Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Open Mind por yaonita

[Reviews - 439]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Como prometí, aquí está el capítulo por adelantado ^^

Es corto pero muy intenso. Importante y muy decisivo para la historia ^^

Solo pediros que escuchéis esta canción en el momento justo del capítulo, cuando Tristán la baila, solo en ese momento, no antes ;)

https://www.youtube.com/watch?v=THt0qIP17VM

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

22. El acto más puro de amor.

(Kiel)

Habían pasado cuatro días y seguía sin saber absolutamente nada de Tristán, y sinceramente ya no me importaba nada. Estaba convencido de que se había largado por ahí con algún chico, sin pensar en nada ni nadie, demostrando una vez más su egoísmo y falta de responsabilidad.

Los chicos decían no saber nada, pero estaba convencido de que me engañaban. Seguramente sabían algo y no me decían nada para no hacerme daño, o simplemente no me decían nada porque Tristán se lo había pedido, sea por lo que sea, con esta situación me estaban haciendo mucho daño.

- Hola Kiel siento el retraso – Había quedado con Luis en una cafetería, necesitaba desconectar y pasar el rato con alguien agradable.

- No te preocupes, no hace mucho que llegué – Le sonreí. Estar con Luis era como un golpe de aire fresco, lo necesitaba después de tantos días de oscuridad.

- Me alegro de que hayas aceptado quedar conmigo, me gusta que al menos seamos amigos – Me sonrió de vuelta – ¿No le importará a Tristán verdad?

- No te preocupes por Tristán, él está haciendo su vida – Supongo que notó mi sarcasmo porque me miró con suspicacia.

- ¿Va todo bien? – Que hacía ¿Se lo contaba o no se lo contaba?

Y se lo conté todo. Necesitaba a alguien con quien desahogarme y no tenía a nadie más cerca. Con los chicos me llevaba muy bien, pero no dejaban de ser amigos de Tristán, no me sentía cómodo hablando con ellos de este tema, además, siempre tenía la sensación de que me ocultaban algo.

(Alex)

Estábamos en el comedor de la Universidad en la hora de la comida. Toni y yo siempre que podíamos quedábamos para comer juntos, era una costumbre y la verdad era que no podía pasar mucho tiempo alejado de mi chico, así que agradecía estos momentitos que pasábamos juntos.

Toni estaba un poco alejado de mí, se había levantado para hablar por teléfono, se le veía incomodo y yo sabía exactamente cuál era el motivo. Kiel nos llamaba una o dos veces al día para preguntar si sabíamos algo de Tristán, a eso se le sumaban las veces que nos lo preguntaba en el Open Mind, y era muy duro tener que engañarle.

- ¿Kiel de nuevo no? – Pregunté cuando colgó el móvil y volvió a sentarse a la mesa.

- Si – Suspiró – Cariño, no soporto tener que engañarle.

- Lo sé amor – Acaricié su mano sobre la mesa – Pero le prometimos a Tristán que no le diríamos nada, no podemos faltar a nuestra promesa.

- Ya lo sé – Agachó la cabeza apenado – Pero Kiel merece saber la verdad, lo está pasando fatal y yo me siento horrible por no poder contárselo todo.

- Y sabes que a mí también me sabe mal por Kiel, al fin y al cabo también es nuestro amigo y es un chico estupendo – Hice que levantara la cabeza para mirarle a esos hermosos ojos verdes que me volvían completamente loco, y que eran la razón de mi existencia – Pero no es asunto nuestro contarle la verdad, es cosa de Tristán, y hasta que él no se decida no podemos hacer nada.

- Creo que Kiel no le va a perdonar esta vez – Aseguró – A pesar de que está muy preocupado por él, lo veo muy defraudado, no le perdonará. Debería decírselo.

- Yo también creo que debería decírselo, pero debemos respetar su decisión – No estaba del todo de acuerdo con Tristán pero debíamos respetar sus deseos, al fin y al cabo era algo que le afectaba a él – Tristán no quiere que Kiel sienta lástima por él.

- ¿Y es mejor que piense que es un cabrón? , ¿Qué se largó con un tío? – Se le notaba enfadado con Tristán.

- No, evidentemente no es lo mejor – Acepté – Pero es lo que él quiere Toni, no podemos pasar por encima suyo.

