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El cerezo dormido... por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

Hola a todas espero que les agrade el siguiente capitulo.

Originalmente este caitulo se llamaba "Culpa" pero con la edicion y el resultado de esta decidi cambiar el nombre. El contenido basicamente es el mismo la forma en la que decidi narrarlo es lo diferente. De todos modos estaba algo sentimental cuando lo estaba editando asi que disculpen si deprimo a alguien XD

 

¡Bueno eso es todo a leer!

CAPITULO 3 CULPA

Domingo, 14 de marzo de 2010

05:00 p.m.

 

 

Odiaba ir  a los hospitales, desde muy niño no le gustaba sentirse enfermo. Si podía evitarlo prefería aguantarse a tener que ir a uno de esos “lugares”. Sentía que estar en aquel pulcro y blanco edificio con olor a desinfectante le enfermaban más que cualquier otro malestar que pudiese tener. ¡Odiaba los hospitales! Y odiaba más el hecho de que ella estuviese en aquel lugar por su causa…

 

Mientras caminaban por el largo pasillo del lugar su corazón había comenzado a palpitar con prisa sentía, sus pies se sentían pesados tanto que tenía que esforzarse en no arrastrarlos con cada paso. Sus manos sostenían entre temblorosas el ramo de flores que había elegido para ella, mientras tragaba con demasiada frecuencia su propia saliva al considerar que había demasiado calor aunque los escalofríos y el temblor le hicieran parecer friolento Naruto sentía que su chaqueta se estaba haciendo sofocante. Intentaba mantener la compostura conforme se acercaban a su destino, sabía que solo eran reacciones nerviosas involuntarias y no obstante se veía a si mismo incapaz de manejarlas.

 

-Me alegra que nos dejaran pasar esta vez.- Dijo Hinata con tono agradecido girándose levemente hacia el quien simplemente sonrió con apenas una sombra en respuesta.

 

-Ya estamos cerca. –Dijo en cambio su hermano siendo el primero en divisar su habitación.

 

Podía ver su nombre claramente impreso en una placa blanca junto a la puerta. Gaara le observada de vez en cuando y él se forzaba a sonreír aprensivo. Era inútil. No podía disuadir a Gaara de estar bien, no con su estoicismo actual. Desde aquel incidente había estado menos de un par de veces en aquel lugar, nunca conseguía entrar más allá del vestíbulo, no lo soportaba.

 

Cada vez que pensaba en su figura tendida en una cama cubierta por las sábanas blancas del hospital, terminaba huyendo del lugar sin verla. No lo soportaba, en verdad lo odiaba. Sobre todo saber que tras aquella puerta la encontraría dormida en apariencia, incapaz de mostrarle, sus hermosos ojos esmeralda o regalarle una sonrisa, negándole el privilegio de escuchar su voz pronunciando su nombre. Sentía impotencia…

 

Verla así, era lo que más odiaba sobre todo porque había sido él quien la había puesto en esa cama...

 

Sus descuidos habían ocasionado que ella fuese incapaz de abrazarle, de mirarlo, de hablarle… Él mismo se la había arrebatado. Y saberlo lo mataba día a día, deseando ser él quien estuviese en esa cama y no ella. Aunque aquel deseo también era egoísta.

 

Sí intercambiara lugar con ella significaría que sería ella quien tendría que soportar aquel dolor e impotencia y eso era algo por lo que no querría que ella pasara. Sin embargo aquella paradoja de pensamientos divergentes era lo que le habían mantenido lejos de ese lugar y de ella. Obligándose a huir una vez que llegaba a ese lugar con intenciones de visitarla. Ahora con su hermano a su lado y sus dos amigas tras él no había forma de poder huir. Había llegado el momento de verla.

 

Se detuvo frente a la puerta, dudoso de estar preparado para girar la perilla y abrirla, sorprendiéndose cuando inesperadamente la puerta cedió a él sin que hiciera nada. Dejando a la expectativa una mirada dorada que les observó primero con sorpresa y después con incredulidad que pronto se convirtió en reconocimiento al clavarse en su persona.

 

-¿Naruto-kun? – Le llamó el joven en el umbral de la puerta, sin ocultar recelo en su voz. Seguramente le odiaba a esas alturas, después de todo ella era su preciosa hermana menor y él la había dejado sola todo ese tiempo.- Al fin haz venido a visitarla…- ¿Acaso eso era un reproche? Se preguntó confuso pues su  tono de voz sonaba aliviado más que enfadado.

