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Open Mind por yaonita

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Notas del capitulo:

Hola ^^

En este capítulo Kiel por fin sabrá la verdad ^^

¿Qué pasará después del enfrentamiento entre Tristán y Kiel?

¿Por qué Tristán ha comenzado a prostituirse?

Pasaran muchas cosas en este capítulo ^^

Os recuerdo que las conversaciones en cursiva son conversaciones mantenidas tiempo atrás.

Sin más, espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

28. Con un objetivo en el horizonte.

(Tristán)

Cuatro mil novecientos, cuatro mil novecientos cincuenta, cinco mil cien, cinco mil tres cientos cincuenta. Estaba contando el dinero efectivo que tenía en casa y que había ganado en los últimos días, eran exactamente cinco mil cuatrocientos con veinte euros, que sumado a lo que tenía en el banco sumaban veintitrés mil euros más o menos. Aún me faltaba mucho para llegar a mi objetivo, pero ya estaba más cerca.

Esta mañana me había despertado con un aspecto horrible, como últimamente todas las mañanas hacía. Pero hoy, además de eso, tenía un gran agujero en mi corazón.

Lo último que quería era que Kiel se enterara de mi forma de vida actual, que supiera que era capaz de hacer cualquier cosa por ganar dinero, aunque eso supusiera tener que vender mi cuerpo.

Miré con asco el dinero que tenía en mis manos, no lo había ganado de la mejor forma posible pero al menos serviría para un buen propósito, o eso quería pensar yo.

Todo había comenzado un tiempo atrás, cuando me dejé convencer por Roberto de ir a visitar a ese especialista de la capital, no tenía que haber ido, todo se complicó después de esa visita.

Estando en la salita de espera esperando a que nos llamaran ya me estaba arrepintiendo.

- Señor Cifuentes, pase por favor – Recuerdo como nos dieron paso a la consulta, y como Roberto se auto invitó entrando conmigo, cosa que agradecí interiormente.

Al entrar nos encontramos con un señor de unos sesenta años, con gafas, pelo canoso y las arrugas que delataban su edad. Sin duda un doctor con experiencia.

- Señor Cifuentes, soy el doctor Furtell un placer conocerlo – Se presentó y me estrechó la mano – Y usted debe ser el señor Manrique si no me equivocó – Le estrechó la mano a Roberto.

- No se equivoca – Le sonrió Roberto – Espero que no le importe que acompañe a Tristán, soy como parte de su familia.

- Por supuesto que no me importa, siéntense por favor – Nos señaló dos sillas que había frente a su escritorio y el fue a sentarse tras su mesa – Verán, he leído con detenimiento el historial de Tristán ¿Me permites tutearte verdad? – Me preguntó con una sonrisa.

- Ningún problema – Que se dejará de formalismos y fuera directo al grano era lo que quería.

- Pues como iba diciendo, he leído atentamente tú historial y debo decir que estoy muy sorprendido – Opinó al tiempo que miraba el historial que estaba sobre su mesa – Has sobrevivido más de lo que en un principio se esperaba, y no solo eso, excepto por los ataques y posteriores días, por lo general eres un chico fuerte y saludable.

- Si puede considerarse saludable a alguien que sabe que va a morir – Comenté con sarcasmo.

- Supongo que no he elegido la mejor palabra – No pareció haberse ofendido – Lo que quería decir es que tú cuerpo solo se resiente cuando tienes ataques, el resto del tiempo puedes llevar una vida normal. El virus se mantiene inactivo gracias a la medicación que tomas, solo cuando se activa es cuando tú corazón sufre. Tienes lo que llamamos un virus durmiente.

- Eso ya lo sabía, no veo en que cambia eso el diagnostico – El problema era que cada vez se activaba con más fuerza y mi corazón sufría más.

- Cambia el hecho de que el virus es más vulnerable cuando está inactivo, y en tú caso eso es casi siempre – Me sonrió.

