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Open Mind por yaonita

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Notas del capitulo:

Hola ^^

Un nuevo capítulo en el que sucederá algo que cambiará el transcurso de la historia :(

Además narrará un personaje que creo que no lo había hecho hasta ahora ^^

Aunque no lo parezca es un capítulo importante ^^

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

36. Conversaciones que no deberían ser escuchadas.

(Saray)

Cuando nos visitaba Kiel siempre era una buena noticia, era mi mejor amigo y al tenerlo tan lejos lo echaba mucho de menos.

Cuando días atrás me informó de que por fin estaba saliendo con el chico al que amaba, yo me alegré por él, Tristán me parecía un buen chico y me gustaba saber que ahora era su novio. Kiel lo había pasado muy mal y se merecía ser feliz.

Ahora después de lo que había visto, no estaba tan segura de si Tristán era el chico perfecto para él, Kiel se merecía algo mejor.

Durante toda la noche me gustó verlos juntos, iban todo el rato cogidos de la mano, de vez en cuando se besaban sin importar quien estuviera mirando, se sentaban juntos siempre y se miraban con cara de enamorados, vamos, tenían todos los síntomas de una pareja feliz. Cuando los vi bailando juntos en la pista, pensé que hacían muy buena pareja y que se les veía genial, bueno también pensé que los desgraciados estaban muy buenos pero eso es otro tema aparte.

Todo iba bien hasta que decidimos jugar a ese estúpido juego, solo era una forma de pasar el rato y divertirnos pero todo se había acabado complicando.

¿De verdad Tristán era el chico perfecto para Kiel?

Por lo que había podido entrever era un chico con una vida bastante libertina, orgías, tríos, drogas, robos, vamos que no era ningún santo. Kiel ya me había comentado que era un chico difícil, que no quería atarse y le gustaba vivir la vida a tope, de ahí sus problemas al principio, pero todo eso que había descubierto esta noche me parecía demasiado.

Yo quería que mi amigo fuera feliz, con un buen chico, un chico que le amara y le tratara como él se merece, un chico con el cual poder formar una familia más adelante, adoptando o con un vientre de alquiler daba igual. Yo quería eso para Kiel, porque sabía que eso era lo que él quería.

Ahora estaba preocupada, hacía un rato que se habían ido juntos, y no sabíamos nada de ellos, Kiel parecía molesto, y me temía que había pasado algo entre ellos.

- ¿Estás preocupada? – Ese era mi chico preocupándose por mí.

- Estoy preocupada por Kiel, hace rato que se han ido y no han vuelto, estoy segura de que han discutido – Comenté pensativa.

- A Kiel no le ha sentado muy bien que su chico fuera tan sincero – Aseguró – Supongo que ese chico tiene un pasado movidito.

- Si, y eso me preocupa – Confesé – Kiel está absolutamente enamorado de ese chico, si la cosa no funciona va a sufrir mucho, incluso más que con Carlos.

- ¿Quieres que vaya a buscarlos? – Propuso.

- No, iré yo – Me levanté del sofá – Ahora vengo Adam – Le besé y me alejé para buscar a mi amigo.

Estuve buscándolos por toda la discoteca pero no los veía por ninguna parte, había la posibilidad de que estuvieran ocupados haciendo cosas sucias, pero mucho me temía que ese no era el caso. Al final decidí salir fuera para ver si habían salido a tomar el aire, y con lo que vi se me cayó el alma a los pies.

Al otro lado de la calle, sentado en el suelo, llorando con la cabeza entre sus piernas, se encontraba Kiel, se le veía completamente desvalido. Estaba claro que algo había pasado, lo más seguro era que hubieran discutido.

Sin detenerme más a observar rápidamente fui hacia él, me senté a su lado y le pasé mi brazo por los hombros.

- ¿Qué ha pasado mi niño? – Susurré.

- Que soy un estúpido Saray, un rematado cretino – Se le veía molesto consigo mismo – Tristán se ha ido enfadado y con razón, soy un idiota.

