Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Open Mind por yaonita

[Reviews - 439]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola de nuevo ^^

Si no llorasteis bastante en el capítulo anterior, preparad los pañuelos porque con este directamente os vais a deshidratar :(

Llegó el momento de conocer más sobre el pasado de Tristán y, por fin, sabremos cómo se conocieron él y Roberto ^^

Es un capítulo que a mí me gusta mucho, estamos conociendo al verdadero Tristán y eso a mí me encanta ^^ Espero que también os guste ^^

Os recuerdo que lo que está escrito en cursiva, son conversaciones mantenidas en el pasado.

Un beso

Yaonita

23. El chico de enormes y azules ojos.

(Roberto)

Según tenía entendido hoy Tristán tenía que venir a trabajar, había hablado con él por la mañana y me había asegurado que ya estaba recuperado. Pero no ha sido así, Tristán no ha aparecido y yo he comenzado a preocuparme.

Sabía que tenía una charla pendiente con Kiel, y mucho me temía que esta hubiera acabado fatal.

Intenté localizarle por teléfono pero no me respondía, maldije su cabezonería y guardé el móvil en mi bolsillo de nuevo. Tenía que averiguar qué había pasado.

Fui hacia la barra y allí estaban Alex, Toni y mi pequeño, Kiel seguramente estaría sirviendo arriba ya que lo había visto antes subir.

- Zen pequeño ¿Sabes algo de Tristán? – Sabía que de saber algo ya me lo habría dicho, pero no perdía nada preguntándole.

- Sigo sin saber nada Rober, pero Kiel está muy raro, seguro que ha pasado algo entre ellos – Aseguró apenado.

- Está bien, voy a hablar con Alex y Toni – Fui hacia el otro lado de la barra donde estaban ellos, quizás lo habían visto antes de venir a trabajar.

- Chicos ¿Sabéis algo de Tristán? No me coge las llamadas – Pregunté al llegar a su lado.

- Lo siento Roberto no tenemos ni idea de donde está, hace un rato lo estábamos comentando, esta mañana nos dijo que vendría y no le hemos visto desde entonces – Comentó Alex.

- Y Kiel no quiere decirnos nada, está claro que algo ha pasado – Apuntilló Toni.

- ¿No sabéis si está en casa? – Era una posibilidad.

- Cuando nos hemos venido no estaba, no sé si habrá ido después – Comentó Alex.

- De acuerdo, gracias chicos – Solo me quedaba una opción, debía hablar con Kiel para saber si se habían peleado.

Busqué a Kiel por todas partes, era el único que podía decirme si algo había pasado con Tristán, aunque estaba convencido de que así era. Tristán no faltaría al trabajo así como así, si realmente se encontraba bien como me había dicho.

Por fin lo encontré, estaba recogiendo unas copas de una de las mesas, me acerqué a él y tras apartarle en un rincón comencé a preguntarle.

- ¿Qué ha pasado con Tristán? – Fui directo al grano.

- No ha pasado nada – Desvió la cara para no mirarme a los ojos.

- Vamos Kiel, estoy muy preocupado por él, solo dime si hablasteis – Insistí.

- Joder Roberto, no me apetece hablar de eso ahora – Resopló – Tristán y yo hemos roto – Confesó al fin.

- ¿Fuiste tú quien tomó la decisión? – Pregunté, intentando que no se sintiera presionado.

- No podía aguantar más Roberto, yo le amo pero es imposible tener una relación con alguien que te oculta cosas – Sus ojos brillaban, estaba a punto de ponerse a llorar.

- Cálmate Kiel, yo te entiendo perfectamente – Le animé – Tristán es un buen chico, pero tiene muchos fantasmas que no le dejan ser él mismo. Tú no tienes la culpa – Le abracé para reconfortarle, entendía perfectamente que hubiera roto con Tristán, por mucho que le quisiera debía admitir que no se lo ponía fácil a Kiel.

- De verdad que lo intenté Roberto, pero me cansé – Sollozó aún abrazado a mí.

- No te preocupes – Me separé de él cuando ya lo vi más tranquilo – Iré a buscarlo para hablar con él, seguro que tampoco es fácil para Tristán.

- No tenía buena cara cuando me fui – Reconoció agachando la cabeza.

