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14. El Lobo de Jaejoong por dayanstyle

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Notas del capitulo:

a leer

       Yunho estaba de regreso en el asiento de la ventana cubierto con el edredón azul hasta los hombros. Tenía el cabello color castaño oscuro con un corte casi rapado. Una cicatriz cruzaba desde su sien derecha hasta su mandíbula y tenía unos grandes ojos café chocolate que lo veían con cautela y curiosidad.

 

       —¿Estás desnudo bajo eso?— Jaejoong preguntó mientras se sentaba en la alfombra con la espalda contra la puerta, jalando sus piernas hacia su pecho. Podría sentarse ahí todo el día viendo al hermoso hombre.

     Yunho solo asintió. Está bien, así que él no era un gran hablador. Un hombre taciturno. —Soy un doctor. Sé cómo se ve la anatomía de un hombre. Te prometo que no babearé si te muestras.

    Un bajo gruñido cruzó el cuarto. —No deberías mirar a otros hombres.

       Uh, correcto, esta situación y esta conversación pertenece a la dimensión desconocida. —Lo hago profesionalmente.

—¿Cómo un prostituto?— Yunho gruñó fuerte.

      —No para nada. ¿Sabes lo que es un doctor? La gente me paga para…está bien, no es una buena forma de explicar. Yo curo a la gente o trato de hacerlo.

—¿Como el médico de los lobos?       Jaejoong se rascó el cuello, confundido como el infierno. — No sé acerca de lobos, pero si soy un médico.

      —¿Por qué te rascaste? ¿Te contagiaste de los granos?— Yunho se movió hacia adelante, sus ojos estaban alarmados. Esto no podía ser real. No había manera de que un hombre tan hermoso como ese estuviera interesado en él, nada menos que un lobo. Está bien, la parte de lobo es un poco loca, pero todo el mundo tiene sus rarezas.

       —No, solo es un hábito nervioso. Yo ya tuve…los granos cuando era pequeño. —Jaejoong vio a Yunho recargarse de nuevo, jalando el cobertor alrededor de él. El hombre no podía ser tan modesto. Tenía que estar escondiendo algo. Jaejoong apoyó sus brazos en sus rodillas—. ¿Era realmente un tigre lo que vi en el pasillo?

       De nuevo, Yunho solo asintió. Jaejoong no pensó que pudiera contestar, pero Yunho se recargó, apoyó la cabeza contra la ventana y habló. —Taemin y Ren, dos de las parejas de aquí, fueron secuestrados por humanos. Los tomaron en Japón y los trajeron a Corea para ser usados para el sexo. Un humano llamado Suk Jin los ayudó a esconderse hasta que el guerrero Minho fue por ellos y los trajo aquí. —Yunho hizo una pausa y Jaejoong vio cómo una lejana expresión se formaba en su cara—. Taemin es pareja de Minho. Ren es pareja de Baekho. Yo no los dañaría.

      —No creo que lo hicieras —Jaejoong ofreció. Había algo en Yunho que despertaba el lado protector de Jaejoong. Aunque el hombre era al menos treinta centímetros más alto que él y construido como una casa de ladrillo, parecía pequeño y vulnerable en este momento.

       —Yo no lo haría. Cuándo sus parejas los reclamaron activaron su gen shifter y entonces cambiaron a tigres. Ellos ni siquiera sabían que tenían eso. —Yunho veía hacia la noche, hablando como si estuviera recordando algo en lugar de dándole una explicación a Jaejoong.

       —¿Qué quieres decir con reclamar?— Ahora eso sonaba interesante. Si el sexo estaba involucrado, él haría todo por tener un pedazo de eso. La lengua de Jaejoong ya picaba al pensar en lamer a Yunho de la cabeza a los pies.

      Yunho apretó las mandíbulas y sacudió la cabeza sin ver a Jaejoong. —Nada.     

Aguafiestas. —¿Puedo acercarme?— Jaejoong sentía la necesidad de estar más cerca, de tocarlo, de sostener al hombre en sus brazos. Se preguntaba si era algo de ser pareja, pero él sabía que era más que eso. Jaejoong sabía en su corazón que Yunho era el hombre que podía llevar a su casa, reír con él y compartir su vida. Podría ser la pareja perfecta.

