12. Novios.
(Rody)
No sé cuantas horas estuve dormido, pero despertar y ver a Erick tumbado a mi lado, completamente desnudo, y con su suave piel a mi alcance, fue lo más maravilloso del mundo.
Aún no podía creerme lo que había pasado. Cuando ya había decidido alejarme de él, convencido de su rechazo y culpándome por haberme aprovechado de su confianza, apareció ante mi puerta y me dijo que yo le gustaba.
Aún sigo sin poder creérmelo.
Cuando me contó que tenía miedo y me contó su historia, me sentí fatal, odié con todas mis fuerzas a ese tal Elías, que sin corazón alguno, le hizo tanto daño a mi niño. Mi niño… sé que es pronto para llamarle así, pero no me importa, Erick es mi renacuajo, mi niño, y en mis manos está conseguir que se enamore de mí por completo.
No sabía exactamente que sentía Erick por mí, sabía que le gustaba y que había confiado en mí hasta tal punto de superar sus miedos y lanzarse a una relación, ahora necesitaba conseguir que con el tiempo llegara a amarme. Y lo iba a intentar con todas mis fuerzas hasta conseguirlo.
Al sentir como Erick se removía en la cama, le miré con una sonrisa y me acerqué para darle un beso de buenos días, él reaccionó abriendo sus hermosos ojos verdes ¿Siempre habían sido tan verdes?
- Ya era hora de que despertaras renacuajo – Le sonreí cuando me miró.
- ¿Qué hora es? – Preguntó aún medio adormilado – No debí dormirme tengo que llegar a casa.
- No te preocupes, aún es pronto, son las cinco de la tarde – Le calmé acariciándole el pelo.
- Yo… – Parecía avergonzado – Necesito ir al baño.
- Si quieres te ayudó a darte un baño, pero desgraciadamente creo que mi ropa no te iría bien – Me burlé un poquito.
- Si, la ropa de un mastodonte es imposible que le vaya bien a nadie – Gruñó – No importa, me pondré la mía, pero no necesito que me ayudes a bañarme, solo llévame hasta el cuarto de baño y me las apaño.
- Como quieras – Me levanté sin preocuparme de mi desnudez, era mi novio, habíamos hecho el amor, qué más daba.
- Tapate con algo – Protestó.
- Venga, no vas a ver nada que no hayas visto – Me reí. Fui al baño para preparar la bañera, puede que no quisiera mi ayuda pero algo si podía hacer por él – Báñate tú primero, yo me daré una ducha rápida luego – Comenté mientras llenaba la bañera con agua caliente y le dejaba a mano los champús y las toallas – Te dejaré unos bóxers, aunque te queden grandes no importa pero no vas a ponerte los sucios de ayer – Fui al cajón y saqué unos de mis bóxers más pequeños. Me di la vuelta dispuesto a ir a por Erick y le encontré mirándome muy atentamente – ¿Qué miras? – Pregunté con ironía, sabía perfectamente lo que estaba mirando.
- ¿Ehh? – Me miró sorprendido – No, nada, no miraba nada – Comentó con nerviosismo.
- Puedes mirar todo lo que quieras mi niño, este maravilloso cuerpo es todo tuyo – Me acerqué y le di un beso provocándole un enorme sonrojo.
- Acabo de descubrir que además de ser un mastodonte, ridículamente amable y cursi, también tienes un punto exhibicionista – Protestó – Además de ser un engreído.
- Ayyss eso ha dolido – Fingí tristeza – Deberías ser un poco más tierno con tu novio – Le cogí en brazos para llevarlo al baño.
- Ya te dije que no cambiaria mi forma de ser contigo por el hecho de que estuviéramos saliendo – Protestó. Le dejé en la bañera con mucho cuidado.
- Mientras te bañas iré a preparar algo de comer, aunque no son horas me muero de hambre – Le dejé para que se bañara tranquilo.
