Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Open Mind por yaonita

[Reviews - 439]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Como prometí, y como os habéis portado muy bien con vuestros reviews, aquí está el nuevo capítulo ^^

Hoy por fin conoceremos el pasado de Zen y sabremos sobre el famoso Cristian, creo que es algo bastante típico, pero que por desgracia pasa demasiadas veces ¬¬

Os recuerdo una vez más que lo que está escrito en cursiva son conversaciones mantenidas en el pasado.

Sin más, espero que os gusté ^^

Un beso

18. Los errores se arreglan hablando.

(Zen)

Era treinta y uno de diciembre y estábamos acabando los últimos preparativos para la gran fiesta de esta noche. Solo estábamos Roberto, Kiel y yo pues Alex y Toni no habían podido venir según ellos por motivos personales, aunque yo estoy seguro que estaban en plan salidos, y Tristán tampoco vino porque no se encontraba muy bien.

Roberto había ido a pedir los permisos necesarios para la fiesta y solo quedábamos Kiel y yo en el pub, en este momento estábamos acabando de decorar el local y preparando la mesa donde cenaríamos todos juntos antes de empezar la fiesta. Roberto todos los años nos invitaba a cenar, preparábamos una mesa en el centro de la pista y él se encargaba de traer la cena, cenábamos y luego ya recogíamos para abrir el pub al público.

Este año, y debido a mi situación con Roberto, me había planteado no ir a la cena, pero al final decidí no faltar por los chicos. Además, aunque seguía sin hablarme con Roberto, a la hora de trabajar no había problemas, los dos nos ignorábamos y listo. Aunque si es verdad que Roberto intentó hablar conmigo en un par de ocasiones, pero yo estaba demasiado enfadado como para perdonarle tan fácilmente.

- Creo que ya está todo listo, menudo curro – Interrumpió mis pensamientos Kiel.

- Menos mal que hemos acabado, estoy muerto de cansancio – Suspiré – Nos han dejado todo el trabajo a nosotros, si es que somos tontos.

- Si, supongo que si hubiéramos estado todos habría sido más fácil, pero Alex y Toni no han podido venir y Tristán se encontraba fatal – Comentó Kiel.

- ¿Has hablado con él? – Pregunté con curiosidad.

- No, me lo ha dicho Alex – Confesó preocupado – Espero que no sea nada grave.

- Tranquilo, seguro que para la cena esta aquí – Le tranquilicé – Tristán ni loco se perdería una fiesta así – Me reí.

- Tienes razón – Se rió conmigo – Y ¿Cómo va lo tuyo con Roberto?

- No va – Aseguré – Sigo sin perdonarle y seguimos sin hablarnos.

- Sé que no debería meterme donde no me llaman, bastante tengo ya con lo mío con Tristán – Comenzó – Pero creo que Roberto es un buen tío, deberías hablar con él y perdonarle. Un mal día lo tiene cualquiera, y los celos son muy malos.

- Ya sé que Roberto es un buen tío, de verdad que lo sé, pero me decepcionó tanto – Suspiré – Me cuesta confiar en los chicos Kiel, en él había comenzado a confiar y me llevé una desagradable sorpresa sin motivo alguno, si al menos hubiera hecho algo para que reaccionara así, pero no hice nada malo Kiel, nada.

- Pero todos cometemos errores Zen – Intentó razonar conmigo – Es de humanos errar, y también es humano saber perdonar.

- Me han hecho mucho daño Kiel, no quiero que me lo vuelvan a hacer – Confesé – Tú no conoces mi historia ¿Verdad?

- No – Me miró con curiosidad, esperando que le contara.

- Veras – Comencé – Con quince años me enamoré perdidamente de un chico, él era dos años mayor que yo, fue el primer chico con el que estuve en serio, antes había coqueteado con alguno pero poca cosa más. Se llamaba Cristian y estaba completamente loco por él. Llevábamos la relación en secreto ya que no queríamos que nadie se enterara de lo nuestro, nuestras familias eran muy conservadoras y jamás hubieran aceptado nuestra relación.

- Es increíble que aún hoy en día haya ese tipo de problemas – Me interrumpió.

