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Open Mind por yaonita

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Notas del capitulo:

Hola ^^

Aquí estoy de nuevo con el capítulo de esta semana ^^

Es un capítulo muy largo y con muchos sentimientos, espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

46. Visita a Kiel.

(Roberto)

Habíamos alquilado una pequeña furgoneta para poder ir los seis juntos y no tener que ir en dos coches. Yo iba conduciendo con Zen a mi lado, Alex y Toni justo detrás de nosotros y por último Luis y Santi detrás de ellos.

Íbamos a visitar a Kiel y a su familia, habían pasado ya tres meses desde que se fuera debido a la enfermedad de su madre y por desgracia su enfermedad había ido empeorando. Ahora mismo su madre se encontraba en el hospital, y entre todos habíamos decidido ir a visitarlo para animarlo un poco.

Nos habíamos mantenido en contacto continuamente, cada día uno de nosotros hablaba con él para ver cómo iba todo, pero ahora sabiendo que su madre estaba en el hospital, habíamos querido estar a su lado para apoyarle.

Kiel lo estaba pasando muy mal, no solo con su madre enferma y cada vez en peor estado, sino que también con las pocas noticias que tenia de Tristán y que nos transmitía en cuanto las recibía, ya que Tristán no se comunicaba con nadie más.

Habían pasado tres meses y yo no sabía nada de él, excepto lo que me contaba Kiel. No me importaba que Tristán no se comunicara conmigo, sabía cómo era y sabía que seguramente ya le estaba costando el mantenerse en contacto con Kiel y no derrumbarse. Aún así, estaba decidido a ir a hacerle una visita dijera lo que dijera él, aunque aún no había decidido el día.

- Cariño llevas mucho rato conduciendo, quizás será mejor que paremos en algún sitio y descansemos – Zen me sacó de mis pensamientos poniendo su mano en mi muslo y hablándome con dulzura.

- Tienes razón pequeño – Le sonreí – ¿Os parece bien que paremos un rato? – Pregunté al resto de ocupantes del coche.

- Como quieras – Fue la única respuesta que recibí por parte Luis, los demás simplemente asintieron.

Durante todo lo que llevábamos de viaje se había respirado un ambiente muy raro en la furgoneta, se podía cortar con un cuchillo la tensión que había entre Alex y Toni.

En cuanto esa mañana nos habíamos encontrado todos para iniciar el viaje, nos habíamos dado cuenta de que algo pasaba entre ellos. Esos dos, que normalmente no se separaban para nada, que siempre tenían una sonrisa en la cara, que siempre iban abrazados o cogidos de la mano, aparecieron completamente serios, algo alejados el uno del otro y prácticamente sin hablarse.

Los otros cuatro nos miramos los unos a los otros con expresión interrogante, sin saber muy bien que estaba pasando, y decidimos mejor no decir nada para ver si la situación mejoraba, quizás simplemente se habían despertado con mal pie. Pero ahora, unas horas después la situación era aún peor, no habían abierto prácticamente la boca en todo el trayecto y entre ellos ni siquiera se miraban.

Estaba claro que habían discutido y eso, tratándose de los inseparables, era algo realmente extraño y preocupante. Tendría que hablar con alguno de ellos en cuanto tuviera oportunidad.

En cuanto vi un área de servicio paré en ella, necesitamos descansar, tomar algo e ir al servicio para volver a emprender el camino.

- Bien chicos, vamos a descansar un rato – Anuncié nada más aparcar.

- Menos mal, ya necesitaba estirar las piernas – Se rió Santi.

- Vamos a tomar algo – Propuso Luis. Y todos comenzaron a ir hacia la cafetería que había en el área de servicio.

- Toni – Lo detuve por el brazo para que no siguiera andando con los demás. De los dos era el que parecía más triste así que decidí hablar con él – Necesito hablar contigo.

- ¿Qué pasa Roberto? – Se extrañó.

- Eso mismo me gustaría saber a mí ¿Qué pasa entre tú y Alex? – Vi como su cuerpo se tensó ligeramente.

- No es nada – Intentó quitarle hierro al asunto.

- ¿No es nada? Me tomas por tonto – Salté – Dentro de la furgoneta se podía notar la tensión a leguas, y no os habéis hablado en todo el trayecto, para mí es evidente que algo os pasa.