- Pero aunque sea vulnerable siempre le han dicho que no hay ningún tratamiento ¿Eso ha cambiado? – Intervino Roberto que hasta ese momento se había mantenido callado.

- Por desgracia no ha cambiado, no hay ningún tratamiento efectivo para acabar con el adenovirus que afecta a Tristán, pero si hay una posibilidad – Tanto Roberto como yo lo miramos con sorpresa.

- ¿A qué se refiere? – Preguntó Roberto esperanzado.

- En EEUU están experimentando con un antivirus, es algo novedoso, apenas está en fase de pruebas y aceptan a muy pocos pacientes ya que es algo experimental – Puse atención a lo que decía – Le mandé tu historial al doctor que lleva las pruebas y me contestó, dice que tú caso es perfecto para entrar en el experimento.

- ¿Quiere decir que podré medicarme aquí y curarme? – No quería hacerme falsas ilusiones, bastante me había costado aceptar mi futura muerte para ahora complicarme aún más con una posible, pero inefectiva, cura.

- Desgraciadamente no es tan fácil – Suspiró el doctor – El estudio se hace directamente allí ya que tienen que supervisar los resultados, tendrías que viajar a EEUU a tomar el tratamiento, y es un tratamiento largo y costoso, y bastante arriesgado todo hay que decirlo. Además tampoco es nada seguro, pero de momento están obteniendo buenos resultados.

- ¿De cuánto tiempo estamos hablando? – Pregunté casi sin voz.

- De un año más o menos – Aseguró el doctor – Y deberías comenzar pronto, en cuatro meses como mucho.

- ¿Y de cuánto dinero hablamos? – Sabía que un tratamiento así no sería gratis, seguramente debía pagarme la estancia y otras cosas.

- Desgraciadamente no es gratis, la estancia y el tratamiento te costarían unos cuarenta mil euros – Confirmó mis sospechas.

- Es imposible que consiga tanto dinero en menos de cuatro meses – Resoplé.

- Si te he hablado de este tratamiento es porque sé que tú familia tiene dinero ¿Ellos no pueden dejártelo? – Preguntó con curiosidad.

- Mi familia no quiere saber nada de mí – Hablé con rencor.

- Pero puedes intentar hablar con ellos en un caso así te ayudarían – Roberto me miró esperanzado, desgraciadamente yo no podía tener la misma confianza que él.

- No me ayudaran, ellos preferirían que ya estuviera muerto – Confesé.

- No puedes asegurar eso – Protestó Roberto – Si yo pudiera te dejaría el dinero sin pensarlo, pero desgraciadamente lo tengo todo invertido en el pub, solo podría darte unos miles.

- No quiero tú dinero – Acaricié su mano con cariño – Sé que harías lo que fuera por mí, pero ahora debes de mirar también por Zen, debes tener un colchón económico por si pasara algo.

- Si pero… – Agachó la cabeza apenado.

- No te preocupes, de verdad, intentaré conseguir el dinero de otra manera – Le sonreí para tranquilizarlo.

- Bien, os dejaré información sobre el tratamiento, mi teléfono y los datos de la clínica donde se realiza el estudio, si conseguís el dinero y estáis interesados en el tratamiento me decís algo – Nos alargó unos documentos que Roberto cogió de inmediato – Espero verte pronto Tristán – Me dio la mano para despedirse con una sonrisa.

- Gracias por todo – Le sonreí de vuelta, aunque en mi interior sabía que eso no serviría de mucho.

En la consulta con el doctor me había mostrado esperanzado, pero nada más salir me vine abajo. Era imposible que consiguiera tanto dinero en tan poco tiempo, y mis padres estaba completamente convencido de que no me iban a ayudar así que para que molestarme en pedirles nada.

Por desgracia, una vez más me había dejado convencer por Roberto y dos días después de nuestra visita al doctor Furtell, estaba frente a la puerta de casa de mis padres, dispuesto a rebajarme para pedirles el dinero.

Me costó, pero al final conseguí llamar a la puerta, esperé por un rato y al fin alguien me abrió.

