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INFRAMUNDO (La Caída del Imperio Dracula) por Mariela

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CON ASAHINA...

-Tenemos que irnos-dijo Miyagi al peli café, pero este lo ignoro y siguió estrechando a Isaka

-Fue todo una ilusión-susurro el peli negro, captando la atención de Asahina y Miyagi

-¿Qué?

-Iokawa...me hizo creer que te había matado, que estabas muerto, pero en realidad, fue una ilusión creada por él mismo...perdóname

-No hay nada que perdonar...

-Jum-Isaka solo sonrió, mientras veía las lágrimas del peli café, aumentar

-Asahina, tenemos que irnos, la batalla será pronto, los guerreros nos esperan-interrumpió Miyagi, pero nuevamente fue ignorado-Asahina

-...-

-¡Asahina-san!

-...-no lo escuchaba, tan solo permanecía perdido en el hermoso color violeta de los ojos de Isaka, aquella luz que empezaba a extinguirse

-Asahina-san, por favor, no podemos

-¡TRAAAAAAKKKKKK!-fue interrumpido por el sonido de un fuerte estruendo que golpeo el palacio, seguido de un temblor Y la caída de algunos rastros de las paredes

-¡Maldición! Ya están aquí, ¡Asahina-san!

-...-

-Arrrggg. Bien, cuando entre en razón, lo espero en el campo de batalla-dijo, para luego salir corriendo hacía la entrada del palacio, dejándolos solos

Miyagi tomó su caballo y todos guerreros corrieron a tomar su lugar en las filas, los demonios ya estaban muy cerca. Pronto, Kirishima y Hatori aterrizaron en el campo de batalla, y el castaño corrió a ponerse su armadura y su espada

-¿En dónde estabas?-pregunto Miyagi acercándose a él

-¡Eso no te concierne!-respondió furioso

-¡¿Qué?! Estamos al borde de la guerra y tú desapareces sin decir nada

-¡No tengo que darte explicaciones!

-¿Acaso te das la cuenta de...-se interrumpió al ver como una gran piedra envuelta en fuego, pasaba volando por encima de ellos y se estrellaba en el palacio, incendiándolo al instante

Todos voltearon hacía el bosque y de ahí, como si se tratara de una manada de gigantes, el ejército de demonios comandado por quien reconocieron como Lucifer, salió derribando algunos árboles. Todos los vampiros se quedaron en shock al ver semejante ejército, y la Piedra de la Muerte, colgando del cuello de Iokawa. Sintieron el miedo invadirlos, eran demasiados como para hacerles frente, pero Kirishima no se inmutó ni un poco, montó su caballo y alzando su espada, grito con furia:

-¡NO TENGAN PIEDAD!

-EEEEEEEHHHHHHH

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Los amantes se miraron por un largo rato, las lágrimas no paraban y la sangre empapaba el pasillo. Un ambiente tan nostálgico y triste se había formado, el dolor permanecía latente en sus venas, haciendo más pesada la despedida, pues sabían que ya era hora de separarse para siempre

-¿Recuerdas cuando nos conocimos?-pregunto Isaka, haciendo un esfuerzo sobre natural para hablar sin que sus palabras se cortaran

-Claro-respondió el peli café-Desde el primer momento...me cautivo tu belleza

-¿A-Ah sí?

-Sí. Y después de lidiar con tu actitud tan infantil, me di cuenta que...me había enamorado de tí

-Y-y...n-no paraste...h-hasta c-conquistarme, ¿verdad?

