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Open Mind por yaonita

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Notas del capitulo:

27. ¿Cuánto cobras?

Hola ^^

Aquí el siguiente capítulo, capítulo que empieza de manera tranquila y acaba de manera intensa ^^

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

27. ¿Cuánto cobras?

(Kiel)

Estábamos en plenas vacaciones y yo me moría de calor. Habíamos quedado con los chicos para hacer un picnic y aquí estábamos, espatarrados en el césped aguantando el calor como buenamente podíamos.

Ya no tenía clases en el conservatorio, estaba cerrado por vacaciones, pero tampoco pude ir a casa de mis padres pues tenía que seguir trabajando, así que me quedé en la ciudad. En el pub solo tuve una semana libre y fue la que aproveché para visitar a mis padres. Así que ahora, ya de vuelta y teniendo que trabajar solo por la noche, por el día tenía mucho tiempo libre, tiempo libre que dedicaba a holgazanear con mi novio y con los chicos.

Estábamos Luis y yo por un lado tumbados en el césped y con mi cabeza apoyada en su regazo, por otro lado estaban Alex y Toni acurrucados como siempre bien juntitos, Zen y Roberto también se habían apuntado y Santi se nos había unido desde que empezó a llevarse bien con Tristán, así que también estaba con nosotros. El único que faltaba era precisamente Tristán, aunque no era raro, últimamente apenas lo veíamos.

Hacía un par de meses, quizás poco después del cumpleaños de Alex, que Tristán empezó a comportarse de manera extraña. Ahora le había dado por trabajar en cualquier cosa, sin parar, tenía todo tipo de trabajos, y cambiaba continuamente, no le quedaba casi ni un minuto libre. Cuando acabó el conservatorio comenzó a trabajar también durante el día, se presentaba a cualquier casting, por absurdo que este fuera, se había presentado a varios concursos y no desaprovechaba ni un momento, incluso cuando tenía un ratito libre se ponía a bailar en la calle para conseguir algo de dinero, al igual que hacía yo antes de trabajar en el Open Mind.

Tanto trabajo conllevaba que no tenía casi tiempo para estar con sus amigos, así que rara vez se unía a nosotros, y encima en el Open Mind ya no lo veíamos tanto como antes, pues había encontrado un trabajo nocturno en el que le pagaban más y solo venía de vez en cuando. Me sorprendió que a Roberto no le importara, es más todo lo contrario, a él no le importaba que Tristán hiciera y deshiciera a su antojo, que venía solo dos horas, pues le pagaba dos horas, que no venía pues no le pagaba, y así iba la cosa.

¿Por qué digo todo esto?

Pues porque tengo que reconocer que a pesar de estar feliz con mi chico, no he podido dejar de pensar en Tristán, y desgraciadamente lo echo mucho de menos. Al poco tiempo que lo vemos se une el hecho de que conmigo es más frio que un tempano de hielo, prácticamente no me dirige la palabra y apenas me mira lo necesario.

A veces me pregunto si algún día volveremos a ser amigos, otras veces… echo de menos estar entre sus brazos.

- Chicos estáis medio muertos, menos mal que llegó el rey de la fiesta – Desperté de mi ensoñación con los gritos de Tristán.

- Tristán estábamos de relax, no grites leches – Protestó Roberto.

- Menuda panda de muermos que estáis hechos – Se rió Tristán.

- Pensábamos que no ibas a venir – Comentó Alex.

- Acabé pronto la reunión y tenía que venir a enseñaros esto – Nos lanzó unas cuantas revistas – ¿Decidme que no estoy como un tren? – Uno de los últimos trabajos que había conseguido era de modelo para una revista masculina, y ahora podíamos ver el resultado de las fotos.

- Mierda Tristán no nos dijiste que fuera una revista erótica – Toni estaba alucinado.

- Perdóname santito, pero al menos yo llevo bóxers no como tu novio y tú en aquella fotografía ¿Recuerdas? – Le atacó provocando que Toni se sonrojara.

- Tú, rubiales, procura no babear mucho la revista que tengo que enseñársela a más gente – A pesar de lo que me dijo me alegré, al menos me había dirigido la palabra, y hacía mucho tiempo que no me llamaba rubiales.

- Tampoco son para tanto las fotos – Quise hacerme el inocente, en realidad Tristán estaba impresionantemente sexy.