Y sus últimas palabras me dejaron aún más preocupado.

Dejé a los chicos a cargo del pub, y tras pedirle las llaves de su casa a Alex, me fui en busca de Tristán. Seguramente, el muy tonto, se estaba auto compadeciendo y entrando en una espiral de desesperación y autodestrucción de la que le sería muy difícil salir.

Muchos pensarían que estaba diciendo una tontería, que Tristán era un chico fuerte y que seguramente estaba la mar de tranquilo. Pero yo me consideraba de las pocas personas que conocían al Tristán de verdad, y por desgracia, sabía de sobras lo autodestructivo que podía llegar a ser consigo mismo.

Comencé a caminar por la calles en dirección a su casa, no cogí el coche pues su piso no quedaba lejos, y mientras iba andando comencé a pensar.

Jamás podré olvidar el día en que conocí a Tristán, quien me iba a decir a mí que ese chico de ojos grandes acabaría siendo tan importante en mi vida.

Acababan de ingresarme en el hospital, había tenido un pequeño encontronazo en el pub con uno de los clientes y me había llevado un navajazo, así que habían tenido que operarme, por suerte no fue nada serio. En aquél entonces el pub no era mío y ni siquiera se llamaba Open Mind, yo solo trabajaba allí y la verdad es que era un pub de bastante mala reputación.

Tras la operación me llevaron a la habitación en la que estaría por un par de días, cuando entré no pude ver al que sería mi compañero ya que estaban las cortinas echadas y estaba con una visita. Las enfermeras, tras acomodarme en la cama, se marcharon y me quedé solo en la habitación, exceptuando a los dos chicos que parecía haber tras las cortinas.

Parecían estar teniendo una conversación importante, conversación que reanudaron cuando se fueron las enfermeras y que, a pesar de que hablaban en susurros, no pude evitar escuchar.

- ¿Tenías que haberme dicho lo que te pasaba? – Decía el chico que estaba de pie.

- Lo sé Joel pero tenía miedo – Hablaba entre sollozos el otro chico.

- No sabes el susto que me he llevado cuando has tenido el ataque delante de mí, si al menos lo hubiera sabido – Seguía el otro.

- Perdóname, te prometo que a partir de ahora no te guardaré ningún secreto – Suplicaba el otro.

- Me han dicho tus padres que pronto morirás – Comentó apenado. Yo me sentí como la mierda escuchando una conversación tan intima pero no podía evitarlo, tampoco quería interrumpirles.

- Des de que nací los médicos les dijeron a mis padres que, tarde o temprano, mis problemas de corazón acabarían matándome, no me dieron más de veinte años de vida – Reconoció el otro entre sollozos – Pero yo te amo Joel, y quiero estar contigo lo que me quedé de vida.

- Pero yo no sé si puedo estar con alguien sabiendo que pronto me va a dejar – El chico que estaba de pie comenzó a llorar – No puedo.

- ¿Tú me amas? – Preguntó el otro – Si me amaras tanto como yo a ti, harías lo que fuera por mí, yo solo quiero ser feliz los años que me quedan, solo te pido que estés a mi lado en esto, hasta que todo termine – Comenzó a llorar más fuerte.

- No estoy seguro de amarte lo suficiente – Confesó el otro – Soy demasiado joven para atarme así a otro chico, y soy demasiado joven para soportar algo así. Creo que lo mejor es que lo dejemos.

- No, por favor Joel, yo te amo, no me hagas esto – Podía oír como el chico enfermo lloraba cada vez con más desesperación – No puedes dejarme después de todo lo que hemos pasado juntos.

- En primer lugar debiste decirme la verdad desde un principio, y en segundo lugar, si de verdad me amas no puedes obligarme a que me ate a ti, deberías desear que fuera feliz con otro chico, al fin y al cabo te quedan cuatro años de vida más o menos ¿No?

- ¿A caso por saber que me voy a morir no merezco amar a nadie? – Preguntó ya desesperado.

- Si no quieres hacer daño a esa persona no – El otro chico estaba siendo muy duro, me daban ganas de levantarme y defender al que parecía más joven – Eres tan egoísta queriendo a alguien a tu lado, que no te das cuenta de que esa persona, si de verdad te ama, sufrirá muchísimo cuando te mueras ¿Es eso lo que quieres?, ¿Hacer sufrir a la persona que amas?

