Min Hyuk bailaba con Kikwang. Diablos, estaba teniendo el mejor momento de su vida. No había nadie aquí para decirle que no podía hacer algo. Y lo más extraño fue, que incluso Yu Kwon parecía más relajado una vez que estuvieron aquí.
Levantó la vista hacia la sala encima del bar y vio a Yu Kwon y Jaehyo hablando. Min Hyuk se preguntó si podría hablar con Jaehyo de la misma forma en que el Príncipe había hablado con él. «Mírame».
Se sorprendió cuando la cabeza de Jaehyo dio la vuelta y sus ojos estuvieron fijos en Min Hyuk. «Muéstrame». -Una sonrisa se formó en la cara de Jaehyo.
Min Hyuk había estado observando la forma en que la gente bailaba. Empezó a girar sus caderas y su cuerpo cobró vida. Sus manos rozaban su cabello, levantándolo y dejándolo caer poco a poco mientras hacía todo lo posible para bailar seductoramente para el Príncipe.
¿Por qué no podían él y Yu Kwon ser como los lobos? Min Hyuk sentía envidia de los miembros de la manada que ya habían encontrado a sus parejas. ¿Podría tener a dos? Si pudiera, rezaba porque fueran Jaehyo y Yu Kwon. No sería justo si no pudiera tenerlos a los dos.
«Baila para mí, cervatillo».
Los labios de Min Hyuk se entreabrieron mientras cerraba sus párpados dejando una mínima rendija en ellos. «Estoy bailando para ti». Podía sentir el pulso de la música vibrar, a través de él.
Era como si la música estuviera en su interior, por lo que su cuerpo se movía a un ritmo destinado sólo a los dos hombres que lo miraban desde el segundo nivel.
Y Yu Kwon estaba viéndolo. Sus ojos ardían de deseo. Min Hyuk se preguntó si alguna vez Yu Kwon haría algo con respecto al deseo que sentía por él.
-Nunca había bailado con un Príncipe antes -dijo Kikwang, mientras bailaba alrededor de Min Hyuk-. Me hace sentir especial.
Min Hyuk apartó la vista de los hombres por encima de él y la centró en el hombre que estaba a su lado. -¿De qué me estás hablando?
-Tú, tonto. Eres un Príncipe.
Min Hyuk dejó de bailar y miró al chico. A él le gustaba Kikwang. Era divertido tener al hombre cerca, pero parecía que estaba loco también. -No soy un Príncipe.
Kikwang también dejó de bailar y ladeó la cabeza. -Pero, el Príncipe Jaehyo nos anunció a todos que eras su pareja y que no teníamos permitido beber de ti.
Min Hyuk azotó la cabeza en dirección a los dos hombres sentados en el segundo nivel. ¿Podría ser verdad? ¿Eran Jaehyo y Yu Kwon sus parejas? ¿Por qué ellos no le dijeron eso?
-¿No lo sabias? -Kikwang le preguntó en voz baja-. Oh, demonios. Estoy en un gran problema ahora.
Min Hyuk fue vagamente consciente de que Kikwang había salido corriendo. Pasó por alto su huida ya que se quedó mirando fijamente a los dos hombres. La cabeza de Jaehyo lentamente se volvió hacia él, y sus ojos brillaban con gozo mientras miraba a Min Hyuk.
«¿Es eso cierto?».
«¿Qué es cierto, cervatillo?».
«¿Que soy tu pareja?»
«Ven aquí, Min Hyuk. Tenemos que hablar».
Debería sentirse feliz. ¿Acaso no era eso lo que estaba deseando? Un pensamiento lo golpeó y comenzó a entrar en pánico. ¿Qué pasaría si él fuera el único? ¿Qué pasaría si no era pareja también de Yu Kwon y Jaehyo lo alejaba de él con el paso del tiempo? Eso dejaría a su amigo devastado. Yu Kwon ya había tenido que pasar por mucho.
Min Hyuk no podía soportar la idea de que Yu Kwon no hiciera parte de esto. Min Hyuk cambió de parecer en el último segundo. En lugar de subir por las escaleras, fue en dirección hacia los cuartos oscuros. No podría enfrentar a su amigo si el Príncipe le dijera que él era su pareja y Yu Kwon no.
Rápidamente abrió una puerta y corrió dentro de una de las habitaciones. Cerró la puerta y se echó hacia atrás. Cuando miró a su alrededor, Min Hyuk tragó saliva. Su mente estaba tan confusa que se había olvidado de que supuestamente no debía volver por acá.
