Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Open Mind por yaonita

[Reviews - 439]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola de nuevo ^^

En este capítulo veremos cómo le va a Tristán en la clínica y como se siente :( Pero habrá algo que le animará ^^

Sin más, espero que os guste el capítulo ^^

Un beso

Yaonita

45. La carta II.

(Tristán)

Llevaba tres semanas en la clínica y aún no había recibido ninguna carta de Kiel, lo que comenzaba a desesperarme.

Sabía que todos mis miedos y dudas se acabarían si cogiera un teléfono y lo llamara, pero no podía hacerlo, si oyera su voz aunque fuera unos segundos me derrumbaría y desearía marcharme de aquí para volver a su lado; abrazarle, sentirle contra mi piel, saborear sus labios, oír sus dulces gemidos contra mi oído.

Aunque bien pensado y por desesperado que estuviera, aún era pronto para preocuparme, seguramente Kiel ya se hubiera enterado de la enfermedad de su madre y tuviera demasiadas cosas en mente como para preocuparse, encima, de un novio estúpido y que lo deja tirado. No podía pensar simplemente por el hecho de que no me llegara ninguna carta, que eso significara que aún no me había perdonado, o que ya no quisiera saber nada de mí.

Mi estancia en la clínica hasta este momento se podría definir como horrorosa, no por la gente que había allí conmigo que resultaron todos estupendos, si no por lo doloroso que estaba resultando el tratamiento. Solo de pensar que nada más llevaba dos semanas y que me quedaban meses de duro tratamiento por delante y mi cuerpo se estremecía de miedo y dolor.

El día que tuve mi primera sesión comprendí porque me advertían de que no iba a ser fácil. Me llevaron a una sala en la que solo había un sillón y un montón de aparatos extraños. Me hicieron sentarme en el sillón, me conectaron un montón de cables y me pincharon un montón de catéteres por todo el cuerpo, no sabía muy bien para que hasta que vi las bolsas con el antivirus. Conectaron una bolsa a cada catéter y me dijeron que debía tener paciencia, pues tardaría más o menos una hora en administrarse todo el medicamento.

Durante una hora vi como aquél líquido, que se suponía que me salvaría la vida, se introducía por todo mi cuerpo y por varias vías diferentes. De vez en cuando aparecía una enfermera para comprobar que todo fuera bien, y tras comprobar que todo andaba en orden volvía a desaparecer.

Sentía como poco a poco mi cuerpo se calentaba, como si un ardiente líquido lo recorriera de arriba a abajo, pero tampoco era para tanto, era perfectamente soportable. Lo que nadie me advirtió era que horas después, y ya en mi habitación, todo mi cuerpo reaccionaría al antivirus provocándome altas fiebres, temblores, vómitos y tremendos dolores por todas partes. Era la reacción habitual, mi cuerpo rechazaba el líquido extraño.

Pero eso no era todo. Al dolor provocado por cada sesión, y que ahora entendía porque decían que se requerían dos días para recuperarse, se le unían los pequeños ataques de corazón que estaba sufriendo de vez en cuando. Mi cuerpo estaba siendo atacado y estaba completamente descontrolado, lo que provocaba que el virus que llevaba dentro atacara con fuerza, llevaba tres ataques en tres semanas.

Ahora, tumbado en mi cama y escuchando música, intentaba olvidarme del dolor que sentía. Claro que la canción que estaba escuchando me provocaba otro tipo de dolor, un dolor que no era físico sino sentimental, un dolor que llevaba muy adentro y que conseguía sacarme algunas lágrimas.

Sólo una cosa, más bien una persona, me mantenía con fuerzas, y ahora más que nunca deseaba saber de él.

- ¿Cómo lo llevas? – Juls interrumpió mis pensamientos, y mi momento músical, entrando a la habitación de sopetón y sin avisar. Me limpié algunas lágrimas que recorrían mis mejillas y me quite los cascos para poder hablar con él.

