No cumplí mis deberes por ti--- primero estas tu y luego el deber
La noche ya se posaba fría y abrumante en la inmensa ciudad de Konoha, el movimiento de los coches y las personas cesaba poco a poco a medida que las horas se sumaban al reloj. En esos momentos la perfecta puerta de un costoso vehículo se abría para dar paso a su conductor, el cual dio unos pasos fuera de este para apretar el botoncillo de sus llaves y cerrar su dichoso transporte. Su caminar fue decidido, marcado, no se detuvo a dar instrucciones de cuidar su auto, paso de largo al joven de turno y se encaminó a subir las planas escaleras de la entrada del restauran. Al ingresar se dirigió al chico de recepción.
-¿Dónde se encuentra tu jefe?- la manera fría y grave con la cual se dirigió al chico no daba cabida a una respuesta errada o a una que no diera la información necesitada.
-nar... digo mi jefe se encuentra ocupado en la cocina, pero si quiere lo llamo- dijo un poco inseguro sobre si había estado bien revelarle donde se encontraba su superior.
-...que estas esperando...- expresó mirando seriamente al que se encontraba enfrente de él.
- si señor, por favor espérelo en la mesa que usted guste, me dice su nomb...- iba a empezar a anotar en el cuaderno de registros para tenerlo como cliente preferencial, de puro nerviosismo lo hizo, pero no consiguió dar fin a su frase debido a la interrupción del mayor.
- Fugaku Uchiha- dijo tajante por la demora del subordinado. Estaba impaciente, exaltado, sentía que era su obligación acabar con todo lo que le pudiera atraer problemas en el futuro, esa molestia en su pecho por esa cercanía que empezaban a crear sus hijos con el rubio lo hacía sentir una aprehensión por el menor, el no era ciego como para no darse cuenta de las cosas que en realidad querían sus hijos con el kitsune. Itachi obviamente lo quería como adorno de su cama y Sasuke, a pesar de no tener tan bajas atracciones por él, también proyectaba más que una simple amistad. Esto lo ponía en una encrucijada, se había dado cuenta de a poco que sentía un apego un poco más grande que una simple estima, pero no esperaba que llegara a mayores como de sentirse con derechos por sobre el menor. Esto debía cortarse de raíz, no debía seguir dando paso a ese estúpido sentir, como él lo denominaba.
Se acerco a una de las mesas más alejadas, no quería ser interrumpido por la gente que ya se encontraba comiendo en el local y también apagó su celular, debido a que tampoco deseaba tener que irse por algún percance que pudiera ocurrir en la compañía o que lo llamaran por alguna consulta. Se sentó en la silla tallada de madera y recubierta por un cuero blanco; puso sus codos en la mesa y entrelazo los dedos de las manos posando las en la fría mesa. Estaba impaciente.
- ¡señor Uchiha! Hola, ¿quería conversar conmigo? Quiere que le traiga algo como...-el saludo fue calido, como le había empezado a agradar recibir a Fugaku, de parte del kitsune. Sin embargo no estaba en condiciones de querer servirse un aperitivo.
-no esta bien así... Naruto siéntate...- guardo silencio unos segundos, no sabía que iba a decir, tenía claro que tenía que dejar en orden algo, pero no sabía qué, ¿sus sentimientos? Era ridículo, no obstante podría empezar por preguntar algunas cosas que le interesaba saber.
-mis hijos vinieron hoy ¿no es así?- sabía la respuesta pero aún así interrogó para dar inicio a la conversación.
- si hoy me hicieron una visita, fue divertido, son chistosos- se rió un poco recordando las barbaridades inocentes, según él, que se dijeron mutuamente.
-... ¿que más? Te conversaron sobre un tema en específico- ahora el matiz de su hablar se tornó serio, había cerrado los ojos dando a entender que se estaba concentrando en cada palabra que decía el ojiazul.
- mmm... me comentaron sobre sus cosas, que hacían, algunas situaciones monas cuando eran más pequeños, me preguntaron sobre mis gustos y cosas así, ¿porque lo pregunta?-no tenía problemas, ni se sentía incomodo de que le preguntara, pero eso no quitaba la extrañeza de la situación.
