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27. Xero (03) por dayanstyle

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Notas del capitulo:

...

Kim Soo Hyun vio pasar al portero por delante de la celda. Juró que uno de estos días iba a salir de aquí. Sus dedos se curvaron alrededor de las barras mientras miraba hacia el pasillo. Habían pasado seis meses desde que había sido encerrado aquí.

 

Voy a estar allí pronto, hermano. Quítale el collar al guarda.

 

Los ojos de Kim Soo Hyun se abrieron como platos cuando oyó la voz de su hermano. Sus ojos escanearon el pasillo poco iluminado, pero no vio a nadie, solo al portero.

 

¿Cómo diablos se suponía que iba a lograr eso? ¿Su viejo y querido hermano se había olvidado que estaba encerrado tras las rejas?

 

Se agarró la cabeza cuando otro recuerdo lo asaltó, llevándolo de vuelta a unos años atrás. El sudor corría por su cuerpo, mientras Kim Soo Hyun luchaba por recuperar su atención en el aquí y el ahora. No había otra opción. Tenía que hacerlo. Su hermano le enviaba un mensaje, y debía de concentrarse.

 

Los dedos de Kim Soo Hyun se apoderaron más estrictamente de las barras cuando escuchó una fuerte explosión. El portero rugió cuando la explosión lo golpeó, y luego… su celda se abrió.

 

Nada pudo parar la pregunta de lo que estaba pasando. Abrió la puerta y se acercó al portero, agarrando el collar. Soo Hyun caminó en dirección opuesta, sin saber hacia dónde se dirigía, pero alejarse de la criatura que protegía las celdas parecía una idea bastante buena.

 

Malcor’s. Nos vemos en el Malcor’s.

 

Kim Soo Hyun oyó la voz de su hermano, susurrando de nuevo en la oscuridad. Siguió los ruidos, hasta que estaba cerca de la salida.

 

Malcor’s. Encuéntrame en el Malcor’s.

 

 

Xero agarró a Jenissi cuando vio a los guerreros salir del edificio. No estaba seguro de qué pasaba, pero no se veía nada bueno. No, las cosas no estaban para nada bien, eso lo confirmo cuando Him Chan apareció.

 

—Lleva al piso de arriba a tu  compañero, —gritó Jin—. Encuéntranos en el Río Negro. Las celdas fueron asaltadas.

 

Xero se congeló por un momento, incapaz de moverse.

 

¡Dios no!

 

Soo Man debió haber encontrado el secreto para desbloquear el cristal. Los guerreros sabían que era lo que faltaba, pero habían orado para que Soo Man no se diera cuenta. Era el tío de Ryu y una mala semilla. Xero se estremeció.

 

Jenissi recogió a Tulip y Xero agarró a su compañero y se dirigió a las escaleras. Esto no era bueno. Nada en lo absoluto. Soltó a Jenissi y se dirigió a la puerta. —Quédate en casa, amor. Afuera no es seguro.

 

—B-bien.

 

Xero suspiró y se volvió hacia su compañero, ahueco su cara y lo besó. —El Río Negro se está desbordando. Eso significa que el cristal ha sido usado y que las celdas están siendo abiertas. Este edificio es el lugar más seguro donde puedas estar en este momento.

 

—¿Puedo ir dónde Ryu?

 

—Buena idea. Te llevó, y luego me tengo que ir. —No le gusto la forma en que su compañero temblaba cuando le agarró la mano. La piel de Jenissi estaba aún más pálida, y se agarraba con fuerza a Tulip.

 

Odiaba asustar a su compañero, pero no le iba a mentir. Jenissi necesitaba ser consciente de los peligros.

 

Xero convenció a Jenissi salir, y lo llevó al departamento de Ryu.

 

—¿Está bien? —Preguntó Ryu al abrir la puerta y mirar a Jenissi.

 

—No estoy seguro. ¿Puede quedarse contigo mientras estoy fuera?

 

—Seguro. —Ryu abrió más la puerta para que pasaran—. Voy a hacerle compañía mientras arreglan lo que está pasando. Jeonghan está en el baño, pero puedo entretenerlo por un momento.

 

Xero se sintió mejor al saber que Jenissi iba a estar con alguien. No le gustaba la idea de que su compañero se quedara a solas en el apartamento. Incluso aunque Tulip lo acompañara, aun así tendría miedo.

