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Open Mind por yaonita

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Notas del capitulo:

Hola ^^

Creo que nuestros chicos se merecen ya un capítulo con mucho azúcar XD Veremos como sigue avanzando su relación ^^

Espero que os guste el capítulo ^^

Un beso

Yaonita

20. Cena a la luz de las velas.

(Kiel)

Rápidamente, y después de despedirnos de Tristán, fuimos hacia los asientos que teníamos reservados. Hoy habíamos venido todos Alex, Toni, Zen, Roberto y yo estábamos ansiosos, todos nos moríamos de ganas por ver la actuación de Tristán.

Una vez más había conseguido clasificarse para la exhibición y todos estábamos aquí para apoyarle, estaba tan orgulloso de mi chico.

Casi dos meses habían pasado de nuestra pequeña bronca de Fin de Año y las cosas no podían ir mejor. Tristán estaba cambiando poco a poco y yo podía notarlo, estaba más pendiente de mí que nunca y desde ese día, apenas habíamos estado con otros chicos en un par de ocasiones. Estaba ilusionado y esperanzado con nuestra relación.

- Hoy va a ser un día redondo para vosotros, primero la exhibición y luego a celebrar tú cumpleaños – Comentó Roberto.

Se daba la casualidad de que hoy, día veinticinco de febrero, además de la exhibición de Tristán era mi veinteavo cumpleaños, y por si fuera poco Roberto nos había dado la noche libre para que pudiéramos celebrarlo a solas. Aunque por la tarde lo celebraríamos con los chicos evidentemente.

- Si, va a ser genial – Sonreí – Muchas gracias por darnos la noche libre.

- Tenéis que darle las gracias a los chicos y no a mí, ellos son los que van a pringar – Se rió.

- Que majo que eres – Protestó Zen – Te recuerdo que si yo estoy “pringando” tú te quedas sin sexo.

- Kiel – Me miró enfadado – Aprovecha esta noche porque no vas a tener libre ninguna más – Todos nos reímos por la reacción de Roberto.

La exhibición comenzó, Tristán era de los primeros en actuar no tardaría mucho. Según me había comentado iba a bailar una pieza de contemporáneo con un chico, y yo, como siempre, me moría de ganas de verlo.

Además, estaba muy contento porque para la próxima preselección íbamos a preparar algo juntos, yo cantando y tocando el piano, y él acompañándome con su baile, estaba muy ilusionado, sabía que era el empujón que me faltaba para poder clasificarme al fin para una exhibición. Ya tenía incluso la canción elegida, sería “Roses” de James Arthur, era perfecta para cantar y poder bailar un perfecto contemporáneo.

Llegó el turno de Tristán y su compañero, el presentador los anunció y la música comenzó a sonar.

Siempre me sorprendía la pasión y el sentimiento que podía demostrar Tristán bailando. Ese sentimiento tan profundo, tan intenso, tan poco habitual en él, y que en cambio, cuando bailaba le salía de forma natural. Era como si fuera otro Tristán el que bailaba.

Me quedé completamente obnubilado viendo a Tristán desplegar todo su arte sobre el escenario, era increíble la facilidad que tenía para bailar, esa elasticidad ganada con años de sacrificios, esa técnica ganada con años de esfuerzo, esa plasticidad innata en él. Seguramente Tristán había puesto más ganas, trabajo y dedicación en el baile que en cualquier otra cosa en su vida.

No pude evitar sentir una punzada de celos, me hubiera gustado ser yo el chico que bailaba con él. Su compañero era un chico más bajo que Tristán, rubio y de aspecto delicado, parecía muy joven. Su cara me sonaba, seguramente lo había visto alguna vez cuando iba a buscar a Tristán a su clase. Los dos iban vestidos solo con unos pantalones, lo que dejaba exhibir aún más la elasticidad del cuerpo de Tristán, reconozco que por momentos me perdí admirando sus fibrosos músculos. Cuando acabó la actuación todo el mundo se levantó a aplaudir, como siempre había estado espectacular.

- Me huelo que volverá a ganar el condenado de Tristán – Comentó entre risas Roberto.

