32. Sesión en la playa.
(Kiel)
Nos había costado mucho decidir dónde ir a comer, cuando hay tanta gente cuesta ponerse de acuerdo. Al final decidimos ir a un restaurante cercano al estudio, que no conocíamos pero que tenía muy buena pinta, y además quedaba cerca, dato importante cuando todos estábamos muertos de hambre.
Teníamos tiempo de sobras para relajarnos y comer tranquilamente pues las fotos en la playa iban a ser del atardecer al anochecer, así que nos dispusimos a disfrutar de la comida en condiciones para luego poder afrontar la nueva sesión fotográfica.
- Que suertudo eres Toni, nos has visto a todos desnudos – Se rió un Tristán hiperactivo. Estábamos en la comida, y hoy Tristán estaba más alegre incluso de lo normal. Si no fuera porque no le había perdido de vista en todo el día, pensaría que se había chutado algo.
- Tampoco he visto mucho – Se rió Toni – Y os miro como un profesional, sin ninguna connotación sexual.
- Si claro – Bufó Tristán – Seguro que no disfrutas nada viendo nuestros estupendos cuerpecitos desnudos.
- A mí el único cuerpecito desnudo que me vuelve loco es el de mi chico – Aseguró – Ni el gran Dios Tristán me provoca el más mínimo impulso sexual.
- Auchhhh, acabas de clavarme un flecha mortal en mi corazoncito – Tristán fingió que le alcanzaba una flecha en el pecho muy teatralmente.
- ¿En tu corazoncito o en tu orgullo? – Se rió Alex – Mi chico es estupendo y solo se pone contentillo conmigo – Comentó un Alex orgulloso.
- A pesar de que no me provoquéis impulsos sexuales, debo reconocer que ninguno de vosotros está nada mal – Se rió ahora Toni – Tengo unos amigos muy guapos – Se rieron todos.
Fue una comida muy divertida, todos estuvimos bromeando entre nosotros y quizás los únicos que se sentían un poco incómodos eran Luis y Santi, pero ambos no tardaron en adaptarse sin problemas.
(Roberto)
Estaba siendo una comida muy divertida, no parábamos de bromear sobre la sesión de fotos y todo lo que había pasado en ella. Me alegraba ver como todos los chicos estaban muy contentos.
Me gustaba mucho verlos así, en cierta manera, y al ser el mayor, me sentía responsable de ellos y lo único que quería era verlos a todos felices. Era como un pequeño papi protector.
Y dios mío, que feliz me sentía al ver a Tristán tan alegre y despreocupado. Era como si se hubiera quitado un grandísimo peso de encima, lo miraba y veía a un Tristán diferente, mucho más feliz y contento. Y eso que aún seguía enfermo y no sabíamos si saldría adelante, pero para él, seguramente, el saber que todos sus amigos lo sabían y la apoyaban era una inyección de adrenalina, fe y esperanza para seguir adelante.
Y encima las cosas con Kiel parecían irle de maravilla, se les veía tan bien juntos, que por primera vez desde que se conocían vi factible que funcionara su relación. Kiel había cambiado a Tristán y eso se veía a leguas, no hacía falta ser un experto para darse cuenta.
Seguramente nadie salvo yo lo notó pero cuando nos vinieron a traer la carta de los postres, uno de los camareros le pasó una notita a Tristán tras sonreírle con coquetería, seguramente era su número de teléfono y una clara invitación para verse después. El camarero no estaba nada mal, completamente del tipo que le gustaba a Tristán, pero él ni tan siquiera lo miró y cuando el chico se hubo alejado rompió la nota en pedacitos y la tiró.
Antes jamás habría hecho eso, se habría guardado la nota con una sonrisa de superioridad y le habría llamado más tarde para quedar algún día. Lo sabía ya que había sido testigo de cosas como esa continuamente, era lo habitual cuando iba a algún sitio con él.
Pero ahora todo era diferente, Tristán parecía querer llevar bien las cosas con Kiel, y solo tenía ojos para él, lo cual me sorprendía y alegraba muy gratamente ya que Kiel era un buen chico y, sin ninguna duda, era el chico perfecto para Tristán.
