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27. Xero (03) por dayanstyle

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Jenissi miró alrededor de su apartamento una vez más para asegurarse de que no había olvidado nada. Se sentía extraño estar en el ‘Reino Humano’ después de pasar dos meses en el ‘Reino Demonio’. La diferencia se debía que sentía que no era de aquí ahora.

 

Recogió los juguetes de Tulip cuando el último de sus cuadros fue llevado al apartamento de Xero. Estos guerreros podían hacer una fortuna si abrían su propia empresa de mudanzas. Entraban por las sombras al apartamento de Jenissi y recogían sus cosas antes de llevarla al de Xero. ¿Cómo de fresco era eso?

 

No podía permanecer mucho tiempo aquí. Tenía que trabajar en la mañana. Desempacar iba a ser la parte difícil. Jenissi no se había dado cuenta que tenía unas cosas de las que no podía separarse una vez que empezaron a empacar todo.

 

Caminó a través de la casa y apagó las luces, listo para dejar este mundo atrás. Xero tomó su mano, dándole u apretón antes de que Jenissi cerrara los ojos. Ya no vomitaba cuando atravesaban las sombras, pero todavía se sentía mareado. El mareo fue el que lo hizo eructar mientras se dirigía a su nuevo piso, a su nueva vida.

 

Jenissi soltó la mano de su compañero, siguiendo a los guerreros que dejaban las cajas. Cuando las cajas estaban apiladas, Jenissi suspiró. Ahora,la verdadera diversión comenzará.

 

—¿Necesitas ayuda? —Xero preguntó mientras permanecía de pie en la puerta. Jenissi le sonrió al amable gigante apoyado en el marco de la puerta. Había estado en lo correcto cuando había pensado que Xero era solo para él. Solo no había incluido de que eran compañeros y que su vida daría la vuelta entera. Tan caótico como parecía, no cambiaría nada.

 

—No, lo tengo. —Jenissi comenzó con el dormitorio. A pesar de que Jin le había comparado ropa y luego Xero, una gran cantidad de su favorita aún necesitaban almacenarse. Tulip llegó rebotando al  dormitorio, ladrando mientras saltaba sobre la cama.

 

—¡Abajo, niña! Sabes que no. —Jenissi la levantó de la cama y la colocó en el suelo—. Ve a jugar con papá mientras organizo.

 

Tulip inclinó indignamente la cabeza en el aire, antes de salir trotando. Perrita loca. Jenissi sacó la ropa, colgándola y guardándola en el armario, mientras las cajas poco a poco se vaciaban y las cómodas se llenaban lentamente. Una vez que tenía todo listo, rompió las cajas y las acomodó para sacarlas al contenedor de basura. Jenissi prepara su traje de trabajo antes de tomar unos pantalones de pijama y caminar hacia el baño. Una ducha de agua caliente te sentía bien después del largo día que había tenido.

 

Inclinó la cabeza hacia atrás, permitiendo que agua le llenara boca antes de hacer un buche y escupirla hacia el desagüe. Sus músculos empezaron a relajarse cuando se aplicó spray y se dio un ligero masaje.

 

La puerta de cristal se abrió cuando Xero entró y Jenissi sonrió cuando su compañero apretó su desnudo pecho contra su espalda. Xero era mucho más alto que él, y su eje quedó apoyado en la parte inferior de su espalda. —Mmm, un vampiro mojado en la ducha es lo suficientemente bueno para comer.

 

Oh Dios.Jenissi se sintió como si se estuviera derritiendo a medida que las manos de Xero exploraban su cuerpo. Su mano derecha patinó hacia su espalda, sosteniéndose del hombro de su compañero cuando la tensión empezó a decaer en sus músculos. La mano izquierda de Xero se extendió a través del estómago de Jenissi.

 

Xero le dio la vuelta, tomando la base de su pene. Pasó sus dedos debajo de la barbilla de Jenissi, su pulgar acariciando el labio inferior de Jenissi. —Chúpame.

