Open Mind por yaonita

12. Relación abierta.

(Kiel)

Estaba en la barra sirviendo copas y hablando con Luis de vez en cuando, para ser exactos cuando tenía un pequeño respiro. Me sentía un poco mal por la discusión que había tenido hacía un rato con Tristán, pero también se lo tenía bien merecido así que no iba a rallarme mucho por eso.

Aunque debo admitir que estaba preocupado, se había ido muy enfadado y desde entonces no lo había vuelto a ver.

Cuando lo vi llegar acompañado de Alex me tranquilicé, al menos parecía que se le había pasado el enfado. O quizás no, porque al llegar a la barra comenzó a servir copas sin decirme nada, no, definitivamente no se le había pasado el enfado.

No es que me importara mucho que se enfadara o no, yo me había decidido ya a intentarlo con Luis y olvidarme de Tristán, pero era mi amigo y no quería perderlo como tal, aunque eso significara verlo pasar de unos brazos a otros continuamente.

La noche fue avanzando sin más sorpresas ni problemas, era viernes y el pub estaba completamente lleno así que tampoco habíamos tenido mucho tiempo para hablar entre nosotros, nos habíamos pasado la noche sirviendo copas sin parar.

Solo durante el baile que hicimos a eso de la mitad de la jornada nos vimos obligados a interactuar, y simplemente Tristán pasó de mí. Nos subimos a la barra como siempre, ligeritos de ropa y con ganas de bailar, pero él se puso lo más lejos posible de mí, dedicándose a molestar a unos Alex y Toni, que a duras penas se aguantaban de darle un empujón y separarlo de ellos mandándolo a freír espárragos. No puedo negar que ver eso me hizo mucha gracia y me hizo sonreír, podía llegar a ser tan molesto cuando se lo proponía.

Tristán ni si quiera me miró en toda la noche, y yo me refugié en Luis, que estaba ahí para distraerme de mis absurdos pensamientos ¿Por qué teniendo a un chico guapo y agradable interesado en mí, no podía dejar de pensar en un pervertido e insensible como Tristán?

Pronto llegó la hora de cerrar, Luis me estaba esperando para irnos juntos y algo que me sorprendió fue ver a Tristán recogiendo sin prisas ¿No había quedado con nadie esa noche? La verdad es que no lo había visto coquetear con chicos como era habitual en él.

- Kiel necesito hablar un momento contigo – Me interceptó Tristán justo cuando estaba a punto de irme.

- Ahora no puedo, Luis me está esperando fuera – Me negué. No es que no quisiera hablar con él, era la verdad Luis me estaba esperando.

- Entiendo – Dijo sin más – Ya nos veremos mañana.

- Hasta mañana – Me despedí sin más.


Pero claro, tonto de mí ahora no paraba de darle vueltas a lo que quería decirme Tristán ¿De qué quería hablar? Estaba más serio de lo normal, y raro en él ni se rió de mí ni me gastó ningún tipo de broma. Puede que hubiera sido demasiado duro con él, después de todo seguíamos siendo amigos ¿O a caso él ya se había cansado de mí?

Durante toda la noche había estado gastándoles bromas a todos menos a mí. A mí me había ignorado bastante, y aunque de vez en cuando le había pillado mirándome con Luis, la situación no parecía haberle afectado mucho.

Mierda, necesitaba hablar con él.

- ¿Luis, te importa si lo dejamos para otro día? Me ha surgido algo importante – Le comenté nada más llegar a donde me estaba esperando, justo en frente de la puerta de entrada. No me parecía bien dejarle plantado solo para hablar con Tristán, pero ahora me había quedado inquieto.

- No te preocupes lo entiendo – Me sonrió. Era un sol ¿Porqué no podía enamorarme de él?

- Lo siento de verdad, intentaré compensarte otro día – Le di un beso en forma de agradecimiento.

- Tomo nota – Se rió – ¿Necesitas que te lleve a algún sitio?

- No gracias, tengo que hablar con los chicos – Y nos despedimos hasta mañana. No quise mentirle, pero no podía decirle que lo dejaba plantado para hablar con Tristán, él sabía todo lo que había pasado entre nosotros.

