Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Open Mind por yaonita

[Reviews - 439]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Preparad los pañuelos porque en este capítulo creo que vamos a llorar mucho :(

Sin más, espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

50. La llamada.

(Kiel)

Me sentía completamente destrozado, sentado en el suelo de la salita de espera con la cabeza entre las rodillas y aguantando las ganas de seguir llorando. Mis ojos ya estaban lo suficientemente castigados.

Mi hermana Claudia a mí lado, pasando su brazo por mis hombros, intentaba animarme aunque ella estaba igual de afectada que yo.

Todo había pasado tan rápido… había sido tan duro.

- Claudia ¿Qué pasó? – Pregunté nada más llegar a su lado. Ella se abrazó a mí llorando y completamente fuera de sí.

- Es mama Kiel – Sollozaba.

- ¿Qué le ha pasado Claudia? ¡Dímelo! – Me desesperé.

- Estaba con mama y comenzó a convulsionar, intenté que se calmara con todas mis fuerzas pero no respondía a mis ruegos – Lloraba desesperada – Apreté el botón de urgencia para llamar a las enfermeras y al rato aparecieron.

- ¿Están dentro? – Pregunté completamente alterado.

- Si, cuando llegaron y vieron a mama una de ellas salió corriendo a buscar al doctor, ahora están dentro y no sé nada de mama – Volvió a llorar sobre mi hombro – Kiel, mama estaba muy mal, no sé si…

- No lo digas Claudia – La interrumpí – Mama es fuerte, lo superara – Intenté animarla aunque yo mismo tenía miedo.

Al poco rato vimos como llegaban unos enfermeros con una camilla, entraron a la habitación de mi madre dejándonos completamente preocupados y desesperados. Seguíamos abrazados, no queríamos soltarnos por miedo a caer si lo hacíamos, necesitábamos apoyarnos el uno en el otro para no colapsar.

No tardó en abrirse la puerta de la habitación, de ella sacaron a mi madre en una camilla con un respirador y un montón de aparatos conectados que no paraban de pitar.

- ¿Dónde la llevan? – Corrí detrás de ellos – ¿Qué le pasa, está bien? – Pregunté con desesperación.

- Está colapsando la llevamos a urgencias, esperen en la salita de espera de urgencias allí les diremos algo – Nos informó el doctor que corría junto a la camilla de mi madre.

- Queremos ir con ella – Claudia y yo intentamos ir con ellos pero al llegar a unas enormes puertas blancas nos detuvieron el paso.

- Lo siento, de aquí no pueden pasar – Y todos desaparecieron por la puerta sin decir más.

Desde entonces no habíamos sabido nada más de mi madre, habíamos llamado a mi padre para avisarle de lo que había pasado, y aún seguíamos esperando noticias. Habíamos llorado con desesperación, necesitábamos tener noticias lo antes posible o acabaríamos completamente hundidos.

- Hijos ¿Qué pasó? – Mi padre llegó completamente aturdido, al vernos se tiró al suelo a nuestro lado para abrazarnos. Mi hermana Irene se había quedado completamente paralizada al vernos así.

- Aún no sabemos nada papa – Le informé entre sollozos – Mama comenzó a colapsar, vinieron los doctores y se la llevaron a urgencias con una camilla, nos dijeron que esperáramos aquí que en cuanto pudieran nos informarían.

- Ha sido muy duro papa – Lloraba mi hermana abrazada a él.

- Tranquilos chicos seguro que todo saldrá bien – Intentó animarlos – Pero no debéis estar en el suelo, vamos levantaros y sentaros en una silla o vais a enfermar – Estaba convencido de que mi padre era el que más estaba sufriendo, pero tenía que ser fuerte por nosotros, una vez más admiré a mi padre y deseé ser algún día como él.

Abrazamos a Irene para tranquilizarla, ella también estaba en shock. Mi padre nos acompañó a un rincón de la salita donde había sillas para sentarse y nos hizo sentarnos a los tres, entonces nos dijo que esperáramos que intentaría averiguar algo.