-Luchamos juntos para ser felices...creamos nuestro propio hogar

-Y...a-ahora d-duele s-saber q-que...s-será destruido por los demonios

-Sí, duele

-Y-y más c-cuando ya no estaré c-contigo

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Así, ambos corrieron hacía el otro, y una vez más, la batalla  se desató, con la diferencia de que ahora, el resultado sería definitivo. El chispear de las espadas inundo el silencio, los gritos desgarradores de los demonios y los vampiros al chocar sus espadas, resonaron como único sonido de la oscuridad. Iokawa detuvo su caballo antes de llegar al ejército opuesto, sonrió y apretó la piedra de la muerte, la cual no dejaba de brillar, aumentando la fuerza y la habilidad de  los demonios, en ese momento...la victoria ya era segura. Más piedras en llamas fueron disparadas, golpeando y perforando el palacio, y las flamas lo incendiaban rápidamente, los pasillos se caían en pedazos, y el fuego lo consumía todo. An-chan  y Hiyori salieron a toda prisa de la habitación  segura, y ahora buscaban desesperadamente una salida, ya que el fuego las alcanzo también a ellas. Intentaron salir por las ventanas, pero los escombros no se lo permitían y todas las salidas parecían caerse en pedazos, estaban atrapadas

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-¡No digas eso! Estarás bien

-T-u sabes q-que...no

-...no me dejes...

-...regresare...-llevo su mano al diamante rojo que colgaba de su cuello, la arrancó rompiendo el cordón que lo sostenía, para luego entregárselo-La m-muerte...es solo el comienzo. Espérame...yo...volveré por ti

-¿Qué?-exclamó confundido

-V-vol-vere y....c-cuando l-lo haga, u-úsalo p-para re-cordarme q-que te amo

-No entiendo, ¿Qué quieres decir?

-Vo-volvere

-Ryuuchirou-sama

-Kaoru

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Kirishima corrió rápidamente entre los demonios, paso el filo de su espada por el abdomen de los guerreros, salpicándose de sangre y cortando alguna de sus extremidades. Hubo quien esquivo su ataque y contrataco con  una arremetida frontal, pero Kirishima golpeo su espada con la suya e intentó cortarlo, pero el demonio dio un salto hacía atrás, y arremetió, Kirishima bloqueo su ataque y sus espadas quedaron unidas, temblando de la fuerza ejercida. El castaño no vio a otro demonio que corría hacia el por atrás, salto en los aires y justo cuando su espada estaba cerca del concejal, otra  apareció de la nada bloqueando su ataque. Aterrizo, y vio a Hatori frente a él, apuntándole con su espada, quiso volver a atacar, pero en una asombrosa velocidad, el peli café le corto las piernas y la cabeza, haciendo que la sangre chorreara como agua, cayendo al suelo y manchando el rostro del dragón. El castaño, empujo su espada contra la del demonio, haciendo que retrocediera unos pasos, para luego separar sus espadas y antes de que pudiera reaccionar, le enterró el arma en el abdomen, para luego sacársela y cortarle el cuello. Se volvió hacia Hatori y camino hasta el

-Gracias-dijo seriamente

-No me agradezcas, no lo hice por ti. Si de mí dependiera, hubiera dejado que te  mataran

-Entonces, ¿Por qué…

-Fue por el-respondió cortante-Sufrirá peor si te pierde

-…-

-ARRRGGG….GRRRR-fue interrumpido por rugidos desgarradores, provenientes del bosque

Todos pararon sus peleas, para ver como el ejército de lycans salía de entre los árboles y se les lanzaban  encima a los vampiros. Kisa bloqueo el ataque de Takano, para luego arremeter con uno frontal, pero el peli negro golpeo su espada con la suya y ataco con su espada en horizontal, Kisa dio una pirueta  hacia atrás y bloqueo otro nuevo ataque haciendo que sus espadas se unieran. Takano empujo su espada contra Kisa, quien empezó a retroceder ante la fuerza superior, hasta que el mayor aplico más fuerza, separándolo bruscamente, aturdiéndolo por un momento, le propino un fuerte golpe y lo mando a volar lejos de ahí. Kisa se levantó  al instante y contraatacó con un ataque frontal, pero Takano golpeo su espada con la suya tan fuerte que la rompió en el proceso, tomo al vampiro del cuello y lo levanto mirándolo con odio, preparo su espada para cortarlo, cuando escucho un grito detrás del menor

-¡KISA, AL SUELO!

