Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Open Mind por yaonita

[Reviews - 439]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Hoy sabremos que decía esa carta que Tristán le dejo a Kiel antes de irse :( ¿Habrá roto con él?, ¿Cómo se lo tomará Kiel?

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

42. La carta.

(Kiel)

Desperté con todo el cuerpo entumecido, nada raro si tenía en cuenta las intensas sesiones de sexo que habíamos tenido esa noche.

Abrí los ojos poco a poco, desperezándome lentamente, no tenía ningunas ganas de despertar, esa noche había dormido como nunca en los brazos de mi amor. Estiré mi brazo buscándolo por toda la cama pero no lo encontré, me extrañó mucho ya que me había dormido abrazándolo con posesión.

Cuando al fin abrí los ojos y pude confirmar que efectivamente no estaba en la cama, miré alrededor de la habitación y no lo encontré por ningún lado. Lo que si vi fue la carta que había dejado en la cama, y que al verla me provocó un intenso escalofrío. Eso solo podía significar una cosa… se había marchado sin despedirse de mí.

Con miedo, me senté en la cama y alcancé la carta que estaba rodeada por un corazoncito hecho de pétalos de rosa, en otra situación habría sonreído pensando en lo cursi que era eso, pero en esos momentos lo único que sentía era miedo. Miedo de leer la carta y saber que se había marchado, que me había dejado sin despedirse, sin darme la oportunidad de besarle una última vez, sin permitirme rodearle una vez más con mis brazos.

Desdoblé poco a poco la carta que estaba metódicamente doblada y comencé a leerla con miedo.

“Amor, no eso no va conmigo… nene así mejor, espero que después de leer esta carta me perdones por lo que estoy a punto de hacer. Te mentí, si, tu novio el sincero te mintió una vez más, mi avión sale hoy domingo a las nueve de la mañana y no el lunes como te dije, si mis cálculos no fallan cuando estés leyendo esta carta ya estaré camino a EEUU”

Dejé de leer y miré el reloj para ver qué hora era, las diez y media, si, efectivamente Tristán ya estaría subido a ese avión camino a EEUU sin darme la oportunidad de despedirme. Una rabia interna se apoderó de mí, desgraciado, siempre tenía que hacer lo mismo, no pude evitar que una lágrima descendiera por mis mejillas lentamente. Me la limpié y seguí leyendo la carta.

“Perdóname, sé que he sido un cobarde y no he sido capaz de despedirme de ti en persona, soy una persona débil por mucho que me cueste reconocerlo. Si hubieras venido al aeropuerto a despedirme, no habría sido capaz de marcharme. Ya sé que me prometiste que en poco tiempo vendrías conmigo, pero te amo demasiado y no puedo permitir que hagas eso por mí. No puedo permitir que arruines tu vida por seguirme a EEUU, no permitiré que abandones el conservatorio, sé lo mucho que amas la música, ni tampoco puedo permitir que abandones a tu familia ya que se lo importantes que son todos para ti”

- Tú también eres importante para mí tonto – Susurré antes de seguir leyendo.
-
“Ellos ahora te necesitan más que yo Kiel, créeme te necesitan a su lado, yo solo me iré por un tiempo, y pronto volveré a estar junto a ti. Ellos te necesitan ahora, algún día comprenderás mis palabras.

Con esta carta solo quiero que sepas que te amo, que no estoy rompiendo contigo ni abandonándote, simplemente estoy haciendo todo lo posible por poder seguir contigo el resto de mi vida. Jamás me planteé la posibilidad de sobrevivir a mi enfermedad, y puede que incluso ya me hubiera resignado a morir hace mucho tiempo. En aquel entonces no tenía motivos para seguir con vida e incluso deseé que la muerte llegara pronto. Ahora que te he conocido, y que el destino me ha dado la posibilidad de sobrevivir, te prometo que voy a aprovecharla al máximo”

