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28. Johnny (05) por dayanstyle

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Notas del capitulo:

actualizaciones nenesss

Ten se apoyó en el mostrador, la espalda de Yuta empujó hacia su pecho y sus brazos envueltos ligeramente alrededor de la cintura de su gominola cuando echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Yuta se cubría su boca, haciendo todo lo posible para cubrir su risita.

 

—Soy serio, hombre. Tienes que ver a Dong Jun en el bingo y con Red Bull. No es un espectáculo agradable. Pensé que esas mujeres iban a golpearle con sus tarjetas de bingo. Dasom tuvo que sacarlo de allí. —Ji Yeop sostuvo su cara mientras trataba de hablar y reír al mismo tiempo. Se secó los ojos, después de la risa burbujeando en su pecho—. Pobre Dong Jun iba corriendo por la calle con Dasom, tratando de esconderse de la abuela de Dasom que juró que Dong Jun golpeaba cada sitio a  propósito.  —Ji Yeop sostuvo su pecho mientras él se rindió y se echaba a reír a carcajadas.

 

—Ella tenía un bolso de mano letal. —Dong Jun hizo un puchero—. Yo no lo pude evitar. Me excitó demasiado y comencé a tocar las tarjetas de todo el mundo. —¿Te han prohibido el bingo ahora? —Preguntó Yuta con alegría.

 

—No. Estuvieron de acuerdo en que me dejarían volver si me quedaba sin azúcar los miércoles.

Ten se aferró a Yuta cuando se rió hasta que sus lados y sus mejillas estaban doloridos. Él no dejó de notar qué relajado y feliz parecía Yuta. Su gominola era aún más hermoso cuando sonreía. La palabra señor era casi inexistente ahora. La única vez que escuchó a Yuta usarla fue   cuando él estaba nervioso. Lo   cual, en estos días, era  raro.


—No pongas morritos, bebé. —Ji Yeop empujó a Dong Jun en sus brazos—. Por lo menos te dejan volver. —Se rió de nuevo, Dong Jun le dio un puñetazo en el brazo.

 

—Gracias a Dasom que calmó a todo el mundo prometiendo que se comportaría. —Los labios de Dong Jun se curvaron, y luego se echó a reír también—. Yo tengo que sentarme en mi propia mesa, lejos de las tarjetas de todos los demás.

Yuta se limpió la cara, su sonrisa iluminando la habitación, cuando se reía.

—Eso es como cuando mi madre me tuvo que rescatar del  caniche del vecino. Mi primo me convenció de que ese Mr. Fluffy Bottom le gustaba ser alimentado con salchichas en la mano. Omitió la parte donde el perro siempre pensaba que mis dedos eran las salchichas. La señora Gladstone corría en círculos con los brazos en el aire, gritando para que Mr. Fluffy Bottom permitiera dejar ir mis dedos cuando mi mamá trataba de distraer al perro con una lata de atún. —Yuta se echó a reír—. ¿Qué perro come atún?

Ten escuchó atentamente mientras se echaba a reír. Esta fue la primera vez que Yuta  hablaba algo  de su  niñez. —¿Qué edad     tenías?

—Lo creas o no, diecisiete años.

Ji Yeop y Dong Jun se reían a carcajadas. Ten podía ver lo contento que Yuta estaba con el sentimiento de pertenencia. Todo lo que su bebé necesitaba eran buenos amigos y dos amantes parejas para ayudarle a través de las turbias aguas. —Mi primo se escondió durante una semana después de eso. Pero de vez en cuando, salía para dejar una lata de atún por la puerta de mi habitación y huía jurando que no era él, cuando le preguntaba.

 

—¿Tirabas las latas? —Preguntó Ten, besando a su hombre en la mejilla.

—No, porque era muy bueno para hacer una ensalada de atún, guiso de atún, y  alimentaba a los gatos del barrio.

Ten no podía recordar la última vez que se rió tanto. Lo que realmente Ten pensaba era en el hecho de que Yuta tenía una   familia.

—¿Has probado a llamar a tu mamá o tu primo?

