé Toni, y no quiero hacerle daño – Confesé – Luis me gusta mucho y por eso quiero intentarlo con él, yo… aún no estoy enamorado de él pero quiero intentarlo.
- Es difícil mientras estés enamorado de otro chico – Reprochó duramente.
- Reconozco que sigo enamorado de Tristán, pero me he dado cuenta de que no tengo ninguna posibilidad con él – Aquél día, el de la exposición de Toni, mientras Tristán no paraba de comentar lo buenos que estaban sus amigos sin importarle que estuviera yo delante, comprendí que yo no significaba nada para él más que un buen polvo ocasional. Y ese día decidí no dejarme mangonear por él por mucho que me gustará – Como dices, Luis es un buen chico y quizás con él consiga lo que busco.
- ¿Y qué buscas? – Me miró ansioso esperando una respuesta.
- Alguien que me ame y me respete – Sentencié.
- Quizás deberías comenzar por respetar los deseos de tu corazón, no se puede obligar al corazón a amar a una persona que no amas. Quizás Tristán no sea la mejor opción a la hora de enamorarse, pero debes luchar por lo que necesita tu corazón y no por lo que desearías que sintiera – Me miró emocionado – Ya te dije que Tristán no es un mal chico, pero si quieres conseguirlo deberás ser paciente.
- Tristán lo único que quiere es acostarse conmigo, no quiero ser solo su juguete sexual – Refunfuñé. A Toni le había contado todo lo que había pasado con Tristán así que no tenía secretos para él – Bueno en realidad es lo que quería antes, porque en todo este mes ni eso, cada vez se está distanciando más de mí.
- ¿No serás tú, el que se está distanciando de él? – Alzó una ceja interrogante.
- Quizás un poco los dos – Reconocí.
- Solo te digo una cosa, tanto tú como Tristán y Luis sois amigos míos, y no quiero que ninguno de los tres sufra – Me cogió la mano con cariño – Y sé que si las cosas siguen como hasta ahora, los tres acabareis sufriendo. Piénsalo Kiel.
No pudimos seguir hablando pues los chicos ya estaban saliendo de la tienda y acercándose a nosotros. Me quedé muy pensativo, dándole vueltas a todo lo que me había dicho Toni, sabía que en el fondo tenía razón pero no podía evitar pensar en que tal vez se equivocaba.
- Si que habéis tardado, ya te echaba de menos amor – Toni recibió a su novio con un beso.
- Nos hemos entretenido porque a Tristán le ha dado por coquetear con el dependiente – Se rió Alex.
- Es que estaba muy bueno – Aseguró Tristán – Además conseguí su teléfono – Dijo enseñando un papelito que llevaba en sus manos.
- No tienes remedio – Se rió Toni.
Pero yo no me reía. Yo estaba con cientos de quebraderos de cabeza pensando en si debía luchar o no por Tristán, mientras él se dedicaba a coquetear con cualquiera, con el primero que le alegrara un poco la vista.
Definitivamente lo tenía decido, iba a intentarlo con Luis, debía olvidarme de Tristán que no me convenía e intentarlo con Luis que era un chico estupendo y me trataba muy bien, o al menos me trataba con respeto.
(Tristán)
Otro viernes más en el Open Mind. Los viernes eran mi día favorito pues era el primer día de un intenso fin de semana, el pub se animaba un montón y la gente estaba con ganas de fiesta. Y hoy especialmente, el pub estaba abarrotado de chicos guapos.
Aunque solo uno llamó mi atención, claro que de forma negativa. Otra vez estaba aquí el pesado de Luis ¿Es que no tenía otro sitio al que ir?, ¿No podía dejar tranquilo a kiel ni una sola noche?
- Rubiales parece que tu novio se lo está pasando bomba con aquél chico – Le comenté con algo de maldad a Kiel. Estábamos en la barra sirviendo y Luis estaba allí, al otro lado, tomando algo con otro chico.
- En primer lugar, no es mi novio, y en segundo lugar ¿A ti que más te da lo que haga? – Alzó una ceja interrogativa.
- No, si a mí no me importa, al que debería importarle es a ti – Sonreí – ¿Ya os habéis acostado? – Sabía que seguramente sí, de todas maneras quise hacérselo pasar un poquito mal.
