Se puede sentir como un aparato empieza a vibrar encima del escritorio para posteriormente empezar a sonar con la música adaptada para esa llamada
"Let me know that I've done wrong
when I've known this all along
I go around a time or two
Just to waste my time with you..."
-Si, qué quieres- contestaba fríamente el más joven de la familia Sabaku a su hermana mayor. En esos momentos se encontraba sentado viendo folletos e investigando sobre universidades en Europa, específicamente en las cuales la carrera de arquitectura se diera con mayor prestigio, esa era su meta convertirse en un arquitecto de reputación, por el momento ocupaba su tiempo realizando cursos de ingles, adelantando un poco de materia que talvez le podría servir en su futuro como estudiante universitario, además trabajaba de vez en cuando para poder ahorrar un poco para sus posteriores gastos allá, la universidad se la iba a pagar su padre ya que eran una familia de recursos, pero como las relaciones entre ellos dos no era de las mejores prefería costearse el mismo sus gastos personales.
-Alo gaarita, ¿no te interrumpo cierto?-preguntaba su hermana mayor por el otro lado de la linea.
-no me llames de esa forma, no me gustaba cuando niño y tampoco me gusta ahora ¬¬- reclamaba el aguamarina.
-pero es que suena muy tierno, pero para discutir no te llamaba sino que te quería pedir si me podrías venir a buscar junto con naru aquí al restauran, se nos hizo más tarde de la cuenta y aprovechando que hace poco sacaste tu licencia de conducir pensé que te haría bien pasear un rato y así relajarte de tantas cosas que tienes que hacer en el día además que mejor que pasear en auto con compañía- termino por decir la rubia a su ottoto.
Pensándolo bien no le haría nada de mal salir un rato de su habitación para despejarse e ir a buscar a su hermana no le molestaba además hace tiempo que no veía a naruto, solo sabía de él por su hermana que de vez en cuando le comentaba cosas que pasaban en el restauran, talvez extrañaba un poco todas las ocurrencias del hiperactivo ojicielo- voy para allá espérenme en la entrada- concluyo finalizando la llamada.
Ha esas horas en la mansión Uchiha llegaba el señor de la casa en su elegante mercedes negro, lo aparco junto a otros autos de marca, solo tenía una parte de sus vehículos en el amplio jardín de la mansión, los demás estaban en una cochera subterránea dentro del domicilio. Se bajo de su auto cargando su maletín negro e ingresar a su casa.
-Hola mi amor, que gusto verte llegar ¿como estuvo tu día?- lo recibió cariñosamente su señora junto con una sonrisa y un pequeño beso en la mejilla.
-buenas noches, tuve un día ocupado... ¿la cena esta lista?- contesto serio como siempre el señor Uchiha, no era que le molestara las amabilidades que se tomaba su esposa con él simplemente no le interesaban, la respetaba como la madre de sus hijos, como la persona más adecuada con la que pudo haberse casado, pero prácticamente si ella no lo saludaba por las mañanas él no lo haría por el simple hecho que no encontraba necesario aparentar dentro de las paredes de su mansión un afecto conyugal que no existía, solo pretendía mantener una vida familiar tranquila, sin percances que le pudieran traer complicaciones superfluas para sus reales prioridades.
-si claro mi vida, esta servida en el comedor-decía Mikoto acostumbrada a la frialdad de su marido, ya no le desilusionaba que su cónyuge fuera tan cortante, había entendido que un Uchiha poseía la obligación de mantener todos los posibles problemas en orden, de trabajo, de sus empresas, y su familia, por eso no quería darle mas problemas de los que ya seguramente tenía, por eso se esmeraba por cumplir con los cánones de los que le hablo el difunto señor Madara Uchiha para ser la futura señora Uchiha, ser refinada y pulcra en todo aspecto, deberse a sus hijos y serle leal a su esposo. Todas esas cosas ya las tenía, ya tenía todo lo que siempre había querido: una casa con una familia y situación económica estable, 2 hermosos hijos de los cuales estar orgullosa, sirvientes para obedecerla, pero ella no los dejaba solos en la casa sino que estaba ahí para corregir si algún empleado no realizaba el trabajo como era previsto y enseñarle como se debía hacer, también tenía un chofer personal y el orgullo de estar casada con Fugaku Uchiha, su vida era perfecta.
-Gracias...- dijo antes de ingresar al espacioso comedor. Camino hasta su silla para sentarse y empezar a comer el guiso de verduras con trozos de pescado que tocaba para cenar, no sabía mal, pero no era un plato extraordinario, como los que había probado de vez en cuando en el restauran del hijo de Minato: Ángeles Culinarios, era un nombre un poco poético, pero no le molestaba de alguna forma se lo esperaba por la personalidad de su dueño, un tanto bohemia en el sentido de su ligereza de tomar las cosas , cualquier otro le hubiera puesto algo mas egocéntrico y directo como: Naruto`s gourmet [se que no soy buena en poner nombres u_uU], pero él no, esa versatilidad para marcar la diferencia era respetable.
