Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Paciente Complicado por yaonita

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola ^^

Ha llegado el momento de que nuestros chicos abran su corazón y se sinceren con la persona a la que aman ^^

Sin más palabras, espero que os guste el capítulo ^^

Un beso

Yaonita

22. Abriendo mi corazón I.

(Rody)

Erick y yo nos quedamos mirando como Laura se iba y nos dejaba solos. Sabía lo que significaba esa miraba de advertencia que me había echado hacía unos momentos, Laura quería que le hablara a Erick de mi pasado, pero yo no sabía si estaba preparado para eso.

Cuando cerró la puerta y nos quedamos completamente a solas, me giré para mirar a Erick. Había venido él para solucionar las cosas, no había esperado a que fuera yo el que diera el primer paso, sin duda eso era un avance que me había sorprendido.

- Creo que tenemos que hablar – Me decidí al fin, me acerqué a él poco a poco – ¿Quieres que te ayude a ponerte cómodo?

- Creo que tenemos para rato, así que mejor si – Aceptó. Yo me agaché para estar a su altura y le cogí en brazos para levantarle de la silla de ruedas y acomodarle en el sofá, tenerlo entre mis brazos hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.

- Antes de empezar a hablar te traeré algo de beber – El asintió sin decir palabra alguna, yo fui hasta la cocina para coger un par de vasos y un par de refrescos. Aproveché el tiempo que tardé en prepararlo todo para acomodar mis pensamientos y decidir que tenía que decirle, y como tenía que decírselo. No era fácil para mí, era algo de lo que me avergonzaba y que muy pocas personas sabían.

- Antes que nada quiero pedirte disculpas por lo de esta mañana – Erick no me dio ni tiempo de sentarme a su lado cuando ya empezó a hablar – No quiero que pienses que desprestigio tu trabajo, sé lo importante que es para ti y sé que ayudas a mucha gente. Yo me siento muy orgulloso de ti.

- ¿Y porque no me dejas que te ayude? – No quise sonar borde, ni empezar a acusarle, pero necesitaba saberlo.

- No es que no quiera que me ayudes, es que me siento mal por no conseguir avanzar, no quiero que pienses que soy un inútil o que te sientas culpable por no conseguir nada conmigo – Habló atropelladamente, como si tuviera muchas cosas que decir y las quisiera decir todas al mismo tiempo.

- Pero Erick, no todos avanzan de la misma manera, unos van más lentos que otros eso es normal – Intenté animarle – Yo lo único que quiero, con lo que me conformo, es con ver que lo intentas, que te esfuerzas al máximo para conseguirlo, pero no es así.

- Sí que lo hago Rody, muestra de ello es el dolor con el que llego a casa todos los días – Erick estaba a punto de llorar, y si él lloraba a mí se me rompería el alma.

- Erick no llores – Había comenzado a llorar, yo no pude evitar abrazarlo y acunarlo entre mis brazos para intentar que se calmara – Desgraciadamente sí que sé lo que sientes… hay algo que debería haberte contado hace tiempo, pero que por vergüenza o por equis motivos no lo he hecho.

- Laura me dijo que me escondías algo de tu pasado – Se separó de mí y me miro con los ojos brillantes por las lagrimas derramadas.

- Ella lleva tiempo diciéndome que debería contártelo, pero yo siempre ponía pegas – Sonreí con dulzura – Pero ha llegado el momento, espérame un momento – Me levanté y fui hasta mi habitación, allí cogí la caja donde guardaba muchos de mis secretos y la llevé hasta el salón.

- ¿Qué es? – Preguntó Erick con curiosidad.

- En esta caja hay muchos recuerdos que hoy quiero compartir contigo – Me senté a su lado y abrí la caja, busqué lo que quería enseñarle y una vez encontrado se lo di – ¿Qué ves en esta fotografía?

- Son dos chicos, tendrán unos quince años, parecen amigos – Comentó mientras veía la fotografía.

- ¿Qué me podrías decir de ellos? – Quise que continuara.

