Mátalos.
El Príncipe Jaehyo se alejó, cuando su segundo al mando, Hong Bin, salía a cumplir sus órdenes. Se estaba poniendo enfermo con los malditos rebeldes. Aunque su raza no se iba a extinguir, no es que ellos tuvieran vampiros de sobra.
Muchos vampiros se estaban volviendo rebeldes y venían a su ciudad o a las de los alrededores. Era un problema que tenía que resolver, y pronto. Estaban comenzando a superar a su aquelarre, y era algo que no podía pasar.
Jaehyo se enorgullecía de su aquelarre. Eran leales y honorables. No mataban cuando se alimentaban, algo que él les había enseñado desde la adolescencia. Les enseñó la importancia de preservar lo que comían. Si su aquelarre matase, su fuente de alimento sería difícil de encontrar.
Los humanos se esconderían en las noches, haciendo que conseguir su alimento fuera mucho más difícil. Su aquelarre respetaba el hecho de que sólo mataban cuando sus vidas estaban en peligro. Esa fue la razón por la cual creó ‘The Manacle’, su club nocturno. Era un lugar a donde los donantes venían de forma voluntaria, un lugar seguro donde su aquelarre podía alimentarse y los donantes divertirse sin salir heridos.
-Ha llamado el Alfa Changjo. Quiere encontrarse contigo -dijo Jun cuando se acercaba a Jaehyo. Su tercero al mando se quedó observando a la multitud mientras esperaba la respuesta de Jaehyo. Jun era un vampiro muy fuerte y orgulloso, y también guapo como el infierno. Pero era demasiado macho alfa para su gusto. Además, Jaehyo ya sabía quiénes eran sus parejas.
Jaehyo asintió con la cabeza mientras observaba a uno de sus neófitos alimentarse en la pista de baile. Era un movimiento erótico que hacía parecer como que la pareja sólo estuviera bailando íntimamente. Su aquelarre hacía de la alimentación una ciencia.
-¿Cuándo?
-Dijo que tan pronto como te sea posible, Príncipe.
Jaehyo no sólo iba al lugar de Changjo para la reunión, aunque era lo que todo el mundo asumía. La reunión no era la única razón para su visita. Sus intereses estaban en los dos pequeños hombres que había visto en incontables ocasiones en sus reuniones con los shifters.
Incluso aunque no se hubiera encontrado aún con ellos, Jaehyo siembre les buscaba cuando iba a las reuniones con la Manada del Este. No estaba de acuerdo en ir porque Changjo le quisiese allí de inmediato. Jaehyo estaba de acuerdo en ir ahora, porque esperaba poder vislumbrar a esas dos bellezas de nuevo. Aunque ellos fueran sus parejas, él no iba a forzarles a irse con él. Ellos tenían que hacerlo por voluntad propia. Siendo tan mayor, Jaehyo tenía paciencia. Aunque tenía que admitir que la espera estaba empezando a ponerle nervioso.
-Trae el auto- Jaehyo le ordenó a Jun mientras se giraba hacia Hong Bin, que se les acabada de unir-. Tíralos detrás del club. Deja que el sol se ocupe de ellos. - Aunque el sol no hiciese que los vampiros se quemasen instantáneamente como se reflejaba en las películas, cuando éste saliera mañana por la mañana, ayudaría a Jaehyo a deshacerse de ellos.
Siendo quien era, él tenía ese don, y lo compartiría con aquellos malditos rebeldes.
Jaehyo se escapó por la puerta de atrás del club, evitando a la multitud de jóvenes que veían necesario apretarse contra él. Jaehyo no podía cruzar la sala sin que media docena de vampiros se tirasen hacia él. Normalmente no le importaba, pero ahora que era consciente de sus parejas, no podía complacerlos por más tiempo.
Jaehyo podría doblegar sus mentes a su voluntad para que lo dejaran en paz, pero él creía en la libre elección. Y era una creencia que le daba un fuerte dolor de cabeza al alba.
