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Desde siempre tú © por Charly D

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Notas del capitulo:

ANTES DE INICIAR EL CAPÍTULO LEE ESTE MENSAJE POR FAVOR.

 

Hace dos años comencé la aventura de un par de amigos que tuvieron que vivir muchas aventuras antes de conocer la verdad, su propia verdad. Leída miles de veces, algunos lectores se quedaron en el camino, otros se fueron uniendo y pocos llegaron hasta aquí.

Gracias infinitas a ti que me animaste capítulo a capítulo para lograr culminar esta historia. Al igual que Diego y Bruno, viví muchas aventuras durante este tiempo que me inspiraron para poner el punto final a una historia que desde el principio fue complicada para mi.

Gracias  a mis lectores fantasma que leyeron cada palabra, cada coma, cada punto; ustedes son responsables de que hoy haya capítulo final. Como escritor me siento orgulloso de llegar a la meta y decirle adiós a un relato que me gustó tanto. Espero que nos volvamos a encontrar por estos lugares y nunca olviden que siempre hay un motivo para ser feliz...

¡Millones de Gracias!

 

Charly D

Esa misma tarde la pareja acompañada por un pequeño bultito envuelto en cobijitas azul se presentaba ante Erick. Los jóvenes, el mayor De Aragón y Nora platicaban respecto a la situación actual.

 

-No, es que esto me parece demasiado extraño hijo- el contrariado hombre intentaba comprender que su hijo ahora fuera padre.

-Lo sé, y créeme que te entiendo, pero así está la situación, este pequeño es mi hijo…- miro a Bruno y volvió a mirar a su padre- Bueno, es nuestro hijo-

-Al principio me negaba a aceptar a este bebé, sin embargo Diego fue capaz de abrirme los ojos y hacerme ver que no podía abandonar a mi propia sangre-

-Todo lo que me dicen lo creo, ¿pero están realmente preparados para ser padres? Tienen veintitrés años, son aún jóvenes para criar un hijo- el hombre intentaba hacerles caer en la realidad, no se oponía del todo sin embargo estaba muy preocupado.

-Pues… aunque no esté preparado aquí lo tengo, es mi responsabilidad, y listo o no me haré cargo de mi hijo- Bruno habló muy seguro, probablemente el miedo a tener a la paternidad lo invadía pero no lo demostró.

-Y yo estaré a su lado, con él y con el niño- Diego que tenía en brazos al pequeño durmiente lo apoyó, sabían que lo difícil se les vendría encima pero lo afrontarían- A parte, tú me tuviste a los dieciocho, así que haciendo cuentas yo te llevo cinco años de ventaja- sonrió al decirlo.

-No es eso a lo que se refiere tu padre mi amor, lo que nos preocupa es que ustedes dos no tenían ni la más remota idea hace una semana que se harían cargo de un niño, vamos, estaban separados, y ahora nos alarma el hecho que todo ha ocurrido tan rápido que no sabemos en qué pueda parar todo esto- intervino la novia de Erick, esa mujer siempre tenía un comentario prudente en el momento indicado.

-Es eso Diego, seamos realistas, son una pareja homosexual con un niño, ¿Se han puesto a pensar todo lo que se les vendrá? ¿Los problemas, la discriminación, los posibles rechazos? ¿En verdad están listos?- los recién reconciliados se miraron a los ojos con mucha inquietud, el mayor no deseaba separarlos, deseaba hacerlos entrar en razón.

-Lo estoy padre, estoy consciente de ello, porque a lo largo de mi vida lo he experimentado, sé que tal vez este niño en un futuro tendrá que pasar por un trago amargo, y sin querer ser egoísta, prefiero que esté con nosotros a darlo en adopción o cederlo a su abusiva abuela, la cual no sabemos qué tanto daño le pueda hacer, me niego; en su lecho de muerte le prometí a Natalia hacer todo lo posible porque su hijo fuera feliz y nada ni nadie logrará hacerme desistir- y así como los mayores exponían su punto de vista, él también.

-Y puede que nos vean como un par de niños que se pelean y reconcilian sin saber lo que hacen, pero somos ya unos hombres y estamos dispuestos a aceptar esta tarea, aún si en un futuro, ojalá y no, Diego y yo nos separáramos jamás dejaría a mi hijo solo, es mío y yo lo cuidaré hasta el último día de mi vida- acotó Bruno sin dejar de sostener la mano de su amado.

-Si así están las cosas…- en un tono seco dijo Erick siendo atentamente observado por Nora, los jóvenes frente a él se entristecieron un poco- tienen mi bendición y mi apoyo en todo lo que necesiten…- cambió su semblante y su prometida lo abrazó cariñosamente.

-Gracias papá, sabía que me comprenderías- caminando hacia él con todo y bebé fue recibido por los cálidos brazos de su progenitor y la novia de éste, la única madre que conoció en toda su vida. Baláustegui miraba conmovido la escena, lo que él daría por tener un padre así, los cuatro abrazos daban una imagen angelical.