- Señorito Cifuentes, me alegro de verle de nuevo – Esperanza, la mujer que trabajaba para mis padres desde que yo tenía menoría fue quien abrió la puerta. Debí habérmelo imaginado ya que era su ama de llaves.

- Esperanza yo también me alegró de verla tan estupenda – La mujer tendría unos sesenta años y ahí seguía, trabajando para una familia que apenas se lo agradecía con un mísero sueldo a final de mes.

- Siempre tan halagador señorito Cifuentes – Sonrió con coquetería.

- ¿Se encuentran mis padres en casa? – Por más que me gustara hablar con Esmeralda, no quería perder más tiempo del necesario, quería quitarme cuanto antes las dudas de encima.

- Si que se encuentran en casa, entré y esperé un minuto voy a avisarles de que ha venido – Quizás debí haber llamado para avisar de mi visita, pero así iba a pillarles más desprevenidos. Esperé por unos diez minutos en el recibidor de la mansión, ni tan siquiera me hicieron pasar al salón.

- Vaya sorpresa, nuestro hijo prodigo ha venido a hacernos una visita – Fueron las primeras palabras de mi padre, mi madre simplemente me miró con sorpresa.

- Padre, madre, siento venir sin avisar pero tengo que hablaros de algo importante – Decidí no caer en las provocaciones de mi padre, eso empeoraría las cosas.

- Ya imaginaba que no venias a una simple visita de cortesía – Soltó mi padre venenosamente.

- ¿Cómo estas hijo, estas bien? – Preguntó al fin mi madre, al menos ella parecía preocuparse un poco por mí.

- Sigo vivo, eso es mucho – Sonreí – Después del último ataque que tuve estoy bien – Sabía que aunque mis padres jamás venían a verme, siempre eran informados y por tanto estaban al tanto de mis ataques.

- Me alegro – Me sonrió mi madre.

- ¿Sigues siendo maricón? – Espetó mi padre.

- La homosexualidad no es una enfermedad padre, no se cura, por lo tanto si, sigo follando con chicos si eso es lo que te interesa – Le dediqué una sonrisa torcida.

- ¿Y a qué debemos tú agradable visita? – Preguntó al fin.

- Veréis, me han hablado de un tratamiento que me podría ir bien para mi enfermedad, dicen que han encontrado un antivirus y que lo están probando en EEUU – Comencé a explicar.

- Eso es maravilloso – Sonrió mi madre.

- El problema es que no tengo dinero para costeármelo – Reconocí al fin – Y por mucho que me cueste he venido a pediros ayuda.

- Claro, solo nos quieres por nuestro dinero – Se pronunció mi padre molesto.

- No sé a quién acudir y al fin y al cabo, sois mis padres pensé que me ayudaríais – Casi supliqué obviando las palabras de mi padre – No me queda mucho tiempo de vida y lo sabéis, esta puede ser mi última oportunidad para salvarme.

- Eres un producto defectuoso en todos los sentidos ¿Por qué iba a querer que te salvaras? – Gritó mi padre con odio.

- ¡No soy un producto, soy tú hijo! – Exclamé igual de furioso.

- ¡Dejaste de ser mi hijo en cuanto te fuiste de casa para vivir tu vida de vicio y depravación! – Siguió gritando.

- No quiero discutir – Jamás ganaría esa batalla, lo sabía por experiencia - Solo he venido a pediros ayuda, necesito cuarenta mil euros para intentar salvar mi vida, ni siquiera pido que me los deis solo os pido que me los dejéis y poco a poco os los iré devolviendo, si es que sale bien el tratamiento claro – Comenté apenado.

- Como ya he dicho antes, ya no eres mi hijo, yo solo tengo un hijo tú dejaste de serlo en cuanto te fuiste de casa, si fuiste lo suficientemente independiente para irte no entiendo a que vienes ahora – Sus palabras por mucho que no quisiera reconocerlo me dolían – Me da igual lo que te pase, te pediría por favor que no volvieras a venir a mi casa nunca más.

