Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Open Mind por yaonita

[Reviews - 439]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola de nuevo ^^

En el capítulo de hoy pasará algo que creo que os gustará ^^

Sin más os dejo con el capítulo ^^

Un beso                      

Yaonita

48. Lo necesitaba.

(Roberto)

Después de un viaje que se me hizo eterno, de casi perder las maletas en el aeropuerto y padecer un mareo que no me lo quitaría de encima en unas horas, por fin habíamos llegado a nuestro destino.

Pagué al taxista que nos había llevado hasta la clínica y me quedé observando el edificio. Era un edificio muy hermoso y en un paraje muy bucólico, cualquiera diría que estábamos en una de las ciudades más cosmopolitas del mundo.

- Es una clínica muy bonita – Comentó Zen con admiración.

- No esperaba que fuera así – Aseguré – Vamos – Le cogí de la mano y nos dispusimos a entrar.

Por fin iba a ver a Tristán, no podía creerme que lo tuviera tan cerca.

Después de la visita a Kiel y de ver las fotos que Tristán le enviaba, tome la decisión de visitar a Tristán costase lo que me costase. Me daba igual lo que dijera el muy cabezota, pero no podía dejarlo solo en un momento tan difícil.

Busqué los billetes más baratos que pude encontrar y una semana más tarde ya estaba aquí junto a Zen. Habíamos venido directamente desde el aeropuerto y ni tan siquiera sabíamos dónde íbamos a dormir, pero me daba igual, ya encontraríamos algún sitio.

Lo había hablado con los chicos, y cada mes vendríamos alguno de nosotros para estar una semanita con Tristán. Todos estaban de acuerdo con esto, y los primeros en venir fuimos Zen y yo.

Aunque los billetes eran bastante caros, teníamos que hacer el esfuerzo, Tristán era nuestro amigo y dijera lo que dijera, debíamos estar con él en un momento tan difícil. Además entre todos, no nos saldría tan caro.

- Perdone – Llamé la atención de la enfermera que había en recepción – Hemos venido a visitar a Tristán Cifuentes, nos puede decir en que habitación está – Conseguí preguntar en mi limitado inglés.

- ¿Han venido a visitar a Tristán? – Nos preguntó con sorpresa – Son los primeros que vienen a visitarle, le hará mucha ilusión – Sonrió – Creo que está en su habitación, por aquél pasillo a la derecha, habitación 5687 – Nos indicó el camino.

- Muchas gracias – Nos despedimos de la simpática enfermera y fuimos hacia donde ella nos dijo.

No tardamos en estar frente a la puerta de la habitación, por el camino pudimos ver a diferentes pacientes y era bastante triste ver a chicos tan jóvenes enfermos, y más triste imaginar que muchos de ellos no lo superarían.

Cogí de la mano a Zen, agradeciendo el tenerle a mi lado sano y salvo, y nos dispusimos a entrar.

- ¿Se puede? – Pregunté asomándome por la puerta. Pude ver a un Tristán adormilado pero mirándome con sorpresa.

- ¿Roberto? – Sonreí ante su sorpresa.

- Yo mismo, y no vengo solo – Zen y yo nos adentramos del todo en la habitación.

- No me lo puedo creer ¿Qué demonios hacéis aquí? – Se emocionó y nos acercamos para abrazarle sin que tuviera que levantarse de la cama.

- ¿A caso pensabas que te íbamos a dejar solo? – Bromeé – Hemos venido en cuanto hemos podido.

- ¿Pero cómo… y el Open Mind? – Preguntó aún algo confundido.

- Los chicos se van a hacer cargo – Aseguré – Hemos venido para quedarnos una semana y próximamente vendrán Alex y Toni.

- Zen ¿Cómo has dejado que el viejo haga una locura así? – Le preguntó a Zen – Me sabe mal que lo dejéis todo por mí y el viaje no es exactamente barato.

- Ya sabes que cuando se propone algo no hay quien le pare – Se rió Zen – Pero debo decir que todos estábamos de acuerdo con él, somos tus amigos y estamos aquí para apoyarte sin importar nada Tristán.