-¿Y qué esperas? ¿Qué acaso mi yerno no piensa unirse al abrazo?- Erick lo sacó de su ensimismamiento. El fortachón avanzando lentamente se acercó y fue envuelto en ese gesto amoroso, lleno de fraternidad y una paz infinita colmó en esos instantes. Los cinco se unían como la familia que ya eran.- Eso sí, los quiero trabajando a ambos, y que busquen su propia casa porque esta es de Nora y mía, ustedes tendrán que hallar su propio nido, ¿eh?- mencionó el mayor sacando las risas de los demás, aunque era cierto, debían buscar su propio lugar.

 

 

 

Bruno sabía que aún le quedaban cosas pendientes, sus padres. Diana se había enterado de todo y acudió el día de la charla a visitarlo en casa de Diego. Como toda abuela primeriza llegó con bolsas y bolsas de ropa, pañales, toallitas, cobijas, biberones, todo lo que según ella su nieto merecía. Ahora el joven se encontraba en la puerta del que alguna vez fue su hogar. Llevaba en brazos a su hijo y en el hombro izquierdo colgaba una pañalera, con todo lo necesario por si el niño lo requería. Sentía nervios, hacía mucho que no sabía de su padre, pero necesitaba cerrar bien ese ciclo. Diego quiso acompañarlo, pero él se negó haciéndole ver que era un asunto que debía enfrentar solo. Sin más espera tocó el timbre y segundos después una empleada le abrió la puerta. Él y su madre habían quedado de acuerdo que los tres se verían ese día. Caminó rumbo a la sala y por fin los vio, su madre sentada viendo con temor al hombre que fumaba plácidamente un puro.

 

-Buenos días…- saludó cordialmente mirando a sus progenitores.

-Buen día hijo, me alegra que llegaras- su madre habló, el hombre sólo lo miró con desdén.

-Padre, he venido para que conozcas a tu nieto- seguía de pie sin moverse, esperando quizás alguna reacción del recio hombre.

-¿Sigues con Diego, no?- secamente preguntó

-Así es, él y yo estamos juntos y criaremos a este niño- firme contestó.

-En ti tenía todas mis complacencias, quería que fueras mi heredero, que me rodearas de niños y que tu esposa llegara a esta casa tomada de tu mano, yo creía en ti- le dijo su padre.

-Y lamento no seguir lo que querías, lo lamento solo porque estás sufriendo, pero no me arrepiento de lo que hago, y jamás me arrepentiré de haberme enamorado de otro chico, pues ha sido de lo mejor que me ha ocurrido- respondió

-¿Es que no te das cuenta que no es correcto? ¿No es bien visto que te andes paseando con un hombre? ¿Te has puesto a pensar en lo que ese niño va a sufrir por culpa de ustedes?- señaló al bebé.

-Todo eso me lo han repetido tantas veces que lo único que te puedo decir es que es mi hijo y lo amo, no me separaré de él y tampoco me separaré de Diego… ellos dos son mi familia y con ellos me quedaré hasta que tenga que ser.- lo miró con pena, no había cambiado y por lo que notaba no lo haría.

-Es una lástima que hayas sido un fracaso de hijo- el mayor comentó decepcionado.

-¡Basta Bruno! No te permito que le hables así a nuestro hijo- la madre del joven se levantó violentamente y comenzó a hablar- he soportado tu estupideces, soporté que lo echaras, que lo abandonaras a su suerte, pero no te permitiré que le sigas haciendo daño, si a ti no te importa a mi sí, y estoy sumamente orgullosa del hombre que parí, porque hombres tan valientes como mi hijo casi no hay. Me enorgullece que se enamorara de otro chico, que se hiciera cargo de su bebé y que sea tan valiente de escuchar idioteces como las que su retrógrada padre dice, estoy orgullosa de ese chico al que estás despreciando… soy la madre más feliz del mundo por tener un hijo como él- avanzó hacia su retoño y tomándolo de las mejillas lo besó en la frente. Ese gesto fue como un recargo de pilas para él, su padre seguía sin aceptarlo pero tenía una madre, y con ello era suficiente.

-Gracias por todo padre, por los años en los que me quisiste- la voz comenzaba a quebrársele- por las veces que me acompañaste a jugar, por cuidar de mí, por darme educación y por hacerme durante tantos años muy feliz, no quise que te quedaras sin conocer a tu nieto- caminó cautelosamente hacia el hombre que seguía sentado, destapó la carita del niño y a una corta distancia se lo mostró- él es tu nieto, se llama Bruno Tobías, yo le puse el segundo nombre, le platiqué a Diego que deseas que tu primer nieto se llamara como tú para seguir la tradición y fue él quien decidió que se llamara como tú y como yo, él será Bruno III, tu nieto- lo volvió a cubrir, y caminó a la salida- No te preocupes que no volveré a molestarte, solo deseaba que conocieras a mi hijo, el que criaré con Diego, adiós papá…- Diana lo acompañó a la salida, si alguno hubiera volteado unos segundos después habrían notado que de los duros ojos de ese hombre una lágrima se escapaba.