El aludido pateo a Takano en el estómago, haciendo que este lo soltara, entonces, Shinobu salto en los aires y le corto el brazo lo que provoco que el peli negro gritara de dolor. Kisa, alcanzo una espada y con rapidez se la enterró en el abdomen, pero justo cuando Shinobu iba a dar el golpe final, Ritsu se le lanzo encima rugiendo ferozmente, Kisa quiso ayudarlo, pero Hiroki  y Mino lo derribaron. Los rasgaban y mordían, haciendo que soltaran chorros de sangre roja, y gritaran fuertemente. De pronto, unas cadenas apresaron e inmovilizaron el cuerpo de Ritsu, lo jalaron con fuerza, hasta alejarlo de Shinobu, para luego ser atrapado por más cadenas enterradas en la tierra. Rugió y lucho para liberarse, pero fue imposible soltarse de ellas. Hiroki y Mino intentaron ayudar, pero repentinamente, el filo de dos espadas pasaron por sus cuerpos, haciéndolos sangrar y caer al suelo

-¡Miyagi!/¡Yukina!-exclamaron los menores

Miyagi, clavo su espada en un brazo de Mino, la empujo fuerte hasta enterrarla en el suelo, mientras Yukina hizo lo mismo con Hiroki. Ambos ayudaron a sus parejas a ponerse de pie

-¿Se encuentran bien?

-Sí. Gracias Miyagi

-Kisa-san, ¡Estas herido!

-Tranquilo Yukina, estoy bien. Sanaran

-GRRR….ARRRGGG

En eso, se vieron rodeados de demonios y licans preparados para atacarlos, los cuatro empuñaron sus espadas y las sostuvieron delante de ellos, suspiraron profundamente y…

-¡ADELANTE!-gritaron, para luego lanzarse contra ellos

Kirishima y Hatori se enfrentaban a un grupo de demonios que se habían unido para destruirlos, el castaño cortaba sus cuerpos a una velocidad que era imposible de ver, mientras Hatori hacia lo mismo usando el fuego como distractor. El chispear de las espadas se hacía más fuerte, el olor a sangre y metal se percibía por doquier, y cada vez más vampiros caían. Los lycans rugían ferozmente, seguidos de los gritos desgarradores de sus víctimas, por si fuera poco, llegó el ejército de especies mortales. Los fénix se transformaban en aves ardiendo en llamas, que se entrillaban contra el palacio a propósito para incendiarlo, otros se paseaban entre las filas, quemando a los vampiros. Los elementales de la tierra  empezaron a agrietarla, abriéndola dejando la lava subir, los del viento azotaban a los vampiros con torrentes de aire que los aturdía lo suficiente, para que los demonios ganaran ventaja, los elementales de fuego lanzaban esferas ardientes hacia el cielo, las cuales regresaban como lluvia, de la cual era imposible ocultarse. Estos poderes misteriosamente, solo afectaban a los vampiros, quienes perdían ventaja y se reducían, para colmo, tenían que llegar los dragones, escupiendo fuego al palacio, el cual humeaba cada ve< mas, la estructura ya estaba muy dañada, parecía estar a punto de caerse. El cielo relampagueaba con fuerza, los cielos se retorcían ante tal batalla.

Dentro del palacio, An-chan y Hiyori corrían desesperadamente, buscando la manera de salir, todo a su alrededor ardía en llamas. Llegaron a la puerta principal, pero estaba bloqueada, intentaron volver, pero el fuego las rodeo completamente

-An-neechan, tengo miedo-dijo Hiyori aferrándose a ella con lágrimas en los ojos

-Lo sé, tranquila. Vamos a salir, te lo prometo-dijo sonriéndole, pero realmente no tenía idea de como

El castillo empezó a caerse en pedazos, ambas castañas estaban muy asustadas, pero justo en ese momento, por el techo entro Hatori convertido en dragón rojo, se paro frente a ellas y les rugió indicándoles  que subieran a su espalda. An-chan dudo al principio, pero luego accedió y Hatori levanto vuelo hacia el techo, le escupió fuego y lo atravesó despedazando la estructura. Voló al bosque y las bajo ahí, para luego transformare de nuevo

-¿Se encuentran bien?