En ese momento, viendo como mi padre se alejaba para buscar noticias, me di cuenta de que no estábamos solos en la salita, hasta entonces había estado metido en mi mundo y ni siquiera me había dado cuenta de las demás personas que esperaban igual de preocupadas que nosotros. No éramos los únicos que teníamos a un familiar en peligro.

Los tres hermanos nos cogimos de la mano dándonos fuerzas mutuamente.

No pasaron ni cinco minutos y mi padre ya estaba de vuelta, aunque por la cara que traía era evidente que no había conseguido noticias.

- Me han dicho que en un rato vendrá un doctor a darnos noticias – Nos informó – Ahora solo podemos esperar.

Nadie dijo nada, mi padre se sentó junto a nosotros a esperar y me cogió la mano ya que yo era el que quedaba a su lado.

Cuando esperas ansiosamente algo el tiempo pasa muy lento, los segundos parecen minutos, los minutos parecen horas y nunca llega el momento esperado. No sé decir bien, bien, cuanto tiempo estuvimos esperando, pero cuando vimos aparecer al doctor y dirigirse hacia nosotros, el corazón se nos contrajo en un puño.

- ¿Familia Santillana? – Preguntó el doctor mirando a mi padre.

- Si, díganos doctor ¿Cómo está mi esposa? – Preguntó desesperado mi padre. Los cuatro nos habíamos puesto en pie ansiosamente, en ningún momento nos habíamos soltado la mano.

- Está bien aunque aún no está fuera de peligro – Fue como si me quitara un peso enorme de mi cuerpo a pesar de que aún no podía relajarme del todo – Lamentablemente su cuerpo ha colapsado y hemos estado a punto de perderla, pero hemos conseguido estabilizarla con mucho trabajo.

- Gracias a dios – Suspiró mi padre, soltando todo el aire que había retenido.

- Va a tener que quedarse bajo observación durante unos días, solo podrá volver a planta cuando sus constantes estén completamente estabilizadas – Siguió informándonos el doctor – Solo podrán verla en horas de visita y de uno en uno, necesita mucho reposo y mucha tranquilidad.

- Entiendo – Afirmó mi padre – Cada día les mantendremos al corriente de su estado, pero deben ser pacientes no es fácil – Se sinceró – Hoy no podrán verla, está demasiado delicada, pero mañana podrán comenzar a visitarla, no se preocupen tengo su número telefónico por si pasara algo.

- Se lo agradezco, de todas maneras habrá alguien de la familia las veinticuatro horas del día – Aseguró mi padre – Aunque no podamos estar con ella, no la dejaremos sola.

- Es una mujer afortunada de tener a tanta gente que se preocupa por ella – Sonrió el doctor.

- Nosotros somos los afortunados por tenerla a ella con nosotros – Aseguró mi padre con orgullo.

El doctor se marchó dándonos las últimas indicaciones y en cuanto nos quedamos solos nos abrazamos con alivio, aún no estaba todo superado pero habíamos vencido la primera complicación.

- Chicos, esperadme aquí, voy a llamar a vuestra abuela para darle noticias y preguntar cómo están los peques, ahora vuelvo – Y se alejó para llamar desde fuera ya que en la salita de espera no se podía tener el móvil encendido.

Nos habíamos llevado un buen susto, mi madre aún no estaba fuera de peligro pero al menos había logrado superar la primera barrera, aún quedaban muchas por superar, pero con la fuerza de mi madre estaba seguro de que lo conseguiría.

(Tristán)

Me había despertado muy temprano, cosa rara después del intenso día que tuve ayer. Juls aún dormía y las enfermeras aún no habían pasado para la ronda matutina, era buen momento para escribirle la carta a Kiel.

Me llevé una grandísima sorpresa con la visita de Roberto y Zen, para nada me lo esperaba, y aunque quisiera hacerme el duro, lo necesitaba de verdad. Por desgracia no pude estar al cien por cien con ellos, la sesión me dejó realmente agotado y apenas podía hablar.