- No seas tan duro contigo mismo – Lo acerqué para que apoyará su cabeza en mi hombro – ¿Ha sido por el juego?

- Yo… no quería pero me avergoncé de lo que Tristán estaba confesando – Se sinceró – Tristán no ha tenido una vida fácil Saray, ha hecho muchas locuras y lleva a cuestas muchas cosas, no quería que todo el mundo lo supiera y por eso me lo llevé a rastras.

- No querías que siguiera jugando – Asentí.

- Así es – Aceptó – El problema es que ahora Tristán creé que me avergüenzo de él, que no le acepto tal y como es, con su pasado incluido.

- Y eso no es cierto ¿Verdad? – Pregunté.

- Le amo Saray, con o sin pasado, amo al Tristán que es ahora y me da igual todo lo demás – Aseguró – El problema es que quizás reaccioné impulsivamente y le he hecho pensar algo que no es real, y ahora no sé cómo arreglarlo.

- Tienes que hablar con él Kiel – Le animé – Estoy segura de que si se lo explicas lo entenderá, confieso que por un momento pensé que no era un chico adecuado para ti, pero viendo como hablas de él y lo mucho que le amas… creo que eso es lo que importa ¿No?

- Tristán es un buen chico Saray – Aseguró – Puede que tenga un pasado complicado pero conmigo se está portando muy bien ahora. Es verdad que en un principio me hizo daño, pero nunca me prometió nada, siempre me dijo lo que podía esperar de él y en ese sentido no me engañó. Ahora él ha cambiado por mí y eso no puedo negarlo.

- ¿Entonces qué haces aquí sentado llorando? – Le alenté – Levántate y ve a buscarle, habla con él y pídele perdón, no te quedes lamentándote haz algo.

- Pero él me ha dicho que necesitaba pensar y se ha ido, no sé donde esta Saray – Se entristeció – Lo llamo pero no me coge el teléfono.

- Entonces quizás sea mejor que le des espacio, dejar enfriar el ambiente y mañana hablar tranquilamente – Propuse – Voy a hablar con Adam, os llevaremos a ti y tus hermanas a casa y los demás que se queden si quieren.

- Pero no quiero estropearte la noche – Levantó la cabeza de mi hombro para mirarme entristecido.

- No me la estropeas tonto, he podido verte y eso ya es mucho – Le sonreí – No te preocupes por eso, ahora vengo espérame aquí ¿Vale?

Me levanté despacio sin hacer movimientos bruscos y fui hacia la discoteca, tenía que volver a entrar en ella y avisar a los chicos de que nos iríamos. Kiel necesitaba volver a casa y no iba a dejarlo tirado en la calle hasta que nos apeteciera volver, era mi mejor amigo y por un amigo se hace lo que sea.

Viendo la reacción de Kiel era evidente lo mucho que amaba a Tristán y eso era lo importante, a mí me había parecido un buen chico y se veía que trataba bien a Kiel, no debía dejarme influenciar por su pasado. Lo importante era lo que ahora significaba para Kiel, y lo que ahora ese chico estaba haciendo por Kiel.

(Kiel)

Íbamos los cinco en el coche de Adam, él conduciendo, Saray de copiloto y atrás iban mis hermanas y yo en medio de las dos que no dejaban de hacerme mimos. Por suerte Saray ya les había contado lo que había pasado así que no tuve que dar más explicaciones, no me veía con fuerzas de absolutamente nada.

- Ya estamos llegando – Anunció Adam.

- Creo que hay alguien que quiere hablar – Saray se giró y me miró con una sonrisa en la cara. Miré hacia fuera para ver a qué se refería, y no pude evitar saltar de la emoción cuando vi a Tristán sentado en las escaleras de la casa esperando.

- Tris – Susurré.

- Ahora no lo ves todo tan negro ¿Verdad? – Sonrió de nuevo y yo no pude más que devolverle la sonrisa.