 

-Sí…- Respondió endeble esperando un regaño severo ante su ineptitud. Pero el hombre frente a el dibujo una sonrisa amable en su rostro y acaricio su cabeza en una muestra de afecto que de antaño recibía con frecuencia.

 

-Seguro que ella se pondrá feliz. – Dijo con afecto en la voz sin rastro alguno de dudas, sin reproches.- Después de todo su querido Naruto-kun ha venido a visitarla… Habrá sido un gran paso para ti Naruto-kun ¿Verdad?  

 

Quizá de todas las personas que él conocía, Sasori era el único que entendía como se sentía. Él era doctor, y uno muy reconocido y durante todos esos meses había intentado de todo para que ella despertara, pero nada había dado resultado como doctor la frustración debía ser agobiante, pero como su hermano mayor la impotencia de no conseguir ningún resultado debía ser incluso más insoportable.

 

-Ya estoy bien, Sasori-Nii-san… No puedo seguir causándole más angustias…

 

-Me alivia que así lo hayas decidido. ¿Supongo que quieren pasar cierto? - Comentó el mayor haciéndose a un lado dejando salir una leve risita juguetona en el proceso.

 

Naruto admiraba aquella fuerza que poseía el mayor, estaba apenado pero al menos Sasori  intentaba buscar la forma de ayudarla. En cambio él…

 

-Que patético…- Sé susurro a si mismo agobiado, bajando la mirada al suelo, encontrándose con el ramo de flores en sus manos que sin querer dibujo una sonrisa pesarosa en su cara al ser consiente una vez más que de no ser por sus amigas y su hermano, él ni siquiera se habría atrevido a llevarlas a ese lugar. No solo al menos. Sasori puso una mano sobre su hombro mientras le brindaba un gesto de aliento silencioso y le empujaba levemente hacia el interior de la habitación, Naruto supo entonces que el mayor era nuevamente amable con él a pesar de todo. No le culpaba, como lo hacía el mismo ni quiera reprocharle su comportamiento consolándole gentilmente al darle un empujón más para poder verla.

 

- ¿Podemos pasar también verdad?- Preguntó Hinata insegura de entrar a la habitación.   

 

-Por supuesto. Nosotros tenemos que continuar con las guardias de los demás pacientes.- Comentó Sasori señalando a la enfermera morena tras él que asintió cortes en saludo, pero que al igual que Sasori se mantuvo al margen de la puerta para que ambas chicas entrasen seguidas de un serio Gaara - Cuando termine mi ronda, me pasare a ver qué tal van las cosas de nuevo. Tomen su tiempo. –Les informó y cerró la puerta tras de sí.

 

*

La habitación era blanca en medio se encontraba la cama donde yacía dormida Sakura…

Se había quedado estático al fijar su mirada en la forma en que sus pies sobresalían entre las sabanas de la cama al ser la única parte de su cuerpo que podía ver con la cortina corrida sobre ella. Evocando casi por inercia la imagen de Sakura meses atrás cuando había conseguido ir hasta su habitación por sí mismo, aquella imagen de su amada cubierta de vendajes que a duras penas protegían su piel magullada mientras un montón de tubos y aparatos se encontraban conectados a su cuerpo monitoreando sus entonces débiles signos vitales, verla en aquel estado había impedido que el volviese hasta ese momento. ¿Qué haría si no podía soportarlo de nuevo?

 

Junto a la ventana se encontraba un pequeño buro en el cual Ino ayudada por Hinata acomodo las flores que ellas le habían llevado. Siendo ellas dos las primeras en acercarse a aquel desconocido panorama de Sakura tras aquella cortina. Ambas chicas se dirigieron a la durmiente como si esta estuviera despierta y atenta a todo lo que las dos tenían que decirle.

 

-¡Perdona que no hayamos podido venir antes, pero  escucha no nos dejaban pasar en la recepción! ¿No son crueles? – Contaba una entretenida Ino terminando de arreglar el jarrón con las flores.

 

-¡Por eso tuvimos que recurrir a nuestro último recurso! – Agregó Hinata entregándole un recipiente con agua a la rubia que después esta vertió en el jarrón.

 

-Sí, Naruto nos hizo el favor de traernos. – Aseguró la rubia dedicándole una mirada de cariño a la joven dormida.

