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19. La Monta de Yongguk por dayanstyle

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Notas del capitulo:

a leer 

—Creo que Zelo necesita una intervención. —Luhan frotó su mano bajo el mentón—. No acepta que es gay, Y eso lo está desgarrando.

 

—Oh, no. No malcriados, no los llevaré a ningún lado. Jongin podría arrancar la piel de mis puntiagudas orejas fuera de mi cabeza. —Tao levantó las manos, con las palmas hacia afuera mientras se movía entre ellos—. Busca a alguien más para tu sucio trabajo.

 

—¿Gallina? —Luhan lo desafió.

—Todos los huesos de mi cuerpo —el elf estableció con orgullo.

—Bien. —Luhan vio hacia el estudio—. Rasa, tenemos otra pareja escondida en el closet, necesitamos tu ayuda.

—¿Hablas acerca de Zelo? —Rasa preguntó quitándose su sombrero y rascándose la cabeza—. ¿Cómo quieres manejarlo?

—Otro viaje al club de strippers podría ayudarlo a salir.

 

 

Rasa sacudió la cabeza, entrecerrando los ojos hacia Luhan. —¿No te estarás olvidando de un pequeño problema? Su mamá quiere atar el cordón umbilical…alrededor de su cuello.

Luhan tronó sus dedos. Le había llegado una gran idea. r13;Him Chan.

—Déjame entender esto. ¿Quieres que un demonio vaya con nosotros y evite que ella tome a su hijo? —Rasa preguntó asombrado.

 

—¿Hay algo malo en esa idea?

 

Rasa le sonrió ampliamente. —Ni una maldita cosa.

 

—¿Cómo le hacemos para llamarlo? —Niel preguntó mientras entraba al grupo secreto de parejas.

 

—¿Gritándole? —Donghae sugirió.

 

—No, creo que lo sé. —Luhan guió al grupo de parejas a la biblioteca y cerró la puerta, cerró las pesadas cortinas y se giró hacia ellos—. Según Jongin tiene que estar oscuro. Ellos salen de las sombras.

 

—Suena como historia de terror —Ren gimió.

 

—No, sólo es extraño como el infierno. ¿Listos? —Vio alrededor la expresión de terror de todos—. Oh, vamos. Soy quien le teme a la oscuridad.

—¿Qué es lo que haremos? —Taemin preguntó.

 

—Him Chan —Luhan dijo el nombre y esperó. Llamándolo como hacían cuando necesitaban a Tao. Eso debería de funcionar como Donghae sugirió. Ellos sólo necesitaban algo de oscuridad.

 

Todos se sobresaltaron cuando unos ardientes ojos aparecieron a un lado del librero, y entonces un enorme cuerpo apareció. Luhan veía detrás del demonio, tratando de ver algún punto de la puerta hacia el otro mundo, pero sus ojos sólo vieron un rincón oscuro y nada más.

 

Luhan había oído de Jongin sobre los demonios guerreros, pero él no dijo nada de cuán misteriosos eran. Mediría dos metros pero su masa corporal era imponente. Era más enorme que el Alfa de la manada del Este.

 

—¿Fui requerido para una audiencia? —la voz del hombre estaba llena de sarcasmo y un toque de irritación.

 

Luhan cuadró los hombros. —Sí, ¿eres la niñera de Zelo?

 

El reflejo de llamas en los ojos del demonio aumentó. —No soy una niñera.

 

—Como sea, queremos salir con Zelo y pensamos que quizás podrías mantener un ojo en las cosas. ¿Hay algún problema con eso?

 

—Depende, ¿a dónde quieren ir?— El líder se apoyó contra el escritorio y cruzó los tobillos. Luhan pensó que de seguro el escritorio cedería ante la tremenda presión.

 

—Un club de strippers.

 

Him Chan soltó una carcajada que asustó a todos. Se oía más maniática que hilarante.

 

—Juego de niños. Tengo un mejor lugar en mente —dijo después de que dejó de reír psicóticamente.

A Luhan no le gustaba eso, y juzgó por las miradas de los otros que a ellos tampoco. —¿Cómo sabremos que no es un truco para secuestrar al grupo entero?

