No propongas algo a un indeciso ángel
La alarma. Ese sonido molesto y persistente que te hace levantarte de malas pulgas por las mañanas y que todos atribuyen a que es por tu, ya asumido, mal humar matinal, siendo que el único culpable de esa actitud es la bendita alarma del despertador, o de tu celular. La escuchaba lejana, pero nítida, no tenía ganas de levantarse a apagarla, ya que después de un rato por si sola lo haría. El cansancio que lo atestaba no le permitía siquiera el removerse de la mullida cama que lo acogía, en especial, del fuerte brazo que por encima lo rodeaba.
Como pudo y sin abrir los ojos se desperezó, con el dorso de la mano se frotó su ojo derecho y con la otra mano palpo la cama en busca de algo que lo abrigara, pero no encontró nada, entonces ¿por qué no sintió frío por la noche? Extrañado por la interrogante se giró en su eje para quedar boca arriba hacia el techo. Abrió los ojos, pero la luz lo encandilaba, parpadeo varias veces antes de acostumbrarse a la luminosidad de la habitación, seguramente las cortinas estaban abiertas, dejando pasar los tibios rayos de sol. Apenas los abrió calló en cuenta de que ese no era su cuarto, las paredes de un tono añil claro, la cama con un cobertor color crema y...
-ya despertaste- el que lo tenía rodeado por un brazo le estaba hablando y mirando fijamente...definitivamente ahí no debería estar durmiendo.
-...- no decía nada, sus ojos como plato demostraban su estupefacción por lo que sucedía, rememoró todos y cada uno de los "lapsos" provocados por la supuesta borrachera del mayor y por último el protector y posesivo abrazo del cual no pudo salir, por lo que se quedó dormido esperando una oportunidad para irse.-ee... si- bajó la mirada triste, se sentía mal, culpable. Fugaku no quería que el pequeño se sintiera mal, ya que el no tenía ninguna clase de culpa, él debería estarse sintiendo mal por haberle puesto los cuernos a su esposa, haber traicionado la confianza de un buen socio y haberse sobrepasado con su hijo y en especial por haber estado a punto de hacerle daño a naru. Pero si el no se sentía mal ¿por qué el menor lo haría? A si, se le había olvidado, el sí tiene una amplia gama de sentimientos, a diferencia de él.
-no fue tu culpa- dijo soltándolo por la cintura e incorporando se en la cama hasta quedar sentado en la orilla de ella- si te sirve de algo... lo siento- a pesar de que no lo sentía de verdad y que las veces que se disculpaba podrían ser contadas hasta con una sola mano, lo hizo.
- en parte fue mi culpa... debí... debí golpearlo más fuerte- ¿¡puede golpear más fuerte!? Ese niño era una caja de sorpresas, con la fuerza que lo golpeo por poco lo deja inconciente por el dolor, menos mal que reaccionó rápido para no perderlo y que se fuera del edificio.
-hm... será mejor que te alistes, te iré a dejar a tu trabajo - y sin darle la cara se levantó en dirección a la puerta del baño privado que tenía la pieza. Caminó unos cuantos posos e ingresó, al poco rato se escuchó como la regadera dejaba salir los finos pero potentes hilos de agua. El Uzumaki aún se encontraba en la cama con una sensación de enojo consigo mismo, porque por un instante se dejó llevar por el momento, que bueno que no llegó a mayores sino habría despertado muy arrepentido y desnudo junto a un hombre casado. Él no era de esos. Se bajó de la cama y tomo su camisa del suelo, la revisó y se dio cuenta que le faltaba unos cuantos botones, no podía ponérsela, a menos que encima se pusiera su sudadera, bueno luego se ocuparía de eso, por mientras prepararía el desayuno. Buscó en él closet algo para usar en el ínter tanto que solucionaba lo de su camisa y encontró una bata azul oscuro, se la colocó y amarró con la correa de tela que tenía, posteriormente se quitó los pantalones, ya que estaban arrugados por dormir con ellos, tenía planeado plancharlos antes de irse.
-¿dónde estará la cocina?- se preguntaba bajito al salir de la habitación. Escudriñó curioso toda la casa. Se dirigió al comedor para ver por sus cosas, en especial por su celular que estaba sonando anteriormente, encontró el móvil en su mochila, la cual estaba posada a un costado del amplio sofá, se sentó momentáneamente en este y apretó el botoncito para activar la pantalla... tenía 46 llamadas perdidas... todas de su padre.
