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27. Xero (03) por dayanstyle

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Jenissi luchó contra las restricciones en sus brazos y piernas. Podía sentir que el pánico se apoderaba cuando el matón se estuvo burlando sobre que era humano mientras cruzaba la sala. —No puedes liberarte, pero es divertido verte luchar.

 

Un temblor de temor recorrió su cuerpo, pero Jenissi no le iba a dar al hombre la satisfacción de dejarle saber cuánto realmente lo aterraba. Le pareció que eso solo aumentaría el placer del hombre. —No puedo tener una licencia médica, pero le daré una autopsia libre, idiota.

 

El hombre soltó una carcajada moviendo la cabeza, sus manos aterrizando en sus caderas. —Creo que serás la persona que reciba el premio.

 

Eso no había salido muy bien. El miedo de Jenissi se disparó a un nuevo nivel cuando otra persona entró a la habitación. El hombre lucía rudo y amenazante. —Veo que trajiste otro donante. —El recién llegado caminó por la habitación y empezó a rebuscar en los armarios antes de dejar una muy grande aguja sobre el mostrador.

 

—No pensará clavarme esa jodida cosa, —gritó Jenissi, mientras luchaba contra sus ataduras. Escupió hacia el hombre que sostenía el peor temor de Jenissi. Dios, odiaba las agujas. Cada vez que tenía que vacunarse, el doctor lo tenía que noquear primero con gas óxido nitroso. Ese chico no tenía idea de cuánto las odiaba. Prefería ser arrojado a una fosa con miles de serpientes que permitir que ese hijo de puta la clavara en su cuerpo.

 

—Oh, lo siento, ¿qué dijiste que no iba a hacer ahora? Haré lo que se me dé la jodida gana, humano. —El hombre curvó sus labios y dio un paso más cerca de Jenissi—. Te voy a drenar.

 

—¡No! —Jenissi gritó mientras sacudía todo su cuerpo, haciendo todo lo posible por liberarse. La aguja parecía ser de veinte pies de largo a los ojos de Jenissi. Gritó cuando las tiras de cuero cortaron sus muñecas y tobillos, pero no se dio por vencido.

 

 

—Ya ves, he encontrado que los humanos tienen algo en su ADN que se une con mi nuevo medicamento. Lo mejora y hace que sea más potente. El problema es que hay un montón de este.

 

—Lo vas a lamentar, pequeña mierda. Si me lastimas con esa aguja… voy hacértelo pagar. ¡Xero te va a matar por esto! —Jenissi gritó en venganza.

 

El hombre se echó a reír. —Te he estado observando. ¿Dónde está tu guerrero? No lo he visto en toda una semana. Creo que consiguió lo que quería y te dejo a un lado. —El hombre ató un torniquete de goma alrededor de la parte inferior de su brazo—. No creo que le importe.

 

Jenissi gritó hasta que su voz estuvo ronca, y ningún otro sonido se escuchaba ahora. El muy sádico cabrón le insertó la aguja. Podía sentir su corazón latiendo tan fuerte, que pensó que explotaría.

 

Comenzó a híper ventilar. El sudor estalló en todo su cuerpo. Un hilo rodó por un lado de su rostro. La aguja se quedó en su lugar y Jenissi vio como el claro tubo se llenaba con su sangre. Estaba conectada a una gran bolsa mientras lo drenaba, mientras le quitaban lo mismo que necesitaba para vivir.

 

Jenissi vio con horror como la bolsa empezó a llenarse. No era ningún experto, pero sabía que no deberían drenarlo tan rápidamente. La bilis subió a la parte posterior de su garganta, dándole náuseas. Cada vez que la bolsa se llenaba más, su cuerpo se ponía más ligero. Se sentía débil, exhausto.

 

—Quiero agradecerle de antemano por su donación. —El hombre le dio unas palmaditas en el hombro, y Jenissi se esforzaba por mantener los ojos abierto. Su visión era borrosa, por lo que era difícil ver lo que estaba pasando. ¿Cómo podían drenarlo tan fácilmente?