 

Cuando Jenissi se dejó caer de rodillas, mantuvo sus ojos fijos en Xero. Los ojos cafés-cacao se oscurecieron mientras Jenissi humedecía sus labios. Xero tocó los labios de Jenissi con la cabeza de su polla mientras acariciaba el cabello de Jenissi a la ligera. Jenissi abrió la boca, aceptando la grande polla entre sus labios.

 

Xero gimió mientras miraba como la cabeza de Jenissi se movía, aspirando la polla en su garganta. Su cabeza daba vueltas ante el sabor salado del líquido pre-eyaculatorio de su pareja. Jenissi se estremeció al dejar que sus colmillos se arrastraran por la carne de Xero. Estaba a punto de alejarse y disculparse cuando Xero gruñó: —Hazlo nuevamente, bebé.

 

Jenissi vaciló un momento antes de relajar la garganta, y rastrillar sus afilados caninos a lo largo de la polla de Xero mientras se empujaba hacia adelante, con la nariz tocando el vello púbico.

 

Xero gimió mientras mecía sus caderas, entrando y saliendo lentamente de la boca de Jenissi. Sus dedos se cerraron en su pelo, deseando ahuecar la mandíbula de Jenissi. —Maldita sea, bebé. Tu boca es tan caliente, tan dulce.

 

Deslizando la mano entre las piernas de Xero, ahuecó las bolas de Xero en su mano mientras empezaba a tararear. Llegó a la apretada entrada de su compañero y trabajó con los músculos de su garganta, sintiendo que el saco se apretaba contra la ingle de Xero.

 

Xero tiró del pelo de Jenissi mientras gritaba, semilla caliente bañando su garganta. Jenissi se retiró y paso la lengua por la cabeza de la polla de Xero, limpiándolo mientras su respiración era entrecortada.

 

Su compañero lo levantó, girando y depositándolo contra la pared, dirigiendo su todavía dura polla por el culo de Jenissi.

 

Jenissi se agarró de las baldosas cuando Xero lo levantó de sus pies, envolviendo sus brazos alrededor del cuerpo de Jenissi, empujándose dentro con fuerza y rápidamente.

 

Sus pies revoletearon hasta que se establecieron en la cornisa, sus dedos excavando en la pared. Xero apretó los dientes con fuerza en el hombro de Jenissi mientras se empujaba poderosamente en su culo.

 

—¡Jódeme! —La polla de Jenissi explotó, empapando la pared de la ducha mientras Xero seguía empujándose. Por segunda vez, Xero gritó, y leche caliente llenó su culo mientras los movimientos de su compañero se volvían irregulares, sus pies deslizándose por debajo de él. Jenissi gritó mientras ambos caían al suelo.

 

Su espalda golpeó contra el pecho de Xero al mismo tiempo que sus brazos instintivamente salían para agarrar el aire.

 

—¿Estás bien, Jenissi?

 

—¿Y tú?

 

El pecho de Xero retumbaba mientras reía. —Estoy bien.

 

—Yo también, —se rió Jenissi mientras trataba de levantarse. Una vez que se puso de pie, Xero agarró la manija de la bañera, impulsándose de esta para ponerse de pie. Se inclinó y beso a Jenissi antes de encender la ducha y empujarlo fuera.

 

Lo secó con una toalla mientras Jenissi se quedaba quieto obedientemente. Xero golpeó su culo. —Vete a la cama. Mañana tienes que levantarte temprano.

 

Jenissi movió su culo antes de entrar al dormitorio. Dios, amaba a Xero.

 

 

 

Xero entró al Diablo’s con Ravi y Sung Jae. Los dos guerreros caminaban junto a él, mientras se dirigían a la barra. La multitud como siempre se hizo a un lado mientras los guerreros pasaban.

 

Los guerreros apreciaban el respeto. En realidad, nadie los conocía, y eso era lo que les gustaba. Si todo el mundo fueran consciente de lo que podían hacer y lo que hacían, sus misiones serían más difíciles y menos eficaces.