- Vamos Kiel no le hagas esperar más – Mi hermana Claudia me animo a bajar y eso hice. Tras despedirnos de Adam y Saray fuimos hacia la puerta.

- Nosotras entramos os dejamos a solas – Me guiñó un ojo Irene y yo asentí con una sonrisa.

- No esperaba verte aquí – Fue lo primero que se me ocurrió decirle.

- Yo… siento haber reaccionado así, he exagerado demasiado – ¿…l se estaba disculpando? Pero si toda la culpa había sido mía.

- No Tris, no fue culpa tuya, yo fui un estúpido – Reconocí – Realmente me molestó que fueras tan sincero, a veces me sorprende tu sinceridad y como dices las cosas sin tapujos.

- ¿No te gusta que sea así? – Me miró fijamente – Supongo que como siempre he pensado que me iba a morir me he acostumbrado a decir las cosas sin tener miedo a lo que piensen los demás, realmente nunca me ha preocupado eso – Aseguró – Pero ahora que estamos juntos, supongo que tengo que entender que mis actos también te afectan a ti, debo controlar lo que digo o hago – Sonrió.

- La verdad es que me gusta mucho que seas tan espontaneo – Reconocí – No sé porque hoy he reaccionado así, supongo que me has pillado en un mal día, pero no quiero que cambies, no me avergüenzo para nada de ti o de tu pasado, te amo tal y como eres ya te lo dije, con tus virtudes y tus defectos, no hay nada que quiera cambiar de ti.

- ¿De verdad? – Preguntó emocionado.

- De verdad – Aseguré – Y me gusta que solo me muestres a mí este lado tierno que tienes, me hace sentir especial – Me sonrojé.

- Es que eres especial para mí Kiel, eso no lo dudes – Con una mano me agarró del brazo e hizo que me acercara a él – A nadie le he dejado llegar tan adentro de mí – Puso su mano en mi nuca y me besó, primero de manera tierna, nuestros labios solo querían sentirse y saborearse, luego ansiábamos más y el beso se profundizó entrando nuestras lenguas en juego. Todo mi cuerpo era recorrido por una energía especial cuando nos besábamos, mi piel y todo mi ser reaccionaban ante su toque, su sabor se quedaba impregnado en mí, quería más, necesitaba más.

- Será mejor que entremos antes de que nos vea algún vecino – Dije rompiendo el beso. Era tarde y era difícil que alguien nos viera, aún así no quería tentar a la suerte.

- A mí no me importaría hacerte el amor aquí mismo – Se rió Tristán.

- Estos vecinos me han visto crecer desde niño, para ellos sería un shock verme en esta actitud contigo – Me reí yo también.

- Si supieran en que diablillo se ha convertido el inocente Kiel – Bromeó.

- No te creerían, para ellos soy un chico estupendo, tímido, educado, inocente, y todas esas cosas que implican ser un buen chico– Le seguí la broma mientras entrabamos a la casa.

- Que engañados los tienes – Protestó – A mí nunca me engañaste, siempre supe que eras un pervertido.

- ¿Pervertido yo? – Me quejé – ¿Entonces tú que eres?

- El mejor amante del mundo – Fanfarroneo justo cuando llegamos a la habitación – ¿Quieres que te lo demuestre?

- Me gustaría, pero…

- Si, ya sé, tus padres nos pueden oír y no quieres que piensen que su inocente hijo esta follando con su novio – Recitó – Eres cruel.

- Te compensaré cuando volvamos – Le sonreí dándole después un beso – Está noche solo quiero dormir junto a ti, abrazado a ti toda la noche.

Y así fue, por muchas ganas que tuviera de hacer el amor con Tristán, los dos estábamos muy cansados, habían pasado muchas cosas ese día, además debo reconocer que me daba mucha vergüenza el que mis padres o hermanos nos pudieran oír.