- Hecho una mierda – Resoplé. Esta mañana había tenido una sesión y me encontraba bastante mal.

- Tienes una cara horrible – Se rió.

- Gracias por los ánimos – Protesté – Cuando te toque a ti seré yo quien se ría renacuajo – Bromeé. En las dos semanas que llevaba en la clínica me había hecho muy amigo de Juls, incluso había comenzado a llamarlo renacuajo. Y su padre Edward, se pasaba muy a menudo para conversar conmigo.

- ¿Aún no has recibido ninguna carta? – Les había contado muchas cosas sobre Kiel a Juls y a Edward, prácticamente lo sabían todo.

- No – Reconocí con tristeza – Empiezo a pensar que no me va a perdonar por haberme ido sin despedirme.

- Deberías llamarle y olvidarte de esa tontería de las cartas – Murmuró mientras iba hacia su cama para tumbarse – Arrástrate y pídele perdón.

- No tengo nada por lo que pedirle perdón, él debería entender mi posición – Debatí.

- Y tú deberías entender la suya – Refutó con contundencia.

- ¿De verdad tienes catorce años? – Le miré con una ceja alzada – Pareces un viejo dando consejos.

- Y tú pareces un crío inmaduro – Atacó – Si tanto le amas y tanto le echas de menos, trágate tu orgullo y llámale.

- No es orgullo es… arrgghhh que sabrás tú del amor – Me indigné.

- Aunque no lo parezca he tenido mis pinitos en el mundo del amor – Aseguró.

- ¿A sí? – Le miré con picardía – ¿Ya no eres virgen? – Se sonrojó de inmediato y apartó la mirada para que no le viera – Lo sabía, aún eres virgen – Comencé a reírme.

- Que aún sea virgen no quiere decir que no haya tenido mis romances – Protestó teatralmente – No soy un crio.

- ¿Estás enamorado? – Me interese con una sonrisa – Va Juls, cuéntamelo ¿Te gusta una chica?, ¿Un chico? Sea lo que sea lo entenderé – Actué de padre progresista.

- No seas tonto, no me gustan los chicos como a ti – Se defendió con un puchero.

- Entonces es una chica – Aseguré con una sonrisa de autosuficiencia – ¿Y cómo se llama?

- A ti te lo voy a contar – Se hizo el digno.

- Vamos Juls, yo te he contado casi toda mi vida, no hay secretos entre nosotros – Insistí – Tranquilo que no se lo contaré a tu padre.

- No vas a parar hasta que te lo cuente ¿Verdad? – Suspiró – A veces pienso que eres más crio que yo.

- Vamos Juls, que solo quiero hablar un poquito para olvidarme del horrible dolor que tengo por todo el cuerpo – Supliqué.

- Está bien, tú ganas – Suspiró – Se llama Jenny, es una chica que iba a mi curso, castaña, ojos verdes, una preciosidad, me vuelve loco.

- Vaya, vaya, si que parece mona ¿Y ya te declaraste? – Seguí cotilleando.

- ¡Estás loco! – Se puso rojo como un tomate – ¿Cómo quieres que me declare? Se reirá de mí.

- ¿Y por qué iba a reírse? – Me miró con algo de vergüenza – Eres un chico mono, estoy seguro de que tienes a todas las chicas de tu escuela loquitas por ti.

- Eso no creo que sea verdad – Agachó la cabeza avergonzado.

- Juls, tienes que ser más decidido y quererte un poquito más – Sonreí – Cómo yo siempre digo ¿Si no te quieres tú, quien te va a querer?

- Quizás… si consigo salir de esta clínica con vida, quizás me atreva a confesarle lo que siento – Susurró.

- Hazlo – Fui tajante – Sino siempre te arrepentirás por no haberlo hecho. Si sale mal pues al menos podrás pasar página e ir a por otra chica que te merezca más, y si sale bien pues eso que ganas.

- A veces dejas de comportarte como un crio y sabes dar consejos – Sonrió.