 

—Gracias. —Xero besó a su compañero antes de dirigirse al Río Negro. Xero no podía dejar de preocuparse por su compañero. Por lo general era un hombre locuaz, feliz, pero últimamente parecía apagado.

 

Sabía que había tomado mucho de él lo que le había sucedido. Xero sólo esperaba que volviera a ser él en breve. Perder esa aura de temor.

 

Xero llegó al Río Negro para ver a todos los guerreros paseándose por la orilla. —¿Por qué no estamos tomando una medida  protectora? ¿Vamos a esperar a que toda la mierda nos golpee?

 

—Parece que no podemos entrar. —Jin señaló hacia el río que se desbordaba lentamente. La última vez que eso había sucedido, todo el infierno se había desatado en la ciudad Serenity. Eso fue hace miles de años, y Xero no esperaba que se repitiera desde entonces.

 

Notó que algunas personas se reunían alrededor de la zona del césped, lo suficientemente cerca para ver, pero no para que los golpeara si algo salía de las turbias aguas. —¿Alguien no debería decirles a estar personas que corran lejos de aquí?

 

Jimmy asintió la cabeza, y se encargó de controlar la multitud. Tal vez Xero debió de haberlo hecho. Estaba perdiendo su mente, preocupado por su compañero.

 

—¿Qué está pasando? —Gritó alguien de la multitud.


Nadie en esta ciudad tenía la edad suficiente para recordar la batalla que tuvo lugar hace tiempo. Cuando la ciudad fue invadida por depravadas criaturas que torturaba y mutilaban. No recordaban el terror de la mayoría de la gente que vivió en ese entonces.

 

Xero lo hacía, y haría cualquier cosa para asegurarse de que no volviera a suceder. El peor había sido Kim Woo Bin. La criatura nació en el infierno. Se había necesitado de todos los guerreros y del líder para encarcelarlo.

 

Rezo para que Kim Woo Bin no hubiera sido liberado.

 

Pasaron horas, pero no pasaba nada. El río dejo de desbordarse, y todo quedó en silencio. Xero estaba nervioso, deseando que pasara algo, cualquier cosa, para poder terminar con esto.

 

La espera lo estaba matando.

 

—No recuerdo que tomará tanto tiempo la última vez que sucedió, — dijo Joshua, mientras estaban sentados en la orilla del césped.

 

—Yo tampoco. Algo no está bien, —respondió Xero.

 

—¿Qué pasa si nadie fue liberado? Quiero decir, seguramente alguien debería haber salido para ahora, —dijo Jin, mientras se sentaba junto a ellos.

 

—No, alguien fue liberado por que el río se desbordó. Creo que tal vez son inteligentes y están esperando que nos vayamos, —dijo Xero.

 

—Pero, ¿qué pasa con el portero? ¿Dónde está? ¿No debería estar luchando con nosotros? —Ravi preguntó.

 

—Tal vez este luchando contra quienes liberaron los presos. No puedo entender cómo lograron llegar allí. Eso nunca ha pasado antes. —Xero se frotó la barbilla, preguntándose si Him Chan tenía idea de esto. Se volvió para mirar al líder, pero el gran hombre estaba ocupado hablando con otros guerreros.

 

—No me gusta, —se quejó Jin mientras se apoyaba en los codos. — Algo no está bien.

 

—Me preguntó cuánto tiempo vamos a tener que quedarnos sentados y esperar. —Xero quería ir a ver a los compañeros, a Jenissi en particular. Podía ver a Joshua y a Jin lanzando miradas al edificio de apartamentos, sintiéndose igual que él.

 

—¿Crees que están luchando en este momento? —Le preguntó Jenissi a Ryu.

 

—Es difícil decirlo. He mirado por la ventana un par de veces, pero no veo ningún caos. Parece normal.

 

Jenissi resopló. —Si llamas cualquier cosa de aquí normal.

 

—No está tan mal aquí, ¿verdad? —Preguntó Jeonghan desde el sofá—.He estado en el ‘Reino Humano’. Son parecidos.

 

Jenissi se encorvó. No eran iguales, pero sí similares. En el ‘Reino Humano’ era el lugar dónde nació y lo criaron. —Me gusta estar aquí. Pero no me digas que no te sentirías receloso si el mundo se vuelve al revés en tan poco tiempo.

 

—Es cierto, —coincidió Ryu—. Pero tienes que encontrar algo que te guste.