 

—¿Qué infiernos haría con una pandilla de humanos llorones? Estoy haciéndoles un favor, no hay nada más. —Him Chan se puso de pie y los vio hacia abajo.

 

—Bien, entonces tenemos un acuerdo. Te hablaré cuando Zelo regrese de su paseo con Yongguk.

 

La cara del demonio era de ira. —¿Dejó la Casa?

 

—Duh, eso es lo que acabo de decir. —Luhan giró el labio mientras luchaba contra la urgencia de carcajearse.

 

El hombre se dio media vuelta y entró en las sombras sin decir otra palabra.

 

—¿Eso significa un si? —Heechul preguntó.

 

—Quién diablos sabe —Luhan declaró rotundamente. Eso no estaba yendo de la manera que había pensado que iría. Ahora todo lo que podían hacer era esperar a que Zelo regresara.

 

Zelo Inclinó la cabeza hacia atrás, abriendo el visor mientras Yongguk conducía la motocicleta, disfrutando el sol en su cara, se sentía mal de que Lay no pudiera tener esa experiencia de nuevo. Su hermano amaba estar en el sol.

 

—Cierra eso. —La voz de Yongguk le llegó por los auriculares. ¿Cómo le hacía para saber?

 

—Tengo un oído excepcional —contestó al pensamiento de Zelo.

 

Zelo bajó la visera, su cara se arrugó en protesta. Quería cruzar sus brazos sobre su pecho pero temía caerse debido a la velocidad. Cuándo Yongguk lo llevó en su motocicleta por primera vez hace semanas, el hombre iba a quince kilómetros por hora. Ahora que sabía que Zelo amaba montar en motocicleta, corría al límite. Zelo sentía que el hombre prefería ir más rápido.

 

Llegaron a una pequeña panadería a cincuenta kilómetros de la Casa. El olor que salía de la tienda le hacía agua a la boca de Zelo. Pan recién horneado y canela llenaban el aire. Su estómago gruñó con el aroma.

 

Zelo estaba feliz de quitarse la chaqueta de cuero. El calor del día hacía que tuviera los brazos pegajosos. Su piel se sentía más fresca cuando se quitó la chaqueta y la dejó sobre la motocicleta. Se quitó el casco y absorbió el aire fresco. El sudor hormigueaba en sus sienes. Zelo levantó la bastilla de su camiseta y se secó el sudor.

 

—Amo el pan recién horneado —dijo Yongguk mientras abría la puerta parar Zelo—. Es lo mejor para comer.

 

Hablar trivialidades, podría manejar eso. —Incluso mejor con mantequilla.

 

—Ahora estás hablando mi idioma.

 

Zelo siguió a Yongguk al mostrador, viendo todos los deliciosos postres a través del cristal. Él se inclinó y señaló el queso. —Y comerlo con queso, yum.

Yongguk le sonrió. —Creo que encontré algo que tenemos en común.

 

Zelo tomó dos botellas de refrescos y un paquete de cubos de queso. Yongguk compró pan recién horneado y un paquete individual de mantequilla.

 

Llevaron sus comidas y bebidas a un pequeño gazebo desde el que se veía un estanque. Zelo subió los pies a la banca disfrutando la vista del paisaje. Yongguk comió uno de los cubos de queso y le puso mantequilla a un pan mientras Zelo apoyaba la cabeza en el regazo de Yongguk, probando su valor en un lugar público.

 

Tomó una profunda respiración y se relajó, tratando de no ser demasiado travieso.

 

Yongguk estaba asombrado de que su pareja apoyara la cabeza sobre sus muslos, sus pies plantados firmemente en la banca circular de madera. Aunque él para nada se quejaba.

 

Llevó un pedazo de queso a los labios de Zelo, dándoselo una vez que él los abrió. —Lindo día para relajarse —comentó sin una razón en particular.

Zelo asintió mientras masticaba y tragaba, Yongguk veía con interés la manera en que los músculos de la garganta de su pareja se movían mientras su pareja tragaba, rezó por descubrirlo algún día.