- Así soy yo – Me reí.

Una enfermera entró a la habitación e interrumpió nuestra charla. Me hizo los chequeos habituales después de cada sesión y se fue de nuevo.

- Ahhh Tristán, se me olvidaba – La enfermera volvió a entrar a la habitación al poco rato de irse – Traía está carta para ti, ha llegado esta tarde – Se acercó y me dio la carta con una sonrisa. Yo me quedé mirando la carta algo asustado – Ahora si me voy – Y se despidió de nuevo.

- ¿Es de él? – Juls se levantó de la cama y se acercó para ver la carta.

- Si – El nombre de Kiel estaba en el remitente y yo miraba la carta sin atreverme a abrirla.

- ¿Y a qué esperas para abrirla? – Se impacientó Juls.

- Es que… no sé si quiero leerla – Dudé.

- Vamos Tristán, si Kiel no quisiera saber nada de ti no te habría escrito – Me sonrió – Mejor me voy y te dejo algo de intimidad para que la leas, luego ya me contaras lo que te cuenta – Y se fue para dejarme a solas, al cerrar la puerta se despidió de mí sacándome la lengua justo antes de desaparecer.

Tenía la carta que por tantos días había esperado y no era capaz de abrirla. Estaba muerto de miedo, me daba miedo que Kiel no me perdonara por haberme ido sin despedirme y quisiera romper conmigo. Eso… eso no lo soportaría. Kiel era mi puntal, si él desaparecía ya no tendría sentido seguir luchando.

Me di cuenta de que cuanto más tardara en abrir la cara, más tardaría en salir de dudas, así que al fin me decidí a abrirla y leerla.

Al abrir el sobre lo primero que vi fue una foto que calló sobre la cama, cogí la foto y con una triste sonrisa pude ver que era una foto de Kiel con su madre. A Lucía se la veía metida en la cama y con rostro cansado, Kiel estaba a su lado, sentado a la cama y abrazándola por los hombros para hacerse la foto.

Esa foto me confirmaba que Kiel ya sabía lo de la enfermedad de su madre, y que posiblemente Lucía ya hubiera comenzado con el tratamiento.

Después de observar durante bastante rato la foto, Kiel estaba guapísimo como siempre a pesar de su obvia tristeza, decidí por fin comenzar a leer la carta.

“Hola amor, lo siento yo sí que soy cursi. No sabía cómo comenzar a escribirte esta carta y pensé en comenzar así, con una broma. Te imaginaras que si te llamo amor es porque te he perdonado, y si, te he perdonado aunque sigo enfadado contigo”

- Me conformó con que me hayas perdonado nene – Susurré con una sonrisa.

“Ahora sé porque lo hiciste, sé porque te marchaste dejándome a mí aquí solo. Pero debo decirte que había otras formas de hacerlo ¿Cuándo tendrás la suficiente confianza en mí, como para hablar las cosas conmigo antes de tomar decisiones por ti mismo?”

- Yo si confío en ti, en quien no confío es en mí, tonto – Protesté.

“No sé cuánto tardará en llegarte esta carta, pero supongo que cuando te llegue ya habrán pasado más o menos un par de semanas de mi regreso a casa. Si, como has podido ver por la foto, en cuanto mi madre me dijo que volvía a estar enferma cogí el primer autobús de vuelta a mi pueblo, y no pienso irme de aquí hasta que mi madre vuelva a estar completamente sana.

No sabes lo mucho que me haces falta ahora mismo. Ver a mi madre con el rostro cansado, ver como poco a poco su cuerpo va notando los efectos del tratamiento, sufrir por dentro e intentar aparentar ser fuerte, es todo muy difícil Tristán. A veces me encierro en mi habitación y me pongo a llorar a solas para que mi madre no se dé cuenta.

Y luego pienso en ti y aún tengo más ganas de llorar.

Cuando veo lo que está sufriendo mi madre, recuerdo que tú seguramente estas pasando por algo muy parecido, y eso hace que mi corazón sufra contigo.