 

Lamió sus labios ya que su boca comenzó a secarse. Una sola lágrima rodó por su rostro mientras se preguntaba por qué Xero lo había abandonado. Había tenido la esperanza en su corazón de que Xero realmente cuidaría de él. Jenissi había sido un tonto. Y para empeorar las cosas, todo el mundo pensaba que había regresado al ‘Reino Humano’.

 

Nadie iba a salvarlo. Nadie.

 

Parpadeó un par de veces, tratando de ver las sombras de la habitación. Un anillo de luz se estableció en su cabeza mientras Jenissi luchaba por permanecer consciente. La temperatura debió de haber decaído en la habitación por que podía sentir sus dientes castañeando.

 

—¡Jenissi!

 

Volvió la cabeza con gran esfuerzo. Estaba tan malditamente débil.

 

—¡Jenissi!

 

Jenissi oyó la voz como si se tratara de un eco lejano. Fue la última cosa en su mente antes de ser tragado por la oscuridad.

 

Xero se lanzó a los armarios y abrió los cajones, buscando desesperadamente algo que interrumpiera la sonda. Encontró un par de pinzas hemostáticas y con ellas tiró de la aguja fuera del brazo de Jenissi.

 

El caos reinaba a su alrededor mientras los guerreros luchaban desesperadamente por acabar con Soo Man y sus hombres. Cuando Peter lo había llevado al Malcor, Xero sabía que no iba a ser fácil.

 

Soo Man, por alguna desconocida razón, era inmune a sus poderes. Jin no podía congelarlo, Joshua no podía quemarlo, e incluso Tae Heon, que se hacía invisible podía verlo.

 

Xero, por el momento, los ignoró a todos. Su compañero estaba allí, inconsciente, la esencia de su vida atrapada en una jodida bolsa plástica. No tenía idea de cómo revertir eso, de cómo devolverle la sangre al cuerpo de Jenissi. —¡Phoenyx! —Mientras gritaba, Xero rápidamente desabrochó las correas que sujetaban a su compañero. Jenissi se veía tan frágil tendido inconsciente. No se veía como si estuviera muriendo. Parecía como si estuviera en un sueño tranquilo.

 

Xero podía sentir que sus músculos se extendían, cada vez más, y comenzó a duplicar su tamaño.  Sus poderes no eran tan útiles  como algunos de los otros guerreros. Aun así, sus poderes le permitían duplicar su tamaño y multiplicar su fuerza por diez. La sala pareció pequeña cuando su cuerpo creció. Xero puso su demasiado grande mano sobre el pecho de Jenissi, sintiendo el tenue pero persistente latido de su corazón. No latía a un ritmo normal, pero seguía tratando de mantenerse con vida.

 

El guerrero pelirrojo estaba a su lado. Le sacó la camisa a Jenissi, mostrando su anormal azulada piel, e hizo una pequeña incisión en su pecho, justo encima de su corazón. Phoenyx se inclinó sobre el cuerpo de Jenissi, una lágrima escapó de su ojo y viajo por su cara, colgó de la barbilla y cayó en la pequeña incisión.

 

El guerrero volvió a la lucha antes de que Xero pudiera agradecerle. Con cuidado, controlando su fuerza, sacó a Jenissi de la mesa, y lo sostuvo cerca de su corazón mientras miraba alrededor del cuarto. Sus brazos se apretaron alrededor de su compañero mientras miraba a los guerreros superar poco a poco a los hombres que habían intentado matar a su compañero.

 

Xero miró el inerte cuerpo de Jenissi. Se veía tan pequeño, tan frágil. Minutos habían pasado, pero el color no había vuelto a la tez de su compañero. Todavía era azul. —Him Chan. —La voz de Xero se disparó en la pequeña habitación. Su tamaño le daba una profundidad casi irrealista que sacudía su pecho—. No se está curando.

 

El líder asintió con la cabeza mientras sus reflejos sobrehumanos contrarrestaban el movimiento que su oponente estaba haciendo. Him Chan hizo un movimiento fluido, su hoja cortando a través de la garganta expuesta del hombre. —Volveré.

 

Xero vio que su líder abrió su mano y un portal apareció a su derecha. Antes de que Him Chan pudiera atravesarlo, Soo Man se abalanzó sobre el mostrador, agarrando una aguja en inyectándose a si mismo.