- ¿por qué a mi?- se lamentaba el pobre, y ahora qué le diría cuando llegara a casa "seguro te estarás preguntando donde pasé la noche, pues no te preocupes tu socio me cuidó muy bien, incluso se propasó conmigo para que ningún otro lo hiciera", no mejor "papá...no sabes nada, los extraterrestres existen" muy bien sabía de antemano que la segunda no resultaría y la primera ocasionaría la tercera guerra mundial, con lo sobre protector que era, bueno después se preocuparía de eso.
Volvió sobre sus pasos directo al pasillo, en el fondo del corredor había una puerta semiabierta, que pudo reconocer como la cocina, no sabía por qué pero la forma en la cual estaba arreglada le llamó la atención, observó cada detalle y los productos en los estantes. Era como resiente, en lo que permite la palabra. Las paredes color durazno claro, un refrigerador amplio de dos puertas, un horno de la mejor tecnología, diversos ingredientes y ninguno caducado. En su interior esperaba encontrar un desastre de cocina, ya que el departamento poseía un ambiente de ser exclusivo para trabajar y teniendo en cuenta que su familia no visitaba ese lugar, lo más probable era que almorzara, desayunara y cenara preferiblemente en su hogar con su esposa e hijos, no ahí.
-bueno, a trabajar- decidió no seguir tomándole atención al tema, ya que pretendía servir un rico desayuno para empezar la mañana. Unos omelet con jamón estarían bien más café, jugo y tostadas. Primero buscó los ingredientes, por suerte estaba todo lo que necesitaba, no tendría que ir a comprar, igual no estaba en condiciones de hacerlo. Una vez Temari le "recomendó" el no salir usando pantalones cortos por sobre la rodilla, afín no tenía debido a que nunca le llamo la atención esa clase de prendas. Rememoró las palabras exactas que uso para explicárselo "en esta cuidad los pervertidos abundan, así que si vas a salir solito no ocupes esos pantalones que los depravados te van a llover" lo seguía tomando como un chiste de su amiga y cada vez que lo recordaba sonreía aniñadamente "eso no es verdad, tema-chan es muy desconfiada a veces" se decía mentalmente muy convencido.
Sólo quedaba arreglar la mesa que se encontraba en el centro de la habitación, ya casi tenía todo listo. Tomo el hervidor y estaba a punto de verter su contenido en las tazas, pero los pasos de alguien ingresando hicieron que levantara la vista y la dirigiera al intruso que estaba apoyado en el marco de la puerta mirándolo sin decir una palabra.
-... emm, espero que no le moleste que halla hecho el desayuno- dijo un poco inseguro sobre la respuesta a esta duda. No emitía un solo sonido el otro, quiso decir algo más a modo de disculpa, ya que por el silencio había interpretado que estaba molesto y no tenía la intención de ser de nuevo casi violado por el mayor. Mejor prevenir que lamentar.
- ¿que hay de desayunar?- contestó en tono calido, acercándose a la mesa y sentándose en la silla de metal con sillín de cuero beige.
{{Cambio de narrador: Fugaku}}
Esperaba que no me dirigieras la palabra durante todo el día, o por lo menos todo el tiempo que me demorara en llevarte a tu destino, el restauran. En cambio me preparaste el desayuno, desde la habitación podía percibir el aroma del café recién hecho y las tostadas calientes, no me imaginaba tan grata forma de empezar el día, es realmente gratificante tenerte cerca. Me acerco para tomar asiento en el puesto que estas sirviendo la taza de café y agua hirviendo. Me quedo impresionado con lo que puedo ver, te pusiste mi bata y no llevas puesto nada debajo de ella, a pesar que te queda medianamente grande te queda bien, en especial porque dejas ver parte de tus muslos, los que de reojo acaricio con la mirada. Con una sonrisa de tranquilidad acerco la taza a mis labios para empezar a beberla con cierto placer, ya que después de todo, ¿Cuántas veces te tendré a mi disposición nuevamente? Sinceramente espero que sean muchas más.
-¿le gustó?- cuestionas mirándome fijamente, poniendo exclusiva atención a lo que yo voy a decir. Es un sentimiento sin igual tenerte con esa clase de curiosidad. Hubiera jurado que por lo de anoche ni siquiera hubieras querido que te fuera a dejar, esto me hace pensar que no sé nada de ti. Me encantaría seguir investigando todo de ti, pero por ti, saberlo todo sin que me lo cuenten, sino que tú lo hagas.