 

 

Yuta meneó la cabeza, bajando la mirada, cuando la risa murió en sus labios. Ten odiaba que él fuera la causa de esto, pero necesitaba saber sobre la familia de su pareja. No podía imaginar no hablar con su familia.

—No, estoy demasiado avergonzado como para llamarlos. La última vez que hablé con mi mamá no fue muy agradable. Min Chul me  había convencido de que no necesitaba la familia y amigos, y yo le creí. —Ten se abrazó a Yuta, dando a su gominola la comodidad que necesitaba, mientras pensaba en una forma de conseguir que madre e hijo volvieran a buenos términos. Él no solía meterse en asuntos familiares, pero la familia era lo que Yuta necesitaba en su vida ahora mismo—. Me gustaría que la llamaras y hablaras con ella, si no te importa.

—No puedo enfrentarme a ella, Ten. Yo fui terrible. Incluso perdí contacto con mi primo, Jin Jin. Era mi mejor amigo cuando crecía e incluso en mi edad adulta. Él probablemente nunca me perdone tampoco.

—Te sorprenderías de lo que la familia perdona. Yo tuve la suerte de tener una madre genial que no le importaba que yo fuera gay, pero odiaba el hecho de que no fuera de compras con ella. Quiero decir, vamos, ¿a qué chico le gusta ir de compras, gay o no?

Yuta ladeó la cabeza, mirando a Ten con el ceño fruncido. —¿Qué tiene eso que ver con ser mezquino con su familia? —Ten dio un resoplido—. Eso significa en el libro de mi madre cuando no quieres ayudarla a ser anfitrión en sus fiestas en el jardín. Ella era un poco demasiado pro-gay. ¿Te parece un anfitrión de cualquier tipo de fiesta que no implique la cerveza y el fútbol? Ella cree que gay se compara con compras y chismes. —Rió Ten—. Por fin la convencí de que lo  único gay en mí era mi preferencia. Se dio cuenta del punto en el momento en que me fui a trabajar para Ji Yeop.

—La mayoría de la gente tiene una idea equivocada sobre eso. Mi primo  me  ayudó en mi salida del armario. Yo pensaba que mi mamá me negaría, pero ella se encogió de hombros y dijo, que siempre y cuando me acordara  de  poner la tapa  del  inodoro,  no  le importaba que saliera.

 

 

—Eso suena muy bien. —Dijo Dong Jun, recordando a Ten que no eran los únicos en la cocina—. Crecí con una familia adoptiva, pero me querían como de la suya propia. Fue mi mamá quien me ayudó a aceptar quién era, junto con JinYoug.

—¿Qué he hecho, Dong Jun? —Preguntó JinYoug cuando entró en la cocina y se dirigió hacia el refrigerador. Ten había conocido al chico, pero parecía de mala educación preguntar por qué llevaba guantes de cuero.

 

—Meterte conmigo en mi adolescencia. —Dong Jun  se  burló, guiñando a Ten y a Yuta.

—Mentiroso. —JinYoug sonrió, cerrando la nevera y abriendo el agua embotellada—. Te salvé el culo cuando tratabas de convencer a las animadoras del equipo de fútbol que eras gay y que podían convencerte de cambiar de bando si las chicas pompón te horneaban galletas cada  viernes.

 

—¿Funcionó? —Preguntó Ten.

—Por supuesto que no. —Rió JinYoug—. Ellas metieron a Dong Jun en su taquilla y dejaron una nota en el exterior que indicaba: "El ruido que se oye es un fantasma de la taquilla, mantenerse alejado si no quieres ser perseguido" con la firma de cada animadora en él. Sucedió que tenía una clase de tarde y escuché su culo tonto gritando que tomaría las galletas dos veces al mes si eso sonaba mejor. No me hables de movimientos estúpidos.

 

—Hey, mamá me cortó el azúcar, estaba desesperado. —Rió Dong Jun—. Ellas me perdonaron. Fue por el equipo de fútbol que tuve que esconderme de mi último año. Eso fue hace una década. Deja de decir a todo  el mundo  esa  historia.  —Dong Jun  hizo  saltar  el  pecho  de JinYoug.