- Está bien, discutimos anoche pero no es nada importante – Por alguna razón, quizás porque sus ojos se estaban aguando, no le creí.

- Toni – Me acerqué a él poco a poco – ¿Qué ha pasado? Sabes que a mí puedes contármelo.

- Creo que Alex ya se ha cansado de mí – Explotó al fin, lanzándose a abrazarme y comenzando a llorar.

- No, cariño eso es imposible – Intenté animarle, abrazándole y acariciándole la espalda para que se tranquilizara – Alex te ama, siempre dice que eres su tesoro ¿Cómo iba a cansarse de ti? – Le aparté para limpiarle las lágrimas de los ojos – Ven, vamos a un sitio más tranquilo y hablemos – Lo llevé hacia un parque que había cerca del aparcamiento y nos sentamos en un banco – Dime ¿Por qué crees que se ha cansado de ti?

- Veras Roberto – Le costaba hablar ya que aún estaba recuperándose del llanto – Ayer era un día importante para nosotros, se cumplían seis años de la primera vez que hicimos el amor – Sonrió.

- Por eso me pediste que os diera la noche libre a los dos ¿No? – Recordé que anoche no habían ido a trabajar.

- Exacto – Confirmó – Siempre lo hemos celebrado y este año no podía ser menos. Pero no habíamos hablado nada del tema y como sabes Alex está muy ocupado, pronto tendrá sus exámenes en la Universidad y está bastante estresado, así que pensé en no molestarle con el tema y prepararle yo una sorpresa. Así que sin decirle nada, te pedí la noche libre para los dos y le mandé un mensaje por la tarde cuando fui a buscarlo a la Universidad.

(Toni)

Estaba a las puertas de la biblioteca de la Universidad de arquitectura esperando a Alex, le había mandado un mensaje avisándole de que estaba allí para que saliera. Estaba muy ansioso ya que tenía preparada una sorpresa para esta noche, para celebrar uno de nuestros aniversarios.

Alex lleva un tiempo bastante estresado, desde que Tristán se fue hemos tenido muchos más gastos ya que tenemos que pagarlo todo entre dos y no entre tres. Además, a la necesidad de trabajar todo lo que podamos, se le suma el estrés por los exámenes.

Yo tengo la grandísima suerte de no tener que empollar mucho para que se me queden las cosas, pero a Alex le cuesta muchísimo superar los exámenes, así que meses antes ya comienza a estudiar a fondo para poder aprobar.

Últimamente pasa muy poco tiempo conmigo, se pasa las horas estudiando en la biblioteca con sus amigos de la Universidad. Yo lo entiendo perfectamente, no quiero ser un impedimento para que estudie, pero debo confesar que me siento un poco solo.

Por eso pensé que tener la noche para nosotros solos sería una buena idea, además teníamos la excusa perfecta ya que teníamos algo que celebrar.

No tardé en ver a Alex salir de la biblioteca con semblante algo serio, aunque no le di mucha importancia ya que a nadie le gusta estar encerrado en una biblioteca estudiando. Cuando me vio se acercó a mí, yo esperé ver una sonrisa en su rostro al verme, pero todo lo que vi fue desgana.

- Toni ¿Por qué viniste a buscarme? Estaba en medio de una reunión de estudios – Me dijo nada más llegar a mi lado. Ni un beso de saludo, ni una sonrisa, ni una palabra amable. No se alegraba de verme.

- Lo siento Alex, solo pensé que podíamos ir a dar una vuelta por el centro y después a cenar juntos – Le expliqué con algo de pesadumbre.

- Pero ¿No habíamos quedado con los chicos donde siempre, para luego ir a trabajar? – Se extrañó de mis palabras ya que él no sabía que había pedido la noche libre.

- Veras, es que pensé que necesitábamos una noche para los dos solos y le pedí a Roberto la noche libre – Le sonreí con la esperanza de que le alegrara mi sorpresa.

- ¡Estás loco! Joder Toni, sabes lo mucho que nos hace falta el dinero ahora, no podemos perder un día de trabajo – Se enfadó dejándome completamente sorprendido – Y encima sin pedir mi opinión – Se ofendió.