 

La boca de Xero se quedó abierta, su mandíbula colgando, rugiendo cuando el hombre trataba de agarrar la bolsa de sangre de Jenissi de sus manos. Xero lo pateó con sus grandes y poderosas piernas, tratando de mantener a Soo Man lejos de su compañero, pero el hijo de puta evadió sus esfuerzos.

 

Him Chan estaba al otro lado de la habitación en un instante, luchando con Soo Man para mantenerlo alejado de la bolsa de sangre de Jenissi. Lo que Soo Man se había inyectado parecía hacerlo más fuerte. El hombre se volvió más agresivo, luchando con una increíble fuerza a medida que los guerreros se unían para derribarlo.

 

Xero quería bajar a Jenissi y ayudar, pero temía dejar a su compañero sin supervisión por un segundo. Him Chan cargo contra Soo Man, luchando, lanzando golpe tras golpe, causando daños, pero sólo menores.

 

Jimmy y Jin Ho, interceptaron a dos hombre de Soo Man, que luchaban contra someterse. Vio a un hombre levitando en los aires antes de que volara por la habitación, y supo que Kangnam estaba luchando contra él. Cory luchaba contra tres hombres mientras Sung Jae y Ravi despachaban los suyos.

 

Him Chan rugió, rodando a Soo Man antes de ponerse de pie, pateándolo para que no recuperara el equilibrio y luego golpeándolo hacia el portal que el líder había abierto momentos antes. Pero antes de caer, Soo Man extendió las manos y agarró dos viales del mostrador. Cuando el portal se cerró, tragando a Soo Man, Him Chan se dirigió a la habitación. — Vámonos a casa, ahora.

 

El líder tomó el resto de los viales y agujas para inyectar, y abrió otro portal por el cual traspasaron los guerreros y Jenissi, el líder siguiéndolos.

 

Xero dejó a Jenissi en el sofá de Him Chan mientras gritaba en la habitación. —No se está curando. ¿Qué pasa?

 

Phoenyx movió lentamente la cabeza mientras se quedaba viendo el cuerpo de Jenissi. —Eso nunca ha pasado.

 

Xero cayó de rodillas, tirando a Jenissi contra su pecho. Su tamaño volvió a la normalidad, mientras sostenía a su compañero. Him Chan desapareció, reapareciendo segundos después con un vampiro de aspecto desaliñado a su lado.

 

El príncipe Jaehyo, el único vampiro que podía convertir a una persona en vampiro, cruzó la habitación y empujó a Xero fuera de su camino. —Esta cerca. Incluso yo no podría salvarlo. —Jaehyo miró a todo el mundo antes de que sus ojos se posaran en Xero—. Si lo cambio, es posible que te odie. No todo el mundo quiere vivir tanto tiempo para soportar ser un vampiro.

 

—¡Sólo hazlo! —Xero sintió que su cuerpo convulsionaba de ira. No le importaba si Jenissi lo odiara por el resto de su vida, estaría vivo.

 

Jaehyo asintió con la cabeza y luego pasó al intercambio de fluidos con la vida de Jenissi. Su compañero no tenía mucho que dar, pero Xero conocía que no se necesitaba mucho. Vio en un sutil movimiento, que Jaehyo se contó la muñeca y luego nuevamente la incisión que Phoenyx le había hecho en el pecho a Jenissi. Xero miró a su alrededor, pero nadie parecía haberlo notado.

Nadie, excepto Him Chan, que miraba con ojos tristes a Xero. Xero rompió el contacto visual primero. Bajó la mirada   hacia

Jenissi durmiendo, esperando. Jaehyo selló la herida del cuello de Jenissi y luego deslizó su muñeca tras su espalda mientras permanecía de pie. —Es un juego de esperar y ver ahora. Nunca he tratado de convertir a alguien que solo tiene una cucharada de sangre en su cuerpo. Es un luchador, tengo que decirlo. — Jaehyo cerró su túnica de seda y habló para todos—. Es bueno que viva aquí. La oscuridad constante le ayudará a ajustarse. Tendrán que estar atentos tan pronto como despierte. ¿Tiene un compañero?