- La verdad es que tú estás estupendo en las fotos, pero la calidad deja mucho que desear – Comentó Toni, como buen experto que era.

- Lo sé – Reconoció Tristán – Precisamente por eso quería pedirte ayuda, tú y yo podemos montar un negocio.

- ¿A qué te refieres? – Preguntó Alex adelantándose a su novio.

- Verás, esta revista además de su edición en papel tiene una web – Comenzó a explicar Tristán al tiempo que se tiraba al césped en medio de todos – Me han comentado que si llevo fotos mías sexys me pagaran por cada foto que elijan para publicar en la web, así que tengo que buscar a un fotógrafo y fíjate tú que tengo uno a mano – Señaló a Toni.

- ¿Y que me llevaría yo a cambio? – Se interesó Toni.

- Evidentemente te daría una parte del dinero que me den por cada foto publicada – Aseguró Tristán – Tendríamos que negociarlo.

- Parece que es una buena forma de ganar dinero – Intervino Roberto. La verdad era que me sorprendía que Roberto no se opusiera, que estuviera a favor de las tonterías que estaba haciendo Tristán era algo que no entendía para nada.

- No pagan tanto como me gustaría pero algo es algo – Se rió Tristán – Bueno chicos ya lo vamos hablando, ahora tengo que irme.

- ¿Ya? – Preguntamos todos a la vez, apenas había estado diez minutos con nosotros.

- Sí, quiero bailar un poco en la calle a ver si saco algo – Se despidió de nosotros.

- ¿A la noche trabajas en la disco? – Preguntó Alex.

- Si, cenaré algo rápido fuera de casa y directo a la disco – No paraba – No me esperéis en casa hasta tarde – Les guiñó un ojo a Alex y Toni.

Y tal como vino, se fue.

No entendía el cambio tan repentino de Tristán, y en cierta manera me preocupaba. Aunque si Roberto que era quizás el más cercano a Tristán estaba tranquilo, supuse que no debía preocuparme.

- Chicos ¿Qué os parece si esta noche vamos a hacerle una visita a la disco? – Propuso Alex. Hoy era uno de nuestros días libres, el Open Mind estaba cerrado.

- No sé, Luis y yo habíamos pensado tener una velada tranquila – En realidad no me apetecía ver a Tristán exhibiéndose en un pódium.

- A mí no me importa si tú quieres – Mierda, había olvidado que Luis era terriblemente complaciente.

- Yo ya he ido un par de veces pero no me importa volver a ir, es genial – Como no, Santi ya había ido a ver a su “amiguito”.

- Pues no se hablé más, después de cenar y tomar algo le hacemos una visita – Zanjó el tema Roberto.

La discoteca en la que ahora trabajaba Tristán era bastante popular, incluso más que el Open Mind. Era una discoteca de ambiente, no era muy grande pero si tenía una pista central enorme y en ella había un montón de pódiums en los cuales podías ver bailar a chicos guapos y casi desnudos. Uno de ellos ahora era Tristán.

Nada más entrar me sorprendió ver la cantidad de gente que había, no parecía importar que fuera martes, la gente bailaba y disfrutaba de manera alocada en la pista. Buscamos un sitio en el que apalancarnos, no nos fue fácil estaba todo a reventar, pero aprovechando que un grupo se levantaba y nos sentamos allí, ahora ya podíamos disfrutar bebiendo y de vez en cuando bailando.

- Es increíble, no había estado nunca aquí, hay muchos chicos guapos – Comentó Toni.

- ¿Perdona? – Alex se había puesto celoso.

- No tanto como tú amor – Y le dio un piquito para calmarlo.

- Alex, vas a tener que controlar tus celos aquí hay mucho Don Juan – Se rió Roberto.

- Pues a mi chico que ni se acerquen – Frunció el ceño y acercó a Toni por la cintura a su cuerpo.

- ¿Tú habías venido antes Roberto? – Preguntó Zen.

- Alguna vez – Reconoció.

- Yo sabía la fama que tenía esta discoteca pero nunca vine – Comentó Luis.

- ¿A qué fama te refieres? – Le miré con curiosidad.

- Bueno, dicen que los chicos que trabajan aquí son bastante facilones y que si solo quieres follar este es el lugar indicado – Se encogió de hombros con desinterés.

- La verdad es que tiene fama de ser un sitio muy caliente – Comentó Santi – Yo siempre que he venido aquí he tenido proposiciones, y Tristán no os quiero ni contar.