Sé que les preocupé demasiado, seguramente por eso Roberto tomo la decisión de quedarse hasta que me recuperara, o en caso contrario, hasta que muriera. Era una posibilidad que no me gustaba contemplar pero que ahí estaba, y cada vez que sufría en mi cuerpo los terribles dolores causados por el tratamiento más cerca la veía.

Pero la noticia de que el virus se había debilitado, poco pero algo se había debilitado, me insufló unas energías que ya escaseaban, y me dio más fuerza y seguridad en mí mismo, cosa que sin duda necesitaba.

Había intentado convencer a Roberto de que no hacía falta que se quedaran, no quería que dejarán su vida atrás por mí, por mucho que él dijera sabía que esa decisión le causaría problemas, pero Roberto es un cabezota y no conseguí que cambiara de opinión.

Edward, una vez más, mostró lo gran persona que era y sin siquiera tener que pedírselo, les ofreció a Roberto y Zen que se quedarán en su casa todo el tiempo que fuera necesario que serían bien recibidos.

Roberto aceptó pero con la condición de pagar algo a cambio.

Así que de un día para otro toda mi situación había cambiado, ahora ya no estaba tan solo, ahora tenía a dos de mis mejores amigos a mi lado, y a mis nuevos amigos también apoyándome en todo.

Hoy no me sentía muy bien, tenía la impresión de que iba a pasar algo, por eso quise comenzar a escribir la carta para Kiel lo antes posible, por si luego no tenía las fuerzas suficientes. Eran tantas las cosas que quería decirle, que no sabía por dónde empezar, lo que no tenía muy claro era si podría enviarle la foto que me había pedido.

En las últimas cartas que le había enviado intentaba evitar el poner una foto reciente, ponía fotografías de la clínica o fotografías antiguas de nosotros dos, pero no quería que viera mi estado actual. Sin embargo, Kiel no era tonto y sospechaba el motivo por el que lo hacía, ahora quería una foto mía actual y no estaba seguro de poder complacerle.

Me sentía avergonzado de mi estado, nunca he sido demasiado presumido por mucho que ante los demás presuma de guapo, pero siempre me ha gustado cuidarme y verme bien. En cambio ahora, cuando me miraba al espejo no me reconocía.

Estaba excesivamente delgado, he llegado a descubrir huesos en mi cuerpo que nunca antes había visto, mi rostro mostraba con absoluta crueldad todo el cansancio y sufrimiento que estaba padeciendo y mi pelo… no sabía si algún día volvería a tener mi bonito pelo oscuro.

¿Qué pensaría de mí ahora Kiel? ¿Seguiría gustándole?

Eran cosas que por mucho que quisiera evitar que me preocuparan, me traían de cabeza.

Sabía que Kiel era un buen chico y que no me dejaría por mi aspecto, pero tampoco quería que estuviera conmigo por lástima. Quería ser capaz de seguir excitándolo y volviéndolo loco cuando me lo propusiera, sin embargo ahora a lo más que podía aspirar era a darle lástima.

Quería que cuando me recordara lo hiciera con mi antiguo aspecto, no con el de ahora, si me pasaba algo quería que me recordara guapo por egoísta que eso pueda parecer. Y ahí estaba mi dilema ¿Destrozaba esa imagen idílica que tenía de mí?

Pero Kiel siempre conseguía lo que quería de mí, así que probablemente le enviaría la fotografía y esperaría su reacción.

Dejé de pensar en tonterías y me dispuse a escribir la carta, tenía bastante claro la canción que iba a dedicarle y un montón de cosas que contarle así que pronto la acabé de escribir.

Al poco rato se despertó un perezoso Juls y nos trajeron el desayuno, me gustaba ver a Juls tan recuperado, aunque seguía débil estaba muy animado y eso era buena noticia.

Yo me encontraba bastante cansado pero debía intentar levantarme un poco y pasear, Roberto y Zen aún no habían llegado pero sabía que no tardarían mucho así que decidí aprovechar ahora para grabar mi diario.