- Alex, yo solo pensé…

- ¿No te das cuenta de la falta que nos hace el dinero? – Me miró de nuevo con enfado – Por tu capricho de tener una noche libre vamos a tener que abrocharnos los cinturones este mes.

- Está bien, me equivoqué – No quería discutir con él así que zanjé el tema. Sabía que estaba bajo mucha tensión – Pero ahora ya está hecho, vamos a aprovechar la noche.

- Eso es lo que voy a hacer – Se dio la vuelta y comenzó a caminar de vuelta a la biblioteca.

- ¿Qué estás haciendo? – Pregunté sorprendido al ver como se iba.

- Ya que no tengo que ir a trabajar, aprovecharé todo lo que pueda para estudiar – Ni siquiera se dio la vuelta para hablar conmigo – Espérame en casa.

- Pero Alex, yo quería pasar el día contigo – Protesté desesperado.

- Pues lo siento Toni pero no puedo, no soy un cerebrito como tú, yo necesito estudiar para poder aprobar – Una espinita se clavó en mi corazón.

Me quedé parado viendo como Alex desaparecía por las puertas de la biblioteca, todo me había salido mal.

Quizás Alex tenía razón y tendría que haber hablado con él antes de tomar una decisión por los dos, pero siendo el día que era no pensé que le importara. Pero era evidente que se había olvidado de nuestro aniversario, supongo que para él no era tan importante después de todo.

No era la primera vez que se le olvidaba una fecha importante, seguramente con todo lo que tenía ahora encima no se había parado a pensar en una tontería así. Decidí volver a casa ya que no tenía nada que hacer, allí le esperaría para cenar. Quizás aún pudiéramos salvar la noche.

Al llegar al piso miré con algo de tristeza la mesa perfectamente preparada, la decoración romántica, el olor de la comida en el horno, las velas preparadas para ser encendidas. Me senté en el sofá con desgana para ver la tele mientras esperaba.

Cuando ya llevaba un par de horas viendo la televisión, aunque en realidad no veía nada y pasaba el rato cambiando de canal en canal, llegó un mensaje a mí móvil. Con manos temblorosas, sospechando lo que iba a leer, cogí el móvil y leí el mensaje.

“Al final los chicos han decido seguir estudiando en casa de Fernando y pedir comida a domicilio, supongo que nos tiraremos mucho rato estudiando. No me esperes despierto.”

¿Fernando?

¿Quién demonios era ese Fernando?

Como alma en pena, apagué la tele y me levanté del sofá para disponerme a recoger la mesa y todo lo que estaba preparado. Lo recogí todo y fui hacia la cocina. La cena seguía en el horno solo tenía que calentarla y comer algo, pero se me habían quitado las ganas, la dejaría en el horno y quizás mañana me apetecería comer algo.

Como un autómata fui desvistiéndome y poniéndome el pijama, un pijama que estaba como nuevo pues cuando estaba Alex casi nunca me lo ponía. Me dejé caer en la cama acurrucándome como si fuera un bebe desvalido, y solo en ese momento, ya completamente defraudado, al fin dejé correr las lágrimas.

Lloré durante horas, lamentándome de la situación. Estaba claro que Alex no quería pasar tiempo conmigo, prefería pasar el tiempo con sus compañeros de Universidad, seguramente se sentía agobiado por mí. Pero… ¿Qué podía hacer yo?

Siempre había sido Alex el que quería celebrar cada cosa por insignificante que fuera, el primer beso, la primera vez, el día que naufragamos en la isla, el día que nos rescataron, el día que me fui a vivir con él. Todos y cada uno de esos momentos, y algunos más, eran momentos que celebrábamos año tras año. Pensándolo bien, posiblemente desde que vivíamos juntos, este fuera el primer aniversario que no íbamos a pasar juntos.

Pero eso no era lo que más me dolía, entendía perfectamente que con el estrés y los nervios de los exámenes se olvidara de una fecha que no dejaba de ser anecdótica. Lo que más me dolía era que nunca, hasta ahora, se había negado a pasar tiempo conmigo. Parecía que ahora había cosas más importantes que yo en su vida, y aunque lo entendía, me dolía.

A la mañana siguiente al despertar Alex estaba durmiendo a mi lado, ni siquiera me había dado cuenta de cuando había llegado. Pero lo peor de todo fue el silencio, ni una sola palabra de lo que había pasado el día anterior, ni un beso de buenos días, ni un te amo, simplemente nos levantamos y nos preparamos para ir donde habíamos quedado con los chicos.