- Uno de ellos es muy guapo, el otro, quizás tiene unos kilos de más y no es muy guapo que digamos, aunque parece simpático – Sonreí al escuchar su opinión – Aunque al pobre esas gafas de culo de botella y esa cara llena de granos no le ayudan mucho.

- Te estás conteniendo demasiado – Comencé a reírme – Está gordo y es feo, no hay más que decir.

- Tampoco hay que ser tan cruel – Me recriminó.

- Pues a la mayoría de las personas no les importa ser crueles Erick, me sorprende y me agrada saber que tú no hubieras sido cruel con él – Le miré emocionado – Ese chico lo pasó muy mal por culpa de su aspecto, incluso se le pasó por la cabeza quitarse la vida, porque no solo era feo y gordo sino que además, por si fuera poco, estaba descubriendo que también le gustaban los chicos. No se veía en un futuro muy brillante.

- ¿Y quién era? – Preguntó con curiosidad. Sin duda había cambiado mucho, era normal que no se diera cuenta de quién era.

- ¿No te suena de nada? – Intenté que se diera cuenta por sí mismo.

- Quizás sus ojos… son iguales que los tuyos ¿Es un familiar? – Me miró extrañado.

- Soy yo – Confesé al fin.

- ¡¿Qué!? – Erick me miró incrédulo – Es imposible que ese chico seas tú, no os parecéis en nada.

- Pues te aseguró que soy yo – Le enseñé algunas fotos más para que pudiera reconocerme – Yo cuando era niño era bastante obeso, en esta puedes ver que para colmo también llevaba aparatos en los dientes.

- Has cambiado muchísimo – Murmuró sorprendido mientras miraba las fotografías.

- Pasaron cosas que me hicieron cambiar – Reconocí apenado – Y supongo que también me ayudó el estirón.

- ¿Qué pasó? – Me miró fijamente – ¿Se metían mucho contigo?

- Si, se metían mucho conmigo, pero eso no fue lo que me hizo cambiar – Aseguré – Yo estaba acostumbrado a que se metieran conmigo así que tampoco me importaba tanto, además tenía a mis amigos y ellos me apoyaban.

- ¿Amigos como el de la foto? – Volvió a coger la primera foto.

- Si, él era mi mejor amigo, pero pasó algo…

- ¿Qué pasó? – Me animó a continuar.

- Yo empecé a darme cuenta de que además de las chicas también me gustaban los chicos más o menos a esa edad, bueno en realidad supongo que siempre lo supe pero a esa edad fue más evidente – Sonreí – Mi cuerpo ya no podía esconderlo.

- Te entiendo – Sonrió conmigo.

- Empecé a sentirme atraído por Joshua – Señalé la foto para que supiera que me refería a mi mejor amigo –Como puedes ver era un chico muy guapo, era normal que me sintiera atraído por él. Si a eso le sumamos el tiempo que pasábamos juntos y lo amable que era conmigo, acabé enamorándome.

- Eso suena muy cliché – Comenzó a reírse.

- ¿Lo es verdad? – Me reí yo también – Me enamoré como un tonto, pensaba a todas horas en él, soñaba con él, me imaginaba abrazadito a él, todo muy de cuento.

- Pero la realidad no siempre es tan bonita ¿Verdad? – Me sonrió con ternura seguramente imaginando lo que había pasado.

- No – Confirmé – Un día ya no podía más, decidí confesarle mis sentimientos, así al menos sabría si tenía alguna posibilidad con él o no. Me armé de valor y en una ocasión en que estábamos ambos a solas en mi habitación jugando a videojuegos, le confesé primero que era bisexual y después que me gustaba él. Le dejé claro que eso no iba a cambiar nuestra amistad, que si a él no le gustaban los chicos yo lo entendía y que podíamos seguir siendo amigos. Joshua estuvo muy callado mientras yo le abría mi corazón, como si lo que le estaba contando no le importara lo más mínimo.

- ¿Pero reaccionó? – Preguntó ansioso.