Jaehyo se deslizó dentro del asiento trasero del auto mientras Jun elevaba el cristal interior. Con la separación hecha, Jaehyo se dejó caer en el asiento y suspiró. Jun arrancó cuando Hong Bin salía por la puerta de atrás, dejando los cuerpos según le habían ordenado. Jaehyo se pasó los dedos por la barbilla mientras veía desvanecerse el club.
Jaehyo no podía dejar de pensar en su aquelarre. Hong Bin Y Jun eran los únicos hombres en los que podía confiar totalmente. Le habían servido bien los pasados siglos. Ambos habían luchado a su lado y le habían prometido lealtad hacía cuatro siglos; confiaba en ellos sin ninguna duda. Recordó cuando las jóvenes parejas de la Manada Kim vinieron a su club de fiesta y Hong Bin fue tras uno de ellos. No fue algo deliberado. No sabían que había shifters en la zona. Para mostrar respeto al Alfa, lanzó a Hong Bin por los aires—un acto que no había herido a su segundo al mando, pero que había apaciguado al lobo-shifter que había sufrido la ofensa. Vaya tontería, como si a él le importase apaciguar a alguien, pero tenía que mantener la paz. Acababan de llegar a la zona, y empezar una guerra no estaba en el tope de su agenda.
Sonrió cuando Jun giró, conduciendo hasta la gran casa de los lobos del este unas horas después. Uno de los soldados de Changjo apareció en la puerta cuando Jun aparcó el auto y abrió la puerta de atrás, permitiéndole salir a Jaehyo.
-¿Me necesitas ahí dentro? - Jun preguntó mientras cerraba la puerta, girando la cabeza hacia el soldado.
-No. No me llevará mucho tiempo. - Jaehyo le sonrió al vampiro por su preocupación. Apreciaba el gesto aunque era innecesario. Jaehyo caminó hacia la acera, llegando hasta el soldado que lo recibía.
Era Junyoung, el Beta de Changjo. - Buenas tardes.
Jaehyo le hizo una pequeña reverencia con la cabeza.
-Príncipe - Junyoung reconoció su gesto. -Changjo está en su oficina.
-Gracias.- Tenía en la punta de la lengua el preguntar sobre los dos pequeños humanos, pero Jaehyo suprimió la urgencia. No necesitaba que nadie supiese sobre su conexión con ellos. Al vivir tanto por tanto tiempo como él lo había hecho, Jaehyo tenía muchos enemigos. Si alguno de ellos descubría a sus parejas, su vida se convertiría en un infierno. El secreto debía guardarse por ahora. Cuando finalmente se encontrase con sus parejas y los llevase a casa, las cosas cambiarían. Mientras viviesen en esta casa, Jaehyo los quería a salvo. Todo a su debido tiempo, pensaba mientras seguía al Beta.
Junyoung se dirigió a la oficina del Alfa, haciéndose a un lado para dejar pasar a Jaehyo a su interior. Jaehyo maldijo mentalmente cuando vio al Alfa Jongin sentado con Changjo. No es que no le gustase el lobo Timber, si no que según su opinión, Jongin era molesto como el infierno. El Alfa no parecía tomarse su trabajo tan en serio como debería hacerlo. Siempre que salía a dar una vuelta, el Alfa lo llamaba por una cosa u otra. Llegaba a ser muy molesto a veces. Aunque también tenía que otorgarle cierto respeto, ya que el shifter manejaba su casa bastante bien, para toda la gente que habitaba en ella.
- ¿Cómo te va, Jaehyo?- Jongin lo saludó con la cabeza cuando entraba. El enorme Alfa estaba sentado en una de las sillas de cuero de la oficina de Changjo, viéndose como si fuese el dueño del lugar. El brazo de Jongin descansaba sobre el respaldo de la silla y tenía sus piernas estiradas delante de él, con sus tobillos cruzados. Tan alto como era, Jaehyo pensaba que se sentaría más recto.