-Sí, gracias Hatori-san

-Quédense aquí-les ordeno corriendo hacia el campo de batalla

Las chicas solo asintieron y se escondieron detrás de los arbustos. Los vampiros estaban perdiendo la batalla, apenas regreso al campo Hatori se transformó y ataco a los dragones que no dejaban de escupir fuego, Kirishima fue detrás de el pero los demonios lo rodearon. Los gritos infernales resonaban más fuerte, las espadas chocaban una y otra vez, los cielos se retorcían, la tierra se partía en dos y el viento azotaba como tornado, haciendo imposible pelear. Miyagi y los demás estaban ya al límite de sus fuerzas, sus respiraciones se hacían dificultosas, muy apenas podían seguir peleando, y sus guerreros se redujeron a tan solo un pequeño grupo de 60. Alrededor, se veían a todos los vampiros caídos, la sangre por doquier y los relámpagos que no paraban

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El peli café se acercó a los labios de Isaka y lo apreso en un amoroso beso, entruchándolo contra su pecho lo más fuerte que podía, sin importarle que la sángrelo manchara. Las heridas ardían peor que el infierno, su sangre chorreaba en el suelo que la impactarse se salpicaba hacia la pared y el peso se hacía más profundo, mientras poco a poco, todo se hacía oscuro para Isaka. Y tras su último beso con saber a lágrimas, dolor, amargura y…AMOR, la vida de Lord Drácula se terminó.

Asahina sintió más pesado y frío a su amante, ya no se movía ni respiraba, sus labios estaban fríos, se separó y vio con dolor puro, que su amante ya había muerto. Las lágrimas descendieron como ríos, lo apretó desesperadamente, mientras gritaba su nombre, el fuego lo rodeo y la estructura amenazo con caerse. Sabía que si se quedaba por más tiempo, moriría, tenía que salir de ahí, pero no podía dejar el cuerpo de Isaka, y el tiempo se acababa. Estaba dispuesto a morir a su lado, pero luego recordó sus últimas palabras-"Volveré"-no podía morir, tenía que seguir vivo para esperarlo, así fueran 5000 años, pero lo esperaría, y fue esto lo que lo empujo a tomar el collar que le había dado y salir de ahí, golpeando una pared y derribándola, se transformó en murciélago y voló al bosque. Apenas salió, todo el pasillo se vino abajo, quemando los restos del primer vampiro en existir, del que fue un poderoso rey de un imperio, y ahora ya no era más que un triste recuerdo...el fuego acabo con el gran Drácula, Hijo de Diablo.

Asahina voló hasta una parte oscura y desolada del bosque, y apenas cambio a su segunda forma, volvió a desplomarse en el suelo, cayendo de rodillas y soltando lágrimas de dolor y agonía, esa noche...lo había perdido todo

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Ya había ganado la guerra, estaba seguro de eso, pero aún tenía algo pendiente que terminar. Extendió sus alas y voló por encima del campo de batalla, velozmente atravesó el bosque hasta llegar al palacio de la reserva. Aterrizó en el balcón de la habitación donde "él" reposaba, siendo apuntado con una espada, empuñada por Yuu

-No sé acerque más, Iokawa-san...¿o debo llamarlo, Lucifer?

-Jajaja no sé si aplaudir tu valentía o sentir lastima de tu idiotez-desvió su mirada hacía Yokozawa, quien aún seguía inconsciente en la cama-Mira, solo entrégame a Takafumi y te dejare vivir

-Como si fuera a hacer eso, primero tendrá que matarme si quiere ponerle sus asquerosas manos encima-dijo desafiante

-Si así lo quieres

Se quedaron mirándose detenidamente, un ambiente tenso se formó entre ellos, hasta que Yuu dio el primer ataque, Iokawa lo bloqueó y contrataco, pero el dragón esquivó su ataque y arremetió con uno frontal. Lucifer golpeo su espada con la suya y antes de que volviera a reaccionar, en un abrir y cerrar de ojos, le enterró el arma en su cuerpo, para luego sacarla bruscamente y cortar su pecho, haciendo que cayera azotándose en el suelo, bañándose en sangre. Camino hacía la cama,  y aprecio la belleza del menor, era tan dulce, simplemente hermoso, acaricio su mejilla con sus nudillos y lentamente se acercó a sus labios, pero justo cuando iba a besarlo, este despertó y al verlo, quiso pelear, sin embargo, Iokawa sostuvo sus manos con fuerza y llamó a unas cadenas de la tierra, las cuales lo inmovilizaron

-¡Bastardo! ¡Suéltame! ¿Qué pretendes hacer conmigo?