Antes de salir me fijé en él, había comenzado a bañarse y estaba de espaldas, así que pude observar perfectamente su espalda. Efectivamente, tenía una gran cicatriz en la parte baja de la espalda, la había podido tocar pero aún no la había visto. Me entristecí al pensar en todo lo que había tenido que pasar Erick en los últimos meses, el no saber si podría volver a andar, la operación y ahora la rehabilitación. No era un camino fácil, pero podía haber sido mucho peor.
La cicatriz no me importaba en lo más mínimo, no dejaba de ser hermoso a mis ojos por ese cicatriz, es más, era la evidencia de que seguía vivo después de un terrible accidente.
Salí de la habitación después de ponerme unos pantalones y me dirigí a la cocina, aunque no era hora de comer no habíamos comido nada en horas, y Erick estaba muy delgado iba a ocuparme de que cogiera unos kilitos.
Preparé algo ligero mientras esperaba a que Erick me llamara. Estaba feliz y me puse a cantar en la cocina mientras movía los trastos de aquí para allá.
“Fly me to the moon and let me play among the stars, let me see what spring is like on Jupiter and Mars. In other words, hold my hand, in other words, baby, kiss me. Fill my heart with song and let me sing for ever more, you are all I long for all I worship and adore. In other words, please, be true, in other words, I love you. Fill my heart with song and let me sing for ever more, you are all I long for all I worship and adore. In other words, please, be true, in other words, in other words, I, I love, I love you”
- Cuando he entrado y te he escuchado cantar he pensado que me había equivocado de casa – Comentó Laura desde la puerta de la cocina interrumpiendo mi canción – ¿Quién eres tú y dónde está mi tonto amigo deprimido?
- La depresión se esfumó Laura – Fui hacia ella y la levanté en volandas dando vueltas con ella entre mis brazos – La vida es maravillosa, no volveré a perder la sonrisa nunca te lo aseguró.
- Me parece perfecto, pero ¿Se puede saber a qué se debe tu felicidad? – Preguntó sorprendida cuando la dejé en el suelo.
- ¿Adivínalo? – Le di un beso en la mejilla y seguí preparando la comida.
- A ver… tú has follado – Fue directa al grano.
- Laura, esa boca – La reprendí como si fuera una madre regañando a su hija – No he follado, he hecho el amor que es diferente.
- Viene a ser lo mismo – Se acercó de nuevo a mí y me miró con una sonrisa bobalicona en la cara – ¿Y me quieres explicar, como es posible que hayas foll… perdón, hecho el amor, cuando llevas una semana sin salir de tu habitación?
- A veces solo hay que esperar a que la oportunidad llamé a tu puerta – Sonreí.
- Hablas como las amas de casa que se acuestan con el cartero, el butanero, el mensajero, etc. – Comenzó a reír.
- No me vas a quitar el buen humor ni con tus bromas – Yo seguía con una sonrisa en la cara.
- ¿Y no me vas a decir quién es? – Insistió.
- Es él – Dije al fin – El mismo porque el que he sufrido durante todos estos días.
- ¿Erick? No me lo puedo creer – Se lanzó a abrazarme – Ahora veo porque estas tan contento, no es un simple rollo de una vez ¿No?
- Sé que no va a ser fácil Laura, pero vamos a intentarlo – La abracé más fuerte contra mi pecho – De momento ya somos novios.
- Me alegro por ti cariño – Sabía que era verdad, Laura era muy importante en mi vida y sabía que se alegraba por mí.
- ¿Y se puede saber cómo ha pasado? – Se separó de mí para mirarme sorprendida – ¿Cómo has conseguido que el pequeño demonio acabe en tu cama?
- Shhh no grites que te va a oír – Le advertí.
- ¿Está aquí? – Se sorprendió.
- Está dándose un baño mientras yo preparo algo de comer, ahora iré a buscarlo ya debe haber acabado – Le informé.