(Roberto)

Escuchaba atentamente lo que Toni me estaba contando sin poder creérmelo, Alex amaba con locura a Toni ¿Qué demonios le estaba pasando? Si seguía así acabaría perdiéndolo.

- No sé qué hacer Roberto, no quiero perder a Alex – Acabó su historia sollozando.

- La verdad es que no entiendo que le pasa a Alex, él te ama con locura Toni créeme – Le aseguré intentando animarle.

- No sé, pienso que quizás se siente agobiado por mí o presionado – Murmuró – Pero yo le amo y no puedo evitar querer pasar tiempo con él.

- Eso es imposible – Le sonreí para tranquilizarlo – Seguro que hay otra explicación. Lo que debes hacer es hablar con él y decirle lo que te preocupa.

- Pero tengo miedo Roberto, tengo miedo de que me diga que ya no me ama – Alguna lágrima traicionera siguió cayendo por su rostro.

- Me jugaría el cuello a que eso no pasa – Le sonreí de nuevo – Créeme, he visto cómo te mira Alex y nunca ha dejado de mirarte con amor.

- ¿Tú crees? – Asentí mudamente – Esta noche intentaré hablar con él cuando estemos en casa, no dejaré que pase de hoy – Aseguró convencido.

- Bien hecho – Le rodeé los hombros con mi brazo – Ahora será mejor que volvamos con los demás, nos queda aún un largo día.

Volvimos con los demás que ya habían comenzado a extrañarse de nuestra ausencia. Después de refrescarnos un poco decidimos seguir el camino, ya no quedaba mucho para llegar al pueblo de Kiel.

Kiel nos esperaba al pie de su casa con una sonrisa entristecida. Zen le había enviado un mensaje para avisarle de que llegábamos y había salido a recibirnos.

- Chicos cuanto os echaba de menos – En cuanto bajamos del coche Kiel se acercó a nosotros y nos abrazó con cariño. Luego nos dimos los respectivos besos de saludo y palmaditas de ánimo.

- Y nosotros a ti Kiel – Aseguró Toni en nombre de todos.

- Siento no haber podido ir yo a veros – Se entristeció.

- No te preocupes Kiel, si Mahoma no va a la montaña la montaña va a Mahoma – Recité el dicho – Además, así conocemos al fin tu pueblo del que tanto hablas y a tu familia.

- Mejor vamos a dentro a seguir hablando – Nos invitó a entrar en su casa – Mis hermanos pequeños están dentro con Irene, mi padre y Claudia están con mi madre en el hospital, os los presentaré luego.

La casa de Kiel era una de esas típicas casas unifamiliares, tan difíciles de ver en las ciudades y tan normales en los pueblos. Con un pequeño jardín perfectamente cuidado, un pequeño porche y una bonita puerta de entrada. Nada más entrar, lo primero que pudimos ver fue a dos mini Kiels en el sofá sentaditos formalmente, era increíble lo que se parecían a él.

- Chicos os presento a mi hermana Irene y a mis hermanitos los demonios de Pablo y Ricardito – Sonrió.

- ¡Que no me llames Ricardito! – Puso morritos de forma muy graciosa su hermano pequeño.

- Tú serás Ricardito hasta que nazca otro hermanito, así que ya puedes ir animando a mama – Bromeó Kiel – Estos son mis amigos, Alex, Toni, Roberto, Zen, Luis y Santi – Nos presentó ahora a nosotros.

- Es un placer conoceros al fin – Sonrió su hermana tras darnos un beso a todos – Kiel no pare de hablar de vosotros.

- Pues a nosotros no paraba de hablarnos de vosotros – Se rio Toni.

- ¿Irene, te importa si subo con ellos a mi habitación? – Imaginé que Kiel no quería hablar de algunas cosas delante de sus hermanos pequeños.

- No hay problema, pero recuerda que a las tres saldremos a comer para luego ir al hospital – Le recordó su hermana. Irene era una chica bastante guapa, también se parecía mucho a Kiel con el pelo rubio y los ojos negros, seguro que rompía muchos corazones – Nos vemos luego chicos – Se despidió con una sonrisa mientras nosotros subíamos detrás de Kiel por una escalera.

