En el muelle de Tokio, había mucha gente de elegante postura, descendiendo del barco que acababa de atrancar ahí. Muchos subían a los autos que ya los esperaban con sus equipajes, y otros esperaban a que los recogieran. En eso, entra en escena un auto que en esa época se consideraba lujoso (no como los de hoy), de el bajan un hombre de cabello canoso de 45 años llamado Kimura Fudo, y un joven de cabello y ojos negros con lentes de 24 años llamado Iokawa Shiro, ambos vestían trajes negros con sombreros de copa y esperaban a que aparecieran sus festejados.
Al poco tiempo, llegaron a ellos la distinguida familia Yokozawa, recién llegada del extranjero y dueña de una importante compañía de antigüedades. Integrada por un hombre mayor de ojos negros, cabello un poco canoso de 37 años, un joven de 23 con cabello gris y ojos morados, y un chico de 18 años de cabello y ojos azules, vistiendo (a diferencia de sus acompañantes de negro) un traje gris con un moño azul
-Yamato-sama, es un verdadero placer tenerlo de vuelta en Japón, al igual que su familia. Sean bienvenidos aquí-los recibió Iokawa
-El placer es nuestro, Shiro-kun. Has crecido mucho, te has vuelto todo un hombre, realmente estoy feliz de entregarte la mano de mi único hijo. Y ¿Quién es el que te acompaña?
-Ah! Lo siento. Yamato-sama, le presento a mi valet, su nombre es Kimura Fudo y Fudo, él es Yokozawa Yamato, su sobrino Shou y su hijo Takafumi-los señalo a cada uno
-Un gusto conocerlo-dijeron los tres
-El gusto es mío, Yokozawa-sama –correspondió con una sonrisa
-Bueno, ya que nos hemos presentado, abordemos el auto. Falta poco para que anochezca, y la fiesta que he preparado para ustedes es precisamente en la noche-anuncio Iokawa-Takafumi-le extendió la mano
-Gracias-fingió una sonrisa y apoyándose a su mano subió al coche
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“Volver a la ciudad que me vio nacer, me dio la fuerza para, por lo menos, fingir una sonrisa….ya que hace tanto tiempo, que no sonrió de felicidad.
Apenas llegamos a la mansión, tuve que subir a cambiarme para la fiesta en honor a nuestra llegada que Shiro programo para la noche. Fui al cuarto que tenía antes de irme…
La habitación al final del pasillo….en el segundo piso de la mansión…aquella de la puerta fina. Volver aquí fue como una nube de recuerdos, mi antigua recamara está llena de experiencias vacías, las cuales desearía haber olvidado con el tiempo que pase en Inglaterra.
Me bañe y me vestí con un traje blanco de corbata de moño negro, luego Salí al jardín para estar más relajado con todo esto. En el transcurso, los sirvientes de la mansión se acercaron a darme la bienvenida de vuelta a casa….¿casa?...yo diría que este lugar es todo, menos una casa…
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-Un caballero no hace eso, Takafumi-lo reprendió su padre al verlo sacar un cigarro y fumarlo
-Lo sabe-su primo Shou, le quito el cigarrillo de la boca y lo fumo el
-¿Cómo es posible que TU si puedas fumar y yo no?-protesto molesto
-No empieces con berrinches, ya no eres un niño-le dijo su padre-Además, tu madre no hubiera querido que fumaras
-Eso es cierto, la tía Airi estaría muy decepcionada de ti-completo su primo
-TSK-gruño-Disculpen, necesito aire fresco-se retiró de ahí a toda prisa
Lo odiaba….odiaba que metieran a su madre en asuntos como esos y aun más que le dijeran que la decepcionaba…eso, sinceramente le dolía y mucho.
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En los barrios bajos de la ciudad, un hombre de 23 años de cabellos castaños y ojos miel corría desenfrenadamente, cargando un pequeño costal de manzanas, seguido de oficiales uniformados. Corría por las calles más pobres, evadiendo a todos los policías que trataban de acorralarlo
-¡Atrapen a ese ladrón!-gritaba un uniformado
-Dara vuelta, ¡Acorrálenlo en el callejón!-grito su compañero
Efectivamente, Kirishima dio la vuelta a un callejón sin salida, donde desapareció misteriosamente. Frustrados y molestos, los oficiales salieron corriendo a buscarlo por todo el bajo mundo, no lo dejarían escapar tan fácilmente. Cuando se fueron, una extraña puerta al lado de un contenedor de basura se abrió, y de ella salió el castaño con una sonrisa burlona.
-Jejeje vaya, son unos idiotas-dicho esto, salió del callejón y entro a un viejo edificio donde un hombre de caballo café con ojos azules al igual que su compañero de cabello negro, lo esperaban para cenar.
-Chiaki, Tori ¿Cómo les fue a ustedes?-pregunto sentándose en el rincón donde acostumbraban comer
-Etto….pues, a mí no me fue bien con mis dibujos-contesto Chiaki sentándose a su lado, al igual que Hatori. El hacía dibujos o dibujaba gente por 2 dólares, solo que a veces no le iba nada bien
-Y a mí, más o menos. Mira-le entrego una bolsa con tres piezas de pan
-Pudo haber sido peor, ¿Y tú Chiaki? ¿Qué conseguiste?