Nos desvestimos sin prisas, casi más por agotamiento que por otra cosa, y una vez en ropa interior nos pusimos a dormir. En cuanto estuvimos en la cama, Tristán pasó su brazo por mi cintura y me atrajo hacía el, dejando mi espalda apoyada a su pecho. No había mejor forma de dormir, haciendo la cuchara con el amor de mi vida a mi lado.

(Tristán)

A pesar de lo agotado que había acabado la noche anterior, me había costado mucho quedarme dormido. No paraba de darle vueltas a la discusión que había tenido con Kiel, casi lo estropeo todo por reaccionar de forma tan exagerada. Por suerte todo había acabado bien, y a pesar de quedarme con las ganas de hacer el amor con él, había sido estupendo dormir abrazaditos. Me estaba convirtiendo en un cursi repelente.

Nos habíamos levantado temprano pues hoy era el cumpleaños de Lucía la madre de Kiel y había muchas cosas que preparar. Iban a venir muchos familiares a comer y yo estaba bastante nervioso pues Kiel iba a presentarme como su novio, incluso iban a estar sus abuelos y eso era mucha presión para mí ¿Qué pensarían ellos de mí?

Kiel me comentó que sus abuelos ya sabían que era gay que no me preocupara, pero a la gente mayor siempre le cuesta más aceptar una relación entre dos personas del mismo sexo, así que no podía evitar estar preocupado. A fin de cuentas era el chico que se follaba a su lindo nietecito.

Después de levantarnos, ducharnos, arreglarnos y salir de la habitación para felicitar a Lucía, habíamos comenzado a prepararlo todo para las visitas, y ahora ya estaba todo listo.

- Chicos teníais que haberme dejado cocinar a mí – Comentó Lucia mientras estábamos sentados en la sala descansando y esperando a los invitados.

- Mama, es tu cumpleaños no te íbamos a dejar cocinar – Aseguró Claudia – Tranquila que todo saldrá bien.

- Si mama, que no somos tan desastre, que sabemos cocinar – Se rió Kiel

- Eso ya lo veremos – Se rió su padre.

Entonces sonó el timbre, llegaban los primeros invitados.

- Estoy nervioso – Murmuré por lo bajo para que solo Kiel me escuchara.

- No te preocupes que mi familia es estupenda, te aceptaran a la primera – Me sonrió.

- Eso espero – Resoplé resignado.

- Mirad quien está aquí – Anunció Gerardo – Niños saludad a los abuelos. Y todos se lanzaron a saludar a un hombre y una mujer de unos sesenta años pero muy bien conservados, a simple vista juraría que eran los abuelos maternos de Kiel ya que se parecían muchísimo a Lucía.

- Abuelos – Kiel estaba muy emocionado – Os echaba mucho de menos.

- Kiel mi niño, ahora que vives tan lejos casi no nos vemos – La mujer estaba muy emocionada, a punto de soltar lágrimas.

- Abuela tengo que estudiar, no tengo más remedio – Aseguró un apenado Kiel – Abuelos – Me cogió de la mano y me acercó a ellos – Os quiero presentar a mi novio Tristán, Tristán te presento a mis abuelos maternos Josefina y José – Sonrió.

- Un placer conocerles – Les di los respectivos besos de presentación y no supe que más decir, increíble pero me había quedado sin palabras.

- Vaya es un chico muy guapo, está muy bueno que suerte tienes Kiel – Bromeó la abuela y yo no pude evitar mirarle con cara de sorpresa.

- ¡Abuela! – Exclamó divertido Kiel.

- ¿Qué pasa? Ya sé que lo importante es que sea buena persona y esas cosas políticamente correctas, pero tampoco está nada mal si te puedes alegrar la vista y darle una alegría al cuerpo – No pude evitar explotar de la risa.

- Creo que tu abuela me va a caer muy bien – Comenté entre risas.

- Pareces un buen chico, pero si le haces daño a nuestro pequeño te castramos – Aseguró ahora el abuelo. De verdad que no paraba de asombrarme, Kiel tenía unos abuelos súper locos, me encantaba.

- No se preocupe, le cuidaré – Le guiñé un ojo provocando las risas de todos.

