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El Teatro "Arlequin" por Mariela

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son de shunigku nakamura.

 

El fic es completamente mio,

 

pero NO VOY A RESPONDER PREGUNTAS SOBRE ESTO

 

El TEATRO “ARLEQUIN”

Era una noche lluviosa en la ciudad de Londres, el reloj marcaba las 11:55 pm, y las nubes relampagueaban y tronaban fuertemente, mientras una intempestiva neblina descendía de ellas. Los vientos mecían las ramas de los árboles, causando crujidos apenas audibles, ya que eran opacados por el sonido de la lluvia al caer al suelo, podía sentirse  un ligero frio que provocaba escalofríos en la piel, complementando por la oscuridad inmensa en toda la ciudad y aquellos desgarradores maullidos de los gatos, los cuales soltaban cada noche sin explicación alguna. Bajo la lluvia, un hombre vestido con una gabardina negra y un sombrero del mismo color, caminaba por la vieja calle de Londres, esa que hace mucho había sido cerrada debido a los extraños sucesos que pasaban ahí. Estaba rodeada de mansiones en ruinas, tan peligrosas que parecía que podían colapsar en cualquier momento, parchadas con tablas de madera ya podrida. El frio ahí era más intenso al igual  que la neblina, todo era oscuro y apenas visible, se podía sentir una ambiente bastante escalofriante, pero aquel hombre no era capaz de percibirlo. Repentinamente se detuvo delante de un viejo teatro que, a pesar de su edad, era el de mejores condiciones que había ahí. Y con un relámpago que ilumino por unos fugases segundos toda la calle, el nombre de “Arlequín” fue visible ante los ojos de aquel hombre, quien al reconocer el título, solo atino a sorprenderse, mientras recordaba a esos hombres que habían llegado a su oficina esa misma tarde y el relato de su experiencia aterradora que habían vivido en ese teatro. Miro fijamente la construcción, empezando a recordar la historia que le habían contado Hatori Yoshiyuki y Yoshino Chiaki….

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Se paseaba alegremente por el escenario, repitiendo una y otra vez sus diálogos y acciones, recordándose varias veces los lugares por donde tenía que caminar durante la función, y las emociones que tenía que poner en las diferentes escenas. Se sentía muy feliz al saber que ya casi lo memorizaba todo, aquella iba a ser la primera obra de teatro que iba a representar, y si todo salía bien, pronto tendría más oportunidades para trabajar en otros papeles y quizás, incluso en el cine. Además, se sentía muy emocionado al actuar en el teatro “Arlequín”, aquel viejo teatro que llevaba 30 años cerrado y abandonado, pero ahora estaba a punto de ser re-inaugurado con las remodelaciones que había hecho el nuevo dueño, y trabajar ahí era todo un honor para él, ya que de ahí nacieron los mejores actores de Inglaterra.

  Estaba batallando por memorizar las últimas líneas, cuando de pronto escucho una voz muy conocida para él, que provenía de las sillas para el público

-Miren a quien me encontré, al marica Yoshino Chiaki. Hay por Dios, no entiendo cómo pueden dejar que una persona tan sucia trabaje aquí, el mundo está peor de lo que pensaba-dijo una mujer de, cuando mucho, 35 años vestida con un vestido largo de color azul caribe

-Akane-san

-¡Pero qué falta de respeto!-casi grito con molestia-Para ti, soy la señorita Niimura

-Lo siento, Niimura-san-respondió encogiéndose de hombros-¿Qué-Que hace aquí?

-Haber idiota, yo tengo derecho a ir a donde se me da la gana, o ¿acaso tengo que pedirte permiso?