No poder estar a tu lado y ayudarte en los momentos difíciles me hace sentir mal. Me gustaría apoyarte como es debido, estar a tu lado y darte la mano cuando necesites consuelo, calmar tu dolor en todo lo posible.

Tengo la sensación de que, ahora mismo, no estoy haciendo nada para ayudar a ninguna de las dos personas a las que amo y están pasándolo mal. Me siento inútil estando aquí y no pudiendo ayudar a mi madre mitigando su dolor, y me siento inútil por no poder estar con mi novio y ayudarle a sobrellevar el suyo.

Es todo tan injusto.

Pero la vida es así, a veces te hace la persona más feliz del mundo poniendo a alguien con quien quieres pasar el resto de tu vida en tu camino, y otras veces te hace sufrir como a nadie al poner en peligro la vida de tus seres queridos.

No quiero perderte Tristán y tampoco quiero perder a mi madre ¿Qué puedo hacer?

Te prometo que si pudiera dar mi vida a cambio de la vuestra lo haría sin pensarlo.

Perdóname, creo que en lugar de contarte mis miserias y ponerte triste debería de tratar de animarte. Te contaré un poco como van las cosas por aquí.”

- Solo quiero leerte, con eso ya me animas – Susurré con lágrimas en los ojos.

“Aunque estoy en el pueblo con mi familia sigo en contacto con los chicos, todos los días hablo con alguno de ellos y me preguntan como estoy o si sé algo de ti. Déjame decirte que tienes a Roberto muy preocupado y, aunque no quieras, creo que cualquier día cogerá un avión e irá a visitarte. Ya sabes cómo es, y se preocupa por ti como un padre.

Quizás Zen es el más enfadado contigo, incluso creo que él y Roberto han discutido en alguna ocasión por ti. Pero ya los conoces, al rato de discutir ya se están comiendo a besos el uno al otro en algún rincón. Se aman mucho, de eso no hay duda, y estoy seguro de que les irá bien.

Alex y Toni también están muy preocupados por ti, te echan mucho de menos en casa y aunque en un principio también se enfadaron mucho contigo, ahora que saben lo de mi madre están convencidos de que te fuiste sin decir adiós debido a ello.

En cuando a Luis y Santi, antes de irme estaban acarameladísimos, parecían recién casados ya puedes imaginártelo con lo cursi que es Luis. Ahora parece ser que incluso se están planteando el vivir juntos y apenas llevan un mes saliendo, increíble. Son el uno para el otro.”

- Los dos son unos cursis – Sonreí al pensar en ellos.

“Quiero que sepas que toda mi familia te quiere mucho, y cuando les conté sobre tu enfermedad todos se pusieron muy tristes. Todos quieren que te mande besos y muchos abrazos.”

- Yo también los quiero mucho y les mandó muchos besos y ánimos – Murmuré entristecido al recordar lo que la familia estaba sufriendo.

“Bueno, creo que ya te he puesto un poco al día de todo. Solo quiero que sepas que, aunque te echo mucho de menos, te esperaré todo lo que sea necesario para que te cures y puedas volver a mi lado.

No sabes lo que me ha costado escribirte esta carta, pensar en ti y no ponerme a llorar. Empecé a escribirla en cuanto llegué a casa y no me atreví a enviártela hasta una semana después.

Pero aquí estoy, cumpliendo con tus deseos de mantener el contacto vía carta, si al final va a resultar que el romántico empedernido eres tú y no yo. Y también para cumplir con tus deseos te he enviado una foto con mi madre, que ahora mismo es una de las dos personas de mi vida a las que más deseo cuidar.

La canción que quiero enviarte es una canción de Queen “You take my breath away”, me hubiera gustado cantarla para ti y grabártela para que pudieras escucharla, pero no quería retrasar aún más esta carta, y lo cierto es que en el pueblo no tengo los medios necesarios para ello.

