Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Open Mind por yaonita

[Reviews - 439]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Después de dos semanas aquí vuelvo con un capítulo más, de verdad siento el retraso pero voy con el tiempo justo :(

¿Qué les pasó a Luis y Santi? Hoy lo sabremos ^^

Os recuerdo que lo que está en cursiva son conversaciones mantenidas con anterioridad al momento narrado.

Espero que os guste ^^

Un beso

Yaonita

59. Ha llegado el adecuado.

(Luis)

Llevaba horas dando vueltas con el coche por toda la ciudad y no había manera de encontrar a Santi por ningún lado. Estaba tan desesperado que incluso había llamado a Tristán para ver si él sabía algo, convencido de que Santi quizás había ido a su casa.

Resultó no ser así y ahora seguía sin saber donde estaba.

Cuando anoche tuvimos esa discusión no pensé que llegaría a tanto, a mí no me gustaba discutir, me consideraba un chico bastante tranquilo y pacifico, pero por algún razón perdí los papeles y no me pude controlar.

El resultado de la discusión fue que Santi se marchó enfadado y que ahora yo no sabía dónde estaba. Cuando se marchó no le di importancia, estaba tan molesto que no fui tras él, intenté dormir como si nada hubiera pasado pero me fue imposible. Me pasé toda la noche dando vueltas en la cama, preocupado y molesto conmigo mismo por mi actitud con Santi.

Pero tenía tanto miedo de perderle. Se había vuelto tan importante en mi vida en tan poco tiempo.

Y tenía tantos celos.

Dos días atrás habíamos hecho una cena con los chicos en casa de Zen y Roberto, de vez en cuando quedábamos para cenar y pasar un rato juntos. Habíamos formado un grupo de amigos que me gustaba mucho y me sentía muy a gusto con ellos, pero no podía olvidar que en el grupo estaba Tristán. Un chico que ya me había quitado a mi novio una vez y del que había estado enamorado mi actual novio.

Me sentía un bastardo por pensar así, al fin y al cabo Tristán ahora también era mi amigo y el no tenía la culpa, pero por mi mente no dejaban de pasar imágenes de Tristán y Santi juntos y eso me volvía loco.

Santi me había asegurado, y yo le creía, que nunca se había llegado a acostar con Tristán, y también me decía una y otra vez que ya no sentía nada por él, pero yo no las tenía todas conmigo. Había visto como se besaban tiempo atrás y esa imagen seguía anclada en mi memoria.

Tristán era un chico perfecto, era de una belleza exótica y despampanante, con esos ojos azules que destacaban debido a su piel morena. Con un cuerpo bien formado y definido que sabía mover con soltura, una sonrisa picara y traviesa y una actitud chulesca y segura, podía entender perfectamente que fuera fácil sentirse atraído por él y que muchos chicos cayeran rendidos a sus pies, entre ellos Kiel y Santi.

En aquella cena, rodeados de amigos y entre charlas distendidas, me di cuenta de que Tristán no podía evitar ser el centro de atención, era como la corriente de un rio que te lleva al mar de manera inexorable. Era un punto de energía que atraía todo a su alrededor y acababa rodeado de partículas que lo único que deseaban era formar parte de su universo.

Y lo más curioso de todo era que el parecía no darse cuenta, lo hacía sin querer, sin percibir todo lo que generaba a su alrededor.

Y yo me sentía tan poca cosa a su lado, tan ínfimo, en el universo él era el sol y yo una pequeña mota de polvo que flotaba a su alrededor.

Sabía que estaba siendo injusto con Tristán, que él no tenía la culpa pero no podía evitarlo.

Ya habían pasado unos meses de su regreso, y a pesar de seguir en silla de ruedas, Tristán ya había recuperado gran parte de su atractivo. Ese dato me lo hizo saber Santi en aquella cena.

- Me alegra ver a Tristán tan recuperado, está muy guapo – Me había dicho por lo bajini, con una sonrisa en la cara y mientras en la mesa se llevaba a cabo una conversación divertida y absurda a la vez.

- Parece que le está sentando bien estar en casa – Comenté con desgana y de forma cortante.

Santi era hermoso, podría estar con quien quisiera pero estaba conmigo. Debería sentirme afortunado por eso, estar tranquilo y disfrutar de su compañía, pero en lugar de eso no paraba de darle vueltas a la cabeza.