- ¿y que te gusta?- preguntó repentinamente. Muy bien se había dado cuenta tarde de su error, el no había ido allí para saber las cosas privadas del menor, en principio tenía la intención de ver lo que sus hijos habían hablado con el pequeño Uzumaki, por que sentía una extraña curiosidad al respecto.
- a mi me encantan los dulces y el ramen, me gusta el color naranja y el verde limón, además me gustan los animales exóticos como los zorritos, me gustaría tener uno- poso su dedo índice en su barbilla y miraba hacia arriba mientras contestaba en modo pensativo, la imagen era adorable ya que además de tener una pose tierna, como si de un niño pequeño se tratase termino con una angelical sonrisa. La respuesta la decía con tanta... espontaneidad y sinceridad que dijo mentalmente "él es sin igual, pero...".
- ¿y a usted qué le gusta?- entre sus cavilaciones escuchó la voz del menor y reaccionó enfocando la mirada de nuevo en su acompañante.
-¿qué?- preguntó no entendiendo en realidad el sentido de la pregunta, pero siguiendo con ese tono rígido e imparcial.
- me refiero a que si tiene un color favorito o si le gusta algún sabor de helado en particular- y el mundo se iba a acabar, cualquiera que conociera el carácter del "business man" creería que el Apocalipsis llegaría en ese preciso instante. Fugaku se le quedo mirando antes de contestarle al ojiazul.
- color favorito... no me lo he planteado y no me agrada el helado- esa contestación fría y directa, como las que solía dar a todos los que lo rodeaban había hecho que el ojicielo bajara la mirada creyendo que el tono el cual utilizó el mayor se debía a que estaba molesto por su tonta pregunta, se sentía triste por pensar que estaba pasando un mal rato con su persona. El cambio de actitud de feliz a acongojado fue notado por el señor, suspiro, e intentó arreglar las cosas.
- el único dulce que encuentro pasable es el pai de limón- con ese agregado a la oración el ánimo del kitsune volvió a subir, cosa que dejo con una gotita en la cabeza al empresario, obviamente sin perder su porte de grandeza.
-jeje a mi también me agrada su sabor acido y dulce, es una atractiva combinación- el blondo había apoyado los codos en la mesa y sostenía su carita con sus manos, recién se había dado cuenta que estaba vistiendo una camisa verde claro, manga larga; los puños, el cuello y unos tribales en la parte inferior derecha eran de color plomizo; los dos botones superiores de dicha prenda estaban desabrochados, además de un pantalón de mezclilla oscuro. "...Se ve bien".
- ¿solamente de eso hablaron?- con esa duda que le contestara no se sentiría completamente aliviado, pero sí un poco menos tenso.
-si sólo de eso, pero ¿porqué lo pregunta Uchiha-sama?- el cuestionamiento del Uzumaki no terminaría asta que le diera un respuesta concreta.
-...-se quedó callado unos momentos para pensar. El ambiente se volvió vacío y ausente entre ambos, por una parte el presidente de la compañía se debatía internamente en un intento de aclarar sus prioridades, mientras el otro solo lo miraba intentando llamar su atención por varios medios, como pasar la mano enfrente de sus ojos y llamarlo por su nombre, pero nada funcionaba.
-señor Uchi...-decía por tercera vez mientras pasaba su mano izquierda por la vista del otro, pero contrario a las veces anteriores, esta oportunidad sí tuvo una reacción por parte del contrario. Fugaku le sostuvo la mano y la bajó hasta posarla en la mesa.
- tengo que conversar contigo de algo importante, en privado, ¿tienes tiempo para salir?- pensando lo bien ya se había hecho tarde y podía pedirle a Temari que cerrara por él, en ese caso no tendría inconvenientes.
-si, pero antes debo dejar encargado el cierre a una de mis ayudantes e ir por mis cosas-
-entonces te espero- cerró los ojos nuevamente, quedando se callado y volviendo a sus ensimismamientos.
-en unos momentos regreso- dijo antes de darse la vuelta y dirigirse a la cocina y encomendarle el cierre del restauran a su amiga, se puso su sudadera color crema encima de su camisa y tomo su mochila en la cual guardaba sus cosas personales como la billetera, un bolígrafo, un cuaderno, su ipod y unas cuantas cosas más que le pudieran ser útiles en el día.