- Como veníais vosotros les dije a los peques que iríamos a comer a un burguer ¿Espero que no os importe? – Comentó Kiel sin girarse – Me hubiera gustado cocinar para vosotros, pero teniendo que cuidar a los peques y todo, no he tenido tiempo de ir a comprar.

- No te preocupes Kiel, un burguer será perfecto – Aseguró Toni.

- Entrad, está es mi habitación – Nos invitó a entrar. Su habitación era bastante amplia, cosa sorprendente teniendo en cuenta que vivían siete personas en esa casa, estaba bastante ordenada y además de una cama grande, había un escritorio donde tenía el portátil y una pizarra en la pared donde tenía muchas fotos – No quería hablar mucho delante de los peques, cuanto menos sepan mejor.

- ¿Cómo está tú madre? – Preguntó Luis al fin.

- Hace un par de semanas la tuvieron que ingresar ya que estaba muy débil – Se entristeció – En parte es mejor, porque así la controlan bien. Aún le quedan un par de sesiones y habrá acabado el tratamiento, luego habrá que ver si ha funcionado.

- Ya lo superó una vez, seguro que vuelve a superarlo – Intentó animarle Alex.

- La segunda vez dicen que es más difícil, pero confió en que si – Nos miró con esperanza.

- A la tarde si no te importa te acompañaremos a verla, queremos conocerla – Sonreí.

- No hay problema, de hecho le dije que ibais a venir y me hizo prometerle que os llevaría al hospital, ella también quiere conoceros – Se sentó en la cama y nos animó a hacer lo mismo – Pero tendréis que entrar poco a poco tampoco la podemos atosigar.

- Por supuesto, entraremos de dos en dos – Aseguré – Kiel… – No sabía cómo entrar en el tema – ¿Sabes algo más de Tristán desde la última carta?

- Justo ayer me llegó otra carta – Se levantó para ir a buscarla al escritorio – Dice que está bien, que aunque el tratamiento es duro no es tan doloroso como pensaba. Ya sabéis como es Tristán, no ha tardado en ganarse a toda la gente de la clínica, incluso me envió una foto en la que salían todos – Del escritorio había cogido una cajita roja con varios corazoncitos negros, de no ser por el momento delicado en el que estábamos, me habría reído por la cursilería. Y de esa cajita sacó varias fotografías – Como ya os conté por teléfono, cada vez que nos escribimos una carta nos enviamos alguna foto, mirad esta fue la primera que me envió con su compañero de habitación – Nos enseñó una foto donde se veía a un Tristán sonriente junto a un chico castaño, algo demacrado seguramente por llevar un tiempo en la clínica.

- Es un chico muy guapo ¿No estás celoso? – Bromeó Zen.

- Sólo tiene catorce años, Tristán no es un asalta cunas – Se rio – Además, según él es hetero y ya sabéis que el radar de Tristán no suele fallar.

- No le piques Zen, si sabes que Tristán ahora solo tiene ojos para Kiel – Reprendí a mi novio.

- Mirad, aquí está en medio de dos enfermeras – Nos enseñó otra foto – El muy granuja no pierde oportunidad de coquetear. Y aquí con un montón de pacientes de la clínica. Y en esta sale con Edward, dice que es el padre de Juls su compañero y que se pasa horas hablando con él.

Kiel nos iba enseñando fotos de Tristán completamente emocionado, y yo solo podía pensar que en cada foto veía a un Tristán más debilitado. A pesar de que se esforzaba por sonreír, su rostro cansado, sus ojeras y su piel pálida eran clara señal de lo que estaba sufriendo. Además de que se le veía cada vez más delgado.

Miré a Kiel sorprendido ¿Él no se daba cuenta del estado de Tristán?, ¿O no quería darse cuenta?

A veces cuando amamos a una persona que está sufriendo y no podemos hacer nada para ayudarla, evitamos ver lo que realmente sufre para no sentir impotencia, claramente ese era el caso de Kiel.

Kiel se conformaba con recibir cartas bonitas de Tristán, seguramente con muchas palabras de amor y muchas buenas, aunque falsas, noticias. Y conociendo a Tristán seguramente le escribía esas cartas bonitas que Kiel deseaba leer, intentando evitar que Kiel sufriera más de la cuenta al tener a dos personas queridas sufriendo por una enfermedad.

