VOCES Y RENACIMIENTO
Y la botella una vez más se vio vacía, pero su dolor aún no había desaparecido.
Se encontraba sentado en la esquina de una blanquecina habitación, en el hospital que se encontraba al pie de la montaña de las Ánimas, donde yacía un templo que se decía, era el templo de la princesa Alexiel Shizuma, la conexión entre los cuatro mundos. En esa habitación estaba solo, frente a él se hallaba una cama blanca donde permanecía “dormido” eternamente la persona que tanto amaba: Yokozara Takafumi.
Verlo ahí era mayor tortura que el dolor de su pecho. Ahí, dormido serenamente como un ángel, pareciera que pudiera despertar en cualquier momento, y dolía saber que no sería así.
Los doctores no habían podido salvarlo, había llegado tarde, y él se había ido. Sin embargo, el dolor aun le impedía decirle adiós, ni siquiera había pensado en enterrarlo para que descansara en paz, aun no estaba listo para eso, y no sabía si algún día lo estaría.
Su amado novio, y su hermoso hermano menor, ¿Por qué el destino fue tan cruel para arrebatarle a ambas personas importantes en su vida? Después de lo ocurrido, Ritsu no había hablado con él en ningún momento, y… no sabía si quería hacerlo. Era como si tuviera que decidir entre ambos, ¿su hermano o su amado? ¿A cuál de ellos debía odiar?
Sonrió con nostalgia. Claro, como si pudiera realmente odiar a uno de los dos. Los amaba, y eso no iba a cambiar. Pero sin embargo, no podía evitar sentir algo de resentimiento por Ritsu, tenía tantos planes junto a Takafumi, y ahora ninguno de ellos se cumpliría.
Siempre había agradecido al Creador la felicidad que tenía, su novio y su hermano siempre estaban a su lado dándole momento cargados de amor y calidez inexplicables, mas ahora mismo estos parecían mentira.
“Pero esto no es culpa de ellos”-apretó los puños con ira-“¡Es de Madame Hatsune! Ella puso a las personas que amaba en contra del otro, ¡Ella es la culpable!” –Se levantó y arrojo con fuerza la botella de licor contra pared, para luego romper en llanto en el suelo. Este dolor…lo estaba matando.
XXXX ¿? XXXX
Caminaba lentamente por un largo y penumbroso pasillo, sus cabellos negros y su vestido azabache se ondeaban con los ligeros vientos que soplaban en el lugar, y su mirada fría le daba el toque perfecto a su apariencia vacía. Llego a una celda de infrahumanas condiciones, donde yacía un hombre de cabello oscuro con ojos azules y harapos de un rey, encadenado de los brazos a los lados, y heridas múltiples en el cuerpo y rostro.
Este, sintió la llegada de la mujer pero se rehusó a mirarla debido a la repulsión que le causaba.
-¿A que debo tu visita, Nariel?
-¿Sabes lo que está ocurriendo en el mundo de los humanos, Takafumi?
-Lo sé.
-¿Y?-entrecerró los ojos-¿No vas a hacer nada? Sabes lo que sucederá si ese proyecto continua, o ¿acaso dejaras que lo haga?
-No-sonrió con ironía-Y jamás dije que no haría nada.
-Hmps. Pues si es así, entonces hazlo ya. El mundo no tiene tu tiempo.
-O quizás, yo no tengo el tiempo del mundo.
-…-
XXXX ¿? XXX
“Hey cariño, ¿puedes escucharme?”-Kirishima interrumpió su agonía y alzo la mirada para ver a la persona que le hablaba, mas no lo logro ver a nadie en la habitación-“Hey cariño, si me estas escuchando, el arca que se encuentra dentro del templo, lleva mi cuerpo ahí y así podre resucitar.”
-¿Ta-Taka…fumi?-pregunto incrédulo, y se acercó corriendo a la cama donde estaba su amado-Takafumi, ¿eres tú?-este no le respondió, sin embargo, su voz en su cabeza le siguió hablando.
“Zen, cariño, el proyecto Renacimiento traerá la muerte, debemos impedir que continúe. A la humanidad se le dio conocimiento prohibido. La ciencia y la tecnología eran inteligencias que no debíamos manipular todavía hasta mucho después del nacimiento del hijo del Creador. Hemos jugado a ser dioses y este juego nos destruirá junto al mundo.”
-¿Qué?-exclamo sorprendido y sin despegar la mirada sobre su amado-¿Qué debemos hacer ahora mi amor? ¿Dónde estás? ¿Por qué no me habías buscado antes? Creí que estabas muerto. O ¿es que acaso eres producto de mi imaginación?.
“No lo es. Oh cariño, yo estoy muerto, y no sé dónde estoy. Pero ahora puedo ver la verdad del mundo Zen, debemos destruir el templo profano cuanto antes. Mañana, al anochecer, se llevara a cabo la inseminación de Ritsu, ¡No podemos dejar que nazca ese bebe! La balanza del tiempo y el espacio se ha desequilibrado, el mundo humano desaparecerá si no hacemos nada para evitarlo.”
-Pero si destruimos el templo, todos dentro de el, morirán-el rostro de Ritsu apareció en su mente.
“Amor, ellos ya no tienes salvación…ni siquiera nosotros. Nuestro destino…”
XXX ¿? XXX
-…no es diferente al de la muerte-alzo la mirada hacia la oscuridad-Salvar al mundo requiere de sacrificio manchado de sangre, es algo que no se puede cambiar. Mi amor, Madame Hatsune no diferencia entre destruir y salvar, y esos ideales van a destruirnos. Ella cree que el rey Dragón conseguirá el control de la humanidad, que el control es la paz, no es así. El rey no reencarnara todavía, no debe, aun…-sus palabras se cortaron en esa parte. Lagrimas cayeron de sus ojos, era cierto que deseaba volver con su amado para cumplir su promesa y acabar con Iokawa, pero a un no era el tiempo. Todavía no-El aún debe seguir esperando.