- Pues aunque es nuestro amigo, casi preferiría que no ganara o se le subirá el ego a las nubes – Se rió Toni.

- No seas malo – Le reprendió su novio – Tristán ha trabajado duro se merece ganar una vez más.

- A la próxima estaré yo con él – Comenté orgulloso.

- A ver si es verdad, tenemos ganas de oírte cantar – Me sonrió Zen.

Y efectivamente fueron Tristán y su compañero los que resultaron ganadores. Aplaudí con ganas cuando subieron al escenario a recoger el premio, empezaba bien el día esperaba que acabara aún mejor.

Como siempre que íbamos a las exhibiciones a ver a Tristán lo esperamos en la puerta, él salió de inmediato, completamente emocionado y dando brincos de alegría, estaba rebosante de felicidad.

- Nene, he vuelto a ganar – Me cogió en volandas y comenzó a dar vueltas sobre sí mismo, llevándome a mí con él – Ya tenemos otra cosa que celebrar hoy – Me soltó y me besó cuando conseguí tocar de pies en el suelo.

- Felicidades Tris, te lo mereces – Le sonreí.

Todos los demás le felicitaron efusivamente, todos estaban muy contentos.

Más tarde, fuimos a celebrar mi cumpleaños, Tris me había preparado una cena romántica para celebrarlo, así que con los chicos no tuvimos más remedio que celebrarlo con una pequeña comida en casa de Roberto que se alargó hasta la merienda. Entre risas y bromas me dieron sus regalos, yo estaba muy emocionado ya que no esperaba tanto, en poco tiempo me había unido muchísimo a ellos.

En un momento dado, justo antes de acabar la mini fiesta en casa de Roberto, me quedé a solas con Toni, así que decidí preguntarle algo que rondaba por mi cabeza desde hacía unos días.

- Toni ¿Puedo preguntarte una cosa? – Hablé despacito para que los demás no pudieran escucharme.

- Adelante – Me sonrió.

- ¿Cuándo es el cumpleaños de Tristán? Se lo he preguntado un par de veces pero siempre esquiva la pregunta – Quería saber cuando era su cumpleaños para prepararle una fiesta sorpresa.

- Pues mucho me temo que no puedo ayudarte en eso – Resopló – Tristán jamás nos ha dicho cuando es su cumpleaños, creo que solo Roberto lo sabe y porque tuvo que darle su identificación para el contrato de trabajo, a Tristán no le gusta celebrarlo.

- Pero si a Tristán le encantan las fiestas, no puedo creer que no quiera celebrar su cumpleaños – Comenté con confusión.

- Dice que cada año que cumple es un año menos de vida – Se rió Toni – Ni siquiera estamos seguros de que tenga veinte años.

- Pues vaya novio que soy, si ni siquiera sé cuando es su cumpleaños – Suspiré.

- No te preocupes Kiel – Me consoló – Seguro que encuentras la manera de que te lo diga – Me guiñó un ojo.

Un misterio más de Tristán, había tantas cosas de él que no sabía, por mucha confianza que ganáramos siempre interponía esa barrera entre él y yo, esa barrera que no me dejaba descubrir cosas del autentico Tristán. Conocía al Tristán divertido, al descarado, al que no le importaba lo que los demás pensaran de él, al Tristán que se mostraba de cara a la galería, pero no conocía al autentico Tristán, al íntimo, al verdadero.

Cuando llegó la hora de cenar dejamos a los chicos en casa de Roberto donde cenarían y después se irían a trabajar, nosotros nos fuimos, según Tristán, a disfrutar de mi regalo.

No sabía que tenía preparado, ni si quiera me había arreglado en condiciones llevaba la misma ropa que habíamos llevado a la exhibición, según él estaba guapo así no tenía que cambiarme.

- ¿Me vas a decir ahora donde vamos? – Le pregunté al subirme al coche. Tristán se había comprado un coche haría un mes más o menos, era un coche pequeño y de segunda mano pero al menos nos servía para desplazarnos.

- Pronto lo veras – Sonrió – Es una sorpresa – No tardé en darme cuenta de a dónde íbamos, ese camino lo había recorrido cientos de veces.