Todo entre nosotros había ido muy rápido, a los pocos meses de conocernos ya estábamos viviendo juntos y la verdad es que nos iba de maravilla. Le amaba con locura.

Siempre he sido un chico sensible, muchos me consideran cursi o antiguo por mi forma de pensar, me gusta engalanar con cumplidos a mi chico, decirle lo precioso que es a mis ojos, hacer que se sienta amado por mí. Por desgracia eso no gusta a todos los chicos, he tenido experiencias amargas en el pasado.

Cuando me enamoré por primera vez lo di todo, no me importó que la relación de dos chicos estuviera mal vista o que solo tuviéramos dieciséis años, yo estaba enamorado y quería darlo todo por mi chico. Sin importar lo que los demás dijeran o pensaran.

Pero no funcionó, no bastaba con que yo deseara que lo nuestro funcionara él también debía desearlo. Acabó dejándome según él porque se sentía agobiado.

Por desgracia, no fue la última vez que me dejaron por ser demasiado cariñoso.

Sabía que quizás debía cambiar, intentar ser menos afectuoso, menos cursi o menos atento con los chicos con los que salía, pero no podía evitarlo. Es algo superior a mis fuerzas.

Y ahora que estoy con Santi tengo miedo de que se acabe cansando de mí como muchos otros, tengo miedo de que me deje por alguien con más luz, alguien como Tristán.

Aquella noche después de la cena me comporté muy distante con Santi, al llegar a casa simplemente nos fuimos a dormir y apenas le di un beso de buenas noches.

Al día siguiente fui a recogerlo al conservatorio por la tarde, aprovechando que no teníamos que trabajar habíamos quedado para ir a cenar y después ir a ver una película al cine. Cuando llegué estaba hablando con Kiel y con otro chico al que no conocía, un chico muy guapo que no paraba de lanzarle sonrisitas tontas, estaba coqueteando descaradamente con él.

Al verme Santi y Kiel se acercaron a mí. Santi parecía cansado pero contento.

- Amor ¿Hace mucho que me esperas? – Preguntó nada más llegar a mí.

- No hace mucho – Contesté tajante, aún rondaban en mi mente las imágenes de aquél chico coqueteando con Santi.

- Hola Luis – Saludó Kiel con una sonrisa – A pesar de lo que había pasado entre nosotros habíamos conseguido llegar a ser amigos, de lo cual me alegraba ya que Kiel era un chico estupendo.

- ¿Tú también te has quedado hasta tarde hoy? – Le pregunté.

- Si, también he tenido ensayos, esta semana es importante y todos estamos apurando hasta el último momento – Comentó – Pero ahora ya me voy para casa que no he visto a Tristán en todo el día.

- Salúdale de mi parte – Pidió Santi.

- Eso haré, nos vemos chicos – Se despidió y comenzó a andar hacia su casa.

Santi y yo nos dirigimos al centro comercial, primero cenamos algo rápido y luego fuimos al cine, vimos una película que le gustaba a Santi y que llevaba tiempo queriendo ver. Luego, a la salida del cine, decidimos tomar algo antes de volver a casa. Había estado bastante callado toda la noche y Santi de vez en cuando me miraba preocupado.

- Me olvide de comentarte algo – Intenté normalizar el ambiente – Kiel se habrá llevado una buena sorpresa hoy al llegar a casa – Sonreí.

- ¿A qué te refieres? – Preguntó con curiosidad.

- Esta tarde Toni me ha dicho que Tristán ha conseguido andar un poco y que quería sorprender a Kiel con la buena noticia – Le informé – Creo que le ha preparado una cena romántica.

- Qué buena noticia, Tristán pronto podrá volver a andar – Se alegró – Se está recuperando rápido, está muy guapo y se le ve muy animado.

- Si, seguro que su novio también se alegra – Comenté de forma cortante.

- ¿Qué te pasa? – Se sorprendió por mi reacción.

- Que no soporto que no pares de decir lo guapo que está Tristán – Exploté.

- ¿A qué viene esto? – Preguntó molesto – Tristán es nuestro amigo, ha estado muy enfermo, creo que es normal que me alegre de su recuperación ¿No te parece?

- Una cosa es alegrarse y otra muy distinta no parar de decir lo guapo que está – Gruñí – Ya sé que es un chico guapo, pero que mi chico no pare de decirlo delante de mí no me hace ninguna gracia.

- ¡Estás celoso! – Exclamó completamente extrañado – ¿Por eso has estado tan raro desde ayer?