- ¿Es eso lo que quieres? – Pregunté aguantándome las ganas de llorar – ¿Y tú mamá? – Ella simplemente se mantuvo callada y con la cabeza gacha – Esta bien, supongo que no tengo nada más que hacer aquí, mejor me voy.

- Vete y no vuelvas a esta casa – Como siempre mi padre tenía que tener la última palabra.


Nada más salir subí al coche, y con mi cabeza apoyada en el volante comencé a llorar desconsolado. Había sido un estúpido pensando que mis padres iban a tener un poco de compasión y me iban a ayudar, para ellos yo no era más que un fracaso en su vida, seguramente serian más felices cuando desapareciera del todo.

Después me emborraché y me drogué para olvidarme de todo, y fue aquella noche la que hice la estupidez de presentarme en casa de Roberto, no me lo hubiera perdonado nunca si por mi culpa, él y Zen hubieran roto.

Al día siguiente, ya completamente recuperado de mi noche de descontrol, hablé con ellos, aunque era difícil lograr mi objetivo no me iba a rendir, iba a intentar conseguir ese dinero con todas mis fuerzas.

Pero las palabras de Kiel… me habían hecho más daño que nada en mi vida, más incluso que el rechazo de mis padres o mi primer desamor.

¿De qué me servía curarme y seguir con vida si a la persona a la que amaba le daba asco?

Por mucho que me doliera verlo con Luis, yo me sentía feliz por su propia felicidad. Intentaba mantenerme distanciado porque sabía que si me mantenía cerca de él acabaría cometiendo una estupidez, pero yo le amaba y quería lo mejor para él. Incluso podía soportar que me odiara si eso significaba que él fuera feliz con otro chico. Pero lo que no podía soportar era saber que le daba asco.

Porque yo… me daba asco de mi mismo y por eso bebía y me drogaba, para no ser consciente de lo que estaba haciendo.

Lo que necesitaba era alguien que me animara, alguien que me apoyara e intentara ayudarme, alguien que consiguiera darle un poquito de sentido a toda esta locura. Y no tenía a nadie.

Si bien Roberto estaba ahí, él estaba con Zen, no podía meterle en más líos por mi culpa.

Y Alex y Toni, ellos vivían en su mundo color de rosa, tampoco podía culparles ellos no sabían toda la verdad.

Y Santi, recién era mi amigo no podía meterle en este lío.

Así que, a la hora de la verdad, me sentía solo y sin saber qué hacer.

Me sentía sucio, cada noche cuando me acostaba con algún tío por dinero al llegar a casa me duchaba frotándome violentamente hasta quitar su olor de mi cuerpo.

Todo había empezado casi sin querer, llevaba unos días trabajando en la discoteca y el dueño me dijo que había muchos chicos interesados en mí y que incluso alguno había bromeado diciendo que no le importaría pagar dinero por acostarse conmigo. Yo en un principio me reí, no le di importancia al comentario. Luego bromeando, con mi estúpida costumbre de bromear con todo y no tomarme nada en serio, le dije que me presentara a alguno de esos chicos que si eran mínimamente guapos lo haría. Lo que no esperaba era que el dueño se lo tomara en serio, si hubiera sido Roberto seguramente se hubiera reído y hubiera pasado de mi, pero no.

Al rato mi jefe vino a presentarme a un chico, me hizo bajar del pódium para presentármelo, no estaba mal, quizás no era del todo mi tipo pero tampoco era feo, y el tío va y me ofrece doscientos euros por un poco de sexo.

Acepté, me engañé a mi mismo diciendo que aunque no me pagara no me hubiera importado acostarme con él, que no había nada malo si ganaba un poco de dinero haciéndolo. Siendo sinceros, no era feo, pero jamás me habría acostado con él de no ser por los doscientos euros.

Mi jefe se tomó eso como una señal, y después de esa noche siguió presentándome chicos dispuestos a pagar por acostarse conmigo. A unos los rechazaba, a los que me parecían aceptables les decía que si, y así, casi sin darme cuenta, acabé prostituyéndome.