- Hola, Jongin, Changjo.
Hechos los saludos respectivos, fueron a lo importante.
Jaehyo sólo medio-escuchaba a los Alfas. Su mente estaba en otra parte de la mansión. Había ruidos habituales de los otros ocupantes, pero a Jaehyo sólo le importaban dos voces que lo habían visitado en sueños desde que las escuchó.
-Jaehyo - Changjo le miró con preocupación. -¿Me has oído?
- Creo que es por su avanzada edad - Jongin sonrió.
Jaehyo le devolvió una mirada de fastidio. Sólo un puñado de gente conocía su verdadera edad. Jaehyo podía jurar que le había pedido a Jongin discreción en el asunto. Debió haber sabido que el shifter no era de confianza. Ellos cotilleaban más que un grupo de ancianas en un club de tejidos.
Jongin le hizo un guiño diabólico antes de devolver su atención a Changjo. Vivir con toda esa gente debía haber corroído el cerebro de Jongin. Jaehyo lo ignoró y devolvió su atención a Changjo.
-¿Podrías repetírmelo?
Changjo levantó una ceja mirando fijamente a Jaehyo -¿Estás bien?
Jaehyo quería gruñir. Nunca había sido pillado soñando despierto antes. Changjo debió haberse dado cuenta de su ensoñación. - Estoy bien.
Changjo empezaba a hablar cuando la puerta de su oficina se abrió bruscamente, y uno de los hombres que Jaehyo se moría por ver, apareció.
- Yu Kwon, ¿cuántas veces tengo que decirte que llames a la puerta cuando la puerta esté cerrada?- Changjo le preguntó con exasperación.
Jaehyo hizo un gruñido bajo antes de poder controlarlo. Los Alfas se volvieron a mirarlo fijamente mientras el pequeño hombre resoplaba.
-Yo llamo, tú no oír. Eso no mi culpa tú sordo.
Jaehyo estaba fascinado más allá de lo posible. «Yu Kwon». El nombre de su pareja era Yu Kwon. Era la primera vez que oía la musicalidad de su voz tan de cerca, y el hombre tenía agallas. Se estaba poniendo muy caliente con sólo permanecer allí mientras escuchaba a su pareja darle a Changjo un mal rato. Jaehyo quería animarlo. Mirando detrás de su pareja, Jaehyo se preguntaba dónde estaba el otro hombre. Las pocas veces que había tenido el privilegio de verlos lo suficiente, siempre estaban juntos. Antes de que el pensamiento abandonase su mente, el otro hombre irrumpió en la oficina.
-Yu Kwon.- La palabra pronunciada con voz suave apenas si llegó a sus oídos mientras su otra pareja trataba de llevarse a Yu Kwon. Jaehyo se quedó paralizado. Ellos eran más impresionantes de cerca.
- No, Min Hyuk - Yu Kwon le dijo tiernamente al otro hombre. Era obvio para Jaehyo lo mucho que Yu Kwon cuidaba de Min Hyuk. «Min Hyuk».Otro hermoso nombre. Jaehyo se inclinó hacia delante cuando el lobo pelirrojo, Ricky, entró a rescatar a los dos.
-Lo siento, bebé - le dijo a Changjo antes de dirigirse a los otros dos. -Te dije que yo podía manejarlo -Ricky le dijo a las parejas de Jaehyo mientras los miraba. -No es necesario meter a Changjo.
Jaehyo no sabía qué pensar. Los vellos de la nuca se le pusieron de punta según observaba a sus parejas. ¿Necesitarían de su ayuda? ¿Estaban siendo molestados? El pensamiento lo tenía preparado para matar a quien quiera que fuese el causante de la tensión de Min Hyuk.
El hombre era increíblemente hermoso. Los rasgos de Min Hyuk eran delicados y refinados. Los dedos de Jaehyo picaban por acariciar el cabello de Min Hyuk para comprobar si era tan suave como parecía. Empezó a observar a Yu Kwon cuando su otra pequeña pareja gruñó.
