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Open Mind por yaonita

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Notas del capitulo:

Hola ^^

De nuevo toca capítulo, y creo que va a ser un capítulo que como su nombre indica está plagado de buenas y malas noticias :(

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

54. Una de cal y otra de arena.

(Kiel)

Estaba desayunando antes de ir a la clínica, Edward, Sophie y Zen estaban sentados a la mesa conmigo mientras Roberto hablaba por teléfono con Alex. Todos los días Alex y Toni llamaban para preocuparse por Tris, y de vez en cuando también llamaban Santi y Luis a los cuales les iba de maravilla su relación.

La verdad es que todos querían mucho a Tristán y eso se notaba, yo me sentía muy feliz por mi chico de saber que tenía a tanta gente estupenda preocupándose por él, lástima que muchas veces él no se diera cuenta de ese hecho.

- Alex y Toni os mandan saludos – Comentó Roberto al sentarse a la mesa después de colgar la llamada. Dicen que intentaran venir otra vez pero que no están seguros de poder.

- Es una pena que no puedan venir más a menudo – Comenté entristecido – Sé que eso les afecta.

- Si, si por ellos fuera se quedarían aquí con nosotros pero alguien tiene que cuidar el pub – Comentó Zen.

- Yo lo que no entiendo es cómo son capaces de volar sin problemas después de lo que les paso – Recordó Roberto.

- ¿Qué les pasó? – Intervino Sophie con curiosidad.

- ¿No te lo conté cariño? – Preguntó Edward – Hace tiempo me lo explicó Tristán, la verdad es que son unos chicos con mucha suerte.

- Veras Sophie – Intenté explicarle – Ellos hace años, cuando tenían catorce, tuvieron un accidente de avión, sobrevivieron durante años solos en una isla desierta hasta que les encontraron, es increíble yo aún alucino cuando lo pienso.

- Con solo catorce años sobrevivieron, no solo al accidente en sí, si no al estar aislados por dos años en una isla desierta, cuando los encontraron estaban perfectamente de salud – Explicó un orgulloso Roberto – Después de eso han sido incapaces de separarse por mucho tiempo, de ahí que los llamemos los inseparables.

- ¿Y ya eran novios cuando llegaron a la isla? – Preguntó Sophie muy interesada en la conversación, ella los había conocido en su visita hacía unas semanas.

- ¡Qué va! Ni siquiera se soportaban – Comenzó a reír Zen.

- Pero en realidad Alex ya estaba enamorado secretamente de Toni y consiguió conquistar su corazón – Cerré la historia con una sonrisa – Según Tristán son unos cursis empalagosos.

- Mira quien fue hablar – Protestó Zen – Con lo cursi y empalagoso que se vuelve contigo – Se rió – Quien lo hubiera dicho.

- La gente cambia cuando conoce a la persona adecuada – Apuntilló Roberto.

- Bueno chicos yo ya me voy a la clínica ¿Quién se viene conmigo? – Edward se levantó para irse, siempre aprovechábamos cuando él se iba para ir con él en coche.

- Cariño, yo iré un poco más tarde, ahora que Juls está mejor estoy mucho más tranquila – Comentó Sophie.

- Yo iré contigo Edward – Me levanté también – Roberto y Zen vendrán a la tarde.

- Perfecto, pues vamos – Nos dispusimos a irnos.

Justo cuando íbamos a marcharnos sonó el teléfono de la casa. Sophie fue a responder y Edward esperó para ver si era algo importante, todos observamos con atención a Sophie mientras hablaba pues parecía nerviosa.

- ¿Cariño quien era? – Preguntó Edward al ver que su esposa colgaba el teléfono.

- Era de la clínica – Todos esperamos a que hablara ya que si era de la clínica seguro que tenía que ver con Juls – Era Juls – A Sophie se le iluminó la cara y entonces nos dio la noticia – El virus ha desaparecido de su cuerpo, se lo han dicho esta mañana los médicos, dice que cuando vayamos nos darán más explicaciones pero que quería darnos la noticia él mismo.

- Eso es increíble – Edward fue corriendo a abrazar a su esposa – Sabía que mi chico lo conseguiría, lo sabía.

- Nos alegramos mucho por vosotros – Roberto fue a abrazar a la pareja.

- Ahora solo tiene que recuperarse y ya está – Zen también los abrazó.

- Enhorabuena – Los abracé yo también.