Mientras tanto, en la mesa, el mayor ya había decidido cautamente lo que le correspondía hacer. Talvez al principio hasta para él sería complicado, aunque realmente no correspondía a la situación. Había hecho uno de esos perfectos cálculos, que solía hacer en su trabajo cuando las cuentas poseían muchas variables, primero consideró a Naruto como un "chico rubio de ojos azules y angelicales rasgos, trabajo estable, ideas claras, aniñado"; luego a sus hijos "son mis herederos, perfectos en todo lo que hacen, no son insolentes y están interesados en el kitsune", luego analizó el resultado al que siempre debía llegar en toda decisión que escogiera "la prosperidad para el apellido Uchiha" y tomando los pros y contras, llegó a una conclusión: "así como mi abuelo me escogió una prometida, yo decidiré quien se quedará con Naruto, él es todo lo que yo esperaría de mi futuro yerno... incluso más".
- estoy listo señor Fugaku- al acercarse a la mesa, con una sonrisa el angelical joven avisaba que ya estaba todo arreglado para irse sin complicaciones.
-...vamos a mi auto- esa sonrisa no le permitió contestar en seguida... no debía pensar más, solo cumplir sus planes...era lo mejor.
- claro-
Salieron sin prisa del local, descendieron los peldaños de la entrada y se acercaron al lugar donde el aerodinámico auto los esperaba, por la hora que marcaba el reloj las luces de las calles ya estaban todas encendidas sin embargo se quedaban opacas ante el impresionante astro plateado que estaba en su mayor plenitud esa noche, no existía ni una nube que impidiera la apreciación de tan hermoso espectáculo, ni siquiera la carencia de estrellas desolaba la imagen, la luna llenaba cada espacio de soledad del cielo, esa noche la luna no tenía acompañante, ya que no prescindía de uno.
-es una hermosa noche, ¿no cree usted?-preguntaba el chef mirando el esplendor inigualable que tenía el aspecto de la luna esa noche.
-mm- ese murmullo se podría considerar como una afirmación a la consulta, mas no estaba escuchando lo que el pequeño le comentaba, seguía pensando en su decisión, la cuestionaba, la aceptaba, buscaba otra alternativa, hasta que rememoró unas palabras de su difunto abuelo, Madara Uchiha : "el cabecilla de un conjunto siempre velará por el futuro de lo que le interesa ", con eso sus ideas se acoplaron y organizaron, ya estaba plenamente seguro de su accionar.
Se subió al carro, a si mismo como el kitsune hizo después y el auto se puso en marcha. El viaje fue en silencio, cada uno en su mundo, el más joven miraba a través de la ventanilla las vistosas luces de tiendas y vehículos, observaba a las personas pasar de un lado a otro con sus carteras, bolsos y carpetas, con expresiones de cansancio, felicidad, amargura, seguridad, etc. "Este mundo tiene de todo", pensó. En ese instante sintió el motor apagarse y al conductor sacar las llaves de la rendija que se encontraba cerca del manubrio.
-¿Donde estamos?- estaba intrigado mirando para todas partes, pero reconoció la plaza por donde comúnmente paseaba para llegar a las oficinas de su padre.
-estamos cerca de las oficinas de tu padre- dijo escuetamente, el otro ya había asociado más o menos su ubicación, al bajarse y caminar hacia la vereda pudo discernir con mayor claridad que los departamentos donde se habían estacionado eran los que siempre veía al caminar cuando regresaba de visitar a su progenitor, por fueran poseían un estilo antiguo, clásico y elegante.
- ¿entraremos aquí?- pregunto extrañado.
-si- no dijo más y se encaminó al portón de entrada. Las rejas eran negras y pegadas a las paredes blanquecinas, se podía observar desde afuera la existencia de unas negras escaleras en el fondo, el empresario abrió el portón, avanzaron unos cuantos pasos antes de toparse con estas y las ascendieron hasta el tercer piso, el que constaba de una especie de espacio común pentagonal decorado por unas plantas y pinturas, la iluminación era acogedora por su tono amarillento y las 2 puertas de madera que se hundían en las paredes complementaban con el gran ventanal que estaba en uno de los lados de ese lugar.