-No-no, pero…estaba ensayando

-¿Ensayando? Jajaja-se rio divertida-¿Acaso crees que la gente querrá ver a un monstro como tú en una función de teatro? Jajaja  ¡Que ingenuo! La gente como tú no merece siquiera la lastima de los demás ni menos una oportunidad para pisar un escenario

-¡¿Y-Y porque no?! Digo, yo tengo tanto derecho como usted a recibir una oportunidad-exclamo furioso, pero inmediatamente cambio su expresión al ver la mirada fulminante que esa mujer le dirigía, sintiéndose intimidado por su aura oscura

-Escúchame marica-camino hasta estar frente a él, dejando como única separación la altura del escenario-No sabes cómo me repugna la gente de tu calaña, malditos en contra del señor, y te aseguro que no descansare hasta acabar contigo y con ese maldito que se revuelca contigo en la cama-dicho esto, camino a paso rápido hacia la salida y justo antes de salir le dirigió unas últimas palabras que terminaron de llenarlo de miedo-Esto es más que una amenaza, ya me deshice de un par de maricas como tú, y lo hare de nuevo -y con esto, salió del teatro dejando al ojiazul temblando ante su amenaza

¿Por qué?... ¿porque Niimura-san es tan cruel?-pensaba, mientras cerraba su libreto y caminaba cabizbajo hacia los camerinos-Ha sido así desde que llegamos al complejo departamental donde ella vivía. Nos vio besándonos en la escalera y desde ahí empezó todo. Primero hablaba mal de nosotros cada que nos veía, luego convenció a todos los vecinos de echarnos, pero el dueño no lo permitió, y después todos nos insultaban, ofendían, agredían en todo momento, claro, dirigidos por ella. Al poco tiempo, comenzaron a meterse a robar a nuestra casa, pintaban ofensas en la puerta o arrojaban basura por la ventana, capaz de que siempre nos demostraban su odio.

Niimura Akane parecía una buena persona cuando la conocimos pero resulto ser todo lo contrario. Ella odia la homosexualidad, la odia a pulso, por su culpa y sus influencias se nos han cerrado muchas puertas, realmente tuvimos suerte de conseguir trabajo aquí, sin embargo, creo que no será por mucho. Estoy seguro que Niimura-san se encargara de sacarnos de aquí. Como lo hizo con Asuka-chan y Ayane-chan, ellas eran muy buenas personas que Vivian en el piso de arriba, pero por culpa de esa mujer fueron sacadas y echadas a golpes de ahí, solo por ser novias, eso fue cruel. Y quizás…no falte mucho para que Tori y yo terminemos de la misma manera-se encontraba tan perdido en sus pensamientos, cuando repentinamente sintió un escalofrió recorrerlo por todo su cuerpo, y un viento frio golpeo su rostro, mientras el sonido de unas  fuertes pisadas resonaban detrás de el. Nervioso, se volvió hacia atrás y no encontró a nadie en el pasillo, siguió caminando con la mirada fija en la oscuridad del teatro. Por si no tuviera suficientes problemas con esa mujer, también tenía que lidiar con los sucesos extraños de ese lugar. Empezaron con pequeños sonidos escalofriantes, para luego seguir con empujones en el escenario y ahora sentía que siempre era seguido y vigilado por seres que no podía ver. De pronto, choco con un hombre más alto que el, quien estaba de espaldas

-Ah, lo siento-se disculpo

El hombre vestía una camisa y un pantalón blanco con botas del mismo color. Tenía cabello castaño y su piel era muy pálida. Lo vio darse la vuelta lentamente, hasta que logro ver su rostro. Sus ojos se desorbitaron,  la sangre dejo de circularle y el miedo lo invadió, pues aquel hombre tenía la mitad de  cara  convertida en calavera. Su cuerpo no le respondía, fue hasta caer de espaldas al suelo, y justo cuando por fin logro reaccionar, retrocedió hasta caer de espaldas al suelo, y justo cuando vio a ese hombre a unos centímetros de distancia cerca de él, soltó un sonoro grito que resonó en todo el lugar

-¡WAAAAAAAAAA!