 

Xero tomó asiento mientras los otros dos guerreros se sentaban a cada lado en un taburete. —¿Crees que se va a mostrar? —Sung Jae preguntó mientras revisaba la multitud e inclinaba la espalda contra la barra.

 

—Eso es lo que estamos esperando, —respondió Xero mientras miraba todas las caras del club. Roxy o Baek Seung Heon, una vez más en el escenario, se pavoneaba en su mina de oro mientras la multitud se volvía loca.

 

—Es caliente. —Sung Jae le dio un codazo a Xero haciendo   que alejara la vista del escenario.

 

Xero se encogió de hombros. —Si te gustan los hombres de alto mantenimiento.

 

Estaban esperando para agarrar al cajero del banco, que los había observado cuando estaban con Jinu, haciendo algún tipo de contacto con Soo Man.

 

Jinu les había avisado, indicando que había ido a uno de sus libros y encontró que su empleado había alterado uno de los registros de un cliente. Después de cavar más, encontró la conexión del cajero con Soo Man. No había sido fácil. Soo Man había hecho un buen trabajo en ocultar ser el dueño de esas cuentas.

 

Ahora esperaban por el torcido cajero. Después de observarlo por una semana, aprendiendo sus costumbres, y los guerreros sabían que estaría en este lugar esa noche. Parecía ser adicto a Roxy, como todos los demás hombre en el lugar.

 

Xero aceptó la cerveza que Hoya deslizó por la barra hacia él. Le hizo una seña a los otros antes de volverse a la multitud de juerguistas.

 

Sung Jae agarró su entrepierna mientras miraba a un hombre. —Creo que he encontrado un cuerpo dispuesto, —dijo mientras se ponía de pie—. Ya Vuelvo.

 

—Vale, pero si ese tío llega y no estás aquí para hacerle las preguntas, serás quien enfrentarás a Him Chan. —Xero tomó un trago de la botella mientras miraba a Roxy manejar la multitud.

 

—Mierda. —Sung Jae se sentó de nuevo. No parecía muy contento con la idea de dejar pasar un rapidito.

 

—Estamos aquí para una misión, no para jugar, —recordó Ravi al otro guerrero—. Cuando terminemos, puedes quedarte y jugar todo lo que quieras.

 

—Caramba, gracias, —gruñó Sung Jae.

 

Uno de los jovencitos atravesó la multitud pavoneándose, mirándolos con una lujuriosa mirada. —Podría darles lo que quieren… al mismo tiempo.

 

—No era la primera persona que veía a un guerrero y se lanzaban. Xero se lo había follado en ese momento, pero ahora que tenía a su compañero, no le interesaba en lo más mínimo—. Asintió hacia los otros dos.

 

El jovencito parecía decepcionado, pero observó a Ravi. —¿Y tú, alto, moreno y letal?

 

Ravi le sonrió al hombre, pero negó con la cabeza. —No tengo ningún interés esta noche. —Todos los guerreros sabían que Ravi veía a alguien en el ‘Reino  Humano’.

 

Simplemente no sabían si era o no un encuentro no sexual. Incluso con la respuesta del guerrero, Xero aún se quedó adivinando.

 

—¿Pensé que habías dicho que la misión en primer lugar? — Sung Jae preguntó.

 

Xero sonrió mientras tomaba un trago de cerveza. Bajó la botella mientras se lamía los labios. Maldición, tiene buen sabor. —Te estaba molestando. Ve, pero no demores mucho.

 

—Dame cinco. —El jovencito parecía molesto por la respuesta de Sung Jae. Probablemente estaba esperando más tiempo o que le invitaran a su casa, cosa que no sucedería.