Yu Kwon era todo lo contrario. Sus rasgos eran viriles y fuertes. Jaehyo hizo una mueca al ver el cabello de Yu Kwon. La última vez que estuvo allí, estaba largo y suelto. Ahora era corto y estilizado. Lucía hermoso con él, pero Jaehyo echaba de menos la longitud que tenía antes.
-Yo no hacer citas para ver a Changjo. Yo verle cuando querer.
Yu Kwon resoplaba cuando su pierna salió disparada y evitaba por poco la espinilla de Ricky. Jaehyo tuvo que controlar la risa por la personalidad ardiente de su pareja. Él, absolutamente, amaba eso.
- No dije que tuvieras que hacer una maldita cita, mocoso. Lo que dije era que podía manejarlo yo mismo. No tenías la necesidad de venir corriendo aquí - señaló Jasper.- Ahora, saca tu culo de aquí y deja a estos hombres seguir con su reunión.
- Espera. - La palabra salió de la boca de Jaehyo antes de que se diera cuenta. Todo el mundo en la habitación se giró a mirarle. Jaehyo pudo ver una sonrisa conocedora formarse en los labios de Jongin mientras inclinaba ligeramente la cabeza.
¿Qué pasa, pequeño?- Jaehyo le preguntó a Yu Kwon mientras Ricky giraba los ojos y negaba con la cabeza.
- Ahora prepárate- ricky le advirtió., -cuida tus rodillas.
Jaehyo miró a Yu Kwon, pero en vez de cabreado, el hombre parecía confuso. Sus ojos se encontraron y Jaehyo pudo ver miedo y curiosidad en ellos. Jaehyo rápidamente miró a Min Hyuk para ver que lo observaba exactamente de la misma forma.
Yu Kwon sacudió su cabeza como para despejarse y luego le gruñó a Jaehyo.- Yo no pequeño. Yo hombre adulto.- Su pierna se balanceó, pero los reflejos de Jaehyo fueron más rápidos, evitando la patada.
Jaehyo se acercó y agarró las manos de Yu Kwon, evitando su intento de darle patadas, con un ligero apretón a sus muñecas.
Min Hyuk posó una mano tímidamente en el brazo de Jaehyo mientras echaba un vistazo a su pareja más frágil. -Él es… Min Hyuk lo miraba mientras buscaba la palabra correcta. -Incontrolable.
Jaehyo tuvo que esforzarse por mantener los ojos abiertos. Se estaba deleitando con la sensación de tocar a sus dos parejas. Yu Kwon paró de luchar y lo miró fijamente con esos grandes y curiosos ojos negros posados en él.
-¿Quién tú?
Jaehyo le sonrió. -Príncipe Ahn Jaehyo LeAnthony Espelimbergo.
-Santa mierda. Eso es un crisol de nombres. Dilo tres veces más rápido.- Jongin se reía con ganas.
Jaehyo sabía que era un nombre muy largo, por lo que no culpó a Jongin por su arrebato. Notó que Yu Kwon no se había apartado y que la mano de Min Hyuk aún estaba sobre su brazo. Los pulgares de Jaehyo empezaron a acariciar la suave piel de las manos de Yu Kwon, mientras prestaba atención a su pareja.
-¿Qué pasa, pequeño?
Los ojos de Yu Kwon se dirigieron hacia Min Hyuk, luego volvieron a la cara de Jaehyo. - Tú extraño. ¿Por qué yo decir a ti?
Yu Kwon tenía razón. El humano no tenía ni idea de quién era Jaehyo o lo que ellos eran para el otro. Tampoco sabía que Jaehyo era alguien en quien podía confiar con su vida.
-¿Es él? - Le preguntó Changjo a Jaehyo mientras señalaba a Yu Kwon.
