Me desperté, tirando la alarma al suelo, pero despertar a tiempo es lo que cuenta. Eran las seis de la mañana. Se preguntaran por que despierto a esta hora.
Es por que tengo que ayudar a mi madre un rato, los padres que trabajan a primera hora del día tienen que dejar a sus pequeños a las siete en punto. Me duche, y seguido me vestí con una simple camisa gris y unos pantalones de jean. Me peine un poco y cubrí mi cabello con una gorra negra.
Luego salí del cuarto, y lo primero que veo es a mi madre poniendo unos trastos en la mesa. Tiene unas ojeras enormes, y todo por mi culpa.
—Madrugaste. —Es lo primero que me dice, en el tono gentil de siempre pero cansado. Eleve un poco las comisuras de mis labios, para formar una sonrisa simple. Me senté en la mesa.
—Te dije que te ayudaría con los niños.
—¿Hoy tienes medico, verdad? —Siguió con la misma pregunta de ayer, pero se fue buscar las demás cosas del desayuno. Me quede pensando un rato, ¿Qué es lo que pasara con ella si a mi me consume esta enfermedad? Digo, ¿Sera peor de cuando mi padre murió?
Tampoco no puedo evitar pensar en Matteo, lamentablemente estoy enamorado de el. Sí, lamentablemente es lo que dije. Siempre creí que nuestra relación solo era una mentira, que solo lo hacia para quitarse de la mente a ese chico tan violento que nos cruzamos varias veces.
—Hijo. Entonces, ¿Con quién iras? —Mi madre me alejo de mis pensamientos. Y dirigí mis ojos hacia ella.
—Con mi novio. —¿Acaso siempre se le olvida la existencia de Matteo o que? Le dije que ira con el como cuatro veces.
—Hijo. Ya sabes que es lo que opino, ese chico… no me cae bien.
—Sí, lo se perfectamente. Ya lo has manifestado. —Me levante deprisa, tome las llaves del auto y me dirigí a la puerta —Lo siento. Como pensaba no puedo quedarme. Tengo que comprar algunas cosas.
Ella no me volvío a dirigir la palabra como era de esperarse. Cuando entre al auto apoyé mi cabeza al volante, estos dolores de cabeza me tienen arto, no puedo creer la aptitud que esta teniendo mi madre respecto a Matteo, ella siempre me acepto siendo gay o no.
Lo sea, ya no me importa. Saque mi celular de mi bolsillo y que me había hablado Diego: ¿Qué es lo que ha estado pasándote? Cuándo fuiste a ver a Matty te veías mal, pasaste cuatro horas encerrado con el. Y estoy seguro que no hicieron “eso”.
Yo le conteste: Se que soy un mal amigo, lo sé. ¿Dónde estas?
Diego: En mi casa. No pude dormir en toda la noche, creo que la he cagado de nuevo.
Yo: ¿Ahora que hiciste?
Diego: Le propuse a Benito que si podíamos hacer un trio con alguien más.
Yo: Si estas pensando en mi chico te juro que te castro, no lo volverás tocar.
Diego: Que pesado. No estoy hablando de el, idiota.
Yo: Es hecho que Ben se enojo ¿verdad? ¿Fue ayer?
Diego: Nooooo -Puso una carita en pánico total, pfffff- se lo propuse hace mas de una semana!!!!!. Desde entonces no me habla si no es estrictamente necesario y ya no me mira a los ojos. ¡¿Qué mierda voy hacer?!
Yo: ¿Por que no te pones un traje sirvienta y le bailas? Ambos son unos promiscuos, podría funcionar.
Diego: No seria una buena…… Espera un momento, ¡¡No tengo de sirvienta!! ¡¿Qué hago?!
Yo: Chao.
Bloquee el celular todavía riéndome.
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