 

Sung Jae fue a cazar a su compañero. Aunque Xero podría estar equivocado. Si el chico resultara ser el compañero de Sung Jae, entonces, era probable que todo el infierno se desatara. Sung Jae mataría a cualquiera que se acerca al jovencito, no importa si solamente fueran las parejas. El problema es que el jovencito era muy reconocido aquí, y Sung Jae no iba a tolerar que nadie más lo tocara.

 

Pero, una vez que el guerrero se diera cuenta que el chico no era su compañero, tendría que continuar su búsqueda, como era costumbre. Xero se enderezó cuando vio al cajero entrar en el club. Le dio un codazo a Ravi, asintiendo hacia el hombre que se acercaba al escenario.

 

Ambos se echaron hacia atrás y lo vieron babear por el stripper. Xero se puso ansioso después de haber estado sentado allí más de una hora, y no pasaba nada. Extrañaba a Jenissi y quería llegar a casa, meterse a la cama y envolver su cuerpo alrededor del pequeño vampiro. Sung Jae había tenido a dos chicos más con los que follar, pero ahora estaba sentado a su lado bostezando. —¿Va a hablar con alguien o sólo se va a quedar allí?

 

—Te lo juro, si se masturba una vez más, le daré una bofetada con las esposas, —gruñó Xero.

 

Ravi se rió entre dientes a su lado. —No voy a poner mis esposas en algún lugar cerca de las manos del cajero.

 

Xero gruñó. —Tienes un punto. —Se echó hacia atrás, deseando que algo sucediera. Xero ya quería llegar a casa y ver a su compañero.

 

El espectáculo finalmente terminó. Ya era hora. Xero nunca pensó que esas palabras llegaran a su mente, pero ya estaba harto de todos esos hombres cachondos. Desde que se acoplo con Jenissi, no estaba interesado. Sólo eran una molestia. Eso significaba que sus días de cazar a su compañero habían terminado, porque si no fuera así ese sentimiento de malestar no le asaltaría.

 

Ahora todo estaba a disposición de los clientes del bar. La multitud se alejó de los escenarios, ya sea para irse o ir al bar a tomar una copa. Vieron al cajero observar a su alrededor antes de que su mirada cayera en el cuarto trasero.

 

Los tres guerreros se acercaron, observándolo para ver cuál era su siguiente paso, o bien, si se iba ir. Cuando pasaron los minutos después que el cajero entrara al cuarto y no salía, los tres se acercaron a la puerta del cuarto trasero. Xero pegó la oreja a la puerta, pero no oyó nada.

 

—Creo que tenemos que ver cuál es su fiesta, —dijo Xero mientras torcía el mango. La puerta se abrió, pero la habitación estaba vacía. Registraron todos los rincones de la misma, pero el cajero se había ido.

 

—¿Qué demonios? —Sung Jae preguntó—. Sé que lo vi entrar aquí.

 

—Si, él entro, —dijo Xero mientras inspeccionaba la habitación—, pero alguien lo ayudó a salir.

 

 

 

Los tres guerreros volvieron al día siguiente. Sólo que esta vez lo siguieron directamente al banco. Jinu había querido despedir al hombre, pero Him Chan lo había convencido de dejar que el cajero trabajara un poco más para poder localizar a Soo Man.

 

Xero se quedó mirando el letrero de la calle mientras esperaban al cajero. Pensó en sus padres, algo que no había hecho en muchos siglos. El por qué estaba pensando en ellos ahora, no estaba seguro.

 

Su madre había sido una madre amorosa, levantándolo con cariño.

Fue su padre quien hizo el mejor esfuerzo de alejarlo.

 

Decir que el hombre no estaba feliz con su preferencia por los hombres era un eufemismo. Insistía que Xero era un guerrero elegido y que sus problemas los llevaría a casa. Su padre se negó a reconocer su gusto por los hombres. Incluso fue tan lejos como para tratar de hacerlo casarse.

 

Afortunadamente, Him Chan había llegado a su casa e informado a su familia que estaba listo para su formación. Su padre estaba contento y a la vez molesto por la noticia. Quería que su hijo se casara antes de ir al entrenamiento.