- ¿En serio? Tanto misterio para ir a tú casa – Me reí.

- Oye – Protestó – Te demostraré que mi casa puede ser como el mejor de los restaurantes.

- Ahora entiendo porque decías que no hacía falta que me cambiara – Resoplé – Qué poco romántico eres Tris.

- Aún no digas nada o te arrepentirás – Me guiñó un ojo.

Aparcamos justo frente a su piso y subimos de inmediato, pero Tristán me paró justo ante la puerta, sin dejarme avanzar más.

- Espera aquí, tengo que preparar algo antes de que entres – Y se adentró dejándome a mí en el descansillo de la escalera – Ahora sí, adelante cumpleañero.

- Me estas poniendo nervioso con tanto misterio – Comenté al tiempo que entraba. Me quedé mudo al ver lo que me aguardaba dentro – Tris…

- ¿Te gusta? – Me sonrió con autosuficiencia.

- Es hermoso – Tristán había preparado una mesa en el centro del salón, decorada de forma muy romántica, con un centro de flores y varias velas. Las luces del piso estaban apagadas y todo se iluminaba con numerosas velas repartidas por todo el salón. De fondo se oía música tranquila que provocaba un ambiente muy romántico.

- Pensé que, ya que trabajamos todos los días en un pub, el mejor regalo seria una cena tranquila a la luz de las velas – Comentó – Lo he preparado con la ayuda de los chicos, pero he cocinado yo, espero que este todo bueno – Se rió.

- Tuviste una gran idea – Le sonreí y fui hacia él para abrazarle – Me encanta – Le besé en agradecimiento.

- Ven, vamos a cenar –Me llevó de la mano hasta la mesa y me retiró la silla para que me sentara – Siéntate, hoy eres el rey y yo seré tu sirviente.

- ¿Durante toda la noche? – Bromeé.

- Hasta que amanezca – Susurró en mi oído antes de ir hacia la cocina – Un segundo, voy a prepararlo todo y ahora vuelvo.

- Tranquilo ve – Me quedé solo en el salón observando todo a mi alrededor, sin duda se había esmerado mucho para dejarlo todo perfectamente decorado, ni en los mejores restaurantes encontraría un ambiente tan romántico.

- Aquí está el vino y el primer plato – Llegó con una botella de vino en la mano y un cuenco enorme que supuse que sería la ensalada.

- Tiene buena pinta – Era una ensalada Cesar, tenía una pinta estupenda, con lechuga, pollo troceado y frito, trocitos de queso, podía ver también algo de nuez y por supuesto su aceite, sal y vinagre. Solo de verla me daban ganas de comer – No sabía que fueras tan buen cocinero.

- Primero tienes que probarla antes de decir si soy buen cocinero o no – Se rió – Te sirvo el vino – Era vino blanco así que supuse que luego habría pescado.

- Gracias – Agradecí que me sirviera.

- A comer – Se sentó frente a mí.

- Oye Tris – Decidí intentar de nuevo descubrir cuando era su cumpleaños – Aún no sé cuando es tú cumpleaños, si no lo sé ¿Cómo me voy a currar una sorpresa como la tuya?

- No te lo voy a decir – Se rió – Odio celebrar los cumpleaños. Aunque si quieres darme alguna sorpresa puedes hacerlo cuando quieras, no hace falta que esperes a una fecha concreta – Mierda, mi tiro me había salido por la culata, siempre encontraba alguna escapatoria.

- Solo quiero saber cuando tengo que felicitarte – Dije en una voz suavecita e insinuante, al tiempo que con mi mano acariciaba su brazo.

- Si sigues así no vamos a acabar la cena, iremos directamente a la cama – Me guiñó un ojo.

- Arghhhh, eres imposible – Me di por vencido, él se rió ante mi reacción.

Después del primer plato Tristán me sirvió una estupenda lubina al horno, estaba todo buenísimo, no tenía ni idea de que mi chico fuera tan buen cocinero.