-¡Chiaki! ¡Chiaki! ¿Qué sucede?-pregunto Hatori, mientras  lo ayudaba a ponerse de pie, el chico tenía la cara pálida

-To-Tori…atrás….de ti

-¿Qué?-frunció el ceño y volteo hacia donde señalaba -Ahí no hay nada Chiaki

-Pero…pero

Las cuestión era que Chiaki si era capaz de ver a aquel hombre y Hatori, por alguna razón, no. Entonces, simplemente bajo la mirada y dejo que Hatori lo llevara a descansar sintió un terrible escalofrió cuando atravesaron a aquel hombre, la piel se le erizo, provocando un sentimiento de miedo en todo su ser, y no solo eso,  también….¿nostalgia?

Ambos se dirigieron al camerino, donde el menor solo se limitó a recostarse    en la cama para intentar dormir antes de los ensayos, pero entonces recordó lo que esa mujer le había dicho y decidió contárselo a Hatori

 -¿Te amenazo?

-NOS amenazó. Tori ¿Qué vamos a hacer? Esa mujer es capaz de todo, es posible que por su culpa nos despidan, y no quiero eso. Realmente deseo actuar

-Cálmate. Te prometo que eso no sucederá. No le tengas miedo, solo quiere asustarte

-Pero y si…-entonces, un hombre de cabello y ojos azules con el rostro destrozado y sangriento apareció de Hatori

-¿Hmmm? ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en el rostro?

-No-No

-Entonces ¿Por qué estás tan asustado?

-No es nada. Tengo sueño, me voy a dormir un rato-dicho esto, se cubrió con las cobijas y le dio la espalda a su amante para poder dormir

Las cosas no mejoraron en los próximos días, al contrario, empeoraron. Esos hombres se le parecían por doquier, con rostros deformes o cadavéricos, había ocasiones en las que le provocaban alucinaciones de muerte y sangre, incluso durante sus ensayos, y lo peor era que solo a él le pasaba eso. Y, por si fuera poco, todavía tenía que lidiar con Niimura-san y toda la gente que lo seguía. Tras un ataque de muerte por parte de ellos, Chiaki se decidió a investigar sobre los espectros de esos hombres que lo atormentaban y lo que encontrado lo dejo helado. Resulto que le hombre castaño se llamaba Kamijou Hiroki, un actor muy famoso en la ciudad, y el otro se llamaba Kusama Nowaki, un doctor excepcional en su trabajo. Ellos, al parecer, se habían enamorado en una de las funciones de Kamijou, y que se amaban con todo su ser, pero su relación no duro mucho. Pues, la misma Niimura Akane se había encargado de asesinarlos, sin embargo, nunca se le pudo comprobar nada y la gente de ese entonces la defendía a capa y espada, por esa razón seguía haciendo de las suyas. Lo peor fue que el linchamiento de esos hombres había sucedido en el mismo teatro “Arlequín” donde supuestamente, sus almas a un vagaban en los alrededores

-Increíble-susurro Chiaki con asombro

Después de procesar todo lo que había leído, cerro el viejo periódico donde había encontrado el artículo y lo guardo en su saco, para luego salir de su camerino y dirigirse al de Hatori. Repentinamente sintió un escalofrió recorrerlo por toda su espina dorsal y la sensación de que alguien lo seguía.  Se volvió para ver de quien se trataba, pero no había nadie, camino unos pasos cuando volvió a escuchar esas fuertes pisadas, y esta vez, provenían de ambos extremos del pasillo. Sin embargo, por más que buscara, no había nadie que pudiera causarlas. Luego, empezó a escuchar gritos desgarradores en todo el pasillo, su corazón empezó a acelerarse, sentía el miedo correr por sus venas, su cuerpo se paralizaba, aquellos gritos desgarraban sus oídos y por más que los cubría, el espantoso ruido aun resonaba con intensidad. De pronto, su cuerpo empezó a sangrar sin razón alguna, asustado salió corriendo  de ahí, tenía tanto miedo y la sangre no paraba. Sentía el dolor de las heridas abrirse de golpe, aumentando el sufrir en todo su cuerpo. Corría y corría, la salida parecía tan lejana, no encontraba fin al pasillo, gritaba de dolor con esperanza de que alguien lo ayudara, pero nadie salía a socorrerlo. Llamaba desesperadamente a Hatori, el dolor y la sangre se hacían más intensos, hasta que choco con alguien que estaba de espaldas y era casi de la estatura del peli café