 

Yunho giró la cabeza y estudió a Jaejoong. —¿Por qué?       Jaejoong se encogió de hombros. —No me gusta hablar desde el otro lado del cuarto. —Él veía cómo Yunho miraba la puerta detrás de él, con la ansiedad escrita en él.

      —Si, ven aquí —dijo Yunho, como si pensara que un ejército fuera a invadir la habitación en cualquier momento.

      Yunho se apartó cuando Jaejoong se acercó, jalando el cobertor más cerca. Tomó asiento en el lugar opuesto del mueble de la ventana, sintiéndose mejor ahora que estaba más cerca. El hombre tenía los ojos café más impactantes que hubiera visto. No era impactante del tipo Hollywood como los otros hombres en esa casa, pero era del tipo rudo que le gustaba a Jaejoong y hacía que su pene estuviera más duro que una roca.

     —¿Por qué me ves fijamente?—Yunho preguntó defensivamente.

—    Tienes unos hermosos ojos. —Podía sentir su cara caliente ante la confesión.

       Jaejoong siguió estudiando el rostro de Yunho. El hombre parecía impactado ante el cumplido. ¿Por qué? Su hermosa rudeza encendía a Jaejoong. Sin duda el tipo sabría lo bien que se veía. r13;Mi nombre es Jaejoong. Me acabo de dar cuenta que aún no te lo había dicho.

—¿Pensé que te llamabas médico?

      Jaejoong no podía entender cómo Yunho era tan…tan… ¿En qué mundo habría vivido? ¿Habría vivido en una cueva? ¿Bajo una roca? —Eso es lo que hago no quién soy.

       —Me quedo en la propiedad mucho tiempo, no salgo mucho. Perdóname, Jaejoong. —Yunho sonrió tensamente, pero sus ojos le mostraron a Jaejoong que estaba asustado y curioso.

      Jaejoong jaló sus piernas hacia su pecho. —Sé lo que quieres decir. Yo prácticamente vivo en ese maldito hospital. Parece como si nunca saliera.

     —¿Vas a las casas de los humanos así como lo hace el médico de los lobos cuando visita las casas de las manadas?

       Jaejoong negó con la cabeza. —Me gustaría. Estoy en el hospital. Los enfermos van ahí y yo trato de sanarlos. —¿Cómo infiernos era tan hermoso y tan ingenuo? Jaejoong había conocido a todo tipo de gente en todas las esferas sociales.

Nadie era tan ignorante sobre…los humanos. Quizás eso lo explicaba. Yunho era un lobo. Quizás él no se mezclaba con el mundo de los humanos.

—Oh. —Yunho se veía avergonzado y sus ojos bajaron.     Jaejoong quería cambiar el tema. No le gustaba que Yunho estuviera incómodo. —¿Cómo puedes cambiar?

      Yunho se mordió el labio. —No puedo decirte. —Miró fijamente a Jaejoong—. Y no puedes decirle a nadie más sobre nosotros.

 

      —JongIn confía en mí. Yo nunca podría traicionarlo. Nunca podría traicionarte. —Y Jaejoong no podría. Algo estaba sucediendo aquí, algo entre su lobo y él que no entendía totalmente, pero la idea de traicionar a Yunho le revolvía el estómago.

 

      —Eso es bueno. —Yunho asintió, aprobándolo y por alguna razón eso hizo feliz a Jaejoong.

       Su teléfono celular timbró, interrumpiendo su feliz momento. Jaejoong lo sacó del bolsillo de sus pantalones y revisó el identificador. Su padre. Alguien con el que no quería hablar en este momento. Presionó el botón silenciándolo y lo metió de nuevo en sus pantalones. Yunho veía cada movimiento.

 

       —Mi padre. Alguien con quien parece que nunca puedo hablar —Jaejoong ofreció cuando leyó la suspicacia en los ojos de Yunho. Por alguna razón a él no le gustaba eso. Quería que su lobo confiara en él—. Él trata de manejar mi vida. Siempre lo ha hecho. r13;Ahora Jaejoong estaba viendo hacia la noche. ¿Por qué su padre no podía dejarlo en paz para que viviera su vida como él quisiera?