- Sí, pero los hay puedo asegurártelo – Afirmé – Estuvimos saliendo durante dos años y todo era maravilloso, me trababa como si fuera un rey, me cuidaba, me respetaba y me amaba, junto a él viví momentos muy bonitos – Sonreí recordando los primeros tiempos, cuando aún no conocía al autentico Cristian – Ya con diecisiete años, un día Cristian me pidió que nos escapáramos, para poder vivir juntos sin tener que darle explicaciones a nadie. Los dos sabíamos que nuestras familias no aceptarían nuestra relación y que sería la única forma de poder estar juntos, Cristian ya tenía diecinueve años y podía buscar un trabajo para mantenernos, era todo perfecto – Suspiré – No lo dude ni un segundo, una noche hice las maletas sin que nadie se enterara y me fui sin decir adiós, solo dejé una nota confesando mis sentimientos por Cristian y comunicando que me iba con él.

- Fuiste muy valiente – Aseguró.

- Fui un estúpido – Reconocí con rencor – Cristian y yo vinimos a la ciudad, con los pocos ahorros que teníamos conseguimos un piso pequeño y entramos a vivir en él, Cristian pronto consiguió trabajo, al principio parecía ir todo bien, pero pronto las cosas cambiaron.

- ¿Qué pasó? – Preguntó con curiosidad.

- Cristian comenzó a cambiar – Comenté apenado – Trabajaba todo el día, yo de vez en cuando conseguía algún pequeño trabajo, pero él era el que nos mantenía y yo me pasaba muchas horas solo. Se volvió posesivo, no quería que saliera de casa sin él, si íbamos a algún sitio juntos se ponía muy celoso si algún chico me miraba, y siempre me echaba a mí la culpa, decía que yo iba provocando. Eran peleas diarias debido a sus enfermizos celos, incluso llegó a pegarme – Reconocí entristecido.

- ¡Cabrón! – Exclamó molestó Kiel.

- Lo peor de todo es que yo le exculpaba – Seguí explicando – Le quitaba importancia y le perdonaba, ponía como excusa que llegaba muy cansado del trabajo y que yo no sabía ser un buen novio. Un día llegó a casa, y se enfadó mucho porque yo no había podido preparar la cena porque había salido a buscar trabajo, me dio tal paliza que hasta tuve que ir a urgencias para que me pusieran puntos en la ceja y en el labio. Cristian luego me pidió perdón, y yo, como un tonto iluso le perdoné. Comencé a cambiar yo también para no hacerle enfadar, me vestía con ropas sencillas para no ir provocando, no me relacionaba con nadie, no salía de casa prácticamente para nada, hacía todo lo que él me pedía para tenerlo contento, me convertí en un estúpido títere sumiso a sus órdenes. Sabes Kiel, era como un muñeco sin alma – Le miré con lágrimas en los ojos.

- Zen – Me abrazó con ternura.

- Estaba tan ciego Kiel, tan ciego que no veía nada más allá de Cristian – Sollocé separándome de su abrazo – ¿Y sabes lo más gracioso? – Me hizo un gesto para que continuara – No fui yo el que finalmente rompí con él, fue él el que se cansó de mí y me echó de casa.

- Míralo por el lado bueno, al menos te deshiciste de él – Aseguró.

- Si pero lo pasé muy mal – Agaché la cabeza apenado – Había encontrado un trabajo por unos días así que siempre llegaba más tarde que él a casa, pero el día que acabé en el trabajo llegué antes. Cuando abrí la puerta escuché gemidos, y jamás hubiera esperado encontrarme lo que me encontré, Cristian estaba en la cama con otro chico. Me quedé paralizado, furioso, sin saber qué hacer, y cuando Cristian me vio continuó como si nada.

- ¿No vas a dejar de follar con otro, ni estando tu novio delante? – Le grité furioso.

- Mierda, ya me has quitado las ganas – Se levantó dirigiéndose hacia mí para darme una bofetada – No me vuelvas a interrumpir.

- ¡No me lo puedo creer! – Exclamé entre furioso y sorprendido, llevándome las manos en la mejilla que recibió el golpe – Tantos celos conmigo y eres tú el que anda follando con otros chicos ¿Cuánto tiempo llevas haciéndolo? Y aún encima me pegas – Intentaba controlar las lágrimas, no quería llorar delante de él.