- Espero que sea verdad y vuelvas a mi lado – Balbuceé entre lágrimas, no había podido parad de llorar desde que empecé a leer esa carta.
-
“Los chicos y tú me habéis dado una razón para querer vivir, una familia a la que deseo regresar, un motivo para luchar. Y aunque sé que no será fácil, lucharé hasta el final Kiel puedo asegurártelo. Pero he estado pensando mucho, y si el tratamiento ya será duro de por sí, más duro será el verte o hablar contigo y no poder tocarte, es por eso que mi deseo es romper todo tipo de contacto vía teléfono o vía Skype, no lo soportaría te lo aseguro. Escuchar tu voz a través del hilo telefónico, ver tu rostro en una fría pantalla, desear tocarte y no poder hacerlo, todo eso me haría sufrir más que cualquier dolor físico que pueda tener.

Eso sí, deseo saber de ti ya que no podría vivir sin saber si estás bien, saber cómo te va en el conservatorio y como está tu familia. Es por eso, que si a ti te parece bien, podemos comunicarnos a la vieja usanza, vía carta por supuesto, y esta será nuestra primera carta de espero que muchas ¿Qué te parece si instauramos una costumbre?

Cada vez que nos escribamos cartas las acompañaremos de una canción, no podremos escribir la carta hasta recibir la del otro, siempre acompañaremos la carta de una foto, vieja o antigua, que signifique algo para nosotros y sobre todo siempre acabaremos las cartas con un “te amo”.

Porque si hay algo de lo que estoy seguro es de lo mucho que te amo Kiel Santillana, y deseo de todo corazón que me esperes todo este tiempo que voy a estar lejos. Sé que eso puede sonar egoísta, que solo pienso en mí y todas esas cosas, pero por primera vez en mucho tiempo voy a poner por delante mi felicidad junto a ti, a tu felicidad con otra persona. Porque te juro Kiel que deseo que seas la persona más feliz del mundo, pero conmigo.

Esto no es un adiós Kiel, porque te amo y seguiré amándote pase el tiempo que pase, es un hasta luego, un espérame hasta que vuelva pero sin renunciar a tu vida. Porque no quiero sentirme el culpable de romper o retrasar tus sueños, o sentirme mal por alejarte de las personas que amas, no detengas tu vida por mí Kiel.

Y ahora viene lo más difícil… si por lo que fuera mi racha de buena suerte, que comenzó al conocerte, se acabara y no consiguiera superar el tratamiento, debes prometerme que te olvidaras de mí e intentaras ser feliz con otra persona. Prométemelo Kiel.”

- Eso no puedo prometértelo Tris, porque si no vuelves la mitad de mi corazón morirá contigo – Seguí leyendo las últimas líneas de la carta.

“Creo que eso es todo, ahora mismo estoy contemplándote mientras duermes, sentado en el suelo e intentando expresar con palabras todo lo que siento por ti, pero es algo tan grande que me es imposible expresarlo como me gustaría.

Mi primera canción no es una conocida, en realidad todavía no es una canción. Junto a esta carta encontraras unas letras, unas letras que escribí hace un tiempo y que hasta ahora no me había atrevido a enseñarte, porque soy un cobarde Kiel. Me gustaría que con tu talento, que lo tienes y es muy grande, convirtieras esas letras en una bonita canción. Seguramente necesiten algún que otro arreglo o retoque, ya te he dicho lo que me cuesta escribir, pero son palabras que expresan todo lo que siento y que significan mucho para mí.

Y también veras la foto ¿Te acuerdas de cuando nos la hicimos?”

Aún no había visto la foto así que paré de leer y busqué dentro del sobre, efectivamente, además de otra hoja doblada y desgastada posiblemente de tanto leerla había una fotografía en la que salíamos Tristán y yo en la cafetería del conservatorio. Sonreí recordando el momento en que nos la hicimos y seguí leyendo.