- No es justo lo que estás diciendo – La voz apenas le salía por el llanto.

- Lo siento pero es lo que pienso – Aseguró el otro – Mejor lo dejamos aquí, de verdad deseo que encuentres a alguien que te de lo que necesitas pero yo no soy esa persona, no te amo lo suficiente. Adiós, no intentes contactar conmigo de nuevo, no quiero volver a verte.

Entonces, el chico que había estado de pie todo el rato pasó por mi lado de la habitación para irse, era un chico de unos diecinueve años, alto, rubio y con ojos color miel, bastante guapo a decir verdad, se fue y cerró la puerta sin decir nada más, dejando al otro chico llorando de manera desconsolada.

Yo me sentía muy incomodo, no sabía qué hacer, en la habitación se escuchaban los sollozos del chico, yo esperaba para ver si entraba alguien de la familia o algún amigo para animarle, pero el chico parecía estar solo. No podía quedarme de brazos cruzados viendo como sufría, debía hacer algo para intentar animarle.

Me estiré todo lo que pude en la cama para poder retirar la cortina que nos separaba, no podía levantarme pues me dolían un horror los puntos, pero por suerte lo conseguí. Como pude, abrí la cortina y pude ver al chico tumbado en la cama, este me miraba con cara de sorpresa, con unos enormes ojos azules que me dejaron sin palabras. Fue entonces que conocí a un joven Tristán de dieciséis años, solo, asustado y desolado.

- Siento haber escuchado la conversación pero no he podido evitarlo – Le dije para que se tranquilizara, él parecía bastante nervioso, seguramente avergonzado por lo que había pasado.

- No se preocupe, lo entiendo – Había dejado de llorar pero estaba muy apenado.

- Vaya que desconsiderado soy, no me he presentado – Sonreí – Me llamó Roberto y esta herida – Señalé hacia mi vientre donde tenía los vendajes – Se debe a un navajazo que me ha traído directo al hospital. Y por cierto, puedes tutearme no soy tan mayor – Me reí.

- Parece grande – Comentó asombrado el chico.

- No tanto, solo me han dado quince puntos lo superaré – Me reí – Y tú ¿Cómo te llamas?

- Soy Tristán y estoy aquí por problemas de corazón – Me informó – Aunque supongo que ya lo escuchaste.

- Mucho me temo que sí – Reconocí – Y déjame decirte que tú novio es un autentico gilipollas, creo que lo mejor que te podía pasar era que te dejara.

- Supongo que ahora es mi ex novio – Sonrió – Pero no sé, supongo que tiene razón, no tengo derecho a pedirle que sufra a mi lado, al fin y al cabo el no está enfermo – Comentó apenado.

- Si de verdad te amara no se movería de tu lado en ningún momento, créeme, ese chico es un cretino mejor es tenerle lejos – Intenté animarle.

Esa vez no pudimos hablar mucho más, ese mismo día le dieron el alta. Me quedé algo intranquilo, el chico estaba muy dolido y a pesar de que lo anime un poco y había empezado a sonreír, sabía que las palabras de su ex novio se le habían quedado muy adentro, sus ojos estaban como apagados.

Otra cosa que me sorprendió fue darme cuenta de lo solo que estaba el chico, absolutamente nadie fue a visitarle el resto del día, y cuando le dieron el alta se fue solo tras despedirse de mí con una sonrisa.

Lo que no sabía en ese momento, es que pronto volvería a verle y no en las mejores condiciones.

Fue dos meses después cuando lo volví a ver. Yo había vuelto al trabajo tras recuperarme del navajazo, y estaba recorriendo el pub haciendo mi ronda. En aquél entonces el pub no era tan grande, no existía la parte de arriba, pero había cantidad de sofás y rincones escondidos en lugar de la pista central que había ahora. Mi trabajo consistía en asegurarme de que todo iba bien, y ayudar de vez en cuando a los camareros cuando había mucho trabajo, podríamos decir que era una especie de encargado cuando el jefe no estaba.

En una de mis rondas nocturnas, pude ver como en uno de los sofás había un grupo de chicos montando un espectáculo. Había cuatro chicos y tres de ellos se estaban comiendo, casi literalmente, al cuarto chico. Si bien era un pub bastante liberal, no podíamos permitir ese tipo de actitudes bochornosas, así que me acerqué para pedirles amablemente que dejaran de sobarse en público de esa manera, o que se marcharan a un lugar más íntimo.