En el fondo de mi corazón esperaba que las cosas les fueran bien, y que nada estropeara esa bonita relación que parecía que tenían ahora mismo. Esperaba que Tristán no metiera la pata de nuevo, y lo más importante, esperaba que consiguiera poder llevar a cabo el tratamiento y que el resultado de este fuera satisfactorio. Ahora que había una posibilidad de que Tristán salvará la vida, no iba a aceptar lo contrario, tenía que salvarse si o si.
(Tristán)
Estaba realmente contento, me sentía tan emocionado y agradecido por lo que estaban haciendo por mí los chicos que no cabía en mí de gozo. Casi ni podía creerme que tuviera tanta suerte y tuviera unos amigos tan estupendos ¿Qué había hecho yo para merecerlos?
Ahora que ya no tenía nada que esconder estaba siendo yo mismo por primera vez en mucho tiempo, me sentía libre y de alguna manera mucho más relajado que antes. Me había quitado un gran peso de encima.
Ahora, después de una estupenda y relajante comida, estábamos yendo camino a la playa, yo conducía mi coche en el que estaban Kiel a mi lado y Alex y Toni detrás, en el coche de Luis iban este y Santi, Roberto y Zen. En la playa íbamos a hacer las últimas fotos para el calendario y para la página web, por si me publicaban alguna. No estaba muy seguro de conseguirlo, pero si elegían alguna era un dinero extra que no me vendría nada mal.
- Un calendario solo son doce meses ¿Por qué estamos haciendo tantas fotos? – Le preguntó Kiel a Toni. No me había parado a pensarlo pero era verdad, estábamos haciendo muchas fotos y para un calendario no hacían falta tantas.
- Aunque solo sean doce meses creo que si ponemos más fotos por medio se venderá mejor – Aseguró Toni – Cogeremos las mejores para ser las centrales de cada mes y el resto las pondremos de relleno, además de tantas fotos al final solo elegiré unas cuantas. Solo elegiré las mejores porque quiero que sea un gran calendario para que la gente lo compre.
- A mí ya me va bien que me hagas muchas, así las podré presentar para la web a ver si me escogen alguna – Comenté sin perder de vista la carretera.
- Ahora que lo dices – Comentó un pensativo Kiel – Presentaré las mías también a ver si hay suerte y puedo ayudarte – Me dejó completamente sorprendido.
- ¿No te daría vergüenza que te vieran tus padres o tus cuatro hermanos? – Me reí, aunque en el fondo agradecía muchísimo su oferta.
- Si saben que es para una buena causa lo entenderán – Me sonrió.
- ¿Tienes cuatro hermanos? – Preguntó un sorprendido Alex.
- Si, somos una familia numerosa – Sonrió de nuevo – Pero no viven en la ciudad, viven en un pueblo cercano.
- Son todos muy guapos, él es el más feúcho de la familia – Bromeé. Evidentemente no pensaba eso, pero siempre me gustaba chincharle.
- Claro, por eso te has vuelto loco por este feúcho – Siguió mi broma.
- Me pillaste con las defensas bajas – Le guiñé un ojo.
- Tiene que ser una locura vivir con tantos hermanos – Murmuró Toni – Yo tengo dos y ya me vuelven loco.
- Ni que lo digas – Se rió Kiel – Además son todos más pequeños que yo y son unos diablillos.
- Ahora entiendo porque soportas a este – Se rió Toni señalándome a mí – En el fondo no deja de ser un niño malcriado.
- ¿Perdona? – Protesté indignado – Si soy un angelito.
- Si claro – Resopló Toni con incredulidad.
- Amorcito que poco cariño me tiene tu novio lapa – Puse morritos mirando a Alex que no paraba de reírse.
Y así, el viaje se hizo mucho más ameno, entre charlas y bromas llegamos a nuestro destino sin darnos a penas cuenta.
Toni había tenido razón, el paisaje de la playa en pleno atardecer era perfecto para hacer fotos muy bonitas, y sexys para que negarlo. Habíamos ido a una playa muy pequeña y un poco inaccesible para poder estar tranquilos, estábamos en pleno verano y si hubiéramos ido a una más grande, aunque fuera al atardecer hubiera sido imposible hacer las fotos.