Hatori-

Se encontraba ensayando su papel en su camerino, cuando de pronto escucho desgarradores gritos provenientes de afuera y cuando reconoció que se trataba de Chiaki, se apresuró a intentar abrir la puerta  para salir, sin embargo, por más que tiraba de ella no se abría, parecía estar asegurada con llave y si era si, no podría abrirla.

 Desesperado empezó a golpear y patear la puerta, gritando que lo liberaran

-¡AYUDENEME! ESTOY ENCERRADO ¡CHIAKI!-gritaba con furia creciente-¡ABRAN…-se detuvo repentinamente, sintiendo  un escalofrió recorrer toda su columna vertebral, mientras un viento frio lo golpeaba fuertemente

Se volvió hacia atrás lentamente, el miedo lo consumía y se encontró con una multitud con palos, tridentes y sogas, todos lo miraban con odio, parecían listos para atacarlo en cualquier momento

-¿Quiénes son ustedes?-pregunto tratando de mantenerse firme-¿Qué hacen aquí?

-¡MATEN AL MALDITO MARICA!-grito un hombre, y así toda la gente se abalanzo encima

-¡No!

Entre todos los hombres, lo inmovilizaron y lo arrojaron al suelo, donde entre la demás gente comenzaron a golpearlo con sus leños y a patearlo con fuerza. Intentaba por todos los medios detenerlos, pero nada funcionaba. Sentía con dolor como le rompían los huesos a golpes, sus gritos y gemidos eran ahogados por las ofensas e insultos que toda la gente le gritaba, incluso hubo unos que le arrojaron piedras grandes que herían a su cuerpo. Sus intentos por defenderse eran en vano, y el dolor se hacía más intenso, la sangre ya se filtraba en el suelo, era sorprendente que siguiera con vida, pero sabía que no duraría mucho

 

 Chiaki-

-Di-Disculpe…po-por favor, ¡Ayúdeme! ¡Ayúdeme, se lo suplico!-rogo jalando su pantalón-Señor…por favor

Entonces aquel hombre se dio la vuelta y al ver de quien se trataba, comenzó a llorar e intento arrastrarse hacia atrás con el miedo reflejado en su rostro. Pues, aquel hombre era nadie más ni nadie menos  que Nowaki, quien tenía una mirada maligna dibujada en su rostro, sentía que todo su cuerpo se paralizaba, el corazón se le detuvo, haciéndolo incapaz de reaccionar. Vio con terror como el peliazul bajaba a su altura, lo tomaba del cuello de su camisa y le propinaba un fuerte golpe en el rostro. Solo entonces, fue consciente de lo que sucedía y trato de levantarse para salir corriendo, pero el ojiazul lo retenía con una fuerza superior, mientras comenzaba a golpearlo con suma violencia. El dolor era extremo. Las heridas cubrían su delgado cuerpo, la sangre se salpicaba en el piso y en las paredes estrechas, sentía que en cualquier momento iba a caer en la muerte, solo deseaba que eso su cediera ya, y que Hatori no sufriera tanto por él.