- Siempre lo he hecho no pongas el grito en el cielo – Dijo como si nada – Esto es lo que hay, si no te gusta te largas, al fin y al cabo yo estoy pagando el piso.

- ¿Pero no decías que me amabas? – Mis lágrimas habían comenzado a salir sin control alguno, no podía creerme lo que estaba pasando.

- Te quería, pero ya me he cansado de ti, siempre lloriqueando y molestando. Si me acuesto con otros es porque tú no me das lo que necesito – Me acuchilló el corazón – Eres muy soso en la cama Zen, reconócelo.

- Pero Cristian, yo…

- Déjate de lloriqueos y lárgate, después de todo va a resultar bueno que me hayas pillado – Se rió – No sabía cómo decirte que te largaras.

- Por favor Cristian no me eches, no sé dónde ir, no tengo donde ir Cristian – Me arrodillé suplicándole.

- Me importa una mierda, coge tus cosas y vete, no quiero volver a verte nunca más – Se vistió y agarró al chico con el que estaba para salir con él – Me voy a divertirme, cuando vuelva no quiero que estés aquí – Fueron sus últimas palabras antes de cerrar la puerta.

- ¡Qué hijo de puta! – Exclamó Kiel, te juro que si lo veo algún día lo mato.

- Fue muy duro Kiel – Reconocí – Con diecisiete años me quedé en la calle con apenas dinero y sin un lugar al que ir. No sabía qué hacer, no conocía a prácticamente nadie en la ciudad y decidí olvidarme de mi orgullo y llamar a mi familia para pedir ayuda.

- ¿Y te ayudaron? – Cuestionó.

- No – Me apené recordando la conversación telefónica con mi padre – Me repudiaron por completo, me dijeron que ellos no tenían hijos, que solo tenían una hija refiriéndose a mi hermana, no quisieron escucharme y mucho menos ayudarme. Me dijeron que si había sido lo suficientemente mayor como para escaparme para follar con un tío, era lo suficientemente mayor para ganarme la vida yo solo, aunque fuera vendiendo mi culo.

- ¿Eso te dijeron? – Preguntó entre sorprendido y asqueado.

- Si – Afirmé – Me costó mucho salir adelante, incluso alguna vez tuve que dormir en la calle, sobrevivía con algún trabajito que iba consiguiendo y poco más. Hasta que cumplí los dieciocho años y conseguí un trabajo de camarero. Desde entonces he estado solo Kiel, me cuesta confiar en los chicos después del desengaño que me llevé con Cristian, cuando pienso en lo estúpido que fui no me lo puedo creer.

- Cuando estamos enamorados a veces cometemos estupideces – Aseguró – Te lo digo por experiencia – Me sonrió – Pero una cosa puedo asegurarte, por lo poco que conozco a Roberto sé que él sería incapaz de hacerte algo así. Cometió un error si, pero todo el mundo tiene derecho a ser perdonado. No dejes escapar la oportunidad de ser feliz con un chico estupendo, por una tontería así.

- Supongo que tienes razón – Reconocí agachando la cabeza – Fui tan tonto con Cristian, que tengo miedo de volver a cometer el mismo error, pero Roberto no es como él.

- Deberías hablar con él y arreglar las cosas – Me sonrió. Justo en ese momento Roberto entraba por la puerta.

- Chicos ya tengo todo el papeleo ¿Cómo lo lleváis vosotros? – Preguntó al llegar a nuestro lado.

- Todo listo – Contestó Kiel.

- Pues podéis iros para arreglaros, nos vemos en la cena – Nos sonrió a ambos, como me gustaba su sonrisa, parecía un hombre serio pero no lo era para nada.

- Ok, yo me voy, os dejo a solas que necesitáis hablar – Kiel se levantó para marcharse al tiempo que me guiñaba un ojo animándome a hablar con Roberto.

- Roberto yo… quería hablar contigo – Comencé con temor – Sé que he reaccionado de forma demasiado exagerada, pero sabes lo que sufrí con Cristian y por un momento me recordaste a él.

- Zen por dios, yo jamás te haría daño – Se acercó a mí para cogerme de las manos con cariño – Fui un estúpido lo sé, y cometí un error por mis infundados celos, alguien me comió la cabeza y se me cruzó todo – Me miraba apenado – Pero yo te amo Zen, y confío en ti, por favor dame otra oportunidad no te defraudaré – Me suplicó.

