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Killer Men (Hombres Asesinos) por Charly D

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Notas del capitulo:

Último capítulo de este proyecto, muchísimas gracias a quienes se dieron la oportunidad de leernos...

Este episodio es escrito por Charly D, su servidor, espero les guste...

Los flashes de las cámaras lo cegaban, iba caminando rumbo a la camioneta de la policía que lo transportaría al penal de alta seguridad. La noticia fue impactante, no había noticiario que no la informara. El reinado de uno de los criminales más aberrantes terminó gracias a  otro criminal. El doctor Gabriel Vidal era trasladado para que cumpliera su sentencia…

-Una vida de éxito acabada por mancharte las manos con esa rata- el custodio que se sentó a su lado le decía.

 -Esa rata merecía que yo la aniquilara, era la revancha que el destino me concedió- el doctor apacible pero con mirada siniestra respondió.

-¿Tanto era tu odio por él?- el uniformado cuestionó

-Si tú supieras el horror que existió detrás de esa escoria comprenderías muchas cosas- manteniendo su postura fría respondió a la pregunta.

-Debió ser demasiado terrible para la manera tan salvaje en la que acabaste con él-

-Fue solo un pago por el infierno que me hizo vivir, un pago por lo que todas las noches aún puedo recordar…-

 

GABRIEL, EL VENGADOR…

Los pasillos del hospital se encontraban completamente llenos como era costumbre, el nosocomio atendía a las personas que se encontraban faltas de salud y que no contaban con un seguro médico. Enfermeras, doctores, residentes, olor a medicina y el dolor de la gente eran los detalles que cualquiera que entrara a ese lugar podía percibir. Su turno comenzaba, el prestigiado doctor Gabriel Vidal llegaba para cubrir su jornada, tenía prevista una cirugía esa tarde, por lo cual tendría que atender a sus pacientes prontamente para estar libre  temprano.

-Bueno días Regina, pásame al primero- saludaba e indicaba a su enfermera lo que debía hacer

-Buen día, en seguida lo paso- dicho esto llamó al primero de la lista.

Gabriel daba la espalda y revisaba detalladamente el caso que atendería en la cirugía de la tarde, se ensimismó tanto que no se dio cuenta que el paciente estaba ya sentado frente a su escritorio.

-Doctor…- el hombre de unos sesenta y tantos lo llamaba- Doctor…- le volvió a decir, fue entonces que el médico reaccionó

-Bue…- No terminó de saludar, miró a su paciente, ese rostro, esos ojos, ese cuerpo, era él, estaba seguro que era él, ese  hombre que buscó y que por alguna extraña razón nunca pudo dar con él, no perdió la templanza que le caracterizaba y simulando tranquilidad prosiguió- Buenos días, su nombre es…-

-Buenos días doctor, soy Eusebio Clavijero- por supuesto que lo  recordaba pero no con ese nombre, tenía otro, aquel nombre que no podía olvidar, sin perder la calma prosiguió

-Muy bien, veamos, ¿por qué ha venido?- se sentó y comenzó a observarlo, al parecer el otro no lo había reconocido.

-Pues mire, desde antier siento una arritmia y no se me ha calmado, entonces ya me preocupa…- el viejo hombre relataba su padecimiento, era un hombre mayor, cualquiera que lo mirara pensaría que se trataba de un dulce y tierno abuelo, pero Gabriel sabía que no era así. No prestó mucha atención a lo que su paciente refería, solo se dedicaba a mirarlo y recordar su macabro pasado - ¿Qué piensa que sea doctor? ¿Será algo grave?- estas preguntas lo sacaron de su tarea ocular

-Eh… pienso que tal vez- por lo poco que había escuchado trataría de hacer algo- tal vez se trate de un problema cardiaco, pero debemos cerciorarnos de ello- Lo había encontrado y no iba a perderlo de vista -Mire, ¿cuenta usted con seguro médico?- el viejo negó con la cabeza – Esta clínica es privada, de las más accesibles pero no deja de ser costosa, si no tiene seguro puede resultarle bastante caro-

-¿Y no hay facilidades para los mayores? – Maldito, se repetía una y otra vez mientras lo miraba

-No, se cobra lo que se debe- contestó un poco tosco, pero de inmediato cambió su proceder – No, lo que pasa es que nosotros no manejamos ese tipo de cuestiones, pero…- soltaría el anzuelo

-¿Pero? ¿Hay alguna manera?- el mayor preguntó esperanzado

-Sí, no me gusta que mis pacientes se preocupen por dinero, yo tengo contactos con otros hospitales que tal vez nos puedan apoyar- le dijo sonriente al enfermo

-Sería muy bueno doctor, en verdad que sí-

-¿Tendría tiempo de acompañarme? Para llevarlo con uno de mis amigos más cercanos, yo creo que él nos ayudará- le ofreció

-Por supuesto, todo sea para ayudarme- Gabriel sonrió, estaba muy feliz por lo que estaba ocurriendo.

