Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Killer Men (Hombres Asesinos) por Charly D

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

La música y los celos nunca han sido la mejor combinación...

 

Adéntrate en la historia de Mauricio...

Mauricio, musical.

Despertaba con el sonido de su celular, de seguro era Manuel; hoy iniciaban en la academia. Se levantó y fue directamente al cuarto del baño, lavó sus dientes y peinó su lacio y oscuro cabello con los dedos. Le costaba espabilarse, aun un poco soñoliento, rebuscó en la ropa que no estaba ya en maleta, para vestirse. Tras mucha búsqueda consiguió una camisa a cuadros rojos con negros, un pantalón caqui,  rematando con un par de tenis Converse.

-Jesús, baja ya.

Su madre lo llamaba desde abajo, gritaba que se le haría tarde y que el desayuno se le enfriaría, el alboroto era más por el desayuno que por la hora de llegada. Bajó dando unos cuantos saltos, el rostro se le iluminaba, al fin llegó el día.

Desde que tenía memoria su sueño había sido asistir a la “Academia Mystic de jóvenes músicos”. Con tan solo 15 años ya sabía tocar a la perfección una variedad de instrumentos; yendo del violoncelo hasta flauta, y de la guitarra hasta piano.

Por otro lado su amigo Manuel aceptó con desdén acompañarlo. Lo hacía más que todo para estar con el de cabello oscuro. Tres meses solos los dos; comiendo, durmiendo y si tenía suerte bañándose juntos. Aunque lo ultimo no se diera no se decepcionaría, estaría más tiempo con él, más de lo que le permitía la zorrita de Michell, la novia de Jesús.

Hace tres años que se había dado cuenta de sus sentimientos, sufriendo en silencio. Pero ya no más, aprovecharía este tiempo con Jesús para que se enamorara, lo tendría solo para él.

*******

Manuel ya estaba listo, éste vestía una chaqueta de semi-cuero, unos Blue Jeans y zapatos de botín. Sus maletas estaban al pie de las escaleras y su madre sentada a su lado. Bajaba las escaleras con su guitarra guindada en su hombro izquierdo. Su padre trabajaba- como siempre-, no lo despediría. Ya le daba igual su presencia o ausencia.

-Estoy listo, Ma. –le colocaba la mano en el hombro, como señal de que se levantara.

Eran muy similares ellos dos: el cabello castaño y los ojos color miel. Amaba a su madre, todo el amor que no vertía en su padre se lo daba a ella.

-Mi muchacho, ya eres un hombre- la mujer se cortaba al instante y abrazaba al menor, lo apretaba fuertemente, Manuel por un instante pensó que lo asfixiaría.

-Mami, no te preocupes, solo es un par de meses. Puedes soltarme, solo si quieres o tendrás que traer una maleta- bromeó.

-¿Puedo hacerlo?-preguntó incrédula e hizo ademán de subir.

-Mamá… -la miró con ojos de cuchillos.

-Vale, vale… -Se limpió ojos, abrió la puerta de la entada y con el control de la alarma abrió el seguro del auto.

********

La academia estaba a 55 minutos al norte de la cuidad, los menores se encontrarían al llegar y entregarían las planillas de residencia para quedar en el mismo dormitorio.

Llegaron casi al mismo tiempo, cada uno con su respectiva madre. Las señoras se quedaron conversando un rato, mientras los jóvenes se daban un cálido – y poco fraternal – abrazo.

Jesús, por ser de menor estatura intentó quitarlo de encima, más que todo por la falta de aire.

-No te veía desde fin de clases, no te apartes de mí, amor.-decía Manuel con una sonrisa estúpida.

-Vuelves a abrazarme así y te ganarás una patada en la cara. Se Tae Kwon Do, no tendré miedo en usarlo- decía tomando un postura demandante, que para el más alto fue muy tierna.

Se despidieron de sus madres y fueron a la oficina, y tras un rápido papeleo se les asignó el edificio B cuarto 3.

La habitación era pequeña pero hallaron la forma de acomodarse ambos, dos camas una ventana y un closet espacioso. Ya entrada la noche, los dos recostados en sus camas, ambos mirando el techo. Estaban agotados y ninguno quiso charlar, se durmieron vestidos, el próximo día sería largo.