- Anda y ve a buscarlo, que con lo chiquitajo que es si lo dejas mucho en remojo va a quedar como una pasa arrugada – Bromeó.
- Si te oye se va a enfadar mucho contigo – Me reí – Y ya sabes el carácter que tiene.
- Te tengo a ti para que me defiendas de tu novio – Bromeó – Anda, ve a buscarle, yo acabaré de preparar todo esto.
- Gracias guapa – Le di un besito en la mejilla y me fui a buscar a Erick al baño, seguro que ya estaba maldiciéndome por no ir a buscarle.
- ¿Puedo entrar? – Pregunté asomándome por la puerta del baño.
- Ya estabas tardando – Protestó mi dulce Erick.
- Me he liado hablando con Laura que acaba de llegar a casa – Entré al baño y cogí la toalla que había dejado antes para secar a mi niño.
- ¿Le has dicho lo nuestro? – Preguntó avergonzado.
- Tuve que decírselo – Confesé – Me pilló cantando en la cocina y se imaginó que algo bueno me había pasado – Saqué a Erick de la bañera intentando no mojar la toalla – Intenta aguantar un poco aquí de pie – Le puse de pie en el baño, cerca del lavamanos para que pudiera apoyarse y así poder ayudarle a vestirse.
- No me dejes caer – Dijo algo asustado.
- Eso nunca mi niño, no te preocupes – Comencé a secarle todo el cuerpo con la toalla, su bonito pelo chorreaba gotas que rodaban por su piel provocándome unas ganas locas de pasar mi lengua por el rastro que iban dejando. Pero tenía que controlarme, Laura estaba fuera esperando con la comida.
- No hace falta que me seques con tanto cuidado, no me voy a romper – Protestó Erick.
- ¿No puedes dejar que te mime un poco? – Pregunté con una sonrisa. Una vez secó le ayudé a vestirse con cuidado. La verdad es que ya tenía bastante fuerza en las piernas como para mantenerse en pie, pero algo le faltaba, quizás confianza, para poder volver a andar.
- Rody ¿Alguna vez te cansaras de mi mal carácter? – Murmuró apenado.
- Nunca – Dije sin ninguna duda – Algún día puede que estés a punto de superar mi limite de paciencia y tenga ganas de estamparte algo en la cabeza, pero entonces recordaré tu linda carita cuando hacemos el amor y se me pasara el enfado.
- Dios, que cursi eres – Se resignó.
- No puedo evitarlo – Me reí.
Una vez Erick ya vestido, volví a cogerlo en brazos y lo llevé al salón donde tenía su silla de ruedas, así el podría moverse libremente por la casa sin depender de mí.
Laura salió de la cocina y saludó a Erick con un par de besos y un abrazo.
- Me alegro de que hayas decidido intentarlo con el cabeza hueca de Rody, te aseguro de que no te arrepentirás – Susurró a su oído, aunque yo pude escucharla.
- No soy un cabeza hueca – Protesté haciendo pucheros.
- Un tío de dos metros de altura haciendo pucheros no se ve bien – Se rio Laura.
- Yo pensaba que me hacía parecer adorable – Bromeé.
- Laura tiene razón, no te ves bien – Se rió Erick.
Laura se quedó con nosotros comiendo algo, luego los dejé un rato a solas mientras me duchaba y me cambiaba de ropa. Era agradable ver que Erick se llevaba bien con Laura, se les veía muy compenetrados. Cuando regresé al salón ya duchado y cambiado, me los encontré hablando muy animadamente.
- Rody, le comentaba a Erick que estoy preparando un evento en un pub para el próximo sábado, me gustaría mucho que vinierais – Me informó Laura.
- Ya le he dicho a Laura que es imposible que vaya ¿Cómo voy a ir a un pub en silla de ruedas? – Resopló Erick.
- Vamos Erick, conseguiré que podáis entrar en la sala vip, allí no habrá tanta gente y podrás moverte con soltura, el lugar es enorme parece una discoteca – Laura trataba de convencerlo – Pasaros aunque solo sea un rato.