 

 

 

 

La vida de ambos jóvenes cambió radicalmente, el pequeño Tobías requería demasiada atención, por las noches el pequeño lloraba tanto que todos los habitantes de la casa De Aragón se mantenían en vela. Bruno y Diego se las tenían que ingeniar para acabar con sus últimas clases y atender a su hijo. Nora y Diana se encargaban de las tareas que a los hombres se les complicaban, eso sí, les enseñaban como bañarlo, cambiarle el pañal, hacer que eructara luego de comer para evitar cólicos y demás cosas que debían saber para cuando se marcharan.

 

-Bruno… me estoy durmiendo…- un somnoliento Diego mecía al bebé, eran las dos de la mañana y desde las once de la noche el infante no quería dormir.

-Mmmm- fue un gemido lo que su novio le respondió. Llevaban dos meses viviendo nuevamente juntos, en la casa de Erick.

-No te hagas, hazme compañía…- reclamó el que intentaba dormir al niño

-Aquí estoy…- en voz baja mencionó en otro mientras seguía acostado en la cama.

-Bruno… no te duermas, si yo no duermo tú tampoco- y no hubo más respuesta, se quedó dormido. Lejos de enojarse sonrió, su pobre novio apenas tenía tiempo para vivir, la carrera lo tenía completamente agotado, trabajaba por las tardes para ganar un poco de dinero y así comprarle lo necesario a su hijo, cuando llegaba a casa atendía todo lo que podía a Toby, aunque éste por alguna razón prefería más los brazos de Diego. Lógico era que estuviera agotado.- Tienes un papá que te adora mi amor… y yo tengo un gran hombre a mi lado…- besó la frente del neonato, el cual ya estaba dormido, el hombre que lo cargaba dio un suspiro y luego lo colocó en la cuna. Ya era hora que él también descansara. Sin ponerse la pijama se acostó con la ropa con la que había estado todo el día, al igual que Bruno,  se acostó al lado de su novio, lo abrazó por la cintura, le dio un beso en la mejilla y le dijo – Te amo…- y volviéndose a acomodar durmieron juntos, los tres en la misma habitación, como la familia que eran.

 

 

 

 

Unos meses después lo hicieron, preguntaron por todos los requisitos y darían el paso, a sus casi veinticuatro años se unirían legalmente. Diego había finalizado la carrera, Bruno ya estaba en las últimas y había comenzado un negocio con Ernesto, con la asesoría de algunos maestros ideaban abrir su propio bufete, cuando tuvieran sus títulos como Arquitectos abrirían.

-Ya quiero que sea la noche…- el emocionado joven Baláustegui caminaba junto con su mejor amigo de la carrera para ir a preguntar sobre una posible publicidad para cunado abrieran.

-Sí, todos sabemos que esta noche hay boda gay- Neto sonreía

-¿Ya no te doy asco entonces?- bromista preguntó el más musculoso

-No, ya casi no, total me estoy acostumbrando a ver cómo te tragas a Diego cuando lo besas-

-Eso es amor Neto, algo que tú no conoces – le dio una fuerte palmada en la espalda.

-¿Tú qué sabes? Hoy vas a conocer a mi domadora…- comentó el chico quitado de la pena dejando a su acompañante completamente sorprendido.

-¿Qué dijiste?- detuvo sus pasos para encarar el chico- ¿Que tienes domadora?-

-Sí, y hoy la conocerás, sabrás quién fue la mujer que me atrapó, lástima, tanto que me gustaba la vida de soltero, pero ni hablar, ella logró robarme el corazón y no pienso pedírselo por ahora- rieron por la noticia.

-Me alegra, ahora sí serás bienvenido al mundo del amor, y prepárate porque más de una vez te voy a ver la carota de imbécil, bueno, más de lo que ya tienes- Bruno lo abrazó.

-No más de imbécil que la que tú te cargas ahora mismo, puesto que el señor se casa en unas horas y ya suéltame que si Diego nos ve va a pensar que lo engañamos- se separaron y sonrieron, eran los muy grandes amigos, desde hacía mucho tiempo. No era necesario decírselo, ambos estaban felices el uno por el otro.

-Gracias por todo amigo…- dijo Baláustegui.

-Por nada hermano, sé feliz y disfruta a tu familia, increíblemente ya la tienes, cuídalos mucho y trabaja duro- sin decir más siguieron caminando a donde tenían que llegar.

 

-Mira es aquí, me dijeron que esta agencia ofrece varios paquetes publicitarios- frente a un edificio se detuvieron y entraron.

-Pues se ve bastante bien, preguntamos y así cuando lo necesitemos ya sabremos más o menos en cuanto nos costará promocionarnos- comentó Neto. Llegaron hasta un cubículo donde un joven con atendía el teléfono, ambos hombre se detuvieron y esperaron a que terminara, una vez finalizada la llamada los atendió.

-Buenos días, vengo a preguntar sobre los paquetes publicitarios que manejan para el sector de jóvenes emprendedores- habló Bruno.