-Convertirte en mi emperatriz-susurro a su oído, para luego envolverlos a ambos en un humo negro y desaparecer en el aire

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Hatori volaba por encima del campo, destruyendo todo, los demonios lanzaron las cadenas y lo apresaron. Cayó al suelo y cambio a su otra forma, para luego ser arrastrado al bosque. Kirishima vio esto y fue tras él. Lo buscó entre  los arbustos y árboles, no sentía su esencia ni escuchaba el ruido de las cadenas. Hasta que empezó a sentir la de su esposo cerca. Asustado, corrió en dirección a dónde provenía y al llegar, encontró a Iokawa tomando del cuello a Yokozawa, quien estaba apresado con cadenas de magia negra

-¡Suéltalo!-le ordeno apuntándole con su espada

-¡Tranquilo! No voy a matarlo-respondió apretando más las cadenas-Él es mi rey, lo necesito

-¡ÉL ES MÍO BASTARDO! AHORA SUELTA A MI ESPOSO O TE JURO QUE TE ARREPENTIRAS

-Oh, ¿Y si no quiero? Él es la persona que más amo, y no pienso entregártelo, así que solo queda una solución...-soltó a Yokozawa al suelo, cubriendo su boca con una especie de pañuelo-Temó que tendré que matarte-dijo desenfundando su espada

-No podría estar más de acuerdo, porque solo muerto....dejare que te lleves a mi esposo

-Entonces....¡Comencemos!-grito lanzándose contra él

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Hatori no entendía lo que pasaba, aquellas cadenas lo apresaban cada vez más, y no veía a nadie que pudiera manipularlas, lo que significaba que...tal vez, las estaban controlando desde otro lugar. No importaba, tenía que liberarse, pero ¿Cómo? Su magia no funcionaba ni el fuego, y ni siquiera intentó con la fuerza bruta, sabía que no serviría de nada

-Tsk, ¡Diablos!-gruño cuando el metal empezó a quemarlo y estrujarlo con fuerza

Intento zafarse con más fuerza, pero sus intentos eran en vano, no hallaba ni como respirar ante el calor. La piel se ardía y quemaba cada vez más, causándole gritos desgarradores de dolor. Creía que moriría, pero justo en ese momento, una luz blanca desvaneció aquellas cadenas, y una chica de cabello castaño y ojos negros, salió de entre los arbustos, a la cual reconoció perfectamente

-¿An-chan?

-Hatori-san, ¿Se encuentra bien?

-Sí-respondió poniéndose de pie-¿Tú lo hiciste?

-Así es, ¿Qué estaba haciendo aquí?

-Es lo mismo que quería preguntarte, ¿Y Hiyori-chan?

-Justamente la estaba buscando. En el último estruendo de la tierra, nos separamos y estaba tratando de encontrarla, ¿Usted no la ha visto?

-No. Pero te ayudare a encontrarla

-Gracias-ambos se asintieron y se adentraron al bosque, para encontrar a la pequeña Hiyori, pero no podían negar que ambos tenían un muy mal presentimiento tan solo esperaban, que ella estuviera bien, y que ese mal presentimiento solo fuera producto de su imaginación