- Si – Confesé y me estremecí al recordar cómo reaccionó – Después de un rato de silencio al fin reaccionó, pero de la peor manera posible. Empezó a insultarme, a llamarme maricón, a decir que me había estado aprovechando de nuestra amistad. Incluso llegó a escupirme y decirme que le daba asco.

- ¡Qué hijo de puta! – Exclamó Erick.

- Yo me sentía completamente destrozado, intentaba hablar con él, explicarle mejor las cosas, pero él no paraba de gritar e insultarme, salió de mi habitación y se fue de mi casa diciendo que no quería volver a saber nada de mí – Como dolía volver a recordar aquél momento.

- Debió ser muy duro – Erick se acercó a mí, puso su mano sobre mi brazo y empezó a acariciármelo para tranquilizarme.

- Lo fue – Reconocí – Yo no me esperaba para nada que reaccionara así, sabía que había la posibilidad de que no se lo tomara muy bien, pero jamás pensé que llegara a tanto – Aún hoy en día no podía creerme lo que había pasado – Semanas después él seguía sin hablarme, yo, tonto de mí, le echaba de menos, había sido mi mejor amigo, y de alguna manera intentaba disculpar su comportamiento. Íbamos a estudiar a la misma escuela y cuando me veía siempre me evitaba, pero un día decidí aclarar las cosas, si nuestra amistad se había acabado al menos quería dejar las cosas claras.

- ¿Te enfrentaste a él? – Erick estaba preocupado.

- Si – Aseguré – Un día lo vi en la escuela, estaba solo así que decidí acerarme para hablar con él, siempre me ha gustado intentar solucionar las cosas hablando. Pero Joshua no estaba por la labor, empezó a insultarme de nuevo y lo que es peor me golpeó consiguiendo que cayera al suelo por el golpe.

- ¡No me lo puedo creer! ¿Te pegó? – Exclamó completamente exaltado Erick.

- Me pilló tan de sorpresa que no pude evitar el golpe, estábamos en un lugar apartado así que nadie nos veía – Mis ojos se aguaron y a duras penas pude evitar llorar – Mientras yo estaba en el suelo, Joshua se acercó a mí, puso una de sus piernas sobre mí para que no me levantara y me dijo cosas muy duras. “No quiero que vuelvas a acercarte a mí maricón”. “Toda la vida me arrepentiré de haberte conocido”. “Me das asco y me siento sucio por haberte tocado”. “No mereces vivir, si por mi fuera estarías muerto”. “Aunque fuera gay jamás me fijaría en un chico tan feo como tú. “¿Te has mirado? ¿Quien se finaría en un desperdicio clínico como tú?” – Las frases intenté decirlas con el mismo asco y el mismo desprecio que me las decía él, aunque era difícil mostrar todo el odio que sentía por mí.

- ¡Dios Rody! – Erick me abrazó – Ese chico era un hijo de puta.

- Lo peor de todo, fue que mientras me decía esas frases yo seguía en el suelo y él no dejaba de golpearme – Ya no pude evitar las lágrimas, y Erick me abrazaba cada vez más fuerte para consolarme – No me defendí Erick, llegué a pensar que me lo merecía y no me defendí – Sollocé.

- Pero ¿Cómo ibas a merecerte algo así? – Expresó fastidiado – Nadie se merece algo así Rody y menos tú.

- Erick, Joshua había sido mi mejor amigo, le amaba, fui incapaz de defenderme – Confesé – Yo no entendía porque me estaba haciendo eso, pero no quería hacerle daño a él.

- Siempre tan bueno – Resopló – Te rompen el corazón, te hacen daño físico y sigues pensando que la otra personas es una buena persona. Rody ¿No entiendes que no todos son buenos?

- Lo sé Erick, pero me costaba aceptar que Joshua, el que había sido mi mejor amigo fuera capaz de hacer algo así – Sollocé de nuevo.

- Tranquilo, te entiendo – Empezó a balancearme entre sus brazos para tranquilizarme, era increíble que con un cuerpo tan pequeño fuera capaz de darme tanta paz y tranquilidad, me sentía seguro entre sus brazos.