- Pero debes prometerme una cosa, debes prometerme que si en algún momento vuelves a sentir celos, o tienes algún problema conmigo, me lo dirás antes de acabar peleándonos – Le pedí mirándole con lágrimas en los ojos – Yo te amo Roberto, pero no soportaría otra vez algo como lo del otro día, no quiero volver a pasar por lo mismo, ya tuve bastante con Cristian. Lo más importante es la confianza mutua.

- Te lo prometo pequeño – Me abrazó dejando mi cara sobre su fuerte pecho – No volveré a hacerte daño, nunca jamás te lastimaré de nuevo, antes muerto.

- Te creo – Le sonreí y le di un beso – Ahora vamos a casa a celebrar que lo hemos arreglado – Le cogí de la mano y me lo llevé hacia la salida.

(Roberto)

Abrí la puerta con nervios e impaciencia, era el hombre más feliz del mundo con mi pequeño a mi lado. Había conseguido que me perdonara y jamás haría nada para volver a hacerle daño.

Poco a poco, y entre besos, nos fuimos acercando hasta la habitación, durante todo el camino nos habíamos estado besando sin parar, había echado tanto de menos sus besos que ahora no quería separarme de sus labios.

Nos fuimos desvistiendo el uno al otro, con movimientos suaves y delicados, sin dejarnos vencer por la precipitación y sin dejar de besarnos, otra vez lo tenía a mi lado y quería celebrarlo a lo grande, aún quedaban unas horas para la cena teníamos tiempo de sobra.

No tardamos en estar completamente desnudos, por un momento me quedé mirándolo fijamente, disfrutando de la belleza que tenía ante mis ojos, una belleza que parecía de otro mundo.

- Eres tan hermoso – Susurré al fin – Su suave piel sin imperfecciones, sus ligeras e insinuantes curvas, sus deliciosos labios, su dulce mirada, todo en el era perfecto.

- No lo soy, eres tú el que me mira con buenos ojos – Me sonrió.

- No es verdad, cualquiera con ojos en la cara te vería hermoso – Lo acogí entre mis brazos y comencé a besar sus labios de nuevo – Hazme el amor Zen, hoy quiero ser completamente tuyo – En el tiempo que llevábamos juntos muy pocas veces había sido yo el pasivo, pero hoy me apetecía, quería que me poseyera.

- ¿Estás seguro? – Preguntó con incertidumbre.

- Más seguro de lo que he estado en toda mi vida – Aseguré sin ninguna duda.

Volvimos a abrazarnos y a besarnos como si no hubiera un mañana, nuestras lenguas no paraban de enredarse la una en la otra, poco a poco Zen me fue recostando en la cama y yo me dejé llevar, hoy estaba en sus manos.

- Me gusta tanto tenerte así – Susurró entre mis labios. Estaba tumbado sobre mí, cobijado entre mis piernas y acariciando con sus manos mis costados – Voy a hacer que lo disfrutes como nunca – Comenzó a descender por mi torso desnudo, recorriéndolo con su lengua y haciéndome estremecer. Cuando llegó a uno de mis pezones comenzó a juguetear con él, mientras el otro era pellizcado sin contemplaciones – ¿Te gusta? – Preguntó, alzando su mirada para mirarme con una sonrisa.

- Mucho… ahhh – Disfrutaba de lo lindo, mi consciencia se sentía en el limbo. Abandonó mis pezones para seguir bajando, siguiendo el caminito que marcaba su lengua en mi vientre, hasta que llegó a mi polla – Ahhh… Zen – Se había apoderado de mi polla por completo con su boca, chupando y succionando sin vergüenza alguna.

- Me encanta tu polla… está muy rica – Sonrió entre mis piernas – Pero hay otro lugar de tu cuerpo que también me gusta mucho – Se pasó la lengua por los labios, y después se hundió un poquito más hasta llegar a mi agujero y meter su lengua en él.

- Zen… ahhh – Me removía de placer, con mis manos en su cabeza seguía el ritmo de sus movimientos – Si… ahhhh – Me estaba volviendo loco, y la humedad de su lengua hacía que poco a poco me fuera preparando para recibirle.