 

Xero se puso de pie y se interpuso entre los demás hombres de la habitación y Jenissi. —Lo tiene.

 

Unos cuantos abrieron los ojos, pero todo el mundo permaneció en silencio. Jaehyo asintió con la cabeza. —Llévalo a casa. Quédate con él y ayúdalo a atravesar esto. Dale de comer cuando necesite. Pero ten cuidado, si despierta odiándote se negara a tu oferta. Si lo hace, morirá. Un recién convertido debe de beber con frecuencia durante la primera semana de su nueva vida. Es un niño, cuídalo como tal. —Jaehyo se volvió hacia Him Chan—. Listo.

 

El líder escoltó al príncipe Jaehyo del ‘Reino Demonio’ mientras Xero levantó a Jenissi en sus brazos y lo llevó a su apartamento. Tiró de los cobertores y suavemente puso a Jenissi en la cama antes de ir alrededor de toda la casa y apagar las luces. El vampiro no había dicho nada acerca de que las luces dañarían a Jenissi, pero quería que su compañero despertara lo más cómodo posible.

 

La idea de que Jenissi bebiera de él no le disgusto. Lo hacía sentirse honrado ser quien le daba vida a su pareja. Haría lo que fuera necesario para mantener al pequeño humano, corrección, al vampiro vivo.

 

Xero se sentó en el borde de la cama entrelazando su mano con la de Jenissi. Se dio cuenta que las heridas de las correas en las muñecas y tobillos habían desaparecido. No había marcas que indicaran que su piel había sido abusada. Dejo escapar un suspiro porque lo que sea que Jaehyo hubiera hecho, estaba funcionando.

 

Xero se sacó la camisa sobre su cabeza y fue al baño para buscar una moña. Se amarró el cabello, asegurándose que no obstruyera el camino a su cuello. Jenissi necesitaba alimentarse tan pronto como despertara, y Xero no quería que nada se interpusiera en el camino.

 

Caminando de regresó a la habitación, Xero se quitó los zapatos y los jeans antes de subir a la cama. No estaba seguro de que esperar, pero quería estar preparado. Le quitó la camisa a Jenissi y luego lo despojó de sus jeans, antes de acosarse.

 

Jenissi yacía de espaldas, con los labios ligeramente entre abierto, mientras Xero lo observaba. Saltó una fracción, sorprendido cuando los ojos de Jenissi de repente se abrieron. Observó con gran expectación como Jenissi miraba el techo mientras olfateaba el aire. Sus fosas nasales se ensanchaban repetidas veces y su lengua rozada salió de su boca, lamiendo su labio inferior.

 

Xero no estaba seguro de que tomo el control, pero tiró su atado pelo a un lado mientras Jenissi volvió la cabeza para mirarlo. Desnudo su cuello, esperó.

 

El labio de Jenissi se fue hacia atrás mientras gruñía. Tres veces más rápido que Jeonghan, Jenissi estaba en su cuello, hundiendo sus colmillos a través de su carne. Xero jadeó mientras sus manos sujetaban la cabeza de Jenissi y su cadera. Su polla se llenó a la velocidad de la luz mientras Jenissi se deslizaba contra su pecho, empalándose sobre su polla mientras bebía profundamente.

 

Xero no tuvo oportunidad de mover sus caderas antes de que su polla explotara en el interior del culo de Jenissi. Su espalda se arqueó mientras gritaba, Jenissi bebiendo salvajemente. Supo en el fondo de su mente que tenía que detener a Jenissi. Su compañero estaba fuera de control y amenazaba con drenarlo. —¡Basta!

 

Xero agarró las sábanas y las puso sobre sus cuerpos desnudos. Jaehyo estaba al final de su cama. Sus ojos eran tan negros como la noche mientras caminaba, rodeándolos, mirando a Jenissi que continuaba bebiendo. —Dije suficiente, bebé.

 

Xero gruñó cuando Jaehyo extendió la mano y la puso en la parte posterior de la cabeza de Jenissi. — No bebas más.

 

Jenissi gimió, pero quito sus afilados dientes del cuello de Xero. Sintió la pérdida tan pronto como su compañero se alejó.

