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Open Mind por yaonita

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo ^^

Aquí llega otro capítulo, es este os traigo algo que os debía del capítulo anterior  ^^

Os recuerdo que las conversaciones que están en cursiva son del pasado.

Sin más espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

 

38. Mi ángel.


(Kiel)

Estábamos todos preparando la fiesta sorpresa de Tristán ya que hoy era su cumpleaños. Absolutamente todos habían querido colaborar en la preparación y en eso estábamos ahora mismo, el lugar, el Open Mind que por motivos personales iba a cerrar esta noche. Roberto no tuvo que pensárselo dos veces para tomar la decisión.

De todo esto Tristán no sabía nada, él estaba enfurruñado porque según él, Roberto no había querido darle la noche libre para celebrarlo. Tristán pensaba que iba a tener que conformarse con una cena con los amigos y ya está. La realidad era que después de la cena, en lugar de ir al Open Mind para trabajar iríamos para disfrutar de su fiesta sorpresa, a la que habíamos invitado a muchos amigos y conocidos de Tristán, iba a ser todo un fiestón.

Para que Tristán no se enterara de nada habíamos quedado, aprovechando que él tenía que hacer unos recados, por la mañana para prepararlo todo y así dejarlo todo listo para la noche.

Yo estaba muy emocionado, a primera hora ya le había felicitado como es debido al despertar a su lado, pero me alegraba saber que lo íbamos a celebrar todos juntos. En parte además de una celebración por su cumpleaños sería una despedida, en unos días se iría a EEUU y estaríamos un tiempo sin verlo.

No sabía exactamente qué día se iba a ir, todo dependía de lo que le dijera hoy el doctor Furtell, lo que si sabíamos es que sería pronto.

- ¿Kiel dónde pongo esto? – Me preguntó Luis. Aunque días atrás me hubiera parecido imposible, Luis también estaba colaborando en la fiesta de Tristán y no solo eso, estaba más que emocionado. Además lucía un nuevo corte de pelo que no le sentaba nada mal.

- Ponlo allí, se verá bien – Le contesté. Se dio la vuelta sonriendo y fue a colocarlo donde le dije, fijándome bien, no solo estaba emocionado, parecía muy feliz. Le miré extrañado, estaba como en una nube de felicidad, entonces lo comprendí. Miré hacía Santi que estaba en la parte superior colgando algunas guirnaldas y el tenía el mismo aura, sonreí al darme cuenta de que ese par seguramente ya habían intimado y por lo que podía intuir había ido la mar de bien.

Me alegraba de que Luis hubiera encontrado a alguien, aún me sentía mal por cómo había acabado todo, sé que fui injusto con él y eso no puedo perdonármelo. Ni siquiera me sirve de escusa el decir que el amor me vuelve turumba, fui muy desconsiderado con Luis y él no se lo merecía. Resoplé pensando que al menos parecía que él lo había superado, y eso me alegraba.

Me puse en el centro de la pista y miré a mi alrededor, todo estaba perfecto, los chicos habían hecho un buen trabajo a Tristán le iba a encantar.

- Chicos buen trabajo, esta todo genial – Les felicité.

- Ha quedado perfecto – Aseguró Roberto.

- A Tristán le gustara mucho – Sonrió Toni.

- Por cierto ¿No sabe nada no? – Me preguntó Alex – No te habrás ido de la lengua – Se rió.

- ¿Quién crees que soy? – Bromeé – Sé guardar un secreto.

- No sé yo, creo que si Tristán te hiciera tres carantoñas se lo contarías todo – Se rió Zen.

- En eso tienes razón – Seguí la broma – Por suerte no ha intentado sonsacarme nada, está convencido de que pasamos de él y nos conformamos con una cena.

- Ahora quiere fiestas cuando hasta ahora ni siquiera quería que supiéramos cuando era su cumpleaños – Refunfuñó Toni – A ese loco despendolado no hay quien lo entienda.

- Además de celebrar su cumpleaños será un poco como su despedida ¿No? – Todos nos pusimos serios al escuchar a Luis.

- Si, seguro que se va la semana que viene pero aún no sabemos el día, hoy iba a hablar con el Doctor Furtell – Les informé.

- Se le va a echar mucho de menos – Se entristeció Alex.

- Nos faltará la alegría del Open Mind – Sonrió con tristeza Toni.

- Chicos no debemos entristecernos – Intentó calmarnos Roberto – Es verdad que todos le vamos a echar mucho de menos, pero debemos pensar que es por algo bueno, es la única oportunidad que tiene para curarse y poder estar con nosotros durante mucho tiempo.

- Roberto tiene razón – Apuntillé – Yo soy el primero que va a echarlo de menos, pero si con ello consigo tenerlo para el resto de mi vida a mi lado, estoy dispuesto a echarlo de menos unos meses.

- Luego cuando vuelva con nosotros nos sacará tanto de quicio que tendremos ganas de que se vaya de nuevo – Se rió Toni rompiendo el aire de tristeza que se había creado.

- Vamos chicos, será mejor que nos vayamos y nos preparemos para esta noche, debemos hacer que sea una noche inolvidable – Nos animó Roberto.

Todos cogimos nuestras cosas, y una vez que nos aseguramos de que estaba todo listo salimos del local.

- ¿Kiel vienes con nosotros? – Me preguntó Alex. Había quedado con Tristán en que iría a comer a su casa y que allí nos encontraríamos.

- No, primero quiero pasar por casa a buscar algo de ropa, luego ya voy para vuestro piso y de ahí ya iré hacia la cena – Les informé – Además si nos ve llegar juntos sospechara algo.

- Tienes razón, pues nos vemos luego – Se despidió Toni.

- Hasta luego – Me despedí de los dos.

Tristán ya tendría que haber salido de la cita con el doctor Furtell, aunque en un principio la cita era el jueves se aplazó al viernes, me extrañaba que no me hubiera dicho nada ya. Quizás esperaba para decírmelo una vez nos viéramos en su piso.

Decidí ser rápido para llegar lo antes posible y que así me contara que habían hablado, posiblemente ya sabría el día en que tendría que irse. Iría a mi residencia, cogería una mochila con el cambio de ropa y un par de cosas más e iría volando a verlo, ese fin de semana iba a ser solo para nosotros dos y le tenía un par de sorpresas.

A los pocos minutos ya estaba ante la puerta del piso de los chicos, llamé y no tardaron en abrirme, en este caso Toni.

- ¿Dónde está Tris? – Fue lo primero que pregunté, tenía muchas ganas de verle.

- Ya sé que pasas de mí, pero no te lo voy a tener en cuenta – Bromeó Toni – Esta bailando, pasa.

Entré al piso y pude ver como Tristán estaba en su rincón preferido, ese que se había reservado para su baile. Siempre me había hecho gracia ver en un rincón del salón, esa parte del piso que desentonaba completamente. Unos cuantos metros cuadrados de parque, y unos cuantos metros de pared con espejos era el lugar preferido de Tristán después de su dormitorio, a veces incluso dudaba que no estuviera este rincón antes.

Me acerqué a él poco a poco, no quería molestarle. La música estaba floja para no molestar a los demás ocupantes del piso, y él estaba concentrado en su baile. No había mucho espacio para que él pudiera explayarse todo lo que quisiera, pero a él le bastaba para quitarse el mono de bailar, y ser feliz durante un ratito.

Siempre me quedaba hipnotizado viéndole bailar, transmitía tantos sentimientos, se movía de manera tan elegante, con tanta plasticidad y hermosura, que sin duda alguna podías asegurar que había nacido para bailar. Yo podría perfectamente pasarme horas observándole, disfrutando de sus movimientos, todo en él era bello cuando bailaba.

Por fin se percató de mi presencia, y después de parar de bailar y dedicarme una sonrisa se dirigió al equipo de música para apagarlo y venir hacia mí.

- ¿Dejándote llevar por la música? – Le pregunté después de habernos saludado con un beso y mientras recogía algunas cosas que tenía por el suelo.

- Estoy aprovechando todo el tiempo que tengo para bailar, posiblemente estaré mucho tiempo sin poder hacerlo de nuevo – Me abrazó apenado – Es una de las cosas que más voy a echar de menos, aunque también voy a echar mucho de menos tu culito rubiales – Bromeó pellizcándome el culo y yo le empujé enfadado.

- Tonto – Protesté – ¿Hablaste con el doctor Furtell?, ¿Ya sabes cuándo te tienes que ir?

- Será a principios de semana, pero no hablemos de eso ahora – Cambió de tema – Aún no me has dado mi regalo – Volvió a bromear, y me dio rabia que intentara vilmente no entrar en temas serios, pero no podía enfadarme con él era su día y debía hacer que se lo pasara bien.

- ¿Y quién ha dicho que tenga un regalo para ti? – Le seguí la broma.

- Ohhh vamos – Se acercó con una sonrisa traviesa – ¿De verdad no piensas regalarme nada?, ¿Tan mal novio he sido?

- No voy a decirte cual va a ser mi regalo – Me reí – Te haré sufrir hasta el último momento.

- Y luego dices que el malo soy yo – Puso morritos de manera teatral – Si tuviera otro novio más tierno, me habría despertado con el desayuno en la cama y me habría felicitado con una magdalena con una vela.

- ¿No te ha gustado la forma en que te he despertado? – Le había despertado con una mamada impresionante sabiendo que eso le sorprendería, claro que luego no pude evitar sorprenderle con un desayuno romántico que había preparado antes – ¿Querías que le pusiera la vela a tú polla y soplará? – Alcé una ceja divertida.

- Dios mío he creado un monstruo – Comenzó a reírse y se acercó a mí para abrazarme – No cambies nunca me gusta cómo eres, me gustó la mamada pero me gustó mucho más el desayuno especial – Me susurró al oído – A todo esto ¿Dónde se han ido Alex y Toni?

- Creo que han desaparecido en la cocina para darnos algo más de intimidad – Sonreí – Deben estar preparando la comida.

- Pues vamos a ayudarles – Me cogió de la mano y me guió hasta la cocina.


Ahora que nuestra relación empezaba a estar basada en el amor y la confianza, nos teníamos que separar, no podía dejar de pensar en lo injusto que era eso y estaba plenamente decidido a irme con él en cuanto pudiera.

Me había acostumbrado tanto a sus bromas, sus tonterías, sus gestos teatrales, sus pellizcos en mi trasero, su risa, su compañía, su forma de hacerme el amor. Su forma de besarme, los piquitos que me daba por cualquier tontería, las miradas enamoradas que intentaba ocultar, sus intensos ojos azules contra los míos, su tacto contra mi piel, el olor que desprendía su cuerpo, el calor que me daba por las noches, su mano acompañándome a cualquier sitio. Todo eso se había vuelto tan habitual y necesario para mí, que no sabía si podría vivir mucho tiempo sin ello.

Le amaba y le necesitaba a mi lado.

(Santi)

Estaba acabando de arreglarme para la cena de esta noche, Luis había quedado en pasar a buscarme y no quería hacerlo esperar. Estaba muy ansioso por verlo, tenía ganas de estar con él después de lo que había pasado anoche.

Fue increíble, aún no me puedo creer que acabáramos haciendo el amor. Mi intención era hacerlo esperar un poco, no quería acostarme con él en la primera cita para que no pensara que era un chico fácil, pero me lo pase tan bien, conéctanos de tal manera, que no me pude resistir. Necesitaba llegar hasta el final y así lo hice, y la verdad es que no me arrepiento de nada.

- ¿Te vas a quedar tan lejos? – Le dije bromeando para quitarme un poco los nervios. Estábamos solos en mi habitación y me moría de ganas de hacer el amor con él.

- ¿Sabes lo provocativo que puedes llegar a ser? – Se acercó poco a poco, y con pasos insinuantes hacia mí. Cuando estuvo a mi altura me rodeó la cintura con sus brazos y me miró con una mirada entre medio de la ternura y la pasión – Quiero sentirse Santi, sentir tu piel, tu tacto, tu pasión, tus reacciones, tus estímulos, quiero sentirlo todo – Comenzó a besarme apasionadamente, no tardó en adentrar su lengua para ir a por la mía y una vez encontrada enrollarse a ella. Una de mis manos fue a su nuca para impedirle romper el beso, la otra se enredo en su suave pelo para que notara mi agarre.

- Luis… ahhh… te necesito – A penas habíamos comenzado y mi cuerpo ya estaba ardiendo.

- Me muero por hacer el amor contigo – Comenzó a quitarme la parte de arriba, y yo aprovechando que nos habíamos separado le quité la suya. Una vez tuve mi pecho al descubierto, Luis comenzó a dejar ligeros besos por todo mi torso, la pasión del principio se había convertido en algo más ¿Quizás amor?

- Me encanta… ahhh – Luis había comenzado a chupar uno de mis pezones, yo enredaba mis dedos en su pelo acompañando el movimiento de su cabeza– Ven aquí – A pesar de que me encantaba lo que me estaba haciendo, le obligué a subir de nuevo para saborear sus labios, ahora era mi turno.

- No me puedo creer que alguien tan hermoso como tú se haya fijado en mí – Susurró al romper el beso, acariciando mis labios al hablar.

- Tú vales mucho Luis, no te subestimes – Le sonreí – Ese es tú gran defecto – Le cogí de la mano y lo guié hacia la cama, una vez allí me dejé caer en ella y le arrastré a él conmigo, haciendo que se colocará sobre mi cuerpo – Mírame – Puse mis manos a ambos lados de su cara y le miré fijamente – Te deseo Luis, deseo que me hagas el amor tú, y solo tú.

- Y lo haré, porque es lo que más deseo en este mundo ahora mismo –Se lanzó de nuevo a devorar mis labios, era un beso pasional pero a la vez tierno, primero los labios se acariciaron para luego ser nuestras lenguas las que se enredaban la una a la otra. Mientras nos besábamos las manos de Luis acariciaban mis costados, las mías en cambio acariciaban su espalda y de vez en cuando se enredaban entre su pelo. Estaba siendo tan diferente a otras veces que había hecho el amor con otros chicos, nunca antes me había sentido así, ansioso y nervioso al mismo tiempo.
Luis comenzó a descender por mi pecho, dejando pequeños besos y pequeñas mordidas por todo el recorrido, se detuvo en uno de mis pezones con el cual comenzó a jugar con su boca mientras el otro era pellizcado deliciosamente. Sobraban las palabras, nuestros cuerpos y nuestros gemidos hablaban por sí mismos. Yo me retorcía por el placer que me estaba provocando Luis, era increíble, me sentía en el cielo. Mis manos no podían estarse quietas y continuamente se enredaban en su pelo, ahora corto. Se lo había cortado por mí, se me escapó una sonrisa al pensar en eso.
Siguió lamiendo y mordisqueando mi pezón al tiempo que bajaba su mano hacia el broche de mi pantalón y con mucha maestría lo desabrochaba, yo le imité y metiendo mis manos entre nuestros cuerpos comencé a desabrocharle el pantalón y quitárselo todo lo que podía. Quería que se diera cuenta de que lo quería desnudo lo antes posible, le necesitaba ya.
Dejo de jugar con mi pezón y comenzó a descender por mi vientre, para al llegar a mis caderas comenzar a bajarme los pantalones juntamente con los bóxers.
- Para ser tan pequeñito no está nada mal lo que veo – Miró mi desnudez con deseo – Me has sorprendido gratamente.

- Quítate la ropa y sorpréndeme tú a mi – Le inste con una sonrisa. La verdad era que me moría de ganas de verle desnudo.
Se alzó un poco para poder acabar de quitarse los pantalones que había comenzado a bajarle yo, después deslizó también sus bóxer dejándome disfrutar de su plena desnudez.
- ¿Te gusta lo que ves? – Me sonrió con picardía ¿Era cosa mía o Luis cambiaba completamente durante el sexo?

- Me encanta – Lo agarré por la nuca e hice que volviera a recostarse sobre mí para así poder besarle de nuevo – ¿No sabía que tuvieras tanta picardía? – Pregunté con una sonrisa a romper el beso.

- Hay muchas cosas que no sabes de mí – Dijo al tiempo que dejaba besos por todo mi cuello y mi clavícula – Puedo parecer serio pero tengo mi parte pervertida – Para confirmar sus palabras agarró mi polla al tiempo que mordisqueaba mi oreja.
Volvimos a besarnos de nuevo, nuestras manos recorrían el cuerpo del otro, reconocían el terreno hasta ahora desconocido, ahondaban en los rincones más inaccesible y menos visibles, memorizaban el tacto de la otra piel.
Poco a poco Luis fue bajando de nuevo por todo mi cuerpo, sin perder la oportunidad de dejar pequeños chupetones repartidos por toda mi piel, pude ver que su polla ya estaba bastante contenta, cosa que me hizo enrojecer ¿De verdad le excitaba tanto?
Cuando llego a mi polla no se lo pensó dos veces, la cogió y sin miramientos comenzó a lamerla para luego engullirla sin miramientos.
- Ahhh… Luis – Mi cuerpo reaccionó arqueándose de manera casi imposible, el placer que me estaba haciendo sentir era brutal.

- ¿Te gusta? – Me miró sin dejar lo que estaba haciendo.

- Mucho – Ronroneé casi sin fuerzas.

- Quiero hacerte disfrutar como nunca lo han hecho, lo mejor viene ahora – Dejó mi polla y fue hacia mi ano, en el que no tardé en notar algo cálido y húmedo, había comenzado a meter su lengua para prepararme.

- Luis… ahhh – Estaba disfrutando muchísimo de lo que estaba haciendo, no podía dejar de gemir y retorcerme por el placer – Si… ahhh.

- Creo que ya estás listo – Dejó de prepararme y comenzó a subir acariciando y besando todo mi cuerpo, colocándose sobre mí entre mis piernas – ¿Puedo? – Preguntó después de dejarme un tierno beso en los labios. Me fijé detenidamente y pude darme cuenta de que no le hacía falta estimulo ninguno, su polla estaba más que preparada para entrar en acción, no iba a hacerle esperar más.

- Soy todo tuyo – Susurré mirándole fijamente. No quería perderme sus reacciones, sus gestos, su rostro al entrar dentro de mí.

- Si te hago daño avísame – A pesar de saber que tenía experiencia de sobra, me trataba con tanta ternura, que incluso yo mismo me sentía como un inocente e inexperto principiante, como si estuviera perdiendo la virginidad en ese preciso momento.

- Ahhh… si – Se adentró poco a poco y una vez completamente en mi interior se quedó parado, dejándome que me acostumbrara y esperando mi señal para continuar.

- Me siento de maravilla, eres increíble Santi – Comenzó a acariciar mi mejilla – Avísame cuando estés listo – Le cogí la mano que acariciaba mi mejilla y la besé con dulzura.

- Muévete – Susurré después de besarle una vez más.
Y así lo hizo, comenzó a moverse en mi interior, despacio pero profundizando cada vez más. Fue tan delicado que apenas sentí dolor, mi cuerpo sintió placer casi desde el primer instante. Sus estocadas me quemaban por dentro, sus labios se apoderaban de los míos de manera posesiva y pasional, sus manos no paraban de acariciar todo mi cuerpo acompañando nuestros movimientos. Yo lo atraía a mí cada vez más, lo rodeaba con mis brazos, enredaba mis dedos en su pelo, mordisqueaba lo que quedaba a mi alcance, normalmente su cuello, lo aprisionaba con mis piernas e incluso le dejaba algún que otro arañazo cuando tocaba aquel punto mágico en mi interior.
Poco a poco las embestidas fueron ganando en velocidad, ambos nos estábamos dejando llevar por la pasión y el placer, y nuestros cuerpos cada vez querían más y más. Testigo de ello eran los jadeos y los gemidos que se intercalaban para dar una banda sonora a nuestro momento, un momento especial, un momento único y espero que no irrepetible. Le quería, aún no habíamos acabado y ya quería tenerlo de nuevo así como lo tenía ahora, moviéndose en mi interior.
- Santi… ahhh… no aguantaré… ahhh… mucho más – Ambos estábamos llegando a nuestro límite y ya me extrañaba que estuviéramos aguantando tanto. Comenzó a masturbarme, cosa que no hacía falta pues ya estaba más que excitado y gotitas de líquido ya salían de mi polla.

- Yo… ahhh – No pude acabar la frase, me corrí entre nuestros vientres y manchando su mano.

- Ahhhhh… si – Después de un par de estocadas más, las más profundas y desesperadas, Luis también se corrió y se dejó caer sobre mi cuerpo completamente exhausto – Ha sido increíble – Susurró aún dentro de mí, con una sonrisa en su cara y acariciándome la mejilla para luego besarme – ¿Te ha gustado? – Me miró con inquietud.

- Mucho – Le sonreí y sentí como su cuerpo se destensaba – Me ha gustado mucho Luis – Le besé con ternura – Has sido intenso pero sin dejar de ser atento – Le acaricié la cara para sentir el tacto de su piel.

- Tú te merecías eso y mucho más – Salió de mí provocándome un pequeño respingo – ¿Qué somos ahora?

- ¿Qué quieres que seamos? – Le contesté con una pregunta mirándole con interés.

- A mí me gustaría que fueras mi novio, pero quizás piensas que es demasiado pronto – Se apenó.

- Escúchame – Le cogí la cara con ambas manos obligándole a mirarme atentamente – Este día me lo he pasado mejor que nunca, ha sido la mejor cita que he tenido, y creo que la hemos rematado bastante bien – Le sonreí algo sonrojado – Me sentiría muy afortunado si aceptaras ser mi novio – Aseguré.

- El afortunado sería yo – Me besó de nuevo, sus labios eran tan dulces, su tacto tan suave, su lengua tan experta y juguetona que me volvía loco, jamás me cansaría de besar esos labios.

- Pues ya que eres mi novio ¿Quieres quedarte a dormir? – Le propuse. Como única respuesta Luis se acomodo a un lado de la cama, me rodeó la cintura con su brazo y me dio un beso en la mejilla.

- Quién diría que no a dormir con un ángel – Se pronunció al fin – Buenas noches mi ángel.

Y así, abrazaditos nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente pensé que me sentiría extraño al despertar a su lado, pero fue todo lo contrarío, sentí como si por fin estuviera en el sitio que tenía que estar, con la persona que tenía que estar, y rodeado por los brazos que me debían abrazar.

***








Notas finales:

Kiel le está preparando muchas sorpresas a Tristán para el fin de semana ^^ Creo que los próximos capítulos tendrán mucho amor ^^ XD

¿Qué os pareció el lemon de Luis y Santi? Quise hacerlo tierno pero intenso, no sé si lo conseguí XD

El título del capítulo creo que tanto puede aplicarse a Luis que piensa que Santi es su ángel y ha comenzado a llamarlo así ^^ Como a Kiel que se queda hipnotizado viendo como baila Tristán, y que también lo ve como a su ángel ^^ Kiel está enamoradísimo de Tristán ^^

Como siempre agradecer sus reviews a Taiga, fabibp, Natsuki4U, Musubi, Monik y Shina ^^

Un beso

Yaonita

 


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