- Rober estoy al límite – Al mismo tiempo que me había estado preparando con su lengua, había estado estimulándose él mismo, y su polla ya rogaba por entrar en acción.

- Hazlo ya pequeño – Con mis manos lo guié para que subiera de nuevo, volviéndose a cobijar entre mis piernas y volviendo a apoderarse de mis labios – Házmelo como tú sabes – Le susurré mirándole a los ojos, después de haber cogido su cara entre mis manos.

- Suavecito pero con fuerza – Sonrió. Cogió el preservativo que estaba sobre la mesita y se lo puso, luego con sus manos me alzó un poquito para encontrar el ángulo perfecto de penetración, se colocó en mi entrada y tras mirarme por última vez comenzó a adentrarse en mí, yo, por acto reflejo, pasé mis brazos por su cuello.

- Ahhh… Zen… ahhh – Me dolió un poquito al principio y Zen lo notó, así que se quedó quieto para que me acostumbrara.

- Rober… ahhh – Me gustaba ver su expresión de placer, ver como el sudor comenzaba a caer por su frente y a duras penas podía controlarse.

- Ahora – Dije sin más cuando creí que ya había pasado el tiempo suficiente para que mi cuerpo se adaptara a tenerle dentro – Ahhh… Zen – Mi pequeño había comenzado a moverse en mi interior, de forma lenta, suave pero profunda, como a mí me gustaba – Ahhh… si… ahhh – Había tocado ese punto maravilloso de mi cuerpo que hacía que el placer se multiplicara por mil.

- Rober… ahhh… te amo – La voz le salía ahogada, pero sus palabras eran música para mis oídos.

- Ahhh… pequeño… ahhh… sigue – No quería que acabara nunca, mis piernas se enredaron en su cintura para sentirle aún más adentro.

- No aguantaré mucho más… ahhh – Comenzó a masturbarme al ritmo de sus penetraciones, un ritmo que poco a poco había ido aumentando y que ahora mismo era enloquecedor.

- Zen… ahhh… pequeño… ahhh – No podía controlar mis gemidos, no quería controlarlos, quería demostrarle lo mucho que estaba disfrutando – Así… ahhh..

- Rober… ahhhh – Sentí como se corría, su cuerpo comenzó a convulsionarse sobre el mío y su cara era de autentico éxtasis. Verlo así provoco mi orgasmo de inmediato.

- Ahhh… Zen – Me corrí yo también – Te amo pequeño – Susurré casi sin voz, con mis últimas fuerzas.

- No ha estado mal – Se rió al dejarse caer sobre mí.

- Nada mal – Lo abracé sobre mi pecho.

Nos quedamos un rato así abrazados, recuperando nuestras fuerzas. Teníamos muchas cosas que hacer hoy, debíamos ducharnos para luego ir a la cena de Fin de Año con los chicos, y después tendríamos la gran fiesta del pub.

Muchas cosas por hacer pero lo más importante ya había ocurrido, mi pequeño me había perdonado y me había dado una segunda oportunidad. Sin duda alguna era una buena forma de acabar el año y de empezar uno nuevo, ahora solo debía intentar no volver a meter la pata.

***











Notas finales:

Por fin Zen y Roberto lo arreglaron ^^

¿Qué os pareció el pasado de Zen? Lo pasó mal pobrecito :( Creo que ahora se entiende un poco mejor su reacción ante lo que pasó con Roberto, y sus miedos al compromiso.

Sé que tengo un poco abandonados a Tristán y Kiel, pero es que debían descansar para prepararse para lo que les viene a partir de ahora XD A partir de ahora nos centraremos mucho más en ellos ^^

Por desgracia no creo que pueda actualizar hasta el miércoles 3 de septiembre, me voy una semanita de vacaciones así que estaré totalmente desconectada ^^ Espero leer muchos mensajes cuando vuelva, y así comenzaré a escribir de nuevo con más ganas :p

Agradecer como siempre sus reviews a Joakin, Haru, Orenjiyuu, Anónimo, Taiga, lhapeluzzitha, Verosehun y Monik ^^ También agradecer aKittyshawol que me dejó un review en Náufragos ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).