Nuestra intención era hacer las fotos y luego quedarnos a cenar en la playa, hoy no teníamos que trabajar y teníamos la noche libre para pasarlo bien. Habíamos llevado mantas y comida para hacer una especie de picnic a la luz de la luna y con el sonido de las olas de fondo, era algo que Toni y Alex solían hacer mucho, decían que les recordaba a su tiempo pasado en la isla. La verdad era que a esos dos se les iluminaba la cara siempre que veían el mar, se les notaba que les traía muy buenos recuerdos.
Tuvimos mucha suerte y no había absolutamente nadie, lo que nos daba rienda suelta para posar de todas las maneras que se nos ocurrieran sin vergüenza alguna, o al menos solo la justa ya que ninguno era un profesional.
Decir que nos lo pasamos en grande haciendo las fotos seria quedarse corto. Fue divertidísimo, y a pesar de que las fotos se suponía que tenían que ser sexys no parábamos de bromear y hacer reír al que estaba posando en ese momento. De haber tenido espectadores estos se lo habrían pasado en grande.
Sin casi darnos cuenta ya habíamos acabado, había anochecido y estábamos agotados, así que montamos todo el tinglado para el picnic en la playa y nos dispusimos a cenar sin prisas y con total tranquilidad.
Todo tipo de mini sándwiches, una ensaladilla rusa para compartir, algo de picoteo, eran parte de la comida que habíamos preparado para la ocasión, todo esto acompañado de un buen vino que convertía un simple picnic en una cena gourmet. La verdad es que Roberto, que era quien lo había preparado todo, no lo había hecho nada mal.
- Zencito parecías un tierno sirenito en la última foto – Bromeé con Zen mientras degustaba la cena.
- Si claro, y Kiel era mi rubio príncipe al rescate – Siguió mi broma entre risas.
- De eso ni hablar, Kiel en el caso de tener que rescatar a alguien sería a mí y a nadie más que a mí – Fingí sentirme ofendido.
- ¿Desde cuándo un malvado tiburón necesita ser rescatado? – Como siempre Toni aprovechó para meterse conmigo “cariñosamente”.
- Desde que una molesta lapa se le ha pegado como si fuera una rémora – Fruncí el ceño, y me reí por dentro al ver su cara. Punto para mí, Tristán uno, Toni cero.
- Pues es una lapa muy sexy, el tiburón no debería molestarse – Apuntilló Alex aprovechando para lanzarse a abrazar a su chico. Que empalagosos.
- Al sirenito lo salvará el gran Neptuno – Intervino Roberto entre risas, marcando territorio.
- ¿Pero quién demonios ha dicho que el sirenito necesite ser salvado? – Protestó entre risas Zen.
- Claro, el príncipe rubio si puede rescatarte pero los demás no – Protesté teatralmente.
- Ya me estoy perdiendo con tanto símil de peces, príncipes y compañía – Comenzó a reírse Santi.
- Menos mal que lo dices, pensé que era el único que no estaba enterándose de nada – Le secundó Luis también con risas.
Y así pasaron las horas y ya bien entrada la noche cada pareja se fue dispersando para encontrar un rinconcito con algo de intimidad. Incluso Luis y Santi parecían muy a gusto hablando a solas, hacían una bonita pareja.
- Creo que algo bueno saldrá de todo esto, parece que a Luis le gusta Santi – Le comenté a Kiel sonriendo. Estábamos acurrucados sobre unas rocas, oyendo como rompía el mar a nuestros pies y disfrutando de una maravillosa luna llena. Kiel sentado con la espalda apoyada en una de las rocas y yo tumbado en el suelo apoyando mi cabeza en sus piernas.
- ¿Te has dado cuenta? – Sonrió Kiel – Luis me confesó que en la discoteca se habían besado.
- ¿Qué me estas contando? – Pregunté sorprendido. No veía a Luis de este tipo de chicos que engañaban a su novio.
- Lo que oyes – Aseguró – Me pidió perdón, me confesó que estaba borracho y que no quería hacerlo, pero yo en realidad creo que sí que quería y está claro que siente algo por él.
- ¿Y eso no te duele? – Pregunté con curiosidad.