Decidí esperar a que saliera Tristán, necesitaba hablar con él pero quería que fuera en un sitio tranquilo. Al poco rato lo vi salir junto a Alex y Toni.

- ¿Qué haces aún aquí? – Preguntó nada más llegar a mi altura – ¿Te ha dejado plantado tu queridísimo novio? – Por un momento me arrepentí de haberme quedado para hablar con él, pero decidí no caer con sus piques de niño pequeño.

- En realidad me estaba esperando, pero le he dicho que se fuera que necesitaba hablar con alguien – Dije sin más.

- Chicos me quedo que debo hablar con Kiel – Se giró para hablar con Alex y Toni que se habían quedado en un segundo plano.

- ¿Qué era lo que querías? – Le pregunté sin rodeos.

- En realidad, deberíamos hablar en un sitio tranquilo y más calentito, si nos quedamos en la calle nos vamos a quedar como témpanos de hielo – Se acercaba diciembre y había comenzado a hacer bastante frio.

- ¿Y dónde propones que vayamos? – Pregunté comprendiendo que tenía razón.

- Vamos a mi casa, tu residencia está más lejos – Y sin decir más comenzó a caminar por delante de mí.

El camino se me hizo eterno, y durante todo el trayecto estuvimos acompañados de un silencio incomodo. Ir a su casa no me parecía lo más apropiado, podríamos incluso encontrarnos con Alex y Toni. Así que cuando llegamos a su puerta, decidí preguntar lo que me estaba rondando en la cabeza desde hacía rato.

- ¿No nos encontraremos con Alex y Toni? – Lo último que quería era tener una conversación, que se presumía seria e importante, estando ellos dos rondando por la casa.

- No te preocupes, ellos llegaran más tarde – Comentó sin más, al tiempo que abría la puerta y me dejaba pasar – Tenían que celebrar no sé qué rollo romántico, y querían tomar algo a solas antes de volver a casa. De todas maneras hablaremos en mi habitación por si regresan pronto, así no nos interrumpirán – La cosa había empeorado, ahora se suponía que teníamos que hablar en su habitación ¡En donde me he metido!

- De acuerdo – Acepté sin más remedio, y ambos nos dirigimos a su habitación.

- ¿Quieres tomar algo? – Ofreció.

- No, estoy bien – Entonces cerró la puerta y se sentó en un pequeño sillón que había frente a la cama, donde se quedó mirando al suelo.

- Kiel, quiero que seas completamente sincero conmigo ¿Estas enamorado de Luis? – Preguntó a bocajarro.

- Yo – Lentamente fui hacia la cama, me senté en ella y me quedé mirando hacía Tristán – Aún no – Reconocí – Pero quiero enamorarme de él, es un buen chico.

- No puedes decirle a tu corazón de quien debe enamorarse – Sonrió, y me recordó lo que había hablado con Toni.

- Tampoco le puedes pedir que nunca sienta amor por nadie – Repliqué, con total intención de que se diera cuenta de que tampoco él podía evitar enamorarse algún día.

- Supongo que tienes razón – Se rió – Pero si le puedes pedir que alejé a aquellas personas de las que corres peligro de enamorarte – Confesó al tiempo que levantó la mirada por primera vez, y me miró fijamente.

- ¿Y eso es lo que vas a hacer? – Alcé una ceja interrogante.

- Tú me has sido sincero y yo haré lo mismo contigo – Comenzó a hablar – Me gustas Kiel, reconozco que siento algo especial por ti, pero no sé exactamente que es. Pero no voy a cambiar así como así, no puedo prometerte que por ti me convertiré en alguien que no soy. No puedo prometerte fidelidad, ni tampoco una vida tranquila, demonios ni siquiera puedo prometerte un futuro conmigo porque ni yo mismo tengo futuro. Lo que sí puedo prometerte es dar un paso hacia delante, si yo te gusto y tú quieres intentarlo, puedo darte algo a cambio.

- ¿A qué te refieres? – Le interrumpí con curiosidad, Tristán se había acelerado y no paraba de hablar con rapidez.