Fue una cena muy agradable y tranquila, y pude conocer un poco mejor a Tristán aunque se negara a hablar de sí mismo. Pero no quería pensar en eso, solo quería disfrutar de su compañía y del estupendo ambiente que había preparado.

- Supongo que ha llegado el momento de darte mi regalo – Habíamos acabado con el plato principal y nos esperaba el postre, miré fijamente a Tristán sorprendido.

- Pensé que la cena era tú regalo – Estaba confuso.

- Tonto, la cena solo es la invitación de un chico a su novio – Se rió – Toma tú regalo – Saco una pequeño sobre envuelto con un lacito de debajo de la mesa, no sé donde lo tenía escondido hasta ese momento no lo había visto – ¡Felicidades nene!

- No hacía falta Tris – Estaba muy emocionado – Con la cena era suficiente.

- Anda ábrelo – Me animó.

- No puede ser – Estaba muy sorprendido.

- Son dos entradas para el concierto de música clásica al que querías ir – Me sonrió Tristán – Puedes ir con quien quieras, aunque me gustaría que me eligieras a mí – Se rió.

- Pero si a ti no te gusta la música clásica – Me reí yo también.

- Solo si la tocas tú – Aseguró – Pero me gustaría ir contigo.

- No me lo puedo creer – Miraba las entradas que tenía en mis manos, eran unas entradas que costaban mucho de conseguir, además eran muy caras – Te habrán salido muy caras.

- No te preocupes por eso, sabía que te hacía ilusión ir así que pensé que no había mejor regalo – A veces pensaba que Tristán no me escuchaba cuando hablaba, pero visto lo visto, no solo me escuchaba sino que tenía en cuenta mis opiniones.

- Muchas gracias Tris – Me lancé a su cuello para abrazarle – Iremos los dos juntos será bonito – Susurré en su oído, aún abrazado a él.

- Vamos nene, aún nos queda por disfrutar el postre – Hizo que me separara de él – Voy a buscarlo ahora lo traigo.

- Eres el mejor novio del mundo – Anuncié completamente emocionado, aún mirando las entradas con una sonrisa en la cara y mientras él se iba hacia la cocina.

- Aquí está el postre, tartaleta de fresas con nata – Informó – Había pensado en echarme la nata por encima del cuerpo y decirte “Aquí está tu postre, disfruta de él cuanto quieras”, pero no quería estropear el romanticismo de la cena – Se rió.

- Ten por seguro que no habría quedado ni una gotita de nata en todo tu cuerpo – Me relamí mirándole con picardía.

- Creo que aún estoy a tiempo de cambiar de opinión, y echarme la nata por encima – Bromeó.

- Nada de eso, trae aquí el postre que quiero probarlo – Le agarré del brazo para que se sentara a la mesa – De tu cuerpo disfrutaré después.

- Pero sin nata estará sosito ¿No lo prefieres con nata? – Insistió.

- Ya se me ocurrirá algo – Le guiñé un ojo.

El postre estaba delicioso, había descubierto a un gran cocinero en Tristán, jamás lo hubiera pensado. Estaba muy contento, Tristán y yo necesitábamos un momento así, íntimo, tranquilo, romántico, nos hacía mucha falta.

Después del postre nos sentamos al sofá con una copa de champagne en la mano cada uno, poniéndonos de lado para poder ver-nos a los ojos mientras hablábamos. Quise recoger la mesa pero Tristán se negó, me dijo que ya lo haría él al día siguiente que ahora solo teníamos que disfrutar.

- ¿Sabes que hoy estas muy diferente? – Me acerqué a él, con una mano aguantaba mi copa mientras con la otra le acariciaba el brazo – Me gusta este Tristán.

- Pues aprovéchalo hoy y no te acostumbres, mañana posiblemente lo volveré a encerrar en la mazmorra de donde ha salido – Se rió – ¿Y tú sabes que me encanta el Kiel que veo todos los días? – Se inclinó hacia mí para comenzar a besarme, con su mano libre en mi cintura y sus suaves y apetitosos labios rozando los míos.

- Tris – Suspiré – Vamos a la cama Tris – Me moría de ganas de hacerle el amor, e intuía que hoy, por fin, se iba a dejar llevar entre mis brazos, sin querer llevar el control en todo momento.