De pronto, por la mente de ambos, empezaron a reproducirse escenas tan dolorosas, llevándolos a un pasado enterrado en la historia…

Flash Black

Lagrimas rodaban por sus mejillas, su vista era demasiado borrosa y su cuerpo sangraba con intensidad. Sentía dolor con cada golpe que recibía, pero lo que más le dolía era ver como herían violentamente a su amado Hiro-san, como lo pateaban y golpeaban, sentía tanta impotencia al no poder ayudarlo, al no poder protegerlo como se lo había prometido…y todo por culpa de esa maldita mujer que se encargó de destruirles la vida. Los insultos y humillaciones no se hicieron esperar, toda la multitud les gritaba lindezas, ofensas y con cada una, un golpe más fuerte recibían, por más que suplicaban que los dejaran, nadie los escuchaba. Las agresiones continuaron durante un largo rato, hasta que finalmente los dejaron, aquella mujer de cabellos negros y largos, cargo una pistola con dos balas, dos hombres arrastraron el cuerpo del castaño hacia el de Nowaki, y se apartaron inmediatamente.  Akane les apunto con el arma, y justo antes de disparar dijo:

-Mueran, malditos homosexuales-dicho esto, abrió fuego contra ellos

Nowaki y Hiroki se miraron fijamente, las lágrimas no paraban, tenían tanto que decirse y tan poco tiempo, por lo que se lo decían con sus miradas. El impacto de las balas no los mato al instante, sin embargo, ya agonizaba y sabían que era su fin. Ambos sentían el frio de la muerte acariciando sus rostros, sus cuerpos temblaban y tenían miedo…mucho miedo de no volver a verse nunca. Con las pocas fuerzas que le quedaban, el ojiazul logro desatar el amarre de sus manos, para luego estrechar fuertemente a Hiroki, hundiendo su rostro en su pecho. El castaño se acurruco más a su amante , disfrutando de la poca calidez que le quedaba, ambos lloraban sin cesar, y el frio envolvía sus cuerpos lentamente, hasta que por fin, sus vidas se acabaron y sus últimos susurros fueron  arrastrados por el viento que soplaba las hojas de los arboles hasta ser llevados a lo profundo del mas allá

“Te Amo”

Fin del Flash Black

¿Po-Porque?..¿Porque? Akane-san…¿Por qué les hizo esto?-se preguntó  Chiaki, llorando con más intensidad. Esos hombres habían sufrido más que ellos, y todo por culpa del maldito racismo de esa mujer, ellos no merecían todo ese dolor, vaya que no, Chiaki podía entender el terrible dolor que ellos sintieron al no poder ser felices, por eso, dejo de forcejear  y solo aumento su llanto cuando el peli azul lo dejo y le apuntó con una arma que no tenía ni idea de donde la había sacado

-Lo siento-susurro el menor-…lo siento

Nowaki lo miro fríamente, y sin dudar ni un segundo, disparo en su contra.

Chiaki cerró los ojos, esperando el impacto, tenía mucho miedo, sentía que era su fin, su corazón se aceleraba. Soltó un sonoro grito de dolor cuando sintió un fuerte impacto en su cuerpo, dolía demasiado como para haber sido solo una bala, tanto así que perdió la conciencia con un último pensamiento en su mente-Tori

 Hatori-

Hatori respiro profundo, su corazón se detuvo y su cuerpo se paralizo, sus ojos se abrieron con terror al ver el cañón de la pistola tan cerca de él, y aún más al ver la fría mirada de Hiroki, quien empuñaba el arma. El miedo lo domino, estaba en la fina línea entre la vida y la muerte, y lo sabía.

El sonido de la carga lo hizo tragar saliva, y de pronto todo se hizo confuso, escucho el fuerte disparo, sintió el tremendo dolor en su pecho y todo a su alrededor se hizo oscuro, aquel era su fin…

Despertó alterado en medio del camerino, su respiración era jadeante y sudaba frio. Miro a su alrededor y así mismo, todo estaba bien. ¿Acaso había sido un sueño? No. Había sido real. Claro que lo fue, porque no había otra manera de explicar los golpes debajo de su camisa ni las pequeñas heridas que aún conservaba. Se levantó inmediatamente y salió corriendo de ahí, abrió la puerta y justo cuando piso fuera del camerino. Se encontró con el cuerpo inconsciente de Chiaki, tirado a la mitad del pasillo con varias heridas y un brazo roto. Asustado, corrió a estrecharlo con suma delicadeza para evitar lastimarlo más de lo que ya estaba

  -¡Chiaki! Chiaki mi amor-rogo con lágrimas sin derramar-despierta por favor, ¡Chiaki!