La verdad es que después de romper el hielo con sus abuelos maternos, me sentía mucho más tranquilo y las presentaciones a las que tuve que hacer frente después no fueron nada compradas con esta.

Toda su familia era estupenda, todos me aceptaron y me trataron como a uno más sin ningún problema, rápidamente me sentí uno más de la familia.

Cuando estuvimos todos, nos sentamos a la mesa y nos dispusimos a comenzar con la comida, la cual era servida por los hijos de la cumpleañera. La comida estaba bastante buena para haber sido cocinada por los jóvenes de la casa e incluso más de uno repitió.

Después de la comida y la rica tarta de cumpleaños se repartieron los regalos, la pulsera que le regalamos Kiel y yo le encantó, y nada más verla se la puso. Lucía estaba muy emocionada con todos los detalles que estaban teniendo con ella, sin duda todos la querían mucho.

Una vez finalizada la comida y abiertos todos los regalos, se comenzaron a hacer grupitos en los que se llevaban a cabo diferentes tipos de conversaciones. Unos grupos hablando de deporte, otros de política, los más jóvenes hablando de sus ídolos musicales o sus actores favoritos, todo tipo de temas eran tratados, yo simplemente intenté integrarme todo lo que pude, cosa que no me costó demasiado.

- ¡Ohhh… lo siento Tristán! – El bebe de una de las tías de Kiel había vomitado encima de mí mientras lo cogía para hacerle unas carantoñas, me había dejado la camisa elegante que me había puesto para parecer un niño bueno hecha un desastre – Hace poco que ha comido tendría que haberte avisado.

- No te preocupes, con los niños es normal – Le sonreí – De verdad que no importa, subiré a cambiarme y listo.

- No te preocupes Teresa el pequeñín es un glotón – Le quitó importancia Kiel haciéndole carantoñas al peque.

- Voy a cambiarme la camisa – Le comenté una vez a solas – Huelo a vómitos – Hice una mueca al oler la camisa.

- Lo siento Tris – Intentaba controlarse para no reírse pero no podía evitarlo.

- Tranquilo, puedes reírte – Acepté resignado.

- Es que estabas tan gracioso haciéndole carantoñas al niño – Se dejó llevar y comenzó a reírse a carcajadas – Pero si hubieras visto tu cara cuando te vomitó encima, era para partirse.

- Ya, ya, ya, sabes que eres un mal novio por reírte de mí – Puse morritos.

- Anda, ve a cambiarte antes de que atraigas a las moscas – Siguió riéndose.

- Lo que hay que aguantar – Me fui refunfuñando – Y luego dice que me quiere – Podía escuchar como Kiel seguía riéndose y además ahora se había unido a sus hermanos que lo habían visto todo.

Subí las escaleras hacia la habitación, por suerte había llevado bastantes mudas para cambiarme así que no tendría problemas. Me tomé mi tiempo, primero me saqué la camisa para lavarla un poquito, no sería bueno que se secará el vomito, luego la dejé en el cesto de la ropa sucia, fui hacia el armario donde tenía mis cosas y cogí otra camisa parecida, me la puse y después tras asearme un poco aprovechando que estaba en la habitación, salí para volver al salón.

Al pasar por el lado de una de las habitaciones no pude evitar escuchar un llanto, curioso y preocupado me acerqué para ver qué pasaba, pero justo antes de entrar me quedé parado en la puerta estático, había escuchado algo que no debía.

- ¿Hija se lo has dicho a los chicos? – Esa era Josefina, la abuela de Kiel, y era quien parecía estar llorando.

- Aún no, justo me enteré hace unos días y no quería estropearles la fiesta que me estaban preparando – Y esa era la madre de Kiel.

- Pero deben saberlo, no puedes ocultárselo – Protestó Josefina.

