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3. Siwon, El salvador del Rayito de sol por dayanstyle

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Notas del capitulo:

a leer

─ ¿Qué sigue en tu lista, jefe?

─ Top Cats. ¿Sabes dónde queda?

La expresión de Heeechul cayó, su mirada parecía abatida. Parpadeó vacilante pero asintió. ─ Seguro, sé dónde está. Sígueme.

El club estaba tranquilo a esa hora del día. Algunas personas esparcidas en las mesas, pero la pista de baile estaba vacía.

─ Hey, T. ¿Qué hay, muñeco? —Heechul preguntó mientras subía a una silla alta.

─ Nada dulzura. —T. vió a Siwon de arriba abajo dos veces. ─ Hmm, ¿qué haces por aquí? ¿Tienes un pimp o un guardaespaldas, Heenim? —Heechul se mordió una carcajada. Siwon se veía como si quisiera alejarse lo más rápido que pudiera de T.

─ Compórtate, T. él no es ninguna de esas cosas. Solo es mi amigo, lo estoy ayudando. Busca a su hermano que huyó. ¿Puedes ayudarlo? Su nombre es Warrior. —Heechul movió su cabello y cruzó una pierna sobre la rodilla.

T. ronroneó hacia Siwon. ─ Bueno, quizás podamos intercambiar favores… porque al parecer tienes un buen pedazo de carne. —El tipo pasó su lengua por su labio inferior, viendo a Siwon de arriba abajo.

─ Lo siento, T. Él no es gay. Créeme, lo he intentado. Entonces, ¿qué dices? ¿Nos puedes ayudar? —Heechul se estiró sobre la barra y tomó una botella de agua, destapándola y dándole un gran tragó.

T. finalmente estuvo de acuerdo, después de preguntarle a Siwon dos veces si estaba seguro de no querer cambiar de equipo.

─ Hey, Heenim, bebé. Pensé que vendrías anoche.

«Oh, mierda». Ese era Dong Wook. Eso no era bueno, para nada. Él era dinero fácil mientras le agradaras. Si Heechul lo ofendía eso podría cambiar, inclusive podría perderlo. Los dos grandes no iban a durar para siempre. Tenía que pensar en su futuro. Mierda, mierda, mierda.

─ Hey, Dong Wook. Lo siento, estuve un poco atado. —Heechul le dio un guiño— Literalmente.

─ Tú, kinky (N/T: pervertido) bastardo. Ven aquí y saluda a Dong Wook con un beso.

Todo sucedió tan rápido que Heechul podría necesitar una repetición para ver cómo Dong Wook terminó acostado sobre su espalda encima de la barra con un enojado Siwon ahorcándolo.

— déjalo ir ¡ahora! —Heechul jalaba el musculoso brazo. Bien podría haber sido solo una mosca. Maldición. Subió a la espalda de Siwon, golpeando sus hombros y tratando de envolver sus brazos alrededor de su cuello, pero su brazo no era lo suficientemente largo. Cambió de táctica y dijo: — Detente ahora. Déjalo ir, Siwon. —Heechul le murmuró al oído, acarició su cabello y besó un lado de su cara. Siwon relajó sus manos y la cara púrpura de Dong Wook farfullaba mientras bajaba de la barra, aferrándose a su garganta. Cruzó el cuarto y salió por la puerta, lanzándole dagas con la mirada a Heechul.

Heechul bajó y salió como una tormenta con Dakota tras él.

— Heechul, espera.

Heechul se giró señalando con su dedo la cara de Siwon. — Te dije que no usaras mi nombre real aquí, ¡deja de usarlo! —Heechul salió en estampida cruzando la calle, apenas evitando los carros y se dirigió a la esquina.

— ¡Detente!

Heechul lanzó sus manos al aire en un gesto de ‘haré lo que quiera’ y siguió.

Cruzó hacia la calle quinta, más enojado de lo que creía posible. ¿Cómo pudo Siwon hacer que perdiera su dinero de esa forma? El dinero parecía no importarle nada al tipo. Bueno, importaba un gran infierno para Heechul. Tenía que sobrevivir. Él no iba a dormir en una bodega abandonada o bajo un puente. Los regulares eran difíciles de conseguir por aquí y Siwon acababa de arruinar el mejor de Heechul. Si, el tipo era repulsivo, pero no era ningún avaro.