¿Por qué he elegido esta canción?

Pues porque refleja fielmente lo que siento ahora mismo por ti y no puedo expresar con palabras. Espero que entiendas mis sentimientos Tris.

Espero recibir pronto tu carta de vuelta amor y saber lo antes posible algo de ti. Necesito con todas mis fuerzas saber que estas bien.

¡Te amo!”

Y se acabó. No había parado de llorar mientras leía la carta, pero eran lágrimas mezcla de tristeza, añoranza, felicidad, desesperación, necesidad y amor.

Lo primero que hice, nada más acabar de leer la carta, fue limpiarme las lágrimas y alcanzar el portátil que estaba sobre la mesita de la cama. Conocía de sobras la canción, Queen era uno de mis grupos favoritos en la historia, pero necesitaba escucharla de nuevo pensando en Kiel.

Busqué la canción en Youtube, me puse los cascos y me dispuse a escucharla atentamente. Pequeñas lágrimas se me escapaban de vez en cuando pero con una sonrisa en la cara, Kiel me amaba y lo más importante, yo le amaba a él con locura.

La canción expresaba tantas cosas, dolor, necesidad, añoranza, amor, podría decirse que identificaba a la perfección los sentimientos que yo mismo estaba sintiendo. La necesidad de estar a su lado y no poder hacerlo, el pensar que sin él a mi lado no puedo vivir, el necesitar a la otra persona como el mismo aire que respiras. La hermosa letra era un torbellino de sentimientos que expresaban con palabras todo aquello que yo no sabía expresar.

- Por esa cara de bobo que te traes debo entender que has tenido buenas noticias – Juls volvió a ingresar a la habitación y me miraba con cara de burla.

- Tengo el mejor novio del mundo – Aseguré al tiempo que me quitaba los cascos – Me ha perdonado Juls y dice que me ama y que me esperara.

- Me alegro por ti hermano – Me abrazó con sinceridad – Ahora debes esforzarte para recuperarte y poder volver con él sano y salvo.

- Y tú debes luchar para sobrevivir, para que así algún día pueda presentártelo – Le sonreí – Estoy convencido de que le caerías muy bien a Kiel.

- Trato hecho – Nos dimos la mano para cerrar el trato.

Estuvimos un rato más hablando, le conté lo que Kiel me había puesto en la carta y le hice escuchar la canción que me había dedicado.

Juls se reía de mi cursilería, decía que con lo chulo que era con todo el mundo, cuando hablaba de Kiel me convertía en un corderito, no podía quitarle la razón.

La verdad es que con la carta y las risas de después con Juls, conseguí olvidar por unos momentos el dolor que abrasaba todo mi cuerpo.

Al rato Juls recibió la visita de unos familiares, y yo aproveché para dejarles a solas en la habitación y salir a dar un paseo acompañado de mi cámara, no sin algo de esfuerzo pues no me encontraba muy bien.

Después de saludar a un par de chicos que me encontré por el camino, busqué mi rincón preferido de la clínica, uno que daba a una ventana con vistas al jardín, y comencé a grabar mi diario.