- Yo me acosté contigo ¿Crees que debería ofenderme por el hecho de que Luis besará a otro chico? – Alzó una ceja con incredulidad.
- Supongo que tienes razón – Me reí – Espero que les funcione, los dos son buenos chicos se merecen ser felices – Vi como Kiel me miraba sorprendido – ¿Qué pasa?, ¿Qué he dicho?
- Nada, solo que… no sé, has cambiado, antes jamás habrías dicho eso – Comentó con una sonrisa en la cara – Sigues siendo el mismo bromista pero ahora si te importan las personas – Comenzó a acariciarme el pelo con su mano.
- No diré que he cambiado por ti porque eso sonaría muy cursi y no es del todo cierto – Aseguré – Pero si he cambiado ha sido gracias a ti y a los chicos, antes nadie se preocupaba por mí, a nadie le importaba si me pasaba algo o no, pero ahora me he dado cuenta de que a vosotros sí que os importo y eso me ha hecho cambiar – Sonreí – Nunca antes se habían preocupado tanto por mí, tengo una familia rica que podría haber movido cielo y tierra para salvarme, pero que lo único que hicieron cuando se enteraron de mi enfermedad fue intentar no encariñarse demasiado conmigo para no sufrir cuando muriera. Mi hermano apenas me conoce y cuando era pequeño no tenía amigos porque se pensaban que podía pegarles mi enfermedad, o porque me veían como a un moribundo y se alejaban de mí. Y mi primer novio, el desgraciado me hizo pensar que no merecía amar ni ser amado. Así que… si, es posible que ahora que os tengo a vosotros haya cambiado, ahora no tengo nada que ocultar y puedo mostrarme tal y como soy – Acabé mi discurso.
- Y yo me alegro por eso – Aseguró – Amaba al antiguo Tristán, pero aún amo más al nuevo Tristán, al que tengo apoyado en mis piernas.
- Y yo te amo a ti – Me alcé y me acerqué a sus labios para besarle. Estaba en un lugar hermoso y con un chico más hermoso aún, Kiel era hermoso por dentro y por fuera, y mi corazón no podía parar de latir cada vez con más fuerza por él.
Después de besarnos durante un buen rato, volvimos a entrar en un estado de tranquilidad absoluta, solo se oían nuestras respiraciones y el sonido de las olas al romper contra las rocas. Eché una ojeada por la playa buscando a mis amigos, Alex y Toni estaban en una situación parecida a la nuestra pero tirados en la arena seguramente recordando su adorada y añorada isla. Zen y Roberto estaban algo más retirados, un poco ocultos, pero desde donde nosotros estábamos podíamos verlos. Zen estaba sentado a horcajadas sobre Roberto y por sus movimientos podría asegurar que estaban haciendo guarrerías, “maldito viejo afortunado” pensé con una sonrisa. En otro rincón de la playa pude ver a Luis y Santi que charlaban tranquilamente, era evidente que ahí se estaba fraguando una relación “como cuando Kiel y yo comenzamos a hablar” pensé al recordarlo también con una sonrisa.
Me esperaban días muy difíciles, si con suerte podíamos conseguir el dinero que necesitaba gracias al calendario, no tardaría en viajar a EEUU para empezar con el tratamiento. Seguramente me tendría que alejar de Kiel y de mis amigos, y posiblemente no sabría si iba a conseguir volver o no con vida, pero al menos podría irme tranquilo. Mis amigos eran felices, todos tenían a una persona especial a su lado y si no la cagaban, ese amor les duraría de por vida.
El único que me preocupaba era Kiel, pero también estaba convencido que de no salir bien el tratamiento y no poder volver a su lado, mis amigos estarían ahí para apoyarle y ayudarle a superarlo, no iba a estar solo. Además también tendría a sus amigos de toda la vida que tampoco lo abandonarían de ser necesario su apoyo.
“Todo irá bien” pensé con una sonrisa en la cara y por primera vez en mucho tiempo satisfecho conmigo mismo.
Ahora de verdad deseaba vivir, deseaba luchar por mi vida, ahora sí que valía la pena luchar por ella y por todas esas personas que tenía a mí alrededor. Ahora era feliz y no quería perder esa felicidad.
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