Heechul oyó un silbido, giró la cabeza y vió a un tipo que se acercaba lentamente en su carro.

— Hey, ¿estás disponible?

— ¿Para qué?

— Un buen momento. ¿Qué más?

Heechul vio sobre su hombro para ver que Siwon se acercaba rápidamente. Acomodándose el cabello detrás de su oreja, subió al carro.

 

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El tipo desabotonó sus jeans y bajó el cierre, liberando su pene. Su mano lentamente lo bombeaba de arriba abajo. — ¿Por qué no vienes aquí y me chupas?

Heechul vió hacia la mano del tipo. Sintió náuseas. Una imagen de Siwon llegó a su mente, su cabello y cristalinos ojos negros. La manera en que trataba a Heechul e incluso la manera en que le había ayudado a salir del apuro esa mañana durante la comida. Podría ser analfabeto, pero no era estúpido. Sabía lo que Siwon había estado haciendo, y sintió la calidez de él en su corazón, el cual había estado tan frío durante mucho tiempo. El tipo solo le hablaba y se sentía a salvo, querido y especial. Siwon lo trataba como si fuera importante. Heechul no podía hacer esto. No quería estar aquí. Quería salir del carro, ahora.

— Detén el carro.

— ¿Por qué? Puedo seguir conduciendo mientras me chupas. El tipo trató de jalar la cabeza de Heechul a su entrepierna, el castaño palmeó su mano alejándola.

— ¿Qué jodidos? ¿Eres un chico de alquiler, no es así?

— Detén el carro ahora.

— Oh, entiendo. Juegas al tímido. ¿Eso tendrá un costo extra? Me gustan los niños tímidos. Muéstrale a papi qué tan buen niñito eres.

Eso disparó un recuerdo en Heechul. Esas palabras. Creía que nunca las oiría de nuevo. No, ese tipo no era él. Estaba a salvo. A salvo de la traición y de la agonía. Sacudió la cabeza tratando de alejar las imágenes que surgieron en su mente y que él había mantenido encerradas en lo más profundo de ésta.

Heechul vió al hombre. ¿Él hacía eso también con sus niños? Los labios de Heechul se tensaron y perdió el poco control que aún tenía, golpeando al tipo por todos lados y gritando. — Detén el maldito carro ahora, ¡eres un jodido enfermo! ¡Jodido bastardo!

El carro aumentó la velocidad cuando Heechul bajó el vidrio de la ventana, sintiendo que el aire frío golpeaba su cara. El imbécil aumentó más la velocidad haciéndole más difícil saltar. Se empujó hacia afuera, cubriéndose la cabeza mientras golpeaba el suelo y rodaba.

Heechul se quedó acostado un momento, confundido, sacudió la cabeza. Después de un minuto se puso de pie y empezó a correr, no sabía a dónde ir. No quería regresar a su pequeño cuarto. Se sentía solo y frío ahí. Él quería a Siwon. «¿Qué había hecho?»

Corrió. Su mente iba entre el pasado y el presente. Su entumecida conciencia apenas le dejaba darse cuenta que tropezaba con la gente, pero él se había ido demasiado lejos como para preocuparse. Su pecho se tensó. Necesitaba aire. Heechul se detuvo. Lágrimas manchaban su cara cuando se dio cuenta que había corrido hacia el hotel de Siwon.

Disminuyó el ritmo, tratando de actuar indiferente, secó sus lágrimas con la manga del abrigo. Heechul caminó casualmente a través del vestíbulo, hacia los elevadores y presionó el botón, esperó. Vio a unas cuantas personas mirándolo de arriba abajo mientras estaba parado ahí con su chaqueta blanca sucia y desgarrada. Jódanse, él no estaba de humor. Vio los números descender mientras llegaba a su piso. La campana sonó y él entró, presionó el botón que necesitaba y de nuevo esperó. El elevador se abrió y salió.

Heechul estaba de pie frente a la puerta de Siwon, asustado de tocar. Estaba aterrado de que el hombre lo alejara con duras palabras y quizás con solo unos pocos buenos golpes si era afortunado.