-talvez mañana almuerce allí- murmuro para si mismo mientras sorbía un poco del exquisito vino chileno que estaba en su copa para después pararse de la mesa y dirigirse a su despacho porque todavía tenía pendientes del día, a pesar de haber estado en aquel departamento que había pertenecido a su difunto abuelo, el trabajo seguía, talvez si no hubiera decidido llevar al pelirubio a su negocio habría llegado antes a las oficinas Abannico para atender parte de los pendientes, en todo caso no se arrepentía de haberlo llevado, de todos modos haberlo visto y haber "hablado" con él lo había liberado un poco de sus tensiones por que si no hubiera llegado a su casa con un humor de miedo, ni siquiera le habría contestado a su esposa el cariñoso saludo con que lo recibió, realmente sus días de estresado crónico estaban disminuyendo o al menos no andaba de malas pulgas siempre con sus subordinados, y la receta de esta mejora era pasar todos los días en las mañanas por un restauran donde se encuentre un chef ojiazúl con una sonrisa sincera y bella pintada en su carita para empezar un nuevo día de trabajo.
Ya encontrándose en su despacho mando a llamar a su hijo mayor Itachi con el sirviente que se encontraba en esos momentos en su despacho, al rato después llego el joven de cabellos grisáceos al lugar, estaba vestido con un chaleco de algodón delgado blanco un poco ajustado a su cuerpo y unos pantalones grises cuadrille un poco sueltos, además de unas pantuflas negras.
-¿Si padre? Me mandaste a llamar- decía Itachi en frente del amplio escritorio de roble oscuro en el cual su padre estaba revisando unos papeles.
-te mande a llamar para saber si cumpliste con el encargo que te pedí con respecto a lo de mañana- interrogo sin quitar la vista a de su trabajo.
-si los postres para el cóctel ya los encargue, pasaré a recogerlos mañana en la mañana- respondió Itachi, quería averiguar algo antes de irse para su dormitorio pero no sabía si la respuesta llegaría, así que mejor preguntar- padre puedo preguntarle algo- espero un momento, no había respuesta, pero al menos no lo habían corrido con un "tengo mucho trabajo, lo que sea puede esperar" así que no existía problema en curiosear- por que me pediste a mi encargarme del postre si...-fue interrumpido por su padre abruptamente.
-El que te lo halla encargado no debería representar ningún problema para ti, si fue una orden directa mía- y dio por terminada la conversación. La real razón por la cual le encomendó a su hijo lo de los postres fue por que a Minato se le olvido pedirle a su hijo a tiempo el encargo de los postre, por lo que supo recién hoy le informo sobre el cóctel de inauguración por la unión de ambas compañías.
-entiendo, entonces me retiro- dijo mientras pensaba que esa era la respuesta que debió haber previsto, después de todo con quien estaba hablando era con su padre, el empresario más insensible, centrado e incapaz de ver más allá de su trabajo. Se dio media vuelta y caminó hasta la gran puerta doble marrón de madera, toda esa habitación siempre le causo respeto por que de alguna forma representaba la personalidad de su padre imponente y fría.
-Realmente a veces te comportas como un cabrón insoportable- mencionó para si mismo desde el otro lado de la puerta y se recargo en ella. El solo pensar que debía guardarle respeto y lealtad lo amargaba por dentro, muchas veces consideró la idea de irse de esa casa, no soportaba la idea de tener que pasar su vida enfrente de un escritorio firmando papeles yendo a juntas con personas adictas al dinero, como esperaba su padre que fuera en algunos años, el verlo allí sentado le recordaba su odiado futuro. Pero aún así, si se iba y dejaba todo votado ¿para que? Él en esos momentos no tenía ninguna pasión, ni aspiración o siquiera un sueño por el cual quisiera pelear, posiblemente eso era el resultado de haberse criado con todo lo que el deseara, lo único que le gustaba realmente era follarse a chicos lindos y debes encunado crear sus pequeños e inocentes libertinajes, pero de eso uno no podía vivir así que hasta no descubriera su real vocación no se iría de la casa, por lo tanto aceptaría los caprichos de su padre.
-Sip es una buena idea- susurro feliz- creo que es tan buena como mi lema "no a la prostitución, si al sexo gratis"... seeh ¬w¬- dijo pervertidamente mientras caminaba por los amplios pasillos de la mansión.
Son las 7:30 y un nuevo día comienza aquí en la ciudad de Konoha, la mañana nos saluda con un abrigador sol que nos da una máxima de 25 grados y una mínima de 15 grados centígrados, realmente un espectacular día para salir con amistades o celebrar algún evento importante, solo recuerde rrraaadioo "carisma" siempre con usted!!!!!
Y como decía la radio era un excelente día para celebrar eventos importantes como la alianza de dos prestigiosas empresas, NAUZ Y Abannico. Los preparativos en el lujoso apart-hotel donde se iría a realizar esa misma noche el evento comercial del año empezaron desde muy temprano ya que los invitados eran muchos y no se permitiria dejar en duda la calidad del nombre NAUZ o Abannico frente a tantos influyentes empresarios, o sea TODO debía salir perfecto.
Mientras tanto otro nuevo día comenzaba en el Restauran: Ángeles Culinarios. Los empleados empezaban a llegar de apoco a dicho lugar con sus respectivos uniformes, lo único que les quedaba era cumplir con los requisitos de higiene como lavarse las manos, las mujeres sujetarse el pelo, algunos ponerse guantes, etc. La mayoría de los empleados se caracterizaban por ser respetuosos y tranquilos eso hacía que trabajar allí fuera agradable, pero a veces los clientes no eran tan así...
-NAAAAAARUUUU-CHAAAAAN!!!!!!!!!!!- se oyó la estrepitosa voz de, al parecer, un cliente que sabía lo que quería del menú.
End chapter three