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Iokawa atacó con su espada en horizontal, pero Kirishima dio una pirueta hacía atrás y arremetió, haciendo que sus espadas se unieran. El peli negro se separó y contraatacó frontalmente, Kirishima golpeo su espada y arremetió  nuevamente contra él. Sus espadas chispeaban y sus respiraciones se hacían dificultosas, mientras Yokozawa se removía entre sus cadenas, tratando desesperadamente de soltarse, más sus intentos eran en vano, vio con terror como Iokawa atacaba al castaño con un ataque frontal, pero Kirishima lo bloqueó y arremetió con su espada en horizontal, el peli negro desvió su ataque y aprovecho para propinarle un fuerte golpe al concejal, haciendo que saliera volando lejos de ahí. Iokawa apareció frente a él y quiso atacarlo, pero Kirishima esquivó su ataque y volvo a arremeter. Sus espadas se unían y se separaban, las chispas salían por doquier, Kirishima salto en los aires, sosteniendo su espada en horizontal para atacar al peli negro, quien esquivó el ataque dando un salto hacía atrás. El chispear de las espadas se escuchó de nuevo al momento en que volvían a unirse, ambos se veían con un gran odio y desprecio, rechinaban los dientes de la ira

-¡Te pudrirás en el infierno!-dijo Kirishima entre dientes

-¿Y de dónde crees que vengo?-respondió con una sonrisa burlona

Empujó su espada contra Kirishima, haciéndolo retroceder, para luego empujarlo con fuerza, abriendo espacio entre ellos. Sacó rápidamente la Gema, la cual ya brillaba al sentir la maldad de Iokawa, quien la apretó con fuerza y cortándose en la parte de atrás de la mano, la puso en la herida que soltaba sangre, lo que hizo que la piedra se fusionara con él

-¡¿QUÉ DEMONIOS?!-exclamó Kirishima

-¿Te sorprende? Jajajajaja está magnifica joya es tan poderosa, y mi amigo Drácula fue tan amable de entregármela...claro, después de cortarlo en pedazos y obligar a cierta a que me la diera

-¿mmnghmnn?-Yokozawa se quedó en completo shock al escuchar sus palabras. Comenzó a temblar, ¿Drácula había muerto? ¿De verdad?-"Isaka-san...¿De verdad...¿De verdad este era su plan?"

-Tú...

-Vamos Kirishima-san, no sé porque se pone así, después de todo, esto es lo que usted quería ¿no? Drácula, siempre se encargó de lastimar a Takafumi, ¿Acaso no eras tú el que siempre quiso matarlo? Ya te hice el favor

-¡MALDITO!-grito corriendo hacia él

-JAJAJAJAJA-con esto, Iokawa desapareció frenando el paso del castaño, quien se detuvo y miro a todos lados

El aire frío, lo golpeaba en todo su cuerpo, estaba en una parte muy alejada de la batalla, no se escuchaba más que el sonido de las cadenas de Yokozawa, las cuales crujían cuando el menor se removía tratando de soltarse. Sus cabellos se mesían con el viento y su respiración era agitada y estaba nervioso, Iokawa no aparecía. De pronto, un viento rápido paso delante de él, cortando su estomago

-¡AAARRRGGG!-grito al sentir como la sangre chorreaba de su herida

-NGHMM-trato de gritar  Yokozawa, al ver como su esposo caía de rodillas al suelo, soltando su espada. Se retorció más fuerte, pero las cadenas se aferraban con fuerza a su cuerpo, limitando sus movimientos

-Coff, coff-Kirishima escupió sangre, miro a su alrededor sin fijar a su oponente

De pronto, el mismo viento veloz volvió a golpearlo, una y otra vez, cortaduras aparecían en todo su cuerpo, la sangre salpicaba y fluía sin detenerse. Hasta que, el viento se detuvo, y tomó forma humana. Frente al castaño apareció Iokawa con una sonrisa maligna

-¿Te gusta mi nuevo poder? Jajaja ni supiste qué te golpeo

-Mal...dito-susurro con dificultad

-Creó que gane. Yokozawa es mío-dijo, para luego patearle la cara tan fuerte que el concejal ya no tuvo fuerzas y se dejó caer al suelo sobre su estomago

-mnnnn-el peli azul, al ver esto, decidió usar un poco de su poder, esperando que funcionara y su collar azul comenzó a brillar sin que Iokawa se diera cuenta