 

Jenissi se rió mientras sus pensamiento viajaban hacia su compañero.

—Hay alguien que lo hace muy interesante.

 

—¿Y quién es ese alguien?

 

Jenissi volvió la cabeza alrededor para ver a Xero, Joshua y Jin de pie en la puerta de la cocina. Volvió a mirar a Jeonghan y a Ryu, que sonreían. —Sabían que estaban allí, ¿no?

 

Jeonghan se sonrojó mientras se reía. —Culpable.

 

Xero y los otros dos guerreros se rieron entre dientes, y Jenissi sintió su cuerpo relajado. —¿Y quién lo mantiene interesante para ti?

 

—Tú, naturalmente. No es necesario pescar cumplidos. Te los daré libremente. —Jenissi se acercó hasta su compañero.

 

—Y con mucho gusto los voy a tomar.

—¿Qué paso? —Ryu les preguntó a los guerreros.

—Nada. —Jin se sentó en la silla, Ryu a sus pies. Jenissi los había visto sentarse así todo el tiempo, pero todavía tenía preguntas sobre ello.

 

—Podemos manejar la situación. —Jeonghan hizo un mohín—. Prometo no ir corriendo a enfrentar a quien sea.

 

Joshua gruñó y tiró de su compañero desde el sofá. — Sé que no lo harás. Pero como dijo Jin, no pasó nada. Esperamos, peno nada salió. Him Chan tiene a cuatro guerreros cuestionando el río.

 

—Estoy cansado. —Jenissi susurró en el oído de Xero cuando su compañero se puso de cuclillas a su lado. Había sido un día agotar, muy preocupante para su gusto. Xero lo levantó en sus brazos, llevándolo hacia su apartamento—. Sabes que puedo caminar muy bien.

 

Su compañero gruñó, tirando a Jenissi más arriba en sus brazos. —No, si te puedo llevar.

 

—Dios mío, me siento como una princesa sureña que se ha desmayado. —Jenissi rodó los ojos cuando su compañero se echó a reír.

 

—Te puedes desmayar, bebé.

 

—En tus sueños. —En otra ocasión, pensaría que realmente quería que se desmayara. Bueno, así no era él. Naturalmente, no se quejó cuando Xero empezó a desnudarlo. Eso le gustaba.

 

—¿Qué…? —Observó, estupefacto, como Xero lo dejaba dentro y salía de la habitación.

 

¡Hombres! Nunca los entendía. Como su compañero lo miró, pensó que tendría un pedazo de él en su agujero.

 

Jenissi tiró los cobertores a un lado, saliendo de la habitación en busca de su compañero.

 

Encontró a Xero desnudo sentado en una silla, mirando hacia el espacio. Jenissi subió a su regazo y apoyó la cabeza sobre el pecho de su pareja.

 

No consideró el día del guerrero. Ahora se sentía como un imbécil, egoísta. Xero empezó a frotar su espalda, pero se quedó mirando algún objeto fijo.

 

Pasó mucho tiempo antes de que palabras fueran dichas. Jenissi se sentía cohibido al estar sentado allí sin encontrar manera de dale confort a su compañero.

 

—No me gusta que estés en medio de todo esto.

 

¿Eso era lo que estaba molestando a su compañero? No lo esperaba. Xero tenía cosas más importantes en las que centrarse. —Honestamente, estoy bien.

 

Xero envolvió con sus fuertes brazos a Jenissi, apoyando su barbilla en la rubia cabeza. —Lo sé, cariño. Eso no significa que no me preocupe por ti. Si las cosas terminan como la última vez, no será lo suficientemente seguro para que salgas de la casa.

 

Oh. Jenissi no estaba seguro de estar bien con eso. Claro, ser abrazado por Xero se sentía bien, pero necesitaba su espacio para socializar y tener un poco de diversión. Le gustaba trabajar para Useung, y la idea de quedarse encerrado de le agrado en lo más mínimo.

 

Pero lo haría si eso significaba darle paz mental a su compañero. —¿Qué paso la última vez? No me lo digas si no quieres.

 

Xero frotó su cabeza hacia atrás y adelante con la barbilla, sus dedos haciendo pequeños círculos en la piel de Jenissi. —La ciudad Serenity solía ser cualquier cosa menos tranquila. Hace miles de años, criaturas de la oscuridad recorrían las calles, aterrorizando a los habitantes. Se necesitó de la fuerza combinada de los Demonios Guerreros para cazarlos y encerrarlos. Hubo uno que casi nos derroto, y me temo que puede ser una criatura de la que está libre.