Por supuesto nadie sabía nada, ni Roberto que me hubiera matado de saberlo, ni por supuesto los chicos. Hasta que Kiel me pilló.

En aquél entonces había puesto en la balanza si mi vida valía la pena, si valía la pena pasar por todo eso por salvarla, y entonces la respuesta fue un rotundo sí. Ahora mismo me consideraba una mierda, y no estaba del todo seguro de que valiera la pena salvar mi vida.

De nuevo, y de forma rotunda, deseé morir y dejar de sufrir.

No era capaz de hacer nada bien ¿Podría acabar con mi vida de forma digna?

Mejor dejaba de desvariar y salía de la habitación, hoy me esperaba otro día cargado de trabajo, pero antes tenía que pasar por el banco e ingresar el dinero que acababa de recontar.

Lo que no esperaba era encontrármelos a todos ellos en el salón, me quedé completamente helado, viendo como me miraban con cara de malas pulgas como esperando una explicación.

¿Qué era eso, una emboscada?

(Zen)

Íbamos Kiel, Roberto y yo camino del piso de Tristán, donde nos encontraríamos con Alex y Toni, yo estaba muy nervioso ¿Cómo se iban a tomar la noticia?, ¿Se enfadarían por haberles estado ocultando cosas?

Después de una gran discusión con Roberto sobre si debíamos contarles o no toda la verdad de Tristán a los chicos, por fin logré convencerle de que si. Bueno, en realidad llegamos a la conclusión de que se merecían saber la verdad, pero que debía ser el propio Tristán el que se la contara y no nosotros. Espero no equivocarme y que sea lo correcto, aunque sé que es muy probable que todo acabe con un enorme enfado de Tristán.

(Roberto)

Cuando Zen me contó que Kiel había pillado a Tristán aceptando dinero de un tipo por acostarse con él, no podía creérmelo.

¿Tan lejos había llegado?

Me sentía un poco culpable por no haberle podido ayudar más, ganar cuarenta mil euros en tan poco tiempo no es fácil. Tristán había hecho de todo, comenzó a trabajar en la discoteca donde le pagaban bastante más de lo que yo me podía permitir, comenzó a trabajar de modelo, se presentó a todo tipo de castings por raros que parecieran, había hecho de todo. Trabajaba día y noche, sin descanso, con un solo objetivo en el horizonte. Lo que yo no sabía era que había comenzado a prostituirse para conseguir ese objetivo.

Había comenzado a preocuparme por sus continuas borracheras, e incluso había sospechado que se drogaba, pero estaba demasiado ciego para ver la verdad, demasiado concentrado en Zen para dedicarle algo de tiempo a mi amigo. Me sentía tan culpable.

Y ahora, por si fuera poco, y después de todo, encima iba a romper la confianza que había depositado en mí, dejando al descubierto su mayor secreto. Me sentía lo peor.

Al principio me había resistido con uñas y dientes a contar la verdad, había discutido con Zen de manera acalorada para no hacerlo, luego comprendí que él tenía razón y que sus amigos debían saber toda la verdad para así poder ayudarle. Pero no debíamos ser nosotros los que se lo contaran, debía ser el propio Tristán aunque necesitara un empujoncito para ello.

Seguramente si Kiel lo hubiera sabido todo no se habría alejado de Tristán y hubiera intentado ayudarle, o si Alex y Toni lo hubieran sabido hubieran estado más pendientes de él no dejándole hacer estupideces. En definitiva, todos eran sus amigos, y merecían saber toda la verdad para así poder ayudarle a su manera.

En un principio pensamos en obligarle a decírselo solo a Kiel, pero a mí no me pareció justo dejar a Alex y Toni de lado, ellos eran sus compañeros de piso además de amigos, eran los que más cerca estaban y más podían ayudarle en según qué momentos.

Así que ahora aquí estábamos camino al piso de Tristán, donde nos encontraríamos todos e intentaríamos hacer reaccionar a Tristán para que les dijera la verdad a todos. Les esperaba un amargo relato por parte de Tristán, pero era un relato que era necesario revelar para que así sus amigos pudieran ayudarle y no tuviera que hacerlo todo solo.