Cuando estaba a escasos metros de los chicos, pude reconocer al chico que estaba siendo manoseado, jamás me olvidaría de unos ojos tan grandes y bonitos, era nada más y nada menos que Tristán. Cuando llegué hasta ellos pude darme cuenta de que Tristán estaba bebido y drogado, prácticamente inconsciente, y los otros tres chicos se estaban aprovechando de él.
Me estremecí al pensar que ese chico solo tenía dieciséis años, y a esa pronta edad ya estaba teniendo esa tipo de experiencias. Me sentí culpable por no haberle podido ayudar más en su momento, así que decidí actuar ahora, no dejaría que un buen chico se autodestruyera por haber tenido una mala experiencia.

- Chicos, os pido por favor que os vayáis a otro sitio más privado, aquí no están permitidas estas actitudes – Todo el mundo me tenía bastante respeto en el pub, y más después de haber recibido el navajazo, así que los chicos me hicieron caso inmediatamente. Se levantaron y se dispusieron a irse, llevándose consigo a un casi inconsciente Tristán – A él lo dejáis aquí, no me gustaría enterarme mañana que lo han encontrado muerto tirado en la calle – Agarré al chico por el brazo.

- Venga hombre, no le vamos a hacer nada, solo nos estamos divirtiendo – Me retó uno de ellos.

- Como quieras, aunque si la policía se entera que te estás acostando con un menor puedes tener problemas – Dije sin más, sabía que al enterarse de que era menor de edad se rendiría.

- Eso no es cierto, no es menor de edad – Dijo sorprendido.

- Lo es, puedo asegurártelo – Sonreí.

- Anda vámonos, no vale la pena – Uno de sus amigos lo agarró del brazo para llevárselo, y yo me quedé con un Tristán completamente zombi.

- ¿Tú eres el tío del hospital no? – Balbuceó – Estas muy bueno, si quieres podemos pasar un buen rato ¿No te gustaría follarme? – Comenzó a sobarme por todo el cuerpo, demasiado cariñoso.

- No creo que estés en condiciones de hacer nada – Le agarré de la cintura y me dispuse a llevarlo a un sitio más tranquilo.

- ¿No te gusto? – Casi no se le entendía – Todo el mundo dice que estoy muy bueno, y puedo darte mucho placer te lo puedo asegurar.

- No lo dudo – Me reí – Pero yo cuando me acuesto con alguien prefiero que este en sus cinco sentidos.

- Aguafiestas – Protestó – Yo solo quiero divertirme.

Hice oídos sordos a sus palabras, pensé que lo mejor era llevarlo a algún sitio para que descansara y se recuperara de su borrachera, así que fui a avisar a mis compañeros de que me iba y decidí llevarlo a mi casa, no podía dejarlo solo en ese estado.

Lo subí al coche con mucha dificultad, él no paraba de moverse y continuamente quería escaparse de mi agarre para seguir con la fiesta, cuando estuvo colocado y perfectamente asegurado en los asientos traseros, emprendí el camino a mi piso.

Durante el trayecto se quedo completamente dormido, mucho mejor, así no tendría que pelearme con un borracho insoportable. Lo subí a hombros hasta mi piso, dejándome la espalda en ello pues el chico pesaba bastante, y lo dejé caer en la cama. Le quité la ropa hasta dejarlo en calzoncillos y le tapé con las sabanas, mañana sería otro día.

El piso era muy pequeño así que yo tuve que dormir en el sofá, eso me pasaba por ser un buen samaritano.

Al día siguiente al despertar decidí preparar algo de desayuno, seguro que mi invitado despertaba con un dolor de cabeza horrible, que menos que tenerle algo preparado para comer. Puse la comida en una bandeja y entré en la habitación, había oído movimiento seguro que ya estaba despierto.

- ¿Qué tal amaneciste, te duele mucho la cabeza? – Pregunté al ver que efectivamente estaba despierto, aunque aún seguía en la cama.

- Siento como si me estuvieran machacando la cabeza con una piedra – Confesó.

- Es lo que tiene emborracharse y drogarse hasta perder el sentido – Le reprendí.