-sí, esta bien- digo, me podría acostumbrar a despertar contigo y tener esta clase de consideraciones de tu parte. No es que no las haya recibido de Mikoto, pero contigo es diferente, quién sabe el porque...
Sonríes hermosamente a mi afirmación y te sientas en la silla contraria mientras empiezas a comer tu desayuno, después de eso te quedas callado, raro en ti, y no levantas la vista, seguramente de nuevo te sientes avergonzado, al parecer no logré conseguir que tus inseguridades se fueran por la mañana, debo tomar otra clase de medidas.
-con mi esposa las cosas no van bien...- levantas tu carita extrañado y atento. Sinceramente no sé como va por que a nuestra relación no le he puesto cuidado.
-fue un matrimonio impuesto...- comento, no se lo he dicho a nadie, tu eres el primero.
-lo de anoche no fue tu culpa... sólo una oportunidad esporádica...que tomé- digo en voz baja lo último.
-no me gustaría el perder tu compañía, así que no lo tomes personal, pero...-mi seriedad en ningún momento a flaqueado. Me quedo callado.-quiero tener una relación aparte contigo- suelto al aire, no he cambiado mi tono de voz en toda esta "declaración", tomo más café con un pequeño sorbo, haciendo que sólo ese sonido se oiga en la cocina. Estás atónito, creí que formalizando ésto te sentirías más seguro. Dudo que me halla equivocado, casi nunca lo hago, espero que contigo eso no cambie.
-¡¿¡¿QUÉ?!?!-exclamas fuera de ti parándote abruptamente de tu silla. No me he rendido nunca, así que no consentiré que me equivoque, es más tú ACEPTARÁS.
-eres especial, ya que serías el primero- no dices nada... un poco de sinceridad talvez funcione- ayer no planeé nada, las cosas sólo se dieron, yo únicamente te había traído hasta aquí para proponerte la posible unión de uno de mis hijos y tú, pero al final no me agradó la idea de dejarte en manos de mis herederos... eres...sólo te quiero a mi lado -finalizo con los ojos cerrados. No escucho ninguna amonestación de tu parte, espero unos segundos y empiezas a hablar.
-quiero... quiero que le quede bien en claro que yo no soy ningún suelto que va por la vida quitando esposos a familias como si de deporte se tratara, lo encuentro bajo, sinceramente prefiero comprometerme con uno de sus hijos antes de tomar ese papel en su vida. Lamento que las cosa con su esposa no vallan por un camino de flores, pero no tengo la intención de tomar su lugar, y aunque de verdad sienta cosas por usted no me permitiría darlo a conocer ya que usted ya tiene un vida formada con una excelente mujer y dos hijos los cuales fueron fruto de un amor sincero, en otros tiempos, entre su señora y usted, y por respeto a ese recuerdo, que me imagino que usted resguarda, no aceptaré bajo ninguna condición esa proposición-... me equivoque.
- y si... me divorciara- digo sin meditarlo, no es la opción más factible, la prensa estaría reporteando las causas y los resultados y como no nos casamos con separación de bienes me vería obligado a cederle la mitad de todos lo que poseo, la custodia legal en caso de alguna emergencia que tuvieran mis herederos, el contratar a un abogado competente... en resumidas cuentas un dolor de cabeza, pero sinceramente no me importa, no le veo que represente un papeleo más halla de ir a firmar unos cuantos contratos y compromisos.
- no estará hablando en serio, piense en su mujer que lo ama, le causaría mucho daño por un motivo estúpido- me levanto y lo tomo por el antebrazo, asiendo que se gire, ya que se estaba dirigiendo a la puerta dándome la espalda después de haber dicho eso.
- tu no eres... un motivo estúpido. De todos modos ya no le encontraba sentido a mi vida marital, lo del divorcio sería como el fin de ese lazo que me recordaba a mi abuelo, quien me comprometió, y no me molestaría... empezar algo nuevo con este chef- le revuelvo los cabellos con aprensión a esa imagen que me da de un ángel sonrojado y dudoso.
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Estamos en mi auto y acabamos de ir al centro comercial. Fuimos a unas tiendas a comprarle una camisa en compensación por la otra. Él quería pagarlo con su tarjeta de crédito, mas yo se la adquirí agregándole un pantalón y una chaqueta que se le veía bien, bueno tuve que escuchar sus aniñadas quejas acerca de mis mimos, disfrazados de facciones rígidas y sin corazón, hacia él.