-Este es tu fin, Kirishima-dijo alzando su espada para matarlo

-Tsk-gruño el castaño al ver el filo acercarse a su cabeza

-¡PAPA!-en eso, escucharon una voz conocida que llamaba al concejal y al voltear, se encontraron con la pequeña Hiyori con lágrimas en los ojos

Se preguntaran, ¿Cómo llego ella allí? Pues, eso es simple. Al separase de An-chan, había durante un largo rato, vagando en los bosques, sin saber a dónde ir y desgraciadamente había terminado en el lugar menos esperado y en el momento menos oportuno

-Oh, que conveniente. Antes de matarte, te obligare a ver la muerte de tu hija-dijo, y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba detrás de Hiyori, agarrándola de sus cabellos

-¡Aaahhh! ¡Suélteme, por favor!...¡Papa! ¡Oni-chan!-gritaba tratando de soltarse

-¡Cállate niña!

-Suel...¡Suéltala, bastardo!-dijo Kirishima con rabia hirviente

-¿Y si no qué?-desafió, jalándola más fuerte

-¡Aaahhh!

-nnnmmm-pronto, las cadenas de Yokozawa empezaron a deshacerse, mientras peleaba aún más

-No...no la toques, desgraciado

-Bien, si quieres que la suelte, lo haré-dicho esto, golpeo a Hiyori y la lanzó a una distancia considerable-Jajajaja, dile adiós a tu hija

-¡DETENTE!

En eso, las cadenas de Yokozawa se deshicieron justo tiempo. Iokawa se lanzó como rayo hacía Hiyori, quien al levantar la vista y ver el filo de la espada tan cerca, sintió el miedo paralizarla, sus ojos se desorbitaron y se quedaron en blanco al igual que su mente, evitando que reaccionara y huyera del lugar  ante el ataque de Lucifer. Kirishima intentó detenerlo, pero su cuerpo no le respondía, vio con terror como la espada de ese hombre estaba a un paso de su hija, sintió una terrible impotencia, no quería perderla...la espada se enterró en el cuerpo a alguien, no era su hija. Levantó la vista y vio, que enfrente de Hiyori, estaba Yokozawa, quien en vez de sacar la espada, se la enterraba más. El peli azul escupió sangre, aquel líquido fluía como rios de agua empapando el suelo, miró al peli negro, quien se mantenía empuñando la espada

-Preferiste morir antes de estar conmigo ¿eh? Entonces, ¡VETE AL INFIERNO!-grito con rabia y un dolo casi nulo

Yokozawa sonrió victorioso, tomó la hija del arma y dijo:

-Allá te espero-y con esto, concentro todo su poder, y lo descargó en el arma, la cual recorrió como rayos y al llegar al cuerpo de Iokawa, lo electrocutó y lo lanzo muy lejos de ahí

El menor cayó al suelo, escupiendo sangre y empapándose en ella, su respiración se hizo dificultosa y sentía mucho frío, llevándolo a la conclusión de que su vida se acababa. Hiyori finalmente pudo reaccionar, abrió lentamente los ojos como platos al ver a su Oni-chan desangrándose en el suelo

-¡ONI-CHAN!-lo abrazo rompiendo a llorar en su pecho

-Hiyo...-susurro dificultosamente

-Oni-chan....

En ese momento, Hatori y An-chan llegaron corriendo a la escena, tras haber escuchado los desgarradores lamentos y gritos que resonaban en el bosque. Ambos, sintieron que el corazón se les detenía al ver tal escena, dejando que pequeñas lágrimas brotaran de sus ojos

Por su parte, Kirishima aún no lograba asimilar lo que había sucedido, sentía el miedo y el dolor correrle por la venas, y sus ojos se nublaban con lágrimas sin derramar. Se arrastró hacía Yokozawa, mientras su hijo se levantaba alejándose del peli azul, sabía que ese momento le pertenecía a sus padres. Al llegar con él, se arrodillo y lo abrazo  con fuerza, mientras lo acomodaba en su regazo y soltaba lágrimas de dolor puro

-Zen...-susurro el menor

-Takafumi, mi amor

-Te amo...-dijo mientras rompía a llorar

-¡No! No te despidas. No te preocupes, todo va estar bien, te llevare a casa y An-chan y Aikawa te curaran. Todo estará bien, todo...