-Hoy me fue muy mal, sol vendí un dibujo-le entrego los 2 dólares
-Peor es nada. Yo conseguí una bolsa de manzanas, así que coman-se las dio levantándose-Que me costó trabajo conseguirlas. Verán, pedí permiso para cortarlas de un árbol, pero luego los oficiales llegaron y como no estaba el dueño, me acusaron de ladrón y querían encerrarme, por surte logre escapar. Ahora apúrense a comer, que tenemos que ir a la mansión Yokozawa por duraznos para mi
-yommm, gracias Kirishima-agradeció Chiaki abalanzándose a comerlas
-Espera Chiaki, no te las comas todas-Hatori tomo una buena cantidad y las apretó en sus brazos
-¡NO SEAS ENVIDIOSO! Y COMPARTE-forcejeo tratando de quitárselas
-El único egoísta eres tu ¡Quítate!-pronto, ambos comenzaron a pelearse en el suelo
Kirishima sonrió ligeramente y fue hacia la muy vieja ventana del edificio, observando como poco a poco el sol se metía, abriendo paso al cielo nocturno. Aquel tan hermoso cielo negro, iluminado por las estrellas….le daba la paz que necesitaba, le gustaba ver ese paisaje hasta caer en el sueño, sin embargo, se sentía completamente solo. Si, tenía sus mejores amigos, Hatori Yoshiyuki y Yoshino Chiaki que aparte eran pareja, pero le faltaba lo más importante….AMOR, el deseaba con toda su alma, algún día compartir aquel hermoso cielo estrellado con la persona de la que se enamorara, sería feliz si eso sucediera…mas, parecía un sueño simplemente lejano.
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Estaba tan irritado que decidió ir al balcón del tercer piso, donde pudo apreciar la belleza nocturna, antes de bajar a la fiesta que ya estaba dando inicio. Miraba fijamente el cielo, preguntándose cuando podría acompañar a su madre en ese paraíso donde ella estaba…..no soportaba esperar tanto, quería más que nada estar a su lado, pensaba que en ese paraíso encontraría lo que siempre ha deseado….LA FELICIDAD.
A veces dudaba si de verdad existía o si la merecía, apenas tenía 18 años y ya cargaba con el peso de un adulto. Antes de que su padre decidiera retomar el compromiso con Iokawa, siempre estaba ocupado con las clases de piano, caligrafía, natación, kendo, historia, literatura, ciencias, administración, matemáticas, leyes y más aparte, las clases de compostura y refinamiento….no tenía ni un minuto para descansar, y ahora que se casaría a tan temprana edad con Iokawa, tendría que cargar con las responsabilidades del hogar y cumplirle a su esposo.
Odiaba el mundo donde vivía, lleno de riquezas, pero a la vez vacío, careciente de felicidad….una vida falsa, gris, vacía, era todo lo que tenía Yokozawa….
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Después de terminar de “cenar”, Kirishima, Hatori Y Chiaki se fueron a la mansión Yokozawa, donde acostumbraban ir a cortar duraznos, cuando no conseguían mucha comida para los tres, en especial porque Chiaki era muy comelón. Al llegar, se llevaron la sorpresa de ver a un montón de autos lujosos afuera, y a gente rica entrar a la mansión, que ahora tenía las luces prendidas. Con solo esto, dedujeron que los dueños ya habían regresado de Londres y que al parecer, tenían una fiesta de bienvenida
-Qué mala suerte, ahora ya no podremos cenar-dijo Chiaki cabizbajo
-Bueno, tú ya cenaste, los que deberíamos estar así, deberíamos ser Kirishima y yo- Le dijo Hatori frunciendo el ceño
-Y no me voy a quedar sin comer, por una ridícula fiesta-sentencio Kirishima sorprendiendo a sus amigos
-¿Y qué harás? Hay mucha gente y si nos ven, nos encerraran
-Fácil, nos mesclaremos entre ellos-Hatori y Chiaki lo miraron confundido-Este es el plan; los ricos siempre cargan trajes de repuesto, en caso de que el que llevan se les manche, así que busquen en todos los autos y los que encuentren pónganselos. De esa manera, podremos entrar a su fiesta y comer su elegante comida
-¿Y si nos preguntan porque no nos conocen?-pregunto Chiaki
-Les dices que venimos les extranjero
-¿Y nuestras riquezas?-pregunto Hatori no muy convencido
-Decimos que somos herederos de una gran fortuna
-No sé,….no estoy muy convencido, tal vez nos descubran
-Si actuamos como ricos, no lo harán. Además ¿Quieren comer?
-Si-respondieron los dos
-Pues, esta es la única forma-aseguro dirigiéndose a un auto
-Bueno, ya que-dijeron resignados
Los tres, tomaron prestados unos trajes negros de camisas blancas y corbata de moño, los cuales se pusieron. Luego, con saliva se acomodaron un poco el cabello y las patillas, y así entraron a la mansión como si nada.
Había un sirviente encargado de recibir a los invitados, al verlos llegar los detuvo, asustándolos completamente, temían que los hubieran descubierto cuando apenas iban a disfrutar
-Un momento. Necesito sus nombres-les pidió sacando una lista de invitados
-Sí, claro….ammm… Soy Kirishima Zen y ellos son mis hermanos, Chiaki y Yoshiyuki-los presento
-No están en la lista, pero si son ricos. Adelante-los dejo pasar
-Gracias-dijeron los tres y de inmediato se mesclaron entre la gente, riéndose disimuladamente de que su plan haya surtido efecto
Lo que no sabía Kirishima es que lo que empezó con un juego, terminaría con el amor…esa noche cambiaría su vida para siempre…