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Palabras de amor por Shinjimasu

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Cuando Akira salió del sótano sintió una presión terrible en su pecho; un dolor muy pesado que cada vez se hacía más profundo y molesto, llegando a un grado en el que incluso le era complicado seguir caminando hacia el baño después de haber hecho una pequeña parada en su habitación para tomar su ropa limpia. Eran alrededor de las seis de la mañana.

Llegó a las duchas y se desnudó para entrar en la regadera que estaba más centrada de todas las que adornaban la pared del baño. Aún tenía el aroma de Taichi en la piel, podía percibirlo en cada movimiento que hacía.

Esa noche por fin había hecho el amor con él.

En ningún momento lo planificó, no era como si estuviera deseando que pasara eso, pero cuando comenzó supo que era realmente lo que más anhelaba hacer; quería al chico, en verdad, por lo que el hecho de dejarlo solo de nuevo en ese frío lugar lo inquietaba mucho más que un principio. Sabía que él no debía estar ahí y si estuviera en sus manos liberarlo, lo hubiera hecho desde un principio sin pensarlo, pero por desgracia nada de eso dependía de él y no podía hacer algo para solucionarlo… al menos no por ahora. Sin embargo, quizá, quizá si él lograba encontrar lo que Ito quería, que era la llave, o mejor aún, darle las joyas que quería, dejaría libre a Taichi y podría seguir con su vida de siempre, a salvo, incluso en otro país, podría ser feliz de nuevo… aunque eso implicara que no lo volviera a ver.

Y a todo eso ¿Realmente estaría dispuesto a alejarse de él por siempre? ¡Por supuesto que sí! ¿En qué pensaba? ¿Él quién era? Un simple ladrón de joyas. Sin familia, sin un hogar, sin nada que ofrecerle a un niño rico…

-Vaya que eres impredecible- escuchó la voz de Itachi que aparecía a su lado –No pensé encontrarte aquí junto a los mortales… ¿Acaso el príncipe no tiene su propio baño?-

Akira reaccionó de sus pensamientos –Eso no te incumbe-

-Oye, oye, no tienes que ser grosero. Realmente solo trataba de hacerte plática- dijo mientras tomaba el jabón para lavar su cuerpo.

-No tienes que hacerlo, no me interesa hablar contigo- contestó Akira sin mirarlo –Pero sé que si lo estás haciendo es porque quieres algo, algo que está claro no haré-

-Eres bueno- sonrió Itachi –Pero sabes que si quisiera un favor, yo mismo lo haría. No me fío-

Akira no dijo nada y solo enjuagó su cabello. La verdad era que no se había fijado que había terminado ahí en cuanto pudo haberse duchado en su habitación. Vaya que sí estaba distraído.

En otro momento no le hubiera importado que Itachi le hablara o no, pero en ese momento sentía el ambiente bastante sospechoso, como si las intenciones de Itachi fueran burlarse de él a pesar de que directamente no lo había hecho, sin embargo era incómodo, era  como si supiera algo que él no.

-De cualquier manera, tengo la obligación de informarte que Ito logró negociar con Azuma- dijo fijándose detenidamente en los rasguños que había en la espalda de Akira pero sin dejar de hablar –Mañana haremos el cambio en la tarde y el mocoso ciego podrá irse-

-Te lo agradezco, pero no necesito que tú me digas eso- respondió Akira mientras cerraba la llave, disminuyendo un poco la enorme cantidad de vapor que llenaba el lugar –Yo mismo hablaré con Ito- agregó mientras se iba, rodeando su cadera con su toalla.

Itachi solamente lo miró. Al parecer podría tomar algo de eso a su favor.

Después de que Akira se vistiera subió a la oficina para hablar con Ito, y como Itachi lo había dicho, el día de mañana en la tarde harían el intercambio de la llave y la caja con las joyas por su hijo, todo eso, en un terreno alejado de la ciudad.

Todo parecía resultar demasiado perfecto. Ito había mantenido conversaciones por medio de video llamadas con Azuma en privado y, habiendo tomado todas las precauciones de seguridad, el intercambio se realizaría sin ningún contratiempo.

Transcurrieron un par de horas hasta que Ito convocó a Akira a una pequeña junta donde expuso varios puntos importantes sobre el intercambio y demás consideraciones sobre lo que podría o no suceder.

-Quiero que tú, Itachi y tres de los demás muchachos me acompañen-

-¿No crees que es imprudente que vayas tú? Puede ser una trampa- preguntó Akira en tono serio pero indiferente.

-Azuma no intentará nada, además, es viejo y le advertí que fuera solo o de  lo contrario mataría al muchacho frente a él-

Akira se reservó a mencionar algo sobre eso –Supongo que será sencillo de esa manera-

-Sí lo será- respondió –Y cumpliré todo lo que dije, cada palabra como siempre lo hago-

Eso le pareció a Akira que era una garantía para él, pues al menos podía estar más confiado en que de verdad no lastimaría a Taichi  –No dudo nada de eso en lo absoluto-

Ito se quedó callado un momento –Espero que mañana salga todo bien, Konoe- dijo serio –No quiero ningún impedimento-

-No veo por qué habría de haberlo-

-Uno nunca sabe- contestó –Puedes retirarte-

Akira se puso en pie y salió de la oficina. Sabía que Ito se refería a la íntimarelación que tenía con Taichi, pero él más que nadie tenía claro lo que era correcto y lo que no, por lo que aquello estaba de más mencionar.