- No estoy celoso, bueno si…

- Vámonos a casa, no me apetece seguir con esta conversación aquí – Me interrumpió, se levantó de la mesa en la que estábamos y comenzó a andar hacia la salida.

Al rato ya estábamos en casa, no habíamos abierto la boca en todo el camino y la tensión se mascaba en el ambiente. Nada más cerrar la puerta de casa Santi se giró para mirarme fijamente antes de hablar.

- ¿En serio estás celoso de Tristán? – Preguntó con tristeza, era tan tierno que yo me sentía un monstruo por hacerle poner triste.

- Es solo que… yo sé que él es perfecto, es guapo, inteligente, divertido, atrae a la gente sin quererlo, tú estuviste enamorado de él y…

- Tú lo has dicho, lo estuve – Me interrumpió – Pero ya no lo estoy, estoy contigo ¿No crees que eso significa algo?

- Si, sé que estás conmigo y que debería estar contento por eso, pero cuando os veo juntos no puedo evitar tener miedo – Reconocí.

- Es mi amigo, no voy a alejarme de él porque tú te pongas celoso – Dijo con rudeza – Tú estuviste saliendo con Kiel y no me pongo celoso cada vez que estáis juntos.

- Pero eso es diferente…

- ¿Por qué? – Volvió a interrumpirme – Tú también estuviste enamorado de Kiel, es más tú sí que te acostaste con él, si lo vuestro no funcionó fue porque Kiel estaba enamorado de Tristán. Quien me dice a mí que si Kiel deja a Tristán y quiere volver contigo tú no me dejas para irte con él ¿Eh?

- Eso nunca pasara porque yo te amo – Dije sin pensarlo mucho.

- ¿Y yo no te amo a ti? ¿Crees que me iría con Tristán si este me lo pidiera? – Preguntó con dolor.

- No lo sé – Agaché la cabeza apenado.

- Aquí entonces lo que hay es un problema de confianza ¿Cuántas veces más tengo que decirte que te amo para que me creas?

- Yo sé que me amas pero…

- Crees que no lo suficiente ¿No? – Cogió algunas cosas y comenzó a dirigirse hacia la puerta.

- ¿Dónde vas? – Pregunté con intranquilidad.

- Voy a darte espacio para que pienses – Dijo sin más – Si estando a tu lado no puedo hacerte ver lo mucho que te quiero, quizás alejándome de ti lo puedas ver.

- Si me amaras no te irías – Dije sin pensar, y al momento me arrepentí.

- Precisamente porque te amo y quiero que lo nuestro funcione te doy espacio para que recapacites – Aseguró sin darse la vuelta, luego salió sin despedirse.

Le dejé marchar sin saber qué hacer, me había desmontado por completo. Le amaba con locura, estos meses habían sido estupendos, porque ahora lo estropeaba todo con estúpidos celos.

Estaba tan molesto conmigo mismo que no reaccioné, me fui a la cama e intenté dormir, cosa que evidentemente no conseguí.

No paré de dar vueltas toda la noche, pensando una y otra vez en nuestra conversación y en lo estúpido que había sido. Precisamente por lo hermoso que era Santi, lo tierno y buen chico que era, porque sabía que podía estar con quien quisiera y en cambio estaba conmigo, precisamente eso demostraba lo mucho que me quería. Y yo como un tonto desconfiando de sus sentimientos y con miedo a que me dejara.

A primera hora de la madrugada y sin poder dormir absolutamente nada, decidí tomar cartas en el asunto. Me vestí rápidamente con lo primero que encontré y salí de casa a buscarle por todas partes, llamé varias veces pero no me cogió el teléfono, no lo tenía desconectado pero evitaba mis llamadas.

Daba vueltas y vueltas por la ciudad sin saber muy bien donde buscar, tampoco quería ir llamando de puerta en puerta para no despertar a la gente tan temprano, estaba desesperado.

Cuando llegó una hora considerablemente decente para molestar a la gente, me rendí y decidí comenzar con las llamadas.

Primero se me ocurrió llamar a Roberto, quizás se había ido a dormir a su casa, cuando Roberto me cogió la llamada su voz sonaba preocupada, no eran horas normales para una llamada de cortesía.

- Luis ¿Eres tú? – Preguntó con preocupación y algo adormilado – ¿Ha pasado algo?

- Hola Roberto, siento llamar a estas horas ¿Has sabido algo de Santi? – Fui directo al grano.