- ¿A qué te refieres? – Preguntó Roberto.

- Los chicos se pelean por él, ha causado sensación y ahora es la atracción principal de la discoteca – Se rió.

- Tristán estará encantado – Se rió Toni.

- Si, es lo que a él le gusta, llamar la atención – Resoplé.

Unos cuantos se levantaron para pedir, yo me quedé sentado buscando con la mirada a Tristán, parecía que aún no había comenzado su turno no estaba por ninguna parte.

- Hoy estás muy guapo – Me susurró Luis al oído, luego sentí como me mordisqueaba la oreja. Fue entonces cuando me di cuenta de que ya habían vuelto todos con las bebidas.

- Tú también estas muy guapo – Le sonreí – Gracias por pedirme la bebida – Cogí la copa que me ofrecía.

- Por ti lo que sea – Me guiñó un ojo.

- Chicos ahí arriba está Tristán – Llamó nuestra atención Alex.

Y efectivamente ahí estaba él, en uno de los pódiums del centro, el mejor situado sin ninguna duda. Iba con muy poca ropa, bueno si a unos bóxers negros se les puede llamar ropa, llevaba los bóxers y unas botas militares negras, absolutamente nada más. Comenzó a moverse sensualmente, a bailar siguiendo el ritmo de la música, su cuerpo era pura dinamita, debía reconocer que era el más guapo de la discoteca. A sus pies, cientos de chicos babeando por él, completamente excitados por sus movimientos, por sus sonrisas seductoras y sus ardientes ojos, él estaba en su salsa.

Cuando se dio cuenta de que estábamos allí, nos sonrió y nos saludó con la mano para luego continuar con su trabajo.

- Hay que reconocer que Tristán sabe como calentar el ambiente – Comentó Toni.

- No me gusta verlo así – Reconoció Roberto – Pero lo necesita – No le entendía muy bien pero si Roberto estaba de acuerdo con lo que estaba haciendo Tristán era porque sabía que lo necesitaba de verdad, y eso me preocupaba.

- Tampoco es tan malo, a él le gusta exhibirse, está en su salsa – Se rió Zen.

- Sí, pero para un bailarín profesional como él tener que contonearse en un pódium tampoco debe ser agradable – Apuntilló Santi, y debía admitir que tenía razón. Tristán era un bailarín buenísimo, tener que denigrarse a bailar para unos cuantos babosos no debía de gustarle mucho, por más que a él le encarara destacar y llamar la atención. Hacerlo por diversión en el Open Mind era una cosa, hacerlo por obligación era otra.

Dejamos de analizar y mirar a Tristán y comenzamos a disfrutar de la noche, riendo, bailando, bebiendo, cuando se está en buena compañía es fácil divertirse con cualquier cosa.

- Te mueves muy bien – Estaba con Luis bailando en la pista, y aunque no se movía como Tristán no lo hacía nada mal. No podía evitar compararlos había bailado muchas veces con Tristán de esa manera, pegaditos.

- Me gusta bailar contigo – Me susurró al oído lo suficientemente alto como para que le oyera sobre la música – Tenemos que hacerlo más – A pesar de que la música era rápida y frenética él y yo nos movíamos a nuestro ritmo, pegaditos y sintiéndonos el uno al otro.

- No tenía muchas ganas de venir, pero al final me alegro de haber venido – La noche estaba resultando mejor de lo esperado.

- ¿Aún sientes algo por Tristán verdad? – Me quedé parado de golpe por la sorpresa.

- ¿Por qué dices eso? – Quizás al no negarlo de inmediato estaba confirmando sus suposiciones, pero tampoco quería mentirle.

- Se te nota – Aseguró – Solo hace falta ver como lo miras, además está claro que no querías venir para no tener que verle.

- Yo… – No sabía que decirle.

- Tranquilo, no importa – Me sacó del apuro en el que estaba metido – Es difícil olvidar a alguien de quien has estado enamorado, y más viéndolo todos los días, me conformo con saber que sientes algo por mí y que significo algo para ti – Los dos estábamos en medio de la pista, con cientos de hombres bailando y sudando a nuestro alrededor, quizás no era el lugar más indicado para tener esa conversación.

- Tú eres muy importante para mí, pero no puedo evitar seguir pensando en él – Me apené – Mis sentimientos fueron muy intensos y nuestra ruptura fue difícil.

