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The Lunacy Of Duke Iokawa por Mariela

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CAPITULO 5: FINAL PARTE 1

“-Ahhh…Takafumi. ¡Te amo! ¡Te amo!-decía con desesperación, mientras lo acostaba en la cama-Te amo

-Lo sé-respondió suavemente-Y yo también te amo Shiro

 -…-

-Huh?...-lo miro preocupado-¿Qué pasa? ¿Por qué lloras Shiro? ¿Hice algo malo?

Yokozawa se llenó de preocupación al sentir aquellas pequeñas lágrimas cayendo sobre su rostro y mojándolo ligeramente. Un sentimiento de culpa nació en su interior, reprendiéndose por dentro por haber hecho algo incorrecto. No sabía que había sido, pero no podía dejar de culparse de eso.

Aunque en realidad, ese era el problema. No había hecho nada e Iokawa lo sabía.

Sabía que, por mucho que el doncel le dijera que lo amaba, todo era una falsedad. Él no lo quería ni antes ni ahora, y estaba seguro que jamás lo haría. Si estaba en su cama ahora, si le decía aquellas palabras que siempre quiso escuchar, si lo miraba con tanta ternura temiendo hacer algo que lo enfadara, era solo por estar bajo un encantamiento maligno.

Y dolía. Dolía de sobremanera tan solo saber que estando en sus cinco sentidos, ese doncel no querría siquiera mirarlo. Porque existía “El” en su corazón.

 Apretó las sabanas y rechino los dientes con ira. “El”. Ese maldito imbécil de Kirishima que siempre se interpuso entre ambos. Si tan solo el no existiera, si tan solo jamás hubiese aparecido, quizás hubiera tenido una oportunidad con el único amor de su vida.

Pero los hubiera no existen.

-¿Shiro…?-volvió a preguntar el oji-azul, esta vez, captando la atención del duque

-¿Eh?-cuando por fin volvió a mirar a Yokozawa, no pudo evitar sonreír entre sus amargas lágrimas al verlo de esa forma

Tan inocente, tan dulce, tan hermoso, tan…¡Maldita sea! Era como un verdadero ángel sin alas. Sus mejillas estaban sonrojadas, sus ojos un tanto llorosos, y lo miraba con tanta preocupación y amor, dispuesto a hacer lo que fuera para que estuviera mejor. Tanta pureza…y la deseaba solo para él.

-Todo está bien

-¿De-ngh-nuevamente sus labios fueron atrapados por aquel varón que tanto amaba y se dejó llevar por la maldición en el deseo del momento

Iokawa comenzó a besar su cuello desabrochándole el camisón que portaba, aquel que apenas alcanzaba la rodilla y exhibía la hermosa piel blanca del menor lo cual solo lo excitaba aún más. Casi  arranco el camisón formando un rubor mas fuerte en Yokozawa, para luego saborear cada centímetro de su piel asegurándose de marcarla toda.

El menor solo podía sentir los suaves y cálidas que eran las manos de Iokawa. Tan perfectas, tan expertas…llevándolo a un éxtasis inimaginable de placer. Gimió al sentir pequeños mordiscos en sus pezones, aumentando su temperatura al máximo la lengua comenzó a descender hasta su entrepierna marcando el camino con morados y saliva. Pronto comenzaría a saborear su pene.

-Ah…Shi-Shiro…nghah

No paso mucho tiempo cuando Yokozawa soltó su esencia en la boca del peli-negro, quien trago gran parte y lo que no pudo se le escurría de la boca.

-ha,ah,ah

-Eres tan sensible corazón-sonrió complacido

-¿Y que esperabas? Shiro, siempre has sido el único con quien he estado

-Y me alegro de tener tu virginidad-ensalivo uno de sus dedos y lo introdujo en la entrada del menor, arrancándole un grito de placer al sentirse invadido por su dedo-Shhh, vas a despertar a los demás

-Shi-ro…ngh

El mayor capturo sus labios en un beso apasionado, mientras dilataba su entrada. Movía el dedo en círculos tratando de encontrar aquel punto sensible que le brindaba placer a su doncel, y luego introdujo otro para abrirlos en tijeras, haciendo que se retorciera aún más. Los vidrios se empañaban y la temperatura aumentaba cada vez más, en la habitación solo se oían gemidos de ambos, sus jadeos y sus corazones latiendo fuertemente al unisonido. Un tercer dedo invadió al oji-azul, sintiéndose impaciente por más.