- ¿No está contigo? – Con su pregunta me confirmó que no sabía nada.

- Es que tuvimos una discusión y se fue de casa ayer por la noche, ahora no sé donde está y no me coge el teléfono – Le informé – Estoy preocupado por él.

- Pues no he sabido nada de él desde el día de la cena ¿Has llamado a Tristán? – Preguntó – Seguro que él sabe algo.

Nada me apetecía menos que hablar con Tristán, no es que me cayera mal a pesar de haberme quitado a Kiel era mi amigo, pero entre él y yo a veces había cierta tirantez, seguramente provocada por mis celos no lo voy a negar.

Decidí llamar a Kiel en lugar de a Tristán, seguramente estaban juntos, pero Kiel no me cogía el teléfono, probablemente seguía durmiendo ya que era muy temprano, como último recurso tuve que llamar a Tristán.

- ¿Sí? – Al fin Tristán me cogió la llamada, seguramente le había despertado ya que tenía la voz soñolienta y algo molesta.

- Tristán soy Luis…

- Que mierdas te pasa Luis ¿No ves que horas son? – Me interrumpió definitivamente molesto

- Siento llamar a estas horas pero necesito saber si sabes algo de Santi o si está con vosotros – Pregunté.

- ¿Por qué demonios iba a saber yo donde esta Santi? – Recién levantado Tristán aún tenía más mal genio – Es tu novio, se supone que vivís juntos, si tú no sabes dónde está ¿Por qué lo voy a saber yo?

- Tuvimos una discusión anoche y se fue de casa, estoy preocupado por él – Confesé. Oí como murmuraba cosas, seguramente Kiel estaba con él

- ¿Has llamado a Roberto? – Me preguntó.

- Sí, pero él no sabe nada – Le informé.

- Ya veo, pues a saber dónde está, nosotros no sabemos nada de él – Oí como Kiel intentaba quitarle el teléfono a Tristán.

- ¿Luis soy Kiel, que ha pasado? – Y lo consiguió, Kiel le quitó el teléfono a Tristán y comenzó a hablar conmigo.

- Kiel contigo quería hablar pero no me cogías el teléfono – Estaba nervioso, me encontraba en un callejón sin salida – Soy un estúpido Kiel, ayer discutí con Santi y él se fue de casa, ahora no tengo ni idea de donde está y necesito hablar con él.

- No te preocupes, seguro que estará bien ¿Has intentado llamarle? – Me preguntó algo obvio, pero supongo que era lo primero que se te pasaba por la cabeza.

- No me coge el teléfono – Suspiré con tristeza.

- Está bien, déjanos que lo intentemos nosotros y te decimos algo, pero no te preocupes, seguro que estará bien – Intentaba tranquilizarme en vano.

- Gracias Kiel, si le pasara algo no me lo perdonaría – Estaba muy arrepentido por mi estupidez, yo normalmente era bastante razonable y no solía dejarme influenciar por los celos, pero no sabía que me había pasado con Santi.

- Santi sabe cuidarse, no te preocupes – Siguió animándome – Te llamo en cuanto sepa algo.

- Tu novio a lo mejor sabe con quién puede estar – Por mucho que me molestara Santi era muy amigo de Tristán – Pídele que me ayude por favor.

- Los dos te ayudaremos tenlo por seguro – Aseguró justo antes de colgar el teléfono tras despedirnos.

Seguí dando vueltas sin sentido durante un rato más, estaba desesperado, no sabía qué hacer pero tampoco quería quedarme quieto.

Una media hora después oí como alguien me llamaba, cogí el teléfono de inmediato al ver que era Kiel.

- Kiel ¿Sabes algo ya? – Pregunté directamente.

- Ve a casa Luis, Santi te espera allí – Me informó – Tristán ha conseguido hablar con él está en casa esperándote, quiere hablar contigo.

- Va a romper conmigo – Las lágrimas estaban a punto de saltárseme – He metido la pata Kiel seguro que quiere acabar nuestra relación.

- No digas tonterías Luis – Protestó – Eres un chico estupendo y un novio estupendo también, por una simple discusión Santi no va a querer romper contigo. Si quisiera romper contigo no se molestaría en hablar, si quiere hablar es para solucionar las cosas – Me animó – Ve a casa, habla con él y escúchale Luis.

- Gracias Kiel – Le agradecí por su ayuda – Y agradécele también su ayuda a Tristán.