- Esto tenemos que celebrarlo chicos – Exclamó entre risas Edward. Yo estaba contento por Juls evidentemente, pero no dejaba de pensar en Tris y si él tendría la misma suerte – Ohhh Kiel, lo siento – Edward se disculpó al verme triste – Seguro que Tristán también lo supera.

- Lo sé Edward, no te preocupes de momento celebremos lo de Juls – Le disculpé.

- Tengo que comprarle un regalo a mi chico para celebrarlo – Comentó – Kiel te llevaré a ti a la clínica y te dejaré allí para ir a comprarle algo.

- De acuerdo Edward – Acepté.

Poco rato después, y después de celebrar un poquito más la gran noticia, ya estaba en la clínica. Tenía muchas ganas de ver a Tristán, fui directo a su habitación pero no había nadie, lo que me extrañó bastante. Decidí preguntar a las enfermeras para ver si ellas sabían decirme donde estaba Tristán, cuando llegué donde solían estar las sorprendí hablando de un paciente.

- Es una pena que lo hayamos perdido – Comentó Stephanie, una de las enfermeras que solía atender a Tris. Me quedé estupefacto escuchándolas.

- Pensé que lo conseguiría pero últimamente estaba muy débil – Le contestó la otra enfermera a la cual no conocía – Es una pena, de verdad que era un chico estupendo.

- Está siendo un día de contradicciones y eso que recién lo comenzamos – Protestó Stephanie – Primero la buena noticia de Juls y ahora esto, cuando pasan estas cosas no puedo evitar entristecerme.

- Cuanto más te relacionas con los pacientes es peor – Siguió la otra – Yo empecé a temblar pensando en lo peor ¿Estarían hablando de Tristán? Me daba miedo preguntar.

Decidí dejar de escuchar a las enfermeras e irme sin preguntar, si se trataba de Tris no quería saberlo, volví a la habitación y esta seguía vacía, comencé a ordenar las cosas de Tristán esperando, más bien deseando que este volviera. No sé cuanto rato estuve centrado en ordenar, e intentado no pensar en nada más, hasta que entró Juls a la habitación.

- Kiel… ¿Te lo han dicho ya? – Preguntó entristecido, con los ojos cristalinos aguantando las ganas de llorar.

- Si, ya sé la buena noticia, enhorabuena Juls – Le abracé. Por su cara sabía que no se refería a esa noticia pero no quería escuchar nada más.

- No me refiero a eso Kiel – Me separó y me miró a los ojos – Me refiero a Tristán, él…

- No quiero escucharlo – Me di la vuelta y seguí ordenando la habitación, en realidad quitaba cosas de un sitio para ponerlas en otro. Sin darme cuenta comencé a llorar.

- Kiel por favor no me lo pongas más difícil – Suplicó.

- He dicho que no quiero saber nada – Grité – No quiero saber que ha muerto, no quiero saber que ya no volveré a verle, a besarle, a tenerle a mi lado – Me dejé caer de rodillas al suelo llorando ya sin control.

- Kiel – Juls se acercó a mí, se dejó caer al suelo junto a mí y me abrazó – ¿Quién te ha dicho que ha muerto? – Se sorprendió.

- Escuché a las enfermeras hablando de que habían perdido un paciente, y tú…

- Tristán sigue vivo Kiel, pero tuvo un ataque muy fuerte hace unos minutos, se lo llevaron a urgencias – Seguía abrazándome con fuerzas.

- Entonces ¿No está muerto? – Pregunté entre sollozos.

- Que yo sepa no – Aseguró – Pero los médicos aún no han informado de su estado, debemos esperar noticias.

- Pero las enfermeras dijeron…

- Han sido una noche y una mañana moviditas, se murió otro paciente, Rick, tenía once años – Comentó apenado.

- No debería alegrarme, y me sabe mal por ese niño, pero por un momento pensé que hablaban de Tristán – Me calmé un poco, por frío que pareciera me alegraba de que no hubiera sido Tristán el fallecido.

- Vamos levántate – Juls se levantó y me ayudó a mí a levantarme – Ahora solo podemos esperar a que nos den noticias sobre Tristán, me han comentado que esperemos aquí en la habitación.

- ¿Tris estaba muy mal? – Pregunté con algo de miedo.

- Me dio un buen susto Kiel – Confesó apenado – Está muy débil no sé si soportara este ataque, pero debemos confiar.