 

—Está pacifico aquí. —Los dedos de Zelo sostenían la botella de refresco, girándola en su mano. El pulgar de Yongguk recorría la mejilla de su pareja, amaba la suavidad de la piel bajo su toque.

 

Bajó la mano y la apoyó en el cuello de Zelo mientras su pareja masticaba, sintiendo los tendones estirarse y flexionarse. Joder, se estaba poniendo duro.

 

De algún modo su pareja lo sintió, porque giró la cabeza y vio el bulto en los jeans de Yongguk y entonces se levantó. Tragó visiblemente y entonces se lamió los labios. —Me gustaría intentarlo.

 

«Santa mierda», esas palabras casi hacen que Yongguk se corriera en su jeans. Vio alrededor, encontrando un área del campo con la hierba alta.

 

Su mente desesperada pensaba en desesperados planes. r13;Sígueme. —Jaló a Zelo fuera de la banca, lo llevó hacia la hierba alta y acostó a su pareja. Yongguk desabrochó sus jeans, preparándose solo en caso de que Zelo quisiera chuparlo.

 

Zelo se rodó de lado y jaló a Yongguk de los hombros, se inclinó y comenzó a besarlo. Yongguk acunó su cara, ladeando su boca para tomar todas las ventajas de esos deliciosos labios. Bebió y mordió, empujando su lengua para saborear ese paraíso.

 

Su pareja gimió mientras entraba en los jeans de Yongguk y tomaba el pene en un puño. «Jodidamente no te corras», le ordenó a su cuerpo. Un siseo salió de sus labios Zelo, empujó su cuerpo y comenzó con su suplicante pene.

 

—Yo…

—Lo que te sea más cómodo. — «Sólo deja de torturarme».

 

Los dedos de los pies de Yongguk se curvaron dentro de sus botas cuando los labios de Zelo finalmente cubrieron su eje. Las manos en un puño detrás de su cabeza en un esfuerzo por no tomar la cabeza de su pareja y empujar su pene hacia su garganta.

 

Al principio Zelo exploró, dándole pequeñas lamidas y apretando su eje en la mano. —¿Te han chupado el pene antes, verdad?

 

Zelo se ruborizó profundamente. —Una vez.

 

—¿Te gustó lo que te hicieron? —«Y ahora antes de que explote, por favorcito con azúcar en la punta». Yongguk estaba perdiendo la cabeza. Tomó aire para controlar las emociones que surgían de sus bolas.

 

Zelo se estiró abriendo la boca, tomó unos centímetros de Yongguk. Se apresuró a tomar la base, evitando que su pareja tomara demasiado y se ahogara. Bombeó lentamente mientras Zelo lamió alrededor del eje, bombeando su cabeza en un sincero esfuerzo por complacer a Yongguk. Su otra mano acariciaba la parte de atrás de la cabeza de Zelo.

 

La lengua de su pareja rodeó la cabeza de su pene, lamiendo el pre semen que fluía. —Se siente bien —lo animó.

 

Yongguk colocó su mano en el cuello de Zelo, sintiendo que los músculos trabajaban con un ejercicio diferente, un ejercicio que él sólo había fantaseado.

 

Zelo se colocó de rodillas y plantó las manos en los muslos de Yongguk, y bombeó más rápido.

Sentía cómo miles de agujas subían a su columna mientras sus bolas se acercaban a su cuerpo. —Voy a correrme —Yongguk advirtió, masturbándose mas rápido.

 

Zelo hizo la cosa más asombrosa. Sacó el pene de Yongguk de su boca y la abrió mientras la semilla de Yongguk era disparada, teniendo la boca de su pareja como blanco, algunos chorros cayeron a su mentón. Zelo lamió la corona, lamiendo cualquier resto de semilla.

 

Zelo le sonrió a Yongguk, limpiándose el mentón. Con el sol poniéndose detrás de su pareja, Yongguk nunca había visto una más serena vista. Los últimos rayos de luz creaban un halo alrededor de la cabeza de Zelo, haciendo que se viera como si no fuera de la tierra, sino como un ángel que había bajado del paraíso.