-wuoo, este lugar es muy bonito- el rubio miraba con curiosidad todos los cuadros y adornos, posteriormente se acerco al ventanal para apreciar el amplio paisaje que abarcaban los vitrales.
-ven, aquí entraremos- pronuncio enfrente de una de las puertas, sacó de su bolsillo una plateada llave grabada por el dorso con las iniciales M.U. y la giró en la ranura de la puerta para abrirla. Cuando ingresaron, Fugaku encendió el interruptor más cercano que tenía a su alcance, con eso se encendieron las luces del pasillo y la sala de estar. El lugar era amplio y muy ordenado, algo desolado, pero tranquilo, no tenía mayores adornos que los necesarios. Caminaron hacia la sala de estar la cual tenía un sillón grande y otros dos individuales de gamuza blanca, en medio de eso una mesita de vidrio se posaba encima de una alfombra negra. Alrededor, las paredes eran de un tono añil claro completadas con unos cuantos estantes de libros y modernas pinturas, a un costado se encontraba un minibar con copas y tragos para preparar, y al otro extremo había un pasillo a oscuras.
-es una linda casa, ¿desde cuando la tiene?-
- era de mi abuelo, me la entregó como herencia después de su muerte- contesto serio como siempre mientras se dirigía al minibar para servirse en un vaso whisky en las rocas.
-o, lo lamento- se disculpo ocultando su mirada por debajo del flequillo de sus dorados cabellos- al menos sabe que esta en un lugar mejor- comentó con una sonrisa comprensiva en su carita.
-supongo... ¿quieres que te sirva algo de beber...-
-no, gracias, no tomo alcohol- agradeció con gentileza el ofrecimiento, mas lo rechazó- ¿de qué quería hablar me Uchiha-sama?-
-siéntate- ordenó al acercarse a uno de los sillones individuales de allí, se recostó en el y dejó el licor en la transparente mesita.- yo te traje para este lugar por que te quería comentarte sobre... - inexplicablemente se le pasó por la mente dos imágenes, una de ellas en la que Itachi lo besaba en frente de sus ojos y le decía "le enseñaré mi cuarto a mi angelito", y otra en la que su hijo Sasuke paseaba por el jardín tomado de la delicada mano de Naruto, a la vez que este le sonreía... no lo soportó, ya todos sus planes se fueron a la mierda, no importaban, ya había aceptado cual era su real prioridad. Le sostuvo la mirada por unos momentos, antes de tocar sus labios.
-...- naru sintió el tacto entre ambas bocas, mas no actuó, se quedó paralizado un rato antes de empezar a pelear por apartarlo. El empresario no pensaba, la razón ya no gobernaba en su mundo, solo el instinto.
Se fue acercando lentamente hasta donde estaba el otro tomando lo de las muñecas para que no se apartara de su persona, el contrario se seguía removiendo incomodo por la situación, pero los intentos no daban resultado para escaparse, pero sí para exasperar al mayor. Por tanto pausadamente lo recostó en el sillón, ocupando su peso como barrera. Lamentablemente se separaron debido a que el menor necesitaba tomar oxigeno para sus pulmones.
-... suel...teme...- decía intercaladamente por estar sofocado, sin embargo Fugaku no oía nada, solo le interesaba dar a entender el derecho que sentía sobre él. Besaba la comisura de sus labios, recorrió la parte inferior de su mejilla para terminar en el acaramelado cuello del menor. Lo besaba, mordía y degustaba con satisfacción, luego tomo con una de sus manos la cintura del kitsune y la empezó a acariciar, recorriendo la de arriba abajo hasta que la sudadera se corrió desordenándose por encima del ombligo de este, proporcionando espacio de piel para tocar con sus maduras manos.