Pero a mí no podía engañarme, y después de haber visto esas fotos tomé una decisión que llevaba mucho tiempo sopesando. En cuanto pudiera me iba a EEUU para ver a Tristán, me daba igual lo que él quisiera o lo que él pensara, de mí no se iba a librar.

Estuvimos un rato más en la habitación de Kiel, hablando de Tristán y de otras cosas, pero pronto llegó la hora de ir a comer. El tiempo pasa rápido cuando estás en buena compañía.

Fuimos a comer a un burguer con Kiel y sus hermanos, la verdad es que todos eran estupendos, se veía que era una buena familia. Tristán ya me había hablado de ellos y de lo bien que lo habían acogido las dos veces que había ido con Kiel, ahora podía confirmar por mí mismo que efectivamente eran buena gente.

Y llegó la hora de ir al hospital. Habíamos ido a apoyar a Kiel y también debíamos apoyar a su familia que estaba pasando por momentos muy difíciles. Era duro ver como Kiel, un chico normalmente alegre y sonriente, se paseaba con una sonrisa triste y muy pocas ganas de reír.

Al llegar al hospital nos encontramos con el resto de la familia en la puerta, no era cuestión de montar mucho jaleo en los pasillos del hospital. Kiel nos presentó a su padre, un hombre muy atractivo todo sea dicho, y a su hermana Claudia que era la única a la que nos faltaba conocer y que, como no, también se parecía a Kiel.

- Os agradezco que halláis venido a apoyar a mi hijo, le hacía falta algo de distracción – Nos comentó su padre – Con Lucia en el hospital es difícil poder llevar todo lo de la casa, cuidar de los niños, seguir trabajando, sin él no habríamos podido hacerlo.

- Papa, si yo no estuviera las chicas lo habrían hecho de maravilla – Se quitó importancia Kiel – Pero debía estar aquí.

- Lucía os espera, si os parece bien podéis ir pasando a verla de dos en dos, a ella le gustará mucho conoceros – Nos animó a entrar.

- Papa voy a subir yo primero con Roberto y Zen – Kiel nos empujó hacía dentro.

- De acuerdo, nosotros os esperamos en la cafetería – Los chicos se fueron con el padre y los hermanos de Kiel hacia una cafetería que había justo en frente del hospital.

- Mi madre está en el segundo piso, vamos – Kiel nos guio por el hospital.

- ¿Es aquí? – Pregunté al ver como Kiel se paraba delante de una puerta.

- Si, entrad – Abrió la puerta y entramos con él – Mama, mis amigos están aquí, van a subir a verte de dos en dos ¿Te encuentras bien?

- Si, hijo que pasen – Nada más entrar pude ver a una mujer tumbada en la cama, se la veía muy delicada pero tenía una sonrisa en la cara. Su sonrisa me recordó mucho a la Kiel.

- Señora Santillada, encantado de conocerla, yo soy Roberto amigo de Kiel – Me acerqué a la cama para presentarme.

- Empezamos mal, por favor podéis tutearme – Sonrió – Os daría un beso, pero no puedo. Y ese chico tan guapo que te acompaña debe ser tu novio Zen ¿No?

- Parece que está muy bien informada, soy Zen un placer Lucía – Se presentó ahora mi chico.

- Kiel me ha hablado muchísimo de todos vosotros, siento como si ya os conociera – A pesar de lo enferma que se veía no quitaba su sonrisa de la cara – De hecho Roberto, quería agradecerte que le dieras trabajo a mi hijo, no me gustaba que tuviera que ganarse la vida cantando en la calle, él es demasiado bueno para desperdiciar su talento así.

- Mama, si sabes que a mí me encanta cantar en la calle – Protestó Kiel.

- A ti lo que te gusta es que gracias a eso conoces a chicos guapos como Tristán – Bromeó Lucía.

- Lucía no tienes que darme las gracias, Kiel es un chico estupendo yo soy el afortunado de que trabaje para mí – Pude ver la cara de orgullo de Lucía hacia su hijo.

- Lo sé, mi hijo es estupendo, a veces pienso que no sé cómo lo hice para tener a un hijo así con lo desastre que soy yo – Se rio – Y decidme ¿Cómo va todo por la ciudad?