- Mama, no me hace ninguna gracia tener que decirles a mis hijos que vuelvo a tener cáncer – Me apoyé a un lado de la pared para que no me vieran, estaba escuchando algo que no debía pero ahora no podía irme, la curiosidad había ganado la partida – La última vez fue muy duro para ellos, y ahora que todo va bien voy a preocuparles de nuevo – Lucía parecía apenada, aunque no podía verla casi podía asegurar que tenía lágrimas en los ojos.

- Hija, ellos te quieren y sabes que te apoyaran en todo, debes decírselo – Aunque lo dijo susurrando pude escucharlo perfectamente.

- Sé que me apoyaran y es por eso que me da miedo decírselo – Aseguró – Las chicas son fuertes y sé que estarán a mi lado, los peques estarán tristes pero no lo entenderán del todo, pero el que más me preocupa es Kiel.

- ¿Por qué? – Yo le hubiera hecho la misma pregunta.

- …l tuvo que abandonarlo todo para estar conmigo cuando me puse enferma la primera vez, dejó sus sueños de lado para ayudar a la familia, por suerte pudo comenzar en el conservatorio aunque fuera con retraso, pero ahora… Kiel tiene su vida en la ciudad, está encantado con sus estudios de música en el conservatorio, tiene nuevos amigos, y también esta su novio, se nota a leguas que Kiel está enamorado de ese chico mama, y hacía tanto tiempo que no le veía así de feliz – Argumentó – Sé que si se entera de que vuelvo a estar enferma lo dejará todo para venir a ayudar a la familia durante mi tratamiento, y no quiero que haga eso – Lucía tenía razón, Kiel lo dejaría todo por apoyar a su familia en esos momentos difíciles, lo conocía lo suficiente como para saber que era así.

- Pero hija, él te quiere ¿No crees que le molestará saber que se lo has ocultado? Nunca te lo perdonará – Josefina también tenía razón, y lo peor de todo era que Kiel nunca se perdonaría a sí mismo no haber estado junto a su madre en los momentos difíciles.

Las mujeres seguían hablando pero yo me había metido en mis propios pensamientos y no escuchaba lo que decían. Kiel tenía la intención de venirse conmigo a EEUU para estar a mi lado durante el tratamiento, y lo haría en un mes más o menos sin saber que su madre también estaba enferma. Yo jamás me perdonaría que por mi culpa Kiel no pudiera estar con ella en los momentos difíciles, y el jamás me perdonaría a mí si supiera que yo lo sabía y no le había dicho nada. Era todo tan complicado.

Tampoco quería verme en la tesitura de hacerle elegir. Si su madre decidía decírselo ¿Qué haría Kiel?, ¿Se vendría conmigo o se quedaría con su madre?

La respuesta era clara, una madre es una madre y a mí me encontró en la calle. Pero a pesar de ser una decisión clara y evidente, y que a mí no me molestaría en lo más mínimo, sabía que a Kiel le dolería mucho tener que decirme que elegía a su madre. Si no tuviera que irme para hacer el maldito tratamiento todo sería más fácil, me quedaría con él y estaría a su lado en los momentos difíciles. Pero no podía, una vez más el maldito virus de mi corazón me lo ponía difícil, una vez más sentía que no podía amar a nadie pues yo no podía dárselo todo a esa persona.

No iba a poder estar ahí para él, reconfortarle en los días malos, animarle cuando las cosas estuvieran difíciles, ayudarle en todo lo posible con su familia. Estar a su lado por las noches, hacerle el amor para que no pensara en lo peor, limpiarle las lágrimas cuando viera mal a su madre, abrazarle cuando necesitara un abrazo.

No estaría ahí para todo lo que el necesitara, para todo lo que se supone que un novio tiene que darte, seguridad, apoyo y tranquilidad. Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, una vez más me maldije por ser un estúpido, por haber llegado a creer que podía tener una relación de verdad, y no tardé en tomar una decisión. Mi cuerpo reaccionó solo, me dirigí hacia la puerta de la habitación y la abrí, las dos mujeres que estaban dentro me miraron con sorpresa.