-Hmmm-el menor empezó a removerse en sus brazos, abriendo lentamente los ojos-¿Tori?

-¡Chiaki!

-…Tori…-ambos se fundieron en un amorosa abrazo, derramando lágrimas en el hombro del otro, por un momento, de verdad creyeron que ese iba a ser su fin

De pronto, todo a su alrededor se tornó profundamente oscuro y del techo comenzó a chorrear sangre por razones desconocidas. Se escucharon gritos y gemidos desgarradores, y del piso brotaron unas manos cadavéricas que se apoyaban del suelo para salir, mostrando su huesudo esqueleto cubierto de sangre, tierra e insectos que carcomían su piel

-¡AAAAHHHHH!-grito Chiaki aterrado, mientras se abrazaba con más fuerza a Hatori, quien miraba furioso a los zombis que salían de la tierra

El peli café ya estaba harto de todo esto. ¿Qué es lo que querían de ellos? Chiaki se aferraba a él, temblando de miedo, el llanto no cesaba, ya no quería eso. Se levantó, respiro  hondo y grito con toda su ira hacia el pasillo

-¡¿QUÉ DEMONIOS QUIEREN DE NOSOTROS?!-no hubo respuesta-¡MALDICION! ¡RESPONDAN!

-¿Tori?-el ojiazul lo miraba con dolor-…ellos no…

-¿Lo que queremos?-entonces, todo desapareció dejando ver a Niimura-san con una multitud de gente detrás de ella-Lo que queremos  es que mueran, malditos homosexuales

-¿Akane-san?

-¡Niimura-san!

-Escuchen compañeros, esos hombres están con satanás, ¡Mátenlos!

-¡SIIIIIIII!

Corrían desesperadamente por los pasillos, todo estaba oscuro y todas las puertas cerradas bajo llave, inclusive las salidas. Por más que jalaban  con fuerza, estas no se abrían, esos malditos se habían asegurado de que no pudieran escapar. Así, continuaron con la persecución por todo el lugar, hasta que se vieron acorralados en un pasillo sin salida, intentaron regresar pero la gente provenía de esa misma dirección. Hatori, desesperado, intento romper la puerta, pero por desgracia, esta era de metal, por tanto sería imposible hacerle siquiera un rasguño y a pesar de eso, siguió golpeándola con suma fuerza, desquitando su ira con ella. Chiaki solo lo miraba con lágrimas en los ojos, le dolía ver a su amante así, se acercó a él y lo abrazo por la espalda, aferrándose a su calidez. Hatori, al sentir los brazos de su amado, dejo de golpear la puerta y se volvió parea corresponder al abrazo, se iba a ser su fin, morirán juntos al menos

-Te quiero, Tori

-También yo, Chiaki

El menor levanto la vista hacia su amante, para luego acercarse a sus labios y fundirse en un apasionante beso, mientras rodeaba su cuello con sus brazos y él lo abrazaba por la cintura. Fue un beso muy corto, pero lo suficiente para demostrarse cuanto se amaban el uno al otro, se separaron y se tomaron de las manos para esperar su fin. De pronto, frente a ellos aparecieron de la nada, Hiroki y Nowaki quienes lo miraban con frialdad y ¿compasión? Hatori y Chiaki abrieron sus ojos como platos y el menor apretó fuerte la de su amante, buscando seguridad de esos dos. Por su parte, Hatori  solo frunció el ceño al verlos ahí

-¡¿Qué…

Pero antes de que pudiera decir algo, ellos los empujaron hacia la puerta de metal, que misteriosamente atravesaron y cayeron en las escaleras fuera del teatro y cuando quisieron volver a entrar, la puerta se hizo dura, por lo que no pudieron ni atravesarla nuevamente ni abrirla, por esa razón decidieron buscar   ayuda y salieron corriendo rumbo a la comisaria.