- Siguió dándome patadas y golpes hasta que unos chicos nos vieron y se acercaron, y ¿Sabes que les dijo? – Le pregunté separando mi cara de su cuerpo para mirarle con los ojos llorosos y ver que él también estaba llorando.

- ¿Qué? – Preguntó limpiándose sus propias lágrimas.

- Les dijo “No os acerquéis a él, es maricón y seguramente tiene SIDA” – Temblé al recordar el momento.

- ¡Cabrón! – Gritó desesperado. Su cuerpo también temblaba seguramente por no poder hacer nada.

- Los chicos se fueron con él y me dejaron tirado en el suelo como a un perro – Seguí – Luego me enteré de que uno de ellos había avisado a un profesor y más tarde vinieron a buscarme. Yo estaba tirado en el suelo casi inconsciente, apenas me enteraba de lo que estaba pasando a mí alrededor.

- ¿Te tuvieron que llevar al hospital? – Erick acarició mi cara y limpió ahora mis lágrimas.

- Si – Me separé un momento de Erick para volver a coger la caja y buscar la foto que quería enseñarle – Tuvieron que llevarme de urgencias al hospital, tenía golpes y magulladuras por todo el cuerpo, la cara hinchada, los ojos morados, un desastre, pero lo peor de todo fue esto – Le enseñé la fotografía.

- No puede ser – Susurró sorprendido – ¿Tú?

- Quedé en silla de ruedas Erick – Le confesé – Una de las patadas de Joshua me dio en la columna, hubo una inflamación que produjo un pinzamiento, no pude andar durante unos meses.

- No tenía ni idea – Murmuró sin dejar de ver la fotografía.

- No tuve que operarme como tú, simplemente medicarme hasta que la hinchazón bajara, pero tarde bastante en recuperarme y tuve que hacer rehabilitación como tú – Le miré para ver su reacción, él simplemente estaba paralizado viendo la fotografía – Fue durante la rehabilitación que me di cuenta de que quería dedicarme a ello.

- Y yo diciéndote que no tenías ni idea de lo que dolía – Seguía murmurando – Tenías que habérmelo dicho antes.

- No quería que pensaras que lo hacía para presionarte a seguir con la rehabilitación – Confesé – Si te lo cuento ahora es porque quiero que lo sepas todo de mí. La verdad es que no quería, pero Laura insistía en que te lo contara, no es algo de lo que me guste hablar.

- Pero si conseguiste recuperarte estupendamente, es algo de lo que deberías presumir – Murmuró de nuevo casi sin mirarme.

- Estoy orgulloso de mi recuperación, de haberme esforzado al cien por cien para conseguirlo – Comenté – Pero me avergüenzo de todo lo que pasó, de haber permitido que un chico me insultara y me tratara como a un perro sin hacer nada por evitarlo, por el simple hecho de estar enamorado de él. Fui un estúpido Erick, tendría que haberme defendido.

- ¿Sabes por qué no lo hiciste? – Negué con la cabeza – Porque tú cuando amas a alguien lo haces de verdad, y aunque el chico resultó ser un cabrón, tú estabas enamorado de él. No podías hacerle daño, mejor dicho, no querías hacerle daño. Eso te hace especial Rody, y hace que me dé cuenta de que nunca jamás me harías daño a mí por muy estúpido que fuera.

- Antes me mato a mí mismo que hacerte daño – Aseguré con firmeza.

- Lo sé – Me sonrió – Y me haces sentir especial por ello.

- Eres especial para mí – Le acerqué rodeándole de la cintura y le besé – Siento no habértelo contado antes.

- No importa – Le quitó importancia – Yo siento haber sido un niño malcriado en lo que se refiere a la rehabilitación.

- Me gusta que seas mi niño malcriado – Le sonreí ahora yo.

- No digas eso o voy a seguir siendo un malcriado contigo – Se rió – ¿Después que pasó? – Preguntó poniéndose serio.

- Fue muy duro – Recordé – Tuve que explicarles a mis padres que era bisexual, todo el mundo se enteró, para ellos era gay y además iba en silla de ruedas.