- Espero que algún día consiga borrar esos sentimientos – Me sonrió.

- ¿Chicos habéis visto a Zen? – Roberto interrumpió nuestra charla apareciendo de repente.

- No tengo ni idea de donde está – Hacía rato que estábamos en la pista y no lo habíamos visto – Puede que esté en nuestra mesa.

- Me dijo que iba al lavabo pero no ha vuelto a la barra donde estábamos, a lo mejor sí que ha ido directamente a la mesa, iré a ver – Parecía preocupado.

- Te acompañamos – Dijo Luis, parece que no quería continuar con nuestra conversación y a mí me pareció buena idea.

- Ahora voy yo, voy a pedir algo para beber ¿Queréis algo? – La conversación me había dejado la boca seca de los nervios.

- No, yo acabo de venir de la barra – Negó Roberto.

- Yo tampoco tengo sed, te espero en la mesa – Y nos despedimos con un piquito.

Caminé hacia la barra para pedir algo y comencé a pensar en nuestra conversación ¿Tan evidente era que seguía sintiendo algo por Tristán?, ¿…l lo habría notado?

A Luis le quería, me trataba de maravilla, me hacía sentir bien, era un chico guapo y educado, en la cama no era nada malo, entonces… ¿Por qué no podía llegar a amarle como amé a Tristán?

Con Luis no sentía la química que sentía con Tristán, mi cuerpo no vibraba como cuando estaba con Tristán, no me ponía nervioso cada vez que lo veía, nuestros cuerpos no se conectaban de la misma manera, no había la misma conexión. Con Luis todo era diferente, no malo ni mucho menos, me sentía muy bien con él, pero sentía que en la relación faltaba algo, no sabría decir bien el que, ese algo que diferencia una buena relación de una relación de esas que te marcan de por vida.

Al llegar a la barra pedí algo para beber, tenía sed y necesitaba refrescarme, esperé pensativo a que me sirvieran.

- Hoy estas muy sexy – Todo mi cuerpo se estremeció al sentir su aliento sobre mi nuca. Me di la vuelta de inmediato.

- Me has asustado – Ante mí estaba Tristán, quizás la última persona a la que quería ver en esos momentos.

- Vaya, no suelo causar esos efectos en los chicos – Se rió. Su aliento olía a alcohol y sus pupilas dilatadas delataban que había tomado drogas ¿Qué demonios se estaba haciendo Tristán a si mimo?

- ¿No tendrías que estar trabajando? – Estaba molesto.

- No sabía que te gustara tan poco mi compañía, antes te deshacías de placer entre mis brazos – Se puso a mi lado en la barra para pedir algo de beber – Estoy en mi descanso si es eso lo que te preocupa.

- ¿Ya has saludado a los chicos? – No sabía que decirle, antes me era tan fácil hablar con él, ahora me sentía incómodo y no sabía de qué hablar.

- De allí vengo, no quería que pensaras que te evitaba y por eso vine a saludarte a ti también, pero veo que hubieras preferido que pasará de ti – Comentó sin mirarme, esperando su bebida.

- No es eso, es solo que me asustaste – En realidad era que me ponía nervioso estar con él a solas, pocas veces nos habíamos quedado a solas desde nuestra ruptura.

- Lo que sea, tengo que irme, nos vemos – Se marchó sin apenas mirarme una vez que tuvo su bebida.

Quizás había sido muy duro con él, pero es que me sentía furioso conmigo mismo y con mis sentimientos, él no tenía la culpa de que yo siguiera sintiendo lo que sentía, él posiblemente ya se había olvidado de mí, era yo el que no podía sacármelo de la cabeza.

Volví con los chicos y me senté junto a Luis, él estaba muy callado, seguramente seguía pensando en nuestra conversación. Yo me hice el tonto e hice como si nada.

La noche seguía, y las conversaciones y risas entre los chicos me distraían de todos mis problemas, no obstante no podía evitar buscar con la mirada a Tristán de vez en cuando. Luis seguía a mi lado callado, quizás le había afectado más de lo que pensaba nuestra charla, no debí ser tan sincero.