- Que impaciente – Se rió – Pero yo estoy igual – Volvió a besarme, y tras el beso me quitó la copa de la mano y se levantó – Vamos – Me alargó su mano para ayudarme a levantarme.

Fuimos hasta la cama sin prisas, sin impaciencia ni anticipación, sabedores de lo que iba a pasar y queriendo disfrutarlo con todos los sentidos.

Una vez frente a la cama le abracé por la espalda y comencé a besar su cuello, hoy quería llevar yo la iniciativa, controlarlo todo. Pasé mis brazos por su torso, su espalda chocaba contra mi pecho, su cuello quedaba al alcance de mis labios, comencé a desabrochar su camisa poco a poco, disfrutando cada movimiento. Una vez todos los botones desabrochados, la eché para atrás, hacia mí, dejando sus hombros al aire, destacando su piel morena y suave, una tentación en la que no pude evitar caer, dejando un mordisquito. Acabé de quitarle la camisa, él seguía sin darse la vuelta, yo quería tenerlo así, entre mis brazos, a mi merced. Con mis manos acaricié todo su pecho, mis labios no paraban de besar su cuello y dejar pequeños mordisquitos de vez en cuando, bajé mis manos poco a poco hasta llegar a la hebilla de su pantalón, no tardé en desabrocharla, los pantalones ya me estorbaban. Poco a poco fui bajándoselos, primero los pantalones, luego ya caerían los bóxers, teníamos tiempo. Con maestría, Tristán se quitó las Vans que llevaba, y en un movimiento rápido se acabó de quitar los pantalones y al mismo tiempo los calcetines, Tristán odiaba que lo vieran desnudo y con calcetines.

Pasé mis manos peligrosamente cerca de su polla, pude notar ya una pequeña erección, no me extrañaba ya que a mí ya comenzaban a apretarme los pantalones.

Llegó el momento de por fin darle la vuelta, le hice girar para quedar el uno frente al otro. Tristán estaba muy callado cosa rara en él, a él siempre le gustaba hablar mucho durante el sexo, y a mí me gustaba oír su voz en los momentos de pasión, pero este Tristán callado y sumiso también me gustaba. Quizás por verlo pocas veces, en realidad creo que esta era la primera vez.

Lentamente fui agachándome al tiempo que le bajaba los calzoncillos, su polla quedo erecta y orgullosa ante mi cara, le di una pequeña lamida y continúe con lo mío. Una vez fuera los bóxers subí de nuevo hasta ponerme a su altura.

- Hoy eres todo mío – Susurré al tiempo que le empujaba con un dedo para hacerle caer a la cama. Tristán no dijo nada, simplemente se quedó mirándome fijamente con una ligera sonrisa.

Yo seguía completamente vestido y eso no podía ser.

Comencé a desnudarme lentamente ante la picara, e intensa, mirada de Tristán. Primero me quité la camiseta poco a poco, dejando mi torso al descubierto, después de manera lenta y desquiciante comencé a desabrochar mi pantalón. Podía notar como Tristán de vez en cuando se mordía el labio, y sus ojos no se apartaban de mí.

De la manera más sexy e insinuante posible, me quité los pantalones juntos con las Vans y los calcetines, ya estaba solo en bóxers. Comencé a tontear con la goma de los bóxers pero sin llegar a bajarlos, yo también me mordía el labio para parecer más sexy. Podía notar como Tristán se controlaba para no saltar hacia mí.

- Vamos nene, no me hagas sufrir más – Susurró al fin.

Le dediqué una sonrisa y seguidamente me bajé los bóxers y me los quité, lanzándolos lejos, ahora ya estaba completamente desnudo.

Con actitud felina, me subí en la cama sin dejar de mirarle a los ojos, sus intensos ojos azules me provocaron un escalofrío. A través de ellos podía notar toda la pasión que tenía contenida, Tristán ahora mismo era como una fiera enjaulada.