 

Eso no sonaba nada bien. Jenissi no quería saber, pero era demasiado curioso para no preguntar. —¿Quién?

 

—Woo Bin. No es nadie como cualquiera que hayamos visto. Es la encarnación del mal y tiene un jodidamente desagradable temperamento. El hombre es muy, muy fuerte. Es por eso que hemos buscado sin descanso a Soo Man. Si se libera, este mundo se convertirá en el infierno.

 

Si, realmente no le agradó esa noticia. No sólo su libertad le sería arrebatada, sino que Xero estaría en peligro. Por primera vez en su vida, Jenissi era feliz y no quería perder eso. —¿No nada que puedas además de sentarte y esperar?

 

Jenissi podía sentir contra su cabeza el movimiento de lado a lado de Xero. —Me temo que no, amor. Por alguna razón, no podemos ir a las celdas.

 

El corazón de Jenissi se hundió hasta los pies mientras su compañero le contaba lo que sucedía. Parecía una situación imposible. ¿Cómo iban a luchar con todos los pronósticos que Xero le había descrito?

 

Empezó a temer por la vida de Xero. ¿Qué pasa si este tal Woo Bin estuviera libre y matara a su pareja? Eso era más de lo que Jenissi podía manejar. Ardientes lágrimas se deslizaron por sus mejillas. No quería estar en este mundo sin Xero. El hombre era su todo.

 

—No llores, mi amor. No se acaba hasta que ganemos. No pienso perder. —Xero lo acercó más permitiéndole oír los fuertes latidos de su corazón detrás del pecho de Xero—. Todavía tengo los condones.

 

Jenissi sonrió a través de sus lágrimas. —¿En serio?

 

—Sí, los guardaba como recuerdo del caliente humano que no aceptaba un “no” como respuesta.

 

Jenissi torció los labios mientras miraba fijamente a su compañero. — También como recuerdo que no me querías.

 

—Lo hacía, y mucho. Pero temía que fueras usado contra nosotros. Al parecer, mis preocupaciones tenían una base real.

 

Jenissi miró a su compañero cuando sintió la erección de Xero apretarse contra su cadera. Se movió hasta que la polla de su compañero se encontraba descansando contra su entrada. Jenissi gimió cuando sintió los chorros húmedos del lubricante en su agujero.

 

—Eso es una ventaja. —Jadeó cuando la mano de Xero envolvió la polla de Jenissi. Iba a obtener la mayor cantidad de amor de su pareja antes de que las cosas se pusieran más locas aquí.

 

Jenissi quería que su compañero supiera lo mucho que lo amaba. Lo supo desde el momento en que había puesto sus ojos en Xero. Su cabeza se inclinó hacia atrás mientras Xero le levantaba la barbilla, capturando sus labios en un ardiente beso que le robó el aliento.

 

—¿Alguna vez te dije lo mucho que amaba tu cuerpo? —Su compañero preguntó cuándo se separaron y el pulgar frotaba la cabeza de la polla de Jenissi.

 

Jenissi negó con la cabeza, festejando la vista de los hinchados labios de Xero por el beso. Quería probarlos de nuevo.

 

Su lengua salió disparada, lamiéndose el labio inferior mientras se inclinaba hacia arriba, agarrando del pelo a Xero y tirando de él hacia abajo para poder degustar un pedazo de cielo.

 

Xero haló lentamente su polla, y luego se trasladó a la parte inferior de su cuerpo para empujar hacia el interior de Jenissi. Oh diablos, siempre se sentía tan bien cuando su compañero lo llenaba. Xero era grande, y ocupaba cada centímetro del culo de Jenissi.

 

Se sentó de lado sobre Xero, su cuerpo disfrutando de la sensación de la mano de Xero sobre su polla y su eje en el culo de Jenissi. No había nada en el mundo como su compañero.

 

Jenissi trató de moverse, mirando a su compañero, pero en esta posición era casi imposible.

 

—Yo me encargo. Recuéstate sobre mí y disfruta.

 

Oh, Jenissi lo haría. Alzó las manos y las enganchó en el cuello de Xero, besando a su compañero mientras él se empujaba en su interior.