-Hola buenos días… mire, los paquetes que manejamos son con diversos contenidos, tenemos convenios con las televisoras locales, podemos ofrecer espacios…- el joven pelinegro tuvo que parar de hablar porque su teléfono sonó- disculpe un momento por favor- Bruno asintió y el chico contestó- Expresiones comerciales, buenos días…- el par de amigos notaron como el muchacho comenzaba a ponerse tenso- ¡Deja de fastidiar Adán Gregorio, estoy trabajando!- colgó muy molesto- disculpe usted.

-No hay cuidado, me decía de los paquetes- Baláustegui dijo.

-Sí mire, los paquetes que…- el teléfono volvió a sonar- disculpe- el chico atendió- Expresiones comerciales, buenos días…- más molesto que la vez anterior se veía el empleado- ¡Que soy Evan! Con N, Adán Alejandro deja de molestar que estoy en horario de trabajo- colgó furioso- Disculpe nuevamente…-

-¿Todo en orden?- Neto preguntó

-Sí, todo en orden- el hombre que los atendía temblaba del coraje y ambos posibles clientes lo notaron- Bueno, les comentaba que tenemos convenios con las televisoras locales, y si su contenido es apto para toda la familia nosotros podemos- sonó de nueva cuenta- Mil perdones- hizo el ademán de que iba a contestar- Expresiones comerciales, buenos  días- y completamente rojo por la ira perdió los cabales- ¡Maldito Adán Edilberto! Deja de ser un asqueroso patán lujurioso… Soy Evan con N… ¡Déjenme en paz!- gritó colgando el teléfono con fuerza.

-Sabe qué, regresamos otro día, gracias por su atención- Neto jaló a su amigo y salieron de ahí ante las suplicas del joven, prefería que mejor se fueran antes que ese sujeto se desquitara con ellos.

 

 

-¿Qué fue eso?- Bruno preguntó

-No sé, pero era mejor que saliéramos de ahí, descartemos esta agencia y mejor vamos a apurarnos porque la boda gay espera- caminaron rumbo a la casa De Aragón. En unas horas más sería la unión.

 

 

 

Nora miraba a Diego, éste llevaba un impecable taje negro, la unión legal sería en la recepción de un hotel de la ciudad. La mujer cargaba al niño que dormía plácidamente.

-Luces muy guapo mi amor- le alabó la próxima esposa de su padre.

-Graicas Nora- dejó de mirarse al espejo y volteó para verla- Durante tantos años has estado en mi vida que poco a poco te fuiste colando aquí- puso una mano en donde está el corazón.

-No tengo cómo darle gracias a la vida por haberme cruzado con tu padre y por darme la oportunidad de formar parte de la vida de un chico tan bueno como tú, a quién veo como un hijo- ella lo miraba completamente conmovida.

-Es cierto que yo tuve una madre, Sophie, que ya está en el cielo, pero ella no quiso dejarme solo, porque sabía que yo necesitaba una mamá y entonces te mandó a ti- se acercó y le acarició el brazo derecho- Tú has sido como la madre que durante tantos años me hizo falta, en ti encontré refugio, consuelo, mimos, palabras de aliento cuando no podía más, te convertiste no en mi madrastra sino en una mamá; gracias por estos años en los que has hecho inmensamente feliz a mi papá y a mí- cuidando de no aplastar a su hijo, abrazó tiernamente a la mujer. Ambos dejaron escapar un par de lágrimas, no de tristeza, esa noche nada era triste, eran felices, plenos por haber cada uno participado en la felicidad del otro.

-Gracias hijo, gracias por darme la felicidad más grande del mundo, por hacerme madre y abuela- miró al pequeñito que comenzaba a moverse- Tengo lo que siempre soñé… una familia- y dicho esto besó la mejilla de su hijo.

-Gracias mamá- sonrieron felices- Ya, deja de llorar que se te va a correr el rímel y mi papá me culpará si te ve así-

-Es cierto, no lloremos más, que hoy es un día de alegría- con la mano libre limpió sus lágrimas- Quién diría que esos niños que conocí hace tantos años hoy se casan, cuántas cosas han pasado desde entonces…- suspiró y él también, Diego recordaba que su tonto fortachón estaba en su vida desde los seis años, desde aquella mañana en la cual lo defendió de otro niño que le robó su desayuno, en verdad habían pasado tantos años, tantas aventuras  para que pudieran estar así, a punto de unirse.

-cuántas cosas han pasado Nora… cuántas…- cerró los ojos y sin decir más bajaron pues el claxon sonaba, Erick los llamaba desde afuera. Iban rumbo al hotel.

 

 

 

Minutos antes de las ocho de la noche, el salón de eventos del Hotel estaba con varias personas. Los amigos de la escuela de Diego, los amigos de Bruno, sus respectivas familias, todos habían ido a acompañar a la pareja. Los nervios se respiraban, pues a las ocho y media sería la ceremonia. Baláustegui sonreía cuanto podía, platicaba con sus allegados y su madre de vez en vez se encargaba de acomodarle el cuello, esa era uno de sus problemas, nunca se acomodaba bien el cuello de las camisas.