Tenía intenciones de bajar a ver al muchacho, pero ahora sentía que no podría ir. Algo lo incomodaba por alguna razón. Además tenía cosas que hacer, principalmente arreglar lo necesario para el intercambio de mañana, por lo que decidió usar su día para poner todo en orden.

Informó a los muchachos que los acompañarían y preparó las camionetas que usarían, así como el equipamiento necesario que iba desde armas y municiones hasta cosas tan simples como botellas de agua. Por alguna razón, mantenerse ocupado de esa manera lo distraía de pensar y preocuparse de otras cosas.

 Ahora solo debía esperar hasta mañana para que todo se resolviera, para que volviera a la normalidad y no tuviera que preocuparse por nada en lo absoluto… por nada.

Cuando por fin terminó ya había anochecido lo suficiente. Ahora debía ir a ver a Taichi.

Bajó las escaleras de la manera en la que siempre lo hacía, avisándole que era él quien bajaba y deseando encontrarlo despierto aún. Abrió la reja mientras un inconsciente pensamiento cruzaba su mente “Mañana será la última vez que abra esta puerta”

Entró y se encontró con el chico recostado sobre la cama –Taichi- lo llamó creyendo que estaba dormido -¿Taichi?-

-Creí que no vendrías- contestó en voz baja.

-Siempre lo hago- dijo “Siempre significa toda la semana” -¿Estás bien? ¿Sucede algo?-

-Pensé que ya no querrías verme…- respondió triste en un ligero y apenado sollozo –Después de lo que… de lo que hicimos ayer… yo creí que…-

-Oye- lo llamó mientras se sentaba a su lado, entendiendo a lo que se refería pero al mismo tiempo desconcertado al suponer que sus palabras no valían lo suficiente como para que Taichi le tuviera confianza –Lamento haberte hecho pensar eso. Estuve ocupado-

Taichi no respondió y se volteó hacia él, abrazándolo sin querer mostrarle su rostro.

-Para compensarlo te diré algo que te alegrará mucho-

-¿Qué es?-

Akira tragó, se sentía mal –Mañana saldrás de aquí por fin. Te liberarán y podrás irte a tu casa-

-¿De verdad?- preguntó asombrado alzando su rostro -¿Me dejarán ir?-

-En la tarde vendré por ti y podrás irte con tu padre- dijo sin saber qué era bueno informarle y qué no –Todo estará bien entonces-

Su rostro no mentía. Estaba feliz. Pero fue cuando una duda lo invadió y comenzó a cambiar de actitud -¿Y tú? ¿Qué harás tú?-

“¿A qué se refiere con eso?” pensó Akira sin responderle.

-Vas a quedarte aquí ¿Verdad?-

-Pertenezco a este lugar- respondió con una sonrisa tranquila antes de rozar su mejilla con sus nudillos.

-No, eso no es verdad- respondió Taichi –No perteneces aquí…-

-Taichi…-

-Ven conmigo- le dijo mientras tomaba sus manos con fuerza y lo miraba de frente –Deja todo esto y ven conmigo… yo hablaré con mi padre-

-No, no entiendes-

-Quiero que estés conmigo Akira- lo interrumpió mientras lo abrazaba –No quiero volver solo…-

-Debes estar con tu familia, regresar a tu mundo- respondió –Éste es mi mundo-

-Pero…-

-Hay una razón por la cual no me he ido, yo debo estar aquí- le dijo Akira soltándolo –Esto es lo que sé hacer, lo que yo elegí… pertenezco a este lugar, a estas personas. Tú debes salir y seguir con tu vida, estudiar lo que quieras, conseguirte otro perro y conocer personas, enamorarte de alguien y formar una familia para cuidar de ella…-

-¡No digas esas cosas!- se quejó en un sollozo.

-Escucha, tú solo sabes de mí lo que te he permitido saber- contestó Akira decidido a dejarlo ir de una buena vez –No soy lo que piensas, no tengo una razón para dejar esta vida que llevo ahora y no quiero hacerlo. Solo nos conocimos por error ¿De acuerdo? Si te he procurado es porque mis principios me prohíben lastimar a una persona inocente, solo por eso- prosiguió -En una semana no conoces a nadie, mucho menos a un saqueador profesional como yo. Lo que hicimos… fue algo que ya pasó y no va a volver a repetirse jamás porque no volveremos a vernos, y eso es lo que va a suceder; yo me encargaré de que así sea y que me olvides, al igual que tu tiempo aquí-

Taichi ya no había podido contener las lágrimas y lloraba ante las palabras de Akira ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué no quería acompañarlo?

-Pero…-

-Ya no hay nada más que decir- le dijo soltándolo para ponerse en pie –Ésta es la realidad Taichi, así son las cosas-

-¿Entonces no soy una razón para que cambies? ¿No valgo lo suficiente para ti?- preguntó antes de que Akira saliera de la celda -¿Quieres que olvide todo lo que me dijiste? ¡Me dijiste que confiara en ti!-

Él tardó un poco en responder. Todo eso le dolía mucho, más de lo que hubiera esperado –Tienes razón- contestó mientras trataba de contenerse a sí mismo –Te mentí-

Después de eso subió de nuevo las escaleras y no se detuvo hasta llegar a su habitación. Cerró la puerta y sacó el reloj de su bolsillo, dejándolo sobre el mueble a un lado de su cama, tirándose sobre ella. A duras penas podía creer que hubiera dicho todo eso y, como temía, había llegado el momento de reflexionar lo que había pasado ¿Fue buena idea en verdad decirle todo eso? ¿Y de la manera en la que lo había hecho?


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