 

—¿No tienes miedo de tocarlo, —preguntó Yuta. Esto captó la atención de Ten.

—No, hice las paces conmigo mismo hace mucho tiempo, —dijo Dong Jun con orgullo—. Lo  único que consigo  cuando lo toco es irritarme.

 

—¿Qué pasa exactamente cuando la gente te toca? —Señaló Yuta a las manos cubiertas de JinYoug.

—Más tarde, tengo que hablar contigo y Ten, —anunció Changjo cuando él entró en la habitación—. ¿Pueden venir a mi oficina?

Ten tomó a Yuta de la mano y se dirigió a la oficina del   Alpha.

—¿Qué pasa?

—Tomad asiento, caballeros. Quería hablar contigo acerca de los dibujos de Yuta. Me gustan sus ideas y que tuviera los planos modificados. ¿Tiene alguna otra idea antes de que el proyecto esté completo? —Changjo se sentó en el borde de su escritorio, levantando el vaso medio lleno de líquido de color ámbar.

—Tal vez pueda volver al sitio y mirar de nuevo, —sugirió Yuta con entusiasmo. Ten quería abrazar a Changjo por hacer que Yuta luciera como un árbol de Navidad, sólo que a él le gustaba tener todos sus dientes, lo que estaba seguro que Changjo golpearía si trataba de abordar con un abrazo al gran hombre.

—Ten, si no te molesta, ¿puedes llevarle? Me aseguraré que unos cuantos soldados os escolten por razones de seguridad.

Yuta corrió a la puerta de la oficina con energía explosiva. —Voy a  buscar  mi  cuaderno de dibujo y lápices.  —Corrió a la     habitación.

 

—Gracias.

 

—No sólo estoy haciendo esto para que Yuta se sienta como si fuera parte de la manada. Él tiene un talento real. Esas versiones fueron mejores que las del maldito tipo que contraté para que elaborara los planos para mí. Te demuestra, que siempre hay que preguntar primero a la manada.  —Sacudió  la  cabeza—.  Ahora,  si pudiera  sólo  encontrar  un decorador.

 

Ten no podía dejar de sonreír  al Alfa.  —¿Un decorador?

 

Changjo suspiró y se levantó. —Sí, Ricky insiste en uno. Afirma que los lobos grises son daltónicos y no sabrían distinguir una lámpara Tiffany de una lámpara de lava, lo que quiera que sea una jodida lámpara Tiffany. Mejor que no tenga que dormir en una habitación acolchada o yo voy a ... levantarme tarde en ella. —Rió Changjo.

—Yuta y Johnny me envuelven alrededor en sus manos,   también. Eso sí, no se lo digas a ellos.

Changjo sostuvo los brazos delante de él. —Nunca, pero no se lo puedes decir a Ricky o a Rockhyun tampoco.

—Mis labios están sellados. —Ten cerró con cremallera sus labios con los dedos y tiró la llave imaginaria a un lado cuando fue a reunirse con Yuta.

 

 

Se secó la frente mientras miraba a los hombres entrar en sus camiones a través de su potencial de largo alcance. Él estaba enojado de que la casa estuviera vacía cuando se prendió fuego. De una forma u otra, el pequeño twink pelirrojo iba a morir.

Depositando el rifle en el asiento, arrancó su camioneta y se alejó, siguiendo a los dos vehículos cuando salieron de la calzada. Ellos cometerían algún error, bajarían la guardia, y cuando lo hicieran, pow.

 

 

Yuta se sentó en la cama, echando de menos a sus compañeros. La descripción de ayer le había dado muy buenas ideas, pero ahora que Ten y Johnny estaban en el trabajo, él estaba caliente.

Con una idea diabólica en la cabeza, Yuta agarró el teléfono móvil que  Johnny  le había  comprado  y  marcó  el  número  de  la  ferretería.

 

—Ferretería de Johnny, al habla Johnny.

La polla de Yuta se animó hasta con la voz profunda y masculina de Johnny. Él podría hacerse una paja escuchando a su pareja hablar acerca de clavos y masilla. —Un hombre desnudo con una polla grande ha entrado en mi habitación. Si no te das prisa, puede que se  quede clínicamente muerto de toda la sangre que corre hasta su ingle.