-Permítame unos minutos en lo que arreglo unas cosas con la enfermera- salió e indicó a la mujer que debía retirarse por un asunto urgente, que pidiera a uno de los residentes que lo cubriera, sin decir más volvió por el hombre – Listo ¿me acompaña por favor?-

-Claro- se levantó y le permitió el paso, la mirada tenebrosa de Vidal denotaba claramente sus oscuras intenciones.

Llegaron al estacionamiento y abrió la portezuela de su lujosa camioneta para que el viejo abordara.

-Bonito carrito- elogió el mayor

-Gracias, resultado de años de sufrimiento y trabajo- contestó

-Debe de ser- se acomodaron en los asientos respectivos y colocaron el cinturón- ser doctor no es fácil- remató su idea el hombre

-Sí, y más cuando uno sufre desde temprana edad para conseguirlo- arrancó y se fueron.

El anciano intentaba hacer plática pero el otro no era muy amigable. En el tablero Eusebio miró una foto del doctor con otro hombre…

-¿Su hermano?- cuestionó

-No, es mi pareja, bueno, el de ahora, pero quién sabe hasta cuándo- el anciano hizo una mueca que Gabriel notó. Estaban llegando a un fraccionamiento que no tenía para nada pinta de hospital, fue entonces que el mayor comenzaba a desconfiar.

-¿Sabe qué? prefiero bajar, otro día lo acompaño con su amigo…- intentó abrir la portezuela  del vehículo aun en movimiento, pero los seguros lo impidieron

-No, espere, tengo que llevarlo, es importante- Vidal le dijo sin dejar de mirar al frente.

-Y yo dije que me quiero bajar- neceó, fue entonces que Gabriel decidió actuar rápido

-No papito, esmeraldito no dejará que te vayas- con esos penetrantes ojos verdes que Gabriel poseía lo miró iracundo- ¿Te acuerdas de esmeraldito? Era tu favorito, al que visitabas todas las malditas noches- el odio que reflejaba en la mirada intimidó al viejo, quien gracias a esas pistas al fin lo había reconocido…

-No… no puede ser…- se hizo hacia atrás, aunque Gabriel manejaba no perdía el control de nada de lo que ocurría

-Sí, soy yo papito, como te gusta que te diga, vas a ir conmigo a donde te lleve y fin de la discusión- sin esperar a más, le dio un brutal codazo en la cara que lo dejó noqueado. Sonrió y prosiguió su camino, tendría un rato antes de que el anciano recobrara el sentido.

 

Eusebio abrió los ojos y sentía un gran dolor en la cara…

-Aaaah- se quejó

-Al fin despertaste papito- un fachoso Gabriel con la camisa remangada  lo miraba fijamente mientras fumaba.

-No me hagas nada por favor- no podía moverse puesto a que la cama en la que se encontraba lo tenía atado por todas sus extremidades

-¡Qué curioso!  Eso mismo te decía yo a ti hace tantos años y no me hacías caso, me tomabas cuantas veces te daba la gana- sacó el humo de su cigarrillo por la nariz

-No… por favor… perdóname- el viejo le decía suplicante

-¿Por favor?- preguntó irónicamente para después soltar una macabra carcajada- No me hagas reír, desde que salí de ese maldito orfanato lo único que sabía era que me iba a vengar de ti, algún día iba lograr acabar contigo- se acercó amenazante al hombre que yacía amarrado en la cama – Te busqué y no logré encontrarte, y fue porque te cambiaste el nombre maldito viejo asqueroso- le pellizcó violentamente la mejilla derecha haciendo que el agredido gritara- En esa maldita “casa hogar” como la llaman te echaron por todas tus porquerías, o más bien huiste como la rata que eres, no sé de cuántos en estos años abusaste pero te juro que todos y cada uno de ellos serán vengados – se acercó y echándole el humo del cigarro en la cara le dijo: - Yo me encargaré de ello-

-Estoy muy arrepentido, por favor…- el anciano iba a llorar

-Lamento que estés arrepentido, porque yo no me arrepiento de tenerte aquí, me arrepiento de haber tenido que dejar una operación importante por estar con una basura como tú, pero ni modo, todo sea por saludar a los viejos amigos- dijo divertido mientras el anciano lloraba

-No… esto no puede estar pasando- Eusebio estaba asustado, esto molestó a Gabriel a tal grado que de un estuche que estaba en una silla sacó un instrumento plateado.

-¿Sabes? Este amiguito se llama bisturí, y no le gusta que la gente llore sin motivo, ¡Por eso él te dará una razón para llorar!- le gritó para después clavarle bruscamente el arma en un brazo

-¡Aaaaaaaaaaaaaah!- gritó de dolor

-¿Ves? Ahora si tienes motivos para llorar… papito- se dio la media vuelta y cuando ya casi salía de la habitación volteó para mirarlo- Ya vuelvo, iré por tu café… papito.- salió y el anciano intentó liberarse de su agarre, era bastante difícil, los amarres eran muy fuertes. Movía su cuerpo, la cama al no ser tan pesada comenzó a moverse y por el movimiento el buró con lámpara de junto se  sacudió dejando caer el instrumento que iluminaba a Gabriel por las noches. Desde la cocina el médico escuchó y subió con un recipiente de aluminio lleno de café.