Diego arribó y sonriente saludó a los presentes. Se acercó a su amado y lo saludó, no se habían visto desde la mañana porque cada uno estuvo haciendo sus movimientos.

-¡Qué guapo se ve futuro señor De Aragón!- lo besó en los labios

-No más que usted, futuro señor de Baláustegui- se abrazaron, nunca pensó que podían llegar a estar tan unidos y con un hijo sobre todo, el cual estaba en brazos de su abuela Diana- ¿Y Toby?- el preocupado padre cuestionó el paradero de su hijo.

-allá- señaló el lugar- Está con tu mamá-

-Voy a verlo, enseguida vuelvo chicos- se despidió de sus amigos.

-Bruce- lo llamo Diego- Voy al baño, no tardo-

-De acuerdo, aquí nos vemos- se dieron otro beso, rápido en esta ocasión y cada uno fue a su rumbo.

 

 

 

Lavándose las manos, De Aragón se miraba al espejo, era un día muy importante en su vida, respiró hondo, ya casi era hora y su familia lo esperaba. Se giró para salir del lugar y se detuvo de golpe, lo vio, luego de un largo tiempo se volvían a ver… Gael.

 

Éste cerró cuidadosamente la puerta. El joven miraba al mayor sin temor alguno. Los ojos del par de personas que estaban ahí se cruzaron…

-Descuida, no voy a hacerte nada- habló Montesinos.

-Lo sé, no tengo miedo Gael- comentó el otro tranquilamente.

-Hoy te casas con él… vaya, y pensar que ésta pudo ser nuestra boda- suspiró melancólico.  

-Pudo, pero no lo es… escucha Gael, sé que no acabamos en los mejores términos, sin embargo puedo decirte que realmente nunca te odié, nunca llegué a hacerlo, si me enfurecí, por supuesto que me decepcioné, pero en el fondo de mi corazón nunca llegué a sentir odio por ti- con calma le decía la verdad.

-Nunca podré perdonarme el haberte perdido, tú siempre fuiste muy especial para mí, desde aquel día cuando tenías quince años que volví a verte algo me hizo saber que tú eras diferente a todas las demás personas que había conocido- con los ojos llorosos lo veía.

-No tiene caso que sufras, simplemente la vida se encargó de dejarnos en claro que nuestro destino era ir por caminos diferentes; siempre recordaré que tú fuiste el primer hombre que marcó mi vida en muchas maneras, fuiste mi primer novio, el primero que confió en mi para manejar, el primero que realmente me hizo sentir lo que era estar en pareja, sin embargo lo nuestro no iba a ser para siempre, y aunque no te lo niego que sí lloré, que sí sufrí, hoy sé que ese dolor era necesario para que cada uno retomara el camino que le correspondía-

-Sé que tú vas directo a ser feliz, tienes a Bruno, un bebé… la familia que quizás yo no logre tener- lloró, le dolía ver al hombre que amaba a punto de unirse a otro.

-Tú también serás feliz, no sé con quién, no sé dónde, no sé cuándo, pero la vida no te dejará sin recompensa, perdónate, perdona y sigue adelante- respiró pausadamente- Siempre tendrás un lugar en mis recuerdos, no te amo, es cierto, pero sí te guardo un aprecio especial, vive, no te detengas, conoce gente, no te cierres, yo no soy el único que existe en el mundo, puedo asegurarte que allá afuera hay cientos de chicos mucho mejores que yo, y uno de ellos te está esperando en algún lugar… atrévete a ser feliz Gael-

-Siempre te amaré Diego…- se acercó y respetuosamente le besó la mejilla- Bruno me ganó, y lo hizo porque desde siempre tú lo amaste a él- con cuidado se limpió el rastro de llanto- Ojalá que sean muy felices, y seguiré tu consejo, probablemente afuera haya alguien que me esté esperando…-

-Claro que sí Gael, cuídate mucho, sé feliz y que todo esto te sirva de lección para no volver a cometer los mismos errores…- sonrió- y por favor… no te vuelvas a meter con un romano, ya viste que están locos- el chascarrillo liberó la tensión que se había formado.

-Claro que no, ni loco me vuelvo a meter con un romano…- caminó a la salida- Adiós Diego, que seas muy feliz…-

-Gracias…- y se fue, el joven respiró, le hacía falta dejar bien cerrada esa etapa de su vida y por fin lo había logrado.

 

 

 

Regresó a la recpeción y varios ya lo esperaban ansiosos…

-¿Dónde te habías metido? Bruno ya andaba como loco preguntando por ti- Erick le habló a su hijo.

-Ya papá, aquí estoy…- en ese momento Bruno lo interceptó.

-Yo pensé que te habías fugado- y sin esperar rpelica lo besó.

-Me dejas sin palabras amor- sonrió Diego. Caminaron un poco, faltaban unos minutos para empezar.

 

 

-Bruno, Bruno, Bruno…- la voz de Ernesto los interrumpió.