“Fue nuestro primer selfie. Tú no querías hacértela porque te daba vergüenza hacerla en medio de la cafetería, yo como siempre insistí ya que quería nuestra primera foto juntos, llevábamos apenas un tiempo con aquella especie de relación que teníamos al principio. Recuerdo que cuando la vi, sonreí pensando que hacíamos buena pareja, sabes, confieso que aquel día fue la primera vez en que me asusté por pensar en un futuro contigo. En aquél momento aunque no te lo creas, ya estaba enamorado de ti.

Bueno no sé que más decir, en realidad tendría muchas más cosas de que hablar pero está llegando el momento de mi partida y no puedo resumirlas. Yo ya te he escrito esta carta, ahora te toca a ti devolvérmela y esperare con ansias el momento de recibirla.

¡Te amo!”

Dejé caer la carta cuando acabé de leerla, y después me dejé caer yo a la cama encogiéndome en posición fetal y llorando amargamente.

Desdoblé el otro papel en el que supone que estaba la letra de la canción y comencé a leerla muy por encima, pues las lágrimas a penas me dejaban ver. Lo que me decía en aquella canción, era precioso, ¿realmente lo había escrito Tristán?, ¿de verdad pensaba eso de mí?.

Seguí llorando desconsoladamente.

No podía odiar a Tristán, no después de todo lo que me había dicho en esa carta o en la letra de la canción, pero estaba cabreado con él, enfadado al extremo por haberse ido sin dejar que me despidiera de él, y lo peor de todo sin dejar que le siguiera y me fuera con él.

¿A caso no me quería a su lado?

Ya le había explicado que no me importaba aplazar por un año mis estudios en el conservatorio y mi familia no me echaría en falta, solo iban a ser unos meses o quizás un año, pero estaría en contacto con ellos, no era tan difícil.

No entendía las palabras de Tristán, decía no poder soportar una despedida pero en cambio no le importaba dejarme solo durante tanto tiempo.

- ¿Por qué lo has hecho Tris? – Grité furioso a la nada – ¿Por qué no me quieres a tu lado?

No entendía porque Tristán no quería que estuviera a su lado en un momento tan difícil e importante ¿A caso no era lo más normal en las parejas apoyarse en momentos así?

No sabía cuánto tiempo iba a estar sin verle, ni siquiera sabía si le iba a volver a ver, y él me había quitado la posibilidad de darle un último beso, un último abrazo, sentir su piel una última vez antes de su partida.

Ni siquiera habíamos podido acabar de disfrutar el fin de semana, ni disfrutar de las sorpresas que aún me quedaban por darle. Esa misma tarde tenía entradas para ir a su ballet favorito, uno al que siempre decía querer ir pero nunca pudo, ahora ya no podría ir con él al teatro.

Seguía llorando sobre la cama, completamente desnudo tanto física como emocionalmente. El teléfono comenzó a sonar pero no tuve ni fuerzas para contestar así que lo dejé sonando, ya se cansarían.

Ahora solo deseaba ahogar mis penas con llanto, y dejarme llevar por la angustia y la desesperación.

(Toni)

Cuando al despertar por mañana encontramos la nota en la nevera no nos lo podíamos creer, Tristán se había ido sin despedirse. Alex y yo nos miramos y en lo primero que pensamos fue en Kiel ¿Sabría él que Tristán se había ido?

Cogimos el teléfono y le llamamos de inmediato.

- ¿Qué? – Preguntó Alex nervioso a mi lado.

- Nada, no contesta – Resoplé con resignación, era la segunda vez que llamábamos sin resultado alguno.

- A lo mejor nos estamos preocupando innecesariamente y están los dos juntitos en la cama – Intentó tranquilizarme Alex.

- Según la nota que nos ha dejado Tristán su avión salía a las nueve, no pueden estar juntos – Contesté de mala manera – Mucho me temo que el tonto de Tristán se haya marchado sin despedirse de Kiel y este esté destrozado.

- Pues arréglate y vamos a buscarlo a casa – Comenzó a recoger la mesa donde habíamos desayunado sin esperar mi respuesta.