 

Las puntas de los dedos de Yongguk trazaron la cara de Zelo, su pulgar acarició los sexy e hinchados labios. —Eres perfecto.

 

—Sólo dices eso porque… —Zelo movió una mano ante el aun expuesto pene de Yongguk, volviéndose de un profundo escarlata.

 

—No, lo diría incluso si no hubiéramos tenido sexo, aunque eso ayuda. —Sonrió ante los esperanzadores ojos de Zelo.

 

—¿Realmente crees eso? —Zelo miró a Yongguk con adoración. Yongguk cepilló con sus dedos el cabello, preguntándose si Zelo enloquecería de nuevo dado que lo había chupado.

 

Se asustó cuando vio la mirada, la que le decía que Zelo iba en camino de una explosión nuclear. —Ahora, relájate, fue solo una mamada. —Cuando Zelo abrió la boca, Yongguk deseó haber dicho una frase diferente. Él se puso de pie rápidamente, metió su flácido pene dentro de los jeans.

—Yo–Yo–Yo estoy bien, realmente —dijo Zelo. Quizás él debería de ayudar a su pareja a ponerse de pie. Arrodillado ante Yongguk no ayudaría en el asunto.

 

—Esa fue la mejor. —Trató una táctica diferente, esperando que funcionara.

—¿Eso–eso fue?

 

Bien, él podría tratar con la tartamudez. Eso era mejor que los sollozos. —Buscaré en mi bolsa ahora y te pegaré una estrella dorada en la frente por el entusiasmo que mostraste.

 

Zelo inclinó la cabeza y vio fijamente a Yongguk, su ojo derecho cerrado ligeramente. Quizás esa última parte fue demasiado. —Nunca había hecho eso antes. Puedo no ser un profesional, pero lo intenté —su pareja dijo molesto.

 

La ira era realmente buena. Eso era una emoción que era más familiar para Yongguk y que podría manejar mejor que las lagrimas o la depresión. —Dije que fue una buena mamada.

 

—Oh, gracias, jefe, ¿obtendré ese aumento? —Zelo se puso de pie y regresó como tromba a la banca. Yongguk tenía una rabiosa erección ante el fuego de su pareja. ¿El chico sería bipolar? Seguro como una mierda que actuaba como uno.

 

—Deberíamos irnos. Está oscureciendo. —Zelo tomó el pan y se apresuró hacia la motocicleta. Esa montaña rusa estaba haciendo que la cabeza de Yongguk girara.

 

Si Zelo iba a cambiar el libreto cada vez que tuvieran sexo, él iba a necesitar una gran botella de aspirinas.

 

Está bien, eso no sucedió la última vez, pero dos de tres era demasiado en su libro. Yongguk siguió detrás de él como un buen guerrero, listo para empujar a Zelo a la motocicleta y darle una buena y tradicional nalgada.

 

Joder, estaba duro de nuevo.

 

—¿Vas a hacer pucheros todo el camino a casa?

 

—Sí.

 

Yongguk se puso la chaqueta de cuero, el casco y subió a horcajadas en la motocicleta. ¿Por qué se estaba regañando? Zelo fue el que se había ofrecido. Él era un hombre y seguro como el infierno que no iba a rehusarse a tener sexo con su propia pareja. Ahora Yongguk estaba tan confundido por como Zelo actuaba. ¿Debería de estarlo? ¿O pudo haberle dado a Zelo la impresión de que no estaba interesado? Yongguk se sentía atrapado entre la espada y la pared. No estaba seguro de lo que debería de hacer.

 

«Maldito psicótico».

 

Esperó impaciente a que Zelo subiera detrás de él y se alejó tan pronto como su pareja se sentó. Recorrió la carretera a ciento cuarenta y cinco kilómetros por hora, estaba enojado, correcto, ahora quería encontrar a una persona anónima y golpearla hasta sacar el infierno dentro de él. No le gustaba dudar de sí mismo. Zelo lo hacía sentir que estaba cazando su propio rabo y de seguro sin llegar a ningún lado.

 

—¿Puedes ir más despacio? No creo que me vea bien siendo embarrado en la carretera.