 

Naruto se había quedado de pie en medio de la habitación, sus manos sudaban quizá de nervios, quizá de malestar. Pero se sentía incapaz de adentrarse más en aquella habitación, desde su posición sólo podía ver a sus amigas moverse a lo largo de la habitación acomodando las sabanas de la cama hasta que al final corrieron la cortina alrededor de la cama que le impedían verla y que a su vez le había permitido prepararse para aquella imagen que estaba seguro se encontraría.

 

-¿Naruto? –Le llamó Gaara expectante. - ¿Es que no piensas saludarla?

 

Aturdido apenas consiguió asentir y al fin fijar sus orbes azules en el lecho donde ella dormía. Sintió alivio al reconocer la figura de Sakura ahora más cercana a la chica de la que estaba enamorado. Sus cabellos más largos que antes enmarcaban su pálido rostro los tubos que antes salían de su garganta ya no se encontraban más, las vendas que envolvían su cabeza y brazos tampoco, permanecían solo los catetes que llevaban el suero que la mantenía con vida conectados a su brazo y un marcapasos en su dedo monitoreaba sus signos vitales, el cual emitía un pitido cada cierta cantidad de tiempo como prueba de que aun había vida en ella. Comparada con el recuerdo de la última vez, ahora lucia realmente como sí sólo estuviese dormida.

 

-¿Naruto-kun? –Escuchó la preocupada voz de Hinata que sin esperarle más se acercó a él y con suavidad le tomo de la mano para acercarle al lado de su cama hasta quedarse de pie a unos pocos centímetros de poder tocarla.

 

Con la cercanía, tan absorto en su rostro como antes la recorrió en silencio sin notar que Hinata se había alejado de forma inmediata en cuanto había conseguido acercarle a ella. Se veía tan tranquila que sintió que en cualquier momento sus ojos se abrirían adormilados y con torpeza se fijarían en su entorno para después recaer en su presencia y regalarle una sonrisa mientras extendía su mano hacia el… Pero… Sabía que por más que esperase las preciosas esmeraldas que Sakura  tenía por ojos no saldrían de su letargo y su rostro no dibujaría ninguna expresión en él distinta de la que tenía ahora…

 

Se fijó en su piel que lucía más pálida de lo que la recordaba en un tono grisáceo y enfermizo, los tubos que salían de sus brazos hacían que sus manos lucieran más delgadas  y huesudas a simple vista, su cabello a pesar de que había crecido desde la última vez que la había visto lucia opaco y sin la luz que emitía cuando el viento lo movía al soplar.

 

Notó con una mueca de dolor la cicatriz en su frente aquella que había quedado después de haber conseguido sanar, apenas era ahora una marca blanca difícilmente visible sin esfuerzo, pero que él tenia presente como un recuerdo teñido de carmesí… Sacudió la cabeza en reflejo evitando formar del todo aquella aterradora imagen del rostro de Sakura bañado en rojo. La bata blanca que tenía puesta no ocultaba la falta de músculos que el letargo le había causado.

 

Sin ser consiente del todo levantó su mano derecha y con cuidado peino un rebelde mechón de cabello y lo llevo tras la oreja de su dueña. El roce de sus dedos con su oreja le causo un leve espasmo eléctrico en la mano, fue como si sus manos recordaran aquel viejo habito por su cuenta y su tacto hubiese añorado aquella sensación…

 

Nostalgia y aflicción en una misma cosa llamada anhelo que dé a poco se había acumulado en su garganta tensando sus cuerdas vocales al intentar contener sus emociones causándole un escozor que termino en sus ojos convertido en el inminente llanto que fue incapaz de ocultar antes y que al fin dejaba escapar bajo la atenta mirada de Gaara, Ino y Hinata.

 

-Lo siento…- Susurro como un niño desconsolado.- Lo siento… - Repitió intentando secar las lágrimas que salían de sus ojos pesadamente con el dorso de su mano.

 

Ya no podía soportarlo más. No podía contenerse y al final dejo que sus lágrimas salieran sin tregua, sin ser consoladas por ninguno de los tres presentes que al igual que el estaban demasiado ocupados intentando contenerse a sí mismos como para poder ayudarle. Acompañándole en su pena con sus propios llantos silenciosos…

 

En la agonía que se respiraba en ese instante, de algún modo, consiguió aquello que anhelaba más que otra cosa desde aquel fatídico día, en el que se sintió perdido y solo aun en compañía de su familia y amigos.