A última hora de la noche, cuando la gente ya estaba bastante desfasada, me fije en Tristán a lo lejos. Estaba en la pista de baile y un chico algo mayor le susurraba algo al oído, Tristán solo sonreía, una punzada de celos se apoderó de mí “seguramente será su presa de esta noche” pensé para mis adentros. Entonces algo llamó mi atención, el chico que estaba con él sacaba unos billetes de su bolsillo y se los daba a Tristán, este, tras contarlos, se los guardó en el bolsillo de atrás de su pantalón, y tras darse un beso se despidieron.

Una idea pasó por mi mente, “no puede ser” me dije a mí mismo, “piensa mal y acertaras” recordé la frase que mis padres solían decir. Estupefacto por mis sospechas, decidí entrar en acción y aclarar mis dudas. Completamente furioso, me levanté tras decirle a Luis que iba al lavabo y fui hacia Tristán, una vez a su lado, lo cogí por el brazo y me lo llevé de forma violenta y sin decirle nada a los servicios, él se dejó arrastrar por mí.

- ¿Qué demonios te pasa? – Protestó cuando lo lancé hacia dentro de uno de los servicios, y cerré la puerta tras entrar yo.

- Eso digo yo ¿Qué coño te pasa Tristán? – Pregunté furioso. Si antes ya me pareció que estaba drogado, ahora ya no tenía ninguna duda.

- No sé de qué me hablas – Gritó – Tú eres el que se ha puesto como un pitbull y me ha traído aquí a rastras.

- ¿Desde cuándo te drogas? – Pregunté directamente.

- A ti que te importa…

- ¿Por eso es por lo que te ha dado por trabajar tanto? , ¿Para pagarte las drogas? – Le interrumpí.

- Te equivocas rubiales – Se puso chulo – Los chicos guapos como yo no necesitan pagar por drogas, las consiguen de otras maneras.

- Ya veo – Resoplé – ¿Y se puede saber porque ese tío te ha dado dinero?

- ¿Me estabas espiando? – Se puso furioso – Con mi vida puedo hacer lo que me dé la gana, no tengo por qué darte explicaciones.

- Dime que tu afán por ganar dinero no ha llegado a tal extremo, dime que no te estás prostituyendo – Le supliqué.

- ¿Y a ti que más te da lo que yo haga con mi cuerpo? – Se me encaró – No tengo que darte explicaciones, si decido vender mi cuerpo es cosa mía. No es como si me acostara con cualquiera, seleccionó a los tíos, son tíos con los que me acostaría de todas maneras ¿Que más da si me llevó a cambio algo de dinero? – Le abofeteé por impulso, él de inmediato se llevó la mano a la mejilla.

- ¡No me puedo creer que hayas caído tan bajo! – Exclamé furioso ante la mirada sorprendida de Tristán después de haberle abofeteado – ¡Me das asco!

- ¿Ya estas contento? Has sido un buen samaritano intentando salvar a un descarriado, ahora puedes volver tranquilo con tu noviecito y dejarme tranquilo – Comentó como si nada le importará pero con lagrimas en los ojos.

- Eres patético – No podía creerme que hubiera caído tan bajo – Entonces si te pago puedo acostarme contigo ¿No? – Comencé a sacar la cartera de mi bolsillo – ¿Cuánto cobras?

- ¡Desgraciado! – La cartera se me cayó de las manos por el impacto que recibí, ahora había sido Tristán el que me había abofeteado – Guárdate tú asqueroso dinero porque contigo no volvería a acostarme ni por un millón de euros – Me quedé completamente perplejo, por primera vez vi a un Tristán herido, estaba llorando y me miraba con decepción – No quiero que me vuelvas a hablar en la vida, olvídate de que existo y se feliz con tú novio – Me dijo entre sollozos. Luego salió por la puerta dejándome absolutamente desolado.

Me dejé caer al suelo al tiempo que comenzaba a llorar, me había pasado, me había dejado llevar por la rabia y la impotencia. Nunca antes había visto llorar a Tristán, ni siquiera cuando rompimos lloró delante de mí, sin duda le había dolido mucho lo que le había dicho. Pero es que no podía creerme que en verdad se estuviera prostituyendo ¿Que le estaba pasando?

El hecho de ver como Tristán se iba destruyendo poco a poco, junto con el hecho de no poder estar a su lado y ayudarle, me estaba matando lentamente. Y encima, me sentía mal por Luis, un tío estupendo al que no podía corresponderle todo el amor que él depositaba en mí.