Un hombre estaba colgado en el centro de la habitación con un antifaz negro en la cabeza...totalmente desnudo. Min Hyuk no estaba seguro de lo que estaba pasando, pero no quería quedarse a mirar.
Agarró el mango de la puerta y salió corriendo fuera de la habitación, para estrellarse contra una pared de ladrillos.
-Whoa, Principito. ¿Qué pasa aquí?
Era D.K.. Jaehyo le había dicho que este muy musculoso vampiro iba a mantener un ojo sobre él, así podría disfrutar sin que nadie lo molestara. -Nada.
-No creo que debas estar aquí. ¿Por qué no volvemos?
-Sam pasó por detrás de Min Hyuk y les pidió disculpas a los hombres que estaban dentro de la habitación antes de cerrar la puerta.
Min Hyuk no había notado que había más de un hombre ahí dentro. Debió haberlo recordado desde la última vez que alguien intentó someterlo.
-¿Qué está sucediendo?
Min Hyuk miró sobre su hombro para ver al Príncipe venir hacia ellos, con Yu Kwon a su lado. Los dos parecían sombríos, mientras se acercaban. ¿Por qué Yu Kwon tenía un aspecto diferente? ¿Como si estuviera a cargo?
-Solo se perdió, no hay daño, Príncipe -le aseguró Sam a Jaehyo.
-¿Min Hyuk?
Min Hyuk cerró los ojos cuando escuchó la voz de Yu Kwon. ¿Tendría que renunciar a su amigo? Le dolía el corazón de solo pensar que tuviera que hacerlo. Habían sido muy buenos amigos desde que llegaron con Changjo. No quería perderlo. Se había enamorado del hombre y no podía imaginar un día sin él.
«¿Yu Kwon es mi pareja también?»
Había un tenue brillo de diversión en los ojos de Jaehyo, cuando miró a Min Hyuk. -¿Es eso lo que te preocupa?
Min Hyuk asintió, mirando desesperadamente a Jaehyo y luego a Yu Kwon.
-Lo es.
El corazón de Min Hyuk estalló de alegría por la noticia. Él no iba tener que renunciar a Yu Kwon. De pronto fue golpeado con visiones de ellos tres juntos haciendo el amor y al instante se puso duro ahí de píe. La idea de estar con ambos al mismo tiempo le emocionaba a morir, y jodidamente le aterraba también.
Yu Kwon se adelantó y tomó la mano de Min Hyuk, llevándolo de nuevo hacia la multitud. -Creo que te había dicho que no volverías ahí.
Min Hyuk no estaba seguro de cómo responderle a Yu Kwon. Era cierto. Ya se lo había advertido. Pero cuando pensó que tendría que renunciar a su amigo, se sintió devastado y no lo pensó. -Lo siento, Yu Kwon.
Yu Kwon se detuvo y dio media vuelta, acunando la cara de Min Hyuk. -No quiero que nada te suceda. Si uno de esos hombres intentara hacerte daño... -Yu Kwon cerró los ojos brevemente antes de volverlos a abrir y concentrarse en Min Hyuk. Sus ojos eran convincentes y magnéticos. Min Hyuk no podía apartar la mirada-. Por favor no vuelvas ahí de nuevo.
-No lo haré -prometió Min Hyuk mientras se miraban el uno al otro. Su corazón latía en su pecho. Quería que Yu Kwon se acercara y lo besara con tanta fuerza que su cuerpo vibraba por la emoción reprimida. Su boca se torció, queriendo desesperadamente que Yu Kwon cerrara la brecha entre ellos.
Cuando Yu Kwon comenzó a retroceder, Min Hyuk sintió ganas de llorar de frustración. Ya basta. Estaba cansado de esperar. Min Hyuk agarró a Yu Kwon por el cuello de la camisa y tiró de él hacia adelante, devorando su boca como si fuese un hombre muerto de hambre.
Yu Kwon se puso rígido por un segundo y luego se pegó a Min Hyuk, enterrando los dedos en su cabello. Min Hyuk se entregó libremente a la pasión del beso. El cuerpo de Yu Kwon se meció contra él, y pudo sentir la erección de su amigo.
Min Hyuk se abrió, chupando la lengua de Yu Kwon, quitando sus dedos de la camisa de Yu Kwon y envolviendo sus brazos alrededor de sus hombros.