********

-Sígueme- Decía la hermosa rubia de escote.

Caminaron por un largo pasillo, para él, estar ahí era un sueño, enseñar música y alentarla como profesión era lo suyo. Su cabello rizado teñido de negro y con una bufanda, se contrastaban con sus gruesas gafas. Una nueva ciudad para empezar de nuevo, pensó.

La rubia lo miraba de reojo, le parecía muy guapo y conservado para su edad.

Entraban al despacho del vice-rector.

-Profesor Martínez, él es Mauricio Torres, el maestro que usted mando a llamar. –La rubia le guiñaba el ojo y se apretaba el escote- permiso. –y se iba.

-Oh, Mauricio; ¿puedo llamarte Mauricio no? Es un honor estar frente a un joven tan talentoso. –El rector de una notable masa y sin rastros de cabello se levantaba para saludarle.

Es tan gracioso como una buena impresora y ayuda de un hacker que contrató le ayudara a inventarse un nuevo él. Oh sí, un lobo entre un ganado de ovejas.

-El honor es todo mío, señor Martínez. Con toda confianza –sonreía gentilmente.

Se daban la mano y el vice-rector le entregaba una hoja con sus horarios. Ya iba tarde, debía marcharse.

-No le quito mas tiempo-dijo el mayor- más tarde Claudia se encargará de hacerle llegar las llaves de su lugar de residencia.

Mauricio salió del despacho rápidamente. Tendría que correr, si no llegaría tarde. Sonreía plácidamente, tenía en mente como adornar su – Sala de juegos – y se imaginaba a su juguete. 

*******

Cerró la puerta corrediza del gran salón. Los jóvenes que apenas alcanzaron a mirar quien entraba se acomodaban en sus asientos. Todos a excepción de uno: Jesús. El muy despistado tenía puestos sus auriculares y no se percató de la presencia del maestro. Estaba sentado en el ventanal mirando hacia afuera.

Mauricio era muy entregado a lo que hacía, aunque lo arruinase.  Como siempre, siguiendo sus impulsos tiró su maletín en la mesa ocasionando cierta vibración en los vidrios. Jesús volteó hacia el frente y se cortó.

- Lo siento, yo… -intentó remediar un poco apenado. Manuel lo veía desde su puesto, no alcanzó a avisarle.

- No te preocupes… -Dijo acercándose al de cabello oscuro. Consiguió a su presa.- Ven pasa al frente.-pidió con  gentileza-

-No, yo preferiría…

-Te estoy diciendo que pases al frente. –dijo con cierta autoridad. El menor intento guardar su celular- No, tráelo acá.

Mauricio extendió su mano como señal de que le entregara el aparato. Jesús lo hizo. Se coloco los auriculares y sonaba una canción muy conocida por él. Un tono de melancolía, un hombre intentado disculparse por decepcionar a las personas.

-¿Amsterdam? Te gusta Imagine Dragons

-Sí, señor. Desde hace unos años…

-Quiero escucharte cantar. –interrumpió.

La clase se quedaba en silencio con la boca abierta. Algunos daban gracias al cielo que no fuera ellos lo que estuvieran en su lugar.

-No sé hacerlo, lo mío es el Violonchelo.

- No pregunté si cantas, te pedí que lo hicieras. – Puso presión.

Se inclinó en el escritorio. Jesús miró a sus compañeros, tragó saliva cerró los ojos y se dio vuelta dándole espalda a la clase.

Cuando el menor comenzó a cantar fue mayor la impresión de los presentes. Su voz solo podía compararse con un coro de ángeles. Su pronunciación era perfecta e incluso hizo unos cuantos falsetes.

Mauricio se relamía los labios, tenía que desaparecerlo, debía hacerlo suyo.

Jesús lo odió por un segundo, pero pudo contenerse, apretó sus puños y continuó.

Ya terminada la canción le dio permiso de sentarse, Mauricio se paró frente a la clase, dio un aplauso y abrió los brazos como Cristo en la cruz.