- Suenas como mis padres – Intentó levantarse para ir al baño – Ufff me siento fatal – Volvió a sentarse en la cama incapaz de ponerse en pie.

- Mejor deberías comer algo antes – Puse la bandeja en la cama, justo a su lado.

- ¿Por qué haces todo esto? – Preguntó confuso.

- Porque odio ver como un buen chico se echa a perder – Le miré fijamente – ¿De verdad quieres convertirte en un borracho, drogadicto, que se deja follar por cualquiera?

- ¿No es que importe mucho no crees? – Alzó una ceja interrogante.

- Si que importa, no debes dejar que te utilicen de esa manera – Expresé molesto.

- ¡Y qué más da! Al fin y al cabo me voy a morir pronto, déjame disfrutar lo que me queda de vida – Espetó furioso.

- ¿Disfrutas emborrachándote y drogándote hasta que pierdes el sentido?, ¿Dejando que unos pervertidos asquerosos te soben y te follen, para después dejarte tirado en cualquier sitio?, ¿Es eso lo que quieres? – Me senté a su lado, poniendo mi mano en su hombro – Tú mereces mucho más que eso Tristán.

- Según Joel no merezco nada – Se apenó de golpe – Volví a hablar con él después de salir del hospital ¿Sabes que me dijo?

- Una gilipollez seguro – Chasqueé la lengua.

- Me dijo que no tenía derecho a amar a nadie, y que tampoco tenía derecho a que nadie me amara a mí, que debía quedarme en casa encerrado en mi habitación esperando el día de mi muerte para que nadie sufriera una vez que esta llegara – Sonrió – ¿Y sabes que es lo peor? – No espero a que contestara – Que creo que tiene razón.

- Tristán, todos tenemos derecho a ser felices, aunque sea por un periodo de tiempo corto – Comencé mi discurso – Y tú más que nadie, deberías dejar de lamentarte por lo que ha pasado con tu ex novio y comenzar a disfrutar al máximo la vida, disfrutar cada día como si fuera el último, pero para eso no necesitas drogarte o emborracharte es más, si no lo haces, puedo asegurarte que disfrutaras de todo mucho más – Me miró emocionado – Eres un chico guapo, mírate, seguro que tienes a un montón de chicos a tus pies.

- A ti no te gusto – Se rió.

- Yo los prefiero más bajitos y menos pesados, quiero estar con un chico al que pueda llevar a cuestas sin que me provoqué un horrible dolor de espaldas – Me reí yo también.

- Lo siento – Se rió conmigo.

- Lo que quiero decir Tristán, es que disfrutes tu vida, quede lo que quede de tiempo, disfrútalo al máximo. No te compliques con problemas amorosos, o problemas de drogas o bebida, todo llega no hace falta ir tras ello.

- Gracias – Me sonrió – Creo que tú y yo podemos llegar a ser buenos amigos.

Y no se equivocaba, después de ese día, Tristán se convirtió en uno de mis mejores amigos a pesar de la diferencia de edad, aunque a veces me sorprendía a mi mismo dándome cuenta de que lo quería incluso como a un hijo.

Ahora, recordando nuestra conversación me sentía un poco culpable de que Tristán hubiera cerrado su corazón de esa manera, seguramente me entendió mal, yo lo que quería decirle era que no luchara por encontrar el amor que tarde o temprano llegaría el indicado, no que se cerrara por completo al amor.

Tristán y yo nos apoyamos mutuamente después de ese momento, él comenzó a comportarse como el Tristán actual, seguro de sí mismo, valiente y decidido, descarado y orgulloso, quedábamos continuamente y muchas veces comíamos o cenábamos juntos. Fue así como fui conociéndole poco a poco, como descubrí sus problemas familiares, sus miedos, su soledad. En su entorno nadie se había molestado en quererle ¿Para qué? Si de todas maneras se iba a morir. Descubrí a una maravillosa persona que se ocultaba tras una máscara para que no le hicieran daño de nuevo.