Gimió en la boca de Yu Kwon, orando para que su amigo no se apartara. Min Hyuk había soñado con este momento. Tantas noches se había acostado en su cama imaginando que Yu Kwon entraba en su habitación y lo tomaba.
-Hazme el amor -rogó Min Hyuk contra la boca abierta de Yu Kwon-. Por favor -gimió.
Min Hyuk se quedó sin aliento cuando el club desapareció y un dormitorio los rodeaba. La habitación estaba a oscuras, iluminada sólo con velas rojo sangre. Había una gran cama con dosel en el centro con sábanas de satén negro.
Yu Kwon caminó con él hacia atrás hasta que sus rodillas golpearon la cama. -¿Cómo?
Yu Kwon negó con la cabeza. -No importa.
-No me alejes. Por favor. Muéstrame cuánto te importo -dijo Min Hyuk mientras se acostaba en la cama, empujando sus pantalones hacia abajo por sus piernas y quitándose los zapatos, para luego patear sus jeans quitándoselos del todo.
-No quería utilizarte como todos esos hombres lo hicieron.
-Yu Kwon se puso encima de él, sus ojos suplicantes mientras miraba a Min Hyuk-. No quería hacerte eso a ti.
-Sé gentil. Eso es todo lo que necesito de ti. -Min Hyuk se acercó y agarró a Yu Kwon desesperadamente, tirando al hombre fuerte encima de él-. Te quiero. -Apretó su expuesta polla contra Yu Kwon.
-Min Hyuk -Yu Kwon susurró mientras acunaba el rostro de Min Hyuk, sus ojos buscaban los de Min Hyuk.
Min Hyuk no quería correr ningún riesgo de que Yu Kwon cambiara de opinión, por lo que reclamó los labios de Yu Kwon, sintiendo su aterciopelada suavidad mientras Yu Kwon lo besaba lenta y embriagadoramente.
Min Hyuk alcanzó entre ellos la dura polla de Yu Kwon tomándola entre sus manos, frotándolas arriba y abajo por el endurecido eje.
Yu Kwon gimió mientras empujaba sus caderas contra las manos de Min Hyuk. -Eres tan hermoso, Min Hyuk.
-Entonces demuéstramelo -le rogó. Su corazón se apretó cuando Yu Kwon se apartó. Min Hyuk temía que Yu Kwon se hubiera arrepentido. La garganta se le secó cuando Yu Kwon comenzó a desnudarse. Rápidamente se sacó la camisa sobre su cabeza, arrojándola a un lado mientras sus ojos se fijaban en lo que estaba haciendo Yu Kwon.
Cuando se bajó los pantalones, Min Hyuk gimió. Su polla era perfecta. Min Hyuk saltó hacia adelante, abrió su boca, y envolvió con sus labios la húmeda cabeza. El sabor de Yu Kwon estalló en su boca mientras chupaba el pre-semen que salía de la ranura.
-Min Hyuk -gritó Yu Kwon, mientras sus manos sujetaban la cabeza de Min Hyuk. Él trató de apartarse, pero Min Hyuk no se lo iba a permitir. Había esperado demasiado tiempo para este momento como para que Yu Kwon se alejara.
Oyó un gruñido y luego las caderas de Yu Kwon golpearon contra la cama, entrando su pene más profundo entre los labios de Min Hyuk. Yu Kwon empujó a Min Hyuk en la mitad de la cama, llevando sus piernas hacia atrás y zambulléndose en el sabor de su agujero.
-Yu Kwon -gritó cuando un torbellino de sensaciones corrió a través de él-. Sí -maulló cuando sintió un dedo deslizándose dentro de él. Min Hyuk tenía que estar soñando. Esta era una fantasía hecha realidad.
Yu Kwon continuó bañándole el culo con su lengua mientras empujaba otro dedo. Min Hyuk se estaba volviendo loco. Agarró su pene, apretándolo con su mano cuando casi se viene. La sensación que corría a través de él era de puro amor.
Amaba a Yu Kwon y quería que su amigo lo trajera de nuevo a la vida. Min Hyuk creía firmemente que Yu Kwon podía borrar su pasada experiencia y salvarlo. Y eso era lo que precisamente Yu Kwon estaba a punto de hacer por él. Salvarlo de la última experiencia sexual en la que había tenido que participar sin haberlo querido.
Min Hyuk se empaló a sí mismo mientras Yu Kwon insertaba un tercer dedo. Quería que su pronto-a-ser-amante estuviera dentro de él desesperadamente. -Por favor.