 

¿Por qué tenía que invertir en esos cascos con audífonos? r13;Mantente callado ahí atrás.

—¿Por qué? Chupé tu pene. ¿Puedo absorber ese hecho?

—Absórbelo en silencio. Alteras mi ira. —Yongguk disminuyó la velocidad. Las palabras de Zelo lo golpearon ante el hecho de que si chocaba ninguno de ellos probablemente sobreviviera a esa velocidad.

 

Llegó al camino de grava y estacionó la motocicleta y usó más fuerza de la necesaria cuando bajó el soporte. Su Harley Softail había soportado mucho abuso hoy.

 

La llevaría mañana al taller de Eli para que la afinara.

 

—¿Qué infiernos está mal contigo? —preguntó Suho al ver la expresión de Yongguk cuando entró a la casa.

 

—Pregúntale al hombre bipolar. —Yongguk movió sus brazos detrás de su espalda señalando a su radiante pareja.

 

—Sabes que necesita tiempo. Deja de actuar como un gran bebé imbécil, y piensa por un momento en él. ¿Si estuvieras en sus zapatos estarías reaccionando bien ahora?

 

—¿Puedo dar testimonio? —Kris gritó y saltó hacia ellos levantando las manos como si estuviera en un servicio religioso—. Amén, Suho. Predícale al imbécil.

 

Suho dejó a Kris y continúo. —¿Cuánto ha pasado, dos días? Deja el infierno de esa conducta, acéptalo y trata con eso.

 

—Jódete —Yongguk murmuró, sabiendo en su corazón que Suho tenía razón. Él había actuado como un malcriado berrinchudo mientras su pareja luchaba al tratar con su sexualidad. Él sólo tenía que tratar con el calor y el frío que le causaba migraña. ¿Debería de decir sí, debería de decir no? No parecía haber una respuesta correcta. Se frotó la cara preguntándose cuánto había complicado la complicada situación.

 

Se giró para pedirle disculpas a Zelo, pero no estaba detrásde él.

 

—Las parejas se lo llevaron. Déjalo con sus compañeros, que suelte un poco de vapor. —Suho colocó su brazo en los hombros de Yongguk—. Verás, hermanito, esto es…

Zelo siguió detrás de Luhan, corriendo tan rápido como pudo lejos de Yongguk. ¿Por qué tenía que enloquecer cada vez que tenían sexo?

 

«Porque tenías su pene en tu boca».

 

No debería gustarle hacer eso, pero lo hacía. «No, no, no, no, eso estaba mal». ¿Entonces por qué se lamía los labios, quería saborear la semilla de su pareja de nuevo? No podía apartar la imagen del ceño fruncido de su mamá y sus crueles palabras. Parecían acecharlo cada vez que estaba sexualmente con Yongguk.

 

«Eres una abominación. Te irás al infierno.

 

Eres un enfermo en esa retorcida cabeza tuya.

 

La homosexualidad de Lay se te contagió».

 

Zelo odiaba el hecho de que él permitía que esos comentarios controlaran lo que él pensaba de un buen hombre que solo había cuidado de sus necesidades. Yongguk no se merecía las subidas y bajadas, su calor y frío. Zelo quería arrancarse el cabello ante la confusión de emociones que luchaban en su interior. Si sólo pudiera acallar las voces de su mamá que lo acechaban.

 

—Nosotros vamos a escaparnos y tú vienes con nosotros.

 

Las palabras de Luhan sacaron a Zelo de sus pensamientos y miró a la pareja como si hubiera perdido su mente. —¿Lo haré?

 

—Sí, es la única manera de que los chicos grandes puedan estar de acuerdo con nosotros. —Zelo vio detrás de la pequeña pareja, viendo a Him Chan parado ahí, viéndose aburrido. Eso no podría ser bueno.

 

—¿Qué infiernos está haciendo él aquí? —Zelo gruñó suavemente—. ¿Has perdido la maldita cabeza? Él es un demonio, D–E–M–O–N—I—O.

 

—Gracias por deletrear correctamente. Ahora deja de retardarnos y mueve tu culo. No tenemos toda la noche. —Luhan tomó el brazo de Zelo y lo jaló hacia el alto demonio.