Tristán se echó hacía tras llevándome a mi consigo, y ahora, teniendo sus labios tan cerca de los míos no pude evitar besarlos, saborearlos, retorcerlos entre los míos, abrirlos para poder meter mi lengua y saborear el dulce sabor de su boca. Fue un beso lento y apasionado, intenso, descarado, húmedo y ante todo deseado.

Estaba entre sus piernas, no había mejor lugar en el mundo en el que estar. Pasó sus brazos por mi espalda, podía sentir sus manos acariciando mi piel y tuve envidia, así que mis manos comenzaron a acariciar la suya. Acariciaba sus costados, su cadera, sus muslos, su cintura, todo lo que quedaba al alcance de mis manos.

Nuestras erecciones ya se erguían de manera imponente, y ahora el uno sobre el otro, se nos clavaban mutuamente, provocándonos aún más placer.

Bajé lentamente saboreando la piel de cuerpo, dejando pequeñas mordidas en sus hombros, en su clavícula, en su pezón, en su ombligo y finalmente en su polla.

- Nene… ahhh – Brincó de sorpresa Tristán.

- Tenía que probarla – Le miré con una sonrisa lasciva.

Y luego me metí su polla en la boca, abarqué todo lo que podía, saboreando con mis labios la delicada piel, notando las pequeñas, y no tan pequeñas, reacciones que provocaba en mi chico. Me encantaba provocarle placer, y saber que se derretía en mi boca.

Después de disfrutar durante un buen rato de su polla, decidí seguir bajando un poco más por su cuerpo. Metí mi cabeza entre sus piernas y con mi descarada lengua lamí su ano, después y sin dilación alguna, metí mi lengua en ese deseado agujero.

Podía notar su cuerpo estremecerse ante mis actos, ligeros gemidos aparecían de vez en cuando pero aún se controlaba, sus manos se posaban sobre mi cabeza, enredando sus dedos entre mi pelo, estirando de él de manera involuntaria cuando se excitaba. En estos momentos para mí, Tristán era la cosa más hermosa que jamás había podido disfrutar.

Dejé de prepararlo con mi lengua cuando ya lo creí más que listo y cuando ya no podía aguantar más, necesitaba estar dentro de él de inmediato.

- Me muero de… – Murmuré al tiempo que comenzaba a subir de nuevo por su cuerpo, volviendo a recorrer con mi lengua su desnuda piel – Ganas… – Iba susurrando sin despegar mis labios de su cuerpo – De hacerte… – Ya había llegado a su cuello – El amor – Llegué a sus labios y lo besé, expresando en ese beso todo lo que sentía por él.

- Hazme el amor nene – Me agarró por las mejillas e hizo que le mirara fijamente, sus ojos estaban brillantes – No quiero sexo ¿Me oyes? Quiero que me hagas el amor – Confesó al fin.

- Yo contigo siempre he hecho el amor – Lo besé de nuevo demostrándole mis palabras – Y no sabes lo feliz que me haces al pedirme eso – Susurré en su oído al romper el beso.

Subí una de sus piernas a mi cintura y tras besarle de nuevo le penetré de una sola vez, provocando que Tristán echara su cabeza hacia atrás dejando su cuello al alcance de mi boca, la cual no tardó en morderle la nuez. Sus brazos rodearon mi cuello y con su mirada me pedía que me moviera, no tardé en obedecer su muda orden.

Me sentía como si estuviera en el cielo, le amaba y sentirme en su interior era lo mejor que podía pasarme. Bueno no, realmente lo mejor era saber que conmigo quería hacer el amor, que para él ya no era simplemente sexo, solo de pensarlo me emocionaba.

Me movía lentamente, profundizando con cada embestida, sintiendo todas y cada una de sus reacciones como si fueran las mías propias. Sus gemidos eran para mí la mejor sinfonía, la mejor de las sensaciones era sentirle entre mis brazos.

Al tiempo que le penetraba le dejaba besos por todo su cuerpo, y de vez en cuando devoraba su boca, ninguno de los dos decía nada, no hacía falta, nuestros jadeos y gemidos hablaban por nosotros.