Llegamos incluso antes de tiempo, Alex nos abrió la puerta sin tener que llamar, para que Tristán no se diera cuenta de nada, según ellos seguía en su habitación.

Una vez todos juntos, nos sentamos a esperar a que Tristán saliera. Todos sabían más o menos lo que iba a pasar, aunque evidentemente seguro que se iban a sorprender con lo que Tristán les iba a contar.

- Vaya esto parece una emboscada – Comentó un confundido Tristán que acababa de salir de la habitación.

- Hemos venido todos para hablar contigo – Era el mayor, debía tomar las riendas si no quería que todo se torciera.

(Tristán)

- Vaya esto parece una emboscada – Comenté al verlos a todos.

- Hemos venido todos para hablar contigo – Roberto fue el primero en hablar, al parecer el llevaría la voz cantante.

- ¿Y se puede saber a qué debo tal honor? – Sabía que se traían algo entre manos, pero no estaba seguro de que era exactamente.

- Queremos ayudarte Tristán – Aseguró Alex.

- Se lo has contado ¿Verdad? – Le pregunté furioso a Roberto.

- Solo a Zen pero ellos merecen saberlo – Se le notaba algo arrepentido – Hemos venido para que seas tú el que se lo cuente, somos tus amigos y queremos ayudarte Tristán.

- Pero yo no quería que nadie lo supiera ¿No puedes respetar mis deseos? – Grité. Estaba muy molesto y mis ojos se humedecían poco a poco. Estuve tentado de salir corriendo por la puerta, pero me contuve.

- No – Aseguró categóricamente. Yo le miré sorprendido – Si respetando tus deseos dejo que te hagas daño a ti mismo – Susurró al tiempo que se acercaba para abrazarme – Es el momento Tristán – Volvió a susurrar, pero esta vez en mi oído para que yo fuera el único en escucharle – Déjales ayudarte.

- No puedo – Me estremecí entre los brazos de Roberto – No me hagas esto por favor – Comencé a llorar mojando su camisa con mis lagrimas.

- Tienes que hacerlo mi vida – Me secó con las yemas de sus dedos los ojos – Ellos son tus amigos, no te van a rechazar confía en mí – Me sonrió – Para él era fácil decirlo, pero mi experiencia me decía lo contrario, todo el mundo me rechazaba por mi enfermedad, sólo Roberto se quedó a mi lado cuando lo supo.

- Está bien – Acepté al fin. No podía retrasarlo más, me separé poco a poco de Roberto y les miré a todos fijamente – Veréis, lo que os voy a contar es algo que me resulta muy difícil, algunos ya sabéis una parte, otros no sabéis nada – Dije apenado mirando a Kiel – Pero supongo que ya es hora de que sepáis toda la verdad.

- ¿Tiene que ver con tu enfermedad? – Preguntó Toni.

- ¿Tristán está enfermo? – Se sorprendió Kiel.

- No os adelantéis, si me escucháis os sacaré de dudas – No era fácil para mí, si encima me iban interrumpiendo aún sería más difícil – A ver, por donde comienzo, supongo que será mejor que comience desde un principio – Fui hacia el sofá y me senté en el, una vez sentado y con la cabeza gacha comencé a contárselo todo – Fui un niño prematuro, nací antes de tiempo y mis órganos aún no estaban del todo desarrollados. Fue un parto muy complicado y tanto yo como mi madre estuvimos a punto de morir – Pensé que si intentaba relatarlo de manera fría me sería más fácil.

- Pero sobreviviste – Me interrumpió Alex con una sonrisa.

- Si, ya sabéis lo cabezota que puedo llegar a ser, no me rendí y sobreviví a pesar de que los doctores lo veían imposible – Sonreí yo también – Desgraciadamente sufrí las consecuencias del difícil parto. Mis órganos estaban muy inmaduros y mi corazón era débil, un virus aprovechó para atacarme y se instaló aquí – Señalé mi corazón – En mi corazón.