 

—Hola. —Su voz se quebró con una palabra, mostrando todos los huesos de cobarde que tenía.

 

—Saludos, joven demonio. —Los rasgos de Him Chan se suavizaron cuando habló con Zelo. Era aterrador viniendo de un hombre con una apariencia tan intimidante como el que estaba parado frente a él. Los suaves rasgos no se ajustaban a su cara.

 

—Si sabes cómo he actuado últimamente, estás en lo correcto al llamarme así. —Zelo se encogió cuando Him Chan tomó su hombro y le dio un suave apretón. Está bien, quizás ligero para el líder, pero eso dolió como el infierno en sus delicados huesos humanos. «Medio humano, eso soy».

 

—Tu demonio está emergiendo, eso es todo. Aprenderás a manejarlo.

 

—Será mejor que sea pronto antes de que Yongguk me interne.

 

Him Chan se agachó y vio a Zelo directamente a los ojos. r13;¿Las emociones van de lo caliente a lo frío, arriba y abajo?

 

Zelo asintió.

 

—Eso es sólo tu demonio tratando de ajustarse dentro de ti ahora que ha sido liberado. Está tratando de aprender tu estilo. Dale tiempo. —Him Chan se enderezó, dirigiendo a todo el mundo a una esquina sombreada—. Vamos a la fiesta, estilo demonio —dijo dando un guiño.

 

Zelo sintió que el aire dejaba sus pulmones mientras seguía detrás del alto hombre. Mareo y desorientación recorrían su cuerpo y entonces salieron dentro de algún tipo de club. Estaba oscuro, era ruidoso y olía a alcohol. El acto de dejar el cuarto y terminar en lo que parecía ser otro reino estaba causando estragos en sus nervios pero Zelo logró controlarse.

 

Se atrevió a ver hacia el escenario, viendo a una mujer contoneándose, movía su trasero de un lado al otro. Ella apenas y estaba vestida para cubrir sus partes privadas, aunque su blusa era menos reveladora que los shorts de niño que ella usaba. Las nalgas le sonreían cuando la mujer se giró dándole la espalda a todos. Eso no le causó nada, entonces, ¿qué decía eso de él?

 

—Creo que estamos en el lugar equivocado, Him Chan. El género de la que está ahí arriba esta equivocado. Mi pequeño grupo es un poco más del lado masculino. —Luhan señaló hacia la actuación de la mujer.

 

—No, es exactamente en donde necesitas estar, pareja. r13;Him Chan se carcajeó mientras diez hombres rodeaban al grupo.

 

 

—Oh, mierda, Jongin va a matarme por esto.

 

—¿A dónde exactamente ellos se llevaron a Zelo? —Yongguk preguntó cuando no pudo encontrar a su pareja por ningún lado.

 

Suho y Eunhyuk se levantaron del sofá de cuero de la oficina de Jongin. —¿Por qué? —Suho logró decir la palabra, su cara cambió de curiosidad a rabia—. ¿Dónde está Tao?

 

—Eso es lo que trato de descubrir. —Olfateó el aire en busca de Zelo pero no olió nada parecido a la naftalina—. No puedo encontrar a ninguno de ellos.

 

Jongin se levantó tan rápido que la silla cayó al piso. r13;Encuéntralos —gruño bajo—. Con esa perra demonio detrás de Zelo, nadie está a salvo.

 

Él salió a cazarlos. Cada guerrero buscó por la Casa pero estaba vacía.

 

—¿Podría ser que tu pareja los sacó de nuevo? —Chanyeol preguntó.

—No lo creo. Luhan conoce los peligros. Además ningún vehículo ha salido y Tao no se atrevería a llevarlos. Algo está mal.

 

El estómago de Yongguk se hizo nudo con la preocupación. Si la mamá de Zelo lo encontraba no había ni una manera de saber a dónde se lo llevaría. Sintió una opresión en su pecho al pensar en nunca volver a ver a Zelo de nuevo.

 

Tenía que encontrarlo.

 

continuara...

Notas finales:

dejen rw


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