- Lo haré, ya nos contaras lo que pase ¿Vale? – Nos despedimos y me dispuse a conducir hasta casa.

No podía creer que después de estar dando tantas vueltas por toda la ciudad resultara que Santi estaba en casa ¿Cuándo habría llegado? ¿Dónde había pasado toda la noche? Eran preguntas que no paraba de hacerme.

Nervioso, aparqué el coche lo más cerca de casa posible y me dispuse a subir a nuestro piso. Abrí rápidamente la puerta y ahí estaba Santi, sentado en el sofá y con rostro pensativo. Iba a romper conmigo, estaba convencido.

- Santi yo… – Me acerqué lentamente al sofá ante la atenta mirada de Santi – Lo siento de veras, no quise discutir contigo, soy un estúpido.

- No eres un estúpido, tú único problema es la falta de autoestima – Aseguró con tristeza.

- Te amo mi niño no sabes cuánto – Me arrodillé delante suyo y agarré sus manos con amor – Quizás por eso no puedo evitar sentirme inferior y tener miedo a perderte – Reconocí.

- Pero debes darte cuenta de que yo te amo, no importa de quien haya estado enamorado anteriormente, ahora estoy contigo y te amo a ti.

- Lo sé mi vida pero…

- No hay peros Luis – Me cortó – Yo te amo a ti y eso es lo único que importa.

- Eres precioso – Sonreí con amor – Te prometo que no volveré a desconfiar de ti.

- Me gusta que me celes de vez en cuando – Confesó dejándome completamente perplejo – Supongo que es una forma de saber que sigues enamorado de mí, si no lo estuvieras te daría igual que otros coquetearan conmigo.

- Estoy enamorado de ti hasta las trancas – Sonreí y le abracé con fuerza. Tenía al ser más angelical entre mis brazos y yo perdiendo el tiempo pensando tonterías – Quiero hacerte el amor mi ángel.

- No debería aceptar tan rápido, aún estoy enfadado contigo, pero eres tan zalamero que lo consigues todo de mí – Susurró a mi oído.

- ¿Y te gusta que sea zalamero? – Muchos me habían dejado por eso.

- Me encanta – Comenzó a mordisquearme la oreja.

- Ven aquí mi príncipe – Lo cogí entre brazos y lo llevé del sofá a nuestra cama – Un príncipe debe hacer el amor en su lecho – Santi se rió de mis tonterías.

- ¿Dejará de hablar mi caballero y me hará el amor como dios manda? – Bromeó.

- Sus deseos son ordenes – Me tumbé sobre su cuerpo y tras mirarle intensamente, atesorando su hermosura en mi memoria, comencé a besarle apasionadamente.

Tener a Santi entre mis brazos, sentir como su cuerpo se estremece ante mis caricias, desnudarlo poco a poco, besar cada pedacito de piel, cada rincón escondido, era un verdadero placer para mis sentidos.

No era el primer chico con el que hacía el amor, si esperaba que a partir de ahora solo existiera él, no era el primero pero era especial, era diferente, era mucho más intenso y placentero que cualquier otra experiencia vivida anteriormente. Con él llegaba al mismísimo paraíso.

Poco a poco nos habíamos quitado la ropa, ahora, ambos desnudos, recorríamos con nuestros dedos la piel del otro, provocábamos cosquillas, risas, sensaciones intensas, nos amábamos sin control.

Le di la vuelta a Santi para quedar sobre su espalda, comencé a descender dejando besos por toda su columna, provocándole pequeños respingos, ninguno de los dos hablaba, no era necesario. Seguí bajando hasta sus redondas, suaves y bien formadas nalgas y sin poder frenar decidí saborear ese agujero que tanto placer me daba. Mi saliva preparaba el terreno, mi lengua jugaba en su interior, mis manos acariciaban sus caderas y él gemía como reacción a mis actos.

- Luis te necesito ya – Susurró con desesperación –No sigas torturándome.

- No seas impaciente amor – Sonreí y besé sus nalgas.

Le di la vuelta de nuevo y me coloqué entre sus piernas, completamente preparado para entrar en acción, no había hecho falta que él me tocara para empalmarme completamente. Mi polla, dura y necesitada, esperaba el momento adecuado.