 

*

Aun a través de las lágrimas que sin ser consiente habían comenzado a correr por sus mejillas, vio a su hermano inclinarse suavemente sobre la joven dormida hasta quedar a la altura de su rostro. Poco a poco… Mientras le veía cerrar los ojos y depositar un beso sobre los labios de Sakura, Gaara recordó aquel viejo momento en el que una vez se creyó a si mismo enamorado de la misma joven que su hermano el mismo hermano que el había protegido desde que tenía recuerdos…

 

Al verles ahora no podía evitar sentirse estúpido al haber llamado una vez a aquella vieja emoción como amor. Ver a su hermano besar a aquella chica… Prolongando el roce como una caricia de anhelo y devoción, como si para su hermano se tratase de un elixir que necesitaba para poder mantener la cordura un poco más, sin dudas pensó que lo que veía ahora era amor…

 

El ser capaz de poder sentirlo aun a través de su hermano y su acto de afecto fue lo que le dio la razón al porque había calidez en sus lágrimas, aquellas que habían nacido de aquella triste visión de dos personas que significaban tanto para él...

 

*

Las lágrimas que dejaban sus azules ojos se deslizaban sobre sus mejillas hasta caer en las mejillas de ella, casi en un recorrido desolado y efímero que era observado con pesar y silencio por los tres espectadores. Dulcemente se fue rompiendo el beso mientras los rezagos de lágrimas cristalinas se resbalaban aun por sus hermosos zafiros, aquella triste escena había sido marcada en el silencio y tiempo detenidos de esa habitación. Ajena a los pensamientos en la cabeza de los presentes.

 

-Por estar así de triste… Perdóname… - Le dijo suavemente sin alejarse de ella.- Por haber tardado tanto en venir aquí… Lo siento. Por mostrarte esta patética apariencia mía y dejarte sola…- Un sollozo adolorido escapo de su garganta, hablarle aun si estaba dormida era difícil. – Perdóname… No lo hare más… Así que por favor… Despierta y vuelve a mí… - Consiguió decir antes de ser embargado una vez más por el llanto.

 

*

 

Gaara se acercó a Naruto en ese momento, impulsado por la necesidad de abrazarlo mientras lloraba, de ayudar de alguna forma a su pequeño hermano a calmarse, negándose a ser una segunda vez un mero espectador y con apenas tiempo para enjuagar sus propias lágrimas. No podía permitirse llorar. No de nuevo.  No cuando el único que sufría tan lastimosamente era Naruto, por eso le abrazo con firmeza aun a sabiendas de que Naruto podía rechazarle, le abrazo. Asombrándose cuando el rubio apoyo su frente en su hombro y dejo que le consolara.

 

-Discúlpame Gaara.- Dijo el rubio limpiándose las mejillas con la manga de su uniforme. Gaara se negó ante esa disculpa. Obteniendo como respuesta una sonrisa aliviada de Naruto quien sin decirle nada más se giró hacia sus  dos amigas que permanecían silenciosas.- Ustedes también discúlpenme chicas. Les acabo de mostrar una parte horrible de mí.

 

Ambas se apresuraron a negar de inmediato.

 

-¡Te equivocas Naruto-kun!- Aseguró Hinata nerviosa.- No es horrible… Parecías…

 

-¡Un príncipe! –Dijo Ino determinada logrando poner una sonrisa en el rubio. – ¡Como en el cuento de hadas! Donde una princesa duerme apaciblemente antes de ser besada por el príncipe que la despertara de su largo sueño… -Relató la rubia con tono enternecedor que paso a ser contrariado al percatarse de que en el cuento “la princesa” despertaba al recibir “el beso” del “príncipe” y sin embargo Sakura seguía dormida en ese instante. – Lo siento…- Quiso decir con pena siendo detenida por Naruto.

 

-Gracias Ino- chan…- Naruto le sonreía con sinceridad sin rastro alguno de reproche, y a la rubia no le quedo de otra más que asentir agradecida también.  Mirando de nuevo el rostro dormido de Sakura la durmiente.

*

Naruto entonces pensó que Gaara tenía razón, debía segur adelante, por el bien de Sakura y de la promesa que le había hecho.

 

La puerta del cuarto se abrió dejando ver nuevamente la cabellera rojiza de Sasori asomarse cautelosamente por ella. Una mirada reflexiva fue lo que les dedico a todos al verlos con rezagos de lágrimas en los ojos, las narices rojas y notar el ambiente afectado de la habitación.