- A que si tu quieres, podríamos probar de tener una relación – Declaró al fin – Eso sí, sería una relación abierta.

- ¿Y en que cambiaria eso lo que teníamos hasta ahora? – De qué me servía tener una relación con Tristán, si él iba a poder irse con quien quisiera y cuando quisiera.

- Intentaría cambiar un poco por ti, ambos podríamos estar con otros chicos pero solo con el consentimiento del otro y no de manera habitual, nos marcaríamos unas reglas que tendríamos que cumplir – Comenzó a explicar su idea – Ambos conservaríamos nuestra libertad pero tendríamos una relación, no sé si me explico.

- En realidad no – Dije confuso.

- Mierda Kiel ¿Nunca has conocido a nadie que tenga una relación abierta? – Se levantó de la cama y se acercó a mí – Seriamos novios, haríamos todo lo que las parejas suelen hacer, con una excepción, en el sexo tendríamos libertad. Es un tipo de relación que muchas parejas utilizan.

- Pero no sé si es lo que yo quiero – Reconocí – Tú me gustas Tristán, pero yo necesito alguien a mi lado en todos los sentidos, no alguien que este conmigo y este deseando acostarse con otro.

- Pues es lo único que puedo ofrecerte – Aseguró – Nunca he querido crear lazos demasiado afectivos, no me gustan las esposas, siempre he querido ser libre sin tener que dar explicaciones a nadie. Libre de poder desaparecer sin hacerle daño a nadie. Por eso mismo tampoco quiero que nadie se esposé a mí o dependa de mí sentimentalmente. Lo único que puedo prometerte – Yo seguía sentado en la cama y él estaba de pie frente a mí, se inclinó un poco y puso sus dos manos en mis mejillas – Es que mientras estemos juntos intentaré hacerte feliz – Me besó, sentí sus labios sobre los míos de una manera distinta a como los había sentido hasta ahora, no pude evitar rodear su cuello con mis brazos – Eso sí, tendrás que entender que yo necesite mis momentos de escape – Susurró en mis labios – Ambos tendremos que poner un poquito de nuestra parte ¿Qué te parece? – Me miró fijamente aún sin soltar mi cara.

- Acepto – No pude evitar decirlo, sus ojos me miraban de una manera tan intensa, era tan tentador lo que me ofrecía. Quizás no fuera todo lo que yo deseara, pero el simple hecho de tenerlo a mí lado me era suficiente. Ya con el tiempo intentaría que solo me deseara a mí y a nadie más.

- Bien, entonces vamos a sellar nuestro trato de la mejor manera que conozco – Susurró sonriendo, hizo que me dejara caer en la cama de espaldas y se subió sobre mi cintura, después se inclinó hacia mí – Bésame Kiel – Y lo hice, le besé de nuevo y él comenzó a contonearse sobre mi cuerpo. Adentró su lengua y comenzó a jugar con la mía, pasó sus manos por todo mi pecho para intensificar el contacto. Yo comencé a subir mis manos por su espalda, por debajo de la camiseta para poder acariciar su suave piel. Con necesidad acabé quitándosela para poder sentirlo más y él aprovechó para quitarme la mía, apenas separándonos para romper el beso lo menos posible

- Tris – Suspiré cuando paramos la cadena de besos por la necesidad de respirar – Te necesito.

- Y yo – Comenzó a deslizarse por mi cuerpo obteniendo una protesta por mi parte, me gustaba demasiado sentirlo sobre mí – Te demostraré cuanto te necesito nene – Comenzó a desabrochar mi pantalón – Nuestro amiguito necesita una ayudita – Me bajó los pantalones y me los quitó como pudo, luego hizo lo mismo con mis calzoncillos liberando mi polla ya necesitada, en un instante me había dejado completamente desnudo y poco después tenía la boca de Tristán cubriendo mi polla y lamiéndola con deseo y devoción.

- Ahhhh… Tris… ahhhh – Era increíble, el placer apareció de inmediato y mi cuerpo comenzó a suplicar por más. Tristán no paraba de lamer y succionar, y de vez en cuando miraba hacia mí de manera absolutamente provocativa. La imagen era devastadoramente sexy y si seguía así no iba a aguantar mucho más – Tris… ahhh… si sigues así pronto explotaré de placer.