Le besé de nuevo intensamente, introduciendo mi lengua en su boca, buscando la suya para jugar, retorcerse, saborearse y devorarse mutuamente, ambas se buscaban con locura.
Santi envolvió mi cintura con sus piernas y yo, tras posicionarme correctamente, comencé a penetrarle, todo lo despacio que mi ansiedad me permitía para no hacerle ningún daño a mi niño.

- ¡Ahhhh… si! – Gimió al sentir mi penetración.

- Te amo Santi, te amo – Susurraba a su oído, completamente quieto esperando a que se acostumbrara antes de comenzar a moverme – Te amo.

- Muévete Luis, muévete – Pidió con una voz tan sexy que solo de escucharle me estremecí.

Comencé a moverme a un ritmo adecuado para darle placer, ya conocía a la perfección al lindo chico que tenía bajo mi cuerpo, sabía perfectamente como volverle loco, como moverme para que el placer aumentara.

Mi destino era ese, sentirme en su interior volverle loco con mis movimientos y volverme loco con su forma de amarme. Quizás yo no era el chico más divertido, más encantador o más atrevido, pero tenía mucho que darle, tenía un amor inmenso que era todo para él.

- Te amo Santi, mi niño, te amo – No paraba de susurrar esas palabras en su oído mientras le penetraba – No me dejes nunca, te amo.

- Nunca te dejaré… ahhhh… te amo – Su voz, sus gemidos, recorrían todo mi cuerpo haciéndome vibrar, haciéndome enloquecer, haciéndome desearlo cada vez más.

Nos dimos la vuelta y Santi quedó sobre mí cuerpo, penetrándose siendo sujetado por mis brazos en su cintura. Se inclinó para besarme y aproveche para rodearle el torso con mis brazos, para no dejarle separarse de mí, quería sentirlo, sentir su pecho desnudo contra el mío.

Después de intensos minutos, en los que ambos lo dábamos todo, llegó el clímax. Ambos sentimos una corriente eléctrica que pasó de un cuerpo al otro provocándonos una explosión al mismo tiempo, apurando el placer hasta el último momento nos besamos en medio del intenso orgasmo. Luego Santi se dejó caer sobre mí, completamente exhausto, completamente agotado y con todo su bonito cuerpo sudado.

Le abracé con fuerza, lo atrapé entre mis brazos sintiendo su agitada respiración ¿Como alguien tan tierno y pequeño podía despertar tanta locura en mí?

- Cásate conmigo – Susurré a su oído provocándole un respingo – Quiero ser tu esposo y cuidarte el resto de nuestra vida, te amo con locura y sé que no hay nadie mejor para mí, que ya ha llegado el adecuado – Santi no se movía, seguía escondiendo su cara sobre mi pecho.

- Lo dices por el momento que hemos vivido pero no lo sientes – Murmuró para sí mismo, casi no pude escucharle.

- Escúchame mi niño – Con mi mano le alcé el rostro para que me mirara fijamente a los ojos – Te lo digo mirándote a los ojos para que veas que es verdad. Te amo y quiero que a partir de ahora seas el único en mi vida, quiero casarme contigo y compartir todo el amor que tengo contigo.

- Si – Comenzaron a salir lágrimas de sus ojos – Quiero casarme contigo Luis.

Y me hizo el hombre más feliz del universo. Lo abracé con fuerza orgulloso de tener a alguien como él entre mis brazos, alguien tierno, alguien bondadoso, pero que también podía ser sexy y divertido. Alguien especial al que quería en mi vida, al que amaba y no dejaría marchar.

Prometí en ese momento no volver a dudar de nuestro amor, no volver a dudar de sus sentimientos hacia mí, no volver a poner en peligro nuestra relación por tontos celos.

Una relación que había ido quizás demasiado rápida, pero que era perfecta. Nos habíamos encontrado para complementarnos, yo tan zalamero y halagador él tan tierno y bonito, éramos perfectos el uno para el otro.

***




Notas finales:

Son tan tiernos que incluso sus discusiones son tiernas ^^

Pues nada, se han convertido en la primera de mis parejas en decidirse a casarse ^^ Estoy completamente de acuerdo con el matrimonio gay y creo que está es una forma de apoyarlo ^^

¿Habrá alguna otra pareja que se case? ¿Qué pareja os gustaría?

Como siempre agradecer sus reviews a ItouMiyu, Ushio, Taiga y Psychoneko que se leyó Náufragos y me dejó un comentario por allí ^^ Siempre me alegra saber que la gente sigue leyendo Náufragos ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).