Johnny gruñó y Yuta se tocó a sí mismo. Qué sexy sonaba eso. — Entonces estaré ahí para rescatarte del ladrón de pollas. —Johnny colgó.

 

Bueno, va uno, queda otro. Yuta marcó el numero del teléfono móvil de Ten, acariciando su pulgar perezosamente sobre la cabeza hinchada de su pene.

—Hey, gominola, ¿todo bien?

—Estoy ovulando, pon tu culo en marcha y ven a plantar tu semilla en mí. —Yuta reprimió una risita.

—Voy de camino, sexy.

Yuta arrojó el teléfono a un lado y corrió hacia su atractivo equipo. Quería verse bien para sus parejas. Oyó unos pasos corriendo por el pasillo quince minutos más tarde. Yuta se puso el sombrero de paja y se deslizó sus pies con calcetines en sus sandalias, mientras que el resto de su glorioso cuerpo estaba desnudo. Él abrió los brazos ampliamente, tocando su  polla en su parte baja del abdomen cuando la puerta se abrió.

—Jesús, cúbrete esa cosa, —gritó Ricky cuando se dio la vuelta, dándole la espalda a Yuta.

 

 

Yuta corrió a la cama, agarrando la almohada y empujándola enfrente de su pene endurecido. —¿Por qué sólo entraste?

—Error mío, no pensé que estarías allí de pie dándome un show gratuito cuando tus parejas están en el trabajo. ¿Estás cubierto? —Preguntó Ricky con diversión.

Yuta arrojó su sombrero a un lado y se pasó la mano por  el cabello, sentado en la cama. —Sí, pero todavía no puedes darte la vuelta. ¿Qué quieres? Tengo dos bombones sementales calientes de camino, así que se rápido.

—Bueno, pequeño sapo caliente, iba a preguntarte si querías ir al bingo esta noche, asumiendo que no estés jodido hasta la inconsciencia. — Esta fue la conversación más extraña que Yuta había tenido. Estaba sentado  aquí  desnudo  con  un  shifter  en  la  sala-que  no  era  su  pareja-, ¿hablando de bingo? Aunque Yuta había pasado el último año de su vida sin llevar nada de ropa, todavía le hacía sentirse incómodo en presencia de desconocidos. Como un shifter, eso era inusual, pero como un hombre, él no iría sin ropa otra vez. Su primo le habría molestado enormemente sobre esto. El pecho de Yuta se encogió con el pensamiento de Jin Jin. ¿Dónde estaba él? ¿Cómo estaba?

—¿Hola? Un simple sí o no me sacaría de aquí. La parte de atrás de mi  cabeza se  está quedando ciega mirando  tu culo   desnudo.

 

—Sí, —respondió Yuta rápidamente, saliendo de sus pensamientos y  recordando     que  sus  parejas   estarían   aquí   en   cualquier momento.

 —Bueno, nos encontraremos en la sala de estar a las seis.  Diviértete.

—Ricky se rió cuando él cerró la puerta tras él. Qué hombre tan extraño.

 

 

Saltó cuando se abrió la puerta, listo para patear a Ricky. Johnny    se paseó dentro, una gran sonrisa de mierda extendiéndose a través de su cara.

—¿Dónde está este hombre desnudo?

 

—Aquí está. —Yuta arrojó la almohada a un lado, poniéndose de nuevo el sombrero de paja en la cabeza—. Pensé que me van ibas a dejar con  muerte  cerebral.  —Él  se  rió,  olvidándose  de  Ricky  y  su  primo.

 

Johnny gruñó bajo y sexy, haciendo que la medio-dura polla de Yuta volviera   a la vida. Se tendió en la cama, extendiendo sus   piernas.

—¿Ves algo que quieras?

Johnny asintió con la cabeza, una sonrisa tirando de su boca. —Tus sandalias, me encanta el modelo de unicornio.

—Vaya, gracias, es mi idea de la ropa interior sexy. —Yuta pasó sus manos por su estómago plano, sumergiéndolos entre sus piernas y tirando  de su vello púbico—.  ¿Algo     más     que     te   guste?