- ¿De ahí tus problemas de corazón? – Preguntó Alex.

- ¿Pero es que nadie me va a decir que problemas tiene exactamente Tristán? – Interrumpió un molesto Kiel, todos sabían algo aunque no fuera toda la verdad, pero Kiel no sabía absolutamente nada.

- Veras Kiel, Tristán de vez en cuando tiene pequeños ataques de corazón, es por eso que a veces desaparece durante unos días – Le informó Toni – Te pido perdón por no haberte dicho nada, pero Tristán nos hizo prometer que no te lo diríamos – Se apenó.

- Ellos no tienen la culpa de nada, yo les obligué a guardarme el secreto – Levanté la cabeza para mirarlo apenado, todos estaban de pie escuchándome. No quería que ahora Kiel se enfadara con los demás, ellos siempre habían querido decírselo pero yo siempre me resistía.

- Entiendo – Aseguró Kiel con algo de resentimiento, evidentemente no lo entendía del todo, seguramente después me pediría más explicaciones.

- Pues resumiendo, tengo un virus que me afecta al corazón – Comencé de nuevo – Cuando está controlado por la medicación que me tomo está inactivo, y puedo hacer una vida completamente normal, pero de vez en cuando se actica y ataca a mi corazón, es entonces cuando tengo los ataques. Hasta ahora han sido ataques que me han tenido unos días en el hospital y ya está, pero cada vez esos ataques son más fuertes y cada vez mi corazón aguanta menos, los médicos decían que no superaría los veinte años de vida – Confesé al fin – Y ya los he cumplido.

- ¿Me estás diciendo que te vas a morir? – Preguntó un estupefacto Alex.

- Si – Reconocí apenado – Os engañé con mi enfermedad, no os dije toda la verdad.

- ¡Dios mío! – Exclamó Toni abrazándose a Alex que estaba a su lado, Kiel simplemente se había quedado petrificado.

- ¿Y no hay nada que puedas hacer? – Preguntó ahora Alex, acariciando el pelo de Toni.

- Hasta ahora no – Aseguré – No había nada que pudiera hacer, decían que era una enfermedad incurable y que con suerte viviría veinte años. Pero…

- El otro día, cuando tuvo su último ataque –Siguió Roberto al ver que me había quedado mudo, me costaba hablar de ello, no quería hacerme falsas ilusiones – Nos hablaron de un especialista de la capital, fuimos a verlo y nos habló de un tratamiento experimental que se estaba realizando en EEUU y que estaba teniendo buenos resultados.

- Era la única oportunidad que tenía – Seguí el hilo – Roberto y yo nos ilusionamos con esa posibilidad, el problema es que es un tratamiento caro y no puedo permitírmelo.

- Tristán debe ganar cuarenta mil euros en muy poco tiempo – Les informó Roberto.

- Es por eso que he comenzado a trabajar de todo, intentando ganar ese dinero a tiempo, pero es casi imposible – Confesé apenado – Incluso he llegado a prostituirme en la discoteca – Miré a Kiel avergonzado – No me queda más que rendirme a la evidencia.

- De eso ni hablar – Interrumpió un enérgico Roberto – Entre todos encontraremos la forma Tristán ¿Cuánto te falta?

- Tengo unos veintitrés mil euros, me faltan diecisiete mil más o menos – Informé.

- Has conseguido mucho dinero hasta ahora – Comentó un sorprendido Zen.

- Sí, pero no el suficiente – Agaché la cabeza apenado – Y no quiero seguir haciendo lo que estaba haciendo hasta ahora.

- Lo más importante es que no vuelvas a pisar esa discoteca, no te trae ningún bien – Ordenó Roberto – Ahora entre todos debemos pensar en formas de ayudarte a ganar dinero, por un lado tenemos lo de las fotos para aquella revista virtual.