 

Xero le agradeció a Him Chan por sacarlo de allí a tiempo. No había oído de su padre desde entonces. Su madre, en cambio, lo llamaba de vez en cuando para ver cómo estaba. Cuando su padre no estaba cerca, naturalmente.

 

Fue bruscamente sacado de sus pensamientos cuando Sung Jae le golpeó el pecho con su mano. Xero miró hacia abajo para ver al cajero salir, mirar alrededor, y luego comenzar a caminar en su dirección. Sabía que el hombre no los había visto, pero si se movían ahora, lo haría.

 

Se deslizaron entre las sombras, viendo que los pasaba de largo. Una vez que estaba lo suficientemente lejos, salieron de su escondite y lo siguieron. Ellos sabían que se ocupaba de la economía de Soo Man, pero no estaban muy seguros si se mantenían en contacto.

 

No tenía ningún sentido para ellos como el hombre había desaparecido en una habitación sin ventanas. La única cosa que podía suponer es que alguien le había ayudado desapareciéndolo. Así que, o el elfo estaba jugando en ambos lados, o Soo Man había estado allí.

 

—Más le vale que no este de día de compras. Todavía esto aburrido por la noche anterior, —se quejó Sung Jae, siguiéndolo hacia King Wings. Esperaron fuera del restaurante mientras el cajero ordenaba su comida y luego se sentaba.

 

Xero se apoyó en el edificio de ladrillo detrás de él. Odiaba sus trabajos de vigilar. Eran aburridos como el infierno. Pero les daba a conocer mucho de las personas que necesitaban investigar.

 

Cuando el hombre terminó su comida y salió a la sala articulada, le siguieron a la tienda de comestibles.

 

—Te lo juro, si no hace algo interesante pronto, lo enfrentaré sólo para animar las cosas, —se quejó Sung Jae. Xero de acuerdo, pero no podían permitir que el cajero se diera cuenta que lo seguían.

 

Con todas las ganas del mundo por hacer lo que Sung Jae sugería, sabía que no podían.

 

—No estamos de vacaciones, —les recordó Ravi—. Nuestro trabajo es seguirlo y ver si entra en contacto con Soo Man.

 

—¿Y qué si no? —Sung Jae preguntó—. Entonces, ¿qué? ¿Seguirlo a todas partes por el próximo mes? Sin ánimo de ofender, pero tengo cosas mejores que hacer con mi vida, como vivirla.

 

—¿Qué te pasa? —Xero sabía que Sung Jae no era un guerrero paciente, pero estaba actuando un poco inquieto. Sung Jae era el más joven de todos los guerreros, un poco inmaduro, pero había crecido lo suficiente para hacer los trabajos. Todo ese lloriqueo y quejas no eran normales.

 

Sung Jae se encogió de hombros, mientras miraba hacia la tienda. — Pensé que había encontrado a mi compañero ayer en la noche. Estaba muy seguro que era el elegido, pero no había el enlace.

 

—Siento escuchar eso, Sung Jae. Es un difícil camino el buscar a tu compañero. Es sólo cuestión de suerte.

 

Sung Jae escupió en el suelo mientras miraba lejos de Xero. Se dio cuenta que estaba tomando peaje en el guerrero. Era una necesidad innata en los demonios querer a sus compañeros. Xero ni siquiera se acordaba con cuántos hombres se había acostado con el fin de encontrar el suyo. No podía creer que casi había perdido a su compañero cuando se negó a dormir con Jenissi. Esa había sido la peor decisión tomada en su vida.

 

Gracias a Dios, el pequeño hombre había sido insistente y agresivo. Xero sabía que no hubiera podido controlarse mucho tiempo de todos modos. Jenissi le había fascinado desde el momento que puso sus ojos en él en el departamento de Ryu.

 

—Ahí está, —señaló Ravi. El cajero salió de la tienda, con unas cuantas bolsas en su mano. Lo siguieron a su apartamento donde el hombre se quedó toda la noche.