- Ellos- inclinó la cabeza asintiendo. Los ojos de Changjo se abrieron como platos mientras Jongin sonreía. De alguna manera el rudo Alfa ya lo sabía.
- Bueno, maldita sea - dijo Changjo con asombro. Changjo se reclinó en su silla, mirando a las parejas de Jaehyo. -Tengo que hablar contigo acerca de ellos, de... ya sabes.
-Tú dices en mi cara - Yu Kwon miró a Changjo. -Yo saber lo que tú hablar sobre mí.
Él era inteligente también. Jaehyo le dio un ligero tirón a las manos de Yu Kwon, intentando acercarlo más. El pequeño humano lo siguió al principio, hasta que se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
Yu Kwon se miró las manos por un momento y luego a Jaehyo antes de jalarlas para liberarlas. Jaehyo las dejó marchar, sintiendo la pérdida inmediatamente. -Tú hombre.
-Lo soy- admitió Jaehyo. -También lo eres tú- sonrió. Él no hizo ningún movimiento con su brazo izquierdo. La mano de Min Hyuk aún descansaba allí. Jaehyo podía sentir los dedos de su frágil pareja apretándole ligeramente.
No estaba seguro de si era para decirle que tuviese paciencia con Yu Kwon o si estaba sintiendo una conexión. Jaehyo deseaba que fuera lo último. De alguna manera sabía que tendría que ser cuidadoso con estos dos.
Aunque Yu Kwon era valiente y fuerte, Jaehyo podía ver la soledad en sus ojos, y eso le rompía el corazón. Esta pequeña pistola iba a necesitar ser manejada con cuidado. Min Hyuk iba a necesitar ayuda para crecer. El humano parecía un cervatillo asustadizo, preparado para huir al primer signo de confrontación.
La mano de Min Hyuk lentamente bajó hasta que sus dedos descansaron en la palma de la mano de Jaehyo. Las pestañas de su pareja descendieron mientras sus mejillas cogieron un delicioso color rosa. El corazón de Jaehyo se aceleró por la aceptación de Min Hyuk. Cuando entrelazó sus dedos con los de Min Hyuk, dándole un ligero apretón, Min Hyuk se acercó de buen grado y con sus piernas tocó los muslos de Jaehyo. No podía dejar de mirar al hermoso joven. Min Hyuk le robó una mirada y rápidamente la bajó para mirar sus manos. Jaehyo sonrió ante la timidez del hombre.
-No - Yu Kwon arrancó a Min Hyuk de Jaehyo, con su frágil pareja aullando. Jaehyo quería poner a su otra voluntariosa pareja sobre sus rodillas y darle un buen azote. -Tú no tocar él, nunca.
Jaehyo notó el fuego en los ojos de Yu Kwon, la locura en ellos le decía que se retirase. Jaehyo le hizo caso. Sólo sus parejas podían tener ese efecto en él. Si Yu Kwon no lo fuera, el pequeño hombre estaría recogiendo trozos de él mismo esparcidos por el suelo, por quitarle a su frágil pareja. Pero él lo era, así que se retiró. Podía ver la confusión en los ojos de Min Hyuk mientras Yu Kwon lo sostenía fuertemente apretado. El fuerte anhelo hizo a Jaehyo querer agarrarlo y volver a tenerlo. Lo único que lo paraba, era la fiereza en la mirada de Yu Kwon. Por ahora permitiría a Yu Kwon tener la sartén por el mango.
-Um, ohhh - dijo Ricky. -Creo que estos dos tienen que venir conmigo antes de que el vampiro bueno se coma a Yu Kwon.
-¿Vampiro? - Yu Kwon lo miró con confusión, Min Hyuk con palpable asombro. ¿Tú conoces Insoo?
- Sí-asintió Jaehyo. Insoo debió haber pertenecido a otro aquelarre, pero Jaehyo era perfectamente consciente del vampiro residente en la casa de Changjo.
Yu Kwon se mofó. -Sabía que tú no bueno.