- Sé que lo superara – Aseguré – Me prometió que lucharía hasta el final y él no se rinde fácilmente, siempre consigue lo que quiere.

- Esperemos que tengas razón – Deseó – Por cierto ¿No vino mi padre contigo?

- No – Informé – Me dejó y se fue a hacer un recado – No quería decirle que había ido a comprarle un regalo – Dios, ahora que lo dices debo avisar a Roberto y Zen, seguro que vendrán inmediatamente.

- Adelante, llámalos – Me animó.

Me había llevado un gran susto, por un momento había pensado que Tristán había muerto y el mundo se me había venido encima. Aún así estaba muy inquieto, por lo que me había dicho Juls el estado de Tristán era bastante malo y el ataque había sido fuerte, aún no podía asegurar que Tristán estuviera sano y salvo.

Llamé a Roberto para informarle de lo que había pasado y poco rato después ya estaban Zen y él en la clínica, con ellos vino Sophie que también estaba preocupada por Tristán. Edward se llevó un gran disgusto cuando llegó, había traído chocolates y galletas diversas para celebrar entre todos la buena noticia de Juls y cuando vio nuestras caras y le contamos lo que había pasado se hundió.

En la clínica había un ambiente de tristeza absoluta por todos lados, entre la muerte de aquél niño y el susto de Tristán del que aún no sabíamos nada, todos los pacientes y personal de la clínica estaban desanimados. Ni siquiera la buena noticia de Juls podía animar un poco el ambiente.

Llevábamos rato esperando noticias de Tristán y yo ya me estaba desesperando, necesitaba saber con urgencia como estaba.

- No entiendo porque no nos dices nada – No paraba de caminar de un lado a otro de la habitación – Ya deberían saber algo – Protesté.

- Cálmate Kiel – Me pidió Roberto – Nos han dicho que en cuanto puedan nos dicen algo, si aún no nos han dicho nada es que deben seguir tratando a Tristán.

- Es que no puedo seguir así – Me encaré a él – No puedo seguir sin saber que le ha pasado ¿No lo entiendes?

- Claro que lo entiendo – Se acercó a mí y me agarró por los brazos para obligarme a pararme y mirarle a la cara – Todos queremos a Tristán y todos estamos preocupados por él, pero no ganamos nada perdiendo los nervios. Siéntate y tranquilízate – Me guió hasta la cama de Tristán para que me sentara en ella.

- Lo siento chicos – Pedí perdón por mi comportamiento – Es que necesito saber algo ya, no soporto esta incertidumbre.

- ¿Se puede? – El doctor asomó la cabeza por la puerta pidiendo permiso para entrar.

- Por supuesto pasé – Me levanté nervioso de la cama – Díganos como está Tristán.

- Normalmente solo hablaríamos con su familia, pero sabemos que ustedes son como su familia – Comenzó a hablar el doctor. Roberto, Zen, Juls, Edward, Sophie y yo escuchábamos con atención – Tristán ha tenido un ataque al corazón muy fuerte, en plenas facultades físicas lo habría superado sin problemas, pero estaba muy debilitado

- Por favor, dígame que está bien – Supliqué con tristeza, sus palabras no auguraban nada bueno.

- De momento hemos conseguido estabilizarle y sigue vivo – Suspiré aliviado – Pero su cuerpo estaba muy debilitado y está muy delicado, está consciente pero casi no habla, ni puede moverse por sí mismo, debe seguir en observación con cuidados intensivos. Pero ahora hay una decisión que deben tomar ustedes.

- ¿A qué se refiere? – Preguntó casi sin voz Roberto.

- Verán, si seguimos con el tratamiento con lo delicado que está es peligroso y podría no soportarlo, pero si detenemos el tratamiento hasta que se recupere físicamente el virus se fortalecerá de nuevo y posiblemente no podamos acabar con él – Nos informó de las opciones – Tenemos que hacer análisis para asegurarnos, pero creemos que con unas cinco o seis sesiones más acabaríamos con el virus, pero si esperamos a que se recupere posiblemente deberíamos empezar desde un principio. Ustedes deben tomar la decisión ¿Seguimos con el tratamiento o esperamos a que se recupere?

- ¿Se lo han preguntado a él? – Volvió a tomar la palabra Roberto.

- Ahora mismo Tristán es incapaz de tomar una decisión así, está consciente pero no es del todo consciente de lo que hay a su alrededor, no sé si me explico, no está en coma pero tampoco reacciona a nuestras palabras, no podemos esperar a que sea capaz de tomar esa decisión, todo depende de ustedes – Concluyó – Les dejó para que lo piensen un poco, volveré en una hora más o menos.