- Yo no habló de con quién me acuesto o de con quién me dejo de acostar – Intentó evitar mi pregunta.
- Vamos cari, si yo siempre te lo cuento todo – Me puse meloso.
- Porque a ti te encanta presumir – Contraatacó – Yo no soy como tú Tristán, yo respeto a las personas con las que me acuesto.
- ¿Y crees que yo no las respeto? – Alcé una ceja algo molesto.
- No, tratas a la gente como meros objetos sexuales – Vaya, así que esa idea tenía Kiel de mí… bueno supongo que era lo lógico.
- Bien, debo irme, tengo a mi próximo ligue guardado en el congelador – Me fui molesto.
- Tristán yo… no quería que te molestaras – Intentó disculparse Kiel.
- No importa, tranquilo, ahora sé lo que piensas de mí – Serví la copa que estaba preparando y me dispuse a abandonar la barra, no me apetecía seguir allí – En realidad lo que dices es verdad, vete con Luis, seguro que él te respeta mucho más que yo, hasta puede que te pida permiso antes de metértela por el culo.
Salí fuera a tomar un poco el aire, no entendía porque me afectaban tanto las palabras de Kiel. Nunca me había importado demasiado lo que pensara la gente de mí, y nunca me dejaba afectar por las palabras de los demás. Es más, a veces incluso disfrutaba al ser insultado.
Cogí un porro que me había dado un amigo y comencé a fumármelo apoyado en la pared de la parte trasera del pub, si Roberto me veía se enfadaría muchísimo, me reí solo de imaginar la cara que pondría.
- No deberías fumar aquí fuera, si Roberto te ve te matará – Pegué un brinquito del susto.
- Roberto está ocupado con Zen amorcito ¿O no te has dado cuenta de que Zen ha desaparecido hace un rato? – Me reí imaginando en que estaría Roberto ocupado con Zen en su despacho.
- Tienes razón, ahora mismo estará ocupado en otras cosas – Se rió – Dame una calada anda.
- ¿Seguro? – Le miré sorprendido – Si Toni se entera te va a matar.
- ¿Con quién crees que me fumé mi primer porro? – Me miró divertido, al tiempo que me cogía el porro para darle una calada.
- Vaya, tu novio es una caja de sorpresas – Me reí – Un día de estos te lo robo.
- Inténtalo y te quedas sin pelotas – Me devolvió el porro – Dime ¿Qué te pasa con Kiel?
- No me pasa nada – Contesté molesto.
- Si claro, si no llevará más de un año viviendo contigo a lo mejor te creería – Me miró alzando una ceja – Siento decirte amigo que se te nota que estas celoso y que te…
- Yo no estoy celoso – Le interrumpí.
- Estas celoso y te gusta Kiel, por mucho que no quieras oírlo – Acabó su frase.
- ¿Qué le ha contado Kiel a tu novio? – Sabía que cualquier cosa que Kiel le hubiera contado a Toni, Alex la sabría, entre ellos dos no había secretos.
- Sé que os acostasteis – Comentó sin más.
- Eso fue hace tiempo, ahora ni siquiera le caigo bien – Le pasé el porro para que le diera otra calada.
- Eso no es verdad y lo sabes – Aseguró – A Kiel le gustas, lo que pasa es que eres un autentico gilipollas y se está cansando de esperar por ti.
- Con amigos como tú quien necesita enemigos – Me reí – Yo también te quiero amorcito – Le volví a quitar el porro después de que le diera una calada.
- Lo digo enserio Tristán, Kiel es un chico estupendo pero no le va tu royo, deberías hacer un esfuerzo para no perderlo o luego te lamentaras – Siguió con su discurso.
- Pero no puedo cambiar de un día para otro Alex, y tampoco sé si quiero – Encogí los hombros en señal de indiferencia.
- Se sincero conmigo Tristán ¿Te gusta Kiel? – Preguntó directamente.
- Quizás un poco, pero ya sabes mi forma de pensar y…
- Me importa una mierda tu forma de pensar – Me interrumpió completamente molesto – Yo solo quiero ver a mi amigo feliz por fin, y sinceramente Tristán, no te veo muy feliz pasando de un chico a otro.
- Yo soy feliz así – Dije sin más.
- No te lo crees ni tú – Alex me quito de nuevo el porro para darle otra calada.