Yu Kwon mordió a Min Hyuk en la parte interna de su muslo, calmando el ardor con la lengua. Yu Kwon se levantó, mirando a Min Hyuk con tanto amor en sus ojos. —¿Estás seguro?
-Sí, por favor. -Agarró a Yu Kwon, acomodando sus caderas, su cuerpo le pedía a gritos ser llenado. Sus ojos se cerraron mientras Yu Kwon lentamente entraba en él. Min Hyuk tenía ganas de llorar porque se sentía tan bien, tan correcto.
Yu Kwon cubrió con su cuerpo a Min Hyuk, sus fantasmales manos sobre Min Hyuk cuando fijó sus caderas. Min Hyuk respiró profundamente para tratar de aguantar la quemadura, esperando a que su cuerpo se adaptase a la invasión. -Te amo, Yu Kwon -le susurró mientras abría los ojos-. Te he amado siempre.
Yu Kwon cerró los ojos en esta ocasión. Min Hyuk pudo sentir un estremecimiento atormentar el cuerpo de Yu Kwon. -Te amo tanto, Min Hyuk, que a veces hasta duele.
-Me amas.
Yu Kwon tomó posesión de sus labios mientras sus caderas iniciaron un lento y rítmico movimiento de balanceo. Min Hyuk arqueó su espalda, alzando un poco su parte baja por lo que Yu Kwon pudo ir un poco más profundo. Min Hyuk levantó las piernas y luego las envolvió alrededor de Yu Kwon, mientras sus manos acariciaban la cabeza de Yu Kwon.
Ese era el lugar donde él había soñado estar. En los brazos de Yu Kwon mientras su amigo le hacía el amor dulcemente. Atrás quedó el último cruel acto que había experimentado, sustituido por las tiernas caricias del hombre que amaba.
La mano de Yu Kwon se deslizó por un lado de su cuerpo con un toque tan liviano como si fuera hecho con una pluma. La cabeza de Min Hyuk cayó hacia atrás cuando Yu Kwon comenzó a besarle el cuello. -Sabes tan rico, Min Hyuk. -Sacudió las caderas cuando Yu Kwon empezó a chupar su manzana de Adán.
Min Hyuk vio con ojos desconcertados cómo Yu Kwon se levantó en sus manos y comenzó a empujarse un poco más fuerte. Min Hyuk gritó cuando su cuerpo se retorció a causa de Yu Kwon.
-Eso es, Min Hyuk, disfruta. Siente el placer de esto.
Min Hyuk se sentía tan inexperto y expuesto, debajo de Yu Kwon y a la vez tan amado. No era virgen cuando fue secuestrado, pero ni una sola de sus experiencias o combinadas sumaba lo que Yu Kwon le estaba haciendo a su corazón y a su cuerpo justo en este momento.
Las manos de Yu Kwon se deslizaron debajo del culo de Min Hyuk, levantándolo mientras se enterraba más profundo. Min Hyuk hundió los dedos en las sábanas de satén gimiendo. Agarró su pene, acariciándolo al mismo ritmo de Yu Kwon.
-Córrete para mí, Min Hyuk.
Su cuerpo se puso rígido cuando lanzó semen de color blanco nacarado de su polla. Min Hyuk gritaba el nombre de Yu Kwon mientras su cuerpo explotaba.
-Así, Min Hyuk -Yu Kwon gritó mientras llenaba a Min Hyuk con su caliente semilla. Su amante agarró a Min Hyuk, tirando de él a sus brazos-. Yo no soy un monstruo.
-No. -Min Hyuk pasó sus manos a lo largo de la espalda de Yu Kwon-. Tú eres mi salvador.
Jaehyo sonrió desde la esquina de la habitación. Finalmente se habían unido. Sabía que este tiempo era solo para ellos dos. Los tres podrían llegar a estarlo lentamente.
No había tomado a Min Hyuk la noche en que lo visitó porque quería que Yu Kwon estuviera con él primero. Ellos dos necesitaban enlazarse. Él lo sabía.
Jaehyo desapareció de la habitación y volvió a aparecer frente a su puerta. D.K. y TAe Ho estaban ahí de pie a cada lado de la puerta. -Nadie puede entrar ahí, los pequeños Príncipes no deben ser perturbados. -Los dos guardias se inclinaron, mirando al frente.