 

—El sombrero.

Yuta rodó los ojos. —Yo estaba pensando un poco más entre las sandalias y un sombrero.

—Los calcetines. —Ten se echó a reír cuando él cerró la puerta detrás de él—. Eso te hace ovular más erótico, sobre todo el color naranja fuerte.

 

—¿Ovulando? —Johnny miraba de Ten a Yuta—. ¿Qué  si quiero saber?

Yuta se encogió de hombros, tirando y apretando a su enorme y goteante polla. —Tenía que conseguir que vinieras aquí de alguna  manera.

—Él respiró hondo cuando Johnny desabrochó sus pantalones vaqueros, empujándolos hacia abajo en los muslos, agarrando la base de su polla. Yuta podía ver que sus bolas ya estaban apretadas a su cuerpo. Su pareja se sentó en la cama.

—¿Estás preparado, o hace falta para que te prepare?

 

—Estoy listo. Me ocupé de eso en la ducha. —Pasó la lengua por el labio inferior, mirando la gran polla de Johnny—. ¿Puedo obtener algo de eso? Señaló a la cabeza en forma de seta que goteaba.

 

—Vas a conseguir más que algo. ¿Por qué no vienes a sentarte en mi regazo? —Johnny deslizó sus pantalones hasta los tobillos y levantó las manos a Yuta. Trató de sentarse en el regazo de Johnny frente a él, pero Johnny negó con la cabeza—. De frente a Ten, arco iris.

Yuta dio la vuelta, viendo la polla de Ten expuesta y en la mano, acariciándola lentamente cuando el pre-semen brotaba de la ranura. Ten se adelantó y se arrodilló frente a Yuta, ahuecando la cara con sus manos gastadas del trabajo, mordiendo los labios de Yuta cuando él lo alejó de Johnny. Yuta se extendió hacia adelante, persiguiendo el sabor dulce de Ten.

 

Johnny manoseó debajo de él, y luego sintió la punta de la polla de Johnny presionando su agujero. Yuta agarró del cuello de Ten, aplastando sus labios cuando Johnny entró en él. —Oh Dios. —Jadeó en la boca de Ten.

—Se siente bien, ¿no? —Ten apartó el pelo de los ojos de Yuta mientras suavemente le sonrió.

Los pulmones de Yuta se detuvieron mientras su pecho crecía pesadamente. Él miró a los hermosos ojos de Ten, viendo lo  que esperaba que fuera amor. ¿Verdad? ¿O era hacerse ilusiones?

—Te quiero, Ten. —Yuta contuvo la respiración rezando para que no fuera rechazado.

—Te quiero, también, gominola. —Sonrió Ten, haciendo que el mundo de Yuta cobrara vida. Miró a Ten cuando su pareja se puso en pie, ahuecó su barbilla y frunció los labios en un beso, golpeándolos en Yuta y guiñando un ojo—. Ahora tengo un asunto que necesito que cuides.    —Ten  golpeaba  la  polla  en    los    labios de  Yuta.

 

—Joder, eso parece bueno. —Gruñó Johnny por detrás de Yuta. Quería dar la vuelta y decirle a Johnny que le amaba, pero Johnny  comenzó a empujar más duro, haciendo que Yuta olvidara qué año era. Yuta envolvió sus labios alrededor de la polla de Ten, sintiendo una conexión más profunda con sus parejas, ahora que sabía lo mucho que se preocupaban por él.

 

Johnny quizás no había dicho las palabras sin embargo, pero sus acciones le dijeron a Yuta lo mucho que le importaba. Tomaría eso por ahora. Yuta pasó las manos por las duras crestas del abdomen de Ten, llevándolo más lejos en su garganta.

Ten siseó, pasando los dedos detrás de la oreja de Yuta en un gesto  íntimo. —Gominola, —murmuró Ten.

Johnny amasó las caderas de Yuta, olfateando a sus espaldas, usando su lengua para dejar un rastro húmedo hasta la columna vertebral de Yuta.