- No entiendo porque lo hace – Comentó apenado.

- Tendrá sus motivos – Suspiré.

- ¿Cuándo volverá al conservatorio? – Preguntó con curiosidad.

- Esta mañana me ha dicho que mañana volverá – Le informé – A ver cómo reacciona Kiel cuando lo vea.

- Solo espero que no se enfade con nosotros por habérselo ocultado todo – Agachó la cabeza apenado – No quiero perderle como amigo.

- Me encanta que te preocupes tanto por tus amigos – Volví a alzarle la cara para poder besarle, le besé con todo el amor que sentía por él – Te amo Toni, y no sé qué haría sin ti.

- Mira que eres cursi – Se rió, pero también se sonrojó.

- Tú me haces ser cursi – Me reí yo también.

Toni era mi tesoro, y no quería ni pensar en lo que me pasaría si me faltara, sin él no podría vivir, era lo más valioso de mi vida.

(Tristán)

Después de varios días sin acudir al conservatorio, hoy por fin volvía a pisar sus pasillos. Tenía ganas de volver a empezar con mi rutina, volver a dar clases, a bailar, en definitiva volver a recuperar mi vida cotidiana.

Lo que no estaba tan seguro de poder recuperar era mi relación con Kiel. Sabía que había cometido un error en no querer hablar con él o no querer contarle lo que me pasaba pero… no quería que Kiel sintiera lástima por mí, eso acabaría de hundirme por completo.

La noche antes de la exhibición, trabajando en el Open Mind, había empezado a encontrarme mal, sentí un dolor ya de sobras conocido y sabía, o intuía, que esta vez iba a ser bastante grave. Llevaba tiempo sin tener un susto de los grandes y tenía esa sensación.

No quise asustar a Kiel, y a pesar de que me moría de ganas de pasar la noche con él, decidí engañarle para que cada uno nos fuéramos a nuestra casa. Tampoco quise preocupar a los chicos y los engañé por igual. Al acabar nuestra jornada de trabajo en el Open Mind me fui directo al hospital y de allí, ya no salí.

Podía haberle confesado a Kiel lo que me pasaba, decirle donde estaba y que viniera a verme al hospital, pero una vez más me entró el miedo, más bien pánico, a su reacción ¿Cómo reaccionaría cuando lo supiera?, ¿Se alejaría de mí?

Así que decidí no hacer nada.

Ahora, cinco días después y ya recuperado, aún no había hablado con él en ningún momento, y lo peor de todo es que sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarme a su enfado, un enfado completamente lógico y legitimo. Cuanto más tarde tuviera que enfrentarlo mejor, así que me hice el tonto y fui directo a mis clases.

Una vez acabadas las clases, Santi me pidió que le ayudara en los ensayos y sin pensármelo dos veces fui con él, si podía esquivar a Kiel de alguna manea mucho mejor.

- Muchas gracias por ayudarme con los ensayos Tristán – Ya habíamos acabado con los ensayos y estábamos recogiendo nuestras cosas.

- No hay de que Santi – Le sonreí – Has mejorado mucho, se nota que estas ensayando con ganas.

- Gracias Tristán – Se sonrojó – Me alegra saber que he mejorado, aunque nunca seré tan bueno como tú.

- Con esfuerzo todo se puede conseguir – Le sonreí de nuevo.

- Así que aquí es donde te escondes – Me quedé de piedra al oír a Kiel, estaba de pie en la puerta, no sabría decir si enfadado o decepcionado.

- Hola Kiel, solo estaba ayudando a Santi con sus ensayos – Hice como si nada.

- Os dejo solos que parece que tenéis que hablar – Santi, el muy comadreja, me dejó solo ante el peligro. Ahora estábamos Kiel y yo solos encerrados en una pequeña sala de ensayo, me sentía como un ratón acorralado por un gato.

- ¡Me parece muy fuerte! – Comenzó completamente furioso – Cinco días sin saber nada de ti, sin que cojas mis llamadas, sin que me contestes un puto mensaje, y me tengo que enterar de que has vuelto al conservatorio por los chismosos ¿Te parece normal?

- Lo siento Kiel, sé que tendría que haber hablado contigo en cuento llegué, pero es que estaba esperando el momento adecuado, no iba a evitarte eternamente – Bueno, en realidad si hubiera podido hubiera evitado como fuera esta confrontación.