Heechul se lo merecía por la forma en que había actuado. Él era exactamente lo que su padre le decía que era. Una inútil puta. Pateó la máquina de hielos del pasillo y una risa en el cuarto siguiente lo trajo al presente. ¿Por qué no pudo haber tenido una vida normal?

Finalmente, cansado y sucio, tocó la puerta.

 

 ---

Siwon se paseaba por el cuarto del hotel, rezando para que su pareja regresara con él. ¿Cómo pudo perderlo de esa forma? Debió haber dejado que Heechul lo manejara. En lugar de actuar como el temperamental que era. Podría perder a su pareja por eso. «No». La posibilidad era impensable.

Siwon aulló, pensando en lo que su pareja estaría haciendo ahora, con quién estaría. Alguien lo estaría manchando, usándolo. Golpeó la pared y aulló de nuevo. La pared crepitó alrededor de la enorme marca que había dejado. Esto no podía estar sucediendo. Quería encontrar al tipo y desgarrarle la garganta. Imágenes asaltaban su cerebro. Su pareja de rodillas frente a un extraño. Su pareja en cuatro patas siendo jodido por un extraño.

«Alto, alto, alto».

Apretó los ojos fuertemente, queriendo arrancárselos.

¿Cómo las cosas habían ido tan mal? Su pareja estaba sonriéndole, había relajado su guardia y Siwon tuvo que perder el control. Con solo pensar que ese Dong Wook pusiera sus labios en cualquier lugar cercano a Heechul le había dado rabia. Eso le recordó exactamente lo que Heechul había hecho para sobrevivir. Saberlo era una cosa. Verlo otra, hacía que quisiera matar a todo aquél que tomara ventaja del predicamento en el que se encontraba su pareja.

Siwon dejó de pasearse e inclinó la cabeza. Oyó ruidos tras su puerta, una débil inhalación, entonces un suspiro. Su corazón se aceleró al penar que era su pareja. Si lo era, él no podía dejarse llevar por su carácter. Tenía que mantener el control. Se detuvo cerca de la puerta, escuchando.

Un débil toque a la puerta. Eso era todo lo que necesitaba. Siwon tomó la perilla y abrió la puerta. Gruñó cuando vio el andrajoso estado de Heechul. Su pareja dio un paso hacia atrás, jalando el cabello detrás de sus orejas y bajando la cabeza. No hizo ni un sonido.

— ¿Estás herido? —le preguntó tranquilamente.

«Control. Control. Control». Ese iba a ser su nuevo mantra.

Heechul se encogió de hombros pero siguió ahí.

Siwon le ofreció la mano, esperando que su pareja la tomara. Heechul levantó la mano, pero luego la dejó caer a su costado, cerrándola en un puño. Tomó una profunda respiración y colocó sus dedos en la palma de la mano de Siwon.

Guió a Heechul al interior del cuarto, cerrando la puerta. Deteniéndose detrás de él, Siwon retiró la arruinada nueva chaqueta.

Siwon inhaló la fragancia almizclada de su pareja, dejando que el olor fluyera a través de su nariz hacia sus pulmones. Quería respirar a Heechul. Dejó el abrigo abajo y se apoyó en una rodilla. Siwon palmeó el zapato, quitándoselo, haciendo lo mismo con el otro. De pie guió a Heechul al cuarto de baño y lo sentó en el cerrado sanitario.

— Quítate el suéter para ver si estás lastimado.

Las manos de Heechul temblaban así que no pudo sacar el suéter por su cabeza. Siwon le ayudó a quitárselo y lo lanzó al suelo. Pasó su mano por la espalda y el pecho de Heechul, admirando y examinando.

— Quítate los pantalones.

Heechul se puso de pie, desabrochándolos los deslizó hacia abajo, quitándoselos los lanzó al suelo y se sentó de nuevo, nunca levantó la cabeza. Siwon preparó un baño caliente, agregando sal Epson. Suavemente levantó a Heechul de la cintura ayudándole a entrar.

Siwon se arrodilló fuera de la tina mientras ayudaba a su pareja a bañarse. Sostuvo su cuello y lo acostó de espaldas humedeciendo su cabello. Las puntas flotaban por el agua. Lavó y enjuagó el sedoso cabello. Siwon lo levantó sacándolo de la tina y lo envolvió en una toalla caliente. Con una segunda toalla enrolló su cabello.