 

      —Mi padre hizo lo mismo y después mi Alfa, después el Alfa que ganó el desafío y ahora JongIn. No creo que alguien confíe en que tome la decisión correcta. —Yunho se oía amargado y resentido. Jaejoong se sentía de la misma manera con respecto a su propio padre. Él veía cómo Yunho se movía un poco y apretó el cobertor de nuevo alrededor de él.

       Jaejoong sonrió. —Al parecer nuestras vidas son más similares de lo que pensábamos.

     Yunho asintió. —Parece ser de esa manera. —Yunho lo vio ponerse de pie, estirarse y entonces ponerse sus zapatos.        —Tengo que llevar la sangre al laboratorio. Ella tiene varicela, pero vi algo extraño cuando revisé sus ojos. —Jaejoong saltó hacia atrás cuando Yunho saltó.

     —¿Me dejas?— La voz de Yunho se oía tensa y llena de pánico.

      —Regresaré, Yunho. Lo prometo. —Jaejoong pasó su mano por el sillón, tocando su brazo. La necesidad de estar cerca de ese hombre estaba amenazando su cordura. No entendía eso y no le importaba en este momento. Todo lo que quería era meterse bajo el cobertor y explorar cada centímetro de ese rudo y hermoso hombre.

Yunho tragó saliva. —¿Cuándo?

      —Pronto. Mi turno comienza esta noche. Tengo que trabajar cuarenta y ocho horas, pero te prometo que regresaré cuando termine. —El pensar en dejar a Yunho hacía que le doliera el pecho. No había ninguna razón para que se sintiera de esa forma por un hombre que acababa de conocer, pero una sensación de pertenencia se establecía en su interior.

      —¿Dos días?— Yunho se oía tan desanimado que desgarró el corazón de Jaejoong.

       —Lo prometo, regresaré. —Jaejoong colocó sus manos en los fuertes hombros de Yunho y besó al lobo. Yunho gimió, inmóvil mientras Jaejoong empujaba su lengua al interior. Él tomó ventaja de las defensas bajas de Yunho y exploró su boca, pero el lobo no se quedó inmóvil mucho tiempo. Sus brazos se envolvieron alrededor de Jaejoong, jalándolo más cerca, devorándolo como un hombre hambriento. Jaejoong pensó que se quedaría sin aire pronto.

 

      Jaejoong movió el cobertor a un lado, tomando la caliente carne mientras abría la boca. Yunho tomó el cabello de Jaejoong, jalando la cabeza hacia atrás mientras lamía el cuello de Jaejoong. Jaejoong gimió, sus manos recorrían la espalda de Yunho mientras el lobo lo jalaba más cerca. Él había supuesto correctamente. El lobo estaba gloriosamente desnudo y sabía a rudo y a macho. Sentía la erección de Yunho presionando su abdomen y deseaba que estuviera presionando su culo. La necesidad de ser amado por alguien que no le importara quién era carcomía a Jaejoong.

      Jaejoong se congeló cuando sintió bajo sus manos la piel con múltiples cicatrices. ¿Cómo infierno ese hermoso hombre había sido tan marcado? Gritó cuando Yunho lo empujó gritándole a Jaejoong que se fuera mientras rápidamente acomodaba el cobertor alrededor de su cuerpo, pero no antes de que Jaejoong viera las horrendas cicatrices que cruzaban en cada dirección posible.

—¡Lárgate, ahora!— Yunho rugió.

        —No quiero irme —Jaejoong gritó mientras trataba de alcanzar al lobo, pero Yunho lo empujó de nuevo. Esto no podía estar sucediendo. A él no le importaban las cicatrices. Él quería al lobo. La única persona con la que se sentía completo y amado. Jaejoong estaba desesperado por sentirlo cerca de nuevo. De sentir los fuertes brazos envolviéndolo.

 

      JongIn entró al cuarto y bloqueó a Yunho mientras alguien tomaba a Jaejoong y comenzaba a alejarlo.

       —JongIn, no me quiero ir —Jaejoong gritó tratando de alcanzar a Yunho mientras él rogaba y era sacado de la habitación. Trató de liberarse, luchando con el hombre que lo sostenía como si Jaejoong fuera algo importante, pero el hombre lo sostenía demasiado fuerte. No quería dejar a Yunho. «Por favor no».