- Chicos de verdad que no me lo esperaba – Se emocionó – Pero debo confesaros que me hacía mucha falta – Unas lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas. Ver a Tristán tan débil era algo que siempre me dolía y sufría por no poder ayudarle.

- Tristán ahora estamos aquí, no llores – Le abracé de nuevo para que se calmara – Imaginó que esto está siendo muy duro para ti, pero vamos a intentar ayudarte en todo lo que podamos, aunque simplemente sea con nuestra compañía. Desgraciadamente no podemos quedarnos aquí todo el tiempo, pero te dejaremos solo el menor tiempo posible te lo prometo

- Os lo agradezco mucho chicos – Sollozó – Porque aunque intento ser fuerte hay días en que lo mandaría todo a la mierda. A veces si no fuera por Juls y Edward me hundiría por completo.

- Hablando de Juls ¿Dónde está tu compañero de habitación? – Pregunté con curiosidad – Kiel nos enseñó una foto y parecía un chico muy majo.

- Por desgracia está en la UCI – Se apenó – Tuvo un ataque que casi acaba con él, por suerte parece ser que va mejorando poco a poco, creo que mañana ya estará de nuevo por aquí.

- Qué pena – Se entristeció Zen.

- Si, por desgracia cosas así son muy habituales en esta clínica – Suspiró – Por cierto, habéis comentado que Kiel os enseñó una foto ¿Lo visteis?, ¿Cómo está?

- Pues imagínatelo, intenta hacerse el fuerte delante de su familia pero está hundido – Comenté – Te echa mucho de menos Tristán, y su madre ahora está en el hospital muy débil, lo está pasando muy mal.

- Siento tanto no poder estar con él – Se entristeció e incluso soltó alguna lagrimilla más.

- No es culpa tuya Tristán, tú no tienes la culpa de estar enfermo no te tortures con eso – Le animó Zen – Ha sido una desgracia que su madre y tú estéis mal al mismo tiempo.

- Además, él sabe que si pudieras estarías con él – Le animé al igual que Zen – Pero lo más importante, hemos venido para saber cómo estás tú.

- Pues ya veis, hecho una mierda – Aseguró – Me cansó en seguida, mi cuerpo está débil y casi no me muevo de la cama porque cuando empiezo a sentirme mejor me toca otra sesión, es una tortura – Protestó – Aunque tampoco me puedo quejar, ya que hasta ahora los ataques que he tenido han sido pequeños.

- Debe ser muy duro el tratamiento – Intenté que siguiera hablando.

- Durísimo – Se entristeció, y yo me sentí mal por él, porque tuviera que pasar por algo tan duro – Es como si un veneno recorriera todo tu cuerpo quemándolo todo por dentro. Después de cada sesión soy completamente inservible no puedo hacer prácticamente nada, pero lo peor de todo son los dolores y mi cuerpo luchando contra el líquido que se supone que me tiene que salvar la vida.

- ¿Pero que dicen los médicos? – Interrogué – ¿Evolucionas bien?

- Según los médicos eso es aún difícil de saber, llevo poco tiempo con el tratamiento, pero dicen que de momento me ven bien – Sonrió – Aunque yo me siento una mierda.

- Anda no seas quejica – Intenté bromear – Se te ve estupendamente – En realidad se le veía algo pálido, demacrado y con mechones blancos en el pelo que lo hacían ver aún peor. Sin contar con que habría perdido unos quince kilos perfectamente. Pero sabía lo importante que era para Tristán pensar que lo veíamos bien y por eso intenté animarle.

- Eso es porque tú me ves con buenos ojos – Se rió – Pero gracias.

- Siempre serás un chico guapo por fuera y por dentro – Le abracé al notar que alguna lagrimilla se le escapaba. La verdad era que me sorprendía ver a Tristán tan sensible, pero imaginaba que se había sentido muy solo y que al ver que habíamos venido a verlo y estar con nosotros estaba con la sensibilidad a flor de piel.

- Me habéis pillado con las defensas bajas – Se apartó de mí limpiándose las lágrimas de su rostro – Por cierto ¿Dónde vais a dormir?

- No tenemos ni idea – Saltó Zen – Roberto está loco y compró el billete y nos vinimos sin saber dónde íbamos a dormir – Protestó mirando algo molesto a su chico.