-no...-suplicó entre tantas caricias-... yo no... lo deseo...- con esto el mayor reaccionó y se separó apresuradamente de Naruto. Lo miró directamente a los ojos, todavía se encontraba sobre él pero con las manos y las rodillas apoyadas en el blanco mueble, la imagen que llegó a sus pupilas fue la más seductora y hermosa que en su vida había mirado en otra persona. "Su" niño, ya lo tachaba como suyo, tenía las ropas revueltas dejando ver pequeñas, pero tentadores, partes de su tez tostada, sus duraznos labios dejando entrar acompasadas bocanadas de aire y esos ojos azules que brillaban de una forma especial, según él, esa noche. "talvez... sí seas un ángel"
- ¿porqué lo hizo?- pregunto un tanto asustado e incomodo por lo que sucedió- usted está casado y además...- no lo dejó terminar ya que lo calló con otro beso, pero esta vez más profundo, lo abrazo por la cintura pegando sus cuerpos y volviendo a recostarse en el ya mullido sillón. Mordió los labios del más joven logrando la accesibilidad a esa preciada guarida para acariciar y saborear sin pudor la lengua de este. Esa esencia a mango que tenía, le encanto y prolongó el beso cuanto más pudo, hasta que se percató de las necesidades del pequeño, volvió a separase para contemplar nuevamente a naru.
- Uchiha-sama debe... haber tomado... mucho alcohol- la inocencia que seguía mostrando hasta esos momentos era impresionante-no siga... por favor- esa suplica le pareció distinta a las anteriores, talvez sea por que en esta había un toque de placer en cada letra, eso quería decir que le estaba empezando a gustar inconcientemente lo que le estaba haciendo. Se levanto y lo cargó por la cintura, puso las piernas del kitsune a los costados de su cadera y sosteniendo lo por la espalda y los muslos lo llevó a una de las habitaciones, todo esto sin dejar de mimarlo y acariciarlo. Caminó hasta el pasillo oscuro y ni se molestó en encender las luces, conocía lo suficientemente bien la casa como para saber por donde caminar, ingresaron a la primera habitación la cual tenía las cortinas abiertas por lo que con la iluminación que entraba de la luna era suficiente para distinguir donde se encontraba la cama, el velador, el ropero y el baño individual. Lo bajó y sentó en la orilla de la cama, mientras él se inclinaba quedando en frente de este, toco con su mano derecha su mejilla mirando los contrastes que producía la luz cristalina del astro en la carita del ojicielo, tenía sus cabellos desordenados y un sonrojo carmín adorable, y el saber que él había realizado todo eso en el pequeño, lo atestaba deplacer. Iba a decir algo, pero fue interrumpido.
-su esposa...- esa palabra no le afectó, pero poniéndose en el lugar del otro, ha de ser incomodo ser por unas horas el amante de alguien al cual ya conoces toda su familia y no quería que eso le sucediera al pequeño. Debía confesar que lo deseaba, lo quería a su lado, no al lado de otro, pero que se controlaría. Lo pensó un poco y encontró la forma perfecta para hacer parecer que nada de lo sucedido era culpa del kitsune, sino de las oportunidades. Pero para eso debía seguir probando la piel y los labios del menor. Lo tomo por los hombros y se puso encima de él, sus manos tocaban todo lo que a su paso estuviera, le quitó la sudadera dejando lo con la pura camisa, que uno a uno los botones fue desabrochando, en tanto con una de sus manos aprisionaba el cuello del otro logrando no perder el contacto de sus labios, luego, cuando notó que ya no se resistía tanto, con sus manos delineó la figura esbelta de naru al mismo tiempo de seguir con sus besos alrededor del cuello y el pecho. Las marcas que iba dejando eran para él un real deleite verlas.