      —Por ahora, tienes que irte. —JongIn directamente a los ojos, la tristeza los llenaba. Lo miró  Jaejoong sabía que él no podía ganar esta. Sería forzado a alejarse. Todo lo que quería era tomar a Yunho y nunca dejarlo ir. r13;¡Yunho!— Jaejoong gritó, tratando de alcanzar al lobo, haciendo un último intento por liberarse. —¡Ahora!— Yunho gritó alrededor de JongIn.

      Jaejoong bajó la cabeza y permitió que lo escoltaran fuera del cuarto. Su lobo no lo quería aquí, y él no iba a obligar a nadie. Su corazón se quebró, un nudo se formó en su garganta.

Mientras lo tragaba miró a Yunho a los ojos. —Regresaré, como te lo prometí r13;dijo suavemente.

      —No lo hagas. —Yunho se oía derrotado, como si él realmente le estuviera diciendo adiós. Jaejoong regresaría sin importar lo que el lobo dijera.

       JongIn se recargó en su silla sintiéndose como una completa mierda por haber dejado ir a Jaejoong. Levantó el teléfono y le llamó al Alfa de la manada del Este. —Changjo, soy JongIn. Necesito que me hables de Yunho. —JongIn oyó un suspiro del otro lado de la línea.

     —Sabía que finalmente esta llamada llegaría. ¿Qué ha sucedido?

       —Encontró a su pareja, pero ha tenido una reacción negativa ante eso. —JongIn había estado fuera del cuarto de Nana cuidándola mientras Yunho estaba en el cuarto de al lado con su pareja. Él había oído los gritos y entró directamente. El abuso a las parejas era algo que no se toleraba. Estaba impactado de ver lo duro que Jaejoong luchaba por quedarse con el lobo Gris mientras que Yunho le ordenaba a su pareja que se alejara.

      —Hasta donde yo sé su padre nunca lo dejó salir de la casa. Él lo mantenía aislado, solo. Entonces cuando maduró, Ji Hoon mandó a sus matones a la casa de Yunho. Su padre fue asesinado, aunque Yunho cree que solo se escapó. Eso es lo que Ji Hoon le hizo creer. De cualquier manera Ji Hoon nunca lo dejaba salir de la propiedad excepto cuando hacían sus trabajos sucios, que no estoy seguro cuáles eran, pero eso nunca fue más que unas cuantas horas.

       Changjo suspiró de nuevo. —Cuando yo tomé el control, el hombre estaba tan aterrado que no dejaba su cuarto. Hacía sus deberes pero se encerraba en sí mismo, dejando fuera a todo el mundo. Él era lo que podría decirse un recluso, pero aun así toma su trabajo seriamente, solo sale para eso.

       JongIn maldijo interiormente. Su guerrero había tenido una jodida vida. Quería matar a Ji Hoon de nuevo. Incluso aunque el padre de Yunho estuviera muerto, quería patearle su trasero. Ningún niño debería ser criado de esa forma. Eso también explicaba mucho de la conducta de Yunho. Eso también lo hacía sentirse como una mierda por no conocer mejor a Yunho. —¿Qué acerca de las cicatrices?

      —Has visto las cicatrices. Yo las vi una vez, están sobre todo su cuerpo. Oí que Ji Hoon no dejaba que sanaran colocando polvo de plata en ellas. No lo suficiente para matarlo, solo una mínima cantidad, suficiente para que no cambiara y pudiera sanar —Changjo gruñó—. Ji Hoon era un enfermo bastardo. Aunque las marcas en el interior de Yunho son más serias. Eso es por lo que se esconde.

      JongIn sabía que se requería una gran cantidad de plata para matarlos. Es por eso que cuando a su guerrero Chan Hee le dispararon, él no murió instantáneamente por la bala de plata. El sádico bastardo de Ji Hoon, sabía lo que le hacía a Yunho. r13;Gracias, ¿cómo esta Ricky?— Ricky solía ser miembro de la manada de JongIn hasta que se emparejó con el Alfa Changjo. Él era femenino, pero letal cuando tenía que serlo. Hacía unas galletas con chispas de chocolate para morirse y tenía una boca que avergonzaría a los soldados.