- Es que tenía muchas ganas de verte Tristán y no me paré a buscar hotel – Me reí – Pero ya encontraremos algo, eso no me preocupa.

- Si luego viene Edward le preguntaré si conoce algún sitio que esté bien y no sea muy caro – Apuntilló Tristán – No quiero que durmáis en cualquier cuchitril.

Estuvimos un buen rato más hablando, incluso le trajeron la cena y le hicimos compañía mientras cenaba. Pronto nos tendríamos que ir ya que le veía bastante agotado y se le notaba que necesitaba descansar.

Debo reconocer que estaba algo más tranquilo después de verlo, a pesar de que se veía débil y se había entristecido y emocionado un par de veces, también se le veía animado y había sonreído sin parar. Después de haber visto las fotos que le enviaba a Kiel, esperaba encontrarlo bastante peor.

- Así ¿Mañana tienes una sesión? – Continuamos con la conversación.

- Sí, me toca por la mañana – Confirmó.

- Pues mañana estaremos aquí para hacerte compañía – Aseguré.

- Pero no hace falta que vengáis, seguramente deseáis conocer un poco la ciudad – Se le notaba que no quería que nos sintiéramos obligados a venir.

- No seas tonto, hemos venido para estar contigo, ya tendremos tiempo de hacer alguna visita turística – Lo más importante era él, lo demás se haría si se podía.

- Vaya, siento molestar no sabía que tenías visitas – De pronto un hombre de unos cuarenta años entró por la puerta quedándose quieto al ver que había gente en la habitación.

- Edward que bien que hayas venido – Se alegró Tristán – Mira quienes han venido a verme, ellos son Roberto y Zen mis amigos. Chicos él es Edward mi amigo y padre del renacuajo.

- ¿El renacuajo? – Pregunté entre risas, contentó de ver de nuevo al Tristán de siempre con sus motes.

- El renacuajo es mi hijo Juls – Sonrió Edward – Es un placer conoceros aunque Tristán nos ha hablado tanto de vosotros que es como si os conociera de toda la vida – Se acercó hasta nosotros y nos tendió la mano como saludo.

- Tristán también le ha hablado a Kiel mucho de ti y tu hijo – Sonreí.

- No me dijiste que vendrían tus amigos – Miró a Tristán sorprendido.

- No lo sabía, me han dado una sorpresa – Parecía un buen hombre y se notaba que Tristán le apreciaba mucho. Tristán no trataba con tanto cariño a cualquiera – ¿Cómo está Juls?

- Ahora está durmiendo necesita descansar, pero está muy bien ya tiene ganas de salir de la UCI – Aseguró Edward.

- Espero que su hijo se recupere pronto – Intervine.

- Gracias, y por favor podéis tutearme – Aseguró.

- Por cierto Edward, mis amigos han venido sin tener un sitio donde dormir, les podrías aconsejar algún sitio que esté bien y no sea muy caro – Le preguntó Tristán tal y como nos había dicho que haría.

- Pues si no les importa compartir casa conmigo y mi familia están invitados a dormir en mi casa todo el tiempo que quieran – Comentó con una sonrisa.

- No es necesario, no queremos ser una molestia – No quería que se sintiera obligado a acoger a dos desconocidos.

- Para nada es una molestia, los amigos de Tristán son bienvenidos en casa, tenemos una habitación libre y creo que no os importará compartirla – Bromeó. Evidentemente Tristán ya le habría contado que éramos pareja, lo que me alegro al comprobar que no le importaba en absoluto.

- Qué suerte chicos, Edward y Sophie os trataran muy bien – Se alegró Tristán – Muchas gracias por el ofrecimiento Edward.

- No hay de que – Sonrió – Ahora tendríamos que irnos, Tristán necesita descansar y yo aprovecharé que mi hijo está durmiendo y mi mujer está con él para acompañaros a mi casa. Por desgracia no podremos estar pendientes de vosotros, pero todo lo nuestro es vuestro y espero que os sintáis como en casa.

- Muchas gracias de verdad – Con mi escaso inglés intentaba hacerme entender y por suerte Edward no se reía de mis esfuerzos – Y antes de irnos, tengo algo para ti Tristán.