Al rato estábamos los dos en el coche camino del piso de Kiel, tenía el presentimiento de que seguramente Kiel lo estaba pasando mal y estaba seguro de que iba a necesitar nuestro apoyo. Mientras Alex conducía, yo llamé a Roberto para ver si él sabía algo y avisarle de que íbamos a casa de Kiel, Roberto no sabía absolutamente nada y estaba igual de sorprendido que nosotros. De hecho Roberto ni sabía que Tristán se había ido ya y se enfadó mucho cuando se lo dije.

- No hay nadie – Comentó Alex después de llamar a la puerta varias veces con insistencia.

- Pero un compañero de residencia nos ha dicho que no lo ha visto salir, tiene que estar ahí – Aseguré.

- Quizás no pasó la noche aquí – Razonó Alex.

- Vamos Alex, Tristán no pasó la noche en casa ¿Dónde crees que estaba? – Le dije con autosuficiencia – Seguro que si que está pero no quiere abrirnos la puerta, insiste – Alex insistió y siguió llamando por un buen rato – Al final se cansará y nos abrirá – Comenté.

- ¡Queréis parar de aporrear la puerta! – Kiel nos abrió la puerta completamente furioso, con la cara completamente descompuesta de tanto llorar y tapando su desnudez con las sabanas de la cama.

- Kiel déjanos pasar – Empujé la puerta con Kiel incluido y me adentré en el piso sin su permiso acompañado de Alex.

- ¿Quién os ha invitado? – Inquirió de mala gana – Quiero estar solo.

- Sabemos que Tristán se ha ido y queríamos ver como estabas – Comenté como si nada al tiempo que Alex y yo nos sentábamos en el sofá – Ya veo que tampoco se despidió de ti.

- El desgraciado se largó dejándome una nota en la cama, no me merezco ni una triste llamada – Comentó apenado mientras se arrastraba de nuevo a la cama.

- Vamos Kiel, seguro que lo ha hecho por alguna razón – Intentó calmarlo Alex. Los dos nos levantamos para seguirle a la habitación y ver como se tiraba a la cama de cualquier manera.

- La única razón es que es un cobarde – Escupió venenosamente – No fue capaz de despedirse de mí como dios manda, ni quiere mantener el contacto conmigo. Solo quiere que nos escribamos estúpidas cartas.

- Para él debe ser difícil Kiel, quizás piensa que no soportara otra cosa – Me acerqué a la cama, me senté a un lado, e intenté acariciarle para tranquilizarle – Tristán te ama y lo sabes.

- Lo sé, y yo también lo amo, y estaba dispuesto a irme con él en unas semanas, pero no quiere por eso se ha marchado así, prefiere estar solo – Refunfuñó escondiendo la cabeza entre la almohada.

- Entonces será que no quiere que lo dejes todo por él, ya sabes cómo es – Intervino ahora Alex.

- Lo sé y por eso no puedo odiarlo, pero estoy tan enfadado y deprimido, quería al menos poder despedirme en condiciones – Sollozaba.

- Kiel – Alex y yo nos acostamos en la cama, cada uno a un lado de Kiel, y le abrazamos con cariño – Sabemos que esto es muy duro, pero Tristán no ha roto contigo ¿No? – Pregunté deseando que así fuera, ya que de ser lo contrario entonces sí que no podría defender a Tristán.

- No, él solo quiere que siga mi vida y le espere aquí – Confesó – Pero yo quería estar a su lado en todo esto, sé que lo va a pasar mal y necesitaba estar allí para apoyarle.

- Quizás es mejor que le apoyes desde aquí, que vea que sigues esperándole, que sepa que hay un motivo por el que volver – Susurró Alex.

- Alex tiene razón, Tristán necesita un motivo para volver y ese motivo eres tú – Le sonreí, yo estaba cara a cara con Kiel – Te quiere mucho Kiel, y seguro que se ha ido así para hacerte menos daño, él no quiere que dejes tu vida por su culpa.