- No sé Laura, no me parece buena idea – Murmuraba un Erick pensativo.
- ¿A ti te gustaría ir? – Le pregunté.
- Sí, pero no lo veo muy factible – Comentó apenado.
- ¿Qué te parece si el próximo sábado vamos a cenar a algún sitio y luego nos pasamos por esa disco? – Propuse – Puedo asegurarte que Laura prepara unas fiestas increíbles.
- Es una fiesta para una revista de moda, habrá gente muy guapa, si queréis podéis invitar a algunos amigos, me lo decís y listo – Sonrió Laura.
- ¿No te van a poner pegas en el trabajo? – Preguntó Erick.
- Que va, por unos cuantos amigos que invite no pasa nada – Le quitó importancia Laura.
- Entonces me parece perfecto, les diré a Maite y Germán si quieren venir, si aceptan les diré que nos encontraremos allí – A Erick se le veía bastante emocionado y eso me gustaba.
- Yo se lo diré a Jessica para ver si quiere ir con su chico, le debo una – Me había ayudado mucho con lo de Erick.
- Hablando de Jessica… ¿Vas a volver al trabajo? – Erick agacho la cabeza apenado – Me gustaría que volvieras a ser mi fisioterapeuta.
- Pues las vacaciones se me acaban y tengo que volver el lunes, había pensado en cambiar de turno para no tener que verte – Reconocí – Por suerte aún no le había dicho nada a mi jefe así que volveré a mi puesto de siempre – Le sonreí – Pero debes prometerme que te esforzaras más.
- No prometo nada – Sonrió de forma socarrona – Pero lo intentaré.
- Ayyyss Rody, mucho me temo que va a seguir siendo un tormento para ti – Se rió Laura.
- Es mi cruz, va a acabar con mi paciencia – Comenté teatralmente.
Seguimos hablando un rato más, nos lo estábamos pasando muy bien juntos, pero pronto llegó la hora de llevar a Erick a su casa, había estado todo el día fuera y su familia ya estaría preocupada.
Laura me prestó su coche y me dispuse a llevarlo.
Cuando aparcamos en la puerta de su casa me dispuse a hablar un poquito con él antes de despedirnos.
- Pórtate bien con Jessica hasta que vuelva al trabajo – Le pedí con una sonrisa.
- Ella es una dama no un mastodonte, con ella no soy tan duro como contigo – Bromeó.
- Eso espero, si no cuando éste mastodonte vuelva se va a vengar de ti – Amenacé.
- Ya veremos si puedes – Se burló.
- ¿Quieres que quedemos mañana por la tarde? – Era mi novio, quería pasar tiempo con él.
- No sé si podré, hoy me he saltado varias clases seguro que quieren que las recupere mañana – Se le veía apenado – Pero sí que me apetecería.
- Hacemos una cosa, vamos hablando por whatsapp, hablas con tus padres y me dices cuando te va bien quedar – Esperaba que no me hiciera esperar mucho.
- Está bien – Aceptó – Intentaré con todas mis fuerzas que sea mañana, como muy tarde pasado.
- Anda, dame un besito antes de despedirnos – Me incliné para besarle. Esta escena me recordaba mucho a aquella en la que me rechazó y por unos instantes tuve miedo de que volviera a hacerlo.
Junté mis labios con los suyos, comencé a saborear y mordisquear sus deliciosos y tentadores labios, él me correspondió de inmediato y rodeó mi cuello con sus brazos. Decidí intensificar el beso así que pedí permiso para entrar con mi lengua en su boca, permiso concedido de inmediato, nuestras lenguas se enredaron y comenzaron a bailar la una con la otra. Por desgracia necesitamos respirar para vivir y cuando el aire comenzaba a faltarnos tuvimos que romper el beso.