Él me ayudo cuando decidí quedarme con el pub tras la jubilación del dueño, me ayudo con la remodelación y muchas otras cosas, incluso entre los dos le pusimos su nuevo nombre. Yo, simplemente era un apoyo para él, me contaba sus vivencias, presumía de conquistas conmigo, todo lo que dos buenos amigos hacen. Poco a poco fui viendo como aquél chico joven e inocente, se iba convirtiendo en un hombre fuerte y valiente, a pesar de que muy en el fondo sabía que seguían sus miedos, seguía siendo el chico de enormes ojos azules y asustados.

Fui progresando con el Open Mind y pronto pude comprarme una casa nueva, más grande y bonita, Tristán seguía ahí continuamente, me ayudó en el traslado y visitaba el pub siempre que podía. Así que cuando decidió irse de casa lo más lógico era que comenzara a trabajar para mí, y así lo hizo. Desde entonces habíamos emprendido un camino juntos.

Ahora para mí Tristán era parte de mi familia, muchas personas no sabían cómo nos habíamos conocido, incluso había quien creía que habíamos sido amantes o algo parecido. Pero aunque parezca mentira, aun reconociendo que Tristán estaba como un tren y que cada día estaba más guapo, nunca jamás tuve la tentación de acostarme con él, bueno miento… si hubo una vez que estuvimos a punto de hacerlo pero ese es otro tema, y los dos estábamos borrachos.

Y ahora, ya frente a la puerta de su piso, estaba asustado sin saber lo que me iba a encontrar al otro lado. Posiblemente me encontraría a un Tristán roto y hundido de nuevo, como cuando rompió con Joel, no sabía si iba a poder soportarlo, ahora ya no, me importaba demasiado.

Directamente abrí la puerta con la llave que me había dejado Alex, sabía que si Tristán estaba dentro por mucho que llamara no me abriría la puerta así que para que molestarse. Nada más entrar pude ver el salón destrozado, con cantidad de objetos rotos tirados por el suelo, el sofá desmantelado, la mesa volcada, sin duda Tristán había tenido un ataque de ira. Alex y Toni lo iban a matar cuando vieran el piso destrozado.

Fui hacia su habitación y abrí la puerta poco a poco por si estaba dormido, Tristán estaba tumbado sobre la cama en posición fetal, la habitación estaba a oscuras y no podía verle la cara ya que me daba la espalda.

- Sabes que Alex y Toni te van a matar cuando vean el piso ¿Verdad? – No recibí respuesta alguna, pero por su respiración algo agitada sabía que estaba despierto. Aún sin encender la luz me acerqué a la cama, sabía que si encendía la luz Tristán rehuiría de mí para no dejar que lo viera en ese estado, así que decidí seguir a oscuras. Me tumbé en la cama a su espalda y lo abracé por la cintura – Kiel me ha contado que habéis roto, lo siento mucho cielo.

- No tienes que sentirlo, después de todo era lo mejor para los dos – Habló por fin – Tarde o temprano lo nuestro hubiera acabado a la fuerza, para que alargar la agonía – Su voz sonaba tan triste que mi corazón a penas podía soportarlo.

- Pero se te veía tan feliz con él…

- Y ese fue mi error – Me interrumpió – Olvide que yo no tengo derecho a ser feliz con nadie.

- No digas tonterías, tienes el mismo derecho que cualquier otra persona a enamorarte – Le abracé todavía más fuerte.

- Rober yo… tengo veinte años, casi veintiuno, no me queda mucho tiempo de vida, cualquier ataque que tenga puede acabar conmigo, no… no puedo hacerle eso a Kiel – Comencé a llorar silenciosamente al escucharle – Yo le amo Rober, quizás el piense que no pero es el primer chico al que he amado después de Joel, mejor acabar ahora, que piense que soy un desgraciado y que sea feliz con otro chico, yo no puedo darle un futuro, solo puedo ofrecerle sufrimiento.

- Pero deberías darle la oportunidad a Kiel de decidir que quiere hacer, deberías contárselo Tris – Susurré casi sin fuerzas.

- ¿Y que decida quedarse conmigo por lástima? – Estaba molesto – No, mejor que piense que soy un desgraciado y que se olvide de mí.

- Como quieras – Debía aceptar su decisión por mucho que pensara que no era la correcta – ¿Y qué vas a hacer ahora?

- Dame un par de semanas para superarlo y volveré al Open Mind – Comentó – Ahora mismo no me veo capaz de verlo y fingir que no me importa.