- Supongo que tenéis razón – Aceptó al fin – Aún así todo esto es muy difícil para mí, lo voy a echar mucho de menos y no sé si volverá.

- Siempre es difícil cuando tenemos lejos a la persona a la que amamos – Comentó Alex mirándome – Y en tu caso aún más ya que, como tú dices, no sabes si volverá, pero debes confiar en que todo irá bien y que pronto Tristán volverá a estar por aquí con nosotros dando por saco.

- Si – Sonrió con tristeza Kiel – Hay que ver como le gusta dar por saco, a veces dan ganas de darle una bofetada.

- Yo hay veces que lo mataría – Intentábamos animar a Kiel, y que mejor manera que hacerle reír.

- A veces no sé cómo te controlas, Toni – Bromeó – Siempre se mete contigo.

- Va, eso no es nada, siempre sé como devolvérselas – Reí – Me acuerdo cuando comenzó a llamarme novio lapa y yo comencé a llamarle loco despendolado.

- O cuando insistía en montarse un trío con nosotros – Bromeó ahora Alex – Por suerte desde que tú apareciste Tristán dejó de insistir con eso.

- ¿Nunca lo consiguió? – Preguntó con curiosidad, seguramente era algo que siempre le había rondado por la cabeza.

- Ni loco dejo que Tristán le ponga un dedo encima a mi chico – Me sorprendió Alex con su contundencia – Puede ser uno de mis mejores amigos y estar como un queso, pero mi chico es sagrado para mí – Alargó su brazo por encima del cuerpo de Kiel que se interponía entre los dos y me acarició el rostro.

- A veces me dais envidia – Confesó Kiel después de ese gesto – Se nota tanto lo mucho que os amáis, a mí me gustaría tener algo parecido.

- Y lo tienes Kiel – Aseguré – Puede que al principio no fuera así, pero conozco bastante bien a Tristán y puedo asegurarte que ahora mismo él tampoco te compartiría con nadie. Nunca lo había visto tan enamorado de alguien, te ama, puede que sus métodos no sean los más apropiados, pero puedo asegurarte que todo esto lo hace por ti.

- Toni tiene razón – Intervino ahora Alex – Tristán ha cambiado y es gracias a ti y lo que siente por ti, el te ama Kiel eso no lo dudes. Sé que todo esto lo hace para no hacerte daño, él quiere solucionar sus problemas para poder volver y darte todo lo que te mereces.

- Pero en una relación lo más importante es la confianza mutua y el ayudarse mutuamente, y Tristán me ha quitado la posibilidad de ayudarle – Refunfuñó Kiel – ¿A caso tú habrías dejado solo a Toni si estuviera enfermo?

- Jamás le dejaría solo – Reconoció – Pero supongo que Tristán ve las cosas de manera diferente, desde niño ha creído que su enfermedad y por lo tanto él, eran una molestia y quiere evitarte a toda costa esa molestia.

- Sé que intentáis animarme chicos y os lo agradezco, pero tenéis que dejarme algo de tiempo para recuperarme – Aceptó al fin – No odio a Tristán, jamás podría odiarle, pero estoy muy enfadado con él, no puedo perdonarle que se haya ido así, sin consultármelo ni despedirse de mí como es debido.

- Lo entendemos y no pretendemos que lo perdones de inmediato, joder ni yo le perdono por lo que ha hecho – Protesté – Solo queremos estar contigo en estos momentos malos, es lo que hacen los amigos ¿No? – Alex y yo le abrazamos una vez más, quedando él en medio de nosotros dos y dejando escapar alguna lagrimilla más.

- Gracias chicos – Susurró entre el abrazo.