-¿Qué ocurre aquí?- miró la lámpara hecha pedazos, la cama movida y se dio cuenta que su prisionero quería escapar- Así que eso es…- se acercó y pateó uno de los pedazos de porcelana que se encontraban en el piso- Yo haciéndote café y tu portándote mal… eres un papito muy malo… pero como yo sí soy bueno… aquí tienes… el café- dejó caer el líquido hirviendo sobre el pecho del viejo…

-¡Aaaaaaaaaah! ¡Quema!- gritó por las quemaduras que estaba sufriendo

-¿Qué pasa? Si en el orfanato me pegabas cada vez que te llevaba café frío, te lo traigo caliente, como te gusta…- cruelmente puso el recipiente caliente sobre los genitales del hombre- ¿Ya no te gusta caliente?- el anciano se movió para quitarse de encima el traste.

-Por favor… ya no… déjame- lloraba nuevamente Eusebio

-Ay papito,  si nos acabamos de reencontrar, no seas mal educado… a nuestro amigo no le gusta que seas mal educado- y volvió a enterrar el bisturí solo que en el otro brazo

-¡Aaay! Ya no… por favor ya no…-

-Este es un poco de lo mucho que yo padecí en aquel maldito infierno en el cual me sumiste  todas y cada una de las noches en las que me violaste, cada una de las que me marcaron a tal grado que cambio de pareja porque ninguno puede penetrarme, ¡No permito que ningún hombre me toque por tu maldita culpa!- le dio un puñetazo en el estómago. – Esmeraldito se convirtió en un hombre vacío, temeroso, dolido, amargado por tu culpa, por tu maldita culpa- con el mismo bisturí le hizo un corte en las rodillas, el dolor fue insoportable- Es solo para asegurarme que nunca más quieras escapar, ya no podrás levantarte-

-Nooo… ya no…- con un hilo de voz suplicaba, ahora parecía un anciano indefenso, pero Gabriel sabía que durante sus mejores años se dedicó a abusar de inocentes como él y que de ninguno tuvo compasión.

-Cuando salí de ahí, del orfanato, me di cuenta que los hombres me gustaban mucho, años después  me enamoré de uno, pero con él supe que nunca podría ser tocado, me daba asco que me rozara en ese sentido, nunca pudo hacerme el amor, solo veía tu repugnante cara, por más que lo he intentado no puedo permitir que un hombre me toque… ¡No puedo disfrutar de mi sexualidad por tu maldita culpa!- lo golpeó en la cara tan fuerte que lo rompió la nariz.

-Aaahh…- la voz de Eusebio poco a poco comenzaba a apagarse.

-Veo que estás cansado… yo también, ya es noche, todo el día hemos estado charlando…- con el bisturí cortó los amarres del viejo, éste se encontraba moribundo por los golpes, las cortadas y la quemada que llevaba en el pecho y los genitales. Lo sentó en la cama para mirarlo bien, sus rodillas sangraban demasiado, las heridas musculares son las más sangrientas- Sufre lo que todos sufrimos, en nombre de esos niños que mancillaste hoy te cobro nuestro dolor- caminó rumbo a la ventana y se dio cuenta que la noche era muy oscura – No podía ser de otra manera- con el bisturí en mano, avanzó al viejo que lo miraba pidiendo piedad, Gabriel lo miró y le dijo...- Ya me cansé, vete al infierno… papito- y dicho esto le cortó la garganta. Eusebio abrió la boca sabiendo que su destino estaba sellado.

Lo envolvió en una manta junto con el bisturí, y subió a la parte trasera de su camioneta. Manejó hasta un paraje cercano a la ciudad. Desde la orilla de la carretera veía el lugar en el que lo pretendía dejar, sin embargo éste era de bajada, no se iba a ensuciar con lodo solo para bajar y dejar al sujeto ese…

-Nunca debiste meterte conmigo- lo puso en el piso y con el pie lo empujó, el hombre en ese momento aún estaba vivo.

 

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-Sí, nos damos cuenta que lo recuerdas muy bien – el custodio le contestó, ya casi llegaban al penal- al menos se pudo acabar con ese  sujeto que desde hacía años buscábamos por delito de pederastia, una alimaña menos-

-Así es… una alimaña menos…- una sonrisa siniestra se formó en sus labios, por fin podría dormir en paz.

 

Gabriel Vidal fue encontrado culpable por el delito de homicidio doloso en agravio de Eusebio Clavijero y condenado a cincuenta años de prisión a parte de retirársele su cédula profesional. El cuerpo de Clavijero fue hallado por la policía un par de días después de su muerte. Se tienen registros que fue devorado por animales salvajes mientras aún estaba vivo.  

Notas finales:

¡Gracias!


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