      Changjo se rió. —Manteniéndome de puntitas. Él está loco,pero lo amo.

      —Gracias a Dios ahora él es tu dolor de cabeza. Dile que le digo hola.

—Lo haré. Llámame si necesitas algo más.

       JongIn colgó y se preguntó cómo iba a manejar toda esta situación. Yunho había sido muy maltratado en el pasado. JongIn estaba determinado a asegurarse de que no siguiera sufriendo ni que alejara a su pareja. El Centinela merecía un gramo de felicidad en su vida.

        El padre de Jaejoong estaba lívido. Veía fijamente la cara de su hijo y Jaejoong pensó que le saldría vapor por las orejas. Ahí no habría un ‘¿estás bien?’ o ‘querido Dios, qué te sucedió’. Eso parecía más como un ‘cómo puedes deshonrar tu nombre actuando como una persona ordinaria’. «¿En serio? ¿Éramos de la jodida realeza?»

 

       La única cosa en la mente de Jaejoong era Yunho. Había tenido que detenerse muchas veces para evitar lanzar todo y correr de regreso. De cualquier manera JongIn no iba a dejarlo entrar. Le había dicho a Jaejoong que regresara cuando su turno terminara y que se asegurara de que le entrara en su cabeza que él tenía que mantener el secreto. Le aseguró a JongIn que no diría ni una palabra sobre eso, pero estar lejos de Yunho era sofocante. Su pecho se sentía pesado y su corazón le dolía.

   

  A Jaejoong no le importaban las cicatrices de Yunho. Él sólo quería al hombre con el que había soñado muchas noches. Jaejoong sabía que había alguien ahí afuera para él, había soñado con encontrarse con ese alguien perfecto. Y él lo tenía. Era Yunho. Él…

 

      —Aquí viene de nuevo —una de las enfermeras lo sacó de sus pensamientos advirtiéndole. Su padre caminaba por el pasillo hacia él. El doctor Kim Yong Jun estaba actuando más como un niño con una rabieta que como un adulto. Él realmente no necesitaba eso ahora.

 

      —¿Tu prometida ha visto tu cara?— su padre le preguntó con aire de suficiencia.

      Como si eso fuera algo que debiera temer. Si solo su padre supiera. —Sí, de hecho ella fue la primera que lo vio.

     Su padre sonrió cínicamente. —¿Y qué te dijo la querida Soo Young?

«Ella me dijo que mintiera y me ofreció una buena historia para cubrirlo». —Ella me ofreció cubrirlo con maquillaje y lecciones de box.

      Su querido papá no pensó que eso fuera divertido. Jaejoong lo sabía. —Ahora veré…

‘Doctor Kim Yong Jun, comunicarse al tres uno dos’.

       —El deber te llama. —Jaejoong sonrió cuando su padre se alejó. Dios, él amaba el sistema de localización.

       —No hemos terminado con esto —su padre gritó mientras se alejaba.

      —Oh, sí, lo hicimos, —Jaejoong tomó el expediente y entró al cuarto de su paciente.

       Jaejoong llamó al doctor Jo In Sung , el consultor al que envió a Hyung Jun. El hombre cumplió con su palabra he hizo una cita. Él estaba feliz de que Hyung Jun recibiera la ayuda que necesitaba y eso quitó una carga de su mente.

      Jaejoong regresaba a escribir en el expediente en el que estaba trabajando antes de hacer la llamada cuando sintió que el vello de su nuca se erizó. Mirando a su alrededor sus ojos revisaban el piso. Nada parecía estar fuera de lugar, pero él no podía desprenderse de esa sensación. Dejó la pluma, cerró el expediente y se lo entregó a la enfermera. Algo no estaba bien.

 

      Jaejoong empujó la puerta y caminó escaleras arriba. No podía poner el dedo en eso, pero algo lo estaba jalando en esa dirección, y sabía que eso se oía loco pero siguió. Siguió la sensación hasta que se encontró frente al laboratorio. Revisó el pasillo y no encontró a nadie ahí, abrió la puerta y entró.

 

—Hey, doc —el hematólogo lo saludó.

      —Hey, Jin, ¿cómo está todo?— Jaejoong discretamente vio alrededor del laboratorio. ¿Por qué tenía estas extrañas emociones? Caminó hacia el hombre de un metro noventa que veía al microscopio.