Cuando Akane y la multitud llegaron a la puerta, se aterraron y retrocedieron con miedo, en especial  “ella” quien se congelo al ver al frente a Nowaki y a Hiroki, a los que había asesinado hace 30 años, mientras ellos la miraban con ira y furia  creciente

-¡No!...No es posible. ¡Ustedes están muertos! Están muertos-decía aterrado

Entonces, ambos amantes incendiaron todo el teatro, causando una explosión que solo afecto al teatro, mientras ellos gritaban de dolor al ser consumidos por las llamas.

Por su parte, Hatori y Chiaki solo lo observaba quemarse con lágrimas en los ojos, el infierno había terminado

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El hombre sonrió ante la historia que esos dos le habían contado, quizás no estaban locos y decían la verdad, pero era preferible que las cosas se quedaran así, pues  su lealtad no era para el señor al que servía, sino a “ellos” a los que no pudo ayudar. Así, un vago recuerdo regreso a su mente, justo cuando golpeaban a sus amigos, sus mejores amigos: Kusama Nowaki y Kamijou Hiroki, mientras el solo forcejeaba con varios hombres para intentar salvarlos, sin embargo, todos sus intentos fueron en vano y solo pudo llorar desconsoladamente cuando escucho el gatillo disparando el arma, y aquellos susurros que el viento arrastro hasta sus oídos, aquellos en los que las personas que consideraba su familia, se declaraban su amor antes se ser alcanzados por la muerte. Claro, no les diría a Hatori y a Chiaki que tenían razón, que no habían alucinado a pesar de que el teatro no tuviera ni el más mínimo rasguño, el prefería dejar las cosas así, pues en su carrera como sacerdote había comprendido que a veces ces mejor no actuar todo como estaba para no romper el equilibrio de las cosas, así era como debía ser.

Se acomodó su cinta blanca que rodeaba el cuello de su camisa, apretó el libro que llevaba en su mano el cual tenía el nombre de “Exorcismos” , para luego darse la vuelta y marcharse de ahí

-Descansen en paz, amigos, descansen en paz

 

 

 

 

 

 

 

 

Extra-

-Etto, Hiro-san, ¿no crees que nos pasamos? –pregunto sonriente, mientras se acomodaba en una delas sillas para el publico

-No, no lo creo-respondió Hiroki, quien se paseaba por el escenario ensayando un papel que jamás pudo representar- La verdad, fue divertido darles un susto a esos tipos y esa mujer se lo merecía

-¿Tú crees? Bueno, ella si se lo merecía, pero ellos…

-Claro. Eso les enseñara a no pisar MI escenario

-Si tú lo dices

-Ya deja de estarte preparando por idioteces y ven a ayudarme con la escena del vals

-Voy

(NOTA/escuchen el Soundtrack  de Hybrid Child número 1)

Nowaki se levantó rápidamente y subió al escenario, donde tomo a Hiroki de la cintura y el de los hombros, para luego comenzar a bailar con la música a todo volumen. Dieron vueltas por todo el lugar, clavando sus ojos en el otro, daban  ligeras pausas y de vez en cuando, se soltaban para que el castaño pudiera girar, y luego volver a unirse. Cuando la música alzo el volumen, el peli azul levanto a Hiroki por la cintura y al bajarlo, la música se terminó. Se miraron fijamente con una sonrisa llena de amor en sus rostros, poco a poco su cercanía se achicaba hasta que sus labios se unieron en un profundo beso lleno de felicidad y pasión

En aquel teatro, siempre vagaran las lamas de un amor fantasma

Fin

Notas finales:

SE RESPONDERA A TODO REVIEWS QUE NO CONTEGA NINGUNA PREGUNTA SOBRE LA AUTORIA


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