-¡Neto! Pensé que no…- guardó silencio, Diego y Baláustegui miraban atónitos la escena, Neto iba tomado de la mano con la que se suponía era su domadora, increíblemente era Issa.

-No…- dijo De Aragón

-No Issa… ¡Cómo pudiste fijarte en este mentecato!- Bruno dramatizó

-Así de inexplicable es el amor chicos-

-Oigan, no soy tan malo, ¿verdad que no preciosa?- se volvió a ella y la besó.

-No, claro que no, solo eres un poco tonto, pero nada más- la pareja se miró completamente enamorada.

-Bueno, solo te advierto, Issa es mi amiga, una a la que quiero mucho y si te atreves a hacerle algo… Te corto los huevos…- amenazó Bruno.

-Y tu Issa, no te confíes tanto de él, que no sabemos todo lo que pueda hacer- Bromeó Diego, no podía considerarse que eran los grandes amigos, pero ya se llevaban mejor.

-Ya no me ayuden tanto y mejor váyanse a su boda, que por eso venimos… Muchas felicidades- la pareja los abrazó y se fueron. La ceremonia iba a comenzar.

 

 

 

 

El juez y su ayudante habían llegado, estaban preparados en la mesa especial que se instaló para el enlace. Las personas estaban sentadas de manera que hubiera un pasillo por el cual la pareja acompañada por sus progenitores pudiera pasar.

El primero en avanzar hacia el juez fue Diego, por un lado iba su padre, Erick, y por el otro su madre, Nora. Se veía radiante, feliz, caminaba con tal elegancia que lo hacía lucir más guapo.

Desde el fondo, Bruno lo miraba algo melancólico, él iba solo acompañado por su madre, la miró…

-Gracias mamá por estar aquí conmigo- la mujer sonrió.

-Lamento llegar tarde… hijo- el joven detuvo su sonrisa, escuchó esa voz, y rápidamente volteó a su lado derecho… su padre le sonreía mientras le ponía la mano en el hombro- Perdóname por no ser el mejor padre del mundo- y como niño pequeño se apresuró a abrazar a ese hombre que tanto quería. Diego desde el altar lo miraba y no pudo evitar llorar, lo hacía porque sabía que Bruno ahora sí era completamente feliz.

-Papá… papá…- lloraba feliz, su padre, Don Bruno estaba ahí, acompañándolo, pese a todo, a sus creencias, a sus ideas estaba ahí, y eso lo hacía infinitamente feliz.

-Vamos hijo, que nos están esperando- Diana lo hizo reaccionar, sonándose la nariz sonrió.

-Sí, vamos- alegre por tener a sus padres caminó, Diego lo esperaba ansioso. Caminaron y llegaron hasta donde debían.

-Diego… ojalá podamos empezar de nuevo… tu eres quién hace a mi hijo feliz y por ti hoy puedo saber lo que es la alegría de tener un nieto- era verdad, Diana se encargó de contarle que de no haber sido por Diego, Bruno jamás hubiera aceptado al niño.

-Claro que sí don Bruno… empecemos de nuevo- le tendió la mano y la estrecharon, la familia cada vez más iba creciendo.

 

 

 

La ceremonia empezó. Familiares y amigos escuchaban atentamente, no todos los días se asiste a una boda gay. El juez leía y los novios acataban. De vez en vez se miraban y se sonreían llenos de amor. Neto pasó las argollas, Bruno fue el primero en poner el anillo en el dedo anular de su amado. Tocó el turno de Diego y acariciando suavemente la mano de su novio colocó su alianza.

-Siendo las veintiún treinta horas del día veintidós de febrero, los declaro unidos legalmente- dictaminó el juez, a lo que todos los invitados aplaudieron, los gritos de beso no se hicieron esperar…

-Al público lo que pida…- dijo Bruno y acercándose lo besó. Diego subió sus manos y tomándolo de la nuca intensificó el ósculo. Entre risas y aplausos la pareja se besaba completamente feliz.

 

 

Durante varias horas disfrutaron del banquete, los novios se tomaron fotos con todo el que pedía, se besaban, disfrutaban su noche, todo el tiempo tenían cerca a su hijo Tobías, el cual y como si de una broma se tratara esa noche dormía como piedra.

El momento del escape llegó…

-Pero no quiero irme sin Toby- replicaba Diego.

-Tú no te preocupes hijo, váyanse solo hoy si quieren, que esta noche sea solo para ustedes dos, mañana temprano vienes a casa y se llevan al bebé a la luna de miel- Nora lo intentaba convencer.

-Es que yo tampoco quiero separarme de mi hijo- decía Bruno.

-No sean tontitos, él estará bien, yo lo cuidaré, tengan su noche de bodas que bien que la merecen… mañana nos vemos, márchense antes de que los descubran…-

-Bueno… cuida mucho a nuestro hijo por favor mamá- Diego la miró con mucho cariño

-Cuidaré bien de mi nieto, descuida-

-Gracias Norita, mañana temprano nos vemos…- Bruno la abrazó, y para no perder más tiempo huyeron en medio del escándalo de la fiesta.