Y así estuvimos un buen rato abrazados y sin decir nada más, todo estaba dicho, no odiábamos a Tristán por lo que había hecho, pero estábamos muy enfadados con él y nos costaría mucho perdonarle. Pero lo más importante era que estaríamos juntos y apoyándonos en estos malos momentos. Y por supuesto, estaríamos juntos rezando para que Tristán volviera sano y salvo.

(Roberto)

Cuando Toni me llamó esta mañana para informarme de que Tristán se había ido, despidiéndose simplemente con una nota, no pude creérmelo. Siempre he sabido que a Tristán no le gustan las despedidas, pero pensaba que esta vez sería diferente. Cuando pensé en Kiel e imaginé que se despidió de igual manera de él, me inundó una gran tristeza. Tristán, una vez, más iba a hacerle sufrir.

Sinceramente, no entendía muy bien porque Tristán había actuado así. Hacía unos días habíamos estado hablando y Tristán estaba muy emocionado porque Kiel le había dicho que se quería ir con él, y que lo haría en unas semanas cuando consiguiera arreglar algunas cosas y ahorrar algo de dinero. Ahora se iba sin más… no podía entenderle. Intenté llamarle varias veces pero no me cogía el teléfono, imagine que debía estar ya volando destino EEUU.

Zen se enfadó muchísimo, y estaba muy furioso con Tristán, no paraba de decir que el desgraciado había vuelto a hacerle daño a Kiel y que él no se lo merecía. Me hubiera gustado poder defender a Tristán, pero ni yo mismo estaba de acuerdo con lo que había hecho. Su actitud no tenía defensa alguna en este caso.

Ahora, Zen y yo, íbamos camino al piso de Kiel, donde nos esperaban los chicos. Habíamos parado por el camino para comprar algo de comida preparada, a Zen se le antojó comida china, y ahora ya estábamos a punto de llegar.

Esperaba con toda el alma que Kiel estuviera bien, que no le hubiera afectado mucho la marcha de Tristán, pero sabía que posiblemente lo estuviera pasando muy mal. Solo de pensar que Zen me hiciera algo así y puedo meterme en la piel de Kiel.

- Hola chicos, pasad – Nos abrió la puerta Alex sin necesidad de llamar, ya que le habíamos avisado por mensaje, y hablando entre susurros – No hagáis mucho ruido, Toni y yo hemos conseguido que Kiel se duerma y será mejor que descanse un ratito.

- ¿Dónde está Toni? – Pregunté susurrando al igual que él.

- Está durmiendo con Kiel, se ha quedado con él para estar a su lado cuando despierte – Le alargué la bolsa de comida que habíamos comprado para que la llevara a la cocina y me senté en el sofá junto a Zen.

- ¿Cómo está Kiel? – Preguntó finalmente Zen.

- Está mal – Reconoció Alex – Tristán se fue sin despedirse y le dejó una carta en la que le decía que no quería que fuera con él, y que tampoco quería mantener el contacto salvo por carta, nada de llamadas o Skype.

- No puedo creer que Tristán haya hecho eso – Confesé – Tristán estaba muy ilusionado con la idea de que Kiel se fuera con él.

- No sé porque habrá cambiado de idea, pero creo que a todos nos ha pillado por sorpresa – Aseguró Alex – Por suerte al menos no ha roto con Kiel, la carta que le dejó era muy romántica, y le dice que le ama pero que necesita hacer esto solo. Kiel no odia a Tristán, simplemente está enfadado por como se ha ido y por el hecho de tener que estar separado de él.

- Es muy duro saber que la persona que amas lo está pasando mal y que no quiere que estés a su lado para ayudarle – Concluí.

- No entiendo los motivos de Tristán pero ha sido un egoísta – Enfatizó un molesto Zen.

- Para Tristán no es un acto egoísta si no todo lo contrario – Rebatí – No es que le defienda, pero estoy seguro de que si ha hecho esto es porque cree que es lo mejor para Kiel.