- Kiel es un buen chico – Comenté – Pero si tú piensas que te va a ser incomodo tener que trabajar con él, lo despido.

- No Rober, él no tiene la culpa, no sería justo – Aseguró y yo lo agradecí, no me hubiera gustado tener que despedir a Kiel – Cuando vuelva estaré preparado te lo aseguro.

- Tris, deja salir todo lo que te atormenta, yo estaré aquí para apoyarte – Susurré. Y Tristán se estremeció, y pude sentir como comenzaba a llorar desconsoladamente – ¿Por qué me tiene que pasar a mi Rober?, ¿Qué he hecho yo de malo para merecer esto?, ¿No merezco tener una vida como los demás?

- Ojala pudiera darte las respuestas que necesitas, pero solo puedo decir que la vida muchas veces no es justa – Lloraba yo también – Desahógate cielo yo te soportaré en la caída, y luego te ayudaré a levantarte, échalo todo venga.

- No quiero morir Rober – Sollozaba – No ahora que se lo que es el amor.

- Yo tampoco quiero que te mueras, te quiero – Logré decir entre lagrimas, y lo abracé aún más fuerte – Sigue vamos, yo te consolaré – Comencé a acunarlo entre mis brazos. Me moría por dentro siempre que lo veía así, pero al menos podía estar a su lado para consolarle.

- Quiero que la vida me dé una oportunidad – Seguía sollozando cada vez con menos fuerza – Sé que no soy perfecto, pero creo que me merezco una oportunidad para enmendar mis errores.

- Yo también lo creo – Pensé en voz alta.

Y así abrazado a su espalda dejé que se desahogará, que expulsará por la boca toda la mierda que le hundía, yo solo estaba ahí para apoyarle, para animarle, para consolarle en todo momento.

Que injusta es la vida, que cruel que le quita a un buen chico la posibilidad de vivir tranquilo ¿Cómo se puede vivir sabiendo que tienes los días contados? Sin duda Tristán era un chico fuerte, yo no podría vivir así.

No podía culpar a Kiel por lo que estaba sufriendo Tristán, al fin y al cabo él no sabía la verdad, pero algo dentro de mí me pedía a gritos que hablara con él y se lo contara todo. Pero no podía hacerlo, Tristán jamás me perdonaría si lo hacía y él era muy importante para mí.

Tristán lloró por horas y yo lo balanceaba entre mis brazos para tranquilizarlo, lo abrazaba cada vez con más fuerza y le besaba en la nuca para transmitirle mi amor. Ese niño loco se había ganado mi corazón de una forma brutal. Al final, por fin se quedó dormido completamente agotado, y yo no me separé de él para nada, me quedé abrazado a él para que al despertar me tuviera a su lado y sintiera mi cariño.

Yo no creo en dios, nunca he creído en un ser que es capaz de hacer sufrir a las buenas personas, pero antes de dormirme le pedí, que si realmente existía, no podía permitir que un chico tan estupendo muriera. Le pedí que no fuera tan egoísta y no quisiera llevárselo a su lado tan pronto, que hiciera un milagro o lo que fuera, y nos lo dejara a nosotros un poquitín más, solo eso deseaba ahora mismo.

Finalmente, yo también me dormí con lágrimas en los ojos y el corazón en un puño.

***

Notas finales:

Ahora se entiende un poco mejor la actitud de Tristán ¿Verdad?

Desde que comencé a escribir la historia tenía claro que llegaría a este punto, y sinceramente no me ha resultado fácil escribirlo, pero tenía que pasar, era lo que explicaba el comportamiento egoísta y algo alocado de Tristán. Espero haber conseguido que ahora lo queráis un poquito más y entendáis su forma de ser actual. Como ya dije en alguna ocasión, es solo una máscara para ocultar al autentico Tristán, un chico asustado y con una mala experiencia en el amor :(

Sin más agradecer sus comentarios a Ana, Taiga, Haru, Lhapeluzzitha, Musubi, Orenjiyuu y SamZel ^^

Y cómo os estáis portando muy bien conmigo, y tengo bastantes capítulos adelantados, si seguís portándoos bien actualizaré de nuevo el domingo ^^ Pero no os acostumbréis, puede que pronto volvamos a una actualización semanal XD Dejadme saber que os ha parecido el capítulo ;)

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).