{{Cambio de narrador: Naruto}}
Esto no está bien... quiero salir por la puerta pero estoy muy asustado, mi cuerpo no responde y desgraciadamente ya no quiere irse, debe estar muy tomado el señor Uchiha como para no recordar que tiene una linda esposa que lo ama y que le dio unos hijos, Sasuke, Itachi, no les puedo hacer esto a ellos me tengo que safar de esta, ¿como lo hago, como lo hago?, debo tranquilizarme mmm ¡ya sé! Me está quitando la camisa y me manosea la espalda y mi vientre, no para de tocar con sus labios y lengua mi hombro, esto no puede continuar, todo sea por su familia. 1, 2, 3, ¡¡TUUMM!! Y de un solo golpe en sus partes me lo quito de encima, me bajo de la cama apresuradamente y corro hacia la puerta, pero antes recojo mi camisa, la sudadera ya no importa, es mejor agarrar una pulmonía afuera que convertirme en un "destruye-hogares" como he oído en las teleseries. En la carrera hacia la puerta de entrada me coloco como puedo la prenda y antes de poder abrir la, me sujeta por la espalda aprisionando me con sus brazos, la oportunidad perfecta para salir y no soy lo suficientemente rápido. Ahora sí que estoy en problemas, me acuerdo de las palabras de mi padre sobre Uchiha-sama, "es mejor no contradecir lo en algunas situaciones, es de esas personas que se enojan con facilidad y hay que saber tratarlas, hasta me atrevería a decir que por conseguir lo que quiere es capas de todo" hay mamá, ojala yo no sea una de esas cosas. Ahora sí que estoy muy aterrado, y si se le da por vengarse debido a lo que le hice y me golpea, estoy tiritando, mas él no hace nada solo me tiene sujeto por atrás, hasta que siento que me suelta y me garra por el brazo, me esta llevando de nuevo a la habitación, yo hago amago de no querer regresar así que lo empiezo a empujar para que me suelte. Llegamos a la pieza y de un solo jalón me tira en la cama... que alguien me ayude.
{{Cambio de narrador: Fugaku}}
AAAaagh se sabe defender, eso sí que no me lo esperaba, talvez me lo merezco por propasarme mucho quitándole la parte de arriba de su vestimenta, aunque fue una delicia tocar su perfecta piel. Lo vuelvo a dejar en la cama, esta asustado por lo brusco de mi comportamiento, y que esperaba si me golpeo muy fuerte, y eso ni a él ni a nadie se lo voy a aguantar. Debo continuar con mi plan, pero esta vez no abusaré tanto. Le vuelvo a quitar la camisa, pero sin consideración, logrando arrancar unos botones de esta por lo que su expresión de miedo se agranda, lo trato de relajar devorando sus labios y acariciando su nuca, no me conformo con eso y desciendo por su espalda a su cadera y sigo mi camino hasta llegar a sus muslos cubiertos por la tela del pantalón, se los quitaría pero ya suficiente tiene con estar semidesnudo debajo de mi, además si estuviera sin ellos no me podría controlar como he logrado hacer hasta ahora. No me detengo hasta que siento que es el momento exacto para terminar con esto. De un momento a otro me quedo quieto y el esta atento a mis movimientos mirando me con esos profundos e incomparables ojos azules. Despacio me desplomo a su lado y lo abrazo, simulando que estoy dormido, me sirvió el que él pensara que estaba pasado de copas, así no pensará que fue su culpa. Siento como se quiere ir pero no lo dejo pues mis brazos se aferran a su cintura por lo que se queda quieto, luego de un rato veo que se da por vencido y no hace más que dormirse en mi pecho. Ahora estoy seguro, es un ángel.
En la zona exclusiva de la ciudad, donde las persona con recursos tienen sus mansiones, una mujer de sociedad estaba en su habitación acostada con su bata de seda egipcia encima de su cama de dos plazas, esperando a su marido llegar. Leía un libro para distraerse, su esposo, las veces que no llegaba a dormir eran por que se encontraba de viaje de negocios en otros países o por que debía quedarse en la oficina por el trabajo, cuando eso sucedía siempre avisaba o por lo menos le dejaba un mensaje con las sirvientas.
- de que me preocupo, seguro debe estar bien- se reconfortó a si misma con esa frase. Toc, toc, escucho la puerta tocar.
-adelante- concedió el acceso a su dormitorio. Por la puerta ingresó con una reverencia una de sus empleadas de confianza.
-señora Mikoto, buenas noches, su esposo acaba de telefonear y avisó que esta noche no se presentaría y que llegaría mañana- la joven mucama después de entregar el mensaje se despidió con un "que descanse" y cerro la puerta tras de si, dejando a la señora más tranquila por saber noticias de su cónyuge.
- que descanses mi amor- dijo con la esperanza que su deseo se cumpliera, dejo a un lado su libro y se acomodó las tapas acolchadas para descansar despreocupadamente.
End chapter six