- ¿Y en cinco días no has encontrado un momento adecuado para hablar conmigo? – Preguntó venenosamente – Espero que tengas una buena explicación, porque de verdad que esta vez te has pasado.

- Yo… no me encontraba muy bien, no puedo decirte más – No podía decirle la verdad, no quería preocuparlo, no quería que sintiera lástima por mí.

- ¿Tan mal estabas que no podías contestarme un puto mensaje? Y les dijiste a los chicos que no me dijeran nada ¿Verdad? – Me miraba completamente decepcionado, quizás esperaba una explicación mejor.

- Necesitaba estar solo – Seguí recogiendo mis cosas ignorándole por completo.

- ¡Eres lo peor! – Explotó de nuevo – ¿Sabes lo mal que lo he pasado sin saber nada de ti? No lo sabes ¿Verdad? El disgusto que me llevé cuando no pudimos actuar en la exhibición, la incertidumbre de no saber dónde estabas o que estabas haciendo ¿Te parece eso normal? Pensé que estabas cambiando Tristán, pero veo que sigues siendo el mismo egoísta e impresentable de siempre que lo único que piensa es en follar y pasárselo bien. Seguramente te largaste con algún tío que conociste y ahora te avergüenza confesármelo.

- ¿Tan mal concepto tienes de mí? – Sabía que estaba muy enfadado pero estaba siendo demasiado duro conmigo – ¿De verdad crees que me largué con otro tío y que ahora quiero ocultártelo?

- No me estas poniendo nada fácil que piense de otra manera – Aseguró.

- Mira Kiel, de verdad que lo siento – Me acerqué a él lentamente – No he estado con ningún chico, nada más necesitaba estar solo porque no me encontraba bien, confía en mí por favor, solo te pido eso – Le cogí por ambos brazos para enfatizar mis palabras.

- No puedo seguir confiando más en ti Tristán – Deslicé mis manos por sus brazos hasta llegar a soltarle, aunque antes de soltarle del todo pude notar como había comenzado a temblar ligeramente – No puedo confiar en ti cuando tú no confías en mí, sea lo que sea lo que ocultas deberías decírmelo – Comenzó a llorar – No eres capaz de decirme que te ha pasado o donde has estado ¿Y me pides que confié en ti? – Dijo duramente – No puedo, no más.

- ¿Qué tratas de decir? – Balbuceé.

- Se acabó Tristán, esto no funciona, yo no puedo seguir así – Me miró con los ojos húmedos – Sé que lo has intentado, que has cambiado un poco por mí, que realmente has hecho un esfuerzo para estar conmigo, pero… tú eres un chico al que le gusta ser libre, y yo… yo necesito a alguien que quiera estar a mi lado en todo momento y que sea sincero conmigo y no me esconda cosas.

- ¿No lo dices en serio? – Comencé a preocuparme – Esto lo podemos arreglar, solo es un bache.

- No quiero arreglarlo ¿No lo entiendes? – Gritó – Si lo arreglamos ¿Cuánto tardaras en volver a desaparecer? – Desgraciadamente tenía toda la razón, no podía decirle que jamás volvería a desaparecer porque no era verdad. Me quedé callado sin saber que decir – Ves – Rompió el silencio casi susurrando – Hasta tú sabes que tarde o temprano me volverás a fallar – Afirmó – Será mejor que lo dejemos aquí, con el tiempo volveremos a ser amigos y ya está. Tristán, te quiero, pero lo nuestro no puede funcionar – Me besó ligeramente con sus dulces labios y se dio la vuelta para salir por la puerta sin mirar atrás.

Yo no dije ni hice nada, dejé que se marchará sin intentar detenerlo, después de todo, era lo mejor para todos, tenía razón, lo nuestro no podía funcionar. Estuve varios minutos de pie, completamente inmóvil, sin reacción alguna. Cuando por fin me moví, me dirigí de manera autómata hacia el equipo de música, lo encendí y apoyándome en la pared me dejé caer por esta hasta quedar sentado en el suelo.