- ¿No dejaste de ir al colegio? – Preguntó sorprendido.

- No podía permitírmelo – Aseguré – Mis padres no podían pagarme un profesor particular, y yo no podía dejar pasar un año, así que continué yendo al colegio a pesar de la silla de ruedas.

- ¿Y cuando hiciste el cambio? – Erick se veía muy interesado en mi pasado y eso me alegró.

- Durante la rehabilitación perdí mucho peso – Me sentía tan miserable que casi no comía, pero eso no iba a decírselo a él – Y cuándo ya estaba recuperado, me prometí a mi mismo que nunca más se metería nadie conmigo por mi físico, así que empecé a ir al gimnasio. Eso, unido al normal estirón, a que dejé de llevar aparatos en los dientes y una operación de vista en cuanto cumplí los dieciocho, consiguió obrar el milagro.

- Y vaya si estás guapo ahora – Me sonrió.

- ¿No piensas que tienes un novio muy tonto por dejarse pegar? – Le pregunté apenado.

- Estoy muy orgulloso del novio que tengo – Me rodeó el cuello con sus brazos – Ahora que ya sé más de tú pasado… quiero que me lleves a tu habitación, me hagas el amor y luego me toca a mí sincerarme contigo.

- Eso está hecho – Le levanté del sofá colgado de mi cuello como estaba y caminé hacia mi habitación – Pero luego debes contármelo todo Erick, quiero saber porque te bloqueas a ti mismo, porque boicoteas tu recuperación.

- Todo a su debido tiempo – Susurró a mi oído – Tampoco es algo fácil para mí.

- ¿Uno, o varios, maravillosos orgasmos te darán la fuerza suficiente? – Bromeé.

- Si eres tú quien me los provoca, sin ninguna duda – Y me mordió en el cuello provocándome un escalofrío por todo el cuerpo.

Llegué a la habitación y con mucho cuidado le dejé en la cama, me quedé mirándole fijamente, era tan hermoso a mis ojos, que me sentía muy afortunado de poder tener a tal belleza entre mis brazos.

- Sabes, ahora que estoy aquí contigo, pienso que todo lo que pasó valió la pena – Me subí a la cama y empecé a desnudarle con cuidado, aprovechando para acariciar cada parte de su cuerpo al tiempo que le quitaba las prendas de innecesaria y molesta ropa – Porque de no haberme pasado todo aquello, quizás no habría acabado siendo fisioterapeuta y quizás nunca te hubiera conocido.

- Rody –Gimió al sentir el ligero mordisco que dejé en uno de sus pezones.

- Eres tan hermoso que con solo mirarte ya me siento en el cielo – Susurré a su oído justo antes de dejar otro mordisco en su cuello.

- Te quiero desnudo ahora – Ordenó entre gemidos.

- Lo que ordene mi niño – Bromeé.

Empecé a desnudarme con la ayuda de las deseosas manos de Erick e intentando no dejar de besarle, necesitaba sentirle, saborear y acariciar sus labios desesperadamente. Nunca había necesitado de la misma manera a nadie en mi vida.

Con movimientos torpes y acelerados, acabamos ambos completamente desnudos, nuestros cuerpos se rozaban, mis manos acariciaban su piel, mis labios no dejaban de saborear los suyos, y la habitación se llenaba de gemidos y jadeos incontrolados.

Dejándome completamente sorprendido, Erick me empujó y me hizo rodar en la cama para quedar yo boca arriba y el sobre mí.

- He ganado la suficiente fuerza como para tumbarte – Susurró entre sonrisas.

- Miedo me da lo que puedas hacerme cuando estés completamente recuperado – Bromeé.

- Te voy a demostrar lo que puedo hacerte ahora mismo – Me besó de nuevo, metiendo su lengua en busca de la mía, en un beso apasionado, necesitado y muy erótico.

Rompió el beso mordiéndome el labio, estirándolo al máximo de sus posibilidades, se rió por mi ligero gesto de dolor, luego comenzó a descender por mi cuello, dejando pequeños mordiscos en mi piel. A mi niño le gustaba marcarme.