- ¿Qué es? – Me miraba con curiosidad. Fui hacia mi maleta, la cual había dejado en un rincón, y saqué aquello que con tanto amor había llevado durante todo el viaje.

- Antes de venir fuimos a ver a Kiel – Sonreí – Me dio esto para ti – Pude ver como se le iluminaban los ojos a Tristán.

- Es su carta – Susurró – La estaba esperando con muchas ganas, muchas gracias viejo.

- No hay de que, ahora debes leerla y contestarle lo antes posible para que yo le pueda llevar la tuya de vuelta – Se la di observando como la cogía con delicadeza y emoción.

- En cuanto os vayáis la leo, sino no voy a poder dormir – Bromeó.

Después de hablar un rato más con Tristán, nos despedimos de él con la promesa de volver a la mañana siguiente antes de su tratamiento. Edward nos acompañó a su casa y en todo momento nos sentimos muy bien tratados, su casa era muy acogedora y él nos trataba como si nos conociera toda la vida. Por desgracia él pronto tuvo que volver a la clínica, no quería dejar sola a su mujer y ella no quería dejar solo a su hijo aunque estuviera durmiendo. Pero con toda la confianza del mundo, y después de decirnos donde lo podríamos encontrar todo en la casa, nos dejó solos tras haberse duchado y haber cogido un par de cosas para su mujer y su hijo.

- Que hombre tan amable – Comentó Zen nada más irse Edward.

- Parece un hombre serio pero es muy simpático y amable – Sonreí – Ahora entiendo porque Tristán lo aprecia tanto.

- Hablando de Tristán, me ha impactado mucho verlo tan débil – Se entristeció Zen – Tan pálido y ojeroso, y con esos mechones blancos en el pelo, no parece él. Además de que se le ven hasta los huesos.

- La verdad es que se le ve bastante debilitado, y me ha sorprendido verlo que se emocionaba tanto, creo que hemos hecho bien en venir Zen, él nos necesitaba – Aseguré al fin.

- Sí, creo que le ha venido bien nuestra visita, hemos conseguido que se animara un poco – Sonrió.

- Pero cuando Kiel nos pregunte no debemos decirle toda la verdad, si sabe lo mal que lo está pasando Tristán aún se sentirá peor – Propuse – Ahora entiendo porque en las últimas cartas Tristán no ponía ninguna foto suya, ponía una foto de un paisaje o una foto antigua de ellos dos. No quiere que Kiel lo vea así.

- Espero que se recupere pronto Rober – Se abrazó a mí – No quiero que le pase nada a Tristán, por mucho que muchas veces me saca de quicio lo quiero con locura.

- No sé cómo lo hace el granuja, pero a pesar de sacar de quicio a la gente todo el mundo lo adora – Bromeé – Pero no te preocupes pequeño, Tristán es un chico fuerte, podrá con todo – Aseguré acariciando la espalda de mi pequeño para calmarlo – Ahora será mejor que cenemos algo y nos pongamos a dormir, mañana quiero estar a primera hora en la clínica.

Y eso hicimos, cenamos la comida que nos había dejado Edward preparada y luego nos fuimos a la cama, había sido un día muy largo y estábamos muy cansados así que no nos costó mucho dormirnos y coger fuerzas para el día siguiente que, seguramente, también sería un día muy largo y difícil.

(Tristán)

En cuanto los chicos se fueron por la puerta empecé a abrir la carta de Kiel, me moría de ganas por leerla.

Había sido una grandísima sorpresa recibir la visita de los chicos, no me lo esperaba para nada y debo reconocer que la necesitaba con urgencia. A pesar de que me sentía muy querido por todos en la clínica, y había personas muy especiales como Juls y Edward a mi lado, echaba de menos con locura a mi gente. Muchas veces le hablaba a todo el mundo de ellos para poder sentirlos cerca a pesar de que estuvieran tan lejos, y ahora que los había tenido cerquita, mi cuerpo había recargado unas energías que ya empezaban a fallar.