Hundí mi cabeza entre mis rodillas y dejé caer las primeras lágrimas. Primero fueron unas pocas, aquellas que había estado conteniendo durante nuestra charla, luego, poco a poco, otras se les fueron sumando, hasta llegar a un punto en que veía borroso por el llanto. Era un llanto amargó y silencioso, un llanto de aquél que sabe que ha perdido al que podía haber sido el amor de su vida, pero… cuando sabes que no has nacido para amar, para tener un amor eterno, un amor incondicional, para querer a una persona hasta llegar a envejecer junto a ella, cuando eres consciente de eso… la caída es más grande cuando te olvidas de todo eso y te haces falsas ilusiones.

A las lágrimas silenciosas se le unieron los sollozos reprimidos, y finalmente… me dejé llevar.

Lloraba sin consuelo, sin medida, sin miedo a que alguien me viera. Solo quería llorar y llorar, no podía parar, no quería parar, llevaba mucho tiempo reprimiendo las lágrimas, haciéndome el fuerte, el valiente, el duro, aparentando ser lo que en realidad no era.

No me gustaba follar cada noche con un chico distinto, no me gustaba acostarme con chicos de los que ni sabía su nombre, no disfrutaba de la vida sin amor, no me gustaba no tener a alguien a quien amar, no me gustaba la vida que me había construido para ocultar la realidad.

Lloraba desconsoladamente, necesitaba sacar toda mi ira, mi rabia, mi pena. Entonces comenzó a sonar una canción que me identificaba por completo, me levanté y me dejé llevar por la música.

Bailé la canción dejándome llevar por mis emociones, me dejé llevar haciendo piruetas alrededor de la sala y dejando que cayeran lágrimas por mis ojos sin parar, aquella canción era tan apropiada para mí. Tan apropiada que me hizo recordar a aquél que hace tiempo dejo helado mi corazón, aquél que me hizo comprender que para mí no existían los finales felices, que me hizo comprender que yo no tenía derecho a enamorarme, que el amor para mí estaba completamente prohibido.

Yo no había nacido para ser amado, nací en un acto egoísta que casi le causa la muerte a mi madre, nunca he sabido esperar e incluso en mi parto quise adelantar las cosas. Ansioso, quise salir a la vida antes de que llegara mi hora, no estaba preparado, mi madre tampoco, y ambos sufrimos las consecuencias.

Toda la vida esperando el final, pensando que pronto llegaría, que pronto dejaría de sufrir. Unos padres que se comportaban de manera fría conmigo, como si fuera un mueble más de la casa, temiendo encariñarse demasiado conmigo, pensando que no era necesario invertir su cariño en algo defectuoso y caduco.

Hospitales, médicos, pruebas y más pruebas, medicinas y más medicinas ¿Y todo para qué?... Para nada. Había pasado aproximadamente el diez por ciento de mi vida encerrado en hospitales, y seguía igual.

Tiempo atrás cometí el error de creer que podía enamórame, que me merecía sentir amor aunque fuera por poco tiempo, que tenía derecho a saber lo que era que tu corazón te diera un brinco en el pecho al estar con otra persona, las mariposas en el estomago, las cosquillitas por todo tu cuerpo, todo eso que se siente al estar enamorado. Y lo intenté.

Era un chico que cuando me conoció fue tras de mí hasta conseguir que le hiciera caso, que me dijo lo mucho que me amaba, que no paró hasta que me conquistó, al que me entregué por primera vez en cuerpo y alma. Guapo, rubio, ojos color miel, sonrisa deslumbrante, cuerpo definido, era todo lo que un chico gay podía pedir. Y me amaba, o eso creía yo pues su amor acabó en cuanto conoció la verdad.

Me costó mucho superar el dolor y la humillación que me supuso la ruptura, y de no ser por Roberto que apareció por primera vez en aquella época, probablemente no lo habría superado jamás y me habría hundido en la más absoluta miseria.

Después de aquello, tomé la decisión de no enamorarme de nuevo, de no volver a sufrir por amor ¿Para qué si al fin y al cabo iba a durar poco?

Desgraciadamente cometí un error. Me dejé enamorar por Kiel, por su forma de ser, por sus ganas, por la extraña conexión que había entre nosotros, por todo lo que él representaba. Al principio intenté resistirme, negar lo evidente, incluso ponerle trabas, pero nada resultó, era como si una fuerza magnética nos uniera cada vez más. Inexorablemente.