- Tris… ahhh… Tris – Repetía una y otra vez su nombre para recordar con quien estaba, estaba con el chico al que en poco tiempo había llegado a amar.

- Kiel… ahhh… nene… ahhh – Cada vez íbamos uniéndonos más, incluso parecíamos uno solo, una sola respiración, una sola alma.

No quería acabar nunca.

Me esforzaba por demostrarle todo el amor que sentía por él, hacerle saber que me daba igual su pasado o su forma de vida, yo lo quería solo para mí, no podía compartirlo con nadie.

Poco a poco iba llegando a mi límite, mi cuerpo estaba sintiendo tanto placer que estaba a punto de estallar, apenas me quedaban fuerzas y Tristán me pedía más, me rogaba por más.

Con mi mano comencé a masturbarle, quería que acabara al mismo tiempo que yo, que nuestros cuerpos llegaran al éxtasis al mismo tiempo. Me sentía como si tuviera a una fierecilla domada entre mis brazos, una intensa, pasional, orgullosa, arrogante y hermosa fierecilla.

- Ahhhhhh… Tris – Y pasó. Llegué a mi orgasmo antes de lo deseado. Intenté penetrarlo una, dos, tres veces más antes de quedar completamente laxo, quería conseguir que se corriera conmigo.

- Nene… ahhhh – Y lo conseguí. Tristán también tuvo su orgasmo.

Los dos nos quedamos completamente exhaustos, me dejé caer a un lado apoyando mi cabeza en su pecho después, eso sí, no antes de dejarle un último beso. Me relajé sintiendo como su respiración intentaba recuperar su ritmo.

- No ha habido nata pero ha sido delicioso – Me reí.

- Pero yo me quedo con la espinita de haberle dado algo de sabor – Se rió conmigo.

- Ya encontraremos el momento de saborear algo en nuestros cuerpos – Le mordí ligeramente el pezón que quedaba a mi alcance.

- Pervertido – Bromeó.

- Te amo – Susurré sin mirarle – Y me gustaría estar así para siempre – Por un momento entré en pánico al ver que no me respondía, también le noté algo tenso ¿Y si me estaba haciendo falsas ilusiones?, ¿Y si no me amaba?

- Yo también te amo – Su voz sonaba algo trémula, pero suspiré aliviado – Voy un momento a buscar una cosa – Y se levantó de inmediato dejándome completamente atónito.

- ¿Ahora? – Pregunté sorprendido. Que bicho le había picado.

- No tardo ahora vuelvo – Me pareció ver lagrimas en sus ojos.

¿A caso le había asustado con mis palabras?

Comencé a comerme la cabeza preocupado, pensando en que quizá estaba yendo demasiado rápido con Tristán. Pero después de un día tan maravilloso, no podía evitar hacerme falsas ilusiones.

Al rato, y después de darle muchas vueltas al tema empezando a preocuparme, Tristán apareció por la puerta, luciendo desnudez, con una sonrisa burlona, una cuchara en una de sus manos y un helado en la otra.

- ¿Te apetece una segunda ronda, pero esta vez con sabor a helado?

Me reí, olvidándome de todos los malos pensamientos que había tenido hacía un rato, sabiendo que esta maravillosa noche aún no había acabado, y que posiblemente al día siguiente iba a haber helado por cada rincón de la cama y por cada rincón de nuestros cuerpos.

Le amaba, no había duda alguna.

***
Notas finales:

Tristán no es tan malo ¿Verdad? ^^

Quise hacer un lemon muy romántico espero que me haya salido como quería ^^

Os voy a poner dos enlaces, el primero es la canción que van a ensayar juntos Kiel y Tristán para la próxima exhibición.

http://www.youtube.com/watch?v=0kNxMAqd7P0

El segundo es el de la coreo que ha bailado Tristán junto con Santi (No sé si os acordareis de él) en este capítulo. Evidentemente los bailarines del video no tienen nada que ver con nuestros chicos, pero sirve para hacerse una idea XD

https://www.youtube.com/watch?v=9YbEtfJryXA

Agradecer como siempre sus reviews a Ana, Musubi, Ushio y Yuko ^^

Un beso

Yaonita


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