Jaehyo se veía complacido con la elección de los guardias por parte de Hong Bin, a pesar de que sabía que habían sido sugeridos por Jun. Los dos hombres detrás de la puerta necesitaban tiempo para disfrutar del resplandor de su sexo, tiempo para abrazarse, y tiempo para fortalecer su vínculo.
Jaehyo volvió al club, a sabiendas de que sus parejas estarían tranquilos y a salvo. Vio a su segundo y tercero por el bar. Se sintió aliviado al ver que nadie se acercaba a él, ofreciéndose a sí mismo.
Todo su aquelarre sabía que estaba fuera de los límites ahora. Ellos no estaban contentos con eso, pero él estaba contento de haber encontrado a sus compañeros.
-Envié a Si Hyoung -dijo Hong Bin mientras tomaba un trago de su bebida-. Espero que esto funcione.
-Así será. Mi compañero es muy inteligente.
-Sí que lo es -coincidió Jun-. ¿Has pensado en hacerlo tu Consorapagno?
Jaehyo tenía que hacerlo. Sin embargo, eso era algo que él no iba a compartir con sus hombres en este momento. Para hacerlo un igual ante sus hombres de modo que ellos acataran sus órdenes en ausencia de Jaehyo, ellos tendrían primero que incluirlo en todas las reuniones y escuchar cualquier orden que Yu Kwon les diera. Así era como realmente se convertiría en un igual de Jaehyo.
Su compañero era fuerte, inteligente y capaz de tomar decisiones en el acto. El destino había hecho bien al emparejarlos a los dos. Y Min Hyuk era la recompensa del destino, alguien para equilibrar a los dos machos alfa.
Su pequeño cervatillo les daría lo que les hacía falta, y a cambio ellos le darían a Min Hyuk su protección y su fiera lealtad.
-He pensado en ello -dijo Jaehyo al recibir el vaso de crimson de Jae Kyung.
-Kikwang está tratando de salirse del juego, pero aun así ha estado buscando a Min Hyuk. -Jun se rió entre dientes-. Creo que tu pareja tiene un admirador.
Jaehyo se echó a reír suavemente. -Los dos son el uno para el otro como amigos. Tal vez eso pueda hacer que Kikwang salga de su caparazón.
-Uno sólo puede esperar. -Jun sonrió.
Jaehyo esperaba que Kikwang encontrara a un compañero con mucha paciencia. El joven era un revoltoso. Algunos de los miembros de su aquelarre ya estaban emparejados, pero la mayoría aun no lo estaban. Era muy difícil encontrar a tu otra mitad, cuando se vive en la oscuridad y el resto del mundo en la luz.
-¿Min Hyuk va a volver esta noche? -Jun preguntó.
-Probablemente no, ¿por qué?
Su tercero sonrió mientras sacaba un puñado de collares que brillaban en la oscuridad en una gran variedad de colores.
-Pensé que le gustaría tenerlos. Un tipo los estaba vendiendo fuera del club.
-Guárdaselos. Él volverá mañana en la noche. -Jaehyo planeaba hablar con ellos, acerca de su traslado hasta su mansión finalizando la semana. Lo mataba estar separado de ellos, y no era capaz de protegerlos durante las horas de luz en el día.
A pesar de que era el vampiro original, el más antiguo, el sol lo debilitaba. Sería mejor si tuviera a sus compañeros bajo su techo. Estaban en su cama ahora mismo, y pensaba dejarlos dormir allí por todo el tiempo que necesitaran esta noche.
-¿Qué diablos está haciendo Tae Yong? -Hong Bin volteó la cabeza hacia el vampiro. Parecía que estaba en un acalorado debate con el Dom que le había puesto el collar a Min Hyuk, sin éxito.
Los tres vieron cómo Tae Yong descubría sus colmillos ante el ser humano. El vampiro podía mostrar su verdadera forma frente a los humanos. Rome, quien era el guardián de la única salida, borraba las mentes de los humanos que salían. Ellos recordaban su noche en el club, pero no recordaban que era de propiedad y operado por vampiros.
-¡Oh, mierda! -Jun y Hong Bin atravesaron la habitación, mientras que uno agarró a Tae Yong el otro agarró al humano. Jaehyo suspiró uniéndose a ellos.
-¿Qué es lo que está sucediendo aquí?
Tae Yong siseó hacia el humano. -Él quiere a su sumiso de vuelta. Dice que va a traer problemas aquí, si no se lo traen.