Ya se encontraba con la ropa puesta y yo me disponía a encender el auto, hasta que un flash se a atravesó por su puerta, ya que había bajado el vidrio, por consiguiente vi como un niñato entrometido salía corriendo hasta desaparecer entre todos los autos del estacionamiento... esto no me agrada. Miro como Naru pestañea y se refriega uno de sus azules ojos, se ve tierno y me apacigua.
- es mejor que ya nos vallamos- digo a la vez que hecho el auto a correr y me dirijo a la salida con mucha luminiscencia debido al sol que esta agobiante al otro lado de ésta.
El viaje tiene un contexto reticente y me pongo a pensar en los pendientes de hoy día, una reunión con la junta administrativa, hay que hacer recorte de personal, debido a que varios de mis empleados ya no me parecen competentes, además de revisar las formulas de ingreso del día anterior... será un largo día.
-aquí está bien- te escucho decir un tanto nervioso, todavía queda una cuadra antes de llegar a tu trabajo. Te miro con reprobación, sin embargo me ciño a seguir con lo que pretendes, es entendible tu petición, pero no deja de molestarme. Paro el motor del auto, girando las llaves en sentido contrario a las manecillas del reloj. Deshaces el seguro del cinturón que te mantiene protegido al asiento del vehículo y lo conduces innecesariamente con tu mano derecha a su posición inicial sin soltar ninguna frase. Tu semblante es de inconfundible preocupación, seguro es por el interrogatorio que previenes que te hará tu padre al verlo cara a cara, o de tus amigos cercanos por las nuevas prendas que traes, o por mis hijos que sin duda te harán sentir incomodo... tendremos un largo día.
-gracias por traerme- sentencias cabizbajo con la moral por los suelos. Dándome la espalda al abrir la puerta.
-...si- contesto frío, si te dijera algo el resultado más deducible sería un peso adicional en tus hombros que te haría cargar, ya fue suficiente con proponerte ser mi amante de una forma tan... abrupta. Como sea lo hecho, hecho esta.
{{Cambio de narrador: yopi}}
Se observaba a un Naruto saliendo de un negro Mercedes, a una cuadra antes de llegar a su trabajo, su aspecto era de envidia, ropa de marca que se asentaba perfectamente a su esbelto y formado cuerpo... pero su cara era otra historia. Se sentía confundido, pero a la vez seguro, ya que había dejado en claro que él no ocuparía bajo ninguna circunstancia el título de amante, sin embargo que le ofreciera Fugaku su divorcio era raro, no se lo esperaba a demás de ser tonto. Todo sería más simple si el Uchiha hubiera hecho de cuenta que lo que había pasado había sido una simple confusión, al menos se pudo haber guardado que él no estaba borracho. Prefería ser engañado... sólo esta vez.
Camino con paso constante, pero despacio. No quería ir a trabajar. Lo más posible que su padre se encuentre esperándolo en el restauran. Ya se lo imaginaba con cara de no haber dormido en toda la noche y con un tarro de café al cual le agregaba agua hervida de un termo, hasta ya escuchaba el interrogatorio de calidad policiaca, deseaba ser cualquier persona en ese momento, no mejor no ser persona y convertirse en un lapicero, a nadie les importa, su vida sería más fácil y su única función sería escribir en papeles...papeles de contrato...contratos de la corporación Uchiha...en las manos de Fugaku. Se detuvo en medio de una de las aceras.
-no volveré a divagar- dijo con voz cancina y las mejillas sonrosadas. Ya había llegado a Ángeles Culinarios.-a aceptar las consecuencias de mis actos... pero no he hecho nadita- se lamentaba, ya que más daba si o si debía enfrentar a su padre-ánimo Naruto que has estado en peores, esto no es nada en comparación a la vez que te descubrió a un novio "punk" en la pieza cuando tenías 15 años, y eso que estábamos ensayando para presentárselo, no hicimos nada malo- y con esa reconfortante frase subió los planos peldaños de la entrada.
A pesar de todo debía aceptar... que en la noche había dormido muy cómodamente acurrucado en los brazos del empresario.
Ingresó reticentemente. Ningún extraño movimiento ha sucedido, ningún grito de indignación, Kurama le saluda como todos los días, los camareros atienden las mesas, bueno a aprovechar la calma para trabajar. Se dirigió directo a la cocina para ponerse su tenida habitual, posteriormente regresó con el joven recepcionista.
-Kurama... ¿mi padre está aquí?- indagaba mientras se ponía su delantal blanco, que anteriormente estaba colgado y guardado en la cocina del restauran.