- Siento haber escuchado la conversación, pasaba por aquí y no pude evitarlo – Comenté sin mirarlas – Lucía, yo voy a irme de viaje durante un largo periodo de tiempo, Kiel iba a venir conmigo – Comenté entristecido. No quise decirle toda la verdad – Pero ahora no puede…

- Tristán, lo siento – Se me acercó y me abrazó.

- No digas tonterías – Saqué fuerzas de donde no las tenía y la separé de mí para mirarle a los ojos – Tú no tienes la culpa de estar enferma, lo importante ahora es que seas fuerte y te recuperes, y para eso necesitas a toda tu familia a tu alrededor, incluido Kiel – Sus lágrimas también mojaban sus mejillas – Dame una semana para que me despida como es debido y cuéntaselo, él necesita saberlo Lucía.

- Eres un chico estupendo Tristán – Dijo emocionada – De verdad que yo no quería estropear vuestra relación, a Kiel se le ve tan feliz contigo.

- Para mí Kiel es lo más importante ahora mismo – Aseguré – Le amo, y no quiero que sufra pensando en que le ha fallado a su madre. Kiel debe estar a tu lado, yo podré esperar – En realidad no sabía si podría esperar, no sabría si volvería a verle una vez que me fuera a EEUU, pero era lo que tenía que hacer. Tenía que dejar a Kiel aquí, para que apoyara a su familia en los momentos difíciles.

- Gracias – Me abrazó de nuevo emocionada – Y por favor no le digas nada, deja que sea yo quien se lo diga.

- No te preocupes Lucía, quiero que esta semana sea estupenda para poder recordarla con cariño mientras este fuera – Sonreí – Si le dijera algo a Kiel, él estaría triste, no se lo diré. Pero recuerda, debes decírselo tú en unos días.

- Lo haré – Aseguró.

Y después de abrazarnos durante un buen rato cada uno se aseó como pudo, y se dispuso a bajar al salón con el resto de la familia. Teníamos que actuar por el bien de todos, que disfrutaran de un bonito día ya que pronto vendrían días grises.

Por mi lado, lo único que podía hacer era disfrutar de mi chico los días que me quedaban, luego tendría que hacer algo que me rompería el corazón a mí, y posiblemente a él. Pero debía hacerlo, debía hacerlo para que Kiel se centrara en su familia y se olvidara de mí.

Lo vi al otro lado de la sala y en cuanto me vio me sonrió, que injusta era la vida que hacía sufrir a gente estupenda, que cruel el destino que me separaba una vez más del amor de mi vida.

- Estas aún más guapo con esa camisa – Dijo antes de besarme.

- Tú estarías guapo hasta con un saco encima – Le devolví el cumplido.

- Si no estuviera toda mi familia aquí a nuestro alrededor, ahora mismo te devoraría a besos y te llevaría a la cama para hacerte el amor – Susurró a mi oído dándome un mordisquito en el lóbulo tras decirlo.

- Te juro que esta noche te hago el amor, me importa un bledo que alguien nos pueda escuchar – Aseguré – Esta noche no te me escapas – Le guiñé un ojo.

- Eso ya lo veremos fanfarrón – Y se alejo de mí de nuevo tras lanzarme un beso al aire.

Le amaba, y ahora era consciente de que era la primera vez que me había enamorado en toda mi vida. Ni siquiera con Joel había sido tan feliz.

Desgraciadamente todo lo bueno se acaba, y el amor, a veces no lo es todo.

***
Notas finales:

 

Parece que lo han arreglado, pero como dice Tristán todo lo bueno se acaba :(

Ahora Kiel además de tener que enfrentarse a la enfermedad de Tristán, deberá hacer frente a la enfermedad de su madre, las desgracias nunca vienen solas :(

¿Os lo esperabais?

Veremos qué decisión ha tomado Tristán, pero estoy segura de que no nos gustará :(

Como siempre agradecer sus reviews a Ushio, Ana, Taiga y Musubi ^^

Un beso

Yaonita


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