- Bien, aunque echamos mucho de menos a Kiel y a Tristán. Por suerte Santi y Luis se pusieron a trabajar en el Open Mind y así no tuvimos que buscar a nadie más, pero se les echa mucho de menos – Les informé – Lucía, debes recuperarte rápido para que nuestro chico pueda volver con nosotros.

- Esa es mi intención, Kiel ya ha perdido un semestre en el conservatorio haré todo lo posible para que no tenga que perder un segundo semestre – Aseguró.

- Mi madre es muy fuerte, siempre cumple lo que se propone – Sonrió ahora Kiel – Mama mientras sigues hablando con ellos, voy a buscar a Alex y Toni para que vengan, no podemos alargarlo mucho ya que debes descansar.

- De acuerdo Kiel trae a esa pareja que tengo muchas ganas de conocerlos, su historia me parce muy apasionante – Kiel salió de la habitación dejándonos a solas con su madre – Ahora que estamos solos y antes de que vuelva mi hijo, os quería agradecer que halláis venido a visitarle, el pobre lo está pasando muy mal y necesitaba desconectar un poco.

- No necesitas agradecernos nada, Kiel es nuestro amigo teníamos que venir – Aseguré – De hecho íbamos a venir antes pero por una cosa y otra no pudimos.

- Yo os quería pedir una cosa – Se puso seria – También se lo he dicho a sus amigos de siempre, si pasa lo peor, dios no lo quiera, por favor apoyadle en todo momento. Aunque Kiel intente hacerse el fuerte, sé que en su interior está sufriendo mucho, no solo tiene que soportar mi enfermedad, sino que tiene que lidiar con la enfermedad de su novio, que para más fastidio está al otro lado del charco. Si algo me pasa necesitara mucho apoyo.

- No te preocupes Lucía, si algo pasara no lo dejaríamos solo – Aseguró Zen.

- De todas maneras, debes luchar por sobrevivir Lucía, Kiel siempre nos ha dicho que eres una mujer fuerte, no pienses en esas cosas ahora – Intenté animarla.

- Soy fuerte y lucharé hasta el final – Sentenció – Pero debemos estar preparados para cualquier cosa, por muy fuerte que uno sea, a veces hay cosas contra las que no puedes luchar.

- Tú no te preocupes de eso y céntrate en curarte, si algo te pasara todos estaremos con Kiel – Le sonreí.

- Siento interrumpir pero Alex y Toni ya están aquí – Entreabrió la puerta Kiel.

- Lucía tenemos que irnos, te prometo que vendremos a visitarte de nuevo muy pronto – Tanto Zen como yo nos despedimos con un beso. La verdad es que era una mujer encantadora.

- Me alegra haberos conocido, espero que sea verdad y volváis pronto – Se despidió ella.

Salimos de la habitación para dejar entrar a Alex y Toni. Había sido un encuentro corto pero intenso, no me arrepentía para nada de haber venido, todo lo contrario, ahora tenía claro que volvería muy pronto.

Por desgracia no podíamos quedarnos mucho tiempo más, el viaje de vuelta era largo y esa noche además trabajábamos, así que pronto, cuando todos los chicos habían visitado a Lucía, nos despedimos de Kiel.

- Chicos muchas gracias por haber venido – Nos abrazó a todos – Me ha hecho mucha ilusión veros.

- Kiel, volveremos pronto se lo hemos prometido a tu madre – Sonreí.

- Pues más vale que vengáis o es capaz de iros a buscar ella misma – Se rio.

- Cuídate Kiel – Se emocionó Toni.

- Y tú arregla lo que sea que te pasa con Alex, no me gusta veros así – Oí que le susurraba sin que Alex escuchara ya que estaba algo alejado. Hasta Kiel se había dado cuenta de que a esos dos les pasaba algo.

- Lo intentaré – Aseguró Toni con algo de tristeza.

Después de muchos besos y abrazos nos subimos todos a la furgoneta y nos dispusimos a volver a la ciudad, reinaba un ambiente melancólico y triste, imagino que todos pensábamos lo mismo… Quizás la próxima vez que viniéramos Lucía ya no estaría con vida.

