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Black Ángel Raven (traducción) por Mariela

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CAPITULO 12 PESADILLA

Ritsu se sentó en la cama del hospital, completamente exhausto. Takano le había presentado cada Angel que tenía curiosidad acerca de él. Ritsu no sabía por qué estaban tan emocionados a su encuentro; él pensó que huirian al verlo no que le dieran la bienvenida. La voz de Takano sonaba culpable a través de todo el asunto. ¿Por qué?

¿Cuánto tiempo tengo que quedarme con el? Entraron en la ciudad y la forma  en que Takano describia  era tan hermosa y detallada que podía ver una hermosa fuente con hojas de nenúfar decorar el claro agua azul en medio de la ciudad, la naturaleza de la ciudad donde fue recibido, donde los edificios estaban decorados con enredaderas y flores. Lo que mas le gustaba a Ritsu eran las flores de cerezo en cada esquina. Takano dijo que este era el mes para que florezcan.

Ritsu estaba un poco preocupado por la forma en que estaba cautivado con la voz de Takano. Como si algo lo atrajera a el. Ritsu se encogió ante la idea.

Takano estaba afuera meintras Nowaki revisaba su progreso

Nowaki asintió con satisfacción.

-Su ala creció un poco- Observó como Ritsu estiró su ala con  un poco de  dolor. La atención de Nowaki pronto fue capturada por la otra ala. -Nunca he visto este tipo de alas antes. Por lo general, las alas Demonios son completamente negras

Ritsu se encogió de hombros.

-Ellas no fueron siempre así; yo las tenía como cualquier otro demonio pero un dia cambiaron-Admitió.

-Fascinante, me pregunto por qué.- La atención de Nowaki fue a los  ojos de Ritsu. Levantó el curita. -El negro alrededor de los ojos ha  retrocedido, eso es una buena señal. ¿Puedes abrir los ojos para mí?

Ritsu vaciló, ¿podía confiar en él? Nowaki notó su vacilación.

-Tengo que ver si el producto químico afecto su visión o si el elixir ayudó a sanar eso también.

Poco a poco Ritsu abrió los ojos a la luz cegadora 

-¡Mierda!- Rápidamente volvió a cerrarlos. Sus brazos estaban en el proceso de rascarse cuando Nowaki lo detuvo.

-No, lo dejó pasar. Ahora necesito que lo tome con calma durante algunos días. Cualquier signo de tensión puede ralentizar el proceso de curación. ¿Entiendes?

Ritsu asintió. Mientras Nowaki puso de nuevo la  banda fresca

–¿Cómo es que usted no está asustado por mí? Yo soy un demonio.

Nowaki sonrió.

-Usted no es el primer demonio con el que trate, ya había trabajdo con Shinobu.

-Shinobu ¿esta aquí?- Ritsu se preguntó si él estaba con su compañero. La última vez que los vio estaban corriendo hacia la puerta de salida del infierno.

-¿Lo conoces?- Preguntó sorprendido. Ritsu asintió, curioso. -Si quieres  puedo decirle a Takano que te llevo a verlo.

Ritsu negó con la cabeza.

-No éramos amigos, acabo de oír acerca de él.- Ritsu no quería correr el riesgo de que la pareja lo pudiera reconocer. Necesitaba recuperar su fuerza y r03;r03;luego irse

-Ah, ya veo entonces.

Takano entró entonces, impaciente.

-¿Todavía tienen mucho que hacer?

-No, es todo tuyo.- Nowaki los dejó solos a los  dos. Takano ayudó a Ritsu y lo llevo a los cerezos en flor.

Ritsu se apoyó en su lugar habitual. Pero con Takano aquí no se podía  relajar, el hombre siemprelo inquietaba. -Usted puede irse ya

-Quiero hacerle un par de preguntas primero.- Takano también sábia que su precensia lo molestaba, pero deseaba estar a su lado

Ritsu frunció el ceño.

-No.-No quería la compañía de nadie en este momento. Ritsu sólo tenía unos minutos para disfrutar antes de que Takano tuviera que salir para la guerra.