Poco a poco y no sin esfuerzo, me levanté de la cama, cogí la cámara y tras despedirme de Juls me dispuse a dar un paseo para buscar el mejor sitio para grabar. No tardé en encontrarlo, más bien no quería buscar mucho así que en el primer lugar algo tranquilo que vi me puse a grabar.

“Diario de Tristán, la llegada de Zen y Roberto: Hola querido diario, empezaré diciendo que no me encuentro muy bien, tengo la sensación de que algo malo va a pasar, pero no quiero pensar mucho en ello, lo que sea será. Ayer tuve otra sesión, y no sé cuántas llevo ya, aunque según los médicos aún son pocas, no sé si aguantaré muchas más. Al menos he tenido alguna buena sorpresa estos días, anteayer vinieron a visitarme Zen y Roberto y la verdad es que me emocioné mucho. Necesitaba algo así para renovar energías, y aunque mi cuerpo este hecho una mierda, yo estoy bien de ánimos. En principio iban a quedarse solo una semana, pero me vieron tan mal que han decidido quedarse hasta que todo esto termine, no sé cómo tomármelo. Pero se lo agradezco de corazón a los dos, porque sé lo que supone para ellos tener que dejarlo todo por mí. Te confieso querido diario que estoy muy preocupado por Kiel, su madre está muy mal y sé que él no superaría su perdida, desde aquí le mando todas mis fuerzas a Lucía, aunque apenas la conozco ella trajo a la vida al amor de mi vida y solo por eso la adoro. Y en el fondo de mi corazón deseo que se recupere porque sé que con una suegra así me llevaría muy bien. Fuera de bromas, aunque no he tenido la suerte de conocerla a fondo, me bastó el poco contacto que tuve con ella para llegar a apreciarla de verdad. Sé que ahora con Zen y Roberto aquí no me voy a sentir tan solo, pero al mismo tiempo tengo miedo de causarles dolor, ellos van a tener que sufrir a mi lado y no sé si eso es justo por mi parte. Seguiría comentando cosas pero estoy muy cansado, me despido por hoy. Un piquito”

Apagué la cámara y volví a la habitación, dónde un sorprendido Juls me miraba.

- ¿Tan rápido has vuelto? – Preguntó con incredulidad.

- Estoy cansado Juls, no me apetece pasear – Confesé. Fui hacia la cama y me tumbé en ella.

- Esta sesión te ha dejado fatal – Comentó – ¿Te duele mucho?

- Ayer si sentía mucho dolor, hoy solo siento como si no tuviera fuerzas, me siento agotado y aunque intento hacer cosas mi cuerpo no me sigue el ritmo – Le informé – Es una mierda.

- Y encima hoy te tocan las pruebas, no vas a poder descansar en condiciones – Resopló.

- Hola ¿Se puede? – Zen y Roberto aparecieron por la puerta, y note que algo les preocupaba.

- Hola chicos ¿Ha pasado algo? – Pregunté – No traéis buena cara.

- Tenemos que hablar de Kiel – Comentó Roberto absolutamente entristecido.

- ¿Qué ha pasado? – Pregunté alterado. Por las caras que traían tenía que haber sido algo serio – ¿Está bien Lucía?

- Está mañana hemos hablado con Kiel, su madre colapso y estuvo a punto de morir…

- No puede ser – Interrumpí.

- Lucía está muy delicada Tris, Kiel y su familia lo están pasando muy mal – Apuntilló Zen.

- Por suerte esta vez parece ser que lo ha superado pero está en cuidados intensivos y estos días son decisivos – Informó Roberto.

- ¿Cómo está Kiel? – Pregunté ahora. Aunque era una pregunta tonta, sabía perfectamente lo mal que estaría.

- ¿No crees que siendo tu novio deberías de saberlo? – Preguntó con dureza Roberto, nunca me había hablado así – Sabes que te quiero mucho, pero sinceramente creo que te estás equivocando, lo que más necesita ahora Kiel de ti es una llamada y tú te obcecas con la tontería esa de las cartas.