-emm... solamente dejó un recado, que usted lo llamara cuando hubiera llegado ¿sucede algo? Sonaba preocupado y molesto- contestaba el muchacho a la duda del rubio.
-no, no es nada, lo iré a ver al medio día- "o cuando se me ocurra una buena excusa" agregó en su pensamiento-gracias, iré a la cocina- trabajó como siempre, dando lo mejor de si, recibía felicitaciones por su trabajo de parte de los más quisquillosos y exquisitos paladares. Ese era su mundo, lo adoraba, le encantaba crear platillos, combinar sabores, buscar la forma de expresar su amor por algo tan espectacular e indispensable como lo es la comida.Y así pasaron las horas hasta que el reloj colgado encima del refrigerador llegar a marcar las 12:56 de la tarde, se quito el delantal y guardo los implementos que estaba utilizando, en eso escucha una voz detrás de él.
-Naru, pensaba decirte esto desde el momento que pisaste el restauran, pero estaba ocupada y después tú te pusiste a trabajar, por lo que no pude conversar contigo- decía seria la voz femenina que le hablaba.-ayer después de que te fuiste ¿Qué hiciste? ¿Dónde estuviste? Tu padre me llamo preguntándome si estabas conmigo, mas no me dijo el porque de la pregunta ya que colgó, me quedé preocupada ¿llegaste a tu casa a dormir?- la primera persona que le interrogaba sobre su paradero era su amiga Temari, contestaría las que pudiera, las demás las omitiría o cambiaría de tema, esperaba hacer una buena actuación... ¿como hacerlo? Si él no estaba acostumbrado a mentir, menos a alguien que apreciaba...a ella le diría la verdad.
-bueno tema-chan... lo que pasa es que...- titubeaba en su respuesta, pero después de unos minutos termino contándole todo-...y me vino a dejar esta mañana, pero sólo me dejo una cuadra antes de llegar al restauran- termino con su explicación.
-...- estaba anonadada con la explicación, ni en lo más recóndito de su ser se espero aquella respuesta, encontraba más sentido que naru le hubiera dicho que lo raptaron los extraterrestres y le enseñaron a ser un buen instalador de tuberías, cualquier motivo era más creíble que ese, pero se terminó convenciendo que el rubio nunca le mentiría.
-...-
-tema-chan dime algo- apremiaba el menor a su amiga, estaba un tanto asustado por lo que le pudiera decir con respecto a lo sucedido con el empresario.
-...naru, tu sabes que yo te apoyaré en todo lo que tu quieras, así que contéstame una cosa- prepuso la ojiverde a su compañero, en modo neutral.
-¿que cosa?-
-¿a ti te gusta el señor Fugaku o sientes algo por el?, no mejor ¿qué sientes por él? Sinceramente-indagó la joven ante un sonrojado Naruto que se dedicaba a mirar los estantes que guardaban las ollas de teflón.
-tem...bueno yo... me agrada estar con él a pesar de su frialdad... lo encuentro una persona segura y cuando lo llegas a conocer hasta podrías llegar a dilucidar un ápice de...-
-¿humanidad?- completo juguetonamente, mientras el ojicielo seguía con su adorable calorcito en sus mejillas y empezaba a distraerse con en mantel verde de líneas amarillas que estaba en sus manos. La Sabaku suspiro con ternura ante el complicado problema que invadía la cabeza del chef, se acerco a él y lo abrazo... eso era justo lo que necesitaba, ni una reprimenda, ni tampoco un sermón de moral, sencillamente una muestra de comprensión y afecto.
-¿no estás enojada?- susurro en medio del abrazo.
-jeje mi niño contigo no estoy enojada... ¡¡¡¡CON QUIEN SÍ ESTOY ENOJADA ES CON ESE BASTARDO, ASALTA CUNAS Y BORRACHO DEL SEUDO TODO PODEROSO, LLAMADO FUGAKU!!!! COMO SE LE OCURRE SIQUIERA TOCARTE SIN TU CONSENTIMIENTO, APENAS LO VEA LE METERE UNA BOTELLA DE WHISKY POR SU ...!!!!
-¡¡TEMA-CHAN!! Jeje no digas esas cosas- gritaba exaltado, pero sin lugar a dudas que más relajado, porque su amiga no le reprochó ni lo desprecio en absoluto, es más hasta ese punto con su comentario lo había hecho reír.
End chapter seven