Me alegró tanto verlos... Rober estaba muy guapo, siempre me había parecido un hombre atractivo pero ahora que vivía enamorado su rostro resplandecía en todo momento. Y qué decir de Zen, tan lindo y fuerte a la vez, siempre me había parecido un chico muy valiente. Alguien que supera un desengaño amoroso tan brutal como el suyo, y es capaz de abrir las puertas al amor nuevamente es una persona fuerte sin ninguna duda. Solo por eso merecía todo mi respeto, pero además siempre me había demostrado ser un buen amigo, aunque no se cortara en reñirme si hacía algo que él consideraba que estaba mal hecho. Pero ¿Para que estaban los amigos si no era para decirte las cosas que hacías mal e intentar ayudarte a solucionarlas?

Me sentía tan agradecido de que hubieran hecho un viaje tan largo solo para verme. Sin duda había sido un esfuerzo para ellos, un esfuerzo personal y económico ya que sabía perfectamente que Roberto ya había gastado mucho de su dinero en ayudarme a pagar el tratamiento, no andaba sobrado precisamente.

Estaba completamente decidido a devolverles algún día de alguna manera todo lo que estaban haciendo por mí.

Finalmente abrí la carta de Kiel y vi la foto que me mandaba. Era una foto suya, un primer plano de su cara, sus enormes y negros ojos se veían tristes, su permanente sonrisa no estaba y su rostro abatido mostraba con certeza lo que sentía en estos momentos.

Por un momento olvide la alegría que me había dado la visita de Roberto y Zen y estuve a punto de ponerme a llorar, pero no podía, debía leer sus palabras.

“Hola amor, no sabes lo mucho que te echo de menos, cuanto necesito tenerte a mi lado en estos momentos tan duros, pero sé que no puede ser y me conformo con saber que estás ahí, en algún lugar al otro lado del charco. A veces por la noche, cuando no puedo dormir pensando en todo lo que está pasando, miro hacia el cielo y le hablo a la luna pensando que tú llegaras a escucharme estés donde estés. Si alguien me viera pensaría que estoy loco, pero no me importa, necesito sentir que estás ahí. Mi madre sigue ingresada en el hospital y, a pesar de que intenta ser fuerte, la veo cada día más debilitada. El tratamiento ha acabado, los doctores dicen que el cáncer ha desaparecido pero que los efectos secundarios han sido muy fuertes, todo su cuerpo está sufriendo y no saben si podrá superarlo. El otro día vi a mi padre llorando en su habitación, verle así me destrozó el alma, sé que si a mi madre le pasa algo mi padre no volverá a ser el mismo, la ama demasiado.

Intentó ser fuerte Tris, pero a veces es tan difícil. Ver la sonrisa de mi madre como se va apagando poco a poco, cómo mi padre lucha por mantenerse firme para no desmoronarse, ver a mis hermanas con los ojos llorosos y a los peques que no quieren separarse de su mama. Te juro que daría lo que fuera por salvar a mi madre, pero no puedo.

Estos días van a ser decisivos, los médicos nos han dicho que según evolucione ahora que ha acabado el tratamiento, saldrá adelante o no. Yo desearé con toda mi alma, que salga adelante, que no se rinda y vuelva a ser la mujer hermosa, valiente y divertida que siempre ha sido.

Ahora hablemos de ti, espero amor que estés bien, aunque intento creerte cuando me dices que el tratamiento no es tan duro, te conozco bien Tris, sé que me engañas. Has dejado de enviarme fotos tuyas, seré rubio pero no tonto, por favor quiero saber realmente como estás, quiero verte para sentir que estoy contigo. Te aseguro que si no fuera por mi madre, cogería el primer avión que me llevara hasta ti. Y te aseguro que cuando mi madre se recupere, porque se va a recuperar, iré contigo cueste lo que me cueste y digas lo que digas.

Cuando Roberto me dijo que iban a ir a verte, no sabes lo contento que me puse, porque sé que lo necesitas Tris, necesitas a tu gente a tu lado para ayudarte a superar la batalla.

Roberto y Zen pasaron por casa antes de ir a verte y aproveché para darles la carta, si la estás leyendo es que ya los has visto. Ellos te quieren mucho Tris, debes sentirte muy afortunado.”

Tuve que dejar de leer por un momento porque las lágrimas no me dejaban ver bien. Mi chico no estaba bien, estaba triste y preocupado por su madre y yo no podía estar con él. No sólo no podía estar con él, sino que además hacía que tuviera que preocuparse por mí también.