XXX ¿? XXX
“…el tiempo encontrara la forma, mas no será ahora. No hay tiempo que perder, toma mi cadáver y llévalo al arca del templo, si logro renacer…resucitar, juntos acabaremos con todo esto. Te prometo mi amado, que estaremos juntos en el paraíso, solo tienes que cumplir lo que te pido.”
-…-Kirishima lo dudo por unos momentos, sabía que cabía la posibilidad de tratarse de algún truco de la mente, que quizás había perdido la razón, pero el dolor de su pecho y el deseo de tenerlo a su lado nublaron su juicio-Está bien, hare lo que me pides.
Tomo el cuerpo de su amado en sus brazos y se dirigió al templo montaña arriba. Si tan solo Kirishima se hubiera detenido a analizarlo un poco más, se habría dado cuenta que el Takafumi que conocía nunca lo llamaba “cariño”, “amor”, y “amado”. No, nunca lo había hecho y era demasiado tsundere para empezar a hacerlo después de la muerte. La persona que le estaba hablando no era su amado. Puede que tuviera la misma voz, la misma apariencia, que supiera su nombre y todo lo que había ocurrido, pero no era Yokozara Takafumi.
Era en realidad, el rey que Madame Hatsune intentaba traer del infierno. Estaba siendo utilizado.
Camino arduamente por los caminos rocosos de la montaña hacia el templo, no se detuvo ante nada, ni cuantas veces cayo por el agotamiento, todas esas veces fue capaz de levantarse de nuevo.
“No te rindas Zen, vamos juntos a salvar a la humanidad, por favor, sostenme en tus brazos y no me dejes caer.”
-No lo hare, te lo prometo-y siguió su camino hasta que finalmente llego al templo.
Al entrar, lo primero que vio fue el arca que su amor le había indicado.
“El aparato prohibido esta frente a ti, el arca donde el Creador salvo a sus elegidos cuando inundo al mundo luego del pecado de Shizuma y Nagisa. O h mi amor, no tengo palabras para agradecerte. Vamos, estamos muy cerca de volver a estar juntos, no lo dudes y continua.”
-Jamás dudaría de ti, corazón-Zen le sonrió con dulzura.
Se dirigió al arca, y acostó dentro el cuerpo de Yokozara que aún mantenía esa fase de ángel y serenidad. Pronto despertaría de su sueño eterno-“Cuando regreses, nos casaremos como teníamos planeado”-pensó al depositar un beso en la frente del menor-“Pediré tu mano, y tú dirás que sí, y estaremos juntos para siempre, mi amor.”
“Ahora corre Zen, corre lo más lejos que puedas y no mires atrás. ¡Corre, corre!”-Kirishima obedeció y salió a toda prisa de ahí, mientras el arca comenzaba a iluminarse de blanco.
XXX ¿? XXX
Sus cadenas cayeron al suelo y toda la oscuridad desapareció, dejando atrás una inmensa luz que cegaba sus ojos. Frente a él se hallaba el arca de la salvación, y el cuerpo de su “otro yo” del mundo humano.
Era como si se estuviera viendo al espejo, ambos eran como dos gotas de agua, totalmente iguales, fácilmente podrían cambiar de lugar y nadie lo notaria, sin embargo, el deseaba que su “otro yo” obtuviera la salvación que él no tenía.
-Zen-su alma voló hacia el cuerpo vacío del arca-¿Podrás esperarme un poco más?...por favor hazlo, te lo suplico-extendió su mano hacia el cadáver y una luz amarilla comenzó a emanar mientras se introducía dentro de el-La muerte es solo el comienzo- y la fusión se completó.
XXX ¿? XXX
Una gran explosión destruyó el templo, y la montaña se sacudió con violencia al igual que la tierra, en la cual se formaron grietas enormes que llevaron a los arboles al fondo del mundo. Los cielos se retorcieron, y el amanecer se opacó con la oscuridad perpetua cuan si fuera el cielo del Inframundo.
Kirishima solo miro expectante todo lo que sucedía a una distancia algo corta, no le importaba estar a la mitad de la tormenta con tal de ver volver a su amado, ni casi morir con los temblores de la tierra, solo quería verlo despertar de nuevo.
Un relámpago toco la tierra resonando en todo el lugar, y abrió paso a otros más poderosos que destruían la región de Eros. Todo terminaría ese día.
OOOOO
-¿Qué demonios está pasando?-pregunto Madame Hatsune a la rubia que entraba a su despacho.
-Solo una tormenta eléctrica mi señora. No se preocupe, ya pasara.
-Eso espero-dijo irritada.
OOOOO
Cuando la noche cayo, ya todo había terminado. La región de Eros era solo ruinas ahora, y entre esas ruinas, Kirishima corrió hacia donde antes se hallaba el templo sagrado, encontrándose solo con el arca rodeada de escombros y rocas.
Al acercarse, diviso el cuerpo intacto de su amado aun dormido, y no pudo evitar decepcionarse ante la escena.
-¡MALDICION!-pateo las rocas con fuerza.
En eso, un ruido proveniente del arca llamo su atención, y al volverse sus ojos se abrieron como platos ante lo que veía.
-¿Takafumi?
-¿Zen?
To be continued…