 

-Supongo que ha sido un emotivo momento ¿Verdad? – Concluyó con entendimiento cruzándose de brazos.

 

-¿Sasori-Sensei? –Llamó Hinata al recién llegado. -¿Podemos visitarla de nuevo verdad? ¿Sí venimos solas en otra ocasión nos dejaran pasar?

 

-Siempre y cuando sea horario de visitas podrán hacerlo. Los únicos que pueden permanecer después de eso sólo son familiares y Naruto-kun, que tiene un permiso especial por el director del hospital. – Aclaró el mayor con simpleza.

 

-Pero antes cuando venimos solas en horas de visitas no nos dejaron pasar…- Comentó Ino curiosa.

 

-Ah, eso fue porque hubieron ciertas complicaciones con ella…- Dijo esquivo en respuesta el mayor, ganando con este comentario un cuarteto de miradas preocupadas y alarmadas.

 

-Nii-san ¿De que estas hablando? –Pregunto Naruto sin ocultar su preocupación.

 

-No es lo que piensas Naruto-kun. –Aseguró el mayor con ímpetu.- Pero se estuvieron registrando patrones en los monitores inusuales. Y con el propósito de averiguar porque pasaban se restringieron a las visitas. Aunque después de los primeros casos de anomalías no se volvieron a repetir y descartamos que fuese algún cambio en ella.

 

-¿Eso qué dices es verdad? –Inquirió Gaara desconfiado.

 

-¡Por supuesto que lo es! –Respondió entre ofendido y juguetón el mayor, consciente de que el mayor de los mellizos Namikaze intimidaba cuando fijaba su mirada seria en alguien.

 

-Me alegro entonces.- Concluyo el pelirrojo menor. – Será mejor que nos retiremos ahora Naruto. Ha sido poco tiempo pero ahora vendrás aquí más seguido ¿Cierto? Y aunque ella no ha despertado como lo deseabas le has prometido no dejarla sola de nuevo – Naruto se quedó perplejo ante estas palabras.- Debes asegurarte de cumplir esta nueva promesa.

 

-Sí… Tienes razón. –Concordó el rubio y sin más por hacer se giró hacia la joven dormida una vez más. -Sakura-chan… Duerme bien. Te vendré a ver más seguido tal como dijo Gaara…-Se pauso indeciso de decir los siguiente.- Yo aún… Estoy esperando. – Dijo sincero sin esconder la tristeza que aquella imagen le causaba.- Espero ansioso el día en el que al fin decidas abrir tus ojos de nuevo.- Dijo tomando la delicada mano de la chica y depositando un nuevo beso en el dorso, como prueba de que esta vez cumpliría su promesa.  Esta vez estaba completamente seguro de que podría salir adelante día a día mientras permanecía a su lado.

 

Esta vez estaba decidido a cumplir su promesa. Aquella que le había hecho el día que su pesadilla había comenzado.

 

“Prométeme que no lloraras. Sonríe…”

 

Al evocar aquellas cinco palabras en su mente con la imagen frágil de su amada ensangrentada en sus brazos, tuvo que hacer acopio de toda su voluntad para contenerse esta vez. Sonriendo con satisfacción al conseguirlo. Acaricio una vez más su suave cabello y sin más le susurro para sus adentros.

 

-Lo prometo…

 

*

Una vez fuera del hospital Sasori vio como los cuatro chicos se subían a la limosina de los Namikaze que esperaba por ellos frente al hospital para llevarles a casa. Sonriendo con ternura al ver que el joven rubio volvía su cabeza una vez hacia la ventana de esa habitación mostrándole lo determinado que esta vez estaba.

 

-Sakura, Naruto-kun parece más el mismo ahora que se ha encontrado contigo. – Le dijo a la menor dormida. - ¿Cuánto más planeas seguir soñando? – Cuestionó  afligido.- ¿No es la realidad mas preciosa que tus sueños?

 

Con pasos lentos se acercó a su hermana y con cariño acaricio su mejilla antes de acomodarle las sabanas y la almohada para salir sin mirar una vez más a la menor que casi como si se tratase de un espasmo involuntario había movido sus dedos, quedando como un evento desconocido para el mayor que había salido de la habitación sin más ceremonia que el abrir y cerrar de la puerta. 

 

Continuará...

 

Notas finales:

Tal vez algunas lo vean algo cortito pero me gusto como quedaba hasta ahi. 

Pronto nos veremos en otra de mis historias.

Dejen RR ¿Sí?

Bye 


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