- ¿Kiel eres tú? – Sentí que alguien golpeaba la puerta y preguntaba, inmediatamente me seque los ojos de las lágrimas e intenté disimular mi voz, no quería que se notara que había estado llorando.

- Sí, soy yo Zen – Dije sin más.

- No hace falta que te esfuerces en disimular, llevo rato escuchándote llorar – Confesó – No estaba seguro de si eras tú o no ¿Qué te pasa? Ábreme por favor.

- No quiero que me veas así – Supliqué con voz trémula.

- No seas tonto, soy tú amigo – Dijo con cariño. Yo simplemente abrí la puerta – ¿Qué ha pasado?, ¿Tristán? – Preguntó nada más entrar y encerrarse conmigo.

- ¿Cómo sabes que tiene que ver con él? – Pregunté sorprendido.

- Fácil, porque Luis estaba con nosotros y tú sigues enamorado de Tristán – Sonrió.

- ¿Tanto se me nota? – Le sonreí aún con lágrimas en los ojos.

- Esas cosas no se pueden esconder créeme – Volvió a sonreírme para luego abrazarme – ¿Habéis discutido?

- La he cagado a lo grande Zen – Comencé a llorar de nuevo, pero ahora en sus hombros – Le he dicho cosas muy duras, incluso le he abofeteado.

- Seguro que se lo merecía – Se rió. Intentaba calmarme acariciándome la espalda.

- No se merecía todo lo que le he dicho, le he hecho llorar y se ha marchado muy enfadado conmigo…

- Espera, espera – Se separó para mirarme a los ojos – ¿Has hecho llorar a Tristán? Entonces tiene que ser más serio de lo que pensaba – Murmuró.

- He descubierto que Tristán se prostituye y me he puesto furioso – Confesé – No puedo creer que haga algo así.

- ¿Estás seguro de ello? – Me miró con los ojos llorosos.

- …l mismo me lo ha confesado – Aseguré – Yo, se lo he echado en cara, y he empezado a discutir con él, primero le he abofeteado yo y al final, antes de irse también me ha abofeteado y me ha dicho que no quiere volver a hablar conmigo, y yo estoy hecho un lio, se supone que debería estar enamora de Luis, pero no puedo dejar de amar a Tristán, pero verle así me destroza por dentro, y sé que hay tantas cosas que me oculta, tantas cosas que no sé de Tristán que me siento un estúpido… – Comencé a decirlo todo de carrerilla, hipando por el llanto que había vuelto a comenzar.

- Tranquilo Kiel, no llores – Zen volvió a abrazarme e intentar calmarme – Creo que tengo que hablar con Roberto, debemos tener una conversación, hay muchas cosas que mereces saber, no es justo que sufras así.

- ¿A qué te refieres? – Pregunté, mirándole fijamente.

- Vamos a hacer una cosa, volveremos con los demás como si nada hubiera pasado, dormimos en casa y descansamos, yo hablo con Roberto y mañana nos vemos ¿Te parece bien? – Me sonrió – Te prometo que mañana te aclararemos muchas cosas, por más que Tristán no quiera mereces saber la verdad.

- Está bien – Acepté con tristeza, algo era algo.

- Ahora vamos a lavarte la cara, será difícil disimular esos ojos rojos pero por suerte sé quien me puede dejar algo de maquillaje – Poco a poco y cogiéndome de la mano, hizo que saliera del servicio en el que me había atrincherado.


Había sido una noche muy extraña, y ahora tras las palabras de Zen, aún estaba más confundido si cabe.

¿Qué era eso que me tenían que comentar Roberto y él?

¿Iba a saber por fin toda la verdad de Tristán?

Pensando en eso, y dejándome ayudar por Zen, acabé la noche como si nada hubiera pasado, y deseando que llegara el día siguiente. Día en el que muchas cosas me serían reveladas.

***
Notas finales:

¿En qué líos se habrá metido ahora Tristán?

¿Qué os ha parecido la reacción de Kiel?

Me gustaría saber si os ha gustado el capítulo ^^

Como siempre agradecer sus reviews a Aira-Chan, Yuko, Ana, Taiga, Orenjiyuu, SamZel y Musubi ^^

Desgraciadamente no podré continuar actualizando tan rápido, mi inspiración esta en niveles alarmantemente bajos :( Eso sí, el capítulo semanal del miércoles no faltará ^^ Espero que no me abandonéis ahora que no recurro al chantaje XD

Un beso

Yaonita


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