Siwon lo cargó llevándolo a la cama, acurrucándose detrás de él. Jaló los cobertores para cubrirse y jaló a Heechul más cerca. Besó su sien y apagó la luz.

 

 ---

Heechul estaba acostado acurrucado entre los brazos de Siwon. Había despertado desde hacía un rato pero no podía moverse. Fuertes brazos se envolvían alrededor de él, acunándolo y manteniéndolo seguro. Heechul se acurrucó más en su guerrero. ¿Su? Guau, ¿desde cuándo había comenzado a pensar en él como suyo? Dentro de unos días el hombre lo dejaría atrás y Heechul tendría que regresar a su nada apetecible vida. Su pecho se oprimió al pensar que Siwon lo dejara. No quería estar con nadie más. Heechul envolvió sus manos alrededor de los cincelados brazos y pasó sus dedos de arriba abajo, memorizando las curvas y hundimientos de los tendones.

— Buenos días, rayito de sol. —Siwon besó la parte de atrás del cuello de Heechul y lo jaló a sus brazos. Cerró los ojos ante la ternura que no quería dejarlo ir.

— ¿Hambriento? —Una fuerte mano frotó su hombro mientras su cuello era besado de nuevo.

Heechul negó con la cabeza. Si decía que sí, ellos tendrían que levantarse. Quería más tiempo. Quería quedarse allí para siempre. Pero la vida lo había vuelto realista y no era un tonto como para desear cosas que no podía tener, que no merecía tener. Unos minutos más era lo único que podría tener. — Fui un niño abusado. —«Oh, joder, Dios».¿Realmente lo había dicho? ¿Qué infiernos le estaba sucediendo? ¿Por qué se sentía tan relajado con Siwon que estaba listo para decirle toda la historia de su vida? Los tipos no querían escuchar esas confesiones. Solo querían pasar un buen rato. Entonces vendría el “te llamaré”. Heechul se dio una palmada mentalmente. Acababa de arruinar una perfecta y buena sesión de arrumacos.

Siwon se movió, jalando a Heechul más cerca dentro de sus brazos. — Estás a salvo rayito de sol. —Besó el cabello de Heechul y suavemente lo meció. Heechul tomó una profunda respiración para controlar sus nervios mientras le daba a Siwon todos los sórdidos detalles.

Su guerrero solo siguió allí acostado escuchándolo, acariciándolo. Le dijo que su papá entraba a su cuarto y lo forzaba cuando era mucho más joven. Le habló acerca de todos los años en que eso había continuado. En cómo su padre le decía que era su “sucia putita” o le decía “muéstrale a papi lo bueno que eres en esto niñito”. De cómo se sintió aliviado cuando su padre le había dicho que ya era demasiado viejo y lo echó a la calle.

— Tengo un hermano menor. Traté de decirle a alguien. Traté de sacarlo. Nadie me escuchó. A nadie le importó. Él tiene diecisiete años. No sé qué hacer. He estado fuera durante tres meses. — Heechul se secó los ojos con las palmas— Yo lo mantenía seguro, mantenía la atención de mi padre en mí para que dejara en paz a Kibum. No sé qué le habrá sucedido desde que ya no estoy ahí. —Heechul sintió que una parte de él se limpiaba. Incluso si no sacaba nada con su confesión, se había quitado un peso de encima.

— ¿Confías en mí, Heechul?

— Más que en nadie. ¿Por qué?

Siwon lo giró, viendo a Heechul a los ojos. — Hay algo que necesitas saber. He estado luchando sobre cómo decírtelo y temo que puedas asustarte. Pero dado que me has honrado con tu confianza, siento que debo corresponderte.

Heechul buscaba en su rostro, tratando de adivinar lo que podría ser. ¿Estaría casado? ¿Lo buscaría el FBI? ¿Tenía una casa llena de niños gritones corriendo alrededor? ¿Qué? — Por favor. Dime. Trataré de no asustarme.

Heechul jadeó cuando los ojos de Siwon cambiaron a carmesí, como los del diablo. — ¿Qué eres? ¿Vas a lastimarme?...

continuara...

Notas finales:

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