-¿Por qué has venido aquí en primer lugar?- Preguntó Takano, ignorándolo.

Ritsu se quedó tranquilo, no confiaria en el hombre.

-Vamos, es una pregunta simple.

-¿Por qué quieres saber?- Él no podía decirle que él vino aquí para escapar de todos los dimes y diretes sobre quién debe dirigir la guerra.

-Sólo quiero saber más acerca de usted, es todo.

-No esperes que yo responda-. Ritsu sacudió la cabeza para empatías.

-¿Por qué no?- Takano se acercó más a Ritsu.

-Porque eso no le concierne-respondio serio, no se especializaba en comunicarse con los demas. Deseaba saber una manera de hacer que  Takano lo dejara en paz.

-Bueno, usted no tiene que gritar.

-Bueno, usted no tiene que ser un idiota al respecto- Ritsu apretó los dientes, la ira se acumulaba nuevamente.

-¿Ha?

-Lo que oiste. Cállate ya.

-Sólo pregunto por qué viniste aquí, usted no tiene que arrancarme la cabeza.

-Parece ser la única manera de hacerte callar."

Takano gruñó, ya no se divertía.

-¿Qué demonios pasa contigo?

"Usted es el infierno para mi, yo no voy a contestar por lo que sólo déjame relajarme.

-Es una pregunta simple.- Ritsu gruñó él quería su espada; quería vencer a la mierdaque estaba a su lado. Debe de haberlo dicho en voz alta, ya queTakano retrocedió bruscamente.

-Maldito pequeño diablo.

Ritsu gimió.

-¡Todavía estás hablando!

La noche se acercaba, dándole fin a cualquier relajación que Ritsu esperaba antes de su regreso a la tierra de ensueño. Takano los movió a los dos  a la habitación de Onodera.

 Ve a dormir- ordenó Takano

-Vete a la mierda- era de extrañar que Ritsu no haya  perdido el control, por lo general habría desgarrado a este individuo en el primer minuto. Pero en realidad... disfrutaba pelear con él.

Con una última mirada Takano fue a la guerra.

-Ritsu

¡Ritsu! Run! Run Ritsu!

Ritsu corrió en dirección a la habitación de Ann-Chan, las instrucciones de su madre fueron para mantenerla a salvo.

El corazón le latía con fuerza, apretó fuertemente en su mano una pequeña espada. Los enemigos, estaban perdiendo por lo que estaban desesperados; la decisión de matar a la mayor cantidad de su enemigo como sea posible. Ritsu oró para que su padre prevaleciera en esta invasión. Llegó a la habitación de Ann-Chan.

-Ann-Chan! vamo- Ritsu se quedó sin habla.

Ann-Chan estaba en el suelo la sangre acumulada  alrededor de su vestido de púrpura, con los ojos abiertos, sin ver.

-¡Ann-Chan!- Ritsu corrió hacia ella, dejando caer la espada.

 La mente del niño no podía procesar lo que ha sido de Ann-Chan.

-¡Por favor, no! ¿Ann-Chan? Ann-Chan despertar, por favor ... yo ... lo siento, lo siento mucho- Ritsu la meció adelante y atrás, las lágrimas corrían por sus ojos. -Lo siento, yo debería tener-

Ritsu oyó soldados que se aproximaban. Ritsu no tuvo más remedio que dejar a  Ann-Chan atrás. La besó en la frente, rogando al Señor que  la llevará al cielo. Él cogió su espada y salió corriendo por la habitación en busca de sus padres y su hermano mayor.

Las explosiones sacudieron el castillo, no tenían tiempo.

Alrededor de una esquina había más enemigos por lo que retrocedió. Él se asomo otra vez para ver si de alguna manera podría pasarlos desapercibidos cuando vio a la celebración de su hermano mayor abajo.

En shock, Ritsu salió, preparando su espada para una pelea y dispuesto a morir para salvar a su hermano. Pero antes de que se pudiera mover sus hermanos ojos verdes se clavaron en los de él. Él negó con la cabeza y dijo en su idioma. -Huye, encuentra a mamá y papá, mantenlos a salvo- Giraron la espada y lo decapitaron.