 

Con su cabeza despejada, Xero se dio cuenta que había estado dispuesto a ser drenado por su pequeño vampiro. Le sorprendió que había sucumbido tan rápido y tan de buena gana a las necesidades de su compañero.

 

—Temí que esto podría suceder, —dijo Jaehyo, mientras pasaba su mano por el pelo de Jenissi. Xero notó por el rabillo del ojo que Him Chan estaba en la puerta de su dormitorio.

 

El líder cruzó la habitación hasta situarse al lado de Xero. — Necesita otro donante, o te drenará. Tu compañero perdió casi por completo su sangre y ahora tiene sed de sangre. Si no bebe, de mí o de tu líder, te va a matar.

 

Ira caliente y pura lo llenó con la idea de que Jenissi bebiera de alguien más. Sólo existía él para satisfacer las necesidades de su pareja, nadie más.

 

—Xero, —llamó Him Chan a su lado—. Quiero alimentarlo.

 

Xero se opuso a la idea que Jenissi se excitara mientras bebía de su líder. No compartía, y no iba a empezar ahora. Jenissi era suyo, de nadie más, y Xero no quería ver a su compañero tener relaciones sexuales con nadie más que con él, ni siquiera con el líder a quien admiraba.

 

—Va a morir, —le recordó suavemente Jaehyo

 

Xero miró a Jenissi, viendo el dolor en sus ojos mientras jadeaba pesadamente. Sus ojos se clavaron en el pecho de Xero mientras luchaba y acercaba peligrosamente sus colmillos a la cara del guerrero.

 

—No puedo. —La voz de Xero quedó atrapada mientras miraba de Jaehyo a Him Chan—. No puedo ver que lo jodan.

 

Los ojos de Him Chan se agrandaron un momento antes de componerse. —No deseo a tu compañero. Jódelo tú, mientras bebe de mi muñeca. Disfruta de su cuerpo, que yo lo alimentare.

 

Xero cerró los ojos un momento, y asintió. Cuando los abrió, Jaehyo estaba al lado de Him Chan, cortando la muñeca de su líder con su alargada uña, guiando la muñeca de Him Chan a la boca de Jenissi.

 

Los ojos de su compañero se agrandaron mientras olfateaba de nuevo, y luego se lanzaba contra la muñeca de Him Chan. Xero sentía que una violenta furia lo envolvía mientras miraba a su compañero. Su cuerpo comenzó a crecer, su ira fuera de control.

 

—No, —advirtió Him Chan—. Sólo lastimarás a Jenissi. Deja a un lado tu ira. No lo estoy jodiendo, lo estoy alimentando.

 

Xero se centró en su compañero, olvidando a los otros dos que estaban en la habitación. Abrió las piernas, planto los pies, y se empujó con fuerza en el apretado culo de Jenissi. Las uñas de su compañero se clavaban profundamente en su carne mientras comenzaba a igualar los golpes de la adolorida polla de Xero.

 

La cabeza de Xero cayó hacia atrás mientras gemía, agarrando con fuerza las caderas de Jenissi, y dejando que su compañero lo jodiera. Jenissi era una desatada bestia. Los cobertores cayeron cuando Jenissi se echó hacia atrás, empalando su agujero una y otra vez. Xero abrió los ojos para ver que Jenissi seguía bebiendo.

 

Sabía que Him Chan podía manejar la pérdida de sangre. Era miles de años más viejo que cualquiera de los guerreros, y ninguno conocían y entendían por completo sus poderes. Xero vio que el acto íntimo de Jenissi bebiendo pasaba de nivel, mientras tomaba el placer de Xero.

 

Xero nunca exhibía sus encuentros sexuales, pero ignoró la ira que lo consumía. Era el único que podía tomar el placer del cuerpo de Jenissi. Con este conocimiento, Xero se empujó más fuerte, serpenteando la mano en el rubio cabello de Jenissi quien seguía bebiendo. Agarró la erección de Jenissi con su mano libre, acariciando la polla de su compañero y viendo llamas en los ojos de Him Chan.