 

Yuta estaba tan perdido en estos dos. Él iba a morir mil muertes si alguna vez perdía a cualquiera de ellos. Ni siquiera Min Chul le hizo sentir este sensual, este sexual, o este deseo. Ten dijo que me ama, se hizo eco en la mente de Yuta cuando él tomó una succión apretada alrededor de la polla de Ten y se llevó tanto como podía en su boca, sintiendo que la cabeza de la polla de Ten golpeaba la parte posterior de la garganta.

 

Johnny se retiró y luego empujó su polla todo el camino hasta  llegar a la raíz dentro del culo de Yuta, golpeando su próstata con cada golpe.

 

—Ahora, gominola, ahora, —dijo Ten con los dientes apretados.

Yuta estrelló su culo en la polla de Johnny mientras bebía la semilla de Ten.

Ten golpeó su orgasmo más allá de los labios de Yuta, un grito gutural salía de su boca. Ten sacó su ablandada polla de la boca de Yuta, cayendo de rodillas y empujando hacia atrás a Yuta, tomando la polla húmeda de Yuta en la boca. Los labios de Yuta se separaron, y ráfagas rápidas de aire se escapaban cuando llegó detrás de él y cerró los dedos detrás del cuello de Johnny.

Yuta miró arriba a Johnny. Su pareja lo miró con los ojos entornados. —¿Te gustó? —Johnny bromeó.

 

 

—Mmm-hmm. —Yuta inclinó la cabeza hacia atrás, besando a Johnny cuando Johnny lo jodía y Ten trató de chupar la polla de Yuta. Yuta rompió el beso, haciendo contacto visual con Johnny—. Te amo, Johnny.

 

Johnny gruñó, mordiendo el cuello de Yuta cuando pistoneó en él. Yuta  arqueó su  espalda, sus  manos bajando  sobre la cabeza    de Ten cuando su semen brotaba al ritmo de su pulso.

Johnny selló la herida y cayó sobre su espalda, chasqueando sus caderas mientras disparó su liberación en el culo de Yuta. Yuta cayó hacia adelante, apoyado en Ten cuando tuvo su respiración bajo control. Johnny no había dicho que amaba Yuta. ¿Qué significaba eso?

 

 

Johnny abrió la ferretería y entró en la fría tienda. Colocó las llaves en el mostrador, mirando los mensajes del contestador automático. Su mente navegó alrededor de la declaración de Yuta. ¿Por qué no lo dijo de nuevo? No había duda de que Johnny lo amaba. Entonces, ¿qué pasaba con sus labios apretados, y por qué su cerebro dio un vuelco cuando las palabras trataron de formarse?

Johnny alzó la vista cuando su mensajero entró. —Hey,  Johnny, tengo tus órdenes en mi camión. ¿Quieres que las traiga a la parte delantera o por la trasera?

—La parte de atrás. De esta manera no estará en el camino de todos.

 

 

—No hay problema. —Logan asintió con la cabeza a Johnny y luego volvió a salir por la puerta principal. El inventario debería ocupar su mente durante un tiempo, parándole de sobreanalizar todo a su cobarde manera. Johnny fue a la parte de atrás, abriendo la puerta a Logan—. Sólo tienes que colocar las cosas por allá y ven a verme con el papeleo cuando hayas terminado.

 

—No es problema, Johnny.

Sonrió a Logan y luego regresó al frente de la tienda, agarrando su lista de entregas de la semana. Algunos de los ranchos necesitan material entregado en los próximos días. Tal vez sea necesario contratar a un asistente. No le importaba cerrar cuando la lujuria, lo obligó a correr de aquí con papeles volando detrás de él, pero quitar algo de presión sobre sus hombros estaría bien.

Unas pocas llamadas y algunas hojas de propaganda deberían funcionar. El boca a boca era más rápido que el diario  de  papel. Johnny alzó la vista cuando oyó la puerta abrirse. Un desconocido entró, mirando  alrededor de  la tienda, y luego  sus  ojos  se asentaron  en Johnny.

 

—¿Así que tú eres uno de los hombres por los que Yuta me dejó? Los ojos de Johnny se estrecharon. Min Chul.

 

continuara...

Notas finales:

dejen rw


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