-¿Y quién es el sumiso? -Jaehyo cuestionó.
Tae Yong frunció el ceño mientras amenazaba con sus colmillos al humano. -Min Hyuk.
La ira de Jaehyo se disparó hasta las nubes. Apenas pudo contenerse de matar al humano al lanzar su mano en su dirección. En lugar de eso la presionó sobre su cabeza borrando todos los recuerdos de Min Hyuk y su club de la memoria del hombre. -¡Lárgate de aquí!
Tae Yong fue puesto en libertad, tomando al humano y arrastrándolo hacia la puerta. A Jaehyo no le importaba lo que hiciera Tae Yong con él una vez fuera de las paredes de su club. Nadie reclamaba lo que era suyo.
Desapareció rápidamente del Club y se materializó en su dormitorio, checando a sus parejas. Ambos estaban profundamente dormidos, uno en los brazos del otro.
Tae Yong arrojó al idiota a un lado del club. -No vuelvas a traer tu culo hasta aquí.
El hombre tropezó alrededor mientras se abría paso por el callejón. Nunca entendería la estupidez de algunas personas. ¿El Príncipe de los vampiros le dijo que se alejara y el hombre fue lo suficientemente suicida como para volver? Incluso cometió el error de acercarse a Min Hyuk. El hombre era absolutamente impresionante…pero fuera de los límites lo que aprendió rápidamente.
Bien que le hayan borrado los recuerdos de esta noche al humano, pero aun así. Su cabeza giró bruscamente cuando escuchó ruidos provenientes de detrás del contenedor de basura. Tuvieron problemas con los humanos que venían aquí y usaban drogas.
Ninguno de ellos era admitido. Esto podía ser un club para alimentarse, pero se aseguraban de que sus donantes estuvieran a salvo. Al igual que se aseguraban de que todos los sumisos que jugaban aquí estuvieran a salvo también.
Tae Yong caminó hacia allí, guardando silencio mientras investigaba la procedencia del ruido. Si era un drogadicto, haría que se fuera hacia otro lugar. No quería hacerles daño, o quitarles lo que estaban usando. No era asunto suyo si querían perder la vida con las drogas callejeras.
Su responsabilidad era mantener seguros los alrededores del club. Lo que era trabajo de todo el aquelarre. Si la gente tenía miedo de venir, entonces la comida escasearía.
El interés general era asegurarse de que los seres humanos siguieran viniendo, y una vez aquí, se les borraba la memoria solo un poco para cuando se iban.
Tae Yong amaba a su aquelarre y haría lo que fuese necesario para protegerlos, junto con el Príncipe, y ahora los pequeños Príncipes.
Su ira se desbordó cuando llegó lo suficientemente cerca como para ver que se trataba de rebeldes y no de un drogadicto. Hubiera preferido tratar con uno. Había dos de ellos con un hombre flácido en sus brazos.
-Suéltenlo -ordenó Tae Yong.
-Oblíganos. -Uno de ellos se rio y comenzó a acercarse a él.
Tenían unas enormes jodidas bolas como para alimentarse estando tan cerca del Príncipe. Movió su brazo hacia el primero de ellos lo suficientemente estúpido como para caminar hacia él.
Los rebeldes eran realmente estúpidos. No trabajaban para ningún aquelarre y no tenían reparos en matar a sus donantes. Eso le molestaba a Tae Yong.
El vampiro cayó, agarrándose la garganta mientras la sangre salía a chorros de su yugular. Estaba sangrando demasiado rápido como para que pueda ser reemplazada.
Tae Yong dirigió su atención hacia el que tenía aun al humano apresado entre sus brazos. -Suéltalo.
-Vamos, ven por él -se mofó el vampiro.
Tae Yong agarró de un solo golpe al hijo de puta, asfixiándolo hasta sacarle la mierda al vampiro. -Te dije que lo soltaras.
El cuerpo del hombre cayó una vez que Tae Yong mató al vampiro. Iba a tener que conseguir a Rome o algún otro vampiro para que se encargara de estos dos.
Se arrodilló y sintió un fuerte pulso latiendo en el cuello del humano. Tae Yong checó la herida que los vampiros tan cruelmente le habían infringido y vio que sólo habían acabado de comenzar. El hombre no había perdido su color aún.
Tae Yong se inclinó hacia adelante y le lamió la herida hasta cerrarla, quedándose junto al hombre hasta que éste recobrara la conciencia.
continuara...