De acuerdo, puede que admitir que conocía al joven no fue tan buena idea. Jaehyo pensó que lo sería, pero aparentemente, a su compañero no le gustaba Insoo. «Simplemente,genial». Caminó directamente a encararlo a él primero.
Jaehyo se dio cuenta por el rabillo del ojo, que Changjo movía su cabeza de Jongin a Ricky, diciéndoles que lo siguieran. La puerta se cerró lentamente mientras los tres salían, dejándolo a solas con sus parejas.
-¿Por qué no te gusta Insoo? -Jaehyo le preguntó. Si ese vampiro había cometido alguna fechoría hacia sus compañeros, Jaehyo iba a tener una cercana y muy personal conversación con él.
-Él mezquino- espetó Yu Kwon.
Jaehyo podía ver a Min Hyuk con el ceño fruncido y dando una leve negativa con su cabeza.
Así que Yu Kwon estaba mintiendo. Tendría que enseñarle a su compañero que la mentira era inaceptable. Por ahora trataría de conocerlos. Pero una vez que estuvieran bajo su techo, su pareja tendría que aprender el valor de decir la verdad.
Las manos de Yu Kwon aflojaron poco a poco la presión en Min Hyuk, y su frágil pareja avanzó un paso más cerca de Jaehyo. Min Hyuk miró hacia Yu Kwon y viendo que no estaba siendo vigilado, avanzó otro paso.
Jaehyo podía ver la adoración en los ojos de Min Hyuk y se preguntaba por qué lo miraba de esa forma. Se acababan de encontrar. Incluso aunque el joven supiese quién era, le llevaría un tiempo antes de que se formasen sentimientos. No habría ningún vínculo entre ellos hasta que consumasen la unión.
Jaehyo bajó lentamente su brazo a un lado mientras se sentaba allí, con su dedo índice curvándose ligeramente, le indicó a Min Hyuk que lo quería con él. Sus ojos seguían fijos en los de Yu Kwon, observando a su fiera pareja, mientras Min Hyuk daba otro paso.
-¿Por qué viniste a la oficina de Changjo? - Jaehyo volvió a hacer su pregunta original.
- Dong Jun -respondió Yu Kwon.
-¿Y quién es Dong Jun? - preguntó mientras Min Hyuk daba otro paso hacia él. Tuvo que luchar por evitar la sonrisa que se le formaba en su cara, mientras los ojos de Min Hyuk iban de él a Yu Kwon.
-Tú tienes muchas preguntas para extraño.- El ojo derecho de Yu Kwon se cerró ligeramente, mirando a Jaehyo de manera sospechosa. -¿Tú policía?
Jaehyo se rió esta vez. Su pareja tenía una voluntad muy fuerte.
Esos dos eran como el día y la noche, pero eso sólo podía significar que se equilibraban el uno al otro. No podía esperar que Hong Bin e Jun se encontrasen con Yu Kwon. El Príncipe tenía la sensación de que los sacaría de sus casillas en cada ocasión que tuviese. Bien. Ambos estaban empezando a actuar según sus edades y no era divertido. Sus confiables vampiros podían necesitar un pequeño detonador, y Yu Kwon era exactamente la persona que los haría explotar.
Por primera vez en siglos, Jaehyo estaba excitado. Quería llevar a sus parejas a casa y mostrarlos con orgullo a su aquelarre.
Te veo, Min Hyuk- Yu Kwon dijo con lenta y melodiosa voz—.Retírate.
Jaehyo quería gruñir cuando Min Hyuk le hizo caso a Yu Kwon. Estaba cansado de tener que esperar para sostener a alguno o ambos.
-¿Por qué no dejas que lo decida él?- le preguntó a Yu Kwon. Jaehyo tenía curiosidad por ver la reacción de su pareja más valiente. Nunca había visto a nadie actuar de forma tan posesiva, a menos que Yu Kwon y Min Hyuk ya fueran amantes.