Aquello que siempre había querido evitar lo estaba haciendo ahora, la persona a la que amaba estaba sufriendo por mi culpa. Jamás debí haber bajado mis barreras, jamás debí dejar que Kiel se adentrara tanto en mi corazón, aunque si no lo hubiera hecho… jamás habría sabido lo que es el amor de verdad. Ese sentimiento que lo mismo te eleva a las alturas, como te hunde al peor infierno, ese sentimiento que te hace vivir aunque a veces desees morir, ese sentimiento que destruye pero al mismo tiempo crea, en definitiva ese sentimiento que mueve tu mundo.

Tras secarme las lágrimas seguí leyendo, no quería perderme una sola palabra de esa carta.

“Le hice prometerme a Roberto que cuando volvieran pasarían por mi casa para decirme como te habían visto, pero conozco a Roberto igual que a ti, y sé que también me lo ocultara.

¿Sabes? Me he dado cuenta que lo que más echo de menos de ti no son precisamente los momentos picantes, a ver echo muchísimo en falta el sexo no nos engañemos, pero lo que más echo de menos son tus bromas, tu alegría, el que siempre intentes hacer que la gente se ría, el que molestes a todo el mundo pero con una sonrisa en la cara. Echo muchísimo de menos tu forma de ser, esa que me enamoró aunque a veces me hacía tener ganas de matarte. Siempre me preguntaré porque cambiaste por mí, que hizo que decidieras romper esas barreras para dejarme entrar en tu mundo, no sabes lo agradecido que estoy por ello.

He conocido al verdadero Tristán, un chico estupendo, asustado del mundo pero enfrentándose a él con la cabeza muy alta, alguien que prefiere sufrir por dentro antes que hacer sufrir a las personas que ama.

Y te juro Tristán que deseo pasar toda mi vida con ese chico.

Creo que debo ir despidiéndome mal que me pese. Podría llenar líneas y líneas con lo que siento, pero acabaría hundiéndome y no puedo permitírmelo.

Ya habrás visto la foto que te he enviado, espero recibir una foto tuya parecida y no una foto de un paisaje. No es un reproche, es que de verdad deseo verte.

Pensé mucho en que canción dedicarte en esta carta, y releyendo las primeras líneas que te he escrito se me vino a la mente una canción perfecta que espero que te guste. “Talking to the Moon” de Bruno Mars, expresa exactamente lo que siento cuando por la noche me pongo a hablar con la luna, pensando que me escucharas estés donde estés.

Te echo mucho de menos y te necesito Tristán, pero esperaré lo que sea necesario.

Te amo”

Nuevas lágrimas cayeron por mi rostro y estrujé la carta entre mis manos. Me sentía tan impotente de no poder estar con mi chico y apoyarle en una situación tan difícil.

Rápidamente cogí el portátil y me dispuse a buscar la canción que Kiel me había dedicado, siempre conseguía tocar algo dentro de mí con cada canción, sabía perfectamente cómo llegar a mí.

Me levanté tras escucharla, me dirigí a la ventana de la habitación y miré hacia el cielo. Afortunadamente aquella noche había una gran luna llena, completamente visible y atrayente, imaginé a Kiel mirando la misma luna y hablándole a ella para llegar a mí.

- Te escucho Kiel, puedo sentirte – Le susurré a la luna – Amor, espérame pronto podré estar contigo de nuevo. Haré lo que sea necesario para conseguirlo. Te amo.
-
Volví a mi cama y me dispuse a dormir finalmente. Necesitaba descansar, hoy había sido un día muy largo y emocionante, debía recuperar fuerzas para mañana afrontar una nueva sesión. Al menos esta vez no estaría solo, tendría a mis amigos a mi lado y a mi chico hablándome a través de la luna.

***














Notas finales:

Roberto y Zen han ido a visitar a Tristán ^^ Creo que le hacía mucha falta ^^

La canción que Kiel le envía a Tristán es esta:

https://www.youtube.com/watch?v=ypuk8gRYmT4

Como siempre agradecer sus estupendos reviews a Ana, Taiga, Anónimo XD, Musubi y Shuii ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).