 

La mano de Xero ahuecó su saco y tiró de éste, haciendo que su pene se endureciera aún más.

 

La grande mano de Xero estaba haciendo que su pecho subiera y cayera rápidamente. Estaba cerca. Oh Dios, estaba tan condenadamente cerca.

 

Su compañero deslizó sus manos por el cabello de Jenissi, tirando hacia atrás y aferrándose al cuello de Jenissi, chupando y mordiendo su carne. Su cabeza cayó hacia atrás mientras Xero se daba un festín con su piel.

 

La grande mano alrededor de su polla le estaba acariciando más rápido a medida que Xero lo follaba más fuerte. Jenissi gritó cuando su semilla brotó. Su cuerpo se sacudió y las caderas de Xero se quebraron en frenesí.

 

Xero rugió, la cabeza cayendo mientras se corría dentro de Jenissi, golpeando en él. Jenissi se desplomó sobre el pecho de su compañero, tragando borbotones desiguales de aire.

 

Su compañero le acarició el cuello mientras Jenissi se dormía.

 

Xero se levantó lentamente, llevando a su compañero a la cama. Una vez que acostó a Jenissi, se dirigió al cuarto de baño, mojando un paño y trayéndolo de vuelta para limpiar a su compañero. Cuando terminó, cubrió a Jenissi, tiró la toalla mojada a la cesta antes de tomar unos pantalones de pijama y en silencio cerrando la puerta del dormitorio.

 

Xero respiró hondo, preguntándose cómo iba a mantener a salvo a su compañero. No era gran cosa ser optimista. Sabía que lo peor estaba por llegar. Lo único que podía hacer era esperar y disfrutar el tiempo que tuviera con Jenissi. Se deslizó en los pantalones. Acercándose a la barra al otro lado de la sala. Xero agarró un vaso y lo llenó de whisky, bebiéndolo mientras miraba a la ciudad por medio de su ventana.

 

Oró para que caos no estallara. Los ciudadanos eran felices, en su mayor parte, y era un gran lugar para vivir.

 

Las imágenes volvieron a él.

 

Una ciudad de hace mucho tiempo con las ventanas tapiada y con diferentes criaturas entrando y saliendo de la ciudad. Nadie quería vivr en un mundo tan caótico, y no podía culparlos.

 

Tomó un sorbo de su whisky. Xero no estaría vivo si no hubiera sido un guerrero. Fue brutal en ese entonces.

 

Volvió la cabeza cuando alguien llamó a su puerta. Eso era inusual. La mayoría de los guerreros no tenían respeto por la privacidad y solo irrumpían en las casas por las varias sombras que decoraban cada apartamento.

 

Xero cruzó la habitación, mirando hacia atrás para asegurarse que la puerta del dormitorio estaba bien cerrada antes de abrir la puerta. Ravi estaba allí, viéndose tan orgulloso como siempre.

 

—¿Puedo entrar?

 

Xero asintió con la cabeza, alejándose de la puerta y sentándose en el sofá. Ravi entró, cerró la puerta detrás de él antes de unírsele.

 

—¿Te molesta lo que está pasando?

 

—Por supuesto que sí.

 

Ravi miró hacia la cerrada puerta del dormitorio antes de hablar. — Quería traer a alguien al ‘Reino Demonio’, pero ahora tengo que esperar.

 

Xero miró al guerrero. No era como si Ravi expresara abiertamente sus sentimientos. Se sentía extraño.

 

—¿Quién?

 

Ravi se echó hacia atrás y pasó el braza sobre el respaldo del sofá. — Un amigo humano mío.

 

—¿Tu compañero?

 

Ravi negó con la cabeza, la tristeza llenaba sus ojos. —No, no lo creo.No lo sé.

 

Xero dejó el vaso en la mesita, y descanso sus brazos sobre sus muslos. —Entonces, no recomendaría que lo trajeras ahora aquí, Ravi. Es demasiado peligroso.

 

—Soy consciente de ello, pero es peligroso donde está. No tanto como aquí, pero me sentiría mejor si estuviera conmigo.

 

Eso no se parecía nada a Ravi. Normalmente era duro en todo. En todo el tiempo que lo había conocido, nunca había visto a Ravi con otra persona. —Esa es una difícil decisión.

 

Ravi asintió con la cabeza. —Lo sé. Sin embargo, es una decisión que tengo que tomar pronto.

 

continuara...

Notas finales:

.....


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