 

 

 

Jenissi sonrió cuando sintió el duro pecho de Xero presionándose contra su espalda. Estaba desempacando unas pocas cajas, guardando sus cosas cuando sintió a su compañero contra él. —¿Cómo te fue?

 

Xero besó un camino por su cuello antes de suspirar. —Nada emocionante esta noche. —Su compañero metió la mano en la caja y sacó un pequeño álbum de su familia—. ¿Necesitas ayuda?

 

—No, sólo me ayudo a mantener mi mente ocupada y no pensar en toda la locura de este mundo. No tengo planes de pasar mucho tiempo más haciendo esto. Tengo una colección de películas para que la veamos. Lo llamaré “La Maratón de Hombres hermosos”. Lástima que no seas un protagonista.

 

Jenissi se rió cuando Xero dejo caer el álbum en la cama y lo levantó, pellizcándole juguetonamente el cuello. —No creo que quiera ver hombres calientes toda la noche.

 

—Sólo te atacaré cuando terminen.

 

—Entonces, todas las noches, la veremos.

 

Jenissi se echó a reír en esta ocasión. —Pensé que iba a cambiar tu opinión. —Movió la cabeza hacia su compañero, con una sonrisa en su rostro mientras excavaba de nuevo en las cajas. Frunció el ceño cuando sacó un collar de oro. No era algo que recordara haber tenido.

 

—Es genial. ¿Herencia de familia? —Xero preguntó poniéndose a su lado.

 

Jenissi se quedó mirando el collar, el oro brillaba incluso en la habitación poco iluminada. Era hermoso, pero no era suyo. —Nunca lo he visto. —Había un cofre al lado de la cadena. Lo agarró, listo para abrirlo y ver que había dentro, pero una grande mano tapo la suya, deteniéndolo de revelar el contenido.

 

—Si no sabes de dónde viene, entonces es mejor no abrirlo.

 

Jenissi miró su mano, una vez que Xero retiró la suya, preguntándose de dónde había venido. Miró dentro de la caja, corriendo las cosas a un lado, pero todas le pertenecían.

 

—Tengo herencias, pero no sé de esa. Nunca antes la he visto. —Lo levantó viendo el pequeño corazón. No era una pieza de ricos, pero si era genial. No se veía empañada o fracturada en cualquier parte.

 

—Creo que deberías dármelo. —Xero extendió su mano. Jenissi no se iba a negar que estaba muy curioso de saber que tenía. No podía haber nada de valor, pero podía revelar de donde había venido.

 

De mala gana, se lo entregó a Xero. Él vivía en ese ámbito y trataba con cosas extrañas, mientras que Jenissi no estaba seguro de nada. Se veía como un medallón, pero en este mundo loco, podía ser la clave para un portal o una jodida bomba.

 

No quería esperar hasta que la maldita cosa explotara. Podía ser pequeña, pero las cosas pequeñas a menudo llevaban a cosas gigantes.

 

—Le daré esto a Him Chan y se lo dejaré para que averigüe qué es. ¿Seguro que nunca antes lo habías visto?

 

Jenissi negó con la cabeza. —Recordaría algo tan bello como eso.

 

Sus ojos se quedaron en los de Xero cuando la levantó para analizarla. Había extraños diseños simétricos en ella, atravesada por elegantes curvas. La pieza le recordaba a algo que una mujer se pondría cuando la joyería se hacía a mano y como un arte. Parecía de ese tiempo.


—Ya vuelvo. Entre más rápido saquemos esto de aquí, más seguro me siento.

 

Jenissi asintió con la cabeza, viendo como Xero desaparecía. Por alguna extraña razón, su cabeza pareció aclararse una vez que la joya estaba fuera de su vista. Podía pensar con más claridad.

 

¿Por qué en este mundo se sentía atraído por la maldita cosa?

 

continuara...

 


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