- Al final te lo vas a fumar tú todo – Me reí.
- Tristán, no te pido que cambies y te conviertas en alguien que no eres de la noche a la mañana – Ignoró mi comentario para seguir con lo suyo – Solo te pido que no cometas un error y que intentes arreglar las cosas con Kiel, quizás si los dos ponéis un poquito de vuestra parte las cosas funcionarían. Así fue en mi caso con Toni – Sonrió.
- Arrggghhh no te pongas moñas ahora – Puse un gesto de asco.
- No puedo evitarlo – Se rió – Anda, volvamos a dentro que hemos dejado solos a Toni y Kiel y hoy esta a reventar. Y no deberías fumar esto y lo sabes – Dio la última calada al porro y lo tiró al suelo.
- Fumar porros no cambiara mucho las cosas ¿No crees? – Sin esperar respuesta nos dirigimos los dos a la puerta para volver a entrar al pub y seguir nuestro trabajo, una vez dentro ya pensaría que hacer con Kiel.
Nada más entrar me entraron ganas de salir de nuevo o quizás mejor ir al lavabo a vomitar, ahí seguía Luis babeando por Kiel y este último siguiéndole la corriente.
(Zen)
Estaba acomodándome la ropa después de un momento de pasión en el despacho de Roberto, él me miraba con una sonrisa burlona y yo me moría de ganas por arrancarle esa sonrisa de la cara.
- Te dije que no quería que me dejaras marcas y tengo un enorme chupetón en el cuello – Comenté molesto.
- Lo siento no pude resistirme, tienes un cuello tan tentador – Se paso la lengua por los labios con una media sonrisa.
- Ahora Tristán no va a parar de tomarme el pelo – Comenté resignado – Ya puedo imaginármelo ¿Zencito que bicho te ha picado ahí?, “Parece que el viejo no sabe controlarse”, “No deberías ir al despacho del jefe, que hay animales peligrosos” No sé si voy a poder aguantarlo – Resoplé.
- No seas exagerado – Se rió Roberto, al tiempo que se acercaba a mí para abrazarme – Ven a vivir conmigo – Me susurró al oído.
- Ya te he dicho que aún es demasiado pronto – No era la primera vez que me lo pedía pero yo aún no estaba preparado.
- Ya sé que es pronto, pero es una tontería que estés pagando un alquiler tú solo cuando te pasas casi todas las noches en mi casa – Ronroneó.
- ¿Estás insinuando que debería ir más a mi piso y dejarte durmiendo solito? – Le besé.
- No lleves la conversación a tu terreno, sabes my bien a que me refiero – Me pellizcó el culo.
- Rober ten un poco más de paciencia ¿Vale? – Le pedí en un susurró muy cercano a sus labios, casi rozándolos y aguantando la tentación de besarlos.
- Es fácil decirlo para ti que tienes toda la vida por delante, pero para mí que soy un viejo caduco la vida pasa demasiado rápida – Hizo un gracioso pucherito.
- Tonto – Sonreí y finalmente le besé – Será mejor que vuelva al trabajo o al final el jefe me echará.
Y ante sus risas me marché sin dejarle decir nada más. Sabía que Roberto tenía razón, ya llevábamos casi cuatro meses de relación, las cosas iban bien y casi todas las noches las pasaba en su casa, el paso siguiente más lógico era irme a vivir con él y así ahorrarme el alquiler. Pero seguía costándome horrores avanzar en nuestra relación, y todo tenía una explicación… No quería cometer dos veces el mismo error.
Bastante mal lo había pasado anteriormente por ser demasiado impulsivo y dejarme llevar fácilmente, debía tener la cabeza fría y pensar antes de actuar con el corazón. Cristian me había hecho mucho daño y no quería volver a pasar por lo mismo, no por segunda vez.
Cristian… ¿Qué sería de él?
Bueno eso no importa, lo tenía más que olvidado es más, posiblemente si me lo encontrara de nuevo cara a cara lo primero que haría sería escupirle.
Solo esperaba que Roberto supiera tenerme paciencia y no acabara por aburrirse de mis negativas, también esperaba de todo corazón poder lanzarme algún día y aceptar su propuesta de irme a vivir con él.
Pero aún era demasiado pronto para mí, mis miedos aún estaban ahí.
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