- Aún no nene, te queda algo importante por hacer – Dejó lo que estaba haciendo y respiré tranquilo, un poco más y no hubiera podido evitar correrme en su boca. Se levantó sobre la cama y comenzó a quitarse los pantalones junto con los calzoncillos, su mirada no dejaba de seducirme y sus ojos azules parecían brillar de deseo.

- ¿Qué vas a hacer? – Pregunté completamente absortó en el escultural cuerpo que tenía sobre mí.

- Ahora lo verás nene – Volvió a sentarse sobre mí y agarrando mi polla con su mano la dirigió a su entrada.

- No, aún no te he preparado – Le agarré del brazo para detener su avancé – No quiero hacerte daño – Le miré con suplica, lo último que quería era causarle dolor.

- Está bien – Agarró mi mano y comenzó a lamer con ganas tres de mis dedos, sus sexys miradas me volvían loco – Hazlo – Susurró una vez soltó mi mano ya húmeda.

- Ven aquí – Hice que se inclinará hacia mí y le besé de nuevo al tiempo que comencé a meter el primer dedo, él rompió el beso para comenzar a dejar suaves mordidas y lamidas en mi cuello. Un segundo dedo no tardó en acompañar al primero y casi sin darle tiempo de acostumbrarse al segundo metí el tercero.

- Nene… ahhh, no tengas prisa – Se tensó por mi movimiento algo brusco.

- Pero si ni siquiera querías preparación – Me reí al tiempo que le mordía ligeramente el lóbulo – Ahora no te quejes – Le susurré al oído. Seguí moviendo mis tres dedos, notaba como su cuerpo se tensaba de vez en cuando.

- No sabía que fueras tan salvaje – Susurró y agarró mis mejillas entre sus manos para volver a devorar mi boca – Me gusta… ahhh – Sus gemidos eran tan adorables.

- Listo – Retiré mis dedos una vez sentí a Tristán perfectamente preparado, y en un movimiento rápido gire nuestros cuerpos para ahora tenerlo a él bajo mi cuerpo – Ahora es mi turno – Apresé sus manos sobre su cabeza y comencé a repartir besos por todo su pecho, iba a disfrutar de lo lindo penetrando ese tentador y deseado cuerpo.

- Ni hablar – Volvió a girarnos y de nuevo, casi sin darme cuenta, estaba sobre mí poniéndome un condón – Este juego lo domino yo nene.

- Ahhhh… Tris – Y ahora sí, había comenzado a auto penetrarse sin darme tiempo a reaccionar. Primero de manera lenta, fue bajando poco a poco por toda mi envergadura, hasta que sentí como sus nalgas tocaban mi piel. Una vez completamente dentro, se detuvo por unos minutos inclinándose para besarme de nuevo mientras se acostumbraba a sentirme en su interior.

- Eres un chico grande – Susurró sobre mis labios, el sudor corría por su piel y la imagen que tenía ante mí era insuperable. Sus hermosos ojos azules brillaban y me miraban con deseo, su piel perlada por el sudor, sus labios entre abiertos intentando respirar en condiciones y sus manos ahora enredándose con las mías – Ahora – Comenzó a moverse, se alzó de nuevo y comenzó a bajar y subir, provocando unas intensas y profundas penetraciones, haciendo que me sintiera aprisionado por su cuerpo.

- Tris… ahhh – Era un placer intenso él, poco a poco iba aumentando el ritmo, nuestras manos se mantenían entrelazadas, nuestros cuerpos cada vez más sudorosos se rozaban continuamente, nuestros ojos no dejaban de estar pendientes del otro, de su mirada, de sus gestos de placer, de sus labios.

- Nene… ahhh… así – Todo lo hacía él, yo solo me limitaba a sentirle a llenarle con mi ser. Solté una de mis manos y con ella comencé a masturbarle, tener su polla desatendida era un pecado – Ahhh… si.