- No quiero escuchar que no pueden. La música es magia, y para la magia nada es imposible. Conmigo aprenderán cosas que jamás olvidaran.-

Después de eso cada uno pasó con su instrumento a demostrar su talento. La clase llevó todo el día, ya el ocaso caía. Mauricio habló una última vez.

-Según las normas, todos deben tener uno, es una manera de contactarnos con ustedes. –sacó una caja de un estante al fondo el aula.

Una especie de teléfono celular que trabaja con un circuito en específico conectado a los ordenadores de la dirección. Los repartió y cada uno pudo partir.

********

Mauricio trabajaba en su cuarto de juegos, debía estar listo, esta noche acecharía a su presa. Terminaba de colocar unos cuantos cuadros y piezas de plástico, incluso cadenas. Tenía un ordenador portátil que le ayudó a enviar la señal al dispositivo de Jesús.

El menor corría rápidamente al despacho del rector. Recibió un mensaje que su madre lo esperaba allí. De seguro se habían entrado su ataque de nervios, desde que su padre los abandonó los sufría cuando estaba sola.

Cuando atravesaba el oscuro patio, de entre los árboles, un pañuelo blanco se aferro a su nariz tapando su respiración y obligándolo a inhalar por la boca. Cayó desmayado, estaba indefenso. Mauricio lo tomó en su hombro y corrió rápidamente hacia su cuarto. El menor se le hacía muy liviano, le daba ternura, se divertiría con él. Oh, sí que lo haría.

Jesús despertó con un fuerte dolor de cabeza, intento alcanzar su sien con la mano, pero la cuerda que sostenía fuertemente sus muñecas no se lo permitía. También intento quejarse, pero un pañuelo amarrado en su boca hizo que se ahogara.

Sentía frío estaba levantado en el aire y no tenía ropa puesta, solo sus Slips. Rebuscó en la habitación, todo se le hacía borroso, hasta que se percató de una sombra que arrastraba consigo una silla un estuche muy conocido para el menor.

- No sabes cómo me excitó tu voz. – Mauricio se sentaba y encendía una bombilla de color amarillo.

-Hmmm –se quejó Jesús. No entendía que pasaba, tenía miedo.

-Todos dicen lo mismo- Se rio- Tomás, Mateo Rubén… Tengo tanto haciendo esto mi nene… -se levantó de improviso y se acercó a Jesús. –Te quitaré esto, quiero escuchar- le quitaba la mordaza de la boca.

El menor gemía de miedo “¿Por qué?” repetía sin cesar.

-Te observé un tiempo, cuando supe que vendrías aquí vi la oportunidad. No tolero verte con ese amiguito tuyo, él  impide lo de nosotros. –sus ojos decían locura.

- ¡Estás loco!- Mauricio lo abofeteó

-No mi cielo, tú no me llames así. Te amo tu voz es enviada del cielo, para detener mi infierno.

Mauricio lo soltó, y en un descuido Jesús lo rasguño en la cara. Le tomó la mano y lo golpeó nuevamente.

-¡No quiero ser agresivo! –gritó furioso-. Toca para mí.

Lo sentó en la silla y sacó su violonchelo. Las manos del menor temblaban y su vista se nublaba, no entendía que pasaba ¿Sería una pesadilla? Quería despertar.

-¡TOCA! –Gritó

El menor tomó el arco y comenzó con una tonada que le gustaba, algo de Johann Sebástian Bach. El mayor lo tomó por la espalda y besaba la tierna y pálida piel. Jesús se detuvo.

-¿Te dije que pararas? –gruñó Mauricio.

Jesús continuó rápidamente temiendo otro golpe. Mauricio tomó el miembro del menor y comenzó a estimularlo. Jesús sintió asco.

Siguieron así hasta que el menor eyaculó, y junto a eso arqueó su cuerpo y vomitó en el piso.

-Eres un buen chico.- Mauricio salió de la habitación.

Jesús lloraba, se sentía asqueroso, quería gritar, y lo hizo. Estalló en sollozos y golpeaba el suelo.

*******

Mauricio revisaba el ordenador, todo lucía normal hasta que vio un correó que lo aterrorizó, más que todo porque había sido abierto. Un permiso autorizado para allanar la residencia de Mauricio Torres. Corrió rápidamente hasta la habitación de juegos.