 

—Justo iba a revisar la prueba de la sangre que me trajiste.        —¿Y?— Jaejoong se acercó, la necesidad de tomarla y correr era fuerte.

       —Dame un minuto, déjame revisarla. —Jin tomó el tubo y se volvió a sentar dejando el tubo de sangre en el contenedor al lado de él. Moviéndose lentamente se acercó a la mesa. Sus acciones parecían maniáticas y su proceso de pensamiento errático mientras veía el tubo carmesí en su mano.

—¿Algún problema, doc?— Jin miraba a Jaejoong.

      —Este es un favor personal —Jaejoong habló mientras rodaba el frasco en la palma de su mano, viendo la hemoglobina moverse alrededor del vidrio.

     —Lo sé. Es por eso que no lo había podido hacer hasta ahora.

    Jaejoong negó con la cabeza. —No hay necesidad, cambié de opinión. —Metió el tubo en su bolsillo y le sonrió a Jin.

—¿Estás bien?— La preocupación cruzó el ceño de Jin.

      —Si, solo ha sido una larga noche —dijo Jaejoong y salió del laboratorio. La puerta se cerró mientras Jaejoong se preguntaba qué infiernos estaba mal con él. Vio hacia el pasillo. Un hombre estaba ahí, sus ojos fijos en Jaejoong. «¡Corre!»

       Jaejoong caminó rápidamente hacia el elevador, esperó que llegara a su piso mientras el hombre se aproximaba hacia él, moviéndose más rápido. «Vamos», él pensaba mientras presionaba el botón repetidamente.

 

      Las puertas se abrieron y Jaejoong entró, presionando el botón para que la puerta se cerrara y después presionando el botón hacia su piso. El hombre gritó cuando las puertas se cerraron. «Mierda». Su corazón comenzó a latir fuerte en su pecho. Él tenía que salir de aquí. Jaejoong no tenía idea cómo, pero algo le decía que el extraño no se iba a detener hasta tener el frasco, algún instinto interior lo hacía protegerlo.

      Presionó el botón para detener el elevador y sacó su teléfono celular. «Por favor contesta».

—¿Doctor?

       Jaejoong soltó el aliento. —JongIn, alguien está detrás de mí, y necesito que vengas por mi ahora.

—¿Dónde estás?       Jaejoong podía oír el ruido de sábanas al fondo. Bueno, al menos el lobo lo tomó seriamente. —Entre el piso segundo y primero.

 

      Yunho estaba acostado en su cama sintiendo que cargaba el mundo en su espalda. La expresión de horror que vio en él no lo dejaba desde que Jaejoong lo dejó. No podía alejar esos ojos castaños. Lo acechaban incluso cuando dormía.

 

       Gruñó mientras se giraba, golpeando la almohada con frustración. Yunho extrañaba a Jaejoong, quería sentir esos suaves labios de nuevo, rodearlo con sus brazos, jalarlo más cerca. Sus manos acariciaron su pecho. Soltó un gruñido cuando sintió las cicatrices bajo su palma. Por una vez en su vida, deseaba poder ser alguien más, alguien que su pareja mereciera. No éste rechazado que estaba acostado ahí sintiendo lástima de sí mismo.

 

      —¡Yunho!— El Alfa JongIn golpeó su puerta. La puerta de la recámara se abrió haciendo que Yunho saltara. Él comenzó a enojarse de ni siquiera tener tiempo para sí mismo en su propia maldita recámara.

 

       —Esta es mi recámara. ¿No puedes tener al menos el suficiente respeto para esperar hasta que te invite a entrar?— No le importó hablarle de esa manera a su Alfa. Yunho había luchado por todas las cosas en su vida, y él tenía derecho a su privacidad. Era todo lo que tenía. Rápidamente se puso la camiseta y cubrió sus cicatrices.

      —Bien. Solo quería informarte que tu pareja está en problemas y que voy a la ciudad a ayudarle. Así que regresa a lo que sea que estabas haciendo. —JongIn dejó la puerta abierta y se alejó.

 

continuara...

Notas finales:

oh nooo.. alguien persigue a Jae Jae....

nos leemos.. dejen RW


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