- ¿Podemos ver a Tristán? – Pregunté antes de que se marchara.

- Aún no – Sentenció – Ahora es mejor que descanse, quizás más tarde, ya les diré – Y sin más se marchó. Todos nos quedamos en silencio digiriendo las palabras del doctor.

- Creo que es mejor que dejen las sesiones hasta que se recupere – Comentó al fin Sophie.

- Pero si esperamos quizás luego sea demasiado tarde – Debatió Roberto.

- Y si le siguen dando sesiones quizás su cuerpo no lo aguante – Apuntilló Zen.

- Es una decisión difícil – Comentó Edward – Posiblemente si se tratara de mi hijo esperaría a que se recuperara para seguir con las sesiones.

- Pero hay que pensar como lo haría Tristán papa – Comentó Juls.

Yo no les prestaba mucha atención, mi cabeza no paraba de darle vueltas y pensar en los pros y contras, sabía que todos esperarían que yo tomara la decisión pero no sabía si estaba preparado para eso.

Todos me miraban expectantes y yo cada vez estaba más nervioso.

- Kiel, seguramente a Tristán le gustaría que tú tomaras la decisión – Comentó Roberto – Siento dejarte esa responsabilidad a ti pero yo sinceramente soy incapaz de hacerlo – Se apenó.

- Una pregunta Juls – Le miré a él – Tú que has estado cerca de Tristán durante todo este tiempo y que lo has sufrido en tus carnes ¿Son muy duras las sesiones?

- Durísimas – Aseguró – Tristán se hacía el fuerte pero sufría mucho con las sesiones. Es una sensación muy rara, sientes que todo el cuerpo te quema por dentro, se te revuelve el estomago y te sientes sin fuerzas.

- No puedo permitir que Tristán tenga que volver a empezar de cero y volver a sufrir todo lo que ha sufrido hasta ahora – Comenté entristecido – …l no querría eso estoy seguro, desandar el camino andado y tener que volver a recorrerlo es algo que Tristán jamás haría y yo tampoco quiero que sufra de nuevo.

- Pero si dejamos que sigan con las sesiones también puede ser peligroso – Comentó Roberto.

- Roberto tú eres alguien muy importante para Tristán y lo sabes, por favor ayúdame a tomar esta decisión – Le supliqué – ¿Qué crees que querría Tristán?

- Tristán… – Sonrió con tristeza – Tristán está loco, se lanzaría y seguiría con las sesiones a pesar del riesgo – Reconoció – Alguna vez le he escuchado decir que no hay que dar un paso atrás ni para coger carrerilla, supongo que eso lo dice todo.

- Entonces estás de acuerdo conmigo en que es mejor que sigan con las sesiones ¿Verdad? – Le miré anhelando su conformidad.

- No hay forma de saber si es lo mejor para que sobreviva, pero si podemos saber que sería la decisión que Tristán tomaría si pudiera – Aseguró – No hay otra opción.

- Pues que así sea – Zanjé la discusión – Espero no arrepentirme de esta decisión – Susurré apenado.

- Kiel – Roberto me abrazó con cariño – Ha sido una decisión conjunta, si no es la correcta, habrá sido culpa de todos. No te eches toda la responsabilidad a la espalda, estamos aquí para apoyar a Tristán y para apoyarte a ti cuando lo necesites y lo sabes.

- Gracias Roberto – Algunas lágrimas se escaparon de mis ojos – Es que me siento culpable, no estuve aquí anoche cuando Tristán me necesitaba, no pensaba que estuviera tan mal, si lo hubiera sabido habría dormido con él esta noche.

- Sabía que algo te preocupaba – Apretó más el abrazo – Ya sabes cómo es Tristán, él no quería preocuparte más de la cuenta y se hacía el fuerte, era imposible que tú supieras como se encontraba realmente, siempre ha sido muy cabezota. Además, otras noches has dormido en la clínica, no puedes estar siempre aquí o enfermaras, Tristán lo sabía y por eso quería que fueras a dormir a casa. No debes culparte por eso, Tristán no te lo tendría en cuenta.

- Pero yo me siento mal – Reconocí – Siento que le he fallado de alguna manera.