- Sigue… ahhh… más – No quería que parara nunca, era demasiado intenso lo que estaba sintiendo.

- Así… ahhh – Me cabalgaba de manera demandante y furiosa.

- Si… así… ahhh – Y me corrí, no pude aguantar más el embriagador placer, mí cuerpo se libero en su interior siendo mi semen retenido por el condón.

- Chico malo, te has corrido antes que yo – Se inclinó para besarme, a mí aún me costaba respirar – Vamos a poner remedio – Puso su mano sobre la mía y ambos juntos seguimos con la masturbación – Ahhh… sí… así… si… ahhh – Se corrió sobre mi pecho y su cara de éxtasis casi me provoca un nuevo orgasmo.

- Ahora estamos en paz – Dije casi sin voz y sonriendo. Tristán se dejo caer sobre mi cuerpo, respirando agitadamente e intentando recuperar la respiración. Dio un par de mordisquitos en mi cuello antes de separarse ligeramente de mí.

- No entiendo como querías renunciar a un sexo como este, juntos somos la bomba – Se rió al tiempo que se echaba a un lado de la cama.

- No todo es sexo Tris – Me giré hacia su lado y le miré con curiosidad – ¿Pero de verdad te gusta el sexo conmigo?

- Creo que es obvio – Comenzó a reírse de nuevo – Eres bueno jodido rubiales.

- Gracias por el cumplido, significa mucho viniendo de un pervertido como tú – Me reí junto con él – ¿Qué es eso? – Se oían unos ruidos extraños, parecían… – ¡Ohh dios!

- Ya te has dado cuenta ¿No? – Siguió riéndose – Las paredes son muy finas y esos dos son unos pervertidos de lo peor.

- Pero si nosotros les escuchamos es posible que ellos…

- Nos han oído nene, tenlo por seguro – Me guiñó un ojo.

- Qué vergüenza – Me tapé la cara avergonzado.

- Piensa que tú les estás oyendo ahora, estáis en paz – Me sonrió – Además deberás acostumbrarte, ahora que estábamos juntos me visitaras muy a menudo.

- Tenemos que hablar de eso, las reglas de la relación y todo eso – Quería dejar claro desde un principio como iba a ser nuestra “relación abierta”.

- Está bien, que te parece si ponemos una regla cada uno, empieza tú – Me miró curioso.

- Vale, a ver… si yo quiero estar contigo tengo prioridad, no me puedes dejar plantado por otro chico – Propuse.

- Ok me parece bien siempre y cuando aceptes que me vaya de vez en cuando con algún chico – Rebatió.

- De acuerdo, ahora te toca a ti – Un regla ya estaba puesta.

- Nos lo diremos todo, yo te contaré cuando me acueste con un chico y tú igual, no me valen las escusas de “Yo respeto a los chicos con los que me acuesto” – Hizo comillas con los dedos.

- Eres un puto cotilla – Me reí.

- Lo reconozco – Aseguró como si nada.

- Está bien, otra regla, nada de repetir dos veces con el mismo chico, solo puedes repetir conmigo y por supuesto nada de acostarse con chicos con los que ya te has acostado, se acabaron los “Follamigos” – Ahora fui yo el que hizo comillas con los dedos.

- Eres un aguafiestas – Protestó – Esta bien. Se acabó Luis, debes dejar de verle.

- Eso más que una regla es una exigencia ¿No? – Le miré divertido – Aunque evidentemente pensaba hacerlo. Otra regla, siempre usaremos protección.

Y así estuvimos parte de la noche poniendo las bases de nuestra relación. Sinceramente Tristán me había sorprendido, si bien es cierto que una relación abierta no era lo que yo deseaba, al menos Tristán había mostrado interés en mí y ganas de que lo nuestro funcionara de una u otra forma.

Ahora bien, no tenía del todo claro que esto saliera bien, sabía que por mucho que lo intentará Tristán no cambiaría, y yo no sabía hasta que punto estaba dispuesto a ceder.

Esa noche, fue la primera noche que dormí con él y a la mañana siguiente sentí que algo importante iba a pasar en mi vida, lamentablemente no sabía si sería algo bueno o algo malo.

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