- La familia de Kiel es estupenda y todos se parecen muchísimo – Rompió el silencio Luis.

- Todos tan guapos y rubios – Se rio Zen.

- ¿Os imagináis a Tristán en medio de tanta gente buena? – Bromeó ahora Toni.

- No encaja – Aseguró entre risas Alex.

- Me hubiera gustado verlo – Apuntillé intentando controlar las carcajadas mientras conducía.

- Espero que todo salga bien, Lucía es una mujer estupenda – Se entristeció de golpe Toni.

- Por desgracia no podemos hacer nada más que intentar apoyarlos en todo lo que necesiten y estar unidos en esto – Aseguré.

El resto del viaje nos lo pasamos hablando de la familia de Kiel y de cómo estaría Tristán, todos estaban muy preocupados por él, y yo después de ver sus fotos todavía más.

(Toni)

Después del largo viaje de vuelta y, tras un día intenso con noche en el Open Mind incluída, llegamos a casa completamente agotados, pero yo necesitaba hablar con Alex lo antes posible. Había estado dándole vueltas todo el día a nuestra situación y había muchas cosas que no entendía y necesitaba hablarlas con él.

Tenía mucho miedo de que me dijera que ya no me quería, pero para bien o para mal, necesitaba salir ya de dudas.

- Alex tenemos que hablar – Dije nada más entrar al piso.

- ¿Tiene que ser ahora? – Protestó sin apenas mirarme – Yo solo tengo ganas de ducharme y ponerme a dormir.

- Pero yo no voy a poder dormir si no hablamos antes – Insistí.

- ¿Tan importante es que no puedes esperar a mañana? – Se enfadó – Mañana tengo clase a primera hora y necesito descansar.

- Está bien no importa – Me entristecí – Ya hablaremos mañana.

- Perfecto, quédate viendo la tele y así seguro que te entra sueño, yo iré a ducharme y luego me pondré a dormir – Se fue desvistiendo mientras se dirigía a la habitación –Ya vendrás después.

- Vale – Dije sin más.

Cogí el mando de la tele y me dejé caer al sofá aguantándome las ganas de llorar. Por segunda o tercera vez, ya no llevaba la cuenta, Alex prefería hacer otras cosas antes que estar conmigo. Ni tan siquiera me había dado un beso.

Mientras oía el sonido de la ducha, aún guardaba la esperanza de que antes de ponerse a dormir viniera a darme un beso de buenas noches, pero en cuanto me di cuenta de que una vez duchado se había ido directamente a la cama sin decirme nada, supe del cierto que no lo haría. Ya sin retener las lágrimas comencé a llorar.

Después de un rato desahogándome en el sofá y dejando salir todas las lágrimas que había estado aguantando durante todo el día, apagué la tele y fui hacia la habitación. Abrí la puerta sigilosamente y vi a Alex durmiendo plácidamente, el corazón se me encogió al pensar en lo que iba a hacer.

- Te amo Alex pero no puedo seguir así – Me despedí en un susurro – Adiós cariño.

Cerré la puerta lentamente y sin hacer ruido, cogí mis cosas y me fui de allí sin mirar atrás, porque si miraba atrás seguramente no podría hacerlo. Tal y como me sentía no me apetecía estar bajo el mismo techo de Alex, no podía dormir a su lado disimulando que no pasaba nada ni un minuto más.

Era tarde y no tenía muy claro dónde ir, pero cualquier sitio sería mejor.

Por primera vez en muchos años, no me sentía a gusto junto a la persona a la que amaba, y eso, me rompía el corazón.

***











Notas finales:

Necesitaba de alguna manera despedirme de todos los personajes y por eso he metido una parte de Alex y Toni ^^ Son mis primeros personajes y les tengo muchísimo cariño, por eso cuando me pongo a escribir sobre ellos me cuesta retenerme XD

Pero bueno, creo que he compensado con un capítulo muy largo XD

¿Qué os ha parecido la situación de Kiel?

El pobre lo está pasando muy mal :(

En el próximo veremos cómo lo lleva Tristán ^^

Como siempre agradecer sus estupendos reviews a EscorpioKat96, Shuii, Musubi, Taiga y flowerhat ^^

Un beso

Yaonita

P.D.: Me falta uno para los 300 reviews ¿Quien se anima? XD


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