 

 

 

En el cuarto de otro hotel, algo alejado de donde fue la boda, la pareja se adentró en la habitación. Al cerrar la puerta, acercaron sus rostros, inspeccionándose unos microsegundos reconociendo en sus ojos el amor que se tenían, así comenzaron un profundo y húmedo beso. Las bocas tronaban al pasar los labios de una posición a otra.  

 

-No sabes cuántas veces he soñado con este momento Diego- Bruno le dijo para volver a besarlo. De Aragón sentía como unas manos descendían a su parte trasera y la comenzaban a apresar con posesividad. Una mano traviesa comenzó a buscarse camino por debajo de esos pantalones para sentir la cálida y suave piel.

-Bru… Bruno… mi amor…- jadeante, De Aragón sentía como las varoniles manos de su amante apretaban sus nalgas. Respiraba agitadamente, muchos años tuvieron que transcurrir para poder estar así, juntos de nuevo.

-Quiero hacértelo… muero de ganas por…- lo besó apasionadamente y controlando su respiración para poder hablar prosiguió- muero de ganas sentirte…-

-Y yo muero de ganas por hacerlo contigo… mi Bruce… hazme tuyo- su corazón palpitaba rápidamente. Hacía años tuvieron un encuentro algo sexual, de eso había pasado tanto tiempo que la espera se hacía cada vez más insostenible.

 

Cargándolo con sus fuertes brazos, Bruno llevó al otro a la cama. Una vez depositado ahí lo besó en los labios un par de veces para luego dirigirse a otra parte, el cuello. Cada que le besaba ahí Diego ardía en deseo, lujuria, en pasión. Quitó su camisa y pudo observar los pezones endurecidos de su amado. Con un leve rubor en las mejillas De Aragón miraba a su esposo, los  profundos ojos del fortachón lo observaban con detenimiento…

-Te voy a hacer el amor como un loco- le advirtió

-Yo también te haré el amor- el hijo de Erick sonrió coquetamente. Encajaban a la perfección en la cama. Desesperado y ansioso el Bruce arrancó cualquier pedazo de tela que impidiera ver a su chico completamente desnudo. La imagen que miraba le encantaba, el erecto pene de Diego se erguía orgulloso, adornado por una gran cantidad de vello púbico.

-Me encantas… me vuelves loco- desabrochándose el cinturón Baláustegui comenzó a quitarse la ropa, primero los pantalones, los calzoncillos negro y por último la camisa. Mostrando él su propia erección se acostó sobre Diego y comenzó a frotarse con el miembro del menor. Los gemidos de ambos sonaron por la alcoba, la mullida cama servía perfectamente como soporte para el acto. Entre besos y caricias la pareja se abrazaba amorosa y pasionalmente, ambos tallaban su hombría, como cuando eran adolescentes. Un par de minutos después Bruno eyaculó. Abrazó fuertemente a su pequeño y agitado le habló…

-Viene lo mejor… - lo tomó de la mano y ambos se dirigieron a la ducha. Abriendo la llave el agua tibia caía en los cuerpos desnudos de ambos. Se acercaron y las pronunciadas erecciones volvieron a juntarse. Se enjabonaban, jugaban, besaban y frotaban constantemente. Diego se volteó para sentir el vaivén del miembro de marido…

-No puedo más… mételo Bruce… hazme el amor por favor- el mencionado mordiendo la oreja del otro posicionó su hombría en el trasero del otro…

-Tus deseos son órdenes- gracias a la acción del jabón y al jugueteo de sus dedos momentos antes cuando lo enjabonaba, su pene entró en el ano de De Aragón con suma facilidad. El pasivo aferrándose a las llaves de agua sintió invadido su cuerpo, una invasión deliciosamente amorosa, era su primera vez. Las embestidas leves, tras unos segundos que sirvieron para acostumbrase al recién recibido, se tornaron rudas, fuertes… profundas. Los sonidos de placer emanaron de ambas bocas, la pareja se entregaba plenamente.

 

-Bru… Bruno… te amo tanto… eres el amor de mi vida… nunca me cansaré de amarte…- decía mientras el otro lo penetraba fuertemente

-Yo a ti mi vida…- dando una última estocada el semen de Baláustegui se regó dentro del otro propiciando un placentero orgasmo. Diego sentía esa calidez dentro de sí. Sonrió satisfecho y sacándose con cuidado el flácido miembro de su amado volteó para volverlo a besar.

 

 

En la cama, luego de unas horas, Diego se abrazaba a Bruno. Desnudos, contemplaban las paredes luego de una buena sesión sexual.

-Mi amor, te amo tanto, no quiero estar ya sin ti- De Aragón decía.

-Y yo a ti… Eres el hombre de mi vida… te amo tanto Diego -contestó el otro

-Bruce… durante años no me di cuenta, pero realmente lo eres… desde siempre tú has sido el amor de vida… siempre te amaré….- y así abrazados durmieron, una nueva vida comenzaría.