- Hoy mismo podemos ponernos a hacer un montón de fotos, a ver si conseguimos que te publiquen unas cuantas – Sonrió Toni – Te haré las mejores fotos del mundo, estarás tan sexy que no se resistirán.

- Hasta un mal fotógrafo como tú puede conseguir que un chico guapo como yo salga sexy – Bromeé. Todos se rieron conmigo.

- Hablando de fotos se me ha ocurrido una idea – Interrumpió Kiel que hasta ese momento había estado muy callado – Podríamos hacer un calendario con los chicos del Open Mind y venderlo, se puede ganar mucho dinero.

- No es mala idea – Sonrió Roberto – Seguro que muchos clientes del Open Mind lo comprarían si salís vosotros con poca ropa en el calendario – Se rió.

- Yo podría hacer las fotos sin ningún problema, y sé quien nos lo puede imprimir – Participó Toni.

- Saldríamos todos, incluido Roberto – Se rió Alex.

- Y también lo podríamos vender en el conservatorio o en la universidad – Se me ocurrió – No es mala idea – Comencé a pensar y en realidad era una buenísima idea.

- Pues no se hable más, dadme el día de hoy para pensar en cómo hacer las fotos y conseguir un estudio y mañana mismo podemos hacer las fotos – Se emocionó Toni – Va a ser fantástico ya veréis, será todo un éxito y ganaremos el dinero que falta.

- Muchas gracias de verdad chicos – Me emocioné mucho, la verdad era que no esperaba que se portaran tan bien conmigo y me ayudaran tanto.

- Para eso están los amigos – Me sonrió Roberto – Mañana empezamos con todo, hoy creo que tienes muchas cosas que arreglar – Roberto me miró y luego miró a Kiel, sabía perfectamente a lo que se refería.

- Si, mejor nos vamos a comer fuera y te dejamos a solas, Kiel tú también deberías quedarte – Sonrió Alex – Vámonos – Y todos salieron por la puerta dejándome solo con Kiel, quien me miraba como esperando una explicación o algo.

- No han sido muy sutiles ¿No? – Rompí el hielo con una broma.

- ¿Por qué no me lo dijiste antes? – Fue directo al grano, sus ojos estaban llorosos y él aguantaba el llanto a duras penas – Merecía saberlo Tristán, te habría ayudado desde un principio.

Y ahí estaba, el momento de pedir perdón y abrir mi corazón por completo. No sabía si estaba preparado para esto, tampoco sabía si mi corazón acabaría roto de nuevo, lo único que sabía era que… aunque Kiel estaba con Luis y parecía demasiado tarde, iba a ir a tumba abierta a por Kiel. Le amaba e iba a recuperarlo.

***

Notas finales:

Si, sé que soy un poco mala dejándolo ahí, pero os prometo que os recompensaré con un capítulo largo y calentito XD

Tristán tiene una posibilidad de curarse ¿Lo conseguirá?

Y ¿Qué os han parecido los padres de Tristán? Se merecen el premio a los padres del año ¿No?

Por fin todos saben la verdad ^^

¿Qué pasará ahora que Tristán y Kiel se han quedado a solas para hablar?

¿Habrá reconciliación?

Pronto lo sabremos XD

Quería comentar algo sobre la enfermedad de Tristán, no tengo ningún conocimiento medico y es muy probable que haya escrito muchas barbaridades en cuanto a su enfermedad XD Así que intentaré explicar un poco en que me basé.

Este pequeño artículo fue el que me inspiró.

http://cienciaysalud.laverdad.es/9_1_44.html

Vamos, que lo que tiene Tristán en principio es un adenovirus que pilló en el quirófano en el momento de su nacimiento :(

Esto es en lo que me basé, pero después he dejado volar un poco mi mente así que no sé si he sido muy rigurosa, espero que sepáis perdonarme ese pequeño detalle ^^

Agradecer sus estupendos reviews a Impandahero, Debs, Yuko, Aira-chan, Taiga, Orenjiyuu, Ana , Monik, Musubi ^^ No sabéis lo feliz que me hacéis ^^

Un beso

Yaonita


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