La canción seguía sonando y yo seguía bailando alrededor de la sala, intentando abnegar mi pena a través del cansancio.

Por mucho que doliera, por mucho que mi corazón se estuviera haciendo pedazos, esto era lo mejor que nos podía pasar a los dos. Amaba a Kiel y quería que fuera feliz.

Porque el acto más puro de amor es desear que la persona amada sea feliz aunque no sea contigo, porque el acto más puro de amor es evitarle un sufrimiento innecesario a la persona que amas, porque el acto más puro de amor es alejarte antes de hacerle daño, y yo, me había olvidado por completo de eso.

Sin mí, Kiel podría conocer a un chico que le cuidara como él se merecía, que le amara y le respetara, que estuviera a su lado por el resto de su vida. Algo que conmigo no tendría y que él deseaba con toda su alma. Algo que yo deseaba con toda mi alma poder darle, pero no podía por mucho que quisiera.

La música acabó, y como si me hubiera estado manteniendo en pie gracias a ella, en cuanto dejó de sonar yo me caí al suelo como un muñeco roto en medio de la sala. Me encogí sobre mí mismo, en posición fetal, y seguí llorando ¿A caso nunca se acabarían las lágrimas?

A veces deseaba haber muerto durante el parto, posiblemente le habría evitado mucho sufrimiento y dolor a mucha gente.

¿Qué rastro iba a dejar en el mundo?

No había hecho nada importante con mi vida, la había malgastado rompiendo corazones, por no decir rompiendo culos ¿Quién me iba a echar de menos cuando desapareciera?

Seguramente podía contar con los dedos de una mano las personas que llorarían por mi muerte.

“Vaya entierro más triste” Pensé, y no pude evitar reír histéricamente.

Me consideraba un chico fuerte, por eso no me había quitado la vida en el pasado, aunque quizás habría sido un acto más valiente si me hubiera quitado de en medio en su momento. No estaba seguro.

Quería hacerme el duro, parecer fuerte y valiente, pero en realidad estaba muerto de miedo, era un cobarde que se negaba a aceptar la realidad.

Como pude, y después de no sé cuánto tiempo tirado en el suelo, me levanté, debía irme de allí o tarde o temprano alguien me encontraría en ese lamentable estado. Cogí mis cosas que se habían quedado tiradas en el suelo, apagué la música que aún seguía sonando y me dispuse a marcharme.

Iba por los pasillos como alma en pena, por suerte quedaba poca gente en las instalaciones, aún así me miraban con cara de sorpresa, no quería ni imaginar el horrible aspecto que debía tener.

Al abrir la puerta de la calle, me quedé mirando al horizonte donde ya se podía ver un bonito atardecer. El sol poco a poco iba desapareciendo para dar paso a una nueva noche, pasara lo que pasara evidentemente el tiempo no se iba a detener por mí, el universo seguía su ciclo, un ciclo que se repetía una y otra vez.

Sonreí mirando al cielo. Me iba a permitir unos días de autocompasión, de llanto y desesperación, luego ya volvería a ponerme la careta de chico alegre y despreocupado, vive la vida y caradura.

Al igual que el universo, yo debía seguir con mi ciclo, ese ciclo que también repetía una y otra vez, una y otra vez. Debía seguirlo, al menos hasta que mí tiempo finalizara y dijera basta, hasta aquí has llegado. Quizás entonces… dejaría de sufrir.

***
Notas finales:

Cuando escribí este capítulo acabé llorando :( Espero haber conseguido transmitir esos sentimientos como se merecen.

Si después de este capítulo no he conseguido que queráis un poquito más a Tristán, estoy segura que en el próximo lo conseguiré ^^ Sabremos toda su historia :( Solo deciros que por fin sabremos cómo se conocieron Tristán y Roberto, y sabremos un poquito más sobre lo que le pasa a Tristán ^^

¿Qué os ha parecido el capítulo? Hoy más que nunca necesito saber vuestra opinión ^^

Agradecer como siempre sus comentarios a Yuko, Debs, ImPandahero, Ushio, Taiga, Ana, Musubi, Haru, Lhapeluzzitha y Verosehun ^^ Estoy muy contenta la verdad, muchas gracias ^^

 

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).