Ritsu rápidamente cubrió su  boca para ocultar un grito. Rápidamente se escondió de vuelta en  la esquina, congelado por unos momentos, tratando de registrar lo que acaba de suceder. Sacudido su cabeza, y se tambaleó hacia atrás de donde vino, lágrimas borrando su visión.

Esto no estaba sucediendo, no podía estar sucediendo; todo era una pesadilla. Corrió hasta que sus piernas empezaron a arder. Su hermano no estaba muerto, esto era una pesadilla.

Ritsu se puso de rodillas soltando un grito forzando de sus labios.

No ... No mi hermano, no mi hermano ... no, pero mi ...

Ritsu agarró su pecho, llorando a lágrima viva. No podía respirar bien; estaba perdiendo la conciencia. Los recuerdos de su hermano jugando con él en los jardines cuando eran pequeños y formación en el campo, riendo y disfrutando de la vida se reproducían a través de su cabeza.

Alzó la vista para ver a un soldado apuntar una espada hacia él. Ritsu cerró los ojos listo para el impacto. Oyó el metal reunirse con la carne; sintió el chorro de sangre en el rostro. Pero no había dolor. Ritsu abrió lentamente los ojos y luego se ampliaron cuando vio a su madre delante de él.

El padre de Ritsu mató al soldado, pero ya era demasiado tarde. Su madre cayó a su lado, muerta.

-¡Mamá!- el padre Ritsu lo agarró antes de reunirse con el contacto de su madre. Las lágrimas corrían por el rostro de su padre. -Ritsu escúchame, te necesito para salir corriendo.- Ritsu negó con la cabeza, sus ojos nunca dejaron a su hermosa madre.

Su padre lo empujó en una trampilla en la pared cerca de ellos.

-¡No! Deja que me quede contigo! ¡Por favor! Por favor papá no me dejes!- Ritsu apretó su agarre en la camisa de su padre.

El padre de Ritsu lo besó en la frente.

-Vive mi hijo. Te amo.

Ritsu gritó. Su padre lo empujó y cerró la puerta atrapando a Ritsu en la oscuridad.

-Takano

Takano se fue a su habitación. Tuvo cuatro horas antes de que saliera el sol esta vez. Takano firmó, sus hombros comenzaron a doler de la lucha.

El angel no durmio. No había ninguna necesidad de hacerlo. Pero desde que se entero que  Onodera era humano antes de convertirse en  Demonio, supo que lo necesitaba. Takano firmó,no quería pelear con su angel. Él sólo quería saber más acerca de él. Takano admitió que era su culpa que estaba siendo tan agresivo.

Takano oyó a Onodera gritar en su habitación. Presa del pánico Takano cambió para encontrar a su ángel luchando en las sábanas.

-Onodera cálmate

Respiraba con dificultad; él parecía estar arañando algo delante de él.

-¿Onodera?- Takano llegó a consolarlo, agarrando sus hombros. Con el contacto sus garras salieron disparadas, rastrillandolo por el pecho. Takano saltó hacia atrás cuando su Ángel se sentó en la cama, el sudor le corría por la frente.

-Shh, no tengas miedo-Una vez más se acercó a Onodera, quien estaba allí sentado sin mover un músculo. Takano lo envolvió en sus brazos. -Estoy aquí ahora, tranquilo- Onodera estaba temblando, sentía las lágrimas correr por su camisa. Su corazón se encogió. ¿Qué le había dolido?

Takano tocó sus mejillas acaloradas, tratando de calmarlo. Onodera se estremeció. Takano se metió en la cama con él, tirando a Onodera sobre el pecho para pasar los dedos por el pelo.

-Voy a estar aquí cuando te despiertes, no te voy a dejar sola.-Onodera relajado,  se quedó dormido. Takano lo mantuvo cerca de su corazón, preguntándose qué había provocado tal reacción de este hermoso ángel.

 


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