 

 

 

 

Un par de años después, ambos habían finalizado la carrera tiempo atrás, con mucho esfuerzo Bruno y su inseparable amigo Neto pusieron un bufete de arquitectos. Con algunos maestros pudieron hacer buenas migas y éstos les ayudaron a conseguir sus primeros clientes, no ganaban millones pero por algo empezaban. Lento pero seguro avanzaba el negocio. Diego comenzó a trabajar en una escuela, su principal área de trabajo eran los niños. Le agradaba estar con ellos, atenderlos, apoyarlos en las problemáticas que tuvieran en su aprendizaje, en sus problemas personales, comenzaba a ganarse un nombre como el buen psicólogo que era. En casa era él el que pasaba más tiempo con Bruno Tobías, el cual día con día crecía más. Juntos lograron rentar un pequeño departamento en el cual se fueron a vivir junto con su hijo. Nora y Erick se casaron un año antes y ahora vivían tranquilos, luego de tantos años se dieron el sí.

 

 

-Papá… chis…- el pequeño miraba a Diego, hacía poco comenzaba a avisar para ir al baño. Tomándolo en brazos lo llevaba rápido a su bañito para que pudiera hacer sus necesidades.

-Eso, así me gusta, que avises para ir al baño… ¿Ya terminaste?- preguntó mientras lo miraba amorosamente, era su hijo.

-Ti- contestó sonriente el pequeño de dos años.

-¡Listo! Váyase a jugar- le dio una palmadita en el hombro y el niño se fue corriendo pero se detuvo cuando la puerta principal se abrió. Limpiaba lo que su hijo hizo cuando lo escuchó gritar…

-¡Buno!- así era, jamás le decía papá a Bruno, solo a él, pero no significaba que  no lo quisiera, por los abrazos y los besos que le daba se notaba el amor que le tenía a su padre biológico.

-¡Bruno chiquito! ¿Qué hace el bebé de Buno?-

-Chis- contestó mientras era cargado por el joven arquitecto

-¿Chis? ¿Fuiste al baño solito?- preguntó a su hijo

-Ti- abrazó a su pequeño, algunas veces se preguntaba cómo fue capaz de rechazarlo, sin embargo era el pasado, ya no importaba.

-Para que veas que educo al hijo al que malcrías enseñándolo a andar en calzones por la casa- De Aragón miraba al par de hombres que lo tenían loco.

-Bueno, es que es más sencillo y da menos calor andando en calzones-

-En el niño es normal, tiene dos años y usa pañal, pero tú ya eres un anciano para hacer esas visiones-

-Ni te quejes, que te encanta que ande así- se acercó y lo besó en los labios

-No soy tan pervertido- se defendió

-¡No! papá mío- Tobías los separó, no le gustaba que Bruno besara a Diego. Alzó los brazos y fue con De Aragón.

-Ni hablar, deberás compartirme, aunque empiezo a creer que amo más a mi hijo que a ti- bromeó con el otro que miraba anonadado la escena, su hijo era mucho más celoso que él.

 

 

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Hoy, sentado frente al ordenador termino de escribir una historia que no sé si definir como amorosa, ventajosa, o simplemente extraña. La conozco desde hace tiempo, esta es la historia de mis padres. Hoy a mis treinta años me atreví a escribir estas palabras como una manera de recordar a ese par de amigos que se convirtieron en la pareja más maravillosa que he conocido. Mi papá Diego, mi papá Bruno, son los mejores seres humanos que me pudieron tocar como padres.

 

Muchos detalles de ella me los contaron mis padres, otros mis abuelitos, otros los escuché por accidente y unos más me los imaginé, supuse que así debió ocurrir. Soy el hijo más feliz del mundo, sé que tengo una familia maravillosa, hoy que soy padre de familia, casado con una maravillosa mujer, sé lo difícil que es conservar un hogar unido, y ellos lo lograron, con mucho esfuerzo, con muchos sacrificios, pero sobre todo con mucho amor.

 

-Papi… papi…- mi nena, Natalia Sofía de apenas seis años entra corriendo a mi estudio.

-¿Qué pasó princesa?- le pregunto mientras la siento en mis piernas.

-¡Mira lo que me trajo mi abuelito Diego!- me muestra una hermosa muñeca de porcelana

-¡Vaya! Está muy bonita, como tú- le beso la mejilla

-Corre, que mi hermano Lalo va a jugar futbol con mi abuelito Bruno- Eduardo es mi otro hijo, tiene doce años y adora a mi papá Bruno.

-Ya voy mi amor, diles a tus abuelos que enseguida los alcanzo- comienzo a guardar mi documento en la computadora

-Si papi- salió corriendo. Nunca me cansaré de darle gracias a la vida por hacerme el hombre más feliz del mundo, porque el amor siempre me rodeó y gracias a él hoy soy quien soy… gracias a ti por tomarte el tiempo de leer esta historia, gracias por tomar en cuenta las palabras de un hijo orgulloso, gracias por hacer tuya… Desde siempre tú.

 

 

 

 

 

 

 

F         I           N

Notas finales:

¡Gracias!  :')


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