 -Llego el momento-dijo Iokawa sacando sus dedos e introduciendo en su lugar su miembro, empezando así con las embestidas

-¡Ah!...Shiro, ma-ah…mas

-Paciencia Takafumi, aun no te has acostumbrado a tenerme dentro y no deseo herirte-decía besándolo nuevamente

Yokozawa paso sus brazos por el cuello del varón, mientras este aumentaba la intensidad de las estocada conforme transcurrían los minutos. Gritos cargados de placer resonaban en toda la habitación, la cama no dejaba de moverse y el latir de sus corazones complementaba el ambiente.

-Ah…Shiro,Shiro…ah,ah

-Ahahah…sí, quiero oír más de ti Takafumi

 Iokawa se sentía cerca de terminar, así que tomo las piernas del menor y las coloco en sus hombros para poder meterse más adentro, más fuerte en su entrada hasta  que el doncel se derramo sobre su vientre. Al poco tiempo, el hizo lo mismo dentro de él.

Ambos cayeron rendidos sobre la cama respirando dificultosamente y abrazándose con fuerza. El peli-negro acaricio los cabellos azulados de su amado y pensó, que aunque esto fuera una mentira, quería seguir a su lado por un tiempo más.

Quizás, para siempre.

-Te amo Takafumi, y jamás de dejarte irte de mi lado”

En otro lugar-

La noche ya había caído desde hace algunas horas, el frio que corría entonces acariciaba su rostro mientras los arboles danzaban con él. Inspecciono por última vez aquel inmenso lugar, buscando alguna posible manera de colarse dentro, pero por mas que buscara no había una oportunidad ni siquiera podía escalarlo sin resbalar apenas haberse separado del suelo. Los barrotes eran demasiado lisos.

“Maldición”-gruño nuevamente. Después de la pequeña charla que había tenido con esa mujer de negro sobre el Demonio de la Lujuria que habitaba ahí, no podía dejar de pensar que debía entrar a toda costa a la mansión. Quizás, sus compañeros no le habían creído ni una sola palabra, pero si existía alguna posibilidad de que esa mujer dijera la verdad no podía descartarla.

Estaba ahí para comprobar las palabras de la señorita, sin embargo, si resultaba ser una vil mentira se aseguraría de que esa dama no siguiera respirando ni un minuto más.

Aunque primero debía entrar a la mansión y por lo visto, eso sería bastante difícil. Se recargo en el portón y paso sus dedos por sus cabellos castaños con frustración tratando de idear una forma de entrar sin darse cuenta de que unos ojos rojizos lo observaban desde la oscuridad del bosque.

OOOOOO

-¿Qué estás haciendo Zen?-dijo para sí misma haciendo un puchero-Hmmm, me pregunto que harás cuando descubras que Iokawa ya te ha robado lo más valioso de tu prometido, jejejeje-rio con malicia-¡Sera muy divertidoooooo! Jajajaja

 De pronto cambio su expresión a una bastante seria y sádica, entrecerrando sus ojos puestos sobre el castaño y señalándolo exclamo:

-¡Abran las puertas!-con esa orden de su Ama, sombras de seres que no estaban presentes se lanzaron como ráfagas hacia el portón de la mansión   de Iokawa, mientras la mujer sonreria con genuina diversión ante la escena

Un alma desgarrada y un corazón destrozado ofrecidos para su entretenimiento por el mismo hombre, ¿Qué mas podía pedir? Aquel era el juego favorito de la dama de negro.

Notas finales:

EL CAP FUE DIVIDO EN DOS DEBIDO A QUE ESTOY MUY LLENA DE TRABAJO, PERO LES PROMETO QUE LA PARTE FINAL LLEGARA PRONTO

DISFRUTENLO Y NO OLVIDEN COMENTAR

BAE,BAE


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