Siguió bajando hasta llegar a mis pezones y no dudó ni un segundo, en morder también uno de ellos, provocándome un repentino respingo.

- Ahhhh… Erick – Gimoteé.

- ¿Te gusta? – Me preguntó mirándome con una sonrisa picara.

- Todo lo que tú me puedas hacer me gustara – Susurré con pasión.

- Pues esto también te gustara – Siguió bajando por mi pecho, mis abdominales, mi vientre, dejando una delgada línea de saliva con su lengua a su camino, se detuvo en mi ombligo, el cual saboreó y mordisqueó juguetonamente – Me gusta tu ombligo.

- A mí me gustas todo tú – No podía decir nada más, en mi mente solo estaba él, me gustaba todo de él.

- ¿Te gusta mi boca? – Bajó un poco más y, sin pensárselo un segundo, cogió mi polla y se la metió en la boca para empezar a chuparla y succionarla provocándome corrientes de placer difícilmente controlables. Mi polla ya estaba bastante despierta, lo único que estaba consiguiendo Erick era llevarme a la locura y a mi límite de aguante.

- Dios… Erick… ahhh – Que bien lo hacía, y que bien me hacía sentir.

Estaba bastante sorprendido de lo mucho que se estaba moviendo Erick, seguramente le estaba costando horrores moverse por mi cuerpo pero no lo demostraba, sin duda estaba haciendo un esfuerzo por mí y eso me alegraba.

Si no empezaba rápido la acción iba a acabar corriéndome antes de tiempo, así que dejé de enredar mis dedos en el pelo de Erick acompañando el movimiento de su cabeza y llevé mi mano al alcance de su boca.

- Lámelos – Le pedí casi susurrando y moviendo mis dedos para que se diera cuenta de a que me refería.

- Qué impaciente estás – Sonrió – ¿Significa eso que me tienes ganas? – Que juguetón era y como sabía cómo volverme loco.

- Creo que mi polla y mis jadeos hablan por mí – Erick chupó mis dedos aprovechando también para mordisquearlos – Hoy estás juguetón, te ha entrado complejo de vampiro.

- Quiero marcarte para que todo el mundo sepa que eres mío – Sonrió pasando su lengua por mis dedos mientras me miraba seductoramente.

- No hace falta que me marqués, todo el mundo ya sabe que soy tuyo – Le hice subir de nuevo por mi cuerpo, le cogí por las mejillas para que me mirara – Fui tuyo desde el primer día en que te vi, desde entonces no he tenido ojos para nadie más – Le besé desesperadamente, mostrándole, o más bien intentando mostrarle, todo lo que sentía – Te amo mi niño y ahora mismo te deseo con locura.

- Eres mío y yo soy tuyo – Volvió a unir sus labios a los míos, momento que aproveché para bajar mi mano acariciando su espalda, llegar a su redondito y bien formado traserito, acariciar con mis dedos su agujero y poco a poco introducir uno de mis dedos – Rody… ahhh.

- Erick, no dejes de besarme – Supliqué – Haz que me quede sin respiración.

Seguí preparándole al tiempo que nos besábamos con desesperación y pasión, yo estaba al límite de mi aguante, si no empezaba rápido con la acción, el orgasmo llegaría incontrolablemente antes de tiempo.

Cuando pensé que Erick ya estaba lo suficientemente preparado, alargué los brazos como pude para abrir el cajón de mi mesita y sacar un preservativo de ella, pero Erick me detuvo antes de poder sacar nada.

- ¿Confías en mí Rody? – Susurró mirándome fijamente, con mucho amor.

- Siempre mi niño –Susurré con seguridad y aplomo, conocedor de que sería capaz de confiarle mi propia vida a Erick.

- Pues yo te confiaría mi vida – Me estremecí pensando que había leído mi mente – No hacen falta barreras entre mi piel y la tuya.

- ¿Estás seguro? – Aparté el brazo del cajón y le abracé contra mi cuerpo.