-...Zen, tú sabes que ya nada estará bien. Ya no hay casa, todo se acabó...te amo, cuida bien a Hiyori ¿sí? Por favor, cuídala

-No...¡NO! ¡No me dejes mi amor!...No te vayas como "ella" lo hizo

-La muerte es solo el comienzo-dijo, mientras la espada se enterraba aún más en su abdomen quemando sus órganos poco a poco, sabía que su vida se acababa-Espérame, volveré por ti, y estaremos juntos para siempre. Te lo prometo. Toma-le entregó su collar azul-Con esto, te recordare

-Takafumi...

-Te Amo Zen-ante esto, Kirishima reclamó sus labios, estrechándolo con más fuerza

Se besaron apasionadamente, hasta que el castaño sintió más frio el cuerpo de su esposo, ya no respiraba y estaba completamente inerte. Se separó de él y vio con dolor puro  que su vida se había acabado. Gritó, lloró y abrazó con suma fuerza el cuerpo de Yokozawa, el maldito Inframundo le había arrebatado de nuevo el amor, y no pudo hacer nada para evitarlo.

El palacio ardía en llamas, los demonios arrasaron con todos los vampiros, y los que quedaron huyeron a las montañas, esa noche el imperio Drácula cayó y con él, los vampiros y las demás especies. Lo peor de todo, es que su caída arrastro consigo la vida de dos almas de corazón puro...La Caída del Imperio Drácula acabo con el Amor.

Después de recuperarse del ataque, Iokawa camino entre las flamas, extendió sus alas y voló por encima del palacio, alzo su espada y grito a los demonios

-¡VICTORIAAAAAAAAAAAAA!

Los gritos salvajes y rugidos se escucharon por todos lados, las explosiones de fuego, las lágrimas derramadas...de una niña inmortal que llora la muerte de quien considero como su madre, las lágrimas de un hombre que lamenta la muerte de quien llamo su hermano, las del primer concejal que grita su dolor ante la pérdida de su amante, las lágrimas de un hombre cuya alma ha sido desgarrada al perder otra vez el Amor. Hatori se acercó a Kirishima, dejando a Hiyo abrazada a An-chan, tocó su hombro y cuando volteo, lo abrazo para consolar su llanto. El castaño no se opuso, correspondió al abrazo, sintiendo también su dolor, y con eso, marcaban su hermandad, mientras lloraban la muerte del mismo hombre que ocupó un lugar en su corazón

TIEMPO DESPUES...

"Hace un año que nuestro reinado cayó, y Drácula se hundió con él, así como también...mi amado Yokozawa. Los vampiros nos convertimos en simples escorias errantes del Inframundo, sin tierras en donde residir ni un líder que nos guie, mientras los mortales son ahora esclavos de Lucifer, incluso Hatori es un prisionero ahora. Los lycans no son más simples mascotas de los demonios, y se ha construido una puerta al mundo humano, donde son enviados a cazarlos"-cabalgaba a toda velocidad por el bosque, con su capa ondeándose en el aire y el caballo respirando con dificultad, y aquel collar azul meciéndose en su cuello-"Ahora los demonios son la única raza suprema y privilegiada, y todos las demás somos simplemente inferiores ante sus ojos, incluso piden como prueba de lealtad al primer hijo de las familias de elementales, fénix, dragones y brujas que no fueron esclavizadas, los que no están casados se les obliga a casarse y quien se oponga a esto, se convierte en fugitivo o es asesinado.

Pero, aún con este reino de porquería, tengo dos cosas que me hacen seguir adelante, una: mi hija. Yo te prometí que le cuidaría y eso será precisamente lo que hare. Y dos..."-detuvo su caballo en una parte despejada, donde podía apreciarse una hermosa luna menguante, esa que le recordaba mucho a "él"-"....dos: que sin importar lo que pase, esperare a que regreses, tal y como me lo prometiste, mi amor...Yokozawa Takafumi, esperare por ti"

FIN


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