 

 

Nadie podía no afectarse por eso, ni siquiera esos dos fuertes líderes. Jaehyo se acercó y rozó la cabeza de Jenissi, su compañero liberó la muñeca de Him Chan. Los dos rápidamente salieron de la habitación. Xero no estaba seguro de que harían, ni le importaba. Jenissi estaba alimentado, sus necesidades satisfechas.

 

Al diablo con los demás.

 

Jenissi rodó la cabeza sobre sus hombros mientras giraba sus caderas, mostrando sus colmillos mientras gemía. Xero nunca había visto un espectáculo más erótico en su vida, que su compañero envuelto en placer.

 

Sus cuerpos estaban en exquisita armonía mientras Xero lo lamía, colocando a su compañero debajo de él. Jenissi miró finalmente a los ojos a Xero. El dolor y la nostalgia se establecieron en ellos.

 

—¿Por qué me dejaste, Xero? —Jenissi preguntó mientras envolvía sus piernas alrededor de la cintura de Xero—. ¿Qué hice mal?

 

Xero ahueco la cara de Jenissi mientras su polla penetraba a su compañero con movimientos largos. —No te dejé.

 

Los ojos de Jenissi se volvieron hielo mientras clavaba sus uñas en la carne de Xero, alejando sus piernas. —Si lo hiciste, —espetó.

 

Xero se apoyó sobre sus rodillas, tirando a Jenissi con él. Envolvió sus brazos alrededor de su compañero, meciendo sus caderas y besando los labios de Jenissi. —Te deje una nota, amor. Nunca te dejaré, créeme.

 

Jenissi envolvió sus brazos alrededor del cuello de Xero. El placer fue puro y explosivo cuando hundió sus colmillos en el cuello del guerrero. Gritó, jodiendo más rápido a Jenissi. —No te dejaré.

 

Jenissi arqueó su cuello, gritando mientras su semilla pintaba el pecho de Xero. Xero cayó hacia adelante, follando a Jenissi hasta que fragmentos de luz brillaron detrás de sus ojos, cegándolo por un momento. Sostuvo a Jenissi contra su pecho, cabalgando las olas del orgasmo mientras su compañero lamía la herida de su cuello.

 

—No te dejaré, —susurró mientras acunaba la cabeza de Jenissi.

 

Jenissi empujó duro el pecho de Xero, tirando de sus piernas y saliendo de la cama. —¡Me abandonaste! Me abandonaste, y ahora mira en lo que me he convertido. Esto es tu culpa, Xero, y nunca te perdonaré.

 

Xero vio salir a su compañero como una tormenta de su dormitorio. Su pecho se apretó de dolor al saber que su compañero lo odiaba. Nunca había visto tanta repugnancia en los ojos de otra persona. Por hacer su trabajo, había dejado atrás a su compañero al buscar el cambia—formas, y lo había perdido.

 

Xero le dio un puñetazo al colchón mientras lloraba de angustia. Su dolor tronó a través de la habitación, levantó la cabeza y le gritó al techo. Movió su brazo, volcando todo de la mesita de noche mientras sollozaba.

 

Había dejado a su compañero vulnerable, y ahora Jenissi pagaba el precio más alto. Cada uno de sus instintos le exigían ir tras Jenissi, pero sabía que debía darle espacio a su compañero. Seguirlo en este momento no sería de ayuda. Xero se arrastró de la cama, caminando lentamente hacia el baño.

 

Abrió la ducha, entró, y oró para que el agua caliente se llevara su dolor. Había dejado una nota. ¿Cómo pudo todo irse al infierno? Había dejado una maldita nota.

 

Xero bajó la cabeza cuando la cascada de agua caliente cayó en su cuerpo. Sus manos se crisparon ante la idea de no sostener a Jenissi en sus brazos.

 

Tenía que demostrarle a su compañero que no lo había follado y abandonado, no como Jenissi pensaba. ¿Dónde había ido la nota?

 

Xero cerró el agua y se secó rápidamente con la blanca toalla. Tenía que ir al cuarto de Jenissi y buscar el papel que era evidencia que demostraba que no había abandonado a su compañero.

 

Xero envolvió la toalla en sus caderas, decidido a encontrar la nota y demostrar su inocencia, y luego ayudar a su compañero a encontrar el equilibrio de su nueva vida.

 

continuara...


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