- Esta vez no me vas a rechazar ¿Verdad? – Susurré sobre sus labios.
- ¿Quieres repetir el beso? – Fue su respuesta.
Y si, repetimos el beso. Un beso que repetiría una y mil veces.
Llegó el momento de despedirnos, no podíamos estar eternamente aparcados ante la puerta de su casa. Salí del coche, saqué su silla de ruedas y le ayudé a sentarse en ella.
- ¿Quieres que te acompañe dentro? – Le pregunté cuando ya estábamos ante la verja.
- Será mejor que no, si mi madre te ve empezara a hacer de casamentera entre tú y mi hermana – Bromeó.
- ¿No vas a decirle que somos novios? – Su familia ya sabía que era gay, no tenía porque ocultarles que estábamos de novios.
- Déjame que me haga a la idea primero ¿Vale? – Me acarició la mano.
- Cuando quieras – Me agaché y le di un último beso antes de despedirnos.
Me fui hasta el coche, entré en él y esperé a que Erick entrara a su casa antes de irme. De camino a casa no se me borró la sonrisa de la cara en todo el trayecto.
(Erick)
Rody me dejó en la puerta y vi como se subía al coche tras dejarme, sabía que no se iría hasta que yo entrara en casa así que abrí la puerta y entré.
Aún no podía creerme todo lo que había pasado en un solo día, ahora éramos novios ¿Quién me lo iba a decir unas horas atrás?
Hacer el amor con él fue tan especial, me trató tan bien, que por un momento me olvidé de todo y solo me centré en nosotros, lo demás no importaba. Incluso esa horrible cicatriz que tanto me desagradaba parecía no importar.
- Erick ¿No dijiste que habías quedado con Maite y Germán? – Las palabras de Noelia me sacaron de mis pensamientos.
- Noelia, no te había visto – Me había llevado un buen susto.
- Te he visto con Rody ¿Has estado con él todo el día verdad? – Preguntó con una sonrisa – Cuéntamelo, no me voy a enfadar.
- Verás es que… – No sabía si contárselo o no, aunque ella me había dicho que no le interesaba Rody no sabía si decía la verdad – ¿Te molestaría que él y yo fuéramos novios? – Pregunté cabizbajo.
- Ohhh dios ¿Estáis saliendo? – Preguntó emocionada. Creo que eso contestó mi pregunta.
- Algo así – reconocí. En realidad todo había sido muy raro.
- Cuanto me alegro por ti – Se acercó a mí para abrazarme – Sabía que él y tú estabais hechos el uno para el otro.
- ¿Lo sabías? – Pregunté incrédulo.
- Si, ya te dije que creía saber que él estaba destinado a otra persona – Me miró con una sonrisa – Y esa persona eres tú.
- ¿Y no te importa? – Aún no podía creer que ella estuviera tan tranquila.
- Para nada – Aseguró – Erick, tú te mereces ser feliz y Rody es un buen chico, deseo de todo corazón que lo vuestro funcione. Si te soy sincera, Max nunca me gustó para ti pero como tú estabas tan encaprichado con él no te dije nada.
- Max no era un mal chico – Dije apenado.
- Si lo era, porque no sabía apreciar lo que tenía – Recriminó – Pero no hablemos del pasado, lo importante es que ahora has empezado una relación con un chico estupendo, así que no lo estropees con tu horrible carácter.
- Vaya, ya veo que me quieres mucho – Protesté.
- Te adoro – Me sonrió y me abrazó de nuevo – Es por ello que te digo la verdad, controla ese horrible carácter tuyo hermanito – Y comenzó a reírse.
- Eres lo peor – Protesté haciendo pucheros.
Mi hermana ya sabía de mi relación con Rody y me apoyaba, mejor imposible. Ahora solo tenía que intentar no estropear las cosas con él, aunque sabía que me resultaría difícil, uno no puede cambiar su forma de ser así como así.
Solo deseaba que Rody me tuviera paciencia.
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