- No es una tontería…

- Si es una tontería – Me interrumpió de nuevo con dureza – No digo que dejéis de hacerlo, pero no hay nada más cercano que una llamada cuando no se puede estar con la persona amada. Y créeme Tristán, Kiel lo necesita y dudo que a ti te venga mal.

- Pero si le llamo yo me derrumbaré – Agaché la cabeza apenado.

- Y si no lo haces te arrepentirás toda la vida de no haber apoyado a tu novio en un momento tan difícil para él – Roberto se acercó a mí y me acarició la espalda – Kiel te necesita, no puedes estar a su lado físicamente pero no sabes lo mucho que le animaras con una simple llamada.

- Está bien, déjame tu teléfono y la llamo ahora – Acepté al fin. Roberto tenía razón, aunque después de hablar con él yo aún lo echaría mucho más de menos, era lo que Kiel necesitaba, no podía ser tan egoísta y pensar solamente en mí.

- Perfecto, allí será de noche pero seguro que aún sigue en el hospital – Me informó Roberto – Toma – Me alargó el móvil – Y no metas la pata.

- Si, papa – Bromeé.

- Vamos Zen, tenemos que dejarle algo de intimidad – Se dirigió ahora a su chico – Y a ti Juls ¿Te apetece dar un paseo? – Propuso – Así nos enseñas un poco la clínica que Tristán es tan mal anfitrión que aún no nos ha dado un tour turístico – Bromeó.

- Vamos a ponerle remedio a eso ahora mismo – Sonrió Juls – Además seguro que mi padre está por ahí haciendo algo y así le saludamos.

- Perfecto, pues vamos – Se animó Roberto – Y tú Tristán, tienes media hora aprovéchala bien.

Los tres se fueron dejándome completamente solo en la habitación, con el móvil de Roberto en la mano y una enorme angustia. Tenía que llamarle pero… ¿Cómo se tomaría Kiel mi llamada?

Decidí no darle más vueltas y llamar. Un tono, dos tonos, Kiel no cogía la llamada y yo empezaba a impacientarme, tres tonos, estaba a punto de colgar.

- ¡Roberto! ¿Le ha pasado algo a Tristán? – Preguntó bastante preocupado. Escuchar su voz después de tanto tiempo hizo que mi corazón saltara dentro de mi pecho, parecía tan lejana, tan inalcanzable, pero a la vez tan cercana y reconocible.

- No soy Roberto – Dije sin más, me había quedado sin palabras.

- ¡¿Tris?! – Exclamó sorprendido, entre la duda y la sorpresa.

- Hola nene, soy yo – Al fin me desbloqueé e intenté iniciar una conversación.

- No puedo creer que seas tú – Incluso a miles de kilómetros de distancia pude sentir como se emocionaba – No esperaba que me llamaras, amor te echo tanto de menos.

- Roberto me convenció para llamarte – Reconocí – He sido un tonto por no haberlo hecho antes nene. ¿Cómo está tu madre?

- Tris, he estado a punto de perderla – Podía notar cómo se contenía para no llorar – Su cuerpo colapso y tuvieron que llevársela rápidamente a urgencias, pero por suerte consiguieron estabilizarla, ahora está en observación y estos días son críticos para ver como evoluciona, fue muy duro Tris.

- Siento tanto no poder estar allí contigo nene – Susurré – Me gustaría poder abrazarte para darte ánimos, estar a tu lado en estos momentos tan difíciles.

- A mí también me gustaría amor, pero no te preocupes sé que si no estás aquí conmigo es porque no puedes – Aseguró – Además prefiero que estés allí tratándote para que luego puedas estar conmigo por siempre. Te amo Tris.

- Yo también te amo nene – Estaba comenzando a emocionarme, mis ojos ya cristalizados estaban a punto de dejar escapar las lágrimas. Le echaba tanto de menos, y sentirle hacía aún más difícil la distancia – Tienes que ser fuerte por los dos, porque necesito que tú estés bien para afrontar lo que yo tengo que afrontar, no quiero verte hundido ¿Lo entiendes nene?