- Tampoco habrías podido cambiar nada de haber estado aquí – Aseguró. Me separó y me miró fijamente – Hubiera tenido el ataque igualmente Kiel.

- Siento interrumpir un momento tan bonito, pero me gustaría comentar algo – Nos interrumpió Juls – Como bien dice Roberto, de estar aquí no habrías podido hacer nada, yo estaba en la cama de al lado y lo más que pude hacer fue llamar a las enfermeras, no te sientas culpable por eso. Y como te ha comentado antes Roberto, Tristán se hacía el fuerte delante de ti para no hacerte sufrir más de la cuenta, en todo caso tendría que sentirme culpable yo por no haberte dicho nada de su verdadero estado.

- Aquí nadie es culpable de nada – Edward se acercó a su hijo y pasó su brazo por sus hombros – Cuando el destino decide poco podemos hacer. Ahora lo más que podemos hacer, es dejar de lamentarnos y buscar culpabilidades y ayudar a Tristán en todo lo que podamos. No dejarlo solo en ningún momento, que sienta que estamos ahí aunque no sea capaz de reaccionar. Tristán se ha ganado un trocito de nuestro corazón – Ahora le dio la mano a su mujer que estaba a su lado – Y deseamos de veras que se recupere, estaremos aquí para lo que haga falta – Ofreció su ayuda emocionado.

- Muchas gracias de verdad – Sonreí muy emocionado. Tristán era capaz de ganarse el corazón de la gente buena – De verdad que os agradezco vuestro apoyo y sé que Tristán también, que aunque a veces parece una persona fría a la que le cuesta mostrar sus sentimientos, puedo asegurar lo importantes que sois todos para él.

- Un abrazo – Demandó Roberto – Y todos nos abrazamos emocionados.

Fue una mañana muy intensa en cuanto a emociones se refiere. Tras comunicarle al doctor nuestra decisión, nos quedamos un rato más en la habitación hablando de Tristán y riéndonos de sus tonterías. Hablar de él era nuestra forma de sobrellevar lo mejor posible todo lo que había pasado, una forma de recordarle en sus mejores momentos y no en su peor estado.

Juls y su familia quisieron que les explicara como nos habíamos conocido y como nos habíamos hecho novios, les expliqué todo obviando algunas partes que creí que sobraban. Quizás nuestros comienzos no habían sido fáciles, pero ahora estaba seguro de mis sentimientos por Tristán y de los suyos hacia mí.

Después de acompañar a Juls durante su comida, le dejamos a él descansando y nos fuimos el resto a comer, era agradable estar rodeado de tanta gente buena a la que le importaba tanto Tristán.

También estuve hablando por teléfono con Alex, él y Toni se habían enterado de lo que le había pasado a Tristán por Roberto al que habían llamado esa mañana para saber como se encontraba. No tardaron en llamarme para saber como me encontraba yo y animarme en todo lo posible, aunque fuera en la distancia.

Por la tarde volvimos a la clínica ya que el doctor nos dijo que podríamos visitar durante un rato a Tristán, eso sí, muy poco rato y de uno en uno. Aún estaba delicado y no era bueno sobrecargarle demasiado.

Los chicos quisieron que yo entrara primero a verle y no dude en aceptar, necesitaba con toda mi alma verlo y saber que estaba bien.

Aunque el doctor ya me había advertido de lo que me encontraría, al entrar en la sala donde tenían a Tristán bajo control no pude sino hundirme ante lo que veía. En la cama, completamente rodeado de maquinas que no paraban de pitar y con un montón de cables conectados a su cuerpo, se encontraba un Tristán completamente desconocido para mí.

Tenía los ojos cerrados, posiblemente estaba dormido, su rostro completamente pálido demostraba los signos del sufrimiento que había padecido, todo su cuerpo parecía que estuviera a punto de desaparecer de lo delicado que se veía. Mi alma se contrajo y mi corazón sufrió con la simple imagen de un Tristán completamente vencido por la enfermedad.

Me acerqué lentamente ya que no quería despertarle de su sueño reparador, me senté junto a él en una silla y lentamente acaricié sus mejillas con mis manos. Me dolía tanto verle así y no poder hacer nada.

Luego simplemente agarré su mano con suavidad y me quedé a su lado mirando y acompañándole en su descanso. Me moría de ganas por hablar con él, pero no quería molestarlo ahora que parecía descansar ajeno a todo el dolor que su cuerpo sufría constantemente.