Jaehyo quería hacer pucheros por haber quedado fuera del juego. Él quería ser su amante también. Se dio cuenta de que Min Hyuk sería más fácil de convencer que Yu Kwon.
¿Cuál era su historia? ¿Qué era lo que Changjo quería decirle?
Prefería oírlo de esos dos, pero tenía la sensación de que sería como tratar de sacarle un diente a un león.
Puede que Changjo fuera la mejor alternativa. Jaehyo quería saber qué significaba la mirada atormentada en los ojos de Yu Kwon. Tanto como quería preguntárselo al Alfa, Jaehyo sabía que debería esperar a que sus compañeros se lo dijesen.
- Él no decide. Yo lo hago. He dicho tú no tocarle o te pateo el culo.
Visiones de él y Yu Kwon luchando, desnudos y húmedos, tenían la polla de Jaehyo creciendo extremadamente dura. Tal vez Min Hyuk podría ser el árbitro, desnudo, claro está. No había estado tan jodidamente caliente en mucho tiempo.
-Min Hyuk-Jaehyo se giró hacia su frágil pareja con una ceja levantada, -¿qué es lo que quieres tú?
Min Hyuk miró a Yu Kwon y después a Jaehyo de nuevo. Los ojos del jovencito le dijeron todo. Él quería a Jaehyo. -Por favor
Min Hyuk negó con su cabeza mientras miró hacia otro lado.
Bueno. Así que a su pareja no le gustaba tomar sus propias decisiones.
Jaehyo sentía cómo aumentaba su deseo de proteger al jovencito, aunque fuese Yu Kwon quien tratase de dominar al asustadizo cervatillo.
No le gustaba la forma en que Min Hyuk temblaba al permanecer cerca de Yu Kwon. No le sentaba bien, y estaba preparado para darle a Yu Kwon ese azote. Jaehyo sabía que era un extraño para ellos y que estarían recelosos con él. Lo que no tenía sentido era la hostilidad que Yu Kwon estaba mostrando.
Jaehyo tenía una profunda necesidad de sondear la mente de Yu Kwon y buscar en sus recuerdos para poder encontrar la raíz de su ira. Pero no podía invadir la mente de su pareja sin su consentimiento. Aún no se había ganado esa confianza. Ir curioseando era un modo seguro de perderla antes de haberla ganado.
- Dime, Yu Kwon- Jaehyo suspiró mientras se giraba hacia su fiera pareja. - Dime por qué estás tan enfadado.
Yu Kwon cerró los puños a ambos lados gruñéndole a Jaehyo, con una mirada de pura rabia en la cara.
No- Min Hyuk tiró de Yu Kwon.
Jaehyo no estaba seguro si la palabra era para parar el avance de Yu Kwon o para silenciarlo. Los miró a los dos, estudiándolos por un momento. Min Hyuk tenía lágrimas decorando sus gruesas pestañas mientras tiraba otra vez de Yu Kwon.
-Por favor.
La cabeza de Yu Kwon se dirigió bruscamente hacia Min Hyuk, y sus rasgos se suavizaron cuando vio sus lágrimas. -Min Hyuk-. su voz era tensa, de disculpa. Su mano ahuecó la cara de Min Hyuk con ternura. -No llores, Min Hyuk.
Parecía como si el corazón de Yu Kwon se hubiese roto en mil pedazos cuando una lágrima salía del ojo de Min Hyuk.
Sus manos se acercaron y limpiaron la lágrima del cervatillo mientras se giraba y miraba a Jaehyo. Demonios si Jaehyo no estaba fascinado con la escena que se estaba desarrollando allí ante él. Era un enigma que quería resolver, y tuvo que aplacar el impulso de agarrar a su cervatillo y consolarle.
Nunca antes había visto tantas emociones encontradas en los ojos de un hombre. Le rompió el corazón mirar a Yu Kwon.
-Nosotros usados para sexo y dolor. No puedes tenernos.
continuara...