- “Diario de Tristán, la primera carta de Kiel: Hola querido diario, a pesar de que hoy he tenido una dosis de medicamento y me duele todo el cuerpo, estoy muy contento, por fin me ha llegado una carta de Kiel. Estaba preocupado porque no sabía nada de él y tenía miedo de que ya no me amara, de que estuviera tan enfadado conmigo por haberme ido sin despedirme que ya no quisiera saber nada más de mí. Pero por suerte no es así, Kiel sigue amándome y dice que me esperara. Sé que para él no está resultando nada fácil esta situación, su madre también está enferma y él quiere mucho a su familia, me gustaría que estuviera aquí conmigo pero él debe estar allí con ellos. Yo soy fuerte y puedo sobrellevar esto, más sabiendo que él me espera, pero su familia le necesita mucho más que yo, está donde tiene que estar. Me siento muy orgulloso de él. Ahora en cuanto acabe de grabar volveré a mi habitación y le escribiré la carta de regreso, no sé si contarle absolutamente todo o mejor callarme algunas cosas, no quiero que sufra sabiendo que lo estoy pasando mal. Seguramente me haré el fuerte para no preocuparlo más de la cuenta. Dios, solo llevo tres semanas aquí y ya lo echo tremendamente de menos. Echo de menos sus besos, sus caricias, el tacto de su piel, dormir a su lado, sus hermosos ojos negros como el carbón, sus suaves y carnosos labios devorando los míos, su risa,… lo echo de menos a él con locura. Kiel si algún día ves este video, quiero que sepas que te amo, que si en algún momento llegué a tener dudas sobre mis sentimientos, ya no las tengo. Sé que lo que siento ahora mismo, solo podría sentirlo por ti. Y creo que ya no tengo nada más que decir por hoy, me esperan un par de días más o menos tranquilos, aunque con infinidad de pruebas y luego de nuevo otra sesión. Espero que todo esto valga la pena. Un piquito” – Me despido con un piquito mirando a la cámara y dejo de grabar.

Ahora, con las fuerzas renovadas, estaba preparado para aguantar cuantas sesiones más hicieran falta. Esta lucha la iba a ganar yo, el virus no iba a poder acabar conmigo.

Cuando volví a mi habitación, las visitas de Juls ya se habían ido y él no estaba. Cogí un papel y rápidamente me dispuse a escribir como un loco. Tenía muchas cosas que decirle a Kiel, y cuanto antes escribiera y enviara la carta, antes recibiría la de vuelta.

- Juls ¿Sabes si hay algún sitio donde podamos imprimir fotografías? – Al rato había vuelto Juls, yo ya había acabado mi carta y estaba pensando en el tema de la foto.

- Supongo que en la recepción de la clínica te dejaran imprimir, pero no sé si fotos – Murmuró.

- Seguro que me camelo a las enfermeras para que me dejen – Bromeé – Ahora ven aquí que tenemos que hacernos una foto para Kiel – Con la webcam del portátil se podían hacer fotos.

- ¿Conmigo? – Se sorprendió.

- Pues claro, quiero que conozca a mi compañero de habitación – Aseguré con una sonrisa.

- Tú lo que quieres es que vea que compartes habitación con un crío, flacucho y pálido para que se ponga celoso – Se rió por la broma.

- Cómo si pudiera ponerse celoso de un renacuajo – Bromeé – Eres guapo, pero mi chico es el más guapo del mundo.

Nos hicimos la foto y empecé a planear como iba a camelarme a las enfermeras para que me la dejaran imprimir, seguro que lo conseguiría nunca se me resistía una mujer.

Con lo movido que había sido ese día, de golpe comencé a sentir el cansancio. Juls se dio cuenta y con una sonrisa me abrazó y me pidió que me pusiera a descansar que él iba a ponerse a leer. Decidí hacerle caso y descansar un poco, mi cuerpo lo necesitaba. Hoy había comenzado siendo un día horrible, pero había acabado con estupendas noticias, al menos esta noche dormiría tranquilo.

***













Notas finales:

Como le gusta a Tristán ponerle motes a la gente, ahora a Juls lo llama renacuajo XD

Tristán lo está pasando mal, pero ahora al menos sabe que Kiel le ha perdonado y le sigue amando ^^

Un par de canciones salen en este capítulo, la primera la que escucha Tristán antes de recibir la carta es esta:

https://www.youtube.com/watch?v=jQ61Kxeta_I

Y la canción que le dedica Kiel en la carta, es esta maravillosa canción de Queen ^^

https://www.youtube.com/watch?v=dCsbdNaqoQI

Como siempre agradecer sus maravillosos reviews a Taiga, Orenjiyuu, Debs, Ana, Musubi, Natsuki4U y Shuii ^^

Un beso

Yaonita

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).