- Tris, pero es tan difícil – Sollozó – Ver a mi madre como poco a poco va perdiendo luz, recibir tus cartas y notar que tú estás cada vez peor aunque no quieras decírmelo, no puedo soportarlo Kiel.

- Nene escúchame – Por nada del mundo quería que se hundiera, porque si él se hundía yo iba detrás – Tienes una familia estupenda que depende en gran parte de ti, si ellos te ven mal ellos también estarán mal, tienes un novio que te espera en cuanto tu madre se haya recuperado del todo y puedas ir a verle, no puedes rendirte ¿Me oyes?

- Entonces ¿Ahora si quieres que vaya a verte? – Bromeó aún entre sollozos.

- Quiero que tu madre se ponga bien para poder tenerte a mi lado – Confesé.

- Allí estaré amor, se fuerte y aguanta hasta que yo pueda ir contigo – Pidió – Apóyate en Zen y Roberto para lo que necesites, y en Alex y Toni cuando vayan que seguro que no tardaran. Prométeme que me esperaras.

- No puedo prometértelo nene, pero si puedo prometerte que lo intentaré, que seré fuerte por ti – Aseguré, aunque por dentro no sabía si podría aguantar tanto.

- Te amo tanto – Podía escuchar como lloraba al otro lado de la línea.

- No llores nene, por favor, si te oigo llorar me voy a poner triste – Susurré al teléfono – Vamos a seguir con las cartas, pero a partir de ahora me tendrás al teléfono siempre que quieras. Si necesitas hablar con alguien o desahogarte porque has tenido un mal día, no dudes en llamarme, si me echas de menos y quieres escuchar mi voz, llámame. Estaré ahí para lo que necesites amor, y si no tienes un teléfono a mano, habla con la luna que te escucharé.

- Por favor Tris no me dejes – Sollozó de nuevo – Si me dejas solo… no podré superarlo.

- Se fuerte Kiel – Debía cortar la llamada o terminaría hundiéndome definitivamente – Dale besos de mi parte a tu madre y dile que le deseo lo mejor, te amo nene.

- No me cuelgues Tris – Suplicaba Kiel.

- Tengo que hacerlo nene, pronto volveremos a hablar – Saque fuerzas de donde no tenía para no derrumbarme antes de cortar la llamada.

- Te amo Tris – Entonces colgué y tras dejar caer el teléfono en la cama comencé a llorar desesperadamente.

Sabía que si hablaba con Kiel, si escuchaba su voz, si le oía decirme te amo, me hundiría. Era tan duro no poder estar a su lado, se me hacía tan difícil soportar todo esto sin él.

Mi pecho dolía, no solo metafóricamente, dolía de verdad. Me agarré el pecho con la mano y seguí llorando.

- No, por favor, ahora no – Suplicaba entre lloros – Ahora no, no puedo dejarle solo.

Entonces oí como alguien entraba a la habitación, sin mirar sabía quién era.

- Dios mío Tris ¿Estás bien? – Roberto corrió hacia mí, Zen y Juls se quedaron inmóviles en la puerta.

- Roberto llama a un médico – Conseguí decir aguantando el dolor.


Y mi cuerpo no tardó en notar los síntomas de la llegada de un ataque, y de pronto perdí todo sentido de la realidad cayendo a la oscuridad de un abismo, oyendo voces retumbando de fondo, hasta que dejé de escucharlas.

***

Notas finales:

No he sido tan mala ¿No?

La madre de Kiel de momento sigue viva ^^

Por fin Tristán ha cedido y ha cogido el móvil para llamar a Kiel ^^ Ya era hora XD

Pero ahora ¿Qué le pasa a Tristán?

Ayyyss habrá que esperar al próximo capítulo para saberlo XD

Agradecer como siempre sus estupendos reviews a ImPandahero, Debs, Taiga, Cata, EscorpioKat96, Ana, Shuii y verosehum ^^ Si bien la semana pasada estaba triste he de confesar que esta semana me habéis alegrado mucho con vuestros comentarios ^^ Gracias de verdad ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).