No sé cuanto rato estuve así, sujetando su mano con la mía, el tiempo a su lado no se me hacía pesado, pero cuando poco a poco abrió los ojos y me miró fijamente todo valió la pena.

- Amor no te esfuerces – Susurré al ver que intentaba esforzarse para hablar conmigo – Debes descansar no te preocupes por mí, yo estoy bien estando así contigo.

- Kiel… – Su voz a penas se escuchó y varias lágrimas se instalaron en sus ojos.

- Debes ser fuerte mi amor, ahora es cuando más debes serlo – Acaricié sus mejillas y limpié sus lágrimas – La vida nos está poniendo una dura prueba y juntos debemos superarla, pero tú tienes el papel más difícil. Demuéstrame que el hombre del que estoy enamorado es muy fuerte y no se rinde tan fácilmente.

- Te amo – Dijo con mucho esfuerzo.

- Y yo a ti, descansa mi amor – Le acaricié suavemente su rapada cabeza – Descansa que yo estaré a tu lado en todo momento. Y vi como poco a poco cerraba sus ojos para dormir de nuevo.

Me emocioné al verle tan delicado, pero al menos me había reconocido, tenía miedo de que no fuera así. Según el doctor no era muy consciente de todo lo que había a su alrededor y quizás es cierto que en su expresión se notaba algo contrariado, pero a mí me había reconocido y eso me llenó de gozo.

No iba a separarme de él más que lo necesario. Ahora más que nunca me necesitaba y allí estaría para él. Verle tan débil, tan delicado y enfermo, había conseguido que mi amor por él aumentara si eso era posible. Siempre había pensado que era un chico fuerte y que nada tenía yo para aportarle, ahora me daba cuenta de que también tenía sus debilidades como cualquiera y que yo podía protegerle y estar a su lado cuando me necesitara.

Tristán tenía miedo de que le viera así, pensaba que dejaría de amarle al verle tan enfermo, pero sucedió todo lo contrarío, me había enamorado mucho más si cabe de ese chico que estaba tumbado a la cama.

Por algún motivo recordé una canción antigua que había escuchado mucho en su momento y que ahora más que nunca cobraba un sentido especial para mí, “Sirens de Pearl Jam”, era como si la estuviera escuchando ahora mismo en mi cabeza. Necesitaba tomar de nuevo la mano de Tristán y apoyar mi cabeza en su pecho para sentir su respiración, para sentir que aún estaba aquí conmigo y con miedo a perderlo algún día. Tenía tanto que perder, mis ojos comenzaron a humedecerse sabía que nada duraba para siempre pero deseaba que lo nuestro fuera la excepción que confirma la regla.

Quería que lo nuestro fuera eterno y ahora más que nunca, me aterraba perderle.

***
Notas finales:

Os he dado algún que otro susto ¿Verdad? XD

Creo que este capítulo es un punto de inflexión, pronto sabremos si Tristán se recupera o no :(

Os pongo la canción que sale al final del capítulo:

https://www.youtube.com/watch?v=vWBtIvevUe4

Esta canción se la dedico a ImPandahero ya que me la propuso y quiero que se anime un poquito ^^

Como siempre digo siempre que pueda hacer algo por agraceros el que estéis ahí, lo haré ^^ Porque para mí lo más importante de escribir es saber que hay gente ahí atrás que me ha acompañado desde un principio, que quizás no siempre pueden escribir pero que siguen ahí al pie del cañón ^^

Creo que la historia rondará los sesenta capítulos, la verdad es que no esperaba que fueran más de cincuenta y creo que me he alargado bastante con el tema de Tristán en la clínica. Esto ha hecho que haya unos cuantos capítulos tristes, pero no quería acelerar el proceso, quería que se sintiera exactamente lo que los personajes sienten en esos momentos. La verdad es que había cosas que no sabía exactamente como expresar y espero haberlo conseguido ^^

Como siempre agradecer a quienes han dedicado un poquito de su valioso tiempo para escribirme un comentario, que en este capítulo han sido Ushio, Cata, Ana y Musubi ^^ Y también agradecer, que muchas veces me olvido, a todos los que leen y no pueden comentar por el motivo que sea, también es gracias a ellos que sigo escribiendo ^^ Ando un poco sentimental creo que se nota XD

Ya estoy pensando en una nueva historia, pero tengo varias ideas en la cabeza y no sé cual gustaría más ¿Tenéis alguna sugerencia? ^^

Un beso

Yaonita


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