- Completamente seguro – Aseguró – ¿Y tú?

- Ahora verás lo seguro que estoy – Le acomodé sobre mi cuerpo, le alcé un poco las caderas y poco a poco, con algo de su ayuda, me fui adentrando en él lentamente pero sin pausa. Ya en su interior, me quedé quieto para permitirle a mi niño que se acostumbrara a tenerme dentro.

Podía sentir su pecho sobre el mío, subiendo y bajando por lo forzado de su respiración, su boca entreabierta, su aliento sobre mi cara, sus ojos sin mirar a ningún sitio concreto, todo su cuerpo estaba intentando acomodarse a mi intromisión. No pude aguantar mucho más esa deliciosa visión, le besé llamando su atención, consiguiendo que se concentrara en mis besos en lugar de en el dolor.

Cuando pude notarlo más relajado, y sin dejar de besarle, comencé a moverme en su interior, delicioso interior que me engullía y me hacía desear quedarme ahí para siempre.

La habitación, una vez más, se llenó de gemidos y jadeos amortiguados por los besos, también se escuchaba el roce de nuestros cuerpos. La cadencia de nuestros movimientos iba aumentando a medida que el placer se apoderaba de nuestro cuerpo, el deseo no se acababa sino todo lo contrarío, aumentaba a medida que nos amábamos.

- Erick… eres increíble – Susurré sobre sus labios.

- Te amo – Mordisqueó mis labios – Rody… ahhh… no pares.

Y no paré, cada vez me enterraba más en su interior, cada vez le sentía más mío. Era la primera vez en mi vida que hacía el amor con alguien sin condón, siempre había sido muy precavido, y sentir piel con piel era algo delicioso y delirante.

- Ahhh… Erick… no puedo… aguantar más – Desgraciadamente el cuerpo tiene un límite de placer, y yo hacía rato que lo había sobrepasado, aún no sabía cómo había conseguido aguantar tanto.

- Juntos Rody… ahhh… juntos – Pidió con la voz entrecortada – Córrete en mi interior, quiero sentirte.

- Juntos mi niño – Llevé la mano como pude hasta la polla de Erick y comencé a masturbarle con firmeza, aunque me sorprendió descubrir en él una gran erección sin siquiera haberle tocado – Ahora… mi niño… ahora… ahhhh.

- Rody… ahhh… si – Y nos corrimos a la vez, dejando que el delicioso orgasmo se apoderada de nuestro cuerpo y nos dejara en el limbo.

Erick se dejó caer sobre mi pecho completamente agotado, yo le rodeé la espalda con mis brazos y lo abracé apretándolo contra mí, juntos intentamos recuperar la respiración, acoplar nuestros corazones a un mismo ritmo.

Ahora no importaba nada más que nosotros, nuestros cuerpos recuperándose de una intensa sesión de amor.

Le había contado aquello que más me avergonzaba de mi pasado, aquello que muy pocas personas sabían de mí, y me sentía completamente liberado.

Sabía que ahora era el turno de Erick de abrir su corazón y contarme sus secretos, pero ya habría tiempo de eso, ahora teníamos que disfrutar el uno del otro.

Le susurré un último “te amo”, besé su cuello que estaba a mi alcance, lo apreté más contra mi pecho porque no quería que se moviera de ahí, y caí en un profundo y pacifico sueño. Un sueño, de aquél que sabe que está en el sitio correcto y con la persona correcta.

***
Notas finales:

¡¡¡SORPRESA!!!

Ya conocemos el pasado de Rody, él también pasó por una silla de ruedas :(

¿Alguien se lo esperaba?

Y ese tal Joshua ¬¬ ¿Cómo puede haber alguien capaz de hacer tanto daño a alguien tan adorable como Rody?

Seguro que más de uno lo odiara ¬¬

Ahora solo falta conocer los secretos de Erick ^^

Como siempre agradecer sus estupendos reviews a PelucheTaiwan, Pepi, Ari y ItouMiyu ^^

Un beso

Yaonita


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).