-Mi ángel, nos amenazan, debemos irnos.-

Jesús estaba encogido en el rincón, se sentía sucio. Mauricio le aventó su sudadera y jeans.

-Vístete.-

Cuando Jesús sintió el pantalón agradeció su estúpida manía de guardar el celular en el bolsillo trasero. Mauricio lo dejo solo mientras ordenaba y destruía todo.

Pudo mandarle un mensaje a Manuel, algo corto “Ayuda, has que rastreen la señal, Mauricio, secuestro”.

-Pensé que tendríamos más tiempo, pero veo que no. – En menos de 15 minutos abusó de Jesús de maneras tan repulsivas que volvió a vomitar. No se tomó la molestia de desnudarlo, solo bajó sus pantalones hasta las rodillas y pues…

Lo tiró en la maletera del auto, la cerró y aceleró como si no hubiera un mañana.

Lo que Hollywood no cuenta sobre los supuestos secuestros; donde el rehén está en la maletera, y atraviesan todo el país, es que el oxigeno se acaba muy rápido allí.

Jesús pataleaba, rasguñaba y gritaba lo que podía, pero de nada servía. Ya pasados los 25 minutos ahí encerrado, comenzaba a sentirse extraño, hasta que sin más, se entregó al oscuro y perpetuo sueño.

Llegando a una gasolinera a las afueras de la ciudad, Mauricio se sentía seguro. Aparcó en el lugar más oscuro que podía ver. Salía y abría la cajuela.

-Ángel, somos libres… -El ver el cuerpo del menor… fue la cereza sobre el helado su colapso mental  a tal grado que perdió la poca cordura que aún conservaba. Solo sonrió, de una manera tan psicótica, que el mismo Joker le temería.

Caminó hacia los surtidores… cantaba a gritos una canción del grupo Aerosmith.

- ¡I´m alone! I don´t if i can face the night –Sollozaba mientras tomaba la pistola con la manguera para surtir.- I´m tears, and the cry there i do is for you…- Se metía la manguera a la boca y tragaba el liquido de amargo sabor. I want your love- gritaba entre tragos. Después vertió el líquido sobre si y sacó un encendedor.

El empleado lo miraba con temor y salió huyendo a llamar a la policía.

-Tú eres mi ángel, ven y sálvame esta noche. – acercó el encendedor a su cuerpo y los alaridos no tardaron en llegar. Se tiró en el suelo, y se dejó morir. La paz que ninguna de sus víctimas tuvo, se la permitió el mismo.

Qué cruel era el amor-pensó- era un maniático, merecía la muerte.

********

Jesús despertaba en el pabellón del hospital, lo doctores lograron revivir sus pulmones. Un milagro, dijeron algunos. Manuel estaba recostado con la cabeza hundida entre las sabanas. Jesús hundió sus dedos en el castaño cabello. ¿Tenía que pasar todo esto? Hacía mucho que se había entregado a estar enamorado en secreto de su amigo, y que él estuviera aquí a su lado, lo reconfortó.

Manuel levantó la cabeza y abrazó a Jesús. Solo imaginar que en tan pocas horas pasara tanto, lo aturdió.

-Me violó- y rompió en llanto

Manuel también lloró a su lado. Lo amaba, pero después de esto no creyó que pudiera haber un futuro para ambos.

- Me guardé para ti. –Jesús le besó. –Perdóname.

 

********

Pasaron los meses y todo volvía a su curso normal. La Madre de Jesús aceptó a su novio. De hecho tienen planes de casarse dentro de unos meses. La victimas de Mauricio tuvieron su reivindicación. Lograron averiguar sobre su infancia. Maltratado y ultrajado por un padrastro violento; no le quedaba más que aferrarse a sus Cassetes y su Walkman. De cierta manera Jesús se permitió perdonarle, e incluso le llevó flores y le cantó. Lo visita cada mes.

La música, es una herramienta  que ayuda a escapar a una realidad en donde tú tienes el poder de todo. Mauricio no supo aprovecharla, y cayó en decadencia.  Es un hombre asesino, quien fue prisionero de la cantata de sus actos.

Notas finales:

¡Gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).