- Tú siempre defiendes a Tristán pero en esta ocasión no tienes razón – Protestó de nuevo Zen, no quería discutir con él pero creo que el tema de Tristán era lo único en lo que muchas veces no estábamos de acuerdo – Tristán ha sido un egoísta y se ha ido sin pensar en el daño que le haría a Kiel. No entiendo que puede tener de bueno para Kiel que la persona, a la que incompresiblemente ama, se vaya sin decir adiós y le dejé solo y sufriendo sin saber si lo va a volver a ver. Es cruel.

- Zen, no voy a discutir contigo sobre esto, entiendo que lo que ha hecho Tristán está mal, pero también es nuestro amigo, y creo que es justo pensar que si lo ha hecho es porque él piensa que es lo mejor para Kiel, esté o no equivocado – Acabé mi discurso.

- Chicos creo que es mejor dejar de discutir estamos aquí para apoyar a Kiel, Tristán no está aquí para defenderse, centrémonos en Kiel y en ayudarle a sobrellevar esto – Zanjó el tema Alex.

Decidimos preparar la comida para cuando los chicos se despertaran, la dejamos lista a falta solo de calentarla al microondas. Luego nos sentamos al sofá a esperar en silencio.

- Vaya, pero si habéis venido todos – Estábamos tan ensimismados en el sofá que ni cuenta nos dimos cuando Kiel apareció por la puerta de la habitación.

- Kiel, hemos venido a comer a tu casa, nos hemos auto invitado – Intenté bromear – Luis y Santi no han podido venir, pero querían hacerlo – Exculpé a la pareja que faltaba.

- Ahora no soy precisamente la mejor compañía – Intentó sonreír pero con tristeza. Toni estaba a su lado también serio.

- Para eso estamos nosotros, para animar el ambiente – Me levanté del sofá dispuesto a ir hacia la cocina – Ahora sentaros que en un minuto preparo la deliciosa comida que hemos traído – Fui hacia la cocina para calentar la comida y Zen vino conmigo para ayudar a llevar los cubiertos y la bebida.

Estuve unos minutos preparándolo todo y cuando volví al salón me sorprendí al ver como todos hablaban entre ellos, y de vez en cuando reían. Ahora, viendo esa escena, recordé cuando Tristán me pidió que estuviera al lado de Kiel y que le ayudara en todo lo posible, el muy desgraciado en aquel momento seguramente ya sabía lo que iba a hacer y no me dijo nada.

- “¿Qué pretendes Tristán?” – Me pregunté a mí mismo.

Estaba convencido de que todo aquello tenía una explicación, no creía capaz a Tristán de dejar así a Kiel sin ningún motivo.

No quise darle más vueltas, fui hacia los chicos y repartí la comida. Era un día duro para muchos de nosotros, pero juntos podríamos superarlo. Nos habíamos convertido en una familia, una piña de amigos muy unidos que harían lo que fuera los unos por los otros.

Me sentía muy orgulloso de ello, y no podía dejar de pensar en que todos, absolutamente todos, nos habíamos unido de una forma u otra gracias a Tristán. Sin él no habríamos conocido nunca a Alex y Toni, sin él Kiel no habría venido nunca al Open Mind, él también trajo a Zen al Open Mind, y así podría poner un montón de ejemplos.

Es curioso como una sola persona puede unir a tantas sin darse cuenta.

Quizás Tristán quiera estar solo durante el tratamiento, pero de mí no se va a librar. La familia nunca se abandona, y la familia nunca se da por vencida. Estaré a su lado durante el tratamiento, quiera o no quiera él. Y lo más importante de todo, descubriré porque ha hecho todo esto, porque se ha ido sin decir adiós.

***

Notas finales:

¿Qué pensáis de lo que le ha escrito Tristán a Kiel?

Lo ama de eso no hay duda, simplemente no quiere que Kiel lo abandone todo para irse con él, y menos sabiendo que su madre está enferma :(

Y como siempre los amigos están ahí para ayudar